Desde hace meses lo imagino y desde hace meses lo hablamos entre nosotros. Ver cómo le va quitando la ropa poco a poco, cómo va desnudando su cuerpo acariciando cada zona nueva que descubre mientras yo miro sin perder detalle. Imagino la cara de ella sorprendida por mis gestos de aprobación y excitación. Lo sé, no siempre ha sido así. Al contrario, siempre he sido muy celoso, pero poco a poco, año tras año todo ha ido cambiando. Ahora todo es diferente. He madurado mucho y ahora quiero verla disfrutar. Con uno, con dos, con los o las que le apetezcan.
Todo empezó aquella noche en la que invitamos a cenar a una amiga mía y acabó con su cabeza entre sus piernas.
Mientras, yo disfrutaba casi más que ella al verlo. Sus caras de placer, la pasión con la que la acariciaba. Las ganas con las que le comía el coño. Eso me enseñó muchas cosas. Aprendí que el sexo es sexo y que lo nuestro es lo nuestro.
En fin, que me lío. Sé que esto último es mucho más difícil o casi imposible, porque pese a que me ha confesado que le gustaría sentir dos pollas llenando tu cuerpo, también sé que es más mi fantasía que la suya. También sé que será muy difícil encontrar a esa persona que nos dé la complicidad y confianza que nos gusta tener.