De esto hace mucho tiempo, yo tenía 19 años, eran los tiempos de la abstinencia,
no habían móviles, ni internet, apenas
existían los teléfonos fijos en algún comercio importante de la ciudad, sitios públicos y en domicilios de gente pudiente.
En esos años comenzaron a salir las primeras revistas de destape, Interviú, Quince minutos, Lib, entre otras, no eran desnudos integrales, las modelos mostraban los pechos, pocas veces la zona de la entrepierna, acaso el pubis, entonces las chicas llevaban vello o pelo, como queráis decirlo, uno daba mucho trabajo a la imaginación.
Por esos años tuve varias novias, eran los tiempos de discotecas, la mayoría de las parejas de entonces se conocieron en estas "disco" al abrigo de las canciones "lentas" que así se les llamaba, donde una bonita melodía te ponía más salido que el voladizo de una esquina.
Recuerdo que baile con una chica que se pegaba a mí como una "lapa" no era lo normal, casi todas te clavaban los codos en tu pecho, para dejar que pasara el aire, ¡¡así lo decían ellas!! que corra el aire entre los dos, jajaja. Después de un buen rato bailando nos fuimos a un reservado, sitio oscuro donde se hablaba casi pegado al oído por el sonido de la musica, para no estar dando gritos. Del susurro pasamos a los besos, primero en la oreja, después en el cuello, la boca, labio con labio, después con lengua, hasta llegar a los pechos.
Ella llevaba una amplia falda, me atreví a meter mi brazo por ella, hasta llegar a sus bragas, la chica cerró los ojos, reclinó su cabeza sobre el respaldo del sillon, dejándose hacer todo lo que yo pretendía, con mis dedos aparte la tela que tapaba su raja, la note mojada, casi a punto de goteo, sus muslos eran un cienagal, mi mano se llenó de todo el jugo que de su coño brotaba, una barbaridad, sus labios vaginales parecían que estaban untados de grasa, mis dedos se adentraban en su hueco como en un tarro de gelatina, le metía dos de ellos, después tres, ese coño no tenía paredes, ella agarre con sus manos mi antebrazo y empujaba hacia su interior, junte mis dedos, simulando una punta de lanza, ella jadeaba, a la vez que empujaba mi brazo, note como pasó mi puño dentro de su cueva, así le estuve masturbando hasta que se corrió de gusto.
Después de unos orgasmos se quedó quieta, relajada, como dormida, yo la dejé estar, fui a la barra y me pedí un golpe, regrese y me pregunto aún con los ojos cerrados que donde había ido, le di de beber un trago de lo que llevaba, me sonrió y murmuró, "ha sido genial, me has dejado k.o.
Al rato salimos y la acompañe a su casa, me despidió con un beso en los labios, me dijo que volveríamos a vernos, se metió dentro del portal y me dijo adiós con la mano, yo volví a buscar a mis amigos.
Evité de coincidir con esta chica, creí que no me convenía, ya la conocía de verla otras veces por la disco, cada vez estaba con un chico diferente, lo que me hizo presumir de que me haría un cornudo, pero nunca conocí un coño tan jugoso, tan bien dilatado, tan grande y tan glotón.
Por todo esto siempre me ha quedado la duda si hice bien o no de renunciar a esta chica, si merecía la pena compartir ese manjar a cambio de una vida sexual plena y disparatada