El deber de un hijo.

Jugodevida

Estrella Porno
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De la misma forma en la que una madre tiene la obligación de cuidar a su hijo, un hijo tiene el deber de ayudar a su madre, haciendo lo que sea con tal de que está este bien (y cuando digo lo que sea, me refiero a literalmente cualquier cosa), y de eso trata la historia que les voy a narrar hoy: de un hijo que, con tal de ayudar a su madre, hizo lo que se consideraba impensable.

Nuestra historia comienza en un departamento como cualquiera, en la que vivían una pequeña familia confirmada por:

Betty (42 años): es una mujer divorciada pelinegra de ojos verdes, poseedora de unos muslos inmensos, unas tetas gigantes, de un culo enorme y redondo. Pese a ser una milf hermosa y muy sexy, su marido la terminó dejando por una mujer mucho más joven.

Leo (18 años): es el hijo de Betty, y es un joven delgado y con lentes. Tras el divorcio de sus padres, decidió quedarse con su madre y, desde entonces, intenta ayudarla a sobrellevar la tristeza que ella siente a causa de la infidelidad que había sufrido.

Nuestra historia comienza una noche normal, en la que Leo se encontraba lavando los platos cuando, de pronto, escuchó a su madre sollozando en la sala, y fue a hablar con ella para intentar animarla.

“¿Estás bien, mamá?” preguntó Leo, preocupado.

“¡No, hijo, está todo bien!” exclamó Betty, deprimida “Es solo que… volví a acordarme de tu padre y… me hizo entristecer”

“¡No deberías seguir pensando en eso!” exclamó Leo, mientras abrazaba a su madre.

“¡Si, sé que no debería seguir pensando en lo que tu padre me hizo, pues ya pasaron más de dos semanas, pero es que simplemente no puedo! Seme sincero, Leo ¿Tan fea soy como para que tú padre decidiera dejarme por su secretaría?”

“¡Ni pienses eso! Papa es un idiota y se arrepentirá de dejar a una mujer tan hermosa y sexy como lo eres tú”

“¿Así que crees que soy sexy?” preguntó Betty, quien dejó de sentirse triste y comenzó a sentir curiosidad.

“Bueno… mis amigos siempre han dicho que eres una mujer muy atractiva”

“¡Te pregunté si yo te parecía sexy, no lo que decían tus compañeros!” exclamó la milf.

“¡Bueno… si… creo que eres muy sexy!” exclamó Leo, con cierta incomodidad.

“¡Pues entonces bésame!” exclamó Betty, con firma, mientras se paraba enfrente de su hijo.

“¿Cómo?” preguntó Leo, sorprendido.

“¡Si realmente crees que soy sexy, pues entonces dame un beso en la boca porque, si no lo haces, entonces quiere decir que todo lo que me has dicho es mentira!”

Para evitar herir los sentimientos de su madre, Leo acato sus órdenes, y le dio un pequeño besito en los labios.

“¡Listo, ya lo hice!” exclamó Leo, quien se sentía incómodo a la par de excitado por la situación “¿Feliz?”

“¿A eso le llamas beso?” preguntó Betty, mientras garraba a su hijo de la cabeza “¡Deja que mami te enseñe lo que es un verdadero beso!”

Sin pensarlo ni por un minuto, Betty le dio un apasionado beso a su hijo, el cual parecía no tener fin y en dónde su lengua y la de Leo se entrelazaron con fuerza. Luego de un rato, madre e hijo separaron sus bocas, y jadearon un poco por lo intenso que había sido.

“Bien… creo que eso es todo” preguntó Leo, mientras trataba de ocultar la erección que le había provocado el beso “¿Vemos una película?”

“¿Y si mejor vamos a coger a mi cuarto?” preguntó Betty, mientras agarraba la mano de su hijo.

“¿Cómo?” preguntó Leo, en shock por la propuesta de su madre “¡Pero por supuesto que no!”

“¡Entonces eso quiere decir era mentira que me consideradas una madura atractiva!” exclamó Betty, con tristeza.

“No es mentira pero… ¡Somos madre e hijo!”

“¡Si realmente soy una mujer tan sexy como dices que soy, te importaría un carajo que fuera tu propia madre, y aceptarías gustosamente tener sexo incestuoso conmigo!” exclamó Betty, con firmeza “¿O es que te parezco tan desagradable que te da asco la idea de que comportamos la cama?”

“¡No, claro que no, pero…!”

“¡Nada de peros! Si realmente quieres que te crea todo lo que dijiste de mí, pues entonces acompáñame a mi cuarto para tener una noche de placer”

Al temer dañar el autoestima de su madre si rechazaba su oferta incestuosa, Leo termino cediendo ante los deseos de Betty, y la acompaño hasta su cuarto.

Una vez allí, ambos se desnudaron, y comenzaron a besarse apasionadamente, al tiempo que se manoseaban.

Luego, Betty colocó la cabeza de Leo entre sus pechos, y este se los comenzó a chupar.

