Sigue mi transformación
Sentí a Saúl caminar hacia mí, y en ese momento, sonó el timbre de la puerta.
Empecemos suave, chúpamela, como lo hacías antes de ser tan puta a mi hermano, y quiero que abras bien las piernas y te masturbes mientras lo haces, pero tienes prohibido correrte. Empieza.
Tome la polla de mi cuñado en mi boca, la introducía hasta la mitad, la sacaba, rodeaba su glande con mi lengua, lamia todo su tronco de arriba abajo, y otra vez a dentro. Mi mano derecha bajo a mi vulva y comencé a acariciarme los labios, introduje un dedo dentro de mi húmeda vagina, y esparcí bien mis fluidos para lubricarme, acaricie mi clítoris, hipersensible desde que me pusieron el piercing, y con mi mano libre, me retorcía y pellizcaba un pezón. Me estaba poniendo a mil.
Diciendo esto, sacó su polla, palpitante por la excitación, de mi boca. Yo deje de tocarme, al borde del orgasmo. Saúl venía completamente desnudo ya, con mi maleta de juguetes en una mano y una bolsa de deporte. Me situó al borde de la cama y ató mis manos a ella. Después los pies a los bordes, a lo ancho de la cama, a su merced, dejándome totalmente abiertas las piernas, en una pose algo incómoda.
Noté un líquido frio y viscoso caer en mi culo, lo que me hizo dar un respingo. Tenía a los dos hermanos detrás de mí, por lo que no sabía quién hacia qué. Una mano comenzó a esparcir el gel por mis nalgas y ano, totalmente accesible y relajado. Habilidosamente, un dedo entró dentro, mientras otra mano estimulaba mi clítoris y me ponía al borde del éxtasis. Los dedos de mi culo fueron sustituidos por un consolador de generosas dimensiones, que tras un pequeño esfuerzo, trague por completo. Sentía mi culo lleno y al límite. Colocaron unas pinzas eléctricas en mis piercings de pezones y clítoris, iba probar si lo que me había dicho el tatuador era verdad. Y vaya si lo era. El ligero cosquilleo del principio se fue tornando pellizco y poco después, dolor. Las descargas discontinuas, sin un ritmo ni una intensidad igual, en algunos momentos eran insoportables y dolorosas, por lo que empecé a quejarme un poco. Bajaron algo la intensidad. De repente, un latigazo silbo en el aire e impacto en mi culo
Saúl, de rodillas en la cama, me tomo la cabeza por la coleta, tiró hacia atrás y me abofeteó, para después, meter su polla en mi boca, hasta el fondo. Sus hinchadas pelotas me cortaban el aire, y el presionó mi nariz, dejándome sin respiración. Después de unos segundos la situación se me hizo angustiosa, y tampoco podía decir la palabra de seguridad, pero Saúl sabía bien lo que hacía y controlaba perfectamente los tiempos. En esa situación, sentí salir el consolador de mi culo, y Sergio, me penetró de golpe. No le costó mucho, pues el anterior inquilino era bastante más grande grueso. Durante unos cuantos minutos, estuvieron follandome boca y culo, con fuerza y rudeza, no había lugar para la suavidad, y me encantaba. Estaba muy al borde del orgasmo, cuando Sergio anunció que estaba a punto de correrse.
Salió de mi culo, se puso en la cama de rodillas, junto a su hermano, y casi a la vez, ambos se corrieron abundantemente en mi cara y boca. La mayor parte fue aparar a mi cara, ojos y pelo. Cuando terminaron de correrse, usaron mi boca por turnos para que les limpiara los miembros, que seguían erectos. Me soltaron las manos y tuvieron que ayudarme a incorporarme. Tras soltar la barra de los pies, me arrodillaron en el suelo, con la cara pegada a él. Saúl se puso encima mío y me penetro el culo en esa posición. Sergio se puso frente a él y me la metió en mi empapado coño. Comenzaron a taladrarme en esa poción incomoda y humillante para mi, por los dos agujeros. Sentí que me el orgasmo era inminente, y no aguanté mas
Rosa era una mujer muy atractiva, siempre me lo había parecido, un poco más alta que yo, con un generoso pecho y unas curvas que hacían voltear a los hombres por las calles. Hacía mucho deporte y llevaba viviendo con mí cuñado más de diez años, pero no estaban casados. Siempre me habían parecido una pareja perfecta. Cuando se quitó el abrigo, me quede un poco boquiabierta al verla. Solo llevaba un ajustadísimo body rojo de latex, muy sensual, lucía un collar similar al mío, pero sin candado ni anilla, medias negras y botas altas con generoso tacón. Besó en la boca a los dos hombres, y avergonzada y algo malhumorada baje la vista al suelo para no ver como mi marido se comía la boca con ella.
