Parte 3 final<br />
Era una verdadera pena que estuviera en esa condición, sin poder tocarme, porque estaba a punto de desmayarme de la calentura al ver a esa formidable hembra desnudándose para mÃ*.<br />
Se aflojó la pollera dejándola caer al piso y, para mi sorpresa, vi que llevaba portaligas negro y una diminuta bombachita roja transparente donde se apreciaban sus abundantes pelos negros.<br />
Cuando se agachó para levantar la prenda del piso me ofreció una espléndida panorámica de su culo. Una delgada tira de tela se metÃ*a dentro de la raya de su orto donde un poco más abajo era tragada por los labios de su concha y los abundantes pelos negros.<br />
Cuando se puso frente a mi colocó sus brazos en jarra y me preguntó si se veÃ*a erótica.<br />
Le respondÃ* que si, que estaba muy buena y me calentaba mucho.<br />
Se acercó hasta la cama donde yo estaba y agarrándose ambas tetas preguntó si me gustarÃ*a chuparlas.<br />
Sin dejarme responder colocó un pezón en mi boca, me tomó de la nuca y atrajo mi cabeza hacÃ*a la teta a la vez que con su mano libre reanudaba la paja que habÃ*a dejado segundos antes.<br />
Yo morÃ*a de placer y hubiese dado cualquier cosa por tener las manos libres para poder meterle mano por todos lados; por suerte otras partes las tenÃ*a disponibles, como mi boca que ahora estaba ocupada chupándoles los gruesos pezones. Mi pierna libre la tenÃ*a un poco flexionada y la rodilla por fuera de la cama, y contra esta, Silvana sobaba su peluda concha mientras que de su boca salÃ*an entrecortados gemidos de placer.<br />
Cuando dejé de chuparle las tetas le pedÃ* que querÃ*a verle la concha al desnudo. Sin perder un solo segundo retrocedió un par de pasos y se quitó la bombachita roja, acto seguido se peinó los abundantes pelos negros con los dedos para luego darse la vuelta y mostrarme el soberbio culo.<br />
Yo le dije que tenÃ*a un culo hermoso y ella me respondió agachándose, y separándose las nalgas con ambas manos me dijo: “verdad que tengo un orto muy bonitoâ€�.<br />
Es muy bonito y se ve muy apetitoso, dije yo.<br />
Inmediatamente se acercó a mi cama y colocó sus nalgas justamente sobre mi cara a la vez que repetÃ*a insistentemente: “chupame el culo, chupame el culo, chupame el culoâ€�. Yo no quise defraudarla y pasaba mi lengua por la abertura de su orto y de su peluda concha que tenÃ*a un gusto salado muy rico que me calentaba hasta casi hacerme explotar.<br />
Mientras Silvana refregaba su culo contra mi cara, con una mano libre continuó haciéndome la paja y sobándome los huevos con total dedicación.<br />
Yo alternaba mis lamidas entre su orto y su concha cuando retiró sus nalgas de mi cara, se inclinó y me dio un beso en la boca, metiéndome la lengua casi hasta la garganta, todo sin soltar mi verga.<br />
Cuando terminó el prolongado beso me dio la espalda, volvió a tomar mi pija con una mano y lentamente se fue sentando sobre ella, orientándola hacia su concha que poco tardó en tragársela toda. Apretó las piernas y por consiguiente mi verga, y comenzó a subir y a bajar, al principio lentamente, pero luego aceleró los movimientos de ascenso y descenso.<br />
Mientras veÃ*a como mi gruesa verga entraba y salÃ*a de esa maravillosa concha peluda, como mis huevos chocaban contra sus blancas nalgas y como esas dos inmensas tetas bailaban en el aire, alcancé un orgasmo monumental, escupiendo gran cantidad de leche dentro de su caliente concha.<br />
Ella al notar mi acabada acrecentó sus movimientos con las caderas, se apretó ambas tetas con las manos y también alcanzó un brutal orgasmo, profiriendo gritos que temÃ* se escucharan en todo el vecindario.<br />
Por un rato se quedó sentada con mi pija dentro de ella, tratando de recuperar el aliento. Luego de unos segundos de silencio, y aun con mi verga metida en su concha me dijo: “ no se que vas a pensar de mi, realmente no se que me pasó, me descontrolé “.<br />
