Los padres no podían con Estrella, una joven rubia, de 21 años, 1.82 de estaturaa, de ojos azules, y medidas de modelo... y no podían con ella por que , a pesar de reprenderla un día sí y otro también, Estrella, se follaba a todo lo que se movía, chico o chica... maduro o madura. Le dieron a escoger entre ponerla de patitas en la calle o irse a la aldea a casa de sus abuelos para que la enderezasen. Estrella escogió la casa de los abuelos... Abuelos que fueron avisados de lo puta que era la nieta.
Los abuelos no eran los típicos abuelos al uso. Estrella lo supo el día que llegó a la aldea vistiendo una minifaldita gris y un top blanco que dejaba ver su ombligo.
Marta, la abuela, una mujer de 58 años, de pelo cano, baja de estatura y que vestía ropas de faena, nada más entrar Estrella por la puerta, en vez de levantarse y ir a darle un par de besos, sentada en una silla, le dijo:
-Es la última vez que te pones esas ropas escandalosas. Para ir a cavar a la huerta te daría demasiado el aire, a ti, y a quien te viese agachada.
Estrella, desafiante, mirando desde el poder que le daba su gran altura, y posando en el piso la maleta que traía con ella, le respondió:
-¡¿Ir yo a cavar a una huerta?! Ja, ja, ja.
Marta le dijo a Lucas, su marido, un hombre de 60 añós, de estatura mediana, de pelo gris y de complexión fuerte:
-Trae a esa mocosa aqui. Esta no se vuelve a reír de mí.
Lucas, que estaba detrás de Estrella, la agarró y abrazándola la llevó junto a Marta. La puso sobre sus rodillas.
-Ahora vete a tomar el aire, Lucas.
-¿Y si se rebela?
-Te aviso y me traes la tralla, pero aquí no te quedas. ¿O le quieres ver el coño a tu nieta?
Claro que quería, pero le respondió:
-No.
Al irse su marido, Marta le bajó las bragas rosas a su nieta. Vio que tenía el coño depilado. Con la palma de la mano ahuecada y los dedos juntos, la azotó en una de sus nalgas.
-¡Plaaaaaas!
-Si piensa que así va hacer algo de mí, va dada.
-¡¡Plaaaaas plaaaas plaaaas plaaaas!!
-Me rio yo de sus castigos físicos. Ja, ja, ja.
-¡¡¡Plaaaaas!!!
-Ja, ja, ja.
-¡Plaaaaas, plaaaaas, plaaaaas, plaaaaaas!
-Dea, dea.
-¡¡¡Plaaaaaaaas!!!
Estrella estaba vacilona.
-¡Uy que miedo!
-¡¡¡Plaaaaas, plaaaaaaas, plaaaaaas, plaaaaaas!!!
Las nalgas de Estrella ya estaban coloradas. La sangre circulaba más aprisa por su coño.
Se cachondeó de su abuela.
-Le va a doler la mano.
-¡Plaaaas, plaaaaas, plaaaaaas, plaaaaas!
-No podrá... "¡Plaaaas!" No... "¡¡¡Plaaaaas!!!!" ¡Oooooooh!
La abuela, que era más puta que la nieta, ya la tenía donde quería.
-¿Qué has dicho, guarra?
-Que no podrá conmigo, vieja bruja.
-¡¡Plas, plas plas, plas plas plas, plas plas!!
-¡¡Jooooooooder!!
¿Eso quieres, zorra? ¿Quieres que te la meta tu abuelo?
-¿Se le levanta?
La abuela siguió a la suyo.
-¡¡¡¡Plaaaaas!!!!
-Así que te follarías a tu abuelo.
-Sí, y a usted si se me pone a tiro.
-¡Plas, plas, plas, plas, plas!
La abuela besó y pasó la lengua por las nalgas de su nieta, que ya estaban rojas como un tomate maduro. Le meió la puntita de la lengua en el ojete.
Estrella no paraba de germir. Estaba viendo que se iba a correr en cualquier momento.
-¡¡¡Plaaaaas!!!
-¡Ooooooooooh!
Entró Lucas en la casa. Traía un tarro de crema hecha en casa con grasa y otros ingredientes. LLegó junto a su nieta. Echó crema en la mano y después se la aplicó sobre las nalgas, diciendo:
-Esto te aliviará.
