Enrique, era un joven que vivía en una aldea gallega. Al lado de su casa vivía Laura, una mujer de 28 años, delgadita, muy guapa, alta, morena, de grandes ojos negros, grandes tetas y un culo impresionante. Su marido, que era 20 años mayor que ella, andaba embarcado. Laura, tenía 2 hijastros, Toni, un joven guapote, moreno, de ojos marrones y delgadito, que era un año menor que Enrique, y Trini, que era de la misma edad que Enrique. Era morena, muy guapa. Tenía unas tetas casi tan grandes como las de su madrastra, y también tenía un culazo.
Un día soleado de Agosto, que andaban Enrique, Trini y Toni, cogiendo piñas en el monte, le dijo Toni a Enrique:
-¿Puedo hacere una pregunta, Quique?
-¿Desde cuándo me pides permiso para preguntar algo?
-Es que se trata de algo muy personal.
-Te veo venir, pero pregunta.
-¿Me dejas que te la chupe?
No lo cogió por sorpresa. Tiró de sarcasmo.
-Y tu hermana mira como lo haces. ¿A qué sí?
Le respondió Trini, mientras se agachaba para recoger una piña abierta de entre unos pequeños tojos.
-Claro y me masturbaré viendo como te la chupa.
Enrique, estaba de suerte. Se la iban a chupar, aunque fuera otro joven, y iba a saber como se masturbaban las mujeres. De pensarlo se empalmó. Toni, vio el bulto en su pantalón. Se arrodilló. Le abrió la cremallera del pantalón, y como Enrique, no le dijo nada, le sacó la polla. Trini, al verla, exclamó:
-¡¡Pedazo de polla!! Eso debe medir 20 centimetros y pesar cuarto kilo.
Toni, no dijo nada, se la comenzó a chupar. Trini, se apoyó en una gran roca, y mirando para la polla de Enrique, levantó la falda y metió una mano dentro de las bragas. Toní, la chupaba de maravilla. Le daba chupadas al glande y lo lamía. Pasaba la lengua por el frenillo, y a veces, se la metía casi toda en la boca, Enrique, le preguntó:
-¿Quién te enseñó a chuparla así?
-Mi madre.
-¡No jodas!
-No, yo se la meto en el culo. La jode mi hermana. La jode con los dedos.
Enrique, vio como Trini, se quitaba las bragas. Por primera vez veía un coñito. Poco después, Trini, empezó a acelerar los movimientos de sus dedos sobre su clítoris, y le dijo a su hermano:
-¡Ya, ya, cariño!
Trini, se corrió con tal fuerza que parecía un arbolillo a merced del viento, y Enrique, al verla, se corríó en la boca de Toni, que bebió su leche con sumo placer.
Toni, estaba empalmado como un burro. La sacó y le dijo a Enrique:
-¿Me la chupas?
-¡Ni lo sueñes!
Trini, le dijo a Enrique:
-Si quieres follarme, menéasela y chúpasela a mi hermano.
-¿Después de chupársela me dejas que te folle?
-No, que ya me corrí. Algún día.
-Promesas.
Toni, le iba a hacer otra proposición
-Y yo te ayudaré para que te folles a nuestra madre.
-Seguro. Tan cierto como que hay gnomos bajo las setas de este monte..
Trini, se acercó a su hermano. Cogió la polla cin su mano derecha. Se arrodilló, la metio en la boca y comenzó a hacerle una mamada.
Toni, estaba feliz.
-Gracias, hermana.
Enrique, vio que estaba dejando pasar su tren, y le dijo a Trini:
-Aparta que se la chupo yo.
Se la chuparon los dos. Toni, al final, se corrió en la boca de su hermana, que saboreó hasta la última gota
Una semana más tarde, Trini y Toni, se iban unos días a la casa de sus abuelos, y le dijo Toni a Enrique:
-Mi madre toma la siesta todos los días a la misma hora, a las dos.
-¿Y?
-Te dije que te iba a ayudar a follarla.
-Pues vaya manera de ayudarme.
Trini, que estaba al lado de su hermano, le dijo a Enrique.
-Si te vale, le contamos lo que hicimos en el monte, y el pollón que tienes.
-¿Si me vale para qué?
-Tiene 28 años. LLeva un año sin probar una polla. Usa tu imaginación, hombre, usa tu imaginación.
Esa tarde, Enrique, entró en la habitación de La Vecina. Entró en la punta de los pies para no hacer ruido. Laura, estaba sobre la cama, boca arriba, destapada y desnuda. Tenía un antifaz para dormir. Enrique, vio sus grandes tetas, las primeras que veía, con sus grandes areolas negras y sus grandes pezones. Tenía abiertas sus largas y moldeadas piernas. Su sexo rodeado de vello negro tenía los labios inferiores abiertos. Sacó la polla. Tenía un empalme brutal. Comenzó a masturbase. Se arriesgó. Se acercó a la cama y le puso la polla en los labios a La Vecina. Sus labios se entreabieron y se la chupó.