Se sentó en la cama, y separó las piernas, el body era abierto en esa zona, aún así lo soltó, dejando su depilado conejito totalmente expuesto. Separó los labios con los dedos, tocándose lascivamente, y metiendo los dedos repetidamente en la boca. Llevaba 3 aros plateados en los labios y clítoris.
Me han dicho que te comes muy bien las pollas, veamos que tal lo haces con un coño, ven aquí
Me acerque dubitativa, jamás lo había hecho con una mujer, pero sabía cómo me gustaba que me lo hicieran a mí, supuse que no sería difícil. Me arrodillé entre sus pierna y hundí mi cara. Recorrí con mi lengua todo el perímetro de su vagina y luego busqué el clítoris con ella. Lo lamí de arriba abajo, en círculos, introducía mi lengua en su vagina y la sacaba, para volver al clítoris. Vencido el reparo inicial, me apliqué a fondo en comerme un coñito por primera vez en mi vida, y me estaba gustando. De repente, un golpe seco en mi culo, me trajo de mis pensamientos.
Más despacio zorra!! Vas a hacer que me corra, joder!!! Qué bien lo haces! Huumm!
Quedé un poco perpleja, pues pensé que ese era mi cometido, hacer que se corriera, pero estaba claro que no. A partir de ahí, yo seguía con mi cometido, pero cuando la excitaba demasiado, correazo. Así me tubo más de 15 minutos, la verdad, ya me dolía la boca y la lengua la tenía medio dormida. En momento dado, se incorporó me agarró por la coleta, y apretó fuerte mi cara contra su pubis. Me afané mas en hacerla disfrutar, y por fin, tubo su orgasmo.
Ahhh! Ahhh! Ahhh!! Siii! Siii! Dios como me has puesto, puta!!!!
Me sentía orgullosa de haberla satisfecho, y esperaba una recompensa en forma de orgasmo, pero lejos de ello, en la postura que estábamos, comenzó a orinarme encima. Parte del primer chorro cayó dentro de mi boca, y me lo tragué pues no me lo esperaba. Hice ademan de separarme pero un fustigazo en mi trasero me hizo cesar en mi intento. Termino de hacerlo sobre mi cara y pelo. Me estaba muriendo de asco y de humillación, y sin embargo estaba súper excitada, He de reconocer que no olía demasiado fuerte y era bastante transparente, pero aún así, me habían meado encima y me lo había tenido que tragar, y todo con mi marido y su hermano mirando a los que oía reírse a mi espalda.
Apoya la cabeza en el suelo y estira los brazos por delante, me ordenó.
Obedecí, dejando mi culo “en pompa”. Imaginé lo que se venía. El silbido en el aire, fue seguido por la conocida sensación de ardor en el culo. Instintivamente conté
Me corro!! Gritó, me corro!! Umm!! Dios, sí, eres divina!! Córrete tu también!!
Y cuando comencé a sentir sus descargas dentro de mí, me corrí como una loca desde lo más profundo de mi ser. Sin acabar de correrse, Saúl cedió el sitio a su hermano, que me empaló de nuevo. A l volverme a sentir llena, las sensaciones de placer volvieron a inundarme, y sentí como me venía un segundo orgasmo. Al comenzar a contraer la vagina mientras me corría por segunda vez, hice que Sergio se viniera muy rápido también. Me agarró por la coleta, tiró hacia atrás de mi, levantándome en volandas del suelo, con su polla clavada hasta el fondo dentro de mí, sintiendo su caliente semen inundarme por dentro. En esa postura, Saúl aprovechó para metérmela en la boca, aun brotando lefa de ella.
