Situación comprometida
No sé muy bien como me vi en esta situación que voy a contar, pero sabía de algún modo, que tarde o temprano, mis pequeños vicios, acabarían jugándome una mala pasada. ¿Mala? La verdad que acabé con uno de los mejores polvos de mi vida, el mejor sin duda hasta aquel día, luego hubo más.
Me llamo Sandra. Tengo 34 años, 1,60, 49 kg, delgada pero sin marcar musculo, buenas caderas y una pequeña talla 85 de busto, pero firmes, y coronados por unos pezones, que siempre están erguidos y desafiantes, atravesados por sendos piercing. Llevo el pelo teñido y melena por debajo del cuello, y el conejito totalmente depilado, como le gusta a mi marido, Saúl. El mide cerca de 1.90, pesa unos 85 kg, y está muy trabajado por el crossfit y la MTB. A veces hemos perdido de follar, por irse con la bici, que hombre………….
El tema es que, dada la cantidad de veces que me ha dejado con ganas, y que yo soy, aparte de muy caliente, muy fiel, me fui haciendo poco a poco con un pequeño arsenal de juguetes sexuales para mi auto placer. Y poco apoco también fui dándome cuenta que me gustaba el tema de la dominación y la sumisión, y el dolor, en pequeña dosis, me excitaba mucho. Compre pinzas para los pezones, dildos, bombas de succión, vibradores, electro estimulador, esposas, correas…como digo, un pequeño arsenal, que usaba sola, pues tenía miedo contárselo a Saúl y que me viera como un bicho raro, o una putilla que le iba la marcha.
Esa tarde era otra mas, sola, Saúl por ahí de ruta, y yo sola en casa, todo el día. Me puse una peli x en la tablet, de BDSM suave, y empecé a ponerme muy caliente con las imágenes. Saque mi maleta de los sueños, con todos mis juguetes. Me despoje del minúsculo tanga que era my única prenda puesta. Toquetee y apreté mis pezones. Unte mis labios vaginales con bastante lubricante efecto calor y continué hacia mi agujero oscuro. Estando muy excitada y lubricada, introduje un dildo de buen tamaño en mi culo, es uno de esos que llevan cables para poder ser electrificado. Cogí mi Satysfier y me lo aplique en mi ya hinchado y excitado clítoris. El orgasmo fue inminente y rápido. Calmada la ansiedad del primero, continué con mas parafernalia. Me puse una mordaza, que lleva un aro metálico que deja la boca muy abierta, para facilitar la penetración por ella hasta el fondo de la garganta; cuanto fantaseo con que Saul me folle la boca con ella puesta!. De la mordaza cuelgan unas cadenas que terminan en pinzas, para aplicar a los pezones, cosa que, evidentemente hice. Además, en estos, aplique otras pinzas más pequeñas, sobre los piercing. Estas últimas también van unidas al electro estimulador, que encendí en una frecuencia media-baja, y en modo auto, para que el mismo determine las secuencias de las descargas. UN cosquilleo atravesó mis pezones y mi culo. Tome un consolador con vibrador de generoso tamaño, que mi coño engullo sin demasiado esfuerzo, dado lo lubricado que estaba. Lo encendí a intensidad media. Este además, tiene una mini lengua, que vibra directamente en el clítoris. La sensación es indescriptible. En la pantalla de la tablet, una morena crucificada de espaldas a una cruz de madera, estaba recibiendo un castigo de látigo en su culo y espalda. Me sujete los tobillos con una barra extensible que ajuste al máximo de apertura que mis piernas permitían, y me tome unas fotos en esa postura, estaba muy cachonda, y verme así, me puso aun más. Por último tomé un antifaz y unas correas para las muñecas que ajuste como pude al cabecero de la cama, las cerré lo máximo que pude pero que permitieran entrar mis manos. Metí la derecha, me coloque el antifaz y por ultimo metí la izquierda y me tumbe a deleitarme con las sensaciones que mi cuerpo estaba experimentando. Aclaro en esta punto que las correas de las muñecas era la primera vez que las usaba, y como siempre, sin leer las indicaciones de uso.
El consolador estaba haciendo delicias en mi, con su armónico ritmo y la mini lengua vibrando en mi clítoris. Esto unido a las descargas eléctricas que atravesaban mis pezones y el interior de mi culo, empezaron a generar en lo más profundo de mi ser un nuevo orgasmo, tense mi cuerpo, arquee mi espalda, me retorcía de placer inmovilizada, notaba mis piernas separadas, mi coño, empapado, y mis fluidos saliendo de mi y deslizándose hacia las sabanas, la tensión en mis muñecas aumentaba cada vez que tensaba mi cuerpo. Mi saliva caía de mi boca y empapaba mi cara y pelo, y experimente un nuevo y placentero orgasmo gimiendo y retorciéndome, atada a mi cama.
Cuando recobre un poco la compostura, y me fui a soltar, me di cuenta de el lio en el que acababa de meterme. Las correas tenían un sistema, que al tensar o tirar, se cerraban más, hasta llegar al máximo que habías ajustado, y en mi caso, era tanto que era imposible sacar las manos sin soltar los cierres de velcro ajustables. Mi cabeza empezó a girar, me maree, estaba inmovilizada en la cama, con mis agujeros llenos, recibiendo pequeñas descargas eléctricas, Y NO PODIA SOLTARME! Solo podía esperar a que llegara Saúl, y me encontrara en esa situación! Como se lo iba a explicar? Como iba a reaccionar? Y encima esta excitadísima de nuevo, pues mi amante de goma seguía dándome placer, ajeno por completo a mi dramática situación, quería llorar, pero solo me salió gemir y jadear y dejar que mi tercer orgasmo me invadiera, estaba tan entregada que ni oí la puerta ni oí la voz que decía:
Pero qué coño es todo esto????
