[h=3]Una promesa a Marta (Capítulo 9). Sumisa21.[/h]
Habían pasado ya varias semanas desde que Jaime empezó a dejarnos el coche, y todos los fines de semana íbamos a diferentes partes de Madrid a exhibir a Marta en público y dónde nadie pudiera conocerla. El fin de semana en el que transcurre este relato, nos habíamos decidido por coger el metro para salir un poco por el centro de Madrid. Esta vez iba vestida bastante normalita, con unos panties y en minifalda. Ya en el metro había empezado a calentarse la cosa, pues apenas una parada después de que subiéramos acerqué mi boca a su oído y la susurré:
Yo: ¿ves al chico que está a tu izquierda? El de nuestra edad… ¿Por qué no le pegas un buen calentón hasta que lleguemos?
Marta: Como quieras, amo.
Ella ya sabía de sobra lo que quería, se arrimó al chico y empezó a restregarle el culo descaradamente en la pantorrilla aprovechando los vaivenes del metro. El chico no tardó en girarse disimuladamente y dejar la mano muerta para tocarla el culo. Cuando marta se dio cuenta de que lo que estaba tocando era la mano del chico, se giró y, acercándole la boca a la oreja le susurro algo a la oreja mientras colocaba su mano encima de su paquete sin miramientos. No hacía falta que esperara a que me contara que le había dicho, lo sabia de sobra: que dejara de tocarla el culo disimuladamente y la metiera mano en condiciones.
Disimuladamente, se fueron hasta la esquina del vagón y empezaron a meterse mano de la forma más discreta que pudieron, no tardó marta en ponerse frente a él y en quitarle la mano del culo para metérsela bajo su falda mientras le plantaba un morreo. El chico le susurró algo ante lo que marta negó con la cabeza, seguramente la propusiera ir a cualquier otro lugar… Ante la negativa de marta, el chico siguió metiéndola mano hasta que llegamos a nuestra parada. Marta y yo no hablamos, yo me bajé sin decir nada y ella, que ya sabía dónde íbamos, hizo lo mismo diciéndole un simple: hasta luego, encantada eh. El chico se debió quedar alucinado, y, sobre todo, con un empalme brutal, que al fin y al cabo era lo que pretendíamos. En cuanto salió el metro volvimos a hablar:
Yo: Que bien se te da hacer de calientapollas eh.
Marta: Ni te lo imaginas… aunque las mujeres no somos de piedra eh –me dijo en tono picaresco-
En cuanto salimos del metro la metí la mano bajo la falda en un soportal de un edificio y pude comprobar que ya estaba mojada, prometía la noche…
Llegamos a la zona de ambiente y nos metimos a un Local que nos llamó bastante la atención y que estaba bastante lleno de gente. Estuvimos tomando unas copas tranquilamente y hablando, hasta que decidí meterme en tema:
Yo: Bueno, ¿sabes por que hemos venido aquí no?
Marta: No tengo ni idea, amo.
Yo: Te has portado muy bien estas últimas semanas, y hace mucho que no follas con nadie que no sea yo, ¿no te apetece tirarte a alguien?
Marta: Si amo, si me gustaría.
Yo: Pues si quieres hacerlo, esta es la noche, pero esta vez quiero ver cómo te lo ligas.
Marta: ¿Entonces puedo irme con quién yo quiera, amo?
Yo: Si, eso he dicho. Además, hay otra cosa. ¿tu cumpleaños es dentro de dos semanas verdad?
Marta: Si, amo.
Yo: Había pensado en hacerte un buen regalo, ya que has sido muy buena esclava. Podíamos hacer un viajecito a Londres o algo así, ¿Qué te parece? ¿o te gustaría cualquier otra cosa?
Marta: Hombre… me gustaría mucho un viaje por ahí, pero yo querría otra cosa muy distinta…
Yo: Tu dirás entonces.
Marta: ¿me lo darás?
Yo: Depende de lo que quieras, tu pide a ver.
Marta: Me gustaría que por uno o dos días fueras tu mi esclavo.
La verdad es que no me lo esperaba para nada, y desde luego no tenía muchas intenciones de ceder a eso, aunque si tenía curiosidad por probar la verdad.
Yo: No podemos hacer eso, me perderías todo el respeto como amo, marta.
Marta: Que no de verdad amo, serían dos días y luego cómo si nada hubiese pasado.