Rosa, se había puesto un arnés con una enorme polla negra, y vino a tomar el sitio de Sergio, que se cambió con su hermano en mi boca. Sin tiempo a reponerme, el enorme falo de goma, se enterró dentro de mí. Me costó adaptarme a semejante grosor, pero a Rosa no le importó, y comenzó a taladrarme con él. Sentirme tan llena me estaba excitando otra vez, no sabía que me pasaba, pero estaba en éxtasis, fuera de mí. Con la boca y el coño llenos, los dedos de Rosa comenzaron a buscar mi culo, y me penetró con ellos. Eso ya fue el culmen de la situación, y balbuceando como pude, anuncié mi tercer orgasmo seguido.
UUggh! Me corro, me corro, sii siii!!
Rosa siguió hasta darse por satisfecha. Sergio salió de mi boca, también y al sentirme libre y suelta, caí al suelo, tendida y exhausta, en un charco de sudor, orina, y semen. No sentía las piernas, me dolía el culo, y me palpitaba el coño.
Después de cenar pueden visitarlas con calma, vamos
Subimos tras él, escalera arriba, donde conté 10 habitaciones, solo identificadas por números. Teníamos la número 8. Dejó nuestras bolsas a la puerta y se despidió. Entramos. El cuarto, era del estilo de todo el lugar. Una enorme cama con dosel, de madera muy robusta, un aparador con 2 butacas, una enorme bañera frente a la chimenea, que también estaba encendida, y al fondo la puerta que daba intimad al aseo.
Tras acomodarnos, pude ver que Saúl había traído varios conjuntos de ropa interior, de los más sexis que tengo, un par de vestidos, y algo de ropa cómoda. También la bolsa de juguetes. Sobre la cama, teníamos sendos antifaces, y un par de capas negras, parecidas a la de la recepcionista. Una nota decía que eran de obligado uso, para mantener el máximo anonimato de todos los huéspedes. Saúl, me puso sobre la cama, un tanga blanco, de encaje, y con la parte delantera bastante baja y trasparente. Un vestido, también blanco, tipo ibicenco, corto, por encima de las rodillas. Sacó el collar y una caja que me acerco para que abriera. Mientras lo hacía, me fue desnudando. La caja contenía un vibrador, en forma de bolas de varios tamaños escalados, y de la última salía un cable que terminaba en una pequeña pinza para el clítoris. También había un mando a distancia. Una vez completamente desnuda, me acercó a la bañera, que estaba llena, y me ayudo a entrar. Me lavo suavemente con una esponja, poniendo énfasis en mi zona íntima, que empezó a tomar vida. Soltó la esponja, y la reemplazó por sus hábiles dedos, que arrancaron de mí un rápido y placentero orgasmo. Estaba bien poderlo tener sin pedir permiso, y llevaba más de 10 días sin correrme, pues tenía prohibido masturbarme si no me lo pedía.
Ya estas más relajada para lo que viene estos días, me dijo sonriendo
Tras secarme, me colocó el vibrador y la pinza la sujeto a mi piercing, por la parte más cercana al clítoris. Me acercó el tanga para que me lo pusiera mientras el tomaba el mando. De repente, una vibración dentro de mí, me hizo flaquear las rodillas y tuve que sujetarme a la cama para no caer.
Entramos al comedor. En el centro, una enorme mesa, llena de todo tipo de manjares y bebidas, flanqueada por varias mesas dispuestas, la mayor parte para 2 comensales, y un par de ellas para 3. Había varias ocupadas. La luz era muy tenue, la chimenea del fondo era lo que más luz proporcionaba. Vi, dentro de lo que poco que podía, a todo el mundo ataviado igual, con capa y antifaz. Era difícil por no decir imposible, poder reconocer ningún rostro. Una suave música clásica sonaba de fondo. Nos dirigimos a coger varios platos de comida y nos sentamos en una de las mesas vacías. Todo estaba delicioso y preparado con esmero. Tomamos una botella de Chateau Blanco, muy rico. Tras el postre, nos fuimos levantando para dar una vuelta libre por el castillo y ver un poco como eran las salas. El cansancio del día se apoderó de nosotros, y nos fuimos a dormir. No sé cuanto llevaríamos en la cama, cuando note que mi marido me llamaba. Medió dormida pude ver que dos hombres, estaban a mi lado, de pie. Intenté taparme, pues estaba completamente desnuda, pero Saúl me lo impidió.
