Vicio en Estado Puro - Capitulos 001 al 002

heranlu

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Vicio en Estado Puro - Capitulo 001



Catrina estaba tomando una cerveza con Rosi en una terraza de su ciudad, Rosi le preguntaba:

-... ¿Y cómo va tu vida sexual, Catrina?

-Podría ir mejor.

-Una vez que se prueban cosas nuevas, luego se llegan a echar de menos.

-No es eso, que también.

Catrina vio venir por la acera a cuatro chicas que parecían las dueñas de la ciudad por su modo de caminar. Caminaban por La acera como las chicas de la película Jóvenes y brujas caminaba por el pasillo del colegio, solo que en vez de tres, eran cuatro y vestían monos negros deportivos, escotados y sin mangas, calzaban zapatillas deporte a juego y llevaban gafas de sol y bolsos al hombro. Catrina le preguntó a Rosi.

-¿Esas que vienen ahí no son tus amigas?

-Son.

-Por la forma de caminar parecen cuatro macarras.

-Su seriedad hace que se aparte la gente a su paso, pero todo es pantalla.

Al llegar a la terraza, las muchachas cogieron cuatro sillas y se sentaron a la mesa con ellas. Eli, que era de piel muy oscura, tetona, culona y de cabello rizo y corto, se quitó las gafas y le dijo a Catrina:

-Así que tú eres la nueva muñeca de Rosi.

A Catrina no le gustó lo que le había llamado.

-Yo no soy ninguna muñeca.

Llegó el camarero y les preguntó:

-¿Qué va a ser?

Le respondió Pili, que tenía el cabello marrón y largo, y que era morena, de ojos azules, delgada y con poco de todo, menos de belleza, que de eso iba sobrada.

-Seis gin tonics, y retira esa bebida de nenas.

El camarero le dijo:

-Son sesenta euros.

-¿Es que hay que pagar por anticipado?

-Quienes no son clientes, sí, en verano hay mucho fresco.

Echó la mano al bolso, sacó de la cartera un billete de cincuenta euros y otro de diez y se los dio. El camarero retiró las cervezas y los vasos, limpió la mesa y se fue.

Eli siguió hablando con Catrina.

-¿Ya te dijo Rosi cuál es la iniciación en nuestro círculo?

-Ni me dijo nada, ni quiero entrar en ningún círculo. -miró para Rosi- Me has traído engañada.

-Un poco, pero era para que conocieras en persona a mis amigas. Nadie te obliga a entrar en nuestro círculo, lo malo, para mí, es que no puedo volver a acostarme contigo si no entras, es una de nuestras reglas.

-Tú lo has dicho, lo malo es para ti.

Conchi, que era un bombón moreno, con el cabello negro, los ojos del mismo color y con mucho de todo, tomó la palabra.

-Una pena, eres aún más bella de lo que nos había dicho Rosi.

Regresó el camarero con las bebidas, las puso encima de la mesa y se fue a atender a otros clientes.

Catrina se levantó y se iba a marchar. Mari le dijo:

-No te vayas. Ya les dije que era apurar demasiado el naipe, pero nunca me hacen caso. Siéntate y disfruta del gin tonic. No te preocupes que nadie va a proponer nada más.

Catrina se sentó y no la volvieron a molestar, ni con el círculo, ni con la iniciación, ni con ninguna tontería hasta que a Eli con el tercer gin tonic se le calentó la boca.

-... El recuerdo más dulce que tengo yo, es cuando os corristeis las cuatro en mi boca el día de mi iniciación...

Mari, que tenía el cabello marrón y corto, carita de ángel y cuerpo de jamona, la cortó.

-No hables de la iniciación delante de Catrina.

Catrina era muy curiosa, y lo de que se corrieran las cuatro en la cara de Eli había despertado su curiosidad.

-Por mí que hable lo que quiera, como yo no me voy a iniciar...

Eli le tomó la palabra.

- El más placentero cuando me comisteis entre las cuatro y el más erótico cuando me follaron el coño y el culo, aquellos dos amigos de Pili.

Catrina le preguntó:

-¿Todo eso fue durante la iniciación?

-Sí.

Conchi le dijo:

-Eso y otras cosas.

Catrina seguía con ganas de saber.

-¿Quién fundó el círculo, Rosi?

-Pili y Conchi, de eso hace tres meses.

Conchi la corrigió.

-Cuatro meses.

-Cuatro meses de lujuria y pasión.

-Bueno, yo me voy yendo que ya estoy bastante contenta y podría acabar haciendo o diciendo alguna tontería. Llámame alguna vez, Rosi. ¿O es que tampoco puedes?

-Claro que puedo, te llamaré.

Al despedirse, se levantaron y la besaron todas en la mejilla.

Rosi le dijo:

-También me podrías llamar tú, si cambias de opinión.

-No pienso cambiar de opinión.

Eran las diez de la mañana, Benito, el marido de Catrina, con su bolsa de viaje en la mano, le dio un beso, y le dijo:

-El lunes estoy de vuelta. Pórtate mal.

-Sabes que no podría.

Luego de irse su marido, recibió una llamada de Rosi:

-¿Cómo vas bomboncito?

-Ahí andamos.

-Te noto desanimada... ¿Está a tu lado tu marido? ¿No estaré molestando?

-No estás molestando, y mi marido no está en casa. Tiene una reunión en Barcelona. Tengo el fin de semana libre.

-Anímate. Ven a pasarlo bien.

-Si fuera contigo sola, iría.

-Conmigo no te correrías diez o doce veces.

-Quítale alguna.

-¿Quitar? Eli se corrió quince veces, claro que tú no creo que tengas tanto aguante.