Yo: Pero cuando volviese a ser tu amo no te tomarías mis órdenes igual…
Marta: Si lo haría, amo, de verdad… Quiero probar sólo por una vez. He hecho todo lo que me has mandado, por duro que fuera para mí, y no he protestado nunca… he dejado que me hiciera de todo, por favor amo, solo por una vez…
Marta no dejaba de rogarme, quizás fuera por las copas que llevaba encima, o por que realmente sentía que se lo debía, el caso es que al final decidí darla una oportunidad.
Yo: De acuerdo, pero hay una condición.
Marta: ¿si, amo? –se la veía muy animada-
Yo: Lo haré si hoy no te consigues follar a uno, sino a dos chicos, y nada de por separado, tiene que ser a la vez.
Marta: ¿si lo hago serás mi esclavo dos días?
Yo: De acuerdo, el día de tu cumpleaños y el siguiente, pero ojo a la condición que he puesto: he dicho a la vez, nada de por turnos, tienes que conseguir que te follen al mismo tiempo ¿eh?
Marta: Si, amo, a la vez.
Yo: ¿llevas el móvil verdad?
Marta: Claro, amo.
Yo: Pues necesitaré una prueba, quiero que te hagan una foto en la que aparezcas follándote a los dos a la vez, para que no me engañes.
Marta: ¿no confía en mi, amo?
Yo: Claro que si, pero la tentación es grande…
Marta: Entendido, amo.
Yo: pues ala, busca por aquí a los dos chicos que más rabia te den y a ver si te los follas… yo veré como les convences desde aquí y ya nos vemos mañana.
Marta: De acuerdo entonces, amo.
Se levantó del taburete en el que estaba sentada y se dirigió a la pista de baile mientras yo seguía en la barra vigilándola mientras seguía bebiendo. La condición que la había impuesto no era nada fácil, a pesar de la facilidad que tiene cualquier tia para follar si se lo propone, el que dos chicos decidan acostarse a la vez con una mujer ya no es tan fácil.
Llevaría un cuarto de hora en la pista y ya tenía varios tios alrededor, no había dejado de arrimar el culo a unos y a otros indiscriminadamente, mientras ellos arrimaban paquete encantados de la vida. En una de esas, vi cómo se había situado entre dos chicos, estaba moviendo el culo sobre el paquete de uno mientras el de frente se arrimaba a ella todo lo que podía, no lo estaba haciendo mal… Se giró y empezó a restregar el culo ahora contra el que había tenido de frente, hasta que hizo un paréntesis e intercambió unas palabras con el chico que tenía de frente. Acto seguido, ví cómo desaparecía para dirigirse hacia los baños.
Volvió a los cinco minutos, sólo que ahora ya no llevaba los panties puestos. Siguió el baile con los dos chicos arrimándoles el culo de forma que a menudo se le subía la falda hasta mostrar la parte inferior de sus nalgas, por supuesto, no hacía absolutamente nada por bajársela.
Siguió el baile hasta que en un momento en el que estaba hablando con uno de los chicos y sin previo aviso le plantó un morreo. Cuando Marta se separó de él, el otro la llamó por la espalda y la dijo algo al oído. Me quedé alucinado cuando marta metió sus manos debajo de su falda y se bajó las bragas en medio de la pista de baile, levantó primero una pierna y después la otra y se quitó las bragas para entregárselas en actitud chulesca al atónito chico. Los dos chicos no eran los únicos que lo habían visto, todos los que estaban alrededor miraban disimuladamente a Marta. Prosiguieron el baile mucho más animados, hasta que empezó a subir demasiado de tono y mientras marta se acolgajaba de uno el que quedaba atrás aprovechaba para arrimarla el paquete o meterla la mano bajo la falda. Con este panorama, no tardaron mucho en salir los tres del pub. Parecía que lo que tanto creía que la iba a costar conseguir al final la iba a resultar demasiado fácil.