Ponte solo el antifaz, estos hombres te llevaran abajo, y te irán preparando, mientras desayuno. Tomaros vuestro tiempo, no tengáis prisa, dijo mirándoles. Estos asintieron con la cabeza
Me pusieron la capa por encima, me ajustaron una mordaza en la boca, que me la mantenía grotescamente abierta, Ajustaron un cinturón con varias argollas a mi cintura, y a él, inmovilizaron mis brazos con sendos grilletes. Me tomaron uno por cada brazo, y me llevaron al sótano. Reconozco que estaba muy nerviosa, pero también excitada.
Entramos en una de las salas del piso inferior. Soltaron mis manos del cinturón, me las elevaron por encima de la cabeza y volví a quedar inmovilizada. Sentí como separaban mis piernas y ponían algo en mis tobillos, bastante apretado. De repente, algo tiró con fuerza de mis brazos hacia arriba, dejándome casi colgada, y afianzada a la vez al suelo, con las piernas totalmente abiertas. Una mano acaricio mi rajita, bajando a los labios, que los separó para introducir un dedo dentro de mí. No le supuso ningún esfuerzo, estaba empapada. Sentí como una boca succionaba uno de mis pezones y lo atrapaba con los dientes, haciéndome algo de daño. Otras manos, desde detrás, abrían mi culo, y sentí una boca lamiendo mi esfínter. Estaba poniéndome muy, muy cachonda, y uno de los hombres dijo:
Sentí a Saúl caminar hacia mí, y en ese momento, sonó el timbre de la puerta.
- Quédate así, me dijo, no te muevas
- Pero pueden verme desde la puerta
- He dicho que te quedes así, no me hagas repetirlo, y le sentí caminar a la puerta de entrada
- Que te había dicho? Oí a Saúl
- Impresionante. Y solo te obedece a ti? Dijo otra voz familiar.
- A quien yo le ordene obedecer, prueba, es toda tuya. Hoy me obedecerás a mí, y a mi invitado, jeje. Quítate la venda, que será más interesante.
- Estoy para complacer a mi señor, y a quien él ordene
- Guau, dijo Sergio, es mejor que como me lo imaginaba, me encantan las modificaciones corporales que le has hecho.
- Y se entrega al papel muy bien. Un par de cosas, solo es usable si lleva el collar puesto, si coincides con ella y no lo lleva, es mi mujer, y es intocable, de acuerdo?
- Por supuesto
- Bien, dijo dándole la correa a Sergio, subir, os acompaño enseguida.
- Vamos, zorrita, quiero volver a disfrutarte, esta vez mirándote a los ojos, y tiro de la cadena, obligándome a ponerme a 4 patas y subir así al piso de arriba.
Empecemos suave, chúpamela, como lo hacías antes de ser tan puta a mi hermano, y quiero que abras bien las piernas y te masturbes mientras lo haces, pero tienes prohibido correrte. Empieza.
Tome la polla de mi cuñado en mi boca, la introducía hasta la mitad, la sacaba, rodeaba su glande con mi lengua, lamia todo su tronco de arriba abajo, y otra vez a dentro. Mi mano derecha bajo a mi vulva y comencé a acariciarme los labios, introduje un dedo dentro de mi húmeda vagina, y esparcí bien mis fluidos para lubricarme, acaricie mi clítoris, hipersensible desde que me pusieron el piercing, y con mi mano libre, me retorcía y pellizcaba un pezón. Me estaba poniendo a mil.
- Veo que no pierdes el tiempo, escuche decir a Saúl detrás de mi
- Como chupa esta cabrona, si tardas un poco más, hace que me corra
Diciendo esto, sacó su polla, palpitante por la excitación, de mi boca. Yo deje de tocarme, al borde del orgasmo. Saúl venía completamente desnudo ya, con mi maleta de juguetes en una mano y una bolsa de deporte. Me situó al borde de la cama y ató mis manos a ella. Después los pies a los bordes, a lo ancho de la cama, a su merced, dejándome totalmente abiertas las piernas, en una pose algo incómoda.
