Como cada sábado, me rasuro la barba de la cara y el matojo de la entrepierna. Nunca se sabe quién te puede venir a visitar.
Mi verga de 17 cm, con el matojo rasurado, resalta más (parece un pollón congoleño). Las chicas me lo agradecen. Cuando me morrean los huevos y me besan el pubis, no tienen que andar escupiendo pelos cada dos por tres.
Mi esposa Sonia y yo nos hemos tomado un tiempo, pero la ciudad es tan pequeña que en ocasiones la veo en un pub dándose el lote con tres maromos al mismo tiempo. Cuando pasen dos o tres años, igual se le calma un poco la libido y volvemos... como si nada hubiera pasado. Tendrá muchas anécdotas que contarme, yo me pondré palote y me la trajinaré en plan empotrador, que es como a ella más le gusta.
Feliz sábado a tod@s y buen sexo