Mi hijo y yo

luis27

Virgen
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wooau excelente relato es el mejor que he leido:thumbsup:
 

cuaclo

Virgen
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110 puntos tu relato, vale verdaderamente vale,
 

raug

Virgen
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Hace cerca de un mes, me encontraba en mi cuarto cambiándome de ropa, cuando noté por el espejo que mi hijo de 18 años, Lucas, me estaba observando. Al darme vuelta, él se retiró con rapidez, pero lo llamé para pedirle que antes de salir de casa, me alcanzara algunas cosas que yo hab�*a dejado en el automóvil. Cuando giró ante mi llamado, noté lo abultada que estaba su bragueta como señal indudable de una erección que él trató de disimular, tapándose con las manos mientras hablábamos.
Me causó algo de gracia el confirmar lo crecido que estaba ya mi hijo. Tras una breve conversación se dirigió hacia su cuarto. Minutos después, al pasar frente a la puerta cerrada de aquél, surgió en m�* una sospecha que no puedo fundamentar con claridad, pero que me llevó a apoyar uno de mis o�*dos en la misma, lo que me permitió escuchar ciertos movimientos r�*tmicos, que surg�*an de las maderas y el colchón de la cama y la respiración de Lucas, profunda al principio y jadeante luego, que no me suger�*an otra cosa que una masturbación en curso.
Tengo 37 años y aunque Lucas es aún un bebé para m�*, no dejé de pensar otra vez en lo grande que ya era mi hijo mayor. Andrea, su hermana de 14 años, aún parec�*a ser muy inocente, a veces hablando de algún muchacho que le atra�*a, o que le escrib�*a cartas o E-mails, pero sin que llegaran a nada serio.

A esta altura de los hechos, muchos pensamientos nuevos surg�*an en mi mente. La preocupación inicial se transformó en una mezcla de excitación y vergüenza. Esperaba cada d�*a que mi hijo me espiara y ansiaba el momento de presentir lo que ocurr�*a en su cuarto. Imaginaba su mente pensando en m�* y su mano en su miembro subiendo y bajando con frenes�* hasta vaciarse, en mi cara o en mi pubis. Sent�*a además un creciente deseo de ver su miembro. Aquél que yo acariciaba e higienizaba cuando era un niño y que ahora se me ocurr�*a como un arma poderosa capaz de hacer gozar hasta el desmayo a quien se le pusiera al alcance, incluso a m�*. No soñaba con tenerlo dentro de m�*, porque sab�*a que no ser�*a capaz de cometer una locura as�*, pero quer�*a verlo, mirarlo de cerca.
Mi vida sexual era tranquila. La frecuencia de acercamiento con mi esposo era baja y lejos de los �*mpetus de nuestra juventud. Los hijos, los horarios de trabajo de Fernando, médico especialista en reumatolog�*a, y el cansancio que se acumulaba al final del d�*a, llevaban a que a veces pasaran 2 ó 3 semanas sin hacerlo. El miembro de mi esposo era de tamaño regular y sin dudas no alcanzaba el que yo presum�*a que ten�*a Lucas. Nuestras relaciones eran también regulares, pero mi apetito hab�*a deca�*do salvo hasta ahora en que me encontraba enardecida.

. Decid�* continuar con mi juego de provocación y me acerqué a conversar con Lucas que se encontraba en el ****** mirando la televisión.
Me incliné dejando que se vieran parte de mis pechos y luego me senté a su lado con ambas piernas sobre el sillón y la bata entreabierta, que dejaba ver una de mis piernas hasta la ingle. Él me miraba de reojo mientras yo fing�*a leer una revista. Yo también de reojo, noté cómo crec�*a su verga. Sab�*a que mis fantas�*as no eran razonables, pero como me ven�*a ocurriendo a diario, comencé a percibir que mi vulva se humedec�*a y tal vez el saber que el resto de la familia estar�*a afuera por dos d�*as, me llevó a vencer mis prejuicios y a manipular la situación para aliviarme de esa tortura.
Le tomé una mano a mi hijo, que con la otra intentaba ocultar su erección y le dije que hab�*a notado que le gustaba observarme y le pregunté si yo le parec�*a bonita. Trató de explicar que no, pero que yo s�* era bonita y con y al preguntarle si yo lo hac�*a sólo con la mano, me dijo que a veces con la boca y le ped�* que se distendiera y me diera detalles y me contó cómo yo le besaba la punta y luego los test�*culos y cómo luego me la met�*a hasta donde pod�*a dentro de mi boca y la lam�*a y a veces me sent�*a ahogada y sacaba la boca y volv�*a a empezar. Me contó cómo yo me arrodillaba sobre él y me penetraba por la vagina y cómo, me pon�*a en cuatro patas, me untaba mi orificio anal con crema y me penetraba. Y le pregunté si yo gozaba y me dijo que s�*, que mucho y que me gustaba que acabara en mi boca, pero cuando más gozaba era con su verga en mi culo, que yo gritaba desesperada y le ped�*a que se la metiera hasta el fondo y que él gozaba, pero tem�*a lastimarme.