Noté un líquido frio y viscoso caer en mi culo, lo que me hizo dar un respingo. Tenía a los dos hermanos detrás de mí, por lo que no sabía quién hacia qué. Una mano comenzó a esparcir el gel por mis nalgas y ano, totalmente accesible y relajado. Habilidosamente, un dedo entró dentro, mientras otra mano estimulaba mi clítoris y me ponía al borde del éxtasis. Los dedos de mi culo fueron sustituidos por un consolador de generosas dimensiones, que tras un pequeño esfuerzo, trague por completo. Sentía mi culo lleno y al límite. Colocaron unas pinzas eléctricas en mis piercings de pezones y clítoris, iba probar si lo que me había dicho el tatuador era verdad. Y vaya si lo era. El ligero cosquilleo del principio se fue tornando pellizco y poco después, dolor. Las descargas discontinuas, sin un ritmo ni una intensidad igual, en algunos momentos eran insoportables y dolorosas, por lo que empecé a quejarme un poco. Bajaron algo la intensidad. De repente, un latigazo silbo en el aire e impacto en mi culo
- Aaaah!! Exclamé. Porque señor? Dije
- Porque me apetece, respondió Sergio
- Tienes prohibido correrte de momento, dijo Saúl
- Si señor, pero no sé si podré aguantar
- Sabes el castigo por desobedecer
- Si señor
Saúl, de rodillas en la cama, me tomo la cabeza por la coleta, tiró hacia atrás y me abofeteó, para después, meter su polla en mi boca, hasta el fondo. Sus hinchadas pelotas me cortaban el aire, y el presionó mi nariz, dejándome sin respiración. Después de unos segundos la situación se me hizo angustiosa, y tampoco podía decir la palabra de seguridad, pero Saúl sabía bien lo que hacía y controlaba perfectamente los tiempos. En esa situación, sentí salir el consolador de mi culo, y Sergio, me penetró de golpe. No le costó mucho, pues el anterior inquilino era bastante más grande grueso. Durante unos cuantos minutos, estuvieron follandome boca y culo, con fuerza y rudeza, no había lugar para la suavidad, y me encantaba. Estaba muy al borde del orgasmo, cuando Sergio anunció que estaba a punto de correrse.
Salió de mi culo, se puso en la cama de rodillas, junto a su hermano, y casi a la vez, ambos se corrieron abundantemente en mi cara y boca. La mayor parte fue aparar a mi cara, ojos y pelo. Cuando terminaron de correrse, usaron mi boca por turnos para que les limpiara los miembros, que seguían erectos. Me soltaron las manos y tuvieron que ayudarme a incorporarme. Tras soltar la barra de los pies, me arrodillaron en el suelo, con la cara pegada a él. Saúl se puso encima mío y me penetro el culo en esa posición. Sergio se puso frente a él y me la metió en mi empapado coño. Comenzaron a taladrarme en esa poción incomoda y humillante para mi, por los dos agujeros. Sentí que me el orgasmo era inminente, y no aguanté mas
- AAHH!! AAHH!! AAHH!! Grité fuera de mí, mientras me corría como jamás lo había sentido. Sergio comenzó a jadear también y sentí mi culo inundarse de su semen
- Joder! SIII! Siii! Exclamó
- Me corro!! Dijo también Saúl, notando como explotaba de nuevo dentro de mi
- Vete a abrir, me espetaron los dos, casi a la vez
- Así ?????? respondí mientras me incorporaba, con cara de incrédula
- SI! Respondió Saúl acompañando la orden de una sonora bofetada, que dejo ardiendo la mejilla, Si no me equivoco, es tu castigo, jajajaja, te recuerdo que te has vuelto a correr sin permiso, pero sabía que lo harías, y me adelante
- Veo que Saúl no exageraba, menudo trabajo hizo con la mosquita muerta, dijo riendo
- Sube, que me toca a mí, continuó, y dicho esto, la seguí escalera arriba
Rosa era una mujer muy atractiva, siempre me lo había parecido, un poco más alta que yo, con un generoso pecho y unas curvas que hacían voltear a los hombres por las calles. Hacía mucho deporte y llevaba viviendo con mí cuñado más de diez años, pero no estaban casados. Siempre me habían parecido una pareja perfecta. Cuando se quitó el abrigo, me quede un poco boquiabierta al verla. Solo llevaba un ajustadísimo body rojo de latex, muy sensual, lucía un collar similar al mío, pero sin candado ni anilla, medias negras y botas altas con generoso tacón. Besó en la boca a los dos hombres, y avergonzada y algo malhumorada baje la vista al suelo para no ver como mi marido se comía la boca con ella.