-¡Qué buena está, cariño!
Se la siguió chupando hasta que Enrique, se corrio en su boca. La Vecina, le bebió la leche. Limpió la boca con una mano, y le dijo:
-Estoy mojadísima. Desnúdate. Métete entre mis piernas y cómeme el chochito.
Enrique, estaba en un problema. Nunca había comido un coño, pero él, se desnudó, subió a la cama y se metió entre las piernas de Laura. Pasó su lengua, por su chochito. Cuando llegó a su clítoris, le dijo ella:
-Detente ahí y hazme como tu sabes, dale besitos... Con la lengua lame hacia arriba y hacia abajo... Así... Pensé que después de un año te habías olvidado de mi pepitilla. Hacia los lados y alrededor... Hazme lo que más te gusta, mete y saca la lengua de mi chochito.... ¡Ay, Dios, que me corro!
Dicho y hecho, Laura, soltó tres squirts que dejaron perdida la cara de Enrique, y después se corrió entre sacudidas y gemidos.
Cuando acabó de correrse, quería más.
-¡Follame cómo si te fuera la vida en ello!
Enrique, se la comenzó a meter. A pesar de estar mojada, le entraba bastante apretada. Una vez metida hasta el fondo, la folló duro. La Vecina, lo besaba con lujuria. Al sentir que le venía, le dijo:
-Quédate quieto que voy a correrme otra vez.
Enrique, se quedó inmóvil. Laura, comenzó a mover el culo, alrededor, hacia los lados. hacia arriba y hacia abajo. Enrique, le quiso decir que se iba a correr dentro de ella. No hizo falta, lo sabía.
-¡Vamos, vida, vamos! ¡¡Lléname !!
Enrique, la llenó. Al sentir la leche calentita dentro de su chocho, Laura, comenzó a correrse. Se aferraba a las sábanas de la cama, mientras, de su coño salía un torrente de flujo. Iba a gritar. Enrique, le tapó la boca con una mano, hizo un arco y en el subíó y bajó Enrique, hasta que La Vecina se acabó de correr.
Laura, al acabar ce correrse, se quedó inmóvil. como muerta. Enrique, se vistió. y como viniera, se fue, en la punta de los pies.
Cuando Enrique, se había ido, Laura, se quitó el antifaz para dormir, sonrió, y susurró:
-Cuando estemos los cuatro juntos va a ser maravilloso.
Era sábado. Enrique, con su ropa nueva, del mercado, pantalón gris de tergal y camisa blanca, se iba al cine. Se encontró en el camino con Toni y Trini. Toni llevaba pantalones vaqueros y camisa blanca, y Trini, a la que le sentaban bien las trenzas, blusa y falda azules. Los tres calzaban tenis. Toni le preguntó a Enrique:
-¿Cuanto dinero llevas encima, Quique?
-500 pesetas. ¿Por qué lo preguntas?
-Habíamos pensado, mi hermana y yo, en hacer una pequeña fiesta con una botella de Sansón y unas galletas de coco y nos faltan 100 pesetas.
-¿Dónde la pensabais hacer?
Trini, sacó de la boca el chupachups, y le preguntó a Enrique:
-¿Te unes?
-No sé que hacer. Me iba al cine y...
Triní, pasó la lengua por el palo del chupachups y después chupó el caramelo. Luego, sonriendo con picardía, le dijo:
-La película la podemos hacer nosotros.
-¿Dónde?
-En mi habitación.
-¿No está tu madre en casa?
-Si, pero cerramos la puerta.
Toni, aún lo animó más.
-A lo mejor hasta se une a la fiesta,
-Entonces mejor será comprar dos botellas de Jerez.
Compraron en la taberna dos botellas de Sansón y medio kilo de galletas. Llegaron a casa. Laura, la madre de Toni y Trini, estaba calcetando, y le dijo a los hijos:
-Cerrar la puerta de casa.
Toni, cerró la puerta con llave.
Cinco minutos más tarde, en la habitación de Trini, Toni, en medio le la habitación y de pie, besaba a su hermana, le acariciaba las tetas, y le decía a Enrique:
-Ven que no te vamos a comer,
Enrique se unió la fiesta. Besaba y acariciaba a Trini. Toni, le quitó la blusa a su hermana. Sus tetas quedaron al descubierto:
-Chúpaselas, Quique.
Enrique, se las chupó. Toni, le quito la falda y las bragas a su hermana y vio su chochito, húmedo, rodeado de vello negro. Le pasó la lengua por él. Trini, se estremeció.
-Lámele tú ahora el chochito, Quique.
Y ya me voy a quitar la careta.
Le lamí el chohito. Se lo estaba lamiendo y Toni, que se había desnudado en un santiamén, puso su polla junto al chochito de su hermana. Paré de lamer y me levanté.
Me desnudaron entre los dos. Trini, estaba delante de mí, Toni, estaba por detrás. Sentí su empalmada polla mojar mis nalgas. Trini, nos dijo:
-Vamos para cama.