Joder, siempre te recibe así? No me extraña que siempre quieras volver a casa dijo otra voz
Deja de tocarte y mirarla
Porque? No te das cuenta lo que necesita?
La verdad que estoy súper empalmado
Lo siguiente fue silencio, y de repente, mi boca llena con una polla, que comenzó a follarmela hasta tocar mi garganta. Yo seguía excitada, cuando note unas manos quitarme las pinzas de los pezones y supuse que de los piercing pues las descargas cesaron, para ser sustituidas por unas manos y una boca que me los pellizcaban y mordían, lamian y volvían a morder. Las manos del dueño de la polla que llenaba mi boca, tomaron mi nuca para poder empujar aun más adentro
Retiraron el consolador de mi empapado coño, y noche una buena cantidad de flujo salir de mi entrepierna. Aflojaron las correas de mis muñecas para darme la vuelta en la cama y volver a inmovilizarme, sobre un cuerpo acostado en la cama, que automáticamente, me ensarto por el coño su polla hasta el fondo, sin dificultad. Note como sacaban el dildo de mi culo, y automáticamente otra gloriosa polla me lleno por detrás. Uno de mis sueños más morbosos se estaba cumpliendo. Inmovilizada y carente del sentido de la vista, estaba siendo usada como un juguete sexual y recibiendo la primera doble penetración de mi vida, por Saúl y por un desconocido. Jamás hubiera apostado a que mi chico me hubiera compartido con alguien, y sin embargo, allí estaba. El hombre en mi culo, se aferro a mis caderas para sacar y meter su polla por completo dentro de mí, mientras el de abajo solo se dejaba llevar por el ritmo impuesto desde detrás. Apretaba mis pechos y mordía mis pezones, tomaba un piercing entre los dientes y estiraba mi pezón hasta el límite.
Un nuevo orgasmo estaba llegando, Estaba fuera de mi, empecé a gritar todo lo que mi mordaza me permitía, la saliva caía a chorro sobre mi furtivo amante, las embestidas en mi culo eran cada vez más fuertes, hasta que entre jadeos y gruñidos, note como me llenaban de caliente semen por detrás y la presión de las manos en mis caderas era casi dolorosa. Yo me deje llevar en mi orgasmo también, ensartada por completo por el culo, notando como esa polla palpitaba soltando sus últimos chorros dentro de mí.
Mi otro amante, se deslizo como pudo desde debajo, tomo mi cabeza entre sus manos y hundió su polla en mi boca, provocándome una arcada, ahogada por un potente chorro de semen, directo al fondo de mi garganta. Mantuvo la presión unos segundos que se me hicieron interminables, descargando otras tres o cuatro veces. Las lágrimas salían de mis ojos, por las arcadas contenidas. Cuando sentí mi boca liberada, me soltaron la correa de la mordaza y pude tomar aire y toser. Poco a poco me fueron liberando las ataduras y pude acostarme en la cama, con mi culo ya liberado también, Sentía salir de él abundante semen que se deslizaba hacia mi sexo, palpitante he hinchado. Solo el antifaz cubría mis ojos.
Nunca imagine que te fuera este rollo, me susurro la dulce voz de Saúl, descansa, que hoy a cambiado tu vida para siempre, no vas a tener que volver a jugar sola. Me dio un beso en la mejilla y retiro el antifaz. Entre la penumbra y con mis ojos acostumbrándose a la tenue luz, puede ver a Saúl, completamente desnudo, al lado de Sergio, su hermano menor, también desnudo y aun con su gloriosa polla a media asta. Los dos lucían estupendos, y con esa bella imagen, me quede dormida………………………..
Renacer sexual
Dormí como hacía tiempo no lo hacía. Los flases de la tarde pasada destellaban en mi mente y una fuente de calor creció en mi interior, haciendo palpitar mi vulva y sintiendo mi clítoris hincharse por momentos, necesitaba tocarme, porque me estaba excitando muchísimo.
Salimos sobre las once de la mañana hacia el centro. Llegamos a un local, que parecía cerrado, pero las cortinas negras que tapaban los escaparates, parecían nuevas y limpias. Aparcamos un poco más arriba, y rodeando el edificio, nos dirigimos a una puerta negra, con los relieves dorados, donde Saúl, pico
Un hombre de unos 2 metros de altura, totalmente rapado y vestido con ropa de cuero, muy fuerte y lleno de tattoos y piercings abrió la puerta y nos indicó que pasáramos. Apreté la mano de Saúl fuerte. Nos dirigimos a una estancia del piso superior. Otro hombre, de unos 30 años, muy tatuado también, nos esperaba. Vestía también de cuero, este con pelo largo, atado en coleta en lo alto de su cabeza y los laterales rapados y también tatuados. En la sala había una camilla y todo el material para tatuajes y piercings
No daba crédito, atada a una camilla, completamente indefensa y expuesta, un extraño, me estaba haciendo una soberana paja, con dos dedos dentro de mi vagina y un tercero, frotándome el clítoris, mientras un gigante de 2 metros manipulaba mis tetas a su antojo, atravesadas por sendas agujas, y Saúl, viéndolo todo, y con su consentimiento. Ni mi más caliente sueño de una de tantas tardes sola en casa, se podía comparar
Luces preciosa, me dijo, ya estas marcada de mi propiedad, y ese collar solo te lo podrás quitar cuando yo te lo permita. Ahora, debes pagar tu deuda por correrte sin mi permiso, vuelvo en un rato, dijo mientras salía de la sala
La camilla comenzó a inclinarse hacia abajo, emitiendo un ligero zumbido, dejando mi cabeza colgando a un metro aproximadamente del suelo. El tatuador, me quito la mordaza, y sin tiempo casi a recolocar mi mandíbula, metió su polla en mi boca. Aferrado a mis tetas y pellizcando mis doloridos pezones, comenzó a follarme la boca con fuerza, provocándome varias arcadas, que casi me hacen vomitar. El exceso de salivación, salía de mi boca cada vez que la sacaba, y me arrollaba dentro de la nariz y los ojos, hasta que después de unos interminables minutos, se corrió abundantemente dentro de mi garganta. Sin tiempo a tragar todo lo que me había soltado, dada la incómoda postura para poder tragar, el grandullón de la puerta, tomo el relevo. La polla que tenía era acorde al tamaño del tío. Sin ser muy larga, tenía un diámetro enorme, me costó mucho abrir la boca para que entrara, pero no pareció un impedimento para aquel tipo. Aferrado con fuerza a mis tetas, y retorciendo dolorosamente mis pezones, fue metiéndola entera hasta rozar mi garganta.
