Usando Antifaz de Látex Follo con su Papa

heranlu

Veterano
Registrado
Ago 31, 2007
Mensajes
6,191
Likes Recibidos
2,497
Puntos
113
 
 
 
Te lo juro mamá ¡Anoche estuve follando con papá y no se ha enterado que era yo! Como siempre que voy al club, me puse el obligatorio antifaz de látex y no solo no me reconoció, sino que me hizo representar el papel de su hija como si la follase a ella ¡a mí! ¡No me lo podía creer!

Mi madre me miró incrédula. Encendió un cigarrillo, escanció dos generosas raciones de tequila en dos largos vasos, me dio uno, y se sentó frente a mí para escuchar mi odisea sexual con mi padre. Naturalmente, solo le conté la versión reducida.

--Como todos los últimos tres viernes, después de la pequeña siesta y de una buena y relajante ducha, me encontré físicamente bien y dispuesta a mi última follada antes de parir y eliminar este barrigón de ya 9 meses. Me fui a trabajar al Club con la idea de pasarlo de cojones, y de hacérselo pasar bien a mi cliente “especial”, posiblemente de dos horas. Me cambié allí de ropa, me puse el gran antifaz-careta que solo deja libres los ojos, la boca para besar y mamar pollas, y la barbilla. Me puse la peluca que es del mismo color de mi rubio pelo pero más largo, y me dice Cloé (la Madame) que mi cliente ha pagado dos horas y desearía “algún extra”. Acepto, entro en la habitación ¡y me encuentro con papá que se estaba desnudando!

--¿Y que hizo o te dijo tu padre al verte?

--Me miró fijamente y terminó de desnudarse. Como no decía nada, yo también empecé a desnudarme en silencio y poco a poco se fue acercando a mí. Como me vio nerviosa, sonrió, y mientras acariciaba mi gran vientre, me dijo:

--No tengas miedo. Me gusta follar con preñadas y sé trataros con cariño para que los dos tengamos placer. Y no te preocupes por la careta, sé que muchas de vosotras sois putas por necesidad y no me importa quienes sois, sino solo si sabéis ser tan putas como dicen que sois las jóvenes de este Club, o si realmente no valéis lo mucho que pagamos por vosotras ¿lo vales tú? ¿Realmente eres tan cerda como me han dicho y me complacerás? ¿Estoy seguro de que eres mayor de edad? Pareces muy niña a pesar de esa enorme barriga y esas tetazas…

Tal y como mi padre me hablaba y me acariciaba, yo me iba relajando, era increíble ¡pero no me reconocía! Hacía más de dos años que no nos veíamos y lógicamente supuse que mi madre, su odiada ex, no le había dicho nada de mi vida liberal, ni del embarazo, o de los pocos tatuajes que ya tenía. En realidad, de mi tercer embarazo y el primero en el que iba a parir. Acerqué mi rostro al suyo y mis labios besaron dulcemente los suyos. Le susurré al oído:

--La próxima semana cumpliré 19 años, y con un poco de suerte aún puedo parir con 18. Y yo no soy puta por dinero, sino por vicio, así que solo tienes que decirme que quieres hacer durante estas dos horas y te lo haré. Mi cuerpo completo y yo estamos a tu servicio ¿Quieres que te llame por algún nombre o prefieres sin nombres?

Se apartó un poco de mí, me miró detenidamente y me dijo:

--Mi hija Irene tiene tu edad, quizá es un poco más bajita y no tiene esas gruesas tetas ni tampoco tatuajes. Pero puedes llamarme por mi nombre, Adolfo, y yo te llamaré por el suyo, Irene ¿Te parece bien? Será como si el padre y la hija se follasen con el placer de que el fruto de ese vientre fuese mío y los dos fuésemos a ser padres de ese bebé ¿Te parece bien que representemos esos papeles?