Nos metimos en la cama. Yo besaba y acariciaba una teta de Trini. Toní, le besaba y acariciaba la otra y le hacía un dedo. Triní, me dijo, abriendo las piernas:
-Fóllame, Quique.
No me lo pensé dos veces. Subí encima de ella y se la comencé a meter. Entraba apretadísima, pero los gemidos de Trini me decían que le gustaba. Sentí como Toni separaba mis nalgas. Luego sentí su lengua lamiendo desde el periné al ano. Metió la punta de su lengua en mi anito y me gustó. Poco después, me metió el glande. El muy cabrón se quedó quieto, y era yo quien iba metiendo y sacando su polla con el movimiento de mi culo al follar a su hermana. Al final, me gustaba tanto, o más, follar a la hermana con mi polla como follar al hermano con mi culo. En esto que entra Laura en la habitación y pregunta:
-¿Os ayudo?
Le respondió Trini.
-Ven, mamá.
Laura, fue junto a su hija.
-¿Te gusta esta nueva experiencia?
-Sí. Estoy a punto de correrme, mamá.
Laura besó a su hija, con lengua, y después le dijo:
-En ese caso voy a ver como te corres, cielito.
El cielito, al correrse, se convirtió en una fiera. Clavó sus uñas en mi espalda, y se sacudia como una loca. Si su madre no le tapa la boca se entera toda la aldea de que se estaba corriendo. Yo, viendo la cara de placer de Trini y sintiendo la leche de su hermano en mi culo, me corrí dentro de ella.
Pocó después, estábamos los tres sobre la cama, boca arriba. Laura, la madre de Tony y Triini, se desnudó, y nos preguntó:
-¿Me dejais un sitio?
Volver a ver aquella diosa, desnuda. Me la puso otra vez tiesa como un palo, y tuve que decir:
-Eso no se pregunta.
Se metió en la cama. No cabíamos los cuatro. Trini, se metió entre las piernas de su madre para hacerle un cunnilingus y vio lo húmeda que estaba.
-¡Nunca te había visto tan mojada!
-Nunca me había visto en una situación como esta.
Ahora Laura, se dirigió a su hijo y a mi:
-Darme eses caramelitos.
Arrodillados, le llevamos las pollas a la boca. Nos chupó y lamió las pollas y los huevos. Sus manos eran suaves. Al masturbarnos era como si la estuvieramos follando. La muy zorrilla, a veces, hacía que nuestros glandes se tocasen, para acto seguido meterlos en la boca y chuparlos. Nos encantaba. Pero se iba a correr ella antes...
-Me tienes, Trini. ¡Me tienes, Trini! ¡¡Me tieeeeeeeeeeeeeeeeeenes!!
Trini, que se estaba haciendo un dedo mientras se la comía a su madre, se corrió con ella.
Al comenzar a oír los gemido y ver las convulsiones de madre y hija, le pintamos a Laura la cara de blanco con nuestras corridas.
Al acabar, Trini, tuvo que coger una tolla en el armario para limpiar su cara del flujo de su madre y la de su madre de nuestras corridas.
Pero lo mejor estaba por llegar. Laura, melosa, empezó a besarme y a masturbar mi polla. La puso otra vez dura como una piedra. Subió encima de su hijo, dándole la espalda. Toni, que ya estaba empalmado, le metió la polla en el culo. Trini, le puso su chochito en la boca, y Laura, me dijo:
-Dame ese pollón, Quique.
La follé. Mi polla entraba justa, era como si guardara su medida de la útima vez que la follara. Me encantaba sentir sus tetas bajo mi pecho, sentir como me empapaba los huevos el flujo que salía de su chochito cada vez que se la metía hasta el fondo. Me encantaba que me apretara contra ella, que me besara con lujuria. Me encantaba su olor, su sabor, sus gemidos, su pestañear... me encantaba todo de ella.
Unos minutos más tarde, le decía, Trini:
-¡Me corro, mama!
Laura, al sentir el flujo de su hija en la boca, me agarró el culo y me folló como si fuera un muñeco.
Ya su hijo y yo le habíamos lllenado de leche el culo y el chochito, cuando la oímos decir:
-¡¡Lo que ahí tal viene¡ ¡¡Me coooooooooooooooooh!
Le vino con tanta fuerza que se retorcía de placer. Toni, le tapaba la boca. Laura le mordió la mano al hijo, y de repente, se desmayó. Sus convulsiones siguieron unos veinte segundos más mientras ella viajaba en un mundo de felicidad.
Mí abuelo y yo estábamos sentados en dos banquetas en el corral con un pequeño montón de mimbres al lado. Mi abuelo me enseñaba a hacer una cesta.
-Esto requiere calma, mucha, mucha calma. Hacer una cesta es como hacerle el amor a una mujer. Si vas a aprisa la fastidias.
-No es lo mismo, abuelo, a una mujer si al final no le das aprisa es cuando la jodes.
-¡Habla bien! -se quedó mirándome- ¡¿Pero tú ya te estrenaste?!
-No. Hablaba de oídas.