Pensé que me iba a ahogar, como tardara mucho en sacarla. Comencé a respirar, con dificultad por la nariz, mientras el tío empezaba un vaivén lento, en mi boca. Note una lengua en mi clítoris, y unos dedos intentado entrar dentro de mí. No fue difícil, estaba empapada en mis fluidos. El de mi boca, en un par de envites, comenzó a jadear y a correrse, y yo al sentir el caliente y espeso semen en mi boca, me corrí como una loca, también. Pensé que me estaba haciendo pis, pues sentí chorros salir de dentro de mí. Estaba en éxtasis, teniendo mi primer squirt. El grandullón salió de mi boca, y un último chorro de su semen, impacto en mi cara y pelo. Sentí la camilla volver a su posición inicial. No sentía las piernas ni los brazos, aún inmovilizados. Entre abrí los ojos, y vi a Saúl, en la puerta, con el móvil en la mano, lo había grabado todo. Se acercó y me dijo:
Salimos a la calle, caminamos unos 300 metros en dirección contraria al coche. Afortunadamente solo encontramos un vagabundo en un portal. Baje la mirada al pasar a su lado, mientras me miraba lascivamente y cogía su entrepierna mientras me miraba pasar. Inexplicablemente, cada vez estaba más excitada. Lo único molesto era sentir como la gravedad intentaba que el plug se saliera de mi culo, y tenía que hacer un esfuerzo para sujetarlo dentro. Entramos en un antiguo portal, y bajamos un piso. Saúl picó en una puerta que tenía una pequeña luz verde sobre ella. Una mujer de unos 40 años nos recibió. Besó a Saúl en la mejilla, y la miré desafiante. La bofetada que me soltó no la vi venir. La mejilla me ardía aun más de lo que ya lo hacía. Mientras me quitaba la gabardina de manera violenta dijo:
Me arrodille, y gatee detrás de ella. Llegamos a la puerta con el número 2. Entramos. Era un cuarto bastante oscuro. Había unas mesas con bastante parafernalia Sado, una gran cama con dosel y espejos en el techo, y una gran X de madera. Mi excitación iba en aumento. Me dirigió a la X. Tiró de la cadena para que me incorporara, y me ató a ella, de frente.
Uno, dije, gracias señor
Cada latigazo dolía un poco más, pero mordía mi labio con fuerza para no quejarme, aun así, lagrimas de dolor salían de mis ojos. Mi entrepierna, como siempre, por libre, empezaba a dejar salir mis fluidos pierna abajo, presa de la excitación que me consumía por dentro. Terminé la cuenta, y sin tiempo de reponerme, el primer palazo cayó en mi culo. Creo que dolían más que el látigo, pero después de cada uno, una caricia con la mano de Saúl, aplacaban un poco el ardor. Los diez golpes pasaron bastante rápido.
Automáticamente, sentí sacar el plug que aun seguía en mi interior, y noté la polla de mi marido queriendo sustituirlo dentro de mí. Gemí de placer al sentirlo entrar, sin dificultad. Una mano suya cogió mi pecho izquierdo, y sus dedos jugueteaban con mi pezón, y la otra se afanó a masturbar mi vagina. El contacto del piercing del clítoris me hacía sentir escalofríos de placer.
Aún con su polla dentro de mí, liberó mis brazos. La sacó y me liberó las piernas, me giró y me hizo arrodillarme. Sabía lo que quería, me afane a limpiar su pene aún goteante, chupando y lamiendo golosamente. Empezó a recuperarse del todo nuevamente, y continué chupándosela, hasta que se volvió a correr en mi boca. Después del primer disparo, me separó la cabeza, cogió su polla con la mano, y tres chorros mas impactaron en mi cara, pelo y pechos.
Se separó y me miró satisfecho, mientras cogía su móvil y me hacía nuevas fotos. No dije ni pregunté nada.
Hizo sonar un timbre, y apareció al poco tiempo la mujer que nos había abierto.
Cuando el hombre se dio por satisfecho, tiró de mi coleta y me incorporó, manoseó mis tetas por encima del vestido, y luego metió su mano entre mis piernas. Apartó un poco el minúsculo tanga y me introdujo uno de sus gordos dedos. Yo estaba empapada de nuevo. Estuvo unos instantes taladrándome, creo que llegó a meter tres dedos dentro de mí. Cuando se canso de jugar, sacó la mano, y me la metió en la boca para que le limpiara mis propios fluidos. Hecho esto, se puso en pié, cogió los papeles, se despidió de Saúl y se fue. Fue en ese momento, cuando me percaté que en el bar, había además de dos camareros, varias mesas ocupadas. Me morí de vergüenza al pensar que había hecho una mamada a un viejo en público, sin embargo, nadie parecía haberse percatado.