En vez de aliviarla la acercó más al ogsasmo... El viejo también sabía lo que hacía, pues al llegar al ojete se lo acarició sin llegar a meterle el dedo dentro. Estrella le abrió la bragueta a su abuelo. Mientras el viejo jugaba con su ojete, sacó sus 18 centímetros de polla, morcillona, la metió en la boca y la mamó.
-¡Plaaaaas!!
Estrela sacó la polla de la boca y exlamó:
-¡Coooooooño!
-La abuela le preguntó.
-¿Coñor, qué?
Estrella, meneándole la polla a su abuelo, le respondió:
-Que he follado como una descosida y nunca había dusfrutado tanto.
Marta volvió a besarle las nalgas. Con las palmas de las manos hizo que su nieta abriera las largas piernas.... Estrella ya tenía una charca de flujo entre sus piernas. Marta besó los labios rosados en los que hilos de flujo mucoso iban de un labio al otro.
Estrella ya estaba desatada.
--¡Quiero correrme, ostias, quiero correme!
Quien se corrio en su mano fue el abuelo.
La abuela la azotó en el coño.
-¡Chaf!
Estrella, echando el culo hacia arriba, le dijo:
-¡Sique, abuela, sigue!
Marta volvió a las nalgas.
-¡¡Plaaaaas, plaaaaass, plaaaaas, plaaaaas, plaaaaas, plaaaaas, plaaaaaas, plaaaaas!
Los gemidos de Estrella ya eran escandalosos.
-¡¡Me matas de placer, abuela, ne matas!!
-¡¡¡Plaaaaaas, plaaaasas!!!
-¡¡Haz que me corra, por favor, por favor, abuela!!
Marta regresó al coño empapado de humedad para que su nieta se corriera.
-¡Chaf ,chaf chaf, chaf chaf chaf,chaf chaf cha chaff, chaf chaf chaf chaf chaf chaf chaf chaf chaf chaf chaf. ¡Plasssssssssh!
-¡¡Aaaaaaaagh!! ¡¡¡Me coooooooooooorro!!!
Estrella, gimiendo y retorciéndose, se corrió soltando una pequeña cascada de flujo vaginal que empapó el mandil de su abuela.
A Marta le pasó lo que nunca le había pasado, sin tocarse, sólo apretando las piernas, mientras se corría su nieta... La recorrió un escalofrío, después sintió como su maduro y peludo coño se abría y se cerraba y luego se corría empapando sus bragas
Estrella no quería, pero llevaba un día castigada sin comer, y no le quedó más remedio. Ahí estaba, en la huerta, agachada, poniendio patatas, con un pantalón de pana de su abuelo, que le hacía un culazo y con una camiseta blanca que con el sudor marcaba sus pezones. Su prima Amalia, una morena de 24 años, de ojos azules, muy guapa, casada, sin hijos y con el marido embarcado, iba poniendo patatas a su lado, y le dijo:
-Tienes un culo que si las mujeres no me dieran asco...
-Cinco minutos conmigo y comienzas a adorarlas.
-Ni cinco ni diez. Soy mujer, mujer.
-Y yo. Mucho más mujer que tú. Por eso me gustan las mujeres y los hombres.
-¿Y qué le haces a una mujer?
-¿Te gusta que te chupen las tetas y que jueguen con tus pezones:
-Claro que sí.
-Pues eso les hago. ¿Te gusta masturbarte?
-Sí.
-Pues eso les hago. ¿Te gusta que te coman el coño?
-¡No! ¡Por Dios, que asco!
-Si no te lo comieron no sabes si te da asco o no.
-No sé si no será mucho preguntar si...
-Pregunta lo que quieras.
-¿Cómo se siente una mujer cuando se lo comen?
-Se siente la mujer más sensual y más deseada sobre la tierra.
-Tonterías de tortilleras.
-No dirías lo mismo si le estuvieras dando de beber a otra mujer el flujo de tu orgasmo.
Se callaron porque venía la abuela con la comida. El abuelo le quitó la yunta a los bueyes. Dejó el arado en medio de la huerta. Puso los bueyes a apastar. La abuela puso un mantel sobre la hierba y sacó de la cesta el pollo frito, la tortilla de patatas y el vino tinto. Comieron... Volvieron a poner patatas...