-Nunca supiste mentir. ¿Quién te desvirgó?
-Es un secreto.
Toni, que iba a la tienda, me oyó.
-¿Qué secreto es ese, Quique?
Le respondió mi abuelo.
-Lo desvirgaron y no me quiere decir quien fue.
-A lo mejor no te lo dice porque también le desfloraron el culo.
Mi abuelo estaba escandalizado.
-¡¿Es eso verdad?!
-Cuando uno se confía y está follando a la hermana, el maricón del hermano acaba por darle por el culo.
-Bien que te gustó.
Mi abuelo ya pillara el hilo.
-A ver, a ver. ¿Te estabas follando a Trini y Toni te dio por culo?
-Sí, pero, ¿Si tú estuvieras follando a Trini la quitarías si te empieza a dar por culo un payaso que tiene la minga delgadita?
-No, aunque me la metieran un bantú.
Toni empezó a mal meter, o a bien meter, según se mire.
-Eso se lo voy a decir a mi hermana. Tiene fantasías con los viejos.
-¡Ni se te ocurra ! Tu madre se lo diría a mi vieja y aquí ocurre una desgracia.
Esa noche mi abuela fue al cine de diez a doce. Mi abuelo y yo estabamos jugando a las cartas. Llegó Toni y le dijo a mi abuelo:
-Tomás, mi madre quiere hablar contigo.
-¡Ya le fuiste con el cuento, chivato!
-Cada persona es prisionera de sus palabras.
-¡Preso me van llevar a mí cuando te mate!
Yo, que ya estaba enterado del plan, le dije a mi abuelo.
-Puede que lo acabes matando a besos.
-¡Estás contagiado, carallo! Te picó el bicho de los maricones.
Era una noche estrellada, mi abuelo miró al firmamento, como pidiendo ayuda a alguien. Entramos en la casa de la vecina. Trini y Toni estaban sentados a la mesa de la cocina. Encima de la mesa había una taza de café, humeante. A mi abuelo le llegó el olor. Era loco por el café, pero el médico se lo quitara, y mi abuela no se lo daba. Trini, le dijo:
-Toma un café nientras esperamos por mi madre.
Mi abuelo pensó que Laura no estaba en casa. Se sentó a la mesa. Trini se levantó, cerró la puerta con llave y le preguntó:
-¿Cómo tienes de grande la polla, Tomás?
Mi abuelo estaba acojonado.
-Calla, Trini, calla, no hagas que me linchen. Y abre la puerta. ¡Qué corra el aire!
Llegó Laura a la cocina, desnuda como el día en que nació. ¡Parecía una diosa! A mi abuelo le salió el café por la nariz.
-¿Tanto calor tienes, Tomás?
Mi abuelo, limpiándose la barbilla con la mano, exclamó:
-¡¡¡Ossssssstiaaaaaaas!!!
Laura, sonriente y sensualmente provocativa, arrimada a la pared, nos dijo:
-¿Quién me va a coner enterita?
Nos desnudamos. Mi abuelo vio como Toni se ponía detrás de Laura y le comía el culo, como Trini, agachada, le comía el coño y como yo, empalmado, le comía las tetas. Se levantó. Fue a la cocina de hierro. Se echó otro café de la cafetera. Se volvió a sentar y se puso de miranda. No se tocaba. Parecía el hombre de hielo. Laura nos dijo:
-Vamos para mi habitación, chicos.
Fuimos para la habitación. Laura se puso en la cama a cuatro patas. Mi abuelo, se sentó en una silla para seguir de miranda. Trini se echó boca arriba delante de su madre. Laura antes de comerle el coño a su hija, me dijo:
-Fóllame, Quique.
Aunque me gustaba, no iba dejar que mi abuelo viera como me daban por culo. Le dije a Toni:
-Dale la polla a chupar a tu hermana, Toni.
Se la dio y fuimos al tema.... Le estaba dando caña a Laura, cuando mi abuelo acabó el café. Se levantó de la silla, y me dijo:
-Aparta, chaval.
Me aparté. Ocupó mi sitio. Sacó una polla larga y casi tan gorda como la de un caballo. Le metió el capullo en el chocho mojado, y Laura, exclamó:
-¡¡Diooooos, que maravilla!!
Poco después, Laura se olvidara del coño de su hija. Trini, se mastubaba mirando para su madre. Toni, se la clavara en el culo a mi abuelo. Yo, hirviendo, se la clavara en el culo a él... Fui el primero que se corrió. ¡Que corrida eché! Una corrida de esas que te deja ciego por unos segundos. Toni, al sentir mi leche calentita dentro de su culo, se corrió en el culo de mi abuelo. Del coño de laura, salió a presion, flujo vaginal por todos los lados. Sus ojos estaban en blanco y se sacudía como si tuviera el mal de San Victor... Laura, al acabar de correrse, se apartó y dejó a Trini con el coño abierto delante de la verga de mi abuelo. Trini la cogió con las dos manos y la fue metiendo poco a poco... Entrara apretadísima. Al tenerla toda dentro, mi abuelo no aguantó más y le llenó el coño de leche, Trini frotó el clítoris al estilo tornado, y acabó exclamando:
-¡¡¡Me cooooooooorro!!!