--¿Acaso desearías follar con tu hija y tener un hijo con ella? –le pregunté un poco sorprendida mientras seguía acariciándole-

--Siempre he deseado tener hijos con mi hija. Por eso mi mujer rompió nuestro matrimonio y yo me aparté totalmente de las dos. Mi esposa, al igual que yo, vivíamos con mi hija en un maravilloso incesto, pero yo tenía la obsesión de hacer parir a mi hija desde que se quedó embarazada por primera vez. Y aunque parezca increíble, sigo deseando vivir maritalmente con ella y tener hijos. Preferentemente hijas ¡y no solo una! Ser con mi hija y nuestras hijas, una familia creciente, fecunda y pervertida.

***Siempre he deseado a mi hija y sé que yo no le era indiferente. Sé que sentía por mí, tanto fuego y pasión como yo por ella. Daría todo lo que tengo porque viviéramos juntos los dos. Libres y sin prejuicios morales o sexuales. Pervertidos y viciosos a tope.

Cuando oí esa confesión, mi corazón se encogió brutalmente y mi clítoris y pezones se endurecieron brutalmente. Se abrazó a mi y nuestras bocas se juntaron. Su beso era cálido y húmedo. Su lengua penetró en mi paladar sin oponerme ¡y no solo su lengua penetró en mí! Por mi dilatado coño empezó a penetrar la polla de mi padre de verdad, no del padre ficticio que era como cliente. Y no me lo pensé dos veces ¡me entregué totalmente a él!

Sabía perfectamente que mi padre siempre había deseado mi cuerpo. Muchas noches en mi casa nos acostábamos juntos los tres y los tres hacíamos el amor. Luego nos dormíamos juntos ¡éramos un matrimonio de tres! Y por supuesto, nunca me habría negado a ser preñada por él y parir hijas para él. En parte deseaba hacerlo ya que mi madre se negaba a darle más hijos ¿Por qué mi madre tuvo que ser tan celosa y divorciarse?

--Espera papá ¡así no me follarás bien!

Al oír PAPÁ, mi padre pegó un respingo y yo lamenté ese terrible error, pero de pronto se echó a reír y me dijo:

--Si que eres una muy buena puta Irene. Te has metido en este papel de hija muy bien, y desde este momento, yo seré en esta habitación tu padre follador. Nunca había follado contigo, pero creo que desde hoy nos veremos mucho y seré un buen cliente ¡hija mía!

Nos separamos un poco los dos y saqué la polla de mi coño. Me arrodillé, ayudada un poco por “mi padre” que me sujetaba el vientre, le cogí la polla y mirándole le dije:

--Voy a hacerte una estupenda mamada, pero no me voy a tragar esa leche. Quiero que tu leche caiga sobre mis tetas y bendiga la leche que hay dentro de ellas, porque quiero ofrecerte la oportunidad de mamar de mis tetas. Soy tu hija, no lo olvides, y me gustaría alimentarte con mi leche hasta saciarte. Me gustaría que me hicieses tu perra y tu peor cerda para que disfrutes siempre de mí. Quiero que mames de mis tetas con mi hijo aún dentro de mi vientre ¡Es mi leche papá! Y más tarde me beberé la tuya y los dos estaremos igualados ¡No será una unión matrimonial… pero si carnal especial!

--Irene, no solo eres una puta ¡sino una puta cerda sin sentimientos! Joder, si mi hija real fuese como tú, podría convertirte en una cerda impagable. En una depravada absoluta ¡Crearía una web para ofrecerte en ella y ser el centro de los más depravados gang-bangs! ¡La organizadora y directora de las más brillantes y escandalosas orgías! Sin condones ni anticonceptivos.

--¿De verdad te gustaría Adolfo que tu verdadera hija fuese tan puta y cerda como yo… o más? ¿Te gustaría ver a tu hija vender esos hijos de los bangs, como yo he vendido este? Piénsalo y actúa. Todas las putas tenemos un precio ¡hazme una oferta irrechazable! Trátame como te gustaría usar o tratar a tu hija real. Piensa que esta puta barrigona es esa hija y lo de dentro es tuyo.

