Un día de playa nudista

Jugodevida

Estrella Porno
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Ago 19, 2023
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A veces las cosas nos sorprenden, casi sin buscarlas nos salen al camino, dándonos una sorpresa tras otra, voy a contarles lo que nos pasó hace unos años a mi novia y a mi,“ bueno, aún no éramos ni novios”, apenas llevábamos unos meses conociéndonos.

Me presentaré, así tomaré más confianza con vosotros que me estáis leyendo, me llamo Juan, soy un chico de mediana edad, soy gaditano, mi chica se llama Mar, una semana de julio, que hacía puente por un festivo, hablamos de alquilar un bungaló cerca de la playa del Salar, en la comunidad valenciana, no conocía muy bien esta playa, había un largo tramo de arena, pero en una zona más árida habían muchas rocas, lo que aprovechaban los más liberales para practicar el nudismo.

Mi novia y yo salimos dirección a la playa, con nuestras sombrillas, toallas, hamacas y una nevera con bebidas y algo de comida. Nos acomodamos en la arena, había bastante gente, por lo que tuvimos que ir cerca de las rocas, hasta allí no llegaba la aglomeración, nos instalamos, nos dimos el protector solar y decidimos de ir al agua.

Nos dimos cuenta de que muchas de las chicas que había cerca de nosotros no llevaban la parte de arriba del bikini, hacían top less, a mí se me iba la vista, habían algunos pechos dignos de admirar, otros no tanto, me dio la idea de decirle a Mar si era capaz de quitarse el sujetador, ella ni se ruborizó, me dijo que ya había estado en varias ocasiones en top less, ni corta ni perezosa suelta el broche de su sostén y deja libre sus tetas, maravillosos pechos, como joven que era, firmes, no demasiado grandes, bonitos pezones, un encanto de tetas.

En la zona de rocas la cual nos pillaba cerca, nos dimos cuenta de que los bañistas no llevaba nada puesto de ropa, por lo que deducimos de que era una zona nudista, se me ocurre decirle si nos damos una vuelta para ver, Mar me dijo de ir mañana, en esa zona habían árboles, por lo que no era necesarias las sombrillas, ese día lo terminamos en la playa de arena. Al día siguiente nos fuimos más ligeros de equipaje, un mejor calzado para pisar por las rocas, llegamos a la arboleda y nos instalamos a su sombra, ni que decir tiene que también habían pequeñas zonas de arena, pero casi todas a la sombra, antes de ir al agua tomamos un bocado, nos bebimos unas cervezas, comenzando con los tocamientos, entre risas, besos y cerveza vimos que otra pareja se planta cerca de nosotros, eran de una edad similar a la nuestra, nos quedamos mirando porque se desnudaron del todo, quedando cómo vinieron al mundo, nosotros teníamos puesta la parte de abajo, le propongo a Mar si se atrevería a quitarse las bragas, el alcohol de la cerveza ya estaba haciendo efecto sobre ella, sin pensarlo dos veces se quitó la parte que le quedaba, me dejó helado a pesar de los cuarenta grados de temperatura que hacían.

Yo lo hice también, me quité el bañador dejando al aire y al sol mis vergüenzas, la pareja que había llegado se nos quedaron mirando, nosotros también a ellos, la chica está buenísima, era una gordita de bonitas carnes, unos pechos firmes y considerables, el chico era delgado, lo que más destacaba de el, era su pollon, cosa que Mar se quedó mirando casi fija, no quiero imaginar que estaría pensando.

Nos saludan, hola, qué tal, se acercaron hasta nosotros, nos dimos la mano, resultan que eran gallegos, él se llamaba Hugo, ella Teresa, nos pregunta si eran era la primera vez que venimos a la playa nudista, le dijimos que sí, Hugo no dejaba de mirar a mi mujer, le dice que era una lástima no luciera ese cuerpo más a menudo, porque estaba muy buena, Mar reía, se tocaba el pelo mientras yo no dejaba de mirar a la otra chica, ella también me miraba a mí, cuando Mar le dice a Hugo, — no es para tanto, tú sí tienes una gran polla. Yo flipaba, no me esperaba que Mar pusiera tanta atención a una polla aún blanda, Mar sigue diciendo — vosotros si que sois un espectáculo, tu chica tiene unos pechos preciosos, ¿a qué si Juan? me pregunta a mí, yo dije que si, que sus tetas eran una preciosidad, Teresa le dice a mi mujer que las de ella también eran muy bonitas. Mar vuelve a decirle a Hugo — tu polla es tremenda, me recuerda a la de un novio que tuve, era larga y gruesa como la tuya, por lo que Hugo se acerca hasta Mar y le dice si quería tocarla, vamos Mar, no te quedes con las ganas, entonces veo como Mar estira su mano y la agarra, la mueve como pajeandola, viendo como crecía en cada roce de la mano de Mar.

Yo me acerqué a Teresa, ella hizo lo propio con mi polla, la agarró con su mano y me la meneaba, una vez alcanzó un tamaño veo que arrima su boca y me la jala, mete todo mi capullo en su boca y lo chupaba con su lengua, sacando y metiendo mi polla levemente por sus labios, huuumm, como me gustaban esos roces en la punta, después la metió algo más adentro, a veces se perdía después mi vista. Miro a Mar y hacía lo mismo, tenía el glande de la polla de Hugo dentro de su boca, con una mano agarraba ese gran pene y con la otra mantenía su equilibrio sentada en la arena, después de unos minutos Teresa dice de juntar las toallas haciendo una gran cama, dicho y hecho, nos sentamos los cuatro en el suelo, Mar y Teresa se tiran de espaldas quedando tumbadas, ambas separan sus piernas algo flexionadas y nos invitan a chupar sus jugosos coños, yo estaba de los nervios de la excitación que me producía esa situación, pero saqué fuerzas de flaqueza y me lancé al ruedo desbordando valor.