-Por supuesto que lo tengo, pero yo no quiero formar parte de ningún círculo.

-No serías la primera que se inicia y después no quiere quedarse en el círculo, nosotras no obligamos a nadie.

-No sé.

-Mejor que pasar el fin de semana sola...

-Eres una calienta bragas.

-¿Vendrás?

-Vale, iré. ¿A qué hora quieres que vaya?

-¿A las cuatro te viene bien?

-Sí, dame la dirección...

Catrina estaba desnuda y con los ojos vendados sobre la carpeta de una amplia habitación. Tenía los brazos y las piernas en asta. Las cinco del círculo, masturbándose y desnudas, parecían lobas comiéndola. María le devoraba la boca como nunca antes se la habían devorado, Pili le magreaba y le devoraba la teta derecha, Conchi le magreaba y le devoraba la teta izquierda. Estaban a quien mejor lo hacía, Rosi besaba, lamía y acariciaba su vientre y su ombligo y Eli le comía el coño de manera exquisita. De fondo se oía música, chill out para follar, lo que atenuaba el coro de gemidos de las seis.

Pili dejó de comerle la teta y le puso el coño en la boca. Mari ocupó su sitio en a teta. Catrina sintió como el coño de Pili goteaba en sus labios y sacó la lengua, Pili, sin dejar de frotar el clítoris, restregó el coño contra ella y en nada le dio en la boca una deliciosa corrida. Catrina, comenzó a temblar y le dio tal corrida en la boca a Eli que casi la ahoga.

Al acabar de correrse, Pili, volvió a la teta. Mari, de comerle la boca y la teta, pasó a ponerle el coño en la boca. Catrina volvió a sacar la lengua y Mari comenzó a darse un homenaje con ella, al tiempo que friccionaba su clítoris.

Eli siguió comiéndole el coño de Catrina como solo ella sabía hacer, o sea, lamiendo los labios vaginales, chupándolos, lamiendo su clítoris, chupándolo, metiendo y sacando la punta de la lengua en su vagina, metiendo y sacando la mitad de la lengua y enterrándola y desenterrándola. En ningún momento le metió los dedos, pues era de las que pensaban que en una comida de coño los dedos sobran.

Con toda la lengua enterrada en el coño, Mari, se corrió en boca de Catrina. Catrina se volvió a correr en la boca de Eli, que se tragó otra descomunal corrida.

Era el turno de Conchi. Mari fue a por la teta que Conchi había dejado huérfana. Con Mari comiéndole una teta, Pili comiéndole la otra teta, Rosi ocupándose de su vientre y de su ombligo y Eli de su coño, dijo Conchi:

-Abre la boca que yo no tardo nada en correrme.

Catrina abrió la boca, Conchi se dio cera, y poco después descargó en la boca de Catrina.

Luego le puso Rosi el coño en la boca. Rosi iba a tener para todas, pues metió dos dedos dentro del coño, se acarició el punto G, y poco después, corriéndose, soltó varios chorros de jugos que salpicaron hasta a Eli.

Elí dejó de comerle el coño, pero por poco tiempo, ya que luego de ponerle su coño en la boca hicieron un 69 en que se acabaron corriendo las dos.

Mari, Pili, Conchi y Rosi, vieron como se corría y luego comenzaron ellas a hacer un 69.

A acabar de correrse Catrina y Eli, la segunda se puso en pie, le dio una mano a Catrina y la ayudó a levantarse. Con los jugos de su corrida bajando por el interior de sus mulos, sintió como dos manos se posaban en su cintura y otras dos en sus tetas. No eran manos de mujer y el olor corporal que le llegó era de hombre. Sintió una lengua lamer su ojete y otra lengua lamer su coño. Quienes fuera los nuevos participantes, no tenían prisa, pues no pararon de lamer hasta que Catrina se corrió en la boca de uno de ellos.

-¡joooder, hoy me vais a dejar seca! ¡¡Me corrooooo!!

Se corrió. No le dieron tiempo ni a recuperar el aliento. Uno le echó las manos a las nalgas, la levantó en alto en peso y le metió la polla hasta las trancas. Catrina rodeo su cuello con los brazos. El otro se la metió en el culo. Eli le echó mano a la nuca, atrajo su cara hacia ella. Le metió la lengua en la boca, y luego le preguntó:

-¿Es tu primera doble penetración?

-Sí.

-Gózala.

Eli la iba a besar mientras los otros le daban caña. Le dieron caña para aburrir, aunque Catrina no tuvo tiempo para aburrirse, los gemidos de Rosi, Mari, Pili y Conchi y el placer que estaba sintiendo con el mete y saca en su coño y en su culo y los magreos de tetas del que le estaba dando por el culo, no dejaron que se aburriera.

Poco después sintió como le llenaban de leche el culo y el coño, y comiéndole la boca al que tenía enfrente, se corrió con ellos.

-¡¡Me corro, me corro, me corro, me corrooooo!!

Con ella se corrieron Mari y Rosi. Pili. Conchi y Eli se correrían más tarde.

Aun con las pollas dentro del coño y del culo, se quitó la venda de los ojos y vio al que le había follado el coño, era su cuñado.

-¡Jorge!

-Giró la cabeza y vio a su marido.

-¡Benito!

Benito le sonrió y le dijo:

-Te dije cuando te casaste conmigo que no te ibas a aburrir.

-¡Qué razón tenías!

II

Catrina echó una ojeada por la mirilla de la puerta y vio a una muchacha que había llamado al timbre. Era una chica, alta y morena, a la que no conocía. Abrió la puerta del piso y le preguntó:

-¿Qué deseas?

-Hacer un pis.