Mi padre estaba fuera de sí. Incomprensiblemente, nuestra relación sexual estaba cambiando y yo estaba perdiendo los papeles y el control. Noté como su polla se endureció extraordinariamente en mis manos. Mientras Adolfo, terriblemente excitado, pensaba realmente lo que yo le había dicho, me metí su polla en mi boca. En realidad, yo estaba más excitada que él, porque yo sí sabía que era mi padre y sabía que no mentía. Con él, había disfrutado y gozado de mucho sexo vicioso y estaba segura que si ahora viviese con él, esos bangs de los que me hablaba serian reales… y mi vida cambiaría radicalmente. Sería su hija, su puta ¡y también la madre de sus hijas!

Mis manos y mis dedos empezaron a jugar con sus huevos, acariciaban su anillo anal e incluso metí un poco mi dedo dentro de su culo sin oposición alguna. Mis labios avanzaban hacia la base de su polla mientras esta se iba metiendo profundamente dentro de mi. Cuando alcancé su base, le miré sonriente. Sus ojos estaban casi cerrados por el placer que sentía y quise gozar de esa experiencia que era follar con mi padre, teniendo en mi barriga un nieto suyo de padre desconocido.

Solo entonces empecé a mamar de verdad esa polla. Constantemente me la metía hasta el fondo de mi garganta, la sacaba, mamaba esa polla paterna, y me la volvía a meter hasta el fondo sin respirar. Y mi padre, como cualquier otro hombre, no pudo más y al notar yo como se hinchaban sus venas, la saqué justo a tiempo para que se derramase encima de mis tetas en varias y grandes descargas. No perdí el tiempo y con mis manos extendí esa leche sobre mis tetas, y sobre todo, en mis pezones mientras miraba ese rostro, quizá sorprendido por la intensidad con la que esa puta se entregaba a él.

--Ahora papá, mama de mis tetas. Vas a probar mi leche y tu propia leche que está en mis pezones ¿no quieres mamar de tu hija preñada? Imagina que esta barriga es realmente de un nieto o nieta tuyos. Que estas tetas lecheras me las has llenado tú al preñarme. Ordéñame sin miedo, porque aunque sea tu hija, estas tetas y su leche serán tuyas… Pero también de todos los amantes de este tipo de leche. Porque si soy puta, soy puta de todo mi cuerpo para todos los que paguen ¡y tú me estás pagando ahora! ¿A qué esperas pues? Yo te dirigiré.

Mi padre entonces me sonrió, y al doblarse para mamar de mi teta, le oí decir:

--Ya sé mamar de unas tetas como adulto. Tu madre me hizo lactófilo una temporada. Y otras mujeres también me las ofrecieron después. Espero no haberlo olvidado. Y te aseguro que tú y yo nos veremos a menudo ¡muy a menudo! Quiero esas tetas y quiero su leche. Me gustan muchísimo esas tetas y me gustaría poderlas tatuar a mi gusto. Elegantes, pero tatuadas para mí vista.

Antes de darme cuenta, su boca empezó a succionar de mi teta derecha. Y no solo lo hacía muy bien, sino que sus dientes, de vez en cuando rozaban e incluso mordían mi bendito y sensible pezón. Y sus manos acariciaban mi pecho y comprimían delicadamente la leche que contenía.

Y esta maldita y preñada puta de casi 19 años, se corrió. El mundo al revés. En esta cara y acreditada casa de putas “especiales” en la que estábamos follando ¡casi primero se corre la puta que el cliente! No solo me sorprendí yo, sino también “mi padre”. Sus ojos se clavaron en los míos, pero su boca siguió tragando mi leche. Yo cerré los ojos y durante unos instantes, pensé quitarme la máscara y decirle la verdad, en caso de que no me reconociera. Pero todas las hembras tenemos dentro de nosotras algo de misterio, de guardar algunos secretos a nuestros hombres y ¿acaso el hombre con el que estaba follando no era MÍO? Joder ¡era mi puto y real padre! Y yo estaba más caliente que una burra.

En esos momentos, mi padre cambió su boca de teta y también cambió su cuerpo de posición. Su boca y su lengua empezaron a jugar con mi pezón izquierdo. Posiblemente para recoger y tragarse su propio semen. Poco después y mientras empezaba a mamar de verdad, su mano empezó a acariciar mi coño, jugar con mis aros, con mi clito, y sin oposición momentánea mía en esos momentos, su mano se fue introduciendo con extraordinaria delicadeza y sensibilidad dentro de mí, a través del canal evacuador de mi ya próximo parto.