Mis deseos por chuparle los pezones a la gallega hicieron que me olvidara por un momento de Mar, por lo que me lancé de bruces sobre su cuerpo, apoyé mis manos en la arena a la misma vez que metía uno de sus pezones en mi boca, no eran muy puntiagudos, por lo que metí entre mis labios toda su aureola, lamiendo con mi lengua todo lo que pasaba de mis labios, lo que me fascinó era la amortiguación de su teta, aguantaba sin aplastarse todo el peso de mi cabeza, así chupe varias veces sus pechos, cambiando cada rato de uno a otro.

Después bajé besando su abdomen hasta llegar a su jugoso coño, cuando estaba en el pubis mire para ver lo que ellos hacían, Hugo estaba clavado de rodillas entre sus piernas, Mar tenía metido debajo de su culo un royo hecho con unas toallas sobrantes, alzando sus caderas considerablemente, esto hacía que su coño quedará a la altura del pollon de Hugo, este tenia cogido su miembro con una de sus manos, su glande comenzaba abrir los labios del coño de Mar, ella esperaba notar el momento en que esa polla la atravesara , con cara de circunstancias cerró sus ojos a la vez que lentamente Hugo la penetraba, aaaaaahh, Mar grito, despacio, cabron, me vas a rajar, yo no sabía qué hacer, si follar a su mujer, o levantarme y romperle la cara, Hugo hecho hacia atrás, volvió lentamente a la carga, Mar se relajó, —despacio, poco a poco, le gritaba, ahora lo hizo más lento, empujaba y sacaba, hasta que poco a poco se la clavó toda, una vez dentro Hugo esperó, lento la sacó dos tercios, después para dentro otra vez, hasta que Mar se hizo al tamaño, comenzando un ritmo mediano, yo estaba entre excitado y cabreado, saqué mi genio metí mi trompa en el coño de Teresa, lo lamí todo con una avaricia desmedida, levante sus piernas dobladas por sus rodillas, las pegue a su abdomen, levante su culo hasta dejarla apoyada sobre sus paletillas, comencé a lamerle toda su raja, desde su ojete hasta pasar su clitoris, todo con una pasión desorbitada por la quemazón que me produjo la situación.

Aún así oía los gemidos de Mar, ella estaba loca de gusto, sus gemidos parecían graznidos de gaviotas, diría que ya se había corrido en más de una ocasión, yo bajé las piernas de Teresa al suelo, le indiqué la postura de perrito, una vez puesta a cuatro, mis ojos se agrandaron como platos, su culo junto a sus caderas marcaban la forma de guitarra, su ojete era bien estriado, su coño nacía casi pegado a su ano, tenía palmo y medio de raja, por la cual sobresalía la vulva de sus labios, esta visión me puso a mil, pegue mi capullo a sus carnes, noté un abrasar que me cosquilleaba en todo mi glande, apreté fuerte para colarme en esa boca de ángel, de un tirón engulló toda mi polla, no los veía, pero creo que hasta pasaron dentro mis huevos, ese coño era como el de una elefanta de grande, me moví rápido todo entusiasmado, duré tres minutos mal contados, el interior de esa cueva era como baño en gelatina de agradable, me corri a la vez que grité como un miserable, aaaaagg, uuuuuff, que coño más rico tienes Teresa, qué gusto me estás dando, un alud de jugos salían por entre mi polla de su coño, corrían por el interior de sus muslos, ella clavó su cabeza en la arena, aflojó su espalda y relajó su culo, se quedó hecha un posete, como congelada, muestra del fuerte orgasmo que ha tenido.

Hugo aún seguía dando caña a Mar, habían cambiado la posición también a cuatro, yo desde el suelo me quedé contemplando la escena, un hermoso culo que Mar mostraba, con sus dos manos abría su raja, supuestamente trataba de abrir su orificio, la polla de Hugo estaba a reventar, que potencia tenía este gallego, Mar tenía su cara pegada a la toalla, al igual que sus pechos, haciendo de sus costillas a la cima de sus glúteos una subida de la montaña rusa, Hugo en cada metida le recalcaba un palmo de polla bien erguida, lo que le arrancaba a Mar un quejido, pero era más el placer que ese tranco le producía, duró al menos diez minutos desde que yo los contemplaba, por mi cabeza pasaron todo tipo de deseos, pero de todos ellos el más obsesivo era de ocupar el sitio de ella, se me hizo el ojete agua, viendo como salía y entraba esa bendita tranca.

Al fin Hugo gime, balbucea con la lengua revuelta, ¡me corro, huuumm que bueno, uuuuff, que rico coño, te lo voy a llenar de leche, aaaaaagg, huuuummm, toma polla, para que te acuerdes de mí, cada vez que vengas a una playa nudista vas a mirar por si estoy, para que me invites a follarte, aaaaassiii, sacó su polla del coño de Mar, girando un cuarto de vuelta su cuerpo, le estiró de las piernas, dejando su cuerpo recto, le recogió los brazos, pegándoselos al cuerpo, Mar estaba en estado de shock, respirando acelerada bajando sus pulsaciones, mientras un hilo de semen espeso salía lento de su raja. Después de un buen rato todos nos recuperamos, pusimos unas mesas y sillas en la sombra de los árboles, sacamos las provisiones que llevamos de comida y bebida, hablamos de lo bonito que es Galicia y todo el norte de España, entre risas le dijimos nosotros que el sur en nada le enviaba, de lo que había pasado no hablamos nada, después de comer nos dimos un baño, nos despedimos de ellos y nos fuimos para casa.
Jugodevida.
 
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