A veces me da miedo alegrarme, porque se que acecha algo, al volver la esquina. Así ha sido. Pensaba que ya la caja de la incertidumbre la podía cerrar, pero no. Tampoco el cajón de los calcetines, estos van a pares, combinan miedo y preocupación.
Pensaba que podía abrir al fin, la caja de la tranquilidad, pero no. Todavía, no.
Y no sé cuando.
A veces quisiera quitarme de encima ese chaquetón pesado de dudas, con los bolsillos llenos de insomnio.