La chica tenía los ojos, los labios y las uñas pintadas de negro, vestía una camiseta negra sin mangas, falda muy corta de color negro, medias negras y calzaba unos zapatos del mismo color, con grandes plataformas. Su cabello era negro y largo, al cuello llevaba una cadena de plata con una cruz y en las orejas unos grandes aros de plata. Era muy bonita, pero a Catrina no le dio buena espina.

-¿Quién te abrió el portal?

-Tu vecino Jorge me dio la llave. Quedé con él en su piso y llevo más de una hora esperando.

-¿De qué conoces a Jorge?

La muchacha echó una mano al coño, apretó las piernas y con cara de estar meándose, le dijo:

-¿Puedo pasar para hacer pis? Tengo muchas ganas.

Le volvió a preguntar.

-¿De qué conoces a Jorge?

-Es mi primo. Me meo.

Catrina se echó a un lado.

-Pasa.

Catrina cerró la puerta y luego la condujo hasta el baño. Metiéndose dentro, le dijo:

-Gracias.

Catrina, que llevaba puesto un vestido de color azul, corto y ceñido al cuerpo y que calzaba zapatos marrones con muy poco tacón, se fue a la sala de estar a seguir tomando su cerveza fría.

Al rato, la muchacha salió del baño con una sonrisa en los labios, y sonriendo, llegó a la sala.

-Gracias de nuevo. Me voy a esperar a Jorge.

Catrina quería saber más cosas de ella, le dijo:

-¿Quieres tomar una cerveza fría y esperarlo aquí mientras charlamos?

-Si no es mucha molestia...

-No es molestia ninguna. Siéntate donde quieras.

Fue a la cocina y volvió con una Estrella Galicia en lata y un vaso de tubo, y se la dio. Luego se sentó al lado de la joven en un sofá de tres plazas, y le dijo:

-Así que tú eres prima de Jorge.

-Sí, prima y algo más.

-¿Cómo te llamas?

-Rosi.

Sin duda era la Rosi de la que le había hablado Jorge.

-¿No te vi en mi boda?

-¿Cómo me ibas a ver si no nos conocíamos?

-No nos conocíamos, pero si eres prima de Jorge, también eres prima de Benito.

-¡¿Benito es tu marido?!

-Sí, lo es. ¿Por qué no te invitaron a la boda?

-Fui invitada a vuestra boda, pero no pude ir.

-Antes habías dicho que Jorge y tú erais algo más que amigos.

-Antes no sabía que eras su cuñada.

-¿Qué cambia que sea su cuñada?

-Que no te puedo hablar con claridad.

-Soy su cuñada, no su madre.

-Me caes genial, te lo diré.

Rosi le quitó la anilla a la cerveza, y echándola en el vaso de tubo, le dijo:

-Le damos, ya sabes.

-Sí, ya sé, supongo que sin que lo sepa la familia.

-Supones bien, aunque a mí me importaría un pimiento que lo supieran, eso, o lo otro.

-¿Qué es lo otro?

-Que soy bisexual.

Catrina fingió que no lo sabía.

-¿Y mi cuñado lo sabe?

-Sí.

-¿Y no le importa?

-No es que no le importe, es que hasta hizo un par de orgías con las cinco.

-¡¿Las cinco?!

-Sí, tengo cuatro follamigas.

-¡¿Y pudo con las cinco!

-Sí, es una fiera. ¿Puedo hacerte una pregunta?

-Te daré la respuesta sin que me preguntes. No, no he estado con una mujer, ni pienso estar. Es algo antinatural.

-No hagas de adivina que no es lo tuyo.

-¿Cuál era la pregunta?

-¿Nunca has hecho una orgía?

-No.

-¿Y un trío?

-Una orgía, lo mismo que un trío, o follar con otra mujer, es algo antinatural.

-Yo lo veo natural.

-Tú, eres tú, y yo soy yo, para gustos dicen que se han hecho los colores.

-Eso es cierto, pero si te empotraran dos hombres, uno por el culo y otro por el coño, cambiaría tu percepción de lo natural y lo antinatural

-¿Habla la voz de la experiencia?

-Habla, aunque a mí lo que más me gusta de las orgías es lo que hago con mis cuatro amigas.

Catrina empezó a sentir una curiosidad insana.

-¿Qué haces para gustarte tanto?

-Ponerme con los brazos y las piernas en aspa para que Mari me coma la boca, Pili y Conchi las tetas, y para que Eli me coma el coño, y siempre en ese orden.

-¿Por algún motivo en particular?

-Sí, Mari es la que mejor besa, Pili y Conchi las mejores comiendo tetas y Eli la que mejor come el coño.

-¿Así se llaman tus amigas?

-Sí. ¿Quieres ver sus fotos?

-Si no están desnudas.

-Las tengo desnudas y vestidas.

Cogió el bolso, sacó el teléfono móvil de él. Fue a una carpeta y le enseñó las fotos de las tres amigas.

-La del centro es Conchi, la de la izquierda es Mari, a su derecha está Pili y la de la derecha es Eli.

-Deja que adivine. Conchi es española, Mari y Pili sudamericanas y Eli es africana.

-Como adivina no puedes ser peor. Eli es brasileña, y Mari, Pili y Conchi son españolas ¿Quieres verlas desnudas?

-No, bueno, sí, enseña, a ver qué gustos tenéis mi cuñado y tú.

Le enseñó las fotos.

-Son unas verdaderas vampiresas.

-Sí que lo son. ¿Quieres ver como me follan?

Quería, pero se hizo la puritana.

-¡No!

-¿Tienes miedo a ponerte cachonda viendo el video?

-¿Y si me pusiera, qué?

-Que yo huelo la excitación.

-¿Y?

Rosi le tocó el interior de un muslo. Catrina le quitó la mano.