Se sentó en la cama, y separó las piernas, el body era abierto en esa zona, aún así lo soltó, dejando su depilado conejito totalmente expuesto. Separó los labios con los dedos, tocándose lascivamente, y metiendo los dedos repetidamente en la boca. Llevaba 3 aros plateados en los labios y clítoris.
Me han dicho que te comes muy bien las pollas, veamos que tal lo haces con un coño, ven aquí
Me acerque dubitativa, jamás lo había hecho con una mujer, pero sabía cómo me gustaba que me lo hicieran a mí, supuse que no sería difícil. Me arrodillé entre sus pierna y hundí mi cara. Recorrí con mi lengua todo el perímetro de su vagina y luego busqué el clítoris con ella. Lo lamí de arriba abajo, en círculos, introducía mi lengua en su vagina y la sacaba, para volver al clítoris. Vencido el reparo inicial, me apliqué a fondo en comerme un coñito por primera vez en mi vida, y me estaba gustando. De repente, un golpe seco en mi culo, me trajo de mis pensamientos.
Más despacio zorra!! Vas a hacer que me corra, joder!!! Qué bien lo haces! Huumm!
Quedé un poco perpleja, pues pensé que ese era mi cometido, hacer que se corriera, pero estaba claro que no. A partir de ahí, yo seguía con mi cometido, pero cuando la excitaba demasiado, correazo. Así me tubo más de 15 minutos, la verdad, ya me dolía la boca y la lengua la tenía medio dormida. En momento dado, se incorporó me agarró por la coleta, y apretó fuerte mi cara contra su pubis. Me afané mas en hacerla disfrutar, y por fin, tubo su orgasmo.
Ahhh! Ahhh! Ahhh!! Siii! Siii! Dios como me has puesto, puta!!!!
Me sentía orgullosa de haberla satisfecho, y esperaba una recompensa en forma de orgasmo, pero lejos de ello, en la postura que estábamos, comenzó a orinarme encima. Parte del primer chorro cayó dentro de mi boca, y me lo tragué pues no me lo esperaba. Hice ademan de separarme pero un fustigazo en mi trasero me hizo cesar en mi intento. Termino de hacerlo sobre mi cara y pelo. Me estaba muriendo de asco y de humillación, y sin embargo estaba súper excitada, He de reconocer que no olía demasiado fuerte y era bastante transparente, pero aún así, me habían meado encima y me lo había tenido que tragar, y todo con mi marido y su hermano mirando a los que oía reírse a mi espalda.
Apoya la cabeza en el suelo y estira los brazos por delante, me ordenó.
Obedecí, dejando mi culo “en pompa”. Imaginé lo que se venía. El silbido en el aire, fue seguido por la conocida sensación de ardor en el culo. Instintivamente conté
- Uno, gracias
- Qué bien enseñada estas, puta, no pierdas la cuenta, jajaja dijo Rosa
Me corro!! Gritó, me corro!! Umm!! Dios, sí, eres divina!! Córrete tu también!!
Y cuando comencé a sentir sus descargas dentro de mí, me corrí como una loca desde lo más profundo de mi ser. Sin acabar de correrse, Saúl cedió el sitio a su hermano, que me empaló de nuevo. A l volverme a sentir llena, las sensaciones de placer volvieron a inundarme, y sentí como me venía un segundo orgasmo. Al comenzar a contraer la vagina mientras me corría por segunda vez, hice que Sergio se viniera muy rápido también. Me agarró por la coleta, tiró hacia atrás de mi, levantándome en volandas del suelo, con su polla clavada hasta el fondo dentro de mí, sintiendo su caliente semen inundarme por dentro. En esa postura, Saúl aprovechó para metérmela en la boca, aun brotando lefa de ella.