Acabaron de trabajar cuando se fue el sol... Cenando, en casa de los abuelos, Marta, la abuela, le dijo a Amalia:
-¿Te quedas a dormir aquí o vuelves a tu casa?
Amalia sabía que la casa tenía sólo dos habitaciones y que tenía que dormir con su prima, aún así, dijo:
-No me gusta la oscuridad y las bombillas de los palos de la luz, unas están fundidas y otras las rompieron los chavales.
Poco después, las dos primas estaban en camisón, en la cama. Dándole la espalda, le dijo Amalia a Estrella:
-Hasta mañana.
-Hasta mañana, Amalia.
A los cinco minutos...
-¿Duermes, Estrella?
-No.
-Estoy temblando.
-Te siento. Yo también temblaba la primera vez. Date la vuelta.
Amalia se dio la vuelta. Estrella la besó en los labios, dulcemente, después le metió la lengua en la boca. Amalia seguía temblando. Estrella le quitó el camisón. Le magreó, lamió, chupó y mamó las tetas y los pezones. Los temblores dieron paso a los gemidos.... Le quitó las bragas. Le pasó la lengua por el chocho empapado, una, dos, tres.. diez veces.... Amalia se corrió en la boca de Estrella, que después de tragar su fujo fue subiendo, besando y lamiendo su vientre... sus tetas... hasta que se fundieron en un largo beso. Amalia le quiso devolver el favos a Estrella. Ya le comiera las tetas bien comidas... Empezara a lamer el coño cuando Marta encendió la luz de la habitación y pilló a Amalia entre las piernas de Estrella. A Amalia casi le dio un infarto, pero no era la cosa para tanto... Tras la abuela entró en la habitación el abuelo, que sabían que esto iba a pasar porque los padre de Estrella ya los avisaran.
-Sigue, Marta.
-Yó...
La abuela se puso autoritaria.
-¡Qué sigas, coño!
Amalia volvió a poner el culo en pompa y le comió el coño a Estrella. Marta le empezó a dar nalgadas. ¡Plaaaas, plaaaaas!
Lucas le subió la enagua a Marta, le bajó las bragas y se la clavó. Después, cada vez que Marta le daba un azote a su nieta, el se la metía y se la sacaba. La fue follando al ritmo de los azoles. La abuela le preguntó a la nieta:
-¿Te gusta comer coño, putona?
-Sí.
-¡¡Plaaaaas, plaaaaas, plaaaas, plaaaaas, plaaaaas plaaaaas plaaaaas plaaaaas plaaaaas!! ¡¡¡Plaaaaas, plaaaaas!!!
A Amalia le gustaban los azotes y a la abuela le encantaba el mete saca de su marido.
-¡¿Te gustan mis azotes, zorra?!
-Sí, abuela.
-¡Plaaaaas plaaaaas plaaaaas plaaaas plaaaaas plaaaaas paaaaaa. ¡¡¡Plaaaaaaaad!!!
Marta comenzó a gemir.
-Menos ímpetú Lucas que me voy a correr antes de tiempo.
Amalia, estaba gozando como nunca había gozado. Sacaran la puta que llevaba dentro.
-¡¡La que me voy a correr soy yo! ¡¡Da con fuerza, vieja ramera!!
-¡¡¡Plaaaaaaaaas!¡¡¡!
Lucas le metió a Marta un chupinazo
-¡Que me haces correr, cabronazo!
-¡¡¡Plaaaaas plaaas plaaaas, plaaaas, plaaaas plaaaaaas plaaaaas plaaaaas, plaaaaas!!!
-¡¡¡Me corro, Lucas, me corro!!!
Marta se corrió como una cerda.
Al acabar de correrse, se apartó... Lucas se la metió en el coño a Amalia, que se echó encima de Estrella y la comenzó a comer a besos... Lucas paró de follarla cuando vio que las piernas de Amalia temblaban y su coño echaba por fuera el flujo de la corrida...
Estrella estaba esperando por su abuelo como el ciego por la vista. Cuando Marta se apartó, y su abuelo se le echó encina, le dio la vuelta, y le dijo a su abuela:
-¡Mira como follo a tu marido, cornuda!
Estrella folló a su abuelo, pero estaba tan caliente, que se corrió antes de lo que esperaba.
-¡No, aún, no, no, nooooo., noooooooo.!¡¡¡Siiiiiiiiiiiiiii!!t
Estrella tuvo un orgasmo brutal.