Como ya no había nada que ver, apuré el cubata y me fui para casa. Ya muy de madrugada, recibí un sms que decía:
-Mucho me temo que tendrás que ser mi esclavo como me prometiste-
Al día siguiente, vino a verme después de comer para contarme lo sucedido: Había elegido a dos que eran amigos y habían salido juntos, y, tras calentarlos un buen rato, llego un momento en que le plantó un beso a uno. El otro la debió decir que si para él no había nada, que si era el feo de los dos. Ahí fue cuando ella se sacó las bragas y se las entregó. No se lo esperaba, pero así marta dejó bien claro lo que iba buscando. Cuando la cosa fue subiendo de tono, fue marta la que les dijo: -bueno, ¿no vais a follarme o que? Los chicos se habían mostrado un poco reticentes, pero, tras hablarlo ya fuera del pub, habían ido con marta a casa de uno de ellos y habían acabado follándosela entre los dos.
Marta me enseño varias fotos de muy mala calidad pero en las que se apreciaba cómo se la follaban ambos. Según me dijo, ambos la habían follado tanto coño como culo, pero, al final, habían acabado en su boca.
Marta: Asi que… ¿ya sabes lo que toca no?
Yo: si claro, te lo prometí pues habrá que cumplirlo ¿no?
Marta: desde luego que habrá que cumplirlo…
Yo: Bueno, pero, hasta que llegue el día, sigues siendo mi esclava.
Marta: Cierto, amo.
Yo: Pues ayer me quedé con el calentón yo, asi que, ya me lo puedes ir bajando bonita...
Marta: ¿Cómo quiere que lo haga, amo?
Yo: Pues de una mamada, algo rápido, que tengo cosas que hacer.
Marta enseguida se puso manos a la obra, tras acomodarme en el sofá y quitarme el pantalón, empezó a mamarmela con la cara de viciosa que pone y que tanto me gusta. Cuando fui a correrme, se la metió en la boca del todo para que pudiera acabar dentro suya como tanto me gusta hacerlo.
Una vez hubo acabado, se limpió la cara y enseguida nos despedimos sin saber si nos veriamos a la semana siguiente o no. Cuando se iba, no dudó en recordarme:
Marta: Bueno, hasta la semana que viene, o la siguiente, ¿no te olvides eh?
Yo: Que no, pesada, no me des mas el coñazo.
Marta: Pues hasta entonces, mi futuro esclavo –dijo con tono bromista-
No había llegado aún el día y, si al principio no me hacía mucha gracia, ahora lo hacía menos, aunque la verdad, es que tenía curiosidad por probarlo…Habían pasado ya varias semanas desde que Jaime empezó a dejarnos el coche, y todos los fines de semana íbamos a diferentes partes de Madrid a exhibir a Marta en público y dónde nadie pudiera conocerla. El fin de semana en el que transcurre este relato, nos habíamos decidido por coger el metro para salir un poco por el centro de Madrid. Esta vez iba vestida bastante normalita, con unos panties y en minifalda. Ya en el metro había empezado a calentarse la cosa, pues apenas una parada después de que subiéramos acerqué mi boca a su oído y la susurré:
Yo: ¿ves al chico que está a tu izquierda? El de nuestra edad… ¿Por qué no le pegas un buen calentón hasta que lleguemos?
Marta: Como quieras, amo.
Ella ya sabía de sobra lo que quería, se arrimó al chico y empezó a restregarle el culo descaradamente en la pantorrilla aprovechando los vaivenes del metro. El chico no tardó en girarse disimuladamente y dejar la mano muerta para tocarla el culo. Cuando marta se dio cuenta de que lo que estaba tocando era la mano del chico, se giró y, acercándole la boca a la oreja le susurro algo a la oreja mientras colocaba su mano encima de su paquete sin miramientos. No hacía falta que esperara a que me contara que le había dicho, lo sabia de sobra: que dejara de tocarla el culo disimuladamente y la metiera mano en condiciones.
Disimuladamente, se fueron hasta la esquina del vagón y empezaron a meterse mano de la forma más discreta que pudieron, no tardó marta en ponerse frente a él y en quitarle la mano del culo para metérsela bajo su falda mientras le plantaba un morreo. El chico le susurró algo ante lo que marta negó con la cabeza, seguramente la propusiera ir a cualquier otro lugar… Ante la negativa de marta, el chico siguió metiéndola mano hasta que llegamos a nuestra parada. Marta y yo no hablamos, yo me bajé sin decir nada y ella, que ya sabía dónde íbamos, hizo lo mismo diciéndole un simple: hasta luego, encantada eh. El chico se debió quedar alucinado, y, sobre todo, con un empalme brutal, que al fin y al cabo era lo que pretendíamos. En cuanto salió el metro volvimos a hablar:
Yo: Que bien se te da hacer de calientapollas eh.