No sé muy bien como me vi en esta situación que voy a contar, pero sabía de algún modo, que tarde o temprano, mis pequeños vicios, acabarían jugándome una mala pasada. ¿Mala? La verdad que acabé con uno de los mejores polvos de mi vida, el mejor sin duda hasta aquel día, luego hubo más.
Me llamo Sandra. Tengo 34 años, 1,60, 49 kg, delgada pero sin marcar musculo, buenas caderas y una pequeña talla 85 de busto, pero firmes, y coronados por unos pezones, que siempre están erguidos y desafiantes, atravesados por sendos piercing. Llevo el pelo teñido y melena por debajo del cuello, y el conejito totalmente depilado, como le gusta a mi marido, Saúl. El mide cerca de 1.90, pesa unos 85 kg, y está muy trabajado por el crossfit y la MTB. A veces hemos perdido de follar, por irse con la bici, que hombre………….
El tema es que, dada la cantidad de veces que me ha dejado con ganas, y que yo soy, aparte de muy caliente, muy fiel, me fui haciendo poco a poco con un pequeño arsenal de juguetes sexuales para mi auto placer. Y poco apoco también fui dándome cuenta que me gustaba el tema de la dominación y la sumisión, y el dolor, en pequeña dosis, me excitaba mucho. Compre pinzas para los pezones, dildos, bombas de succión, vibradores, electro estimulador, esposas, correas…como digo, un pequeño arsenal, que usaba sola, pues tenía miedo contárselo a Saúl y que me viera como un bicho raro, o una putilla que le iba la marcha.
Esa tarde era otra mas, sola, Saúl por ahí de ruta, y yo sola en casa, todo el día. Me puse una peli x en la tablet, de BDSM suave, y empecé a ponerme muy caliente con las imágenes. Saque mi maleta de los sueños, con todos mis juguetes. Me despoje del minúsculo tanga que era my única prenda puesta. Toquetee y apreté mis pezones. Unte mis labios vaginales con bastante lubricante efecto calor y continué hacia mi agujero oscuro. Estando muy excitada y lubricada, introduje un dildo de buen tamaño en mi culo, es uno de esos que llevan cables para poder ser electrificado. Cogí mi Satysfier y me lo aplique en mi ya hinchado y excitado clítoris. El orgasmo fue inminente y rápido. Calmada la ansiedad del primero, continué con mas parafernalia. Me puse una mordaza, que lleva un aro metálico que deja la boca muy abierta, para facilitar la penetración por ella hasta el fondo de la garganta; cuanto fantaseo con que Saul me folle la boca con ella puesta!. De la mordaza cuelgan unas cadenas que terminan en pinzas, para aplicar a los pezones, cosa que, evidentemente hice. Además, en estos, aplique otras pinzas más pequeñas, sobre los piercing. Estas últimas también van unidas al electro estimulador, que encendí en una frecuencia media-baja, y en modo auto, para que el mismo determine las secuencias de las descargas. UN cosquilleo atravesó mis pezones y mi culo. Tome un consolador con vibrador de generoso tamaño, que mi coño engullo sin demasiado esfuerzo, dado lo lubricado que estaba. Lo encendí a intensidad media. Este además, tiene una mini lengua, que vibra directamente en el clítoris. La sensación es indescriptible. En la pantalla de la tablet, una morena crucificada de espaldas a una cruz de madera, estaba recibiendo un castigo de látigo en su culo y espalda. Me sujete los tobillos con una barra extensible que ajuste al máximo de apertura que mis piernas permitían, y me tome unas fotos en esa postura, estaba muy cachonda, y verme así, me puso aun más. Por último tomé un antifaz y unas correas para las muñecas que ajuste como pude al cabecero de la cama, las cerré lo máximo que pude pero que permitieran entrar mis manos. Metí la derecha, me coloque el antifaz y por ultimo metí la izquierda y me tumbe a deleitarme con las sensaciones que mi cuerpo estaba experimentando. Aclaro en esta punto que las correas de las muñecas era la primera vez que las usaba, y como siempre, sin leer las indicaciones de uso.
El consolador estaba haciendo delicias en mi, con su armónico ritmo y la mini lengua vibrando en mi clítoris. Esto unido a las descargas eléctricas que atravesaban mis pezones y el interior de mi culo, empezaron a generar en lo más profundo de mi ser un nuevo orgasmo, tense mi cuerpo, arquee mi espalda, me retorcía de placer inmovilizada, notaba mis piernas separadas, mi coño, empapado, y mis fluidos saliendo de mi y deslizándose hacia las sabanas, la tensión en mis muñecas aumentaba cada vez que tensaba mi cuerpo. Mi saliva caía de mi boca y empapaba mi cara y pelo, y experimente un nuevo y placentero orgasmo gimiendo y retorciéndome, atada a mi cama.
Cuando recobre un poco la compostura, y me fui a soltar, me di cuenta de el lio en el que acababa de meterme. Las correas tenían un sistema, que al tensar o tirar, se cerraban más, hasta llegar al máximo que habías ajustado, y en mi caso, era tanto que era imposible sacar las manos sin soltar los cierres de velcro ajustables. Mi cabeza empezó a girar, me maree, estaba inmovilizada en la cama, con mis agujeros llenos, recibiendo pequeñas descargas eléctricas, Y NO PODIA SOLTARME! Solo podía esperar a que llegara Saúl, y me encontrara en esa situación! Como se lo iba a explicar? Como iba a reaccionar? Y encima esta excitadísima de nuevo, pues mi amante de goma seguía dándome placer, ajeno por completo a mi dramática situación, quería llorar, pero solo me salió gemir y jadear y dejar que mi tercer orgasmo me invadiera, estaba tan entregada que ni oí la puerta ni oí la voz que decía:
Pero qué coño es todo esto????
