Mi Tia - Capítulos 001 al 002

heranlu

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Mi Tia - Capítulos 001

Cuando cumplí los 18 años, mis padres y yo fuimos a ver a mi tía, a la que hacía años que no veíamos. Esta, acababa de divorciarse y ya en su nuevo piso, quiso darnos una fiesta. Quería celebrar que por fin estaba libre del capullo de su ex-marido, que le había dado una vida de disgustos, y maltrato también.

Yo no quería ir y le preguntaba a mi madre, que porque después de tanto tiempo sin verla, ahora le había entrado la prisa por quedar con nosotros.

-Pues porque ha tenido sus problemas en su matrimonio. Ya eres mayor para saberlo, y además es que tu tía también es tu madrina, me dijo mi madre.

-Ya, ¿y por eso le entran las prisas ahora?

-Anda no seas quejica y disfruta. Vamos a pasarlo bien.

Llegamos mis padres y yo a la casa de mi tía. Era un bonito piso en el centro, grande para ella sola, pero no era yo el que pagaba, así que me daba igual.

Tras las presentaciones, nos sentamos en el salón, amplio y espacioso, a tomar algo y charlar. Esperábamos a mis primos, que todavía no habían llegado.

-Bueno, me dijo, veo que eres un jovencito muy guapo.

Yo me puse colorado y solo me salió un: gracias.

-Y todavía recuerdo cuando eras un bebé y te di un tiempo de mamar.

Me puse aun mas colorado y me hundí en el sofá.

Al parecer mi madre estuvo mala después de nacer yo y como mi primo Alfredo nació casi a la vez, mi tía me había dado el pecho. Pero ¿porqué tenia que sacarlo ahora, después de tantos años?

Cuando llegaron mis primos nos presentó mi tía. Eran Alfredo y Monica. Tenia un vago recuerdo de ellos, ya que aunque teníamos la misma edad, solo nos habíamos visto cuando éramos muy pequeños.

Nos pusimos a comer y beber, mientras ellos hablaban de cosas triviales. Yo no tenia confianza con mis primos, pues apenas nos conocíamos y me dediqué a observarles en silencio.

Mas tarde mi tía puso música y nos pusimos a bailar. Para entonces mis padres y mi tía estaban un

poco pedo. Yo no bebía alcohol y parecía que mis primos tampoco.

Bailamos de todo. Rock, pop, hip hop, ritmos latinos. Al final de la noche, mi tía puso música lenta.

Mis padres bailaron juntos y mis primos también. Así que no me quedó otra que bailar con mi tía.

Ella se agarraba fuerte y yo la cogí de la cadera como me había dicho. Cuando acabó la canción nos separamos. Se acercó de nuevo a la cadena y puso el “You can leave you hat on” de Joe Cocker.

Para entonces mis primos y mis padres se habían sentado. Solo quedamos en pie mi tía y yo, y ella bailó sensualmente como Kim Basinger en la película.

Después del baile, estábamos cansados, aunque yo no hubiese bailado esa vez y nos unimos a mis padres y primos en el sofá.

Un rato mas tarde, mis primos se fueron y nosotros nos quedamos a ayuda a mi tía a recoger todo.

Yo estaba dejando unos platos en el fregadero y al girarme, me choqué de frente con mi tía. Toqué su entrepierna con la mía al chocarme.

-Uy perdona tia, me disculpé.

-No pasa nada sobrino.

Me dispuse a irme y ella me dijo:

-Todavía recuerdo cuando de pequeño te lavé el pene y se te puso tieso en mi cara.

-Tia, por dios, no digas eso.

-No pasa nada sobrino. La tenias grande para ser tan pequeño.

Salí de la cocina rojo de vergüenza.

Nos despedimos de mi tía y nos fuimos de allí como a las dos de la mañana. Como mis padres estaban bebidos como os dije, decidieron coger un taxi, ya que yo tenia carnet de conducir, pero me lo había dejado en casa.

Al día siguiente volvería a recoger el coche.