No sabía qué hacer. Una parte de mí quería explotar pidiendo a mi padre que me follase para siempre como lo que éramos, un padre y su puta hija. Y otra parte, quizá traviesa, femenina y muy puta, quería saber qué podía pasar entre los dos y hasta donde podríamos llegar en nuestros vicios sin revelarle mi identidad. Pero jamás he agradecido tanto a los dioses, que un ignoto fecundador me preñara hace 9 meses… y con esa desviación sexual, conociese yo realmente cómo era de verdad el pervertido de mi padre y me jurase a mi misma, entregarme totalmente a sus deseos más corrompidos. Por supuesto, me juré que mi padre sabría que me había follado “muy agradablemente”… pero a su tiempo.

Envuelta en mis pensamientos, algo tocó o hizo Adolfo dentro de mi coño, que mi cuerpo se estremeció con fuerza y me volví a correr. Mi falta de sentido común por los placeres que recibía, hizo que mis sentimientos de hija estallasen. Le abracé con fuerza, arranqué su boca de mi pezón y le besé como nunca antes había besado a nadie… y me dejé llevar por esos sentimientos incestuosamente pecadores.

--Papá, querido papá ¡no sabes qué feliz me estás haciendo! Siempre he deseado ser totalmente tuya y sé que en estos momentos lo soy para siempre. Haz conmigo lo que quieras ¡soy tu hija! No tendrás que pagar nada.

Mi padre lo interpretó como parte de la función “cliente-puta/padre-hija” y actuó:

--¿Tienes por aquí un plug hinchable vaginal XL? Tengo una idea. Y también me gustaría beber algún licor muy fuerte y compartirlo contigo ¡hija! La verdad es que me gustaba ver a mi hija borracha total y arrastrarse por el suelo vomitando y pidiendo más ¡Lo que me gustaría verte a ti tan borracha y arrastrar ese barrigón y esas tetas por el suelo!

A mi me extrañó esa solicitud del plug y además grande, pero me levanté, me dirigí a un mueble, abrí uno de los cajones y cogí dos de diversas formas, pero de gran tamaño. A solo dos días de parir, mi coño no era estrecho. Pero mi cerebro no pensaba en el coño, sino en las otras palabras de mi padre y realmente eran ciertas. Le gustaba verme muy borrachuza. Andar “bailando” por la casa pidiendo más alcohol y él animándome a beber sin pausa. O verme caída y arrastrándome en el suelo pidiendo más vodka a cambio de ser follada intensamente allí mismo ¡Y mi padre siempre complacía mis perversiones y me animaba a ir “más allá”!

Mi madre era quien le frenaba, pero no por mí, sino porque mi padre me estaba convirtiendo en su amante absoluta y en una viciosa sin fronteras. Y como mi madre no quería más hijas, mi padre empezaba a pasar de ella y desear tenerlas conmigo ¡se divorciaron por mí!

Le di los dos plugs hinchables, me acerqué a la mesa, cogí y encendí un cigarrillo y también cogí una botella de vodka y otra de cazalla. Le ofrecí el vodka a Adolfo y le dije que no hacía falta vaso porque le iban a cobrar lo mismo, bebiese lo que bebiese, los precios eran por botellas abiertas. Yo bebí tres o cuatro poderosos tragos de cazalla hasta hacer arder mi garganta y esófago. Necesitaba estar a la altura de los recuerdos de mi santo padre ¡borrachuza perdida!

Os juro, que en ese momento me negaba a ser la puta que follaba con su cliente. Deseaba ser la chica que folla con su padre sin ninguna limitación moral o sexual. Nunca deseé tanto ser la “esposa” de mi padre. Ser su puta muy especial y pervertida. Una fecunda madre de sus hijas…

Apagué el cigarrillo y subí a la cama sin soltar la botella. Vi que Adolfo tenía en sus manos el plug que tenía forma de haba. Sin que él me dijese nada, me tumbé boca arriba, separé mis piernas y seguí bebiendo. Instantes después, noté como ese plug empezaba a penetrar dentro de mí sin presión ni molestias. Claro, con mi vagina dilatada y mis corridas, casi me podían haber metido la polla de un elefante… y con ese pensamiento, también empecé a darme cuenta que me estaba emborrachando… y sonreí. Mi papá tenía a sus pies su hijita borrachuza y entregada a sus deseos ¡y volví a beber y sonreír!