“¡Que bien se siente el ser deseada por un hombre después de tanto tiempo!” pensó Betty, mientras gemía de placer “¡Se nota que mi hijo genuinamente disfruta lo que hace, pues lo hace con una gran pasión!”

Tras chupar los pechos de su madre por un buen rato, Leo se acostó boca arriba sobre la cama, Betty se colocó encima de él, y ambos comenzaron a hacer el 69.

“¡Debo hacer que mamá se sienta hermosa o, de lo contrario, nunca podrá superar su depresión!” pensó Leo, mientras chupaba el coño de su madre, al mismo tiempo que está le daba una intensa mamada “¡Dios, la chupa mejor que mi exnovia!”

Luego de disfrutar del sexo oral mutuo, Betty se levantó.

“¿Qué pasa, mamá?” preguntó Leo “¿No te estaba gustando el sexo oral?”

“¡No, al contrario, tu lengua me enamoró, pero ahora quiero que me des un beso apasionado!”

“¡Por supuesto!” exclamó el joven, e intento besar a su madre, pero está lo detuvo.

“¡No, no lo quiero en la boca, lo quiero en el culo!” exclamó ella, muy excitada, mientras se ponía en cuatro, y le enseñaba a su hijo su gigantesco trasero.

“Pero mamá… yo…” dijo Leo, quien no estaba seguro si debía acatar la orden de su madre.

“¡Solo un beso negro apasionado puede ayudar a sanar mi roto corazón!” exclamó Betty “¡Si realmente quieres ayudarme a olvidar a tu padre, pues entonces mete tu cabeza entre mis nalgas, y besa mi ano como si fuesen los labios del amor de tu vida!”

Al principio, Leo tuvo ciertas dudas si debía o no darle un beso negro a su madre pero, al final, enterró su cara entre las nalgas de Betty, y comenzó a chuparle el culo.

“¡Puta madre!” grito de placer la milf “¡Vamos, sigue chupando! ¡Quiero que devores mi culo como si fuese una bandeja de helado!”

“¡Que sabroso que es!” pensó Leo, mientras chupaba el ano de su madre con gran entusiasmo.

Leo chupo el culo de su madre hasta que está tuvo un gran orgasmo, y luego Betty se acostó boca abajo sobre la cama.

“¡Eso fue grandioso!” exclamó Betty, con una sonrisa.

“Entonces ¿Ya te sientes hermosa?” pregunto Leo, quien tenía una gran erección.

“¡Aún no, pero ya casi lo logras!” exclamó ella, mientras abría sus nalgas, y le mostraba a su hijo su ano bien ensalivado “¡Solo debes meter tu verga aquí adentro, y cogerme hasta que me venga!”

“¡Cómo mandé, señora!” exclamó Leo, mientras agarraba el inmenso culo de su madre, y besaba la nalga izquierda.

“¿Sabes? Tu padre, en todos los años que estuvimos casados, nunca quiso tener sexo anal conmigo, pese a que yo siempre se lo pedía, porque a mí me encanta que me cojan por el culo”

“¡Ya olvídate de papá!” exclamó Leo, mientras metía su verga dentro del culo de su madre, haciendo que está pegará un grito de dolor y de placer “¡Él es un estúpido que no supo apreciar a la bella mujer que tenía al lado suyo, pero yo le daré a tu inmenso trasero todo el amor y el semen que se merece!”

Tras dar su declaración, Leo comenzó a coger a su madre tan fuerte como pudo, al tiempo que está mordía la sábanas de la cama y se retorcía a causa del inmenso placer que sentí.

“¡Eso es, maldito burro pitudo de mierda!” grito Betty, mientras agitaba su culo, el cual era nalgueado por su hijo mientras se lo cogía “¡Vamos, cumple tu deber como hijo! ¡Rómpele el culo a tu madre para sanar su roto corazón!”

“¡Cómo mandé, mi amada madre!” exclamó Leo, mientras aumentaba el ritmo de sus embestidas “¡Que suerte tengo de tener una madre tan hermosa y sexy como tú!”

“¡Y que suerte tengo yo de tener a un hijo tan bien dotado! ¡Menos mal que no heredaste el micropene de tu padre!”

Tras mucho sexo anal intenso, Leo, por órdenes de Betty, saco su verga del culo de su madre, y acabo en la cara de está, dejándole el rostro cubierto de espeso semen.

“¡Eso sí que fue increíble!” exclamó Betty, mientras lamía el semen que le escurría por la cara “¡Ahora sí que me siento la mujer más hermosa del mundo!”

“¡Y me alegra saber que te sientas de esa manera, porque realmente lo eres!” exclamó Leo, mientras se acostaba al lado de su madre.

“¿Sabes? Creo que debería estar agradecida con tu padre porque, gracias a su infidelidad, ahora tengo a un amante mucho más joven, pitudo, y amoroso”

“¡Es verdad! Y yo también tengo de amante a la milf más bella de la tierra” dijo Leo, con gran alegría.

Tras limpiarle el semen de la cara, Betty regreso a la cama, y le pidió otra sección de sexo anal intenso a Leo, con acepto sin dudarlo, pues era su deber como hijo complacer a su amada madre.
 
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