Amaneció un nuevo día y después de ducharme y desayunar, me fui a por el coche a casa de mi tía. Lo habíamos dejado aparcado en su garaje.

Llamé al portero y ella me abrió. Me dijo si podía subir a su casa.

Al llegar me comentó si podía ayudarla a bajar unas cajas del trastero que seguían allí desde su mudanza.

Yo le dije que si y subimos al ultimo piso. Cada vecino tenia su trastero. Ella abrió la puerta y entramos. Olía a moho.

Sacamos cuatro cajas, dos cada uno y bajamos a su piso. Ya en su casa me dijo que tenia que dejarlas en un altillo.

Colocó una escalera y se subió a ella. Yo le pasé una caja. Ella llevaba el pantalón corto de ayer. Le pasé las otras y con la ultima se inclinó para ponerla al fondo del altillo, y entonces puso su culo en pompa. Yo me excité un poco.

Para tener 48 años mi tía estaba muy bien. Me pidió que agarrara sus piernas mientras bajaba. Las tenia turgentes, pese a su edad.

Cerró la escalera y me dio un beso en la mejilla y las gracias por ayudarla.

Me invitó a desayunar, pero le dije que acababa de hacerlo. Le di las gracias y me fui. Volví a casa con el coche y seguí con mi rutina.

Desperté tarde al día siguiente y vi que mis padres ya habían desayunado. Me preparé leche con cacao y cereales y me dispuse a desayunar.

Cuando me llevaba la primera cucharada a la boca, sonó el teléfono.

Lo cogió mi madre y me pasó el teléfono. Era mi tía, que me pedía que la volviera a ayudar en su casa, ya que tenia que colgar unas cortinas en su dormitorio.

Me pagaría diez euros por ayudarla, y yo le dije que si. Total, aun no trabajaba y aunque mis padres me daban una buena paga, el dinero de mi tía no me vendría mal.

Termine los cereales y me vestí para irme.

-¿Te llevas el coche? Me preguntó mi madre.

-No, le dije. Cogeré el autobus.

-Aprovecha para conocer mas a tu tía. Dijo mi padre. Es buena gente.

-Eso haré. Contesté.

Cogí el autobús 39. Me senté al lado de la ventanilla. Una chica rubia no me quitaba ojo de encima. Era muy guapa. Cuando me bajé, me sonrió y me guiño un ojo.

Quizá la volviese a ver a la vuelta, pensé.

Me bajé en la parada que estaba justo al lado de la casa de mi tía. Toqué el portero y tardó un rato en abrirme.

Subí y me abrió la puerta. Llevaba puesto un vestido corto de color rojo.

Volvió a invitarme a desayunar y le dije que acababa de hacerlo.

-Anda, tomate algo. Me insistió.

Le dije que si para que no pensara que era un desagradecido.

Me tomé unas galletas y un poco de leche.

Hablamos un poco en la cocina y me fijé en que se le notaban los pezones. No llevaba sujetador. Me excité como ese día.

Después de hablar, me llevó a su habitación. Me dijo que tendría que ayudarla a poner un cortina, que solo era eso, pero que me pagaría los diez euros igual.

Cogimos la escalera y se subió a ella. Yo sujetaba la cortina y cuando se subió arriba del todo, pude ver las curvas gemelas de sus nalgas. No llevaba bragas.

Con el movimiento de ella, su culo se movía en todas direcciones. Tenia un culo hermoso, que había adivinado cuando llevaba el pantalón puesto. Viendo eso, tuve una erección de inmediato.

Terminamos y le dije que tenia que ir al baño.

Eché el pestillo y me mojé la cara con agua fría. Estaba cachondo y pensé: ¿Me la meneo en casa de mi tía o espero a que se me baje el calentón?

En eso estaba, cuando oí dos golpes en la puerta. Mi tía me preguntaba si estaba bien. Yo le dije que si, pero en eso la puerta se abrió. Vaya por dios, no debí haber echado bien el pestillo.

Ella estaba en el umbral de la puerta y me ayudó a salir del baño. Entonces vió mi erección.