-Estate quieta.

Le dio un beso en el cuello.

-O te estás quieta, o te vas.

-Te dije que Eli era la mejor comiendo coños de las tres, lo que no te dije es que yo soy mejor que ella.

-Me la suda como seas de buena comiendo coños.

-Te sudaría, pero sudarías jugos.

Le volvió a tocar el interior del muslo y luego subió hasta el coño y le dio un pico. Catrina se puso de pie.

-¡A ver, niña, estás en una casa ajena, y en una casa ajena, se respeta!

Rosi le echó las manos a la cintura y le frotó la boca en el vestido a la altura del coño. Catrina, separándola de ella, le dijo:

-¡Te va a caer una castaña que te va quedar la boca del revés!

Rosi se disculpó.

-Lo siento, pero estás tan buena que tenía que intentarlo.

-Ya lo has intentado. ¿Te vas a comportar?

-Sí.

-A ver si es verdad.

Catrina se sentó de nuevo al lado de Rosi. Sentarse a su lado después de lo que le había hecho, habiendo sofás libres, en vez de echarla de su piso, le dijo a Rosi que acabaría mojando, por eso se tomó las cosas con calma, que era lo que quería Catrina.

-Te tiré los tejos y no sé ni tu nombre.

-Catrina, me llamo Catrina.

-Y eres adivina.

Catrina sonrió por primera vez, echó un trago de cerveza, y le dijo:

-Tienes sentido del humor, y a lo mejor hasta tienes algo de cultura.

A Rosi le fastidiaban las indirectas, pero se armó de paciencia.

-Pues sí, domino tres idiomas.

-¿Qué idiomas son esos?

-Francés, inglés e italiano.

-¿De verdad?

-De verdad, mis inclinaciones sexuales no tienen nada que ver con mi cultura.

-¿A qué te dedicas, Rosi?

-Soy esteticista.

-Un buen oficio para una mujer con tu orientación sexual.

-No se liga mucho, no creas. Por cierto, tienes unas manos preciosas, -le cogió la mano derecha- tus dedos son delgados y largos, lástima que las arruines con el color de tus uñas.

-¿Qué le pasa al color de mis uñas?

-Que ese rojo ya no se lleva, debías pintar de rosa las uñas -le echó la mano derecha al mentón y se lo subió, -las uñas y los labios, y en la sombra de ojos te iba mejor un azul más clarito... Siempre llevo conmigo mis útiles de trabajo. ¿Quieres que te cambie el look?

-¿Y cuánto me costará?

-Nada.

-Voy a desmaquillarme a mi habitación.

-Tengo yo...

-Prefiero desmaquillarme yo.

Catrina se fue a su habitación, encendió la cámara de video y la puso mirando a la coqueta, luego se sentó en el taburete de la coqueta, abrió un cajón, sacó lo que tenía que sacar y comenzó a desmaquillarse.

Rosi dejó que pasara un tiempo prudencial, luego fue junto a Catrina, echó el bolso encima de la cama, y le dijo:

-Apuesto mi culo a que eres más bonita sin pintar que pintada.

-Te dije que te quedaras en la sala.

-No podía esperar para verte al natural.

-Pues ya estoy desmaquillada.

Rosi fue a su lado, le puso los brazos en los hombros y viendo en el espejo su cara y la de Catrina, le dijo:

-Tu cara hace fea a la mía.

-Eso no es verdad.

Le echó las manos a las tetas y se las magreó. Catrina no la reprendió.

-Tú nunca te das por vencida.

-Con una preciosidad, no.

Le echo una mano al mentón, le giró la cara y le dio un pico en los labios.

-Estamos solas al lado de una cama. No seas tonta, deja que te haga diabluras.

-No voy a manchar mi cama.

-Te haré feliz aquí mismo.

Le apartó el cabello para un lado y le besó el cuello.

-No quiero que me hagas nada.

Rosi le cogió la mano derecha, y sin que Catrina se resistiera, se la metió dentro de las bragas, y le dijo:

-En ese caso hazlo tú.

-No voy a hacer nada.

Le estiró dos dedos, se los metió dentro de la vagina y le movió la mano con la suya.

-¿Oyes el ruido del chapoteo?

Le volvió a girar el mentón. Esta vez le metió la punta de la lengua en la boca. Catrina se dejó besar, luego Rosi le susurró al oído:

-Deja que te coma el coño.

-No.

Catrina echó la cabeza hacia atrás y comenzó a gemir.

-¿Vas a perder una oportunidad como esta, para conocer la sensación de correrte en la boca de una mujer?

-No me interesa conocer esa sensación.

Le metió la lengua en la boca, la besó, y luego le dijo:

-Imagina mi lengua entrando y saliendo de tu coño.

-No quiero imaginar. ¡Oooooh! Para de mover la mano,

-La volvió a besar y luego, magreándole las tetas, le dijo:

-Gírate y dime que quieres que te coma el coño.

-No.

La besó en la nuca.

-Pídeme que te como el coño y que te haga correr.

-No.

Le besó el cuello, sin dejar de masturbala.

-Gírate y díme qué te quieres correr en mi boca.

-No te lo voy a pedir.

-Le dio otro beso con lengua.

-Gírate y dímelo.

-No.

Le quitó la mano del coño y chupó los dedos pringados de jugos.

-Dime que te quieres correr en mi boca.

Catrina ya no estiró más el chicle.

-Quiero correrme en tu boca.