Marta: Ni te lo imaginas… aunque las mujeres no somos de piedra eh –me dijo en tono picaresco-
En cuanto salimos del metro la metí la mano bajo la falda en un soportal de un edificio y pude comprobar que ya estaba mojada, prometía la noche…
Llegamos a la zona de ambiente y nos metimos a un Local que nos llamó bastante la atención y que estaba bastante lleno de gente. Estuvimos tomando unas copas tranquilamente y hablando, hasta que decidí meterme en tema:
Yo: Bueno, ¿sabes por que hemos venido aquí no?
Marta: No tengo ni idea, amo.
Yo: Te has portado muy bien estas últimas semanas, y hace mucho que no follas con nadie que no sea yo, ¿no te apetece tirarte a alguien?
Marta: Si amo, si me gustaría.
Yo: Pues si quieres hacerlo, esta es la noche, pero esta vez quiero ver cómo te lo ligas.
Marta: ¿Entonces puedo irme con quién yo quiera, amo?
Yo: Si, eso he dicho. Además, hay otra cosa. ¿tu cumpleaños es dentro de dos semanas verdad?
Marta: Si, amo.
Yo: Había pensado en hacerte un buen regalo, ya que has sido muy buena esclava. Podíamos hacer un viajecito a Londres o algo así, ¿Qué te parece? ¿o te gustaría cualquier otra cosa?
Marta: Hombre… me gustaría mucho un viaje por ahí, pero yo querría otra cosa muy distinta…
Yo: Tu dirás entonces.
Marta: ¿me lo darás?
Yo: Depende de lo que quieras, tu pide a ver.
Marta: Me gustaría que por uno o dos días fueras tu mi esclavo.
La verdad es que no me lo esperaba para nada, y desde luego no tenía muchas intenciones de ceder a eso, aunque si tenía curiosidad por probar la verdad.
Yo: No podemos hacer eso, me perderías todo el respeto como amo, marta.
Marta: Que no de verdad amo, serían dos días y luego cómo si nada hubiese pasado.
Yo: Pero cuando volviese a ser tu amo no te tomarías mis órdenes igual…
Marta: Si lo haría, amo, de verdad… Quiero probar sólo por una vez. He hecho todo lo que me has mandado, por duro que fuera para mí, y no he protestado nunca… he dejado que me hiciera de todo, por favor amo, solo por una vez…
Marta no dejaba de rogarme, quizás fuera por las copas que llevaba encima, o por que realmente sentía que se lo debía, el caso es que al final decidí darla una oportunidad.
Yo: De acuerdo, pero hay una condición.
Marta: ¿si, amo? –se la veía muy animada-
Yo: Lo haré si hoy no te consigues follar a uno, sino a dos chicos, y nada de por separado, tiene que ser a la vez.
Marta: ¿si lo hago serás mi esclavo dos días?
Yo: De acuerdo, el día de tu cumpleaños y el siguiente, pero ojo a la condición que he puesto: he dicho a la vez, nada de por turnos, tienes que conseguir que te follen al mismo tiempo ¿eh?
Marta: Si, amo, a la vez.
Yo: ¿llevas el móvil verdad?
Marta: Claro, amo.
Yo: Pues necesitaré una prueba, quiero que te hagan una foto en la que aparezcas follándote a los dos a la vez, para que no me engañes.
Marta: ¿no confía en mi, amo?
Yo: Claro que si, pero la tentación es grande…
Marta: Entendido, amo.
Yo: pues ala, busca por aquí a los dos chicos que más rabia te den y a ver si te los follas… yo veré como les convences desde aquí y ya nos vemos mañana.
Marta: De acuerdo entonces, amo.
Se levantó del taburete en el que estaba sentada y se dirigió a la pista de baile mientras yo seguía en la barra vigilándola mientras seguía bebiendo. La condición que la había impuesto no era nada fácil, a pesar de la facilidad que tiene cualquier tia para follar si se lo propone, el que dos chicos decidan acostarse a la vez con una mujer ya no es tan fácil.