Joder, siempre te recibe así? No me extraña que siempre quieras volver a casa dijo otra voz
Deja de tocarte y mirarla
Porque? No te das cuenta lo que necesita?
La verdad que estoy súper empalmado
Lo siguiente fue silencio, y de repente, mi boca llena con una polla, que comenzó a follarmela hasta tocar mi garganta. Yo seguía excitada, cuando note unas manos quitarme las pinzas de los pezones y supuse que de los piercing pues las descargas cesaron, para ser sustituidas por unas manos y una boca que me los pellizcaban y mordían, lamian y volvían a morder. Las manos del dueño de la polla que llenaba mi boca, tomaron mi nuca para poder empujar aun más adentro
Retiraron el consolador de mi empapado coño, y noche una buena cantidad de flujo salir de mi entrepierna. Aflojaron las correas de mis muñecas para darme la vuelta en la cama y volver a inmovilizarme, sobre un cuerpo acostado en la cama, que automáticamente, me ensarto por el coño su polla hasta el fondo, sin dificultad. Note como sacaban el dildo de mi culo, y automáticamente otra gloriosa polla me lleno por detrás. Uno de mis sueños más morbosos se estaba cumpliendo. Inmovilizada y carente del sentido de la vista, estaba siendo usada como un juguete sexual y recibiendo la primera doble penetración de mi vida, por Saúl y por un desconocido. Jamás hubiera apostado a que mi chico me hubiera compartido con alguien, y sin embargo, allí estaba. El hombre en mi culo, se aferro a mis caderas para sacar y meter su polla por completo dentro de mí, mientras el de abajo solo se dejaba llevar por el ritmo impuesto desde detrás. Apretaba mis pechos y mordía mis pezones, tomaba un piercing entre los dientes y estiraba mi pezón hasta el límite.
Un nuevo orgasmo estaba llegando, Estaba fuera de mi, empecé a gritar todo lo que mi mordaza me permitía, la saliva caía a chorro sobre mi furtivo amante, las embestidas en mi culo eran cada vez más fuertes, hasta que entre jadeos y gruñidos, note como me llenaban de caliente semen por detrás y la presión de las manos en mis caderas era casi dolorosa. Yo me deje llevar en mi orgasmo también, ensartada por completo por el culo, notando como esa polla palpitaba soltando sus últimos chorros dentro de mí.
Mi otro amante, se deslizo como pudo desde debajo, tomo mi cabeza entre sus manos y hundió su polla en mi boca, provocándome una arcada, ahogada por un potente chorro de semen, directo al fondo de mi garganta. Mantuvo la presión unos segundos que se me hicieron interminables, descargando otras tres o cuatro veces. Las lágrimas salían de mis ojos, por las arcadas contenidas. Cuando sentí mi boca liberada, me soltaron la correa de la mordaza y pude tomar aire y toser. Poco a poco me fueron liberando las ataduras y pude acostarme en la cama, con mi culo ya liberado también, Sentía salir de él abundante semen que se deslizaba hacia mi sexo, palpitante he hinchado. Solo el antifaz cubría mis ojos.
Nunca imagine que te fuera este rollo, me susurro la dulce voz de Saúl, descansa, que hoy a cambiado tu vida para siempre, no vas a tener que volver a jugar sola. Me dio un beso en la mejilla y retiro el antifaz. Entre la penumbra y con mis ojos acostumbrándose a la tenue luz, puede ver a Saúl, completamente desnudo, al lado de Sergio, su hermano menor, también desnudo y aun con su gloriosa polla a media asta. Los dos lucían estupendos, y con esa bella imagen, me quede dormida………………………..
Renacer sexual
Dormí como hacía tiempo no lo hacía. Los flases de la tarde pasada destellaban en mi mente y una fuente de calor creció en mi interior, haciendo palpitar mi vulva y sintiendo mi clítoris hincharse por momentos, necesitaba tocarme, porque me estaba excitando muchísimo.
- No tuviste bastante? La voz de Saúl, me sacó de mis húmedos pensamientos
- Amor! Exclamé, abriendo los ojos y viendo a mi marido mirarme, y retirando la mano de mi entrepierna, un poco avergonzada
- Yo sigo, no te preocupes, dijo, mientras hundía su cabeza entre mis piernas y me deleitaba con un delicioso cunnilingus que no tardó más de dos minutos en llevarme a un rápido y deseado orgasmo
- Quiero que me digas, si vas a querer sexo duro, a partir de ahora, me dijo, acostado a mi lado, mientras sus manos, recorrían mi cuerpo desnudo, sucio y sudado.
- No sé qué quieres oír, respondí
- Es fácil la pregunta, y la respuesta. No creí jamás que fuera a presenciar lo que vi ayer cuando llegué. Y mucho menos que hicieras y te dejaras hacer como te dejaste.
- Yo tampoco creí jamás que dejarías a otro hombre follarme, delante de ti
- Fue una situación especial, extrema, diría, y, digamos, que improvisé. Además, es mi hermano, se que le gustas, y él a ti también, no es cualquier hombre. Encontrarte totalmente indefensa, inmovilizada, desnuda, y en medio de un orgasmo al llegar a casa, lo siento, pero era una fantasía que se me hizo realidad
- Yo me sentí muy sola últimamente, y recurrí a fantasear con juguetes, no sabía que a ti también te pudiera gustar. SI! Mi respuesta a tu pregunta es Si.
- Quiero dejar unas normas claras, dijo Saúl, serás mi mujer, mi puta y mi esclava sumisa?
- Si
- Te puedo compartir, o solo quieres que te use yo?
- Haré lo que a ti te apetezca, como tú quieras y con quien creas oportuno, pero por favor, con discreción, no quiero que me señalen por la calle
- Sabes que hay clubs, en los que lo que pasa allí, se queda allí?