Poco después, noté un fuerte tirón de mis músculos vaginales y me di cuenta que Adolfo estaba hinchando ya el plug. Y la sensación de esa hinchazón, de esa dilatación de mis músculos, fue creciendo imparable, y a pesar de mi borrachera ya avanzada, me di cuenta que esa dilatación era extrema, brutal, y muy dolorosa.

--Adolfo ¿qué me estás haciendo? Tengo un dolor increíble y noto con mi mano que este plug está hinchado al máximo y eso son 12 cm de dilatación muscular.

--Cariño, estoy haciendo contigo lo que haría con mi hija ¡putearla! Dilatar tu coño es ayudarte a parir ¿No te gustaría que saliese tu bebé mientras follamos? Y ahora hija mía, Irene de mi alma ¡voy a follarte por el culo! Te pagaré todos los extras que me pidas, pero es mi oportunidad de follar a lo bestia “con mi hija borracha y bien preñada”, y lo voy a gozar.

--No papá, NO! No me hagas eso o me vas a destrozar. Tengo en mi barriga un hijo a punto de nacer. Me has metido un plug grande en mi coño parturiento y lo has hinchado al máximo, y ahora pretendes meter tu pollón en mi culo ¿cómo cojones lo quieres hacer?

--Pues como en todas las penetraciones anales ¡haciendo fuerza y metiéndola con ganas!

Y antes de darme cuenta, el cabrón de mi padre me dio la vuelta, y como tenía ese enorme barrigón, no me hizo falta almohada para ofrecerle totalmente mi culo, que por la presión del plug en mi dilatadísimo coño, ese agujero era ahora un simple agujerito. Y sin darme tiempo a rezar una sencilla Ave María por la supervivencia de mi bebé y la salvación de mis esfínteres, apoyó su capullo en la entrada de ese pequeño y ahora estrecho agujero ¡y se dejó caer!

La polla del muy cabrón de mi padre sí entró en mi culo. El total del peso de su cuidado cuerpo cayó sobre mí. Y el peso de mi padre y el mío cayeron sobre mi bebé, la placenta, las lechosas tetas, mi estómago… El grito terrorífico que lancé, producto de los inmensos dolores de tantas partes de mi cuerpo fue tan brutal, que no solo se abrió la puerta de la habitación de repente, sino también la puerta de mi sistema digestivo, y toda la cazalla que había bebido, más otros complementos que me callo, salieron por mi boca a toda presión. Fue una vomitona intensa, asquerosa, horrible ¡lo que me faltaba!

Vi aparecer en esa puerta a la Madame, una securata, y una de mis compañeras de trabajo también preñada sin ponerse la máscara, asustadas y con caras de pocos amigos.

No sé la imagen que los dos ofrecíamos porque yo estaba debajo de mi papi, clavada su polla en mi culo, en mi coño el enorme bulto del plug hinchado a tope, y los dos estábamos encima de mi barriga. Todo ese dolor añadido al peso que soportaba, apenas me dejaba respirar a gusto y hablar, pero pude decirles:

--No pasa nada. Es una manera de como mi papá desearía tratarme si realmente fuese yo su hija…

Las tres comprendieron, se marcharon cerrando la puerta lentamente, sin prisas, pero pude oír a la securata que decía:

--Si yo tuviese un padre así, le cortaría la polla…

Mi padre/cliente pudo apoyarse en sus rodillas y levantar parte del peso de su cuerpo de encima de mí, pero sin sacar la parte de la polla que ya me había clavado. Sinceramente, durante unos minutos cambió su forma de ser y casi se portó como un padre follador con su fecunda hija. Pero yo no pude contenerme y le pregunté:

--¿Por qué me has tratado así y te has dejado caer tan a lo bestia?