Llevaría un cuarto de hora en la pista y ya tenía varios tios alrededor, no había dejado de arrimar el culo a unos y a otros indiscriminadamente, mientras ellos arrimaban paquete encantados de la vida. En una de esas, vi cómo se había situado entre dos chicos, estaba moviendo el culo sobre el paquete de uno mientras el de frente se arrimaba a ella todo lo que podía, no lo estaba haciendo mal… Se giró y empezó a restregar el culo ahora contra el que había tenido de frente, hasta que hizo un paréntesis e intercambió unas palabras con el chico que tenía de frente. Acto seguido, ví cómo desaparecía para dirigirse hacia los baños.
Volvió a los cinco minutos, sólo que ahora ya no llevaba los panties puestos. Siguió el baile con los dos chicos arrimándoles el culo de forma que a menudo se le subía la falda hasta mostrar la parte inferior de sus nalgas, por supuesto, no hacía absolutamente nada por bajársela.
Siguió el baile hasta que en un momento en el que estaba hablando con uno de los chicos y sin previo aviso le plantó un morreo. Cuando Marta se separó de él, el otro la llamó por la espalda y la dijo algo al oído. Me quedé alucinado cuando marta metió sus manos debajo de su falda y se bajó las bragas en medio de la pista de baile, levantó primero una pierna y después la otra y se quitó las bragas para entregárselas en actitud chulesca al atónito chico. Los dos chicos no eran los únicos que lo habían visto, todos los que estaban alrededor miraban disimuladamente a Marta. Prosiguieron el baile mucho más animados, hasta que empezó a subir demasiado de tono y mientras marta se acolgajaba de uno el que quedaba atrás aprovechaba para arrimarla el paquete o meterla la mano bajo la falda. Con este panorama, no tardaron mucho en salir los tres del pub. Parecía que lo que tanto creía que la iba a costar conseguir al final la iba a resultar demasiado fácil.
Como ya no había nada que ver, apuré el cubata y me fui para casa. Ya muy de madrugada, recibí un sms que decía:
-Mucho me temo que tendrás que ser mi esclavo como me prometiste-
Al día siguiente, vino a verme después de comer para contarme lo sucedido: Había elegido a dos que eran amigos y habían salido juntos, y, tras calentarlos un buen rato, llego un momento en que le plantó un beso a uno. El otro la debió decir que si para él no había nada, que si era el feo de los dos. Ahí fue cuando ella se sacó las bragas y se las entregó. No se lo esperaba, pero así marta dejó bien claro lo que iba buscando. Cuando la cosa fue subiendo de tono, fue marta la que les dijo: -bueno, ¿no vais a follarme o que? Los chicos se habían mostrado un poco reticentes, pero, tras hablarlo ya fuera del pub, habían ido con marta a casa de uno de ellos y habían acabado follándosela entre los dos.
Marta me enseño varias fotos de muy mala calidad pero en las que se apreciaba cómo se la follaban ambos. Según me dijo, ambos la habían follado tanto coño como culo, pero, al final, habían acabado en su boca.
Marta: Asi que… ¿ya sabes lo que toca no?
Yo: si claro, te lo prometí pues habrá que cumplirlo ¿no?
Marta: desde luego que habrá que cumplirlo…
Yo: Bueno, pero, hasta que llegue el día, sigues siendo mi esclava.
Marta: Cierto, amo.
Yo: Pues ayer me quedé con el calentón yo, asi que, ya me lo puedes ir bajando bonita...
Marta: ¿Cómo quiere que lo haga, amo?
Yo: Pues de una mamada, algo rápido, que tengo cosas que hacer.
Marta enseguida se puso manos a la obra, tras acomodarme en el sofá y quitarme el pantalón, empezó a mamarmela con la cara de viciosa que pone y que tanto me gusta. Cuando fui a correrme, se la metió en la boca del todo para que pudiera acabar dentro suya como tanto me gusta hacerlo.
Una vez hubo acabado, se limpió la cara y enseguida nos despedimos sin saber si nos veriamos a la semana siguiente o no. Cuando se iba, no dudó en recordarme:
Marta: Bueno, hasta la semana que viene, o la siguiente, ¿no te olvides eh?
Yo: Que no, pesada, no me des mas el coñazo.
Marta: Pues hasta entonces, mi futuro esclavo –dijo con tono bromista-
No había llegado aún el día y, si al principio no me hacía mucha gracia, ahora lo hacía menos, aunque la verdad, es que tenía curiosidad por probarlo…