Por esa noche el tema se había acabado. A mi abuelo, según él, ya no se le iba a levantar.
Un día soleado de Agosto, que andaban Enrique, Trini y Toni, cogiendo piñas en el monte, le dijo Toni a Enrique:
-¿Puedo hacere una pregunta, Quique?
-¿Desde cuándo me pides permiso para preguntar algo?
-Es que se trata de algo muy personal.
-Te veo venir, pero pregunta.
-¿Me dejas que te la chupe?
No lo cogió por sorpresa. Tiró de sarcasmo.
-Y tu hermana mira como lo haces. ¿A qué sí?
Le respondió Trini, mientras se agachaba para recoger una piña abierta de entre unos pequeños tojos.
-Claro y me masturbaré viendo como te la chupa.
Enrique, estaba de suerte. Se la iban a chupar, aunque fuera otro joven, y iba a saber como se masturbaban las mujeres. De pensarlo se empalmó. Toni, vio el bulto en su pantalón. Se arrodilló. Le abrió la cremallera del pantalón, y como Enrique, no le dijo nada, le sacó la polla. Trini, al verla, exclamó:
-¡¡Pedazo de polla!! Eso debe medir 20 centimetros y pesar cuarto kilo.
Toni, no dijo nada, se la comenzó a chupar. Trini, se apoyó en una gran roca, y mirando para la polla de Enrique, levantó la falda y metió una mano dentro de las bragas. Toní, la chupaba de maravilla. Le daba chupadas al glande y lo lamía. Pasaba la lengua por el frenillo, y a veces, se la metía casi toda en la boca, Enrique, le preguntó:
-¿Quién te enseñó a chuparla así?
-Mi madre.
-¡No jodas!
-No, yo se la meto en el culo. La jode mi hermana. La jode con los dedos.
Enrique, vio como Trini, se quitaba las bragas. Por primera vez veía un coñito. Poco después, Trini, empezó a acelerar los movimientos de sus dedos sobre su clítoris, y le dijo a su hermano:
-¡Ya, ya, cariño!
Trini, se corrió con tal fuerza que parecía un arbolillo a merced del viento, y Enrique, al verla, se corríó en la boca de Toni, que bebió su leche con sumo placer.
Toni, estaba empalmado como un burro. La sacó y le dijo a Enrique:
-¿Me la chupas?
-¡Ni lo sueñes!
Trini, le dijo a Enrique:
-Si quieres follarme, menéasela y chúpasela a mi hermano.
-¿Después de chupársela me dejas que te folle?
-No, que ya me corrí. Algún día.
-Promesas.
Toni, le iba a hacer otra proposición
-Y yo te ayudaré para que te folles a nuestra madre.
-Seguro. Tan cierto como que hay gnomos bajo las setas de este monte..
Trini, se acercó a su hermano. Cogió la polla cin su mano derecha. Se arrodilló, la metio en la boca y comenzó a hacerle una mamada.
Toni, estaba feliz.
-Gracias, hermana.
Enrique, vio que estaba dejando pasar su tren, y le dijo a Trini:
-Aparta que se la chupo yo.
Se la chuparon los dos. Toni, al final, se corrió en la boca de su hermana, que saboreó hasta la última gota
Una semana más tarde, Trini y Toni, se iban unos días a la casa de sus abuelos, y le dijo Toni a Enrique:
-Mi madre toma la siesta todos los días a la misma hora, a las dos.
-¿Y?
-Te dije que te iba a ayudar a follarla.
-Pues vaya manera de ayudarme.
Trini, que estaba al lado de su hermano, le dijo a Enrique.
-Si te vale, le contamos lo que hicimos en el monte, y el pollón que tienes.
-¿Si me vale para qué?
-Tiene 28 años. LLeva un año sin probar una polla. Usa tu imaginación, hombre, usa tu imaginación.
Esa tarde, Enrique, entró en la habitación de La Vecina. Entró en la punta de los pies para no hacer ruido. Laura, estaba sobre la cama, boca arriba, destapada y desnuda. Tenía un antifaz para dormir. Enrique, vio sus grandes tetas, las primeras que veía, con sus grandes areolas negras y sus grandes pezones. Tenía abiertas sus largas y moldeadas piernas. Su sexo rodeado de vello negro tenía los labios inferiores abiertos. Sacó la polla. Tenía un empalme brutal. Comenzó a masturbase. Se arriesgó. Se acercó a la cama y le puso la polla en los labios a La Vecina. Sus labios se entreabieron y se la chupó.
-¡Qué buena está, cariño!
Se la siguió chupando hasta que Enrique, se corrio en su boca. La Vecina, le bebió la leche. Limpió la boca con una mano, y le dijo:
-Estoy mojadísima. Desnúdate. Métete entre mis piernas y cómeme el chochito.