La giró en la silla, hizo que se pusiera en pie y le bajó las bragas. Catrina se volvió a sentar en el taburete, se abrió de piernas y apoyó la espalda en la cómoda. Rosi vio su coño encharcado, y le dijo:

-¡Qué coño más rico!
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heranlu

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Vicio en Estado Puro - Capitulo 002

Se arrodilló delante de ella, le echó las manos al culo, le metió la puntita de la lengua en la vagina, la giró en la entrada varias veces, luego se la enterró, después la sacó y lamió su coño encharcado. Catrina tapó la boca con su mano derecha, le cogió el cabello con la izquierda, y sacudiéndose, descargó en la boca de Rosi.

Cuando se recuperó, Rosi, quiso que le devolviera el favor.

-Estoy tan cachonda después de beber tantos jugos que si me tocas el coño ya me corro.

-Tócatelo tú.

-Si no queda más remedio...

Rosi metió su mano derecha dentro de sus bragas y mirando para Catrina se dio dedo. Un par de minutos más tarde se corría como una perra.

Al rato, sin que Catrina se levantara del taburete, Rosi, comenzó a cambiarle el look... Al acabar, le dijo:

-Estás divina. Mírate al espejo.

Se miró y le gustó lo que vio.

-Tenías razón, me sienta bien este nuevo look.

-¿No me recompensas?

-¿No era gratis? Además, ya te di mi coño.

-Sí, pero...

-Pero quieres que te la coma yo a ti.

-Sí.

-No debía, Pero... ¡Un día es un día! Vete a la nevera y trae una cerveza que tengo sed.

Rosi se fue a buscar la cerveza y Catrina colocó la cámara de video mirando hacia la cama. Se quitó los zapatos y se metió en ella.

Rosi regresó con la cerveza, pero la muy picarona había dejado la ropa en la cocina.

-¿Qué le vas a hacer a este cuerpo que Dios me ha dado?

-Ahora lo sabrás.

Rosi se metió en la cama, se arrodilló en ella y le dio la cerveza. Catrina agitó la lata, la abrió, la cerveza salió a presión y bañó a Rosi. La muchacha, con los ojos cerrados, sacudiendo las manos, y poniendo cara de desagrado, dijo:

-¡Me has puesto perdida!

La había puesto perdida a ella y a la cama. Catrina se bebió la cerveza que quedaba en la lata, echó a Rosi sobre la cama y la secó con la lengua. Empezó por el vientre, luego le secó las tetas, al tiempo que se las chupaba, siguió con el cuello y acabó en la cara, exactamente en la boca, allí sus lenguas se presentaron y luego se despidieron, fue la despedida más larga de la historia de las despedidas.

-Besas jodidamente bien, Catrina. No tienes nada que envidiarle a Mari.

-Besas tú mejor que yo.

Catrina se quitó el vestido y el sujetador y los calcetines blancos, se echó al lado de Rosi, y le dijo:

-¿Por qué no me vas guiando?

Rosi se arrodilló entre sus piernas y le dio una palmada en el coño.

-Será un placer.

Sonriendo, le echó las manos a las tetas y se las agitó como si fueran maracas, luego juntó su coño con el de Catrina y lo frotó con él. Catrina le dijo:

-Me gusta el rumbo que toma la cosa.

Al rato se sentó en su cara y le puso el coño en la boca.

-Come.

Catrina metió todo el coño en la boca y lo chupó y lo lamió.

-Tú ya has comido más coños, prima.

-No, tu coño es el primero, pero he visto algo de porno.

Rosi abrió el coño con dos dedos para que Catrina le diese un buen repaso, y se lo dio, lamiendo los labios y chupando el clítoris. Rosi comenzó a mover la pelvis, cerró los ojos y gimió con ganas.

-Joder, joder, joder.

Movió la pelvis más aprisa.

-Mete tu lengua dentro de mi coño.

Se la metió. Con la lengua dentro del coño y amasándose las tetas, movió la pelvis a mil por hora y se corrió en su boca, pero no de cualquier manera, se corrió torrencialmente, aun así los jugos no cayeron en la cama, pues Catrina, al ver como se estremecía, como gemía y como se corría, metió todo el coño dentro de la boca y se hartó de tragar.

Rosi se quitó de encima y volvió a sentarse entre sus piernas. Catrina le dijo:

-Me gustó beber de ti.

-Y a mí que bebieras.

Rosi le lamió el coño. La miró y vio que la estaba mirando. Subió lamiendo su barriguita, su ombligo, su vientre, pasó lamiendo entre sus tetas, lamió su nuez, el mentón y luego lamió sus labios. Catrina sacó la lengua, pero Rosi, sonriendo, la apartó y no dejo que las lenguas se rozaran, lo que hizo fue juntar su coño con el de Catrina y frotarlo a toda mecha. Cuando los gemidos de Catrina la advirtieron de que se iba a correr, paró de frotarse y la puso boca abajo, le besó las nalgas y después le lamió el coño y el ojete, pero poco tiempo, ya que Catrina se iba a correr, y no quería que se corriera así, quería hacer algo diferente. Se puso boca arriba y le dijo:

-Ponme el culo en la boca.

Catrina se sentó en su boca. Rosi comenzó a meter y a sacar su lengua en el ojete. Catrina metió dos dedos dentro del coño, se acarició el punto G, y poco después, tapando su boca con una mano, lanzó un chorro de jugos que dejó la almohada perdida, la almohada y parte de la cama.

Al quitarse de encima, Catrina, sintió un ruido en el otro piso.

-Jorge ya está en casa.

-Prefiero seguir follando contigo.

-Eso me halaga, pero mi cuñado tiene el oído muy fino y tú y yo hacemos mucho ruido.

Rosi le dio un pico.

-¿Lo volveremos a hacer?

-Ya veremos.

Le dio otro pico.

-¿Eso es un sí?

-Un no, no es.