“ Pienso que sos una hembra fantástica, disfruté mucho de este momento y espero que se repita�, contesté yo mirando directamente a sus ojos.<br />
“ Me alegra que te haya gustado y te prometo que esta no será la única vez que nos echemos un lindo polvoâ€�. Mientras decÃ*a esto Silvana comenzó a mover las caderas nuevamente y mi pija a crecer de nuevo.<br />
“ Te gusta esto, verdad mi querido sobrinoâ€�. DecÃ*a Silvana mientras continuaba con sus movimientos.<br />
“ Por supuesto que me gusta y creo que a vos te gusta mucho coger, creo que si pudieras andarÃ*as todo el dÃ*a con una verga en el culo.<br />
“ La verdad que si, pero nunca pensé que terminarÃ*a con la verga de mi sobrino metida hasta el fondoâ€�.<br />
Cuando notó que mi pija habÃ*a crecido lo suficiente se levantó, se arrodilló al lado de la cama y comenzó a hacerme una hermosa mamada. Miré hacia un costado y pude ver, reflejado en el espejo que habÃ*a en la pared, el culo de Silvana. Por entre los pelos negros de la concha asomaban los labios muy colorados y chorreando leche. En ese momento vi como ella llevaba una mano hacia atrás y se metÃ*a un dedo en el ojete y a modo de pija lo metÃ*a y sacaba del mismo muy velozmente.<br />
Yo ya estaba a punto de acabar cuando Silvana dejó de chupármela y puso mi verga entre sus dos tetas y apretándolas con ambas manos comenzó a pajearme nuevamente hasta que acabé salpicando su cara con espesa y caliente leche. Mientras mi verga escupÃ*a la leche Silvana tuvo otro maravilloso orgasmo, expresado por sus gemidos que inundaron toda la casa.<br />
Luego se ocupó de asearme correctamente y de cambiar la ropa de cama que se habÃ*a manchado con mi leche. Todo esto lo realizó asÃ* como estaba, solo con el portaligas y las medias. Yo no le quitaba los ojos de encima; verla andar por la habitación desnuda, las tetas siguiendo el compás de sus pasos, el culo duro y parado, el maravilloso triángulo de pelos negros de su concha, todo hizo que mi pija cobrara vida nuevamente y se alzara hacia el techo. Silvana, al ver esto dijo que por hoy era suficiente, que estaba cansada. Sabiendo que mi erección era producto de su desnudez se cubrió con una bata, trajo un paño empapado con agua frÃ*a y lo colocó sobre mi verga que de inmediato se encogió hasta casi desaparecer. Yo cerré los ojos y me quedé dormido.<br />
PermanecÃ* enyesado por más de 60 dÃ*as y dos o tres veces por semana, cuando nos quedábamos solos, mi tÃ*a Silvana venÃ*a a mi habitación, se desnudaba, quedándose siempre con portaligas y medias negras pues sabÃ*a que estas prendas me calentaban mucho, bailaba desnuda para mi y me hacÃ*a la paja con las manos o con las tetas. También se la metÃ*a por la concha, pero lo mas lindo fue cuando me agarró la verga y se la metió en el orto, ahÃ* fue cuando mas gozamos los dos.<br />
Cuando me sacaron el yeso pude meterle mano a gusto en las tetas, el culo y nunca me cansaba de acariciarle el pubis con sus exuberantes pelos negros. No perdÃ*a ocasión para metérsela toda vez que podÃ*a y llenarle el culo de leche.<br />
Cierto dÃ*a Silvana estaba sentada sobre mi, con la pija metida en el orto cuando de improviso llegó mi madre y nos descubrió en la sala. Lejos de armar un escándalo nos pidió que continuáramos mientras ella se desnudaba y sentada frente a nosotros se comenzó a pajear furiosamente. Esto me calentó terriblemente y le pedÃ* a mi madre que se acerque. Ella se acercó, se puso a sobarle las tetas a Silvana y yo a toquetearle las nalgas.<br />
AsÃ* como estábamos, yo sentado, Silvana sentada sobre mi y mi madre de pie al lado nuestro todos metiéndonos manos, acabamos a los pocos minutos y quedamos cansados y tirados en el piso.