Enrique, estaba en un problema. Nunca había comido un coño, pero él, se desnudó, subió a la cama y se metió entre las piernas de Laura. Pasó su lengua, por su chochito. Cuando llegó a su clítoris, le dijo ella:
-Detente ahí y hazme como tu sabes, dale besitos... Con la lengua lame hacia arriba y hacia abajo... Así... Pensé que después de un año te habías olvidado de mi pepitilla. Hacia los lados y alrededor... Hazme lo que más te gusta, mete y saca la lengua de mi chochito.... ¡Ay, Dios, que me corro!
Dicho y hecho, Laura, soltó tres squirts que dejaron perdida la cara de Enrique, y después se corrió entre sacudidas y gemidos.
Cuando acabó de correrse, quería más.
-¡Follame cómo si te fuera la vida en ello!
Enrique, se la comenzó a meter. A pesar de estar mojada, le entraba bastante apretada. Una vez metida hasta el fondo, la folló duro. La Vecina, lo besaba con lujuria. Al sentir que le venía, le dijo:
-Quédate quieto que voy a correrme otra vez.
Enrique, se quedó inmóvil. Laura, comenzó a mover el culo, alrededor, hacia los lados. hacia arriba y hacia abajo. Enrique, le quiso decir que se iba a correr dentro de ella. No hizo falta, lo sabía.
-¡Vamos, vida, vamos! ¡¡Lléname !!
Enrique, la llenó. Al sentir la leche calentita dentro de su chocho, Laura, comenzó a correrse. Se aferraba a las sábanas de la cama, mientras, de su coño salía un torrente de flujo. Iba a gritar. Enrique, le tapó la boca con una mano, hizo un arco y en el subíó y bajó Enrique, hasta que La Vecina se acabó de correr.
Laura, al acabar ce correrse, se quedó inmóvil. como muerta. Enrique, se vistió. y como viniera, se fue, en la punta de los pies.
Cuando Enrique, se había ido, Laura, se quitó el antifaz para dormir, sonrió, y susurró:
-Cuando estemos los cuatro juntos va a ser maravilloso.
Era sábado. Enrique, con su ropa nueva, del mercado, pantalón gris de tergal y camisa blanca, se iba al cine. Se encontró en el camino con Toni y Trini. Toni llevaba pantalones vaqueros y camisa blanca, y Trini, a la que le sentaban bien las trenzas, blusa y falda azules. Los tres calzaban tenis. Toni le preguntó a Enrique:
-¿Cuanto dinero llevas encima, Quique?
-500 pesetas. ¿Por qué lo preguntas?
-Habíamos pensado, mi hermana y yo, en hacer una pequeña fiesta con una botella de Sansón y unas galletas de coco y nos faltan 100 pesetas.
-¿Dónde la pensabais hacer?
Trini, sacó de la boca el chupachups, y le preguntó a Enrique:
-¿Te unes?
-No sé que hacer. Me iba al cine y...
Triní, pasó la lengua por el palo del chupachups y después chupó el caramelo. Luego, sonriendo con picardía, le dijo:
-La película la podemos hacer nosotros.
-¿Dónde?
-En mi habitación.
-¿No está tu madre en casa?
-Si, pero cerramos la puerta.
Toni, aún lo animó más.
-A lo mejor hasta se une a la fiesta,
-Entonces mejor será comprar dos botellas de Jerez.
Compraron en la taberna dos botellas de Sansón y medio kilo de galletas. Llegaron a casa. Laura, la madre de Toni y Trini, estaba calcetando, y le dijo a los hijos:
-Cerrar la puerta de casa.
Toni, cerró la puerta con llave.
Cinco minutos más tarde, en la habitación de Trini, Toni, en medio le la habitación y de pie, besaba a su hermana, le acariciaba las tetas, y le decía a Enrique:
-Ven que no te vamos a comer,
Enrique se unió la fiesta. Besaba y acariciaba a Trini. Toni, le quitó la blusa a su hermana. Sus tetas quedaron al descubierto:
-Chúpaselas, Quique.
Enrique, se las chupó. Toni, le quito la falda y las bragas a su hermana y vio su chochito, húmedo, rodeado de vello negro. Le pasó la lengua por él. Trini, se estremeció.
-Lámele tú ahora el chochito, Quique.
Y ya me voy a quitar la careta.
Le lamí el chohito. Se lo estaba lamiendo y Toni, que se había desnudado en un santiamén, puso su polla junto al chochito de su hermana. Paré de lamer y me levanté.
Me desnudaron entre los dos. Trini, estaba delante de mí, Toni, estaba por detrás. Sentí su empalmada polla mojar mis nalgas. Trini, nos dijo:
-Vamos para cama.
Nos metimos en la cama. Yo besaba y acariciaba una teta de Trini. Toní, le besaba y acariciaba la otra y le hacía un dedo. Triní, me dijo, abriendo las piernas:
-Fóllame, Quique.
