Ducha de amigas

panzer626

Virgen
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Dic 29, 2008
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DUCHA DE AMIGAS



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Siempre fui algo lanzada con mi amiga Daniela, me gustaban sus tetas pequeñas y su cintura fina. Ella tenía sus ojos y pelo negro, largo, piel blanca, delgada y atlética, 19 años al igual que yo, 1,60 de estatura con una mirada tierna. Amaba las pecas de su cara y sus labios finos. Mi nombre es Alejandra, soy de piel blanca, rubia de pelo hasta la mitad de la espalda, 1,65 de altura, delgada con pechos más grandes que los de la Dani. Nuestro cuerpo es muy similar, salvo por los pechos, mis ojos son café claro. Es por esto que jamás me incomodó que me viera desnuda, incluso me gustaba, no por un tema sexual, sino porque nos teníamos confianza, y respecto a eso, ella era más pudorosa que yo, aunque no tanto, de hecho varias veces nos duchamos juntas o hicimos topless.

Ahora estamos viviendo juntas por tema de estudios y trabajo, nuestra relación no había cambiado nada, seguíamos siendo las mejores amigas, tanto que, cuando llevábamos 2 semanas (antes no habíamos podido por falta de tiempo) decidimos (más bien, decidí yo sola) darnos una ducha juntas como hace tiempo no lo hacíamos.

Dani estaba con sus días libres del trabajo y había salido a trotar, había llegado sudada, traía puestas unas calzas grises tipo short, el pelo amarrado en una cola y una polera blanca bien ajustada. Se veía tan hermosa y con tan lindo culo que no pude evitar darle una palmada. Ella me miró entre seria y divertida diciendo que se iba a dar una ducha. Fue hasta el baño y empezó a desnudarse. Esa era una de las diferencias entre nosotras, porque yo siempre me desnudaba frente a ella. Daniela no tenía problema en que la viera pero rara vez se quitaba la ropa frente a mí, aunque era solo eso; varias veces nos quedamos las 2 todo el día solo en calzones.

De atrás la seguí yo, me quité mi polera verde con escote y mi sostén, ya en el baño terminé de quitarme los jeans y calzón. Daniela estaba completamente desnuda a punto de largar el agua.

-espérame, duchémonos juntas- le dije. Ella sonrió y me dio la mano para ayudarme a entrar en la ducha y me pasa el envase de shampoo.
-¿me ayudas a lavarme el pelo?
-¿el de arriba o el de abajo? Le digo tocando su pubis, el que tenía una fina capa de pelitos. Ella se ríe con malicia, me abraza juntando sus pechos a los míos y me dice que ambos, casi susurrando en mi oído.

Me puse nerviosa, me mojé, cabe decir que soy hetero pero eso que hizo Dani era algo que parecía gesto mío, me descolocó por completo. Le lavé el pelo mientras se enjabonaba el cuerpo. Después de eso, ella se gira y quedamos frente a frente, me abraza por el cuello y yo la rodeo por las caderas. No sé por qué pero mis manos pasaron a sus nalgas, hasta yo reconocí que mi acción fue meramente sexual, me asusté, en mi interior siempre me había gustado bañarme con Dani, desde el colegio, cuando se iba a quedar a mi casa. Le pedí que me pusiera jabón en la espalda, como para romper la tensión, y ella empieza a ponerlo desde mis hombros hasta las caderas, luego pasa sus manos por el frente, moviéndose entre mi ombligo y vagina. Yo instintivamente eché mi culo hacia atrás mientras Daniela sube sus manos hasta mis pechos. Yo estaba muy caliente. Me giré para quedar frente a ella y empecé a ponerle jabón por el frente. Daniela no dejaba de abrazarme por el cuello y yo no di más, empecé a masajear su vagina mientras ella se movía muy sensual. Pude notar su humedad y su calor, hubiera dado cualquier cosa porque Dani me tocara pero no lo hizo. Así, para resumir, nos bañamos una a la otra, tocándonos de manera tierna y salvaje, aunque yo no estaba satisfecha. Nos teníamos confianza, tanta que en algunas ocasiones me puse el chorro del agua entre las piernas frente a ella para masturbarme.

-permiso- le dije, y tomé el teléfono de la ducha y lo puse en mi vagina. No teníamos problema con eso, pero la condición era darse vuelta, no estar frente a la otra. En varias ocasiones noté como Daniela se tocaba y gemía espalda con espalda, pegada a mí, y a veces nos tomábamos de la mano al hacerlo. Esta vez no me di vuelta y me puse el agua en la vagina frente a ella. Daniela solo siguió enjuagando su pelo con la otra llave mientras me miraba con malicia. Terminó y se quedó mirando. La situación me excitaba más todavía, lejos de calmarme, me ponía más caliente.

-¿te ayudo, quieres que haga algo? Me dice al oído.
-hazlo tú también- le dije casi como una súplica.


Daniela empezó a masturbarse con su mano derecha, mientras que con la otra se tocaba los senos para luego acariciar mi pelo. Se movía como una diosa y gemía como una niña. Entre gemidos me pedía que bajara mi ritmo para acabar juntas.
Lancé un grito mientras mi mente daba vueltas, había tenido un orgasmo tremendo y Daniela también. Ella puso su mano en mi mentón y me besó tiernamente en la mejilla. Nos limpiamos y salimos de la ducha entre risas.
Daniela se iba a vestir, tenía un hot pant rojo en sus manos, pero la verdad era que quería quedarme desnuda con ella, al menos el resto del día. Se lo puso, pero sólo eso, ninguna otra prenda. Yo me quedé desnuda y ella lo disfrutaba. Nos recostamos en mi cama, que era la más grande, a ver tele abrazadas, mientras ella me acariciaba el pelo. Yo seguía caliente, así que de a poco, como pidiendo su permiso, puse mis manos en sus pechos.
Esa noche dormimos juntas, abrazadas y después de un rato Daniela se quitó el hot pant. Dormimos juntas, abrazadas y desnudas.
 
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