Al acabar de correrse su nieta, Lucas sacó la polla. Marta y Amalia se la chuparon y acabaron por repartirse la leche.
Al acabar el abuelo de correrse, la abuela le dijo a las nietas.
-Mañana en pie al salir el sol.
Los abuelos no eran los típicos abuelos al uso. Estrella lo supo el día que llegó a la aldea vistiendo una minifaldita gris y un top blanco que dejaba ver su ombligo.
Marta, la abuela, una mujer de 58 años, de pelo cano, baja de estatura y que vestía ropas de faena, nada más entrar Estrella por la puerta, en vez de levantarse y ir a darle un par de besos, sentada en una silla, le dijo:
-Es la última vez que te pones esas ropas escandalosas. Para ir a cavar a la huerta te daría demasiado el aire, a ti, y a quien te viese agachada.
Estrella, desafiante, mirando desde el poder que le daba su gran altura, y posando en el piso la maleta que traía con ella, le respondió:
-¡¿Ir yo a cavar a una huerta?! Ja, ja, ja.
Marta le dijo a Lucas, su marido, un hombre de 60 añós, de estatura mediana, de pelo gris y de complexión fuerte:
-Trae a esa mocosa aqui. Esta no se vuelve a reír de mí.
Lucas, que estaba detrás de Estrella, la agarró y abrazándola la llevó junto a Marta. La puso sobre sus rodillas.
-Ahora vete a tomar el aire, Lucas.
-¿Y si se rebela?
-Te aviso y me traes la tralla, pero aquí no te quedas. ¿O le quieres ver el coño a tu nieta?
Claro que quería, pero le respondió:
-No.
Al irse su marido, Marta le bajó las bragas rosas a su nieta. Vio que tenía el coño depilado. Con la palma de la mano ahuecada y los dedos juntos, la azotó en una de sus nalgas.
-¡Plaaaaaas!
-Si piensa que así va hacer algo de mí, va dada.
-¡¡Plaaaaas plaaaas plaaaas plaaaas!!
-Me rio yo de sus castigos físicos. Ja, ja, ja.
-¡¡¡Plaaaaas!!!
-Ja, ja, ja.
-¡Plaaaaas, plaaaaas, plaaaaas, plaaaaaas!
-Dea, dea.
-¡¡¡Plaaaaaaaas!!!
Estrella estaba vacilona.
-¡Uy que miedo!
-¡¡¡Plaaaaas, plaaaaaaas, plaaaaaas, plaaaaaas!!!
Las nalgas de Estrella ya estaban coloradas. La sangre circulaba más aprisa por su coño.
Se cachondeó de su abuela.
-Le va a doler la mano.
-¡Plaaaas, plaaaaas, plaaaaaas, plaaaaas!
-No podrá... "¡Plaaaas!" No... "¡¡¡Plaaaaas!!!!" ¡Oooooooh!
La abuela, que era más puta que la nieta, ya la tenía donde quería.
-¿Qué has dicho, guarra?
-Que no podrá conmigo, vieja bruja.
-¡¡Plas, plas plas, plas plas plas, plas plas!!
-¡¡Jooooooooder!!
¿Eso quieres, zorra? ¿Quieres que te la meta tu abuelo?
-¿Se le levanta?
La abuela siguió a la suyo.
-¡¡¡¡Plaaaaas!!!!
-Así que te follarías a tu abuelo.
-Sí, y a usted si se me pone a tiro.
-¡Plas, plas, plas, plas, plas!
La abuela besó y pasó la lengua por las nalgas de su nieta, que ya estaban rojas como un tomate maduro. Le meió la puntita de la lengua en el ojete.
Estrella no paraba de germir. Estaba viendo que se iba a correr en cualquier momento.
-¡¡¡Plaaaaas!!!
-¡Ooooooooooh!
Entró Lucas en la casa. Traía un tarro de crema hecha en casa con grasa y otros ingredientes. LLegó junto a su nieta. Echó crema en la mano y después se la aplicó sobre las nalgas, diciendo:
-Esto te aliviará.
En vez de aliviarla la acercó más al ogsasmo... El viejo también sabía lo que hacía, pues al llegar al ojete se lo acarició sin llegar a meterle el dedo dentro. Estrella le abrió la bragueta a su abuelo. Mientras el viejo jugaba con su ojete, sacó sus 18 centímetros de polla, morcillona, la metió en la boca y la mamó.