No me lo pensé dos veces. Subí encima de ella y se la comencé a meter. Entraba apretadísima, pero los gemidos de Trini me decían que le gustaba. Sentí como Toni separaba mis nalgas. Luego sentí su lengua lamiendo desde el periné al ano. Metió la punta de su lengua en mi anito y me gustó. Poco después, me metió el glande. El muy cabrón se quedó quieto, y era yo quien iba metiendo y sacando su polla con el movimiento de mi culo al follar a su hermana. Al final, me gustaba tanto, o más, follar a la hermana con mi polla como follar al hermano con mi culo. En esto que entra Laura en la habitación y pregunta:
-¿Os ayudo?
Le respondió Trini.
-Ven, mamá.
Laura, fue junto a su hija.
-¿Te gusta esta nueva experiencia?
-Sí. Estoy a punto de correrme, mamá.
Laura besó a su hija, con lengua, y después le dijo:
-En ese caso voy a ver como te corres, cielito.
El cielito, al correrse, se convirtió en una fiera. Clavó sus uñas en mi espalda, y se sacudia como una loca. Si su madre no le tapa la boca se entera toda la aldea de que se estaba corriendo. Yo, viendo la cara de placer de Trini y sintiendo la leche de su hermano en mi culo, me corrí dentro de ella.
Pocó después, estábamos los tres sobre la cama, boca arriba. Laura, la madre de Tony y Triini, se desnudó, y nos preguntó:
-¿Me dejais un sitio?
Volver a ver aquella diosa, desnuda. Me la puso otra vez tiesa como un palo, y tuve que decir:
-Eso no se pregunta.
Se metió en la cama. No cabíamos los cuatro. Trini, se metió entre las piernas de su madre para hacerle un cunnilingus y vio lo húmeda que estaba.
-¡Nunca te había visto tan mojada!
-Nunca me había visto en una situación como esta.
Ahora Laura, se dirigió a su hijo y a mi:
-Darme eses caramelitos.
Arrodillados, le llevamos las pollas a la boca. Nos chupó y lamió las pollas y los huevos. Sus manos eran suaves. Al masturbarnos era como si la estuvieramos follando. La muy zorrilla, a veces, hacía que nuestros glandes se tocasen, para acto seguido meterlos en la boca y chuparlos. Nos encantaba. Pero se iba a correr ella antes...
-Me tienes, Trini. ¡Me tienes, Trini! ¡¡Me tieeeeeeeeeeeeeeeeeenes!!
Trini, que se estaba haciendo un dedo mientras se la comía a su madre, se corrió con ella.
Al comenzar a oír los gemido y ver las convulsiones de madre y hija, le pintamos a Laura la cara de blanco con nuestras corridas.
Al acabar, Trini, tuvo que coger una tolla en el armario para limpiar su cara del flujo de su madre y la de su madre de nuestras corridas.
Pero lo mejor estaba por llegar. Laura, melosa, empezó a besarme y a masturbar mi polla. La puso otra vez dura como una piedra. Subió encima de su hijo, dándole la espalda. Toni, que ya estaba empalmado, le metió la polla en el culo. Trini, le puso su chochito en la boca, y Laura, me dijo:
-Dame ese pollón, Quique.
La follé. Mi polla entraba justa, era como si guardara su medida de la útima vez que la follara. Me encantaba sentir sus tetas bajo mi pecho, sentir como me empapaba los huevos el flujo que salía de su chochito cada vez que se la metía hasta el fondo. Me encantaba que me apretara contra ella, que me besara con lujuria. Me encantaba su olor, su sabor, sus gemidos, su pestañear... me encantaba todo de ella.
Unos minutos más tarde, le decía, Trini:
-¡Me corro, mama!
Laura, al sentir el flujo de su hija en la boca, me agarró el culo y me folló como si fuera un muñeco.
Ya su hijo y yo le habíamos lllenado de leche el culo y el chochito, cuando la oímos decir:
-¡¡Lo que ahí tal viene¡ ¡¡Me coooooooooooooooooh!
Le vino con tanta fuerza que se retorcía de placer. Toni, le tapaba la boca. Laura le mordió la mano al hijo, y de repente, se desmayó. Sus convulsiones siguieron unos veinte segundos más mientras ella viajaba en un mundo de felicidad.
Mí abuelo y yo estábamos sentados en dos banquetas en el corral con un pequeño montón de mimbres al lado. Mi abuelo me enseñaba a hacer una cesta.
-Esto requiere calma, mucha, mucha calma. Hacer una cesta es como hacerle el amor a una mujer. Si vas a aprisa la fastidias.
-No es lo mismo, abuelo, a una mujer si al final no le das aprisa es cuando la jodes.
-¡Habla bien! -se quedó mirándome- ¡¿Pero tú ya te estrenaste?!
-No. Hablaba de oídas.
-Nunca supiste mentir. ¿Quién te desvirgó?
-Es un secreto.
Toni, que iba a la tienda, me oyó.
-¿Qué secreto es ese, Quique?
Le respondió mi abuelo.
-Lo desvirgaron y no me quiere decir quien fue.