- Algo leí sobre ellos, si. Has estado en alguno?
- Sí
- Te ha parecido mal la respuesta?, me dijo, sacándome de mis pensamientos
- No, solo que jamás lo habría imaginado
- Pues todo puede cambiar desde ya, si la respuesta sigue siendo afirmativa
- SI, dije rotundamente, tanto que yo misma me sorprendí, y de solo pensarlo, me estaba mojando otra vez
- Bien, pues hay unas normas, como te dije. Tendrás que ser marcada, de alguna forma, para que se sepa que tienes amo, y te respeten. Te informaré antes de cada sesión, en la medida de lo posible, de lo que pasará, para saber si estás de acuerdo. Y acordaremos una palabra de seguridad, para si algo se descontrola o no te gusta, lo puedas parar.
- Perfecto, dije un poco abrumada por lo que acaba de oír y por la seguridad de las palabras de Saúl. Se notaba que sabía delo que hablaba.
- Vas a hacerme el hombre más feliz del mundo. Llevo años fantaseando sobre esto. Dúchate mientras voy preparando cosas, vamos a desayunar y lo primero será el marcaje. Si me cogen hoy, hoy mismo lo haremos. Debes tomar siempre la píldora anticonceptiva, no queremos sustos, irás siempre como vas, completamente depilada. Te voy a poner un piercing en el ombligo para completar los de los pezones, y quizás, aún no lo sé, otro en el clítoris. En uno de ellos llevaras mis iníciales, así como en el tatuaje que te haré.
- Niebla, fue todo lo que pude decir, la palabra de seguridad será niebla
- Niebla pues. Ve a ducharte, hago unas llamadas y te espero en el salón
Salimos sobre las once de la mañana hacia el centro. Llegamos a un local, que parecía cerrado, pero las cortinas negras que tapaban los escaparates, parecían nuevas y limpias. Aparcamos un poco más arriba, y rodeando el edificio, nos dirigimos a una puerta negra, con los relieves dorados, donde Saúl, pico
Un hombre de unos 2 metros de altura, totalmente rapado y vestido con ropa de cuero, muy fuerte y lleno de tattoos y piercings abrió la puerta y nos indicó que pasáramos. Apreté la mano de Saúl fuerte. Nos dirigimos a una estancia del piso superior. Otro hombre, de unos 30 años, muy tatuado también, nos esperaba. Vestía también de cuero, este con pelo largo, atado en coleta en lo alto de su cabeza y los laterales rapados y también tatuados. En la sala había una camilla y todo el material para tatuajes y piercings
- Desnúdate y túmbate en la camilla, dijo Saúl
- Entera? Dije un poco sorprendida
- No me entiendes cuando hablo? Me gritó
- Aquí no hace falta palabra de seguridad, así que no necesitas hablar, dijo Saúl
- Entonces, como lo hemos hablado? Pregunto el más delgado, mientras se colocaba entre mis piernas
- Ni más ni menos, dijo Saúl poniéndose a un lado mío, el otro, el grande, se coloco del otro lado cerca de la mesa auxiliar que tenía todo el material.
- Aaah!
- Joder, si esta mojada, si que se mete en el papel, dijo el tatuador, que comenzó a masturbarme, mientras miraba a mi marido, que asintió con la cabeza.
No daba crédito, atada a una camilla, completamente indefensa y expuesta, un extraño, me estaba haciendo una soberana paja, con dos dedos dentro de mi vagina y un tercero, frotándome el clítoris, mientras un gigante de 2 metros manipulaba mis tetas a su antojo, atravesadas por sendas agujas, y Saúl, viéndolo todo, y con su consentimiento. Ni mi más caliente sueño de una de tantas tardes sola en casa, se podía comparar
- Aaaaahh! Aaahhh! Aaaaaaaaahhhh!! Me corrí como pocas veces lo había hecho. Estaba empapada, y mi cara y pelo, llenos de la saliva que salía de mi boca, llena por aquella bola.
- UUUUGGGG!! De repente, un dolor punzante y agudo, recorrió mi ser, desde mi clítoris, hasta mi cabeza, a través de mi columna; Forcé mi cuello para ver que había pasado. Una aguja como las que atravesaban mis pezones, atravesaba ahora la piel de mi clítoris en sentido vertical, y de repente otra, menos dolorosa, mi ombligo. Cerré los ojos y alguien retiro la almohada sobre la que descansaba mi cabeza, para que pudiera relajarme, mientras se sustituían las agujas por las piezas elegidas por mi marido
- No recuerdo haberte permitido que te corrieras, me dijo Saúl cerca de mi oído, y encima has puesto cachondos a mis dos amigos, vas a tener que satisfacerlos cuando terminen
Luces preciosa, me dijo, ya estas marcada de mi propiedad, y ese collar solo te lo podrás quitar cuando yo te lo permita. Ahora, debes pagar tu deuda por correrte sin mi permiso, vuelvo en un rato, dijo mientras salía de la sala
La camilla comenzó a inclinarse hacia abajo, emitiendo un ligero zumbido, dejando mi cabeza colgando a un metro aproximadamente del suelo. El tatuador, me quito la mordaza, y sin tiempo casi a recolocar mi mandíbula, metió su polla en mi boca. Aferrado a mis tetas y pellizcando mis doloridos pezones, comenzó a follarme la boca con fuerza, provocándome varias arcadas, que casi me hacen vomitar. El exceso de salivación, salía de mi boca cada vez que la sacaba, y me arrollaba dentro de la nariz y los ojos, hasta que después de unos interminables minutos, se corrió abundantemente dentro de mi garganta. Sin tiempo a tragar todo lo que me había soltado, dada la incómoda postura para poder tragar, el grandullón de la puerta, tomo el relevo. La polla que tenía era acorde al tamaño del tío. Sin ser muy larga, tenía un diámetro enorme, me costó mucho abrir la boca para que entrara, pero no pareció un impedimento para aquel tipo. Aferrado con fuerza a mis tetas, y retorciendo dolorosamente mis pezones, fue metiéndola entera hasta rozar mi garganta.