Yo estaba colorado porque estaba excitado y además ella se había dado cuenta de porqué estaba así.

Pero mi tía no me dijo nada, ni que guarro eres ni nada por el estilo. En lugar de eso, me llevó a su habitación.

Me bajó el pantalón y me quitó la camiseta. Mi pene ardía.

Cogió y sin que pudiera decir ni mu, me bajó el calzoncillo también.

Yo agaché la cabeza todo cortado. Ella me subió la barbilla y me sonrió. Con sus dedos se subió los tirantes del vestido y se lo dejó caer. Se quedó desnuda delante de mi.

-Que, me preguntó. ¿Te gusta tu tia?

Me quedé mirándola fijamente. Sus pechos eran hermosos, no excesivamente grandes, aunque se habían empezado a caer un poco. No tenía tripa y su pubis estaba parcialmente depilado. Estaba muy buena para sus años, como os dije.

Como apenas la conocía, no la veía como un familiar, sino como una mujer. Estaba muy excitado.

-¿Has estado alguna vez con una mujer? Me preguntó.

Pensé en Monica, una novia que había tenido a los 17, pero nunca nos habíamos acostado. Solo me salió girar la cabeza negativamente.

Con suavidad me tumbó en su cama, mi pene apuntaba a su cara. Se subió en la cama y cogió mi mano derecha y empezó a masturbarse con ella.

Echaba la cabeza hacía atrás. Estaba como loca. Entonces paró y agarró mi pene y se lo clavó.

Se la metió sin protección. Me dijo que no podía quedarse ya embarazada.

-Ugghhh, gimió.

Comenzó a cabalgarme. Yo empecé a gemir como un loco. Nunca había estado dentro de un mujer y aquello era lo mas. Ni pajas, ni nada.

Me di cuenta de que no iba a durar nada, así que se lo dije a mi tía.

-No te preocupes sobrino. Correte dentro de mi.

Dio un par de cabalgadas mas y me corrí. No pude aguantar mas.

Como ella no se había ido aun, continuó follándome como unos diez minutos mas, hasta que no pudo mas y echando el cuerpo hacia atrás, se corrió con un grito.

  • -¡Aaaaaaaah, sobrinoooooo!
Se salió de mi. Yo la miraba con cara de idiota. No podía creerme que perdería la virginidad con mi tía, a la que apenas había visto en mi vida.

Pero aquello no había terminado aún.

Me levantó de la cama y en pelotas como estábamos, me llevó al baño. Apenas me había fijado antes en el baño. Tenía bidé todavía. Abrió el grifo y pulo su culo en pompa en mi cara. Yo di un respingo. Me estaba volviendo a poner cachondo.

Cuando se llenó, me sentó en el y me lavó el pene con el agua y jabón. Ella subía y bajaba por mi pene para dejarlo limpio, pero eso me la puso tiesa otra vez.

Al verme empalmado de nuevo, me levantó del bidé y me sentó en la taza del vater. Yo tenía el culo mojado, porque no me había secado.

Ahora se lavó ella, y después de hacerlo, todavía mojada como yo, se sentó sobre mi y volvió a metérsela.

-Ahora mojados todo irá mejor, me dijo. ¿Te gustó antes, sobrino?

Que si me gustó, preguntaba, era mi primera vez y había sido increíble.

-Claro que si tía. Anda, fóllame como antes.

Volvimos de nuevo a hacerlo, bueno solo me lo hacía ella. Era mi segunda vez y yo quería disfrutar. Ya tendría tiempo de follármela yo.

Estaba como loco mientras mi tía me follaba. Pese a que tenía el culo frío por estar mojado y el roce con la tapa del vater, estaba disfrutando como nunca. Mi tía aceleraba y me empujó contra la cisterna, pero no me importó.

Seguíamos con el sube y baja, como acababa de correrme aguantaba un montón, cuando sonó el teléfono.

-Vaya, que oportuno, dijo mi tía con un hilo de voz.

-No te pares tía. Tu sigue.