-A lo mejor no te lo dice porque también le desfloraron el culo.
Mi abuelo estaba escandalizado.
-¡¿Es eso verdad?!
-Cuando uno se confía y está follando a la hermana, el maricón del hermano acaba por darle por el culo.
-Bien que te gustó.
Mi abuelo ya pillara el hilo.
-A ver, a ver. ¿Te estabas follando a Trini y Toni te dio por culo?
-Sí, pero, ¿Si tú estuvieras follando a Trini la quitarías si te empieza a dar por culo un payaso que tiene la minga delgadita?
-No, aunque me la metieran un bantú.
Toni empezó a mal meter, o a bien meter, según se mire.
-Eso se lo voy a decir a mi hermana. Tiene fantasías con los viejos.
-¡Ni se te ocurra ! Tu madre se lo diría a mi vieja y aquí ocurre una desgracia.
Esa noche mi abuela fue al cine de diez a doce. Mi abuelo y yo estabamos jugando a las cartas. Llegó Toni y le dijo a mi abuelo:
-Tomás, mi madre quiere hablar contigo.
-¡Ya le fuiste con el cuento, chivato!
-Cada persona es prisionera de sus palabras.
-¡Preso me van llevar a mí cuando te mate!
Yo, que ya estaba enterado del plan, le dije a mi abuelo.
-Puede que lo acabes matando a besos.
-¡Estás contagiado, carallo! Te picó el bicho de los maricones.
Era una noche estrellada, mi abuelo miró al firmamento, como pidiendo ayuda a alguien. Entramos en la casa de la vecina. Trini y Toni estaban sentados a la mesa de la cocina. Encima de la mesa había una taza de café, humeante. A mi abuelo le llegó el olor. Era loco por el café, pero el médico se lo quitara, y mi abuela no se lo daba. Trini, le dijo:
-Toma un café nientras esperamos por mi madre.
Mi abuelo pensó que Laura no estaba en casa. Se sentó a la mesa. Trini se levantó, cerró la puerta con llave y le preguntó:
-¿Cómo tienes de grande la polla, Tomás?
Mi abuelo estaba acojonado.
-Calla, Trini, calla, no hagas que me linchen. Y abre la puerta. ¡Qué corra el aire!
Llegó Laura a la cocina, desnuda como el día en que nació. ¡Parecía una diosa! A mi abuelo le salió el café por la nariz.
-¿Tanto calor tienes, Tomás?
Mi abuelo, limpiándose la barbilla con la mano, exclamó:
-¡¡¡Ossssssstiaaaaaaas!!!
Laura, sonriente y sensualmente provocativa, arrimada a la pared, nos dijo:
-¿Quién me va a coner enterita?
Nos desnudamos. Mi abuelo vio como Toni se ponía detrás de Laura y le comía el culo, como Trini, agachada, le comía el coño y como yo, empalmado, le comía las tetas. Se levantó. Fue a la cocina de hierro. Se echó otro café de la cafetera. Se volvió a sentar y se puso de miranda. No se tocaba. Parecía el hombre de hielo. Laura nos dijo:
-Vamos para mi habitación, chicos.
Fuimos para la habitación. Laura se puso en la cama a cuatro patas. Mi abuelo, se sentó en una silla para seguir de miranda. Trini se echó boca arriba delante de su madre. Laura antes de comerle el coño a su hija, me dijo:
-Fóllame, Quique.
Aunque me gustaba, no iba dejar que mi abuelo viera como me daban por culo. Le dije a Toni:
-Dale la polla a chupar a tu hermana, Toni.
Se la dio y fuimos al tema.... Le estaba dando caña a Laura, cuando mi abuelo acabó el café. Se levantó de la silla, y me dijo:
-Aparta, chaval.
Me aparté. Ocupó mi sitio. Sacó una polla larga y casi tan gorda como la de un caballo. Le metió el capullo en el chocho mojado, y Laura, exclamó:
-¡¡Diooooos, que maravilla!!
Poco después, Laura se olvidara del coño de su hija. Trini, se mastubaba mirando para su madre. Toni, se la clavara en el culo a mi abuelo. Yo, hirviendo, se la clavara en el culo a él... Fui el primero que se corrió. ¡Que corrida eché! Una corrida de esas que te deja ciego por unos segundos. Toni, al sentir mi leche calentita dentro de su culo, se corrió en el culo de mi abuelo. Del coño de laura, salió a presion, flujo vaginal por todos los lados. Sus ojos estaban en blanco y se sacudía como si tuviera el mal de San Victor... Laura, al acabar de correrse, se apartó y dejó a Trini con el coño abierto delante de la verga de mi abuelo. Trini la cogió con las dos manos y la fue metiendo poco a poco... Entrara apretadísima. Al tenerla toda dentro, mi abuelo no aguantó más y le llenó el coño de leche, Trini frotó el clítoris al estilo tornado, y acabó exclamando:
-¡¡¡Me cooooooooorro!!!
Por esa noche el tema se había acabado. A mi abuelo, según él, ya no se le iba a levantar.