Al escuchar ese relato mi corazón parec�*a a punto de salirse de mi tórax, estaba transpirada y a punto de pedirle que me penetrara por detrás all�* mismo. No recordaba el haber estado tan excitada desde hac�*a años y eso que el sexo anal sólo lo hab�*a realizado 4 ó 5 veces con mi marido, para conformar sus requerimientos y que no hab�*a gozado en absoluto. Con un gran esfuerzo por controlarme, le dije a mi pequeño que sus fantas�*as no pod�*an cumplirse, porque si bien yo lo amaba, no era correcto que ciertas cosas ocurrieran entre madre e hijo. Pero que no estaba mal soñar y que todos tenemos sueños inalcanzables y que esto los hac�*a más bonitos. Que me alegraba de que sintiera lo que sent�*a por m�* y de que hubiera sido tan sincero. Que dado que le gustaba mirarme, por este d�*a lo iba a premiar dejando que me observara completamente desnuda y que iba a poder masturbarse delante de m�* mientras me miraba.

Dijo que le daba vergüenza, pero lo llevé de la mano hasta su cuarto y le ped�* que se desvistiera. Lo hizo con temor y le indiqué que se recostara sobre su cama, mientras yo le acomodaba varias almohadas debajo de su cabeza. Parada a su lado le dije que se sacara el slip, y al hacerlo surgió una pija de tono sepia, en ese momento no plenamente erecta, con venas bien visibles, que se inclinó hacia la derecha. Enorme. Le acaricié los muslos y su verga se elevó de golpe como un mástil. Me separé y me paré a un metro. Le dije que él se pajeara mientras me observaba, pero que no nos �*bamos a tocar en ningún momento. Le di la espalda, saqué los brazos de las mangas y dejé caer mi bata hasta la cintura. Me di vuelta tapándome los pechos con las manos. Mis pechos eran de buen tamaño, todav�*a erguidos y con pezones rosados, que en ese momento estaban dur�*simos. Me los acariciaba mientras dejaba que se fueran viendo cada vez más y mi hijo se masturbaba con una mano, que trepaba y descend�*a por esa pijota, casi sin que pudiera rodearla con su mano.