Al irse, Rosi, quitó el grabador de la cámara y lo guardó, juntó al otro. Este tampoco se lo iba a dejar ver a su marido.

I

Jorge era un joven de casi metro ochenta de estatura, moreno y bien parecido, que estudiaba segundo de derecho en la universidad de Santiago de Compostela. El primer año había vivido en la residencia, pero el segundo se había ido a vivir a un piso que había libre al lado del de su hermano Benito. El piso ya estaba amueblado y la renta la pagaban sus padres.

El primer día, Catrina, la cuñada de Jorge, una morenaza, de ojos oscuros, de estatura mediana y con un cuerpo divino, lo había invitado a cenar. Sentados a la mesa, le decía ella:

-... Tu hermano trabaja ahora en una franquicia, y como es él quien la lleva, muchas veces, ni a comer viene, me paso el día sola, si un día te apetece charlar, llama a mi puerta.

Jorge, luego de comer un trozo de pollo estofado, le dijo:

-Llamaré, a veces, yo también me siento solo, Ariana.

-Catrina, llámame Catrina.

-Mi hermano...

-Tu hermano me llama por mi segundo nombre, pero a mí me gusta que me llamen Catrina.

-Como te decía, Catrina, a veces yo también me siento solo.

-¿No tienes novia?

-No, tengo una amiga muy especial.

-¿Una amiga con derecho a roce?

-Sí, una de esas.

-O sea, qué estás servido.

-Sí, Rosi me llena plenamente, aunque yo a ella, no la lleno.

-Eso suena muy feo. ¿Qué le pasa?

-Le pasa que lo que le dan otras chicas, yo no se lo puedo dar.

-Es bisexual.

-Sí.

-Bueno, por lo menos es sincera contigo.

-Sincera y cariñosa.

Catrina cambió de tema.

-Por cierto, si me das una llave te limpio el piso cuando no estés, sin cobrar claro.

-Eso estaría bien.

Hablaron de muchas cosas más. Cuando Jorge regresó a su casa, Benito aún no había vuelto.

Ya estaba Jorge en cama cuando comenzó a sentir gemidos en la habitación del piso de al lado, los gemidos se fueron haciendo más fuertes y acabaron siendo gritos de placer cuando su cuñada se corrió. No pudo contenerse, se destapó, se quitó el calzoncillo, agarró la polla y empezó a menearla. Poco después comenzaron de nuevo los gemidos, se fueron haciendo más fuertes y llegaron los gritos de Catrina al correrse. Jorge la machacó y se corrió pensando que se corría en la boca de su cuñada. Se limpió con el calzoncillo y luego se echó a dormir.

En la habitación de al lado no dormían.

-¿Tengo que preguntarte algo, Benito?

-Dispara, cariño.

-¿Por qué solo miras videos porno de cornudos y de mujeres casadas masturbándose?

-¿Y tú cómo sabes eso?

-Están en el historial de tu ordenador.

-Vaya, no sabía que fueras tan curiosa. ¿Tú no miras porno a escondidas?

-No te voy a mentir, sí, miro porno, pero variado.

-Miras de todo.

-Sí, miro de todo, pero tú solo miras de cornudos y de mujeres casadas masturbándose.

-Si miras porno es para masturbarte. ¿No te llego yo?

-Llegas, pero a veces me entran las ganas cuando no estás en casa. No me has respondido.

-No me has preguntado.

-Sí que lo he hecho. ¿Por qué solo miras videos de cornudos?

-Me ponen.

-¿Te pone ser el que mete los cuernos o ser el cornudo?

-Vamos a dejar esta conversación.

Sin dársela, le había dado la respuesta.

-A ver, Benito. ¿Te pondría ver como follo con otro hombre?

-Es solo una fantasía.

-Te he preguntado si te gustaría verme follar con otro hombre.

-La verdad es que sí.

-¿Y saber que me masturbo pensando en otro?

-También.

-Tienes que ir al psicólogo. Lo tuyo no es normal.

-Es normal, Ariana, ser voyeur es tan normal, como ser gay o lesbiana.

-Sé que ser un mirón, ser maricón, o ser tortillera, es normal hoy en día, pero una cosa es mirar como follan con la mujer de otro y otra es mirar como follan con la tuya.

-Aún no te he pedido que te grabes follando con nadie para luego mirar.

-¡Ah! La cosa no sería presencial.

-En principio, no.

Catrina quiso saber hasta dónde llegaba la filia de su marido.

-¿Y habías pensado en alguien en particular?

-Mi cuñada se grabó follando conmigo para que luego lo viese mi hermano mayor.

-¡La hostia! La cosa viene de familia.

-No me has dicho si habías pensado en alguien en particular.

-Ya te lo he dicho.

-¡No me jodas, Benito! ¡¿Quieres verme follar con Jorge?!

-No te sería difícil, ya sintió tus gritos al correrte.

-¿Tú crees que me oyó?

-Sí, gritas mucho, Ariana. ¿Te grabarías follando con él?

-Me sería imposible. No soy una puta.

-Oye. ¿Y un video masturbándote para empezar?

-Un video masturbándome, podría hacértelo, pero de ahí no paso.

-Por algo se empieza.

-Se empieza y se termina... Desde luego, tres meses casados y ya me tienes muy vista.

-No es eso.

-No, es lo otro.

A la mañana siguiente, Jorge y su hermano se encontraron en el pasillo, uno iba para la universidad y el otro a trabajar, se abrazaron y luego se fueron hablando.

Catrina, a eso de las once de la mañana, fue al piso de Jorge a limpiarlo un poco. Al hacer la cama se encontró con el calzoncillo, tenía una corrida reciente y el amarillo de otras corridas. Habló sola:

-Anoche oyó mis gemidos y mis gritos, fantaseó conmigo y esta mañana remató la faena.