Pensé que me iba a ahogar, como tardara mucho en sacarla. Comencé a respirar, con dificultad por la nariz, mientras el tío empezaba un vaivén lento, en mi boca. Note una lengua en mi clítoris, y unos dedos intentado entrar dentro de mí. No fue difícil, estaba empapada en mis fluidos. El de mi boca, en un par de envites, comenzó a jadear y a correrse, y yo al sentir el caliente y espeso semen en mi boca, me corrí como una loca, también. Pensé que me estaba haciendo pis, pues sentí chorros salir de dentro de mí. Estaba en éxtasis, teniendo mi primer squirt. El grandullón salió de mi boca, y un último chorro de su semen, impacto en mi cara y pelo. Sentí la camilla volver a su posición inicial. No sentía las piernas ni los brazos, aún inmovilizados. Entre abrí los ojos, y vi a Saúl, en la puerta, con el móvil en la mano, lo había grabado todo. Se acercó y me dijo:
- Otra vez te vuelves a correr sin mi permiso, tendré que castigarte. Se acercó a mí, y me introdujo un plug anal, previamente lubricado, era metálico y daba la sensación de pesar. Tenía un buen diámetro, que mi culo tragó con algo de esfuerzo. Saúl soltó mis manos y piernas y me ayudo a incorporarme. Ponte la gabardina y baja
- No me visto? Pregunte
- No, has sido una zorra desobediente, iras pues, como lo que eres, hasta el club. Y ni se te ocurra lavarte
- Sí señor, respondí metida en mi papel de sumisa, esperando que la respuesta fuera de su agrado. Me incorporé y me puse la gabardina que traía. Afortunadamente era por encima de las rodillas, y disimulaba bastante el que fuera desnuda debajo de ella. Saúl enganchó una correa a la argolla de mi collar, y tiro levemente.
- Vamos, ordenó
Salimos a la calle, caminamos unos 300 metros en dirección contraria al coche. Afortunadamente solo encontramos un vagabundo en un portal. Baje la mirada al pasar a su lado, mientras me miraba lascivamente y cogía su entrepierna mientras me miraba pasar. Inexplicablemente, cada vez estaba más excitada. Lo único molesto era sentir como la gravedad intentaba que el plug se saliera de mi culo, y tenía que hacer un esfuerzo para sujetarlo dentro. Entramos en un antiguo portal, y bajamos un piso. Saúl picó en una puerta que tenía una pequeña luz verde sobre ella. Una mujer de unos 40 años nos recibió. Besó a Saúl en la mejilla, y la miré desafiante. La bofetada que me soltó no la vi venir. La mejilla me ardía aun más de lo que ya lo hacía. Mientras me quitaba la gabardina de manera violenta dijo:
- No sé quién eres, ni me importa, pero cuando cruzas esa puerta, aquí solo eres una puta mas, que solo mirara a la cara si se te da permiso para ello, si no mirada al suelo. Entendiste?
- Sí señora, lo siento señora
- Bien, parece que alguna cosa ya la aprendiste. Es nueva? Pregunto a Saúl
- Si, recién estrenada y marcada
- Ya lo veo. Está muy buena, tal vez te la pida prestada
- Cuando quieras, es tuya.
- Que vas a querer?
- Con una sala pequeña me arreglo hoy, por ser el primer día. Quiero mostrarle, lo primero, que pasa cuando se corre sin mi permiso
- Perfecto, la 2 está vacía, vamos, a cuatro patas, como la perra que eres
Me arrodille, y gatee detrás de ella. Llegamos a la puerta con el número 2. Entramos. Era un cuarto bastante oscuro. Había unas mesas con bastante parafernalia Sado, una gran cama con dosel y espejos en el techo, y una gran X de madera. Mi excitación iba en aumento. Me dirigió a la X. Tiró de la cadena para que me incorporara, y me ató a ella, de frente.
- Que castigo crees que mereces? Dijo Saúl
- No lo sé, señor. No sabía que no podía correrme.
- Pues lo hiciste dos veces. Seré benévolo, serán diez latigazos y diez azotes, para que te vayas acostumbrando. Contaras cada golpe en voz alta y dirás gracias, entendido?
- Sí, señor
- Si aguantas el castigo sin quejarte, te follare y dejaré que te corras
Uno, dije, gracias señor
Cada latigazo dolía un poco más, pero mordía mi labio con fuerza para no quejarme, aun así, lagrimas de dolor salían de mis ojos. Mi entrepierna, como siempre, por libre, empezaba a dejar salir mis fluidos pierna abajo, presa de la excitación que me consumía por dentro. Terminé la cuenta, y sin tiempo de reponerme, el primer palazo cayó en mi culo. Creo que dolían más que el látigo, pero después de cada uno, una caricia con la mano de Saúl, aplacaban un poco el ardor. Los diez golpes pasaron bastante rápido.
Automáticamente, sentí sacar el plug que aun seguía en mi interior, y noté la polla de mi marido queriendo sustituirlo dentro de mí. Gemí de placer al sentirlo entrar, sin dificultad. Una mano suya cogió mi pecho izquierdo, y sus dedos jugueteaban con mi pezón, y la otra se afanó a masturbar mi vagina. El contacto del piercing del clítoris me hacía sentir escalofríos de placer.
- Aaaah, aaah , señor puedo correrme, no lo aguanto más, dije enseguida
- Siii, siii, hazlo me dijo, mordisqueándome la oreja, yo también me voy a correr!!!