El teléfono seguía sonando. Ella paró un momento.

-¿Quien será?

-No se, tía. ¿Lo coges o seguimos follando?

En ese momento dejó de sonar.

-Va, ya volverán a llamar.

Justo empezó a cabalgarme otra vez, cuando volvió a sonar.

-Vaya por dios, que oportuno. Anda espérame aquí.

Se salió de mi y fue a cogerlo.

Volvió con el inalámbrico en la mano.

-Es tu madre, me dijo.

Y me lo pasó.

-Mamá, ¿que te cuentas? Intenté que no se me notara que estaba jadeante.

-Oye, que se me olvidó decirte que habíamos quedado a comer con los sánchez y quería saber si te quedaba mucho en casa de tu tía, porque les dije que tu también vendrías.

Era verdad, se me había olvidado. Los sanchez tenían una hija muy guapa y querían presentármela. Después de dejar a Monica me había quedado un poco plof y querían que me echase una nueva novia.

-La tía me está enseñando unas fotos de los primos, mentí y se nos ha ido que hora era. Enseguida termino y voy.

-Vale cariño.

-Chao mamá. Hasta ahora.

Le pasé el teléfono y le dije que ya podíamos seguir. Lo dejó sobre el lavabo y me volvió a follar. Tardamos como diez minutos mas en corrernos. Fue fantástico de nuevo.

Después de acabar, ya secos y vestidos me dijo:

-Sobrino, voy a necesitar tu ayuda los próximos días. Cosas de la mudanza y eso.

-Claro que si tía. Estoy disponible cuando quieras.

Le di un beso en la boca como despedida y salí de su casa tan contento. Bajé las escaleras de dos en dos. Había perdido la virginidad con mi tía y era feliz.

Volví a encontrarme con la rubia guapa en el autobús 39, pero ya me daba igual. Solo tenia ojos para mi tía.

Ahora a comer con los sanchez, y mañana con mi tía de nuevo.
 

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Mi Tia - Capítulos 002


Llegué a casa justo cuando mis padres se disponían a salir. Me peiné bien, me perfumé, y me dispuse a irme con mis padres a comer a casa de los sanchez.

-¿Que tal con tu tía? Me preguntó mi padre.

-Muy bien, papá, le dije.

-¿A que es buena gente como te dije?

-Pues si, lo es.

-¿Y la has conocido mejor?

Uy, si tu supieras papá. Pensé.

-Si. Me ha estado enseñando fotos de los primos y eso. Lo hemos pasado muy bien.

Ya en el coche, me puse a pensar en mi tía, en lo buena que estaba y lo bien que me había follado.

Estaba abstraído pensando en ello, cuando llegamos a casa de los sanchez.

Subimos a su casa y tras las presentaciones, nos sentamos a tomar algo. La verdad es que la hija no me quitaba ojo de encima. Tendría como unos veinte años y era muy guapa. Se levantó un momento para ir a la cocina y me fijé en su culo. Estaba bastante bien. Aunque ahora solo tenía ojos para mi tía.

Cuando volvió me sonrió y hasta que fuimos a comer se me quedó mirando todo el rato.

Ya en la mesa, me tocó sentarme enfrente de ella. Se llama Sofia. Le pasé el pan y rozó con un dedo mi mano.

Estábamos ya comiendo, cuando noté algo en la entrepierna. Sofia me sonreía. Hice como que se me caía la servilleta, y al agacharme, vi que era ella, con su pie en mi paquete.

Vuelve a sonreírme y noto como desplaza su pie sobre mi pene en círculos. ¡La jodía me estaba masturbando!

Yo me pongo muy nervioso. Me estoy excitando y noto una erección que empieza a crecer bajo mi calzoncillo.

Intento tragar como puedo, mientras Sofia sigue a lo suyo, con su pie haciendo círculos con mi pene. Como siga así me voy a correr.

Disimula muy bien, porque ella sigue comiendo mientras lo hace y no se la nota para nada en su cara.

Yo no puedo mas. Termino el bistec y me levanto de la mesa.