Rosa, se había puesto un arnés con una enorme polla negra, y vino a tomar el sitio de Sergio, que se cambió con su hermano en mi boca. Sin tiempo a reponerme, el enorme falo de goma, se enterró dentro de mí. Me costó adaptarme a semejante grosor, pero a Rosa no le importó, y comenzó a taladrarme con él. Sentirme tan llena me estaba excitando otra vez, no sabía que me pasaba, pero estaba en éxtasis, fuera de mí. Con la boca y el coño llenos, los dedos de Rosa comenzaron a buscar mi culo, y me penetró con ellos. Eso ya fue el culmen de la situación, y balbuceando como pude, anuncié mi tercer orgasmo seguido.
UUggh! Me corro, me corro, sii siii!!
Rosa siguió hasta darse por satisfecha. Sergio salió de mi boca, también y al sentirme libre y suelta, caí al suelo, tendida y exhausta, en un charco de sudor, orina, y semen. No sentía las piernas, me dolía el culo, y me palpitaba el coño.
- Puedes ir al baño, y darte una ducha, me dijo Saúl, no tengas prisa, te lo has ganado
- Gracias señor, respondí, me alegro de haber estado a la altura. Y me fui al baño
- Había transcurrido más de una semana desde mi iniciación. No me habían vuelto a poner el collar, por motivos laborales, y el fin de semana, por compromisos familiares, pero el miércoles, era mi último día de trabajo, después me tomaba unas mini vacaciones de diez días que había acumulado de horas extras en la oficina. Saúl, se había cogido también toda la semana libre, para prepararme algo especial. Cuando salí a las 3 del despacho, me estaba esperando en la puerta, dentro del coche. Entré y le di un profundo beso, agradecida por el detalle de venirme a recoger, cuando por fin le deje hablar, me dijo que nos íbamos ya.
- Ahora? Pregunte, sin pasar por casa?
- Ya te dije que lo preparaba todo yo, incluso lo que necesitas para estos días, no te preocupes. Si te falta algo, se compra
- Ok amor, pues adelante
- Y esto? Es precioso, ya lo conocías? Pregunté
- Si, la verdad, es de un viejo cliente y amigo, y he venido varias veces, pero solo por negocios. Hoy es la primera vez que vengo por placer. Es un sitio selecto al que solo se accede por invitación, y como habrás adivinado, está relacionado con tu nueva condición
- Perfecto
- Me alegro que te guste. Vamos a cenar y subir al cuarto, hoy solo somos visitantes. Mañana llevaras el collar ya, el resto de la estancia.
- Vamos dentro, dije ansiosa por conocer aquel sitio
- Buenas tardes y bienvenidos, dijo ella, lo tiene todo preparado en su cuarto. Suban, acomódense, y dentro de una hora estará servido el buffet de cena en el comedor principal. Este fin de semana no hay muchas reservas, serán unas diez personas en total, por lo que podrán disfrutar de todas las opciones que ofrecemos, y disfrutarlas con calma. Mañana a las 8 de la mañana se desayuna, y a partir de las 9 esta todo a su disposición. Dirigiéndose a Saúl directamente, añadió, Si en algún momento desea pedir algo especial, ayuda o algún extra, no dude en pedirlo
- De acuerdo, dijo, muchas gracias.
- Ahora, Cristo, les acompañara a la suite y les hará un breve tour de camino, por las estancias
Después de cenar pueden visitarlas con calma, vamos
Subimos tras él, escalera arriba, donde conté 10 habitaciones, solo identificadas por números. Teníamos la número 8. Dejó nuestras bolsas a la puerta y se despidió. Entramos. El cuarto, era del estilo de todo el lugar. Una enorme cama con dosel, de madera muy robusta, un aparador con 2 butacas, una enorme bañera frente a la chimenea, que también estaba encendida, y al fondo la puerta que daba intimad al aseo.
