¡¡Prosa erótica!!

mikelo

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Deja que tus manos, sean las mías por un momento. Suavemente, caminaré con ellas cada rincón de tu cuerpo.
Lentamente, me pierdo…
Saboreando cada micra de tu piel, me reencuentro. Atrás queda el dulce caramelo de tu ombligo, temblando.
Voluntario desciendo, entre tus y torneadas piernas.
Acaricio tus sensuales y redondas nalgas, mientras tu preciado tesoro desespera, ardiendo de pasión:
...

Anoche, me tuviste navegando en tu cama. Anoche, febrilmente, gozaste mi sombra.
Tomé tu cuerpo sin permiso, cual ángel caído, nada sabrán sobre ello los cielos.
Hoy, en tu recuerdo, tan solo una marca. Hoy, en tu lecho, tan solo una mancha.
 
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Me ha parecido bien de crear este hilo e donde cabera un tipo de poesía caliente, vendria a ser como exprimirle a un relato erotico todo su jugo, jajaja, lo de mi nombre no es casualidad, para mí el erotismo es la esencia de la vida, de aquí lo saqué, que serían los humanos sin la motivación sexual. Aquí comparto mi primera prosa erótica.

¡¡MAMADA!!

Lo tuviste en tus manos,
mirastes su punta fijamente,
intentabas traer el recuerdo
de la última vez hasta tu memoria,
cada detalle, su forma,
su grosor, sus gruesas venas.

El prepucio no acababa
de cubrirlo del todo,
lo recogiste hasta sacar por completo
la cabeza de su funda,
estaba hermosa, grande, roja,
ansiabas de acercarlo hasta tu boca.

Al tocar tus labios sentiste unas ganas
locas de meterlo más adentro,
hasta la base de su glande,
lo notaste caliente y suave,
tu saliva lo estaba lubricando,
un nuevo sabor llegó a tu lengua.

Con ella acariciabas el contenido
que en tu boca se alojaba,
¡que lindo verte así!,
con cara de niña buena,
sabías cuanto esto me gustaba.

Aferrastes a el tus labios,
lo metias hasta donde consentia,
lo sacabas lento, succionando,
casi llevándote la piel
detrás, por la fricción al rozarlo.

Sabías que aunque me dañaras,
lo mucho que me gustaba,
subistes el ritmo,
ahora tu boca me lo peinaba,
dulce, suave, profundo, con ganas.

Notabas la presión de sus venas,
también por las contracciones
de mis piernas sabías que estaba
a punto de que me viniera,
quería avisarte de que apartaras,
tal era mi locura que no me salía
ni una palabra.

Me enmudecian las ganas,
lejos de odiarme tragaste
toda mi lefa, la sonrisa
de tus labios me dijo
¡¡que asi lo tenías pensado!!
Jugodevida
Lástima de no haber descubierto este hilo antes. La poesía que escribí la subí a relatos eróticos y en otros post. 👋
 

mikelo

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Contemplo contenido

La sábana cómplice apenas cubre la flama de tu piel.

Jadeante te cimbreas.

Tus manos, una, libremente penetrando insistente con sus dedos en la profunda humedad, la otra, más sensual, ahora acaricia un pecho y ahora el otro, después, con un leve tirón, los pezones inhiestos.

Con los párpados cerrados, te miras internamente y recreas un sinfín de imágenes, todas son tuyas: Las ya gozadas y otras..., que muy pronto lo serán también. Una por una, son reproducidas sin orden, pero con la precisión de la pasión encendida. Te detienes, retrocedes y, de nuevo, avanzas, recreándote, sintiéndolas intensamente abrazadas a la yema de tu dedo que presiona en ése tu magnífico botón del séptimo cielo.

Melómano y absorto te observo desde mi rincón, en el umbral de los sueños. Sin atreverme a entrar.
Te contemplo contenido y, en silencio, escucho la cadencia ascendente de tu respiración...

Magistral concierto sinfónico a dos manos. Sin la inquisidora batuta, sin partitura coactiva, ni dirección orquestal.
Me dejo llevar complacido, rendido a los acordes de una música única, solitaria, libre y suficiente.

Está vez, mi voz no rasgará la acústica del éxtasis. Esta vez, mis atrevidos dedos no dejarán la huella de su deseo sobre tu piel encendida....
 

mikelo

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Te deseo un largo baño...

Atendiendo al palpitar del agua contra las paredes de la bañera, cediendo al compás nauta de tus piernas y manos.
Y al sentir, cual útero, el agua cálida abrazándote, meciéndote, y sentir, sin percibir, como poco a poco con el transcurso del tiempo se va dejando, enfriando...

La penumbra del cuarto te permite vislumbrar las desdibujadas sombras que, con suave transitar van perfilándose sobre la faz de los crudos azulejos; y puedes detener la mirada.
Y perder entre contraluces tus pensamientos..., dejándolos libremente girar, vagar, retornar..., descansar.