-Perdón, digo, necesito ir un momento al baño.

La casa es grande y me han indicado que hay un baño arriba. No me doy cuenta de que Sofia también se ha disculpado y se ha ausentado de la mesa.

Cuando estoy en el baño enjuagándome la cara, como en casa de mi tía, Sofía entra en el baño.

-Pero ¿que haces?

-Nada. Veo que has tenido que ausentarte y quería saber si estabas bien.

-Si, estoy bien. Perfectamente.

-Vamos a comprobarlo. Sofia coge y me baja el pantalon de un tirón.

-¿Que estas haciendo?

-Nada. Ver que estas bien.

Entonces me baja el calzoncillo y se mete mi pene erecto en la boca y empieza a chupármela.

-Joder. Solo me sale decir eso.

Para un momento y me dice que mis padres le habían dicho que era muy guapo y tenían razón, y que también estoy bien dotado.

Sigue mamándomela y yo no voy a poder aguantar mucho mas.

-Sofia, me voy a correr.

-Puegh cogeteh. Dice con mi polla en su boca.

Me agarro al lavabo porque estoy a punto y un minuto después me corro en su boca. Se lo ha tragado todo.

Se limpia un poco la boca. Yo estoy paralizado. No puedo pensar. ¿Que pensaran nuestros padres? Hace mucho que nos fuimos. ¿No nos echaran de menos?

Baja ella primero y después yo. Veo que han servido ya el postre, pero no parece que hayan notado nuestra ausencia.

De nuevo en la mesa, ahora Sofía ni me mira. Terminamos el postre y tomamos unas tejas que ha puesto la madre de Sofía.

Al acabar la comida y tras despedirnos, nos vamos. Cuando Sofía me da dos besos, noto como mete algo en mi bolsillo.

Ya fuera, cojo la nota y la leo sin que mis padres se den cuenta.

Dice: La próxima vez quiero follar contigo.

La arrugo y la tiro. Vaya con mi amiga salida.

Llega la noche y vuelvo a pensar en mi tía. Justo estoy pensando en ella, cuando suena el teléfono.

Es ella de nuevo y yo sonrío. Mi madre me dice que si puedo ayudarla de nuevo con cosas que le quedan de la mudanza. Le comenta que parece que no acaba nunca.

-Dile a la tía, que si, que iré. Que te diga a que hora quiere que este allí.

-Dice tu tía que cuando te venga bien, que no hace falta que madrugues. Contesta mi madre.

-De acuerdo, le respondo.

Al día siguiente a eso de las 12, me voy a casa de mi tía. Hoy si me llevo el coche, quiero llegar antes y tampoco quiero encontrarme con la rubia del otro día. Aunque Sofía me hizo una buena mamada, ahora mismo prefiero a mi tía.

Toco el timbre y me abre enseguida. Subo a su casa y allí está esperándome.

-¿Que nos toca hoy? Le pregunto.

-Pues, bajar unas cajas del altillo.

-Sera un placer ayudarte tía.

Cogemos la escalera. Ella lleva hoy un camisón transparente. El caso es que cuando se va a subir, se deja caer el camisón. Lleva un sujetador precioso color carne y un tanga. La visión de su culo subido en la escalera es lo mas, y ella lo sabe.

Me mira desde arriba y juega a girar las caderas y mover su culo hacia los lados. Luego se sube a lo alto de la escalera y pone su culo en pompa. Yo me subo también y empiezo a sobárselo.

Le pongo a un lado la tira del tanga, y meto mi dedo indice entre sus nalgas. Estamos así un rato y entonces me dice:

-¿No teníamos que bajar unas cajas?

-Si, claro, sonrío.

Bajo una caja de espaldas, mientras ella también baja de espaldas a mi. El hilo de su tanga se ha quedado fuera de su raja y sus nalgas se mueven al bajar. Yo estoy a cien por hora.

El culo de mi tía tiene un poco de celulitis, pero no demasiado. No me importa para nada.

Ya bajados de la escalera los dos, nos vamos a su habitación.