-¡Plaaaaas!!
Estrela sacó la polla de la boca y exlamó:
-¡Coooooooño!
-La abuela le preguntó.
-¿Coñor, qué?
Estrella, meneándole la polla a su abuelo, le respondió:
-Que he follado como una descosida y nunca había dusfrutado tanto.
Marta volvió a besarle las nalgas. Con las palmas de las manos hizo que su nieta abriera las largas piernas.... Estrella ya tenía una charca de flujo entre sus piernas. Marta besó los labios rosados en los que hilos de flujo mucoso iban de un labio al otro.
Estrella ya estaba desatada.
--¡Quiero correrme, ostias, quiero correme!
Quien se corrio en su mano fue el abuelo.
La abuela la azotó en el coño.
-¡Chaf!
Estrella, echando el culo hacia arriba, le dijo:
-¡Sique, abuela, sigue!
Marta volvió a las nalgas.
-¡¡Plaaaaas, plaaaaass, plaaaaas, plaaaaas, plaaaaas, plaaaaas, plaaaaaas, plaaaaas!
Los gemidos de Estrella ya eran escandalosos.
-¡¡Me matas de placer, abuela, ne matas!!
-¡¡¡Plaaaaaas, plaaaasas!!!
-¡¡Haz que me corra, por favor, por favor, abuela!!
Marta regresó al coño empapado de humedad para que su nieta se corriera.
-¡Chaf ,chaf chaf, chaf chaf chaf,chaf chaf cha chaff, chaf chaf chaf chaf chaf chaf chaf chaf chaf chaf chaf. ¡Plasssssssssh!
-¡¡Aaaaaaaagh!! ¡¡¡Me coooooooooooorro!!!
Estrella, gimiendo y retorciéndose, se corrió soltando una pequeña cascada de flujo vaginal que empapó el mandil de su abuela.
A Marta le pasó lo que nunca le había pasado, sin tocarse, sólo apretando las piernas, mientras se corría su nieta... La recorrió un escalofrío, después sintió como su maduro y peludo coño se abría y se cerraba y luego se corría empapando sus bragas
Estrella no quería, pero llevaba un día castigada sin comer, y no le quedó más remedio. Ahí estaba, en la huerta, agachada, poniendio patatas, con un pantalón de pana de su abuelo, que le hacía un culazo y con una camiseta blanca que con el sudor marcaba sus pezones. Su prima Amalia, una morena de 24 años, de ojos azules, muy guapa, casada, sin hijos y con el marido embarcado, iba poniendo patatas a su lado, y le dijo:
-Tienes un culo que si las mujeres no me dieran asco...
-Cinco minutos conmigo y comienzas a adorarlas.
-Ni cinco ni diez. Soy mujer, mujer.
-Y yo. Mucho más mujer que tú. Por eso me gustan las mujeres y los hombres.
-¿Y qué le haces a una mujer?
-¿Te gusta que te chupen las tetas y que jueguen con tus pezones:
-Claro que sí.
-Pues eso les hago. ¿Te gusta masturbarte?
-Sí.
-Pues eso les hago. ¿Te gusta que te coman el coño?
-¡No! ¡Por Dios, que asco!
-Si no te lo comieron no sabes si te da asco o no.
-No sé si no será mucho preguntar si...
-Pregunta lo que quieras.
-¿Cómo se siente una mujer cuando se lo comen?
-Se siente la mujer más sensual y más deseada sobre la tierra.
-Tonterías de tortilleras.
-No dirías lo mismo si le estuvieras dando de beber a otra mujer el flujo de tu orgasmo.
Se callaron porque venía la abuela con la comida. El abuelo le quitó la yunta a los bueyes. Dejó el arado en medio de la huerta. Puso los bueyes a apastar. La abuela puso un mantel sobre la hierba y sacó de la cesta el pollo frito, la tortilla de patatas y el vino tinto. Comieron... Volvieron a poner patatas...
Acabaron de trabajar cuando se fue el sol... Cenando, en casa de los abuelos, Marta, la abuela, le dijo a Amalia:
-¿Te quedas a dormir aquí o vuelves a tu casa?
Amalia sabía que la casa tenía sólo dos habitaciones y que tenía que dormir con su prima, aún así, dijo:
-No me gusta la oscuridad y las bombillas de los palos de la luz, unas están fundidas y otras las rompieron los chavales.