Tras acomodarnos, pude ver que Saúl había traído varios conjuntos de ropa interior, de los más sexis que tengo, un par de vestidos, y algo de ropa cómoda. También la bolsa de juguetes. Sobre la cama, teníamos sendos antifaces, y un par de capas negras, parecidas a la de la recepcionista. Una nota decía que eran de obligado uso, para mantener el máximo anonimato de todos los huéspedes. Saúl, me puso sobre la cama, un tanga blanco, de encaje, y con la parte delantera bastante baja y trasparente. Un vestido, también blanco, tipo ibicenco, corto, por encima de las rodillas. Sacó el collar y una caja que me acerco para que abriera. Mientras lo hacía, me fue desnudando. La caja contenía un vibrador, en forma de bolas de varios tamaños escalados, y de la última salía un cable que terminaba en una pequeña pinza para el clítoris. También había un mando a distancia. Una vez completamente desnuda, me acercó a la bañera, que estaba llena, y me ayudo a entrar. Me lavo suavemente con una esponja, poniendo énfasis en mi zona íntima, que empezó a tomar vida. Soltó la esponja, y la reemplazó por sus hábiles dedos, que arrancaron de mí un rápido y placentero orgasmo. Estaba bien poderlo tener sin pedir permiso, y llevaba más de 10 días sin correrme, pues tenía prohibido masturbarme si no me lo pedía.
Ya estas más relajada para lo que viene estos días, me dijo sonriendo
Tras secarme, me colocó el vibrador y la pinza la sujeto a mi piercing, por la parte más cercana al clítoris. Me acercó el tanga para que me lo pusiera mientras el tomaba el mando. De repente, una vibración dentro de mí, me hizo flaquear las rodillas y tuve que sujetarme a la cama para no caer.
- AAAAAhh! Escapó de mi boca
- Veo que funciona, sigue, perdón por la interrupción, jeje
- Interrumpe cuanto quieras, jeje
Entramos al comedor. En el centro, una enorme mesa, llena de todo tipo de manjares y bebidas, flanqueada por varias mesas dispuestas, la mayor parte para 2 comensales, y un par de ellas para 3. Había varias ocupadas. La luz era muy tenue, la chimenea del fondo era lo que más luz proporcionaba. Vi, dentro de lo que poco que podía, a todo el mundo ataviado igual, con capa y antifaz. Era difícil por no decir imposible, poder reconocer ningún rostro. Una suave música clásica sonaba de fondo. Nos dirigimos a coger varios platos de comida y nos sentamos en una de las mesas vacías. Todo estaba delicioso y preparado con esmero. Tomamos una botella de Chateau Blanco, muy rico. Tras el postre, nos fuimos levantando para dar una vuelta libre por el castillo y ver un poco como eran las salas. El cansancio del día se apoderó de nosotros, y nos fuimos a dormir. No sé cuanto llevaríamos en la cama, cuando note que mi marido me llamaba. Medió dormida pude ver que dos hombres, estaban a mi lado, de pie. Intenté taparme, pues estaba completamente desnuda, pero Saúl me lo impidió.
Ponte solo el antifaz, estos hombres te llevaran abajo, y te irán preparando, mientras desayuno. Tomaros vuestro tiempo, no tengáis prisa, dijo mirándoles. Estos asintieron con la cabeza
Me pusieron la capa por encima, me ajustaron una mordaza en la boca, que me la mantenía grotescamente abierta, Ajustaron un cinturón con varias argollas a mi cintura, y a él, inmovilizaron mis brazos con sendos grilletes. Me tomaron uno por cada brazo, y me llevaron al sótano. Reconozco que estaba muy nerviosa, pero también excitada.
Entramos en una de las salas del piso inferior. Soltaron mis manos del cinturón, me las elevaron por encima de la cabeza y volví a quedar inmovilizada. Sentí como separaban mis piernas y ponían algo en mis tobillos, bastante apretado. De repente, algo tiró con fuerza de mis brazos hacia arriba, dejándome casi colgada, y afianzada a la vez al suelo, con las piernas totalmente abiertas. Una mano acaricio mi rajita, bajando a los labios, que los separó para introducir un dedo dentro de mí. No le supuso ningún esfuerzo, estaba empapada. Sentí como una boca succionaba uno de mis pezones y lo atrapaba con los dientes, haciéndome algo de daño. Otras manos, desde detrás, abrían mi culo, y sentí una boca lamiendo mi esfínter. Estaba poniéndome muy, muy cachonda, y uno de los hombres dijo:
- Esta zorra está muy caliente, jaja, veremos después de un par de días si le baja la calentura
- O le sube mas, jajaja, dijo el otro, me da que es muy puta.