--Por tu culpa. Te has metido tanto en el papel de mi hija Irene, que yo me estoy metiendo en el mío de padre de Irene. Y te juro por todos los dioses, que si fueses mi hija y pudiese follarte sin restricciones, lo haría así. Te dejaría ser la puta que deseas ser. Te dejaría caer en toda clase de perversiones y depravaciones, es más, yo mismo te las fomentaría, pero tú, mi hija verdadera, estarías sometida a complacerme. Serias mi esclava sexual, además de esposa, hija, y puta.

Siguió follándome el culo y metiéndome cada minuto, un poco más dentro de mí ese pollón. Yo me sentí, además de muy dolorida y mareada, alegre, feliz, contenta de tener un padre así de cabrón e hijoputa. Al mismo tiempo, me cagaba en mi puta madre que se divorció por celos de mi padre y lo arrancó de mi lado. Y sí amig@s, me juré mil veces a mí misma, que mi padre sería mío y yo de mi padre. Amo, esclava, e hija ¡y todo en un solo paquete!

Al quitar esa parte del peso de encima mío, pude respirar mucho mejor y mover mi barrigón para sentirme “un poco más cómoda”, aunque todo el nauseabundo olor de la vomitona y los restos de la misma, estaban junto a mí, y olían… mejor no lo digo. Ya sabéis tod@s a lo que huele y el asco que da ¿O no?

El santo varón de mi padre estaba ido. Si yo estaba de cazalla hasta las trompas del Falopio ese, él estaba de vodka hasta más allá de su puto culo. Follaba mi culo con una intensidad desconocida hasta entonces por mí, y dado que mi barrigón me ataba a la cama, no le hacía falta cogerme de las caderas, así que sus manos estaban sueltas… pero no del todo. Su mano derecha la tenía en mi barrigón y/o en mi teta, apretándolas a tope. Su mano izquierda estaba acariciando mis hinchados y dilatados labios vaginales y dando vueltas al enorme plug, lo que me ponía en éxtasis sexual ¡y me corrí otra vez!

El pollón de mi padre no dejaba de moverse dentro de mi estrechísimo culo, dándome muchos placeres y dolores que también me excitaban, y con mis corridas y mi coño bien regado, los movimientos de la mano de mi padre jugando con mi plug, eran constantes y me proporcionaban intensas sensaciones muy agradables. Y poco a poco, sin darme cuenta, fui dejando de ser puta, para ser solo hija y esclava ¡me entregué y me sometí!

Me di perfecta cuenta de ese cambio, cuando poco después, Adolfo, agarrando mi barrigón con sus dos manos, me clavó a tope su polla y vació profundamente sus huevos en mis intestinos. Los dos nos quedamos quietos unos instantes. Los dos jadeábamos intensamente. Creo que los dos intentábamos volver a la realidad de lo que había pasado con esa follada “incestuosa” sin saberlo. Él me sacó la polla del culo y yo me di la vuelta. Pero al ver su rostro, sudado y satisfecho, no me pude contener. Le abracé y le besé intensamente mientras le decía: ¡Gracias papá por este `polvo… me has hecho la hija más feliz del mundo!

Os juro que no mentía. En esos momentos era la hija follada. La hija entregada al padre. La hija totalmente deseosa de ser sometida por su padre y cumplir todos sus deseos sexuales, fuesen los que fuesen. Incluso puse mi mano en mi rostro para quitarme la máscara… pero mi padre me cogió esa mano, se la volvió a poner en su cuello y me dijo:

--Me gusta sentirme abrazado, besado y querido por ti. Siento algo “familiar” en estos besos y abrazos. Te juro que volveré muchas veces a mamar de tus tetas y a follar contigo en cuanto te repongas del parto. No me importa que lleves máscara si lo deseas, porque no deseo tu belleza, sino a ti. Incluso te doy mi número privado por si deseas llamarme para que mame pronto de esas tetas sin follarte y los dos hablemos luego de nosotros y del mundo. Me gustas muchísimo, y sin embargo aún no sé cómo te llamas:

--Irene papá ¡me llamo Irene y soy tu hija!
 
Arriba Pie