Aún con su polla dentro de mí, liberó mis brazos. La sacó y me liberó las piernas, me giró y me hizo arrodillarme. Sabía lo que quería, me afane a limpiar su pene aún goteante, chupando y lamiendo golosamente. Empezó a recuperarse del todo nuevamente, y continué chupándosela, hasta que se volvió a correr en mi boca. Después del primer disparo, me separó la cabeza, cogió su polla con la mano, y tres chorros mas impactaron en mi cara, pelo y pechos.
Se separó y me miró satisfecho, mientras cogía su móvil y me hacía nuevas fotos. No dije ni pregunté nada.
Hizo sonar un timbre, y apareció al poco tiempo la mujer que nos había abierto.
- Señor? Preguntó
- Que la bañen y aseen, y que se vista. Cuando este lista, llévala al bar
- Sí señor, a cuatro patas, zorra, sígueme, dijo mirándome.
- Fíjate en la posición de estas putas. Si quieres ganar puntos con tu amo, espéralo siempre así, y lleva el pelo recogido en una coleta. Agradecerás este consejo gratuito que te doy. Bañarla a fondo, y vestirla. Hoy ha sido su primer día y por el aspecto ha sido duro
- Si señora, dijimos todas casi al unísono
- Siéntate, me dijo
- Si señor, respondí
- Es preciosa, dijo el otro hombre, un sesentón, venido en kilos, medio calvo, pero muy elegante y con corte distinguido. Si yo tuviera una mujer así, te aseguro que no la compartiría.
- No comparto a mi mujer. Esta es mi esclava, y yo decido que hago con ella, pero cuando es mi mujer, ni viste así, ni actúa así. Además, ella lo ha pedido y ella lo puede parar cuando quiera.
- Léelo, y si estás de acuerdo firmarlo. No es más que recogido en papel todo lo que pactamos de palabra. Es una especie de contrato, para que, si algún día pasa algo, no digas que no tenía tu permiso para hacerlo, y también, si yo me excedo en algo, tú puedas demostrar que no estaba pactado.
- Tras repasar el texto, que recogía varias pautas de conducta, mis deberes y obligaciones, y los de Saúl también, firmé el contrato, con cierta excitación.
- Perfecto, dijeron los dos, el documento quedará en la caja del Club, a buen recaudo, matizó Alfredo, y ahora, lo pactado del cobro de entrada,
Cuando el hombre se dio por satisfecho, tiró de mi coleta y me incorporó, manoseó mis tetas por encima del vestido, y luego metió su mano entre mis piernas. Apartó un poco el minúsculo tanga y me introdujo uno de sus gordos dedos. Yo estaba empapada de nuevo. Estuvo unos instantes taladrándome, creo que llegó a meter tres dedos dentro de mí. Cuando se canso de jugar, sacó la mano, y me la metió en la boca para que le limpiara mis propios fluidos. Hecho esto, se puso en pié, cogió los papeles, se despidió de Saúl y se fue. Fue en ese momento, cuando me percaté que en el bar, había además de dos camareros, varias mesas ocupadas. Me morí de vergüenza al pensar que había hecho una mamada a un viejo en público, sin embargo, nadie parecía haberse percatado.
- Aprendes muy deprisa, me dijo Saúl. Creo que vamos a pasar muy buenos momentos. Voy muy deprisa, o te adaptas?
- Va bien, señor, todas las situaciones que he vivido hoy me han puesto muy cachonda
- Parece ser, que eres más puta de lo que pensaba. Sera cuestión de ir buscando tus limites, y te aseguro que los puedo encontrar
- Sí, señor, respondí, aunque esa última frase me quedó rondando en la cabeza
- Bueno, pues ahora, solo queda brindar por el compromiso contraído, y empezar tu nueva vida. Y diciendo esto, me acercó una copa de un Whiskie de malta de 25 años, mi favorito, y tras chocar los vasos, nos lo apuramos de un trago. Se acercó a mí, me soltó la correa y me dio un beso en la mejilla. Quise besarle la boca, pero recordé que acababa de tragarme la lefa del viejo, y tampoco sé si podía hacerlo sin permiso. Me tomó de la mano para ayudarme a levantarme y nos fuimos a recoger el coche. Camino a casa, me ordenó subirme el vestido hasta la cintura. Eran las 6 de la tarde, y las farolas comenzaban a encenderse. Había bastante gente por la calle, y cualquiera que se fijase un poco podía verme. Aun así, lo hice sin rechistar. Aún estaba húmeda por los dedos del viejo, lo podía notar. Saúl, acercó su mano derecha a mi vulva, y comenzó a acariciar mis labios por debajo del tanga. Un hábil dedo, buscó el clítoris, y mojado en mis propios flujos, comenzó a frotarlo de arriba abajo. Estaba muy muy cachonda. Recliné un poco el asiento para estar más cómoda y ponérselo más accesible. Sus dedos, se perdían hábilmente dentro de mí, y yo perdía la noción de tiempo y espacio. Me daba igual todo, la gente que me pudiera ver, que mi marido me considerase una puta, me daba igual, solo quería llegar a mi meta, correrme de nuevo
- Permiso para correrme, señor, dije entre jadeos y contoneos
- No! Sentenció tajante, mientras incrementaba el ritmo. Yo no sabía si dejarme ir o aguantar, correrme sin permiso me proporcionaría placer doble, pues luego disfrutaría el castigo también. Por otro lado no quería fallar a mi amo otra vez. Aguante como pude, varios minutos que se me hicieron eternos, y ya al borde del orgasmo, se detuvo el coche. Estábamos en casa. Saúl, ceso la masturbación.
- Buena chica, me dijo. Vamos dentro