Una mano, dos..., te envuelven y sujetan, atrayéndote hacia él, hacia la prudente caricia, tal vez un beso dejada en tu nuca, quizá en la espalda, o quizá...
Dejas vencer la levedad de tu cuerpo sobre el suyo. Te giras, hermosean tus labios perlados de improvisadas gotas ¿acaso de lágrimas? anhelantes de suspiros, con sabor a gel de miel, y se abren ya camino en vuestras bocas, buscando la apasionada melodía depositada en cada uno de los besos.
 

mikelo

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Lucia.

Entrada en carnes, mas de buena figura (ahora diríamos “gordibuena”). Buenos pechos que pujaban por saltar libremente.
Cabellos ensortijados y azabaches, contrastaban con el tono de su piel lechosa.
Ojos color turquesa, siempre sonrientes.
De trato agradable, aunque poco comunicativa.
En conjunto resultaba muy atractiva. No pasaba inadvertida
Nos conocíamos, apenas unos meses.
Entonces yo contaba con poco más de diecisiete años, trabajaba de 7 de la mañana a 3 de la tarde en una fábrica y lo compaginaba con estudios de Maestría Industrial, por la tarde noche.
Lucía era once años mayor. Anteriormente había trabajado en Suiza cuatro años. En ocasiones, pocas, hablando sobre la sexualidad se mostraba bastante más avanzada que el resto.

Éramos un grupo organizado en un comité obrero en la clandestinidad. En las reuniones, en la calle, casi siempre se me “pegada” sentía su calor y me alteraba un tanto “Qué buena está” me decía, pero aguantaba. Ella era muy buena persona, y no quería pasarme de oportunista.

En una ocasión, regresando de una reunión, íbamos varios en el “metro”, el vagón se movía mucho, y ella, que no llegaba a la barra que colgaba del techo, se pegaba aún más.
En uno de esos achuchones, me llamo la atención con su la mirada, sonriendo la bajo a sus pechos…
El primer botón se había soltado ¡Maravillosa visión voluptuosa! No se lo abrochó, sencillamente se me pego.
Esa noche apenas pude conciliar el sueño. Algo así como el pasaje de la película Amarcod de Fellini, en el que la estanquera estruja entre sus poderosos pechos al joven Titta. En mi caso no me produjo fiebres, pero sí una erección incontrolable.

De tal manera pasaban los días. Los compañeros ya tomaban nota: “Juer chavalin ni a Felipe II se las ponían tan fácil”, era el más joven del grupo. Pero intentaba mostrarme estoico, como si no fuese conmigo. Ni por asomo quería creérmelo.
Los calentones iban en aumento, la imaginaba desnuda, a medio vestir… y aquellos pechos…

En ocasiones nos reuníamos en la casa de un compañero casado.
Era una pareja solidaría y generosa, pues la casa también la cedían a alguna pareja para follar.

Un domingo de mañana tuve que ir urgentemente a por unos documentos a la casa de la pareja. Después de la reunión. La mujer le dijo a su pareja “Paco, estoy un poco hartita, se están pasando. Ayer estuvieron Lucia y Manoliño (dos años mayor que yo) les dejé toallas, pues nada, dejaron la colcha llena de lamparones…”

Paco la miró fijamente a los ojos y despué a mí…¡ejem!
Ella, encogiéndose de hombros, suspiro, apenas un susurro. Me miro: -Ay, pobre, disculpa…

No, no eran imaginaciones. Marché cabreado conmigo mismo. Todavía me dura.
Maldito sentido de la ética. Mi culpa, mi culpa. ¡Gilipollas del carajo! “Ni a Felipe II” me repetía.

Volví a encontrarme varias veces con Lucia, ella seguía igual de atenta y cariñosa conmigo. Mañoliño retiraba la mirada…
Al mes se organizó una huelga de varios días en centro de trabajo. A la semana, en navidades, estábamos todos los del comité en la calle.

Después nuestros caminos marcharon por diferentes derroteros..
No fue amor, era simplemente pura y dura atracción sexual. Permanente calentón por mi parte. Quizá sana necesidad por la suya.
Siempre la recordaré con cariño.

Lucía, lo que pudo ser…
 

mikelo

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Viajero​

Tus nalgas entre mis manos esperan impacientes el contacto, pero me doy tiempo, para gozarte a través de la vista.

Disfruto, contemplando el jugoso regalo que generosamente me ofreces; tus carnosos labios en este momento, liberan en su excitación un jugoso hilo que de un ávido lengüetazo me apresuro a degustar; un ahogado jadeo acompaña el ligero temblor que te recorre la espina dorsal.

Mis dedos cómplices con los ojos, descubren los secretos de tus alas y, de nuevo, va la lengua con apremio deslizándose por tu cálida humedad, libando la delicia de su premio.

Aumenta la melodía de los gemidos, y tu culo hermoseando se eleva pletórico, deseando viajar al averno prometido.

No hay demora. Libre de lastre y peaje, penetro con ímpetu en tu cuerpo, acompañándote en este viaje.

Aquí y Ahora.
 
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