En los primeros años de mis andanzas por internet me dio por curiosear en algunas redes sociales, de estas que ofrecían amistad con derecho a roce, en caso de gustarse ambas partes, lo principal era conversar sin perjuicio sobre todo de sexo.
Conocí a una chica joven, 23 años, yo tenía el doble, podía ser su padre, esta chica estaba buenísima, tenía subidas unas cuantas fotos provocativas a su perfil, con un comentario que decía que le gustaban los hombres maduros, más de 40, (yo pensé, en su gusto entro yo) la salude, al poco me devolvió el saludo, “hola, soy Laura, cómo estás” esto me dijo, entablamos una conversación amena, me dijo entre otras cosas que tenía novio, pero se aburría con él en el tema sexual, que le faltaba experiencia, no le gustaba hacer sexo oral, si alguna vez le había obligado a que lamiera su coño pronto dejaba de hacerlo e iba al aseo a enjuagarse la boca, en ese momento de espera ella se enfriaba y se enfadaba, por esto decidió buscar por la red.
Yo no la creía, ¡como a una chica tan linda no va a comerle el coño un tío, puuff, ni de coña. Le pregunté que donde residía, donde se encontraba en ese momento, me dio su ubicación y resulta que era de un pueblo cercano, menos de 50 kilómetros, le dije que iba a verla y conocernos personalmente, “estupendo, mañana tengo libre el día, si puedes tú, te espero” le dije que si, que a
media mañana estaba allí con ella.
Quedamos en un céntrico y sombrío parque lleno de árboles y de bancos para sentarnos, cuando llegue a él quedé maravillado, allí estaba la chica esperando, con un vestido claro de tirantes, era tal como se mostraba en las fotos, bajé del coche y nos saludamos con dos besos en las mejillas, nos dirigimos al Interior del parque a sentarnos en uno de los bancos, estábamos solos, no se veía a nadie por las inmediaciones, eran horas de trabajo.
La chica era guapa y tierna, su voz dulce, en cada minuto con ella más me enamoraba, mis deseos era besarla, comerle su boca, su cuello y sus tetas, hubo un tiempo que no la escuchaba, mi cabeza estaba fija en esa idea, la desnudaba mentalmente, hasta que me rodeó con su brazo mi tórax y me acercó a ella, su boca se pegó a la mía, sus labios le ardían, noté su lengua como buscaba la mía, me puse a temblar de la excitación de tener una chica tan bella y joven entre mis brazos, de esto a la locura, le saqué los tirantes del vestido, lo bajé por debajo de sus pechos, saqué ambas tetas del sujetador, comencé a mamarle los pezones, ella gemía y se dejaba hacer, metí mi brazo en izquierdo por debajo de su falda hasta tocar las bragas, ya las tenía caladas, los labios de su coño palpitaban, eran inmensos, aparte la tela y metí mis nudillos entre ellos, ella a la vez que gemía decía ¡¡si, si, sigue, me gusta mucho, tócame, mete tus dedos, dame placer, “cógeme” me muero de ganas!! Puuuff, menuda calentura tenía, a mi me daba apuro de hacerlo allí, le dije de ir al coche, podía pasar alguien, era el centro del día.
Nos levantamos, me dirigí hacia el coche, ella casi no lo asimilaba, estaba en un estado febril, abrí la puerta del acompañante, la coloque en el asiento como pude, arranque el coche y lo lleve a las afueras del pueblo, busqué una buena sombra, ella reclinó el asiento hacia atrás, se quedó casi tumbada, después bajó sus bragas, sacándolas por sus pies, yo abrí la puerta del lado de ella, cosa que aprovechó para sacar su pierna derecha, quedándose espatarragada entre el suelo del coche y la tierra, me estaba invitando a comerle su coño.
Eso hice, eche mi rodilla al suelo, gire un poco su cuerpo hasta ponerlo cómodo para llegar a ese deliciosa almeja, le chupe el coño como un poseso, sus gemidos eran gritos de placer, me baño la cara al menos cinco veces de sus corridas, yo perdí la noción del tiempo, más de una hora pasó en este estado, para mí parecieron unos minutos, ella quedó grogui, no se movía, me asusté, cuando la vi así la comencé a tocar la cara y llamarla, no respondía, pero respiraba, notaba sus latidos, esperé fumando un cigarrillo, después me fumé otro, cuando comenzó a moverse, intentaba de tocarme, me llamaba, ¿dónde estás? le respondí, ¿que te ha pasado? me dijo que no sabía, que era la primera vez.
La llevé a su casa, nos despedimos, yo me vine a mi pueblo, mantuvimos el contacto por teléfono y wahaps, resulta que era multiorgasmica, además de ninfomana, esto me hizo pensar que no sería bueno para mi, que me crearía adición, por lo que traté de olvidarla, ya no la volví a ver, con mucho esfuerzo la borré de mi memoria, al menos como objeto sexual. Ahora me queda la duda, que hubiera pasado de seguir viendo a esta chica, mejor no pensarlo, de seguro que hubiera acabado siendo utilizado para devaneo de su debilidad hacia el sexo.!!