Echó el calzoncillo en el cesto de la ropa sucia, hizo la cama, limpió por aquí y por allá y luego volvió a su piso.

Esa tarde, Catrina, estaba aburrida, se echó sobre la cama de su habitación. Encendió la televisión con el mando a distancia, y al rato aún estaba más aburrida. Intentó dormir y le vino a la cabeza el calzoncillo con las corridas y el video que le había dicho a su marido que le podría hacer. Apagó la tele. Puso la cámara que tenía enfrente de la cama para grabarse con su marido. Cogió un consolador en el cajón de la mesilla de noche, le puso un condón y después lo echó sobre la cama. Luego cogió un pequeño PC que tenía sobre la mesilla de noche y buscó un video de porno duro. Acomodada en la cama, estiró las piernas, metió una mano debajo del vestido y mirando el video, lo levantó. Se tocó el coño con tres dedos por encima de sus bragas azules y comenzó el show para su marido.

-Juega con mi coño, Antonio.

Jorge había sentido hablar a su cuñada, pero no entendió lo que había dicho. Se suponía que estaba sola, así que puso la oreja en la pared para saber qué se cocía.

Catrina metió la mano derecha dentro de las bragas y mirando el video se siguió masturbando.

-Ya estoy mojada. ¿Quieres ver mis jugos?

Jorge pensó que su cuñada le estaba metiendo los cuernos a su hermano. No pudo evitar sacar la polla y comenzar a menearla. Tiempo tendría para darle lo suyo al tipo.

Poco después, Catrina, se quitó las bragas, flexionó las rodillas, se abrió de piernas y se frotó el coño.

-Cómeme el coño, Antonio, cómemelo.

Jorge lamió la pared.

Catrina no tardó en quitarse el vestido y magrear sus grandes tetas.

-Chupa mis tetas y mastúrbame.

Jorge volvió a lamer la pared.

Catrina se metió dos dedos dentro del coño, acarició su punto G y comenzó a gemir. Sus gemidos subieron de tono, y tiempo después, cuando un tremendo chorro de jugo salió a presión de su coño, gritó:

-¡Me corro!

Jorge pintó de blanco la pared.

Se hizo el silencio en la habitación de Catrina. Jorge fue a buscar un clínex para limpiar la pared.

Catrina pilló el consolador y se lo fue metiendo en el coño.

-Así, así, méteme hasta el fondo.

Jorge volvió a poner la oreja.

-¡Rómpeme el coño, Antonio!

Catrina se folló el coño con el consolador, un buen rato, y cuando le vino, mirando a la cámara, dijo:

-¡Me corro, me corro, me corro!

Luego de recuperarse, se puso a cuatro patas, y con la cara en la almohada se acarició el clítoris, al tiempo que se metía el consolador en el culo.

-Así, métemela en el culo.

Pasado un tiempo, volvieron los gemidos y tras los gemidos, un impresionante:

-¡Me corro, me corro, me corro, me corro!

Jorge pintó la pared de blanco por segunda vez.

Catrina, luego de satisfacerse, se acordó de su cuñado.

-Menos mal que Jorge está en la universidad, si no...

Jorge, vestido con un batín azul y sin nada por debajo, estaba llamando a su puerta. Catrina se puso una bata de casa roja, le abrió y le dijo:

-¡¿Pero tú no estabas en la universidad?!

-Ya ves que no.

-¡¿Has oído...?!

-He oído.

Apartó a su cuñada para un lado, entró en el piso y cerró la puerta.

-Voy a poner en su sitio a tu amante.

-No tengo un amante.

Fue directamente a la habitación y vio la sábana mojada, el consolador y el PC encima de la mesilla, donde seguía el video porno. Catrina apagó el PC. Jorge le dijo:

-O sea, que te estabas masturbando.

-Vete de aquí, si no te vas le digo a tu hermano que has invadido mi intimidad.

Se puso detrás de ella, la abrazó, le echó una mano al coño, la sacó empapada, la lamió y le dijo:

-Deja que te lo coma todo.

-No te voy a dejar que me comas nada

Le levantó la bata, la echó sobre la cama, se echó encima de ella, le tapó la boca con una mano y le metió la polla entre las piernas.

-Te voy a follar hasta que me canse.

-¡Se lo diré a tu hermano!

-Y yo le diré que me provocaste.

Jorge la folló, pero su polla se deslizaba entre los labios vaginales, Catrina, levantó el culo haciendo como que se quería librar de su cuñado, pero era para que la polla entrara en su coño, y entró de un viaje. Al tener las piernas juntas, la polla entraba y salía, apretada. A Catrina le encantaba. Si no tuviera la boca tapada no hubiese podido evitar gemir. Tampoco pudo evitar que la cámara grabara sus ojos en blanco cuando se corrió.

Jorge sintió como las paredes vaginales apretaban y soltaban su polla y como la bañaban de jugos y se vino arriba. Dejó que acabara de correrse. Se la metió en el culo, le acarició el clítoris con cuatro dedos y le dio cera en el coño y en el clítoris hasta que sintió como su cuñada se corría de nuevo.

Al acabar de correrse, la puso boca arriba, le quitó la mano de la boca y le dijo:

-Dame el coño en la boca.

Estaba deseando dárselo, pero no quería quedar por puta.

-¡En la boca lo que te puedo dar es una hostia!

Le agarró las manos, por las dudas.

-Deja que beba una corrida tuya y luego me voy.

-¡No te voy a dar nada!

-Entonces deja que te eche un polvo como es debido.

-¡Ya me has echado dos, cabrón!

-Este será el mejor que te han echado en tu vida.