Dejé mis pechos a la vista mientras me balanceaba de un lado a otro siguiendo el ritmo de la paja. Me di vuelta y dejé deslizar la bata para dejar al aire mi culo redondo, siempre alabado por mi marido y apetecido por tantos en el trabajo o la playa. Me segu�* moviendo a medida que aumentaba la frecuencia de la paja, hasta que manteniéndome de pie, incliné mi tronco hacia adelante y con el culo a 50 cm. de la cara de mi hijo, con mis manos separé los glúteos para que pudiera ver y dada mi excitación, oler de cerca mi concha y mi ano. Él comenzó a gemir mientras yo aún inclinada giré la cabeza hacÍa la izquierda, donde a cent�*metros su pija parec�*a estallar. Estuve a punto de arrojarme sobre ella y engull�*rsela, pero me esforcé en controlarme.
Me recosté en la punta opuesta, lo ocurrido le hab�*a parecido incorrecto y me dijo que nunca hab�*a gozado as�* y que nada le parec�*a mal, y que le gustar�*a que ocurriera de nuevo y le dije que tal vez algún d�*a y me marché a mi habitación. No me duché y decid�* acostarme impregnada de los olores que me envolv�*an. Desesperada comencé a acariciar mi vulva, mi cl�*toris y mis pechos, pensando en Lucas, pensando en su verga, casi sintiendo su gusto y necesitándolo dentro de m�*. Deseé haber tenido un vibrador que jamás se me hab�*a ocurrido comprar y met�* mis dedos en mi concha y con la otra mano me acaricié con intensidad el cl�*toris hasta acabar y sin ceder con mis caricias reiteré varios orgasmos sorprendentes para m�*. Hasta quedar dormida.
Desperté sobresaltada a las 4 de la mañana, agitada, creo que angustiada por lo sucedido y excitada por lo que pasó. La puerta de mi cuarto segu�*a cerrada. Me dirig�* hasta el cuarto de Lucas cuya puerta estaba entreabierta. Asomé la cabeza y traté de distinguir entre las sombras si todo estaba bien. Al hacerlo, mi hijo me preguntó si era yo y qué ocurr�*a y prendió la luz. Yo estaba desnuda todav�*a y sonre�* diciéndole que bueno, que él ya me conoc�*a as�*, sin ropa. Me miró extasiado y la sábana se movilizó y se elevó a la altura de su ingle. Me puse seria, avancé hacia él. Sab�*a que deb�*a detenerme, pero no pude. El deseo era irresistible y era imposible que me controlara. Tomé la sábana, lo destapé, con ambas manos apreté su pijota y comencé a lamerle el glande.
Él me miraba azorado y yo le respond�* con una mirada casi de súplica. Met�* su verga en mi boca y bajé y sub�* la cabeza sin soltar su pija atrapada por mis manos y mi bebé se contorneaba y gem�*a. Giré mi cuerpo y me recosté sobre él para que tuviera una visión más completa de mi concha, pero él estiró su cabeza y con su dulce lengua comenzó a chupármela. Primero chupó con pasión mi concha que estaba a punto de explotar y luego mi orificio anal, y luego mi conchita y otra vez mi ano que se abr�*a con el impulso de su lengua firme y casi experimentada, aunque mi niño me corroboró d�*as después, que sólo hab�*a hecho el amor con un par de novias que tuvo, jovencitas como él.
No quer�*a llegar al cl�*max ni que él lo hiciera as�*, mediante est�*mulos bucales. Me aparté, de frente a él y montada sobre su cuerpo, me puse en cuclillas y descend�* lentamente, mientras su maravillosa pija se introduc�*a en mi concha, que se contra�*a y parec�*a aplaudir de alegr�*a. Mi pequeñito, como si fuera un semental descontrolado, bombeaba dentro de mi vagina que no pod�*a contener ese aparato descomunal. Luego estiré mi cuerpo sobre el suyo y sin que su polla se escapara de m�*, giramos mientras mi nene ahora encima de m�*, arremet�*a con pasión y controlaba sus impulsos sabiendo que aún no era el momento y afirmando mi presunción de que mi chiquito ser�*a muy feliz a lo largo de su vida, haciendo gozar a infinidad de damas. Yo le ped�*a que me perdonara, que no quer�*a que esto lo dañara, que era su mami y que él tal vez me lo reprochar�*a en el futuro, pero mi nenito me contestaba que no, que era feliz, que me amaba, que me agradec�*a, que nunca lo dejara.
De pronto sent�* una convulsión y me desparramé y derret�* en mil orgasmos que ven�*an y se iban y volv�*an y ¿está bien lo que hacemos? Y él que s�* y qué cerrado y lindo era mi culito y yo desesperada ten�*a orgasmo tras orgasmo y deseaba que nunca terminara y que pod�*a morir ahora, ya nada más importante ten�*a por hacer. Querido hijo, nunca fui tan feliz le dije, estoy lista para recibir todo lo tuyo, donde quieras, y lentamente sacó su pija y me pidió que se la chupara y lo hice sintiendo ese gusto mezcla de m�* y de él y la masajeé con mis manos y la chupé con desesperación hasta que sent�* como mi chiquito casi convulsionaba y derramó sus l�*quidos una y otra vez en mi boca, mientras se derramaba un poco y yo deglut�*a lo que pod�*a, hasta la última gota. Nos dormimos abrazados y despertamos cerca del mediod�*a.
buen relato:tickedoff:
 
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