-La otra vez, yo te follé a ti, me dice mi tía. Y ahora quiero que aprendas y que me lo hagas tu a mi.

-Estoy dispuesto. Le contesto.

-¿Y como habías pensado hacérmelo?

-Pues, tengo una idea. Es la postura que mas me gusta.

-Anda, dímelo.

-Je,je, a cuatro patas.

-Lo imaginaba. Lo hombres no tenéis arreglo. Je,je.

-¿No te importa, tía?

-Que va. Así aprenderás.

Ella se sube a la cama y se coloca a cuatro patas. Yo me subo también y me pongo detrás. Le quito el tanga y el sujetador. Pero me quedo pensando.

-Tía, ¿no tendrás unas botas?

-¿Y eso?

-Soy un fetichista de las botas.

-Espera. Creo que tengo unas en el armario, justo ahí. Y me señala con el dedo.

Yo las cojo y se las pongo. Son negras y le dan un morbo extra a mi tía.

Ahora si, podemos empezar. Vuelvo a meter mi mano entre sus nalgas y me paso a tocarle su chocho. La masturbo como mejor sé y luego acaricio su clítoris. Ella me va indicando como hacérselo mejor.

Al poco esta húmeda. Mi pene esta a mil por hora y decido metérsela ya.

Agarro despacio mi pene y se la meto.

-Uggh. Gimo.

-Ya estas dentro, me dice ella.

-Si, tía. ¿La sientes?

-Claro. Ahora muévete, cariño.

Empiezo con el vaivén. Despacio al principio, como creo que debo hacerlo, y luego voy un poco mas rápido.

-Uf, uf, uf, empieza a gemir ella.

-¿Te gusta tía?

-Si, me gusta. Sigue así. Me dice con un hilo de voz.

Yo sigo con el vaivén y entonces ella se agarra al cabecero de la cama. Me pide que se lo haga mas rápido.

Obedezco. La agarro mas fuerte de sus caderas y acelero mis embestidas.

-Ah, ah, ah. Mis gemidos van en aumento.

El bombeo se hace mas fuerte y mi tía se vuelve loca.

-¡Fóllame, fóllame!. ¡Así, así, así!. ¡Mas fuerte, mas fuerte!. ¡Aaggggggh!

Creo que mi tía se ha corrido por las contracciones de su vagina. Yo aún aguanto.

Es maravilloso ver chocar su culo contra mi pelvis. Como sus nalgas se mueven como si fueran flan.

Mi tía sigue agarrada al cabecero de la cama y su cabeza está caída. Está sumida en el éxtasis, mientras yo termino de follármela.

La cama tiembla como si hubiera un terremoto. Por fin noto llegar mi orgasmo. Sigo empujando fuerte y tras un poco mas, mi pene eyacula un chorro de semen que noto grande y luego dos mas cortos, espaciados, hasta que finalmente, me quedo sin nada y me relajo, aún en el coño de mi tía.

-Buf, ha sido increíble. Le digo. ¿Tía, estas bien?

-Si, tesoro. Ha sido magnifico. Me estaba recuperando.

Nos tumbamos boca arriba en la cama y estabilizamos nuestras respiraciones.

Luego se me ocurre algo.

-Tía, soy un guarro, pero quiero proponerte una cosa.

-¿El qué? Después de lo de las botas, no creo que puedas sorprenderme con nada.

-Quiero que nos grabemos follando. No se si tienes una cámara.

-Pues si, tengo una, pero esto no puede salir de aquí. Si nos grabamos, yo me quedaré con la cinta y todas las copias que pueda hacer, ¿eh?

-Por supuesto.

-Anda, ve a por ella. Está en una de las cajas del altillo.

Cojo la escalera y subo a por ella en pelotas. En eso que suena el teléfono. Al parecer es mi padre para decirnos que tal nos va. Mi tía le contesta que bien, que una hora mas o menos habremos terminado.

Yo la oigo y me quedo pensando en la próxima excusa para quedar, si ya se supone que terminamos la mudanza.
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