Poco después, las dos primas estaban en camisón, en la cama. Dándole la espalda, le dijo Amalia a Estrella:
-Hasta mañana.
-Hasta mañana, Amalia.
A los cinco minutos...
-¿Duermes, Estrella?
-No.
-Estoy temblando.
-Te siento. Yo también temblaba la primera vez. Date la vuelta.
Amalia se dio la vuelta. Estrella la besó en los labios, dulcemente, después le metió la lengua en la boca. Amalia seguía temblando. Estrella le quitó el camisón. Le magreó, lamió, chupó y mamó las tetas y los pezones. Los temblores dieron paso a los gemidos.... Le quitó las bragas. Le pasó la lengua por el chocho empapado, una, dos, tres.. diez veces.... Amalia se corrió en la boca de Estrella, que después de tragar su fujo fue subiendo, besando y lamiendo su vientre... sus tetas... hasta que se fundieron en un largo beso. Amalia le quiso devolver el favos a Estrella. Ya le comiera las tetas bien comidas... Empezara a lamer el coño cuando Marta encendió la luz de la habitación y pilló a Amalia entre las piernas de Estrella. A Amalia casi le dio un infarto, pero no era la cosa para tanto... Tras la abuela entró en la habitación el abuelo, que sabían que esto iba a pasar porque los padre de Estrella ya los avisaran.
-Sigue, Marta.
-Yó...
La abuela se puso autoritaria.
-¡Qué sigas, coño!
Amalia volvió a poner el culo en pompa y le comió el coño a Estrella. Marta le empezó a dar nalgadas. ¡Plaaaas, plaaaaas!
Lucas le subió la enagua a Marta, le bajó las bragas y se la clavó. Después, cada vez que Marta le daba un azote a su nieta, el se la metía y se la sacaba. La fue follando al ritmo de los azoles. La abuela le preguntó a la nieta:
-¿Te gusta comer coño, putona?
-Sí.
-¡¡Plaaaaas, plaaaaas, plaaaas, plaaaaas, plaaaaas plaaaaas plaaaaas plaaaaas plaaaaas!! ¡¡¡Plaaaaas, plaaaaas!!!
A Amalia le gustaban los azotes y a la abuela le encantaba el mete saca de su marido.
-¡¿Te gustan mis azotes, zorra?!
-Sí, abuela.
-¡Plaaaaas plaaaaas plaaaaas plaaaas plaaaaas plaaaaas paaaaaa. ¡¡¡Plaaaaaaaad!!!
Marta comenzó a gemir.
-Menos ímpetú Lucas que me voy a correr antes de tiempo.
Amalia, estaba gozando como nunca había gozado. Sacaran la puta que llevaba dentro.
-¡¡La que me voy a correr soy yo! ¡¡Da con fuerza, vieja ramera!!
-¡¡¡Plaaaaaaaaas!¡¡¡!
Lucas le metió a Marta un chupinazo
-¡Que me haces correr, cabronazo!
-¡¡¡Plaaaaas plaaas plaaaas, plaaaas, plaaaas plaaaaaas plaaaaas plaaaaas, plaaaaas!!!
-¡¡¡Me corro, Lucas, me corro!!!
Marta se corrió como una cerda.
Al acabar de correrse, se apartó... Lucas se la metió en el coño a Amalia, que se echó encima de Estrella y la comenzó a comer a besos... Lucas paró de follarla cuando vio que las piernas de Amalia temblaban y su coño echaba por fuera el flujo de la corrida...
Estrella estaba esperando por su abuelo como el ciego por la vista. Cuando Marta se apartó, y su abuelo se le echó encina, le dio la vuelta, y le dijo a su abuela:
-¡Mira como follo a tu marido, cornuda!
Estrella folló a su abuelo, pero estaba tan caliente, que se corrió antes de lo que esperaba.
-¡No, aún, no, no, nooooo., noooooooo.!¡¡¡Siiiiiiiiiiiiiii!!t
Estrella tuvo un orgasmo brutal.
Al acabar de correrse su nieta, Lucas sacó la polla. Marta y Amalia se la chuparon y acabaron por repartirse la leche.
Al acabar el abuelo de correrse, la abuela le dijo a las nietas.
-Mañana en pie al salir el sol.