-Mira, Jorge, si me sueltas, no le digo nada a tu hermano, pero como no me sueltes...

Se sentó en su vientre y le frotó la polla en los labios.

-¿Si no te suelto, qué?

-Cuando tenga la oportunidad te arranco los huevos de un mordisco.

Al hablar abrió la boca, pero con lo que le acababa de decir... ¡Como para meterle la polla dentro! Le dio con la polla en los dos lados de la cara, y le dijo:

-¿Por qué juegas sola estando tan buena?

-¡Yo hago lo que me sale del coño!

-¿Quién es Antonio?

-Un hombre, no un mocoso como tú.

-Deja que te muestre lo cariñoso que puedo ser

-¡Qué no quiero tu cariño, coño!

Sin soltarle las manos, se deslizó hacia atrás y acabó con su boca enfrente de la teta izquierda de Catrina. Lamió su pezón, y luego le dijo:

-Quiero gozar de todo tu maravilloso cuerpo. No creo que vuelva a disfrutar de él otra vez.

-Puedes apostar tu vida a que no lo vas a tener de nuevo.

Le besó el cuello y le susurró al oído.

-Te he deseado en secreto desde el primer segundo en que te vi.

Le lamió el pezón de la otra teta.

-No me vas a seducir con tus mentiras.

-No te miento, te juro que anoche me quedé dormido pensando en ti y esta mañana desperté pensando en ti.

-¿Y a mí, qué?

-A ti te llené de leche la boca y el coño.

Catrina recordó cómo había encontrado el calzoncillo y supo que no le estaba mintiendo.

-Eres un cerdo.

-Tu cerdo, si quieres.

Le dio un pico y después le metió la punta de la lengua en la boca.

-No quiero que seas mi cerdo.

Le volvió a meter la punta de la lengua en la boca. Catrina dejó que la lengua rozase la suya y después, le hizo la cobra.

-Eres tan bonita...

-Eres más pesado que el plomo.

-¿Te dejas?

Catrina ya se dejó de tonterías.

-Hace rato que no me estoy dejando.

Se quitó de encima y se puso a su lado. Le pasó la yema de un dedo por el pezón derecho, que ya estaba duro como una piedra, y después lamió el pezón y la areola . De esa teta paso a la otra, y luego sembró en su vientre un jardín de besos, caricias y lamidas. Después se metió entre sus piernas y se las separó. Acarició y besó el interior de sus muslos y luego le pasó la punta de la lengua por el coño. Catrina flexionó las rodillas y se abrió de piernas. Jorge le enterró la lengua en el coño, la sacó lentamente y lamió su clítoris. Después le preguntó.

-¿Te gusta así?

-No preguntes que me haces sentir muy puta.

Le metió y le sacó la lengua cada vez más aprisa. Catrina comenzó a gemir y poco después su pelvis pegó un latigazo y se corrió torrencialmente en la boca de su cuñado.

Cuando dejó de sacudirse, le besó el coño y le dijo:

-Contigo la realidad supera a la fantasía.

-Sabes adular a una mujer.

-No es adulación. Nunca imaginé que sería tan dulce que te corrieras en mi boca.

-Eso no es una cosa dulce, es una cosa guarra.

-Dulce, mujer, dulce. Fue como si un bombón se derritiera en mi boca.

-Deja de decir tonterías. ¿Te quieres correr?

-Si me montaras y me hicieras correr, uno de mis sueños casi se haría realidad.

-¿Qué te faltaría?

-Tus besos.

-Lo siento, pero no pudo hacer ninguna de las dos cosas:

-Di que no quieres, pero no me digas que lo sientes

-Tienes razón, no lo siento. Me follas tú, sin besos, o te vas.

-¡Qué bonita eres!

-Con la adulación no vas a conseguir nada.

-Sabes que eres preciosa.

Se echó encima de ella, la puso encima de él, le amasó las tetas y le susurró al oído:

-Métela, Catrina.

-Métela tú.

Le dio un pico.

-Dame un beso.

-Ni lo sueñes.

-Dame las tetas a mamar.

-Dame, dame, dame. Ya me dejo. ¿No es suficiente?

Le apartó el cabello hacia un lado, le dio un pico, y le dijo:

-Me estás dando más de lo que jamás soñé que me darías, pero ahora todo me parece poco. ¡Estás tan buena! Dame esas tetas.

-Te las daré, pero solo porque quiero que te calles.

Se enderezó y le puso la teta izquierda delante de la boca.

-Toma, pesado.

Le lamió el pezón y la areola, despacito, y luego, lentamente, se la mamó. Después le dio la otra teta, y Jorge le hizo lo mismo. Luego lo miró, le agarró la polla y la puso en la entrada del coño, Jorge se la metió hasta las trancas. Catrina besó a su cuñado metiéndole la lengua en la boca y con las tetas aplastadas contra su pecho lo comenzó a follar subiendo y bajando el culo... Al rato estaba con las manos apoyadas en su pecho, con sus tetas bamboleándose, dándole caña de la buena y gimiendo sin parar. Jorge le puso el dedo medio de la mano derecha en los labios y Catrina se lo chupó, luego le acarició el ojete con la yema mojada. Catrina exclamó:

-¡Vas a hacer que me corra!

Le metió el dedo en el culo.

-¡Me corrooooo!

Después de correrse Catrina, Jorge, se puso encima de ella, meneó la polla y se corrió en sus tetas.

Catrina le puso los puntos sobre las íes.

-Esto no se volverá a repetir.

-Si tú no quieres, no.

-No querré.

Lo primero que hizo Catrina luego de irse Jorge fue quitar el grabador de la cámara de video y esconderlo para que su marido no lo viera.
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