Aprovechando a la Abuela Enferma – Capítulos 01 al 04

heranlu

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Aprovechando a la Abuela Enferma – Capítulos 01 al 04

Aprovechando a la Abuela Enferma – Capítulo 01



Al comienzo de verano mi abuela sufrió un ictus que pensábamos que era definitivo para su salud. La familia nos temíamos los peor pero según avanzaban las horas y con ayuda de los médicos, consiguieron salvarle la vida pero sin muchas esperanzas.

Mi madre lloraba pero se mantenía fuerte puesto que su madre le había enseñado a que los problemas se tienen que enfrentar con entereza y determinación.

A los pocos días y con mucha medicación, mi abuela llegó a nuestra casa. Una casa donde vivíamos mi madre soltera y yo, así que tocaba hacerle hueco a mi abuela (casi vegetal) hasta que se viese la evolución.

Mi familia es un poco rara, mi abuela tuvo muy joven a mi madre y aún es “joven” 62 años, aunque es una abuela de manual. Le sobran carnes por todos los lados, y tiene unas caderas muy grandes, pero para grandes, ese ubres que tenía como tetas. Eran inmensas y cuando se reía aquello era un espectáculo. Era viuda desde hacía ni se sabe así que nos veíamos muchos días.

Mi madre también joven y me tuvo en una noche loca de diversión, que le cambió la vida. Llegué de sorpresa y mi madre pues tiró como pudo, con la ayuda de mi abuela y mucho tesón.

Estábamos muy unidos así que no me importó mucho cuidar de mi abuela cuando mi madre volvió al trabajo. Se cogió una reducción de jornada en su trabajo para poder estar más con su madre aunque las esperanzas que le dieron los médicos no eran muy buenas.

Por mi parte, acababa de terminar el curso y mi verano tampoco pintaba muy allá. Tenía que quedarme en casa hasta que volviese mi madre de trabajar, más que nada, para observar a mi abuela aunque ella ni se movía de su sillón.

Solamente tenía que darle de beber con pajita y subirle las piernas de vez en cuando.

Según avanzaban los días mi abuela no cambiaba. Mirada perdida y sin emitir ningún sonido.

Una mañana hacía mucho calor en el salón, el mes de Julio avanzaba y en casa estábamos asados. Puse en ventilador pero como si nada, mi abuela veía que sudaba pero no sabía muy bien que hacer así que le daba cada poco rato agua.

Por mi parte yo iba sólo con calzoncillos porque no podía soportar tanto calor y encima sin poder irme mucho rato del lado de mi abuela.

En una de esas, al darle agua a mi abuela se escapó el vaso y la llené de agua. Inmediatamente empecé a sacarle como pude con un trapo y unas servilletas. El caso es que me di cuenta que mientras le secaba iba magreando las tetazas que tenía.

Ella ni se inmutaba así que yo, más salido que un mono y aburrido como estaba, pues en un momento pensé que no pasaba nada por echarle morro al asunto y aprovecharme de esas tremendas tetas.

Le subí un poco la camiseta y ví ese espectáculo.

-Uala, abu, menudas tetas- Dije murmullando mientras aprovechaba para sobarle bien las tetas.

Al momento, pensé que eso no estaba bien y que no podía aprovecharme de ella en su estado, así que le recompuse la ropa y me senté a su lado.

-Lo siento abu. No sé que me ha pasado. Lo siento- Le dije en voz baja dandole besos en la mejilla.

Pasé mala noche, no por remordimientos, si no por que estaba muy salido recordando las tetazas de mi abuela. Me dormí pensando en mi abuela y en como iba a afrontar el día siguiente.

Me pasé toda la mañana en el salón debatiendo entre volver a mirar un momento sus tetas o estar quitecito como buen nieto.

El caso, es que iba super salido y con la polla muy dura desde el principio de la mañana. Me senté al lado de mi abuela para darle un poco de agua con la pajita y aproveche para mirarle el tremendo bulto que formaban sus tetas en la camiseta. Además, mi madre ese día le había puesto una camiseta de tirantes para que estuviese más fresca, así que veía tetas por todos los sitios.

Acerqué la silla a su butaca sin saber muy bien cómo hacerlo. Así que con mucho pudor, me saqué la polla con una mano y con la otra sobaba las tetas de mi abuela.

-Ufff si abu, me encantan tus tetas, eres la mejor- Gemía a su lado dándome placer con una mano mientras la otra disfrutaba de las carnes de mi abuela jugueteando con el pezón.

Ni un minuto tardé en soltar toda una corrida tremenda. Había sido la primera vez mientras tocaba otro cuerpo y era una sensación completamente diferente.

De nuevo, una noche imaginando inquieta de como disfrutaba estando con mi abuela y sus tremendas ubres.

A la mañana siguiente estaba inquieto deseando que se fuera mi madre al trabajo para poder seguir disfrutando con mi abuela.

Según salió por la puerta, acerqué la silla a su butaca. Estaba vez, quería disfrutar un poco más, así que me desnudé por completo y le subí la camiseta a mi abuela.

Eran maravillosas esas tetas. Sus carnes se encontraban prietas aún, con muchas venas azules coronando una aureola muy oscura y un pezón que estaba aún oculto.

Acerqué mi boca a sus tetas y empecé a devorarlas. Era una experiencia intentar abarcar todas esa cantidad de carne en la boca. Al poco, noté como sus pezones se volvían duros como una piedra, así que pensé que al menos ella, también disfrutaba un poco de la comida de tetas que le estaba haciendo su nieto.

Me senté en la silla muy cerca para poder pajearme mientras le tocaba las tetas, cuando su brazo se desplazó hasta mi muslo dándome un susto. Con tanto ajetreo comiéndole las tetas le había desajustado su posición, pero no lo devolví a su posición.

Ese roce involuntario había dado electricidad a mi cuerpo, así que cogiéndole la mano a mi abuela, la acerqué lentamente a mi polla para la tocase.

-Aaaaaaaaaah siiiiiiii- Gemí inmediatamente al notar como su mano me tocaba.

Sentía que estaba en el cielo. Ajusté la mano de mi abuela cerrándosela sobre mi polla y mi mano sobre la suya para hacer presión, y empezamos un movimiento de paja.

-Siiii abuela, me encanta la paja que me estas haciendo- Susurraba - Me voy a correr en tu mano, abuelita. Dime, ¿te gusta que me corra en tu mano?- Le preguntaba.

A los pocos segundos, una corrida como no recordaba empezó a brotar de mi polla. Uno, dos, tres… hasta 6 chorros de lefa bien caliente salieron despedidos en todas las direcciones.

Acababa de usar la mano de mi abuela en su estado comatoso para darme placer y había sido delicioso.

Limpié todo y me di cuenta que el ajetreo le había caído un poco de semen en una pierna. Así que me tocaba limpiarle.
Esa misma tarde mi madre dijo que veía diferente a la abuela. Yo no sabía a qué se refería pero me temía que fuese por haberle tocado la ropa y haberle movido la posición.

- Veo a la abuela… no sé, otra mirada, creo que como con chispa. Seguro que se recupera. Dijo mi madre no sé si presa de una vana esperanza de recuperación de su madre o con la ilusión de ver algún cambio real.

-Si, seguro que si- Dije, animándole a creer también y pensando si de verdad mi abuela estaba allí.

-La semana que viene en la revisión nos dirán como va- Expresó mi madre con miedo.

Llegó el lunes y yo me había pasado el fin de semana subiéndome por las esquina. Ya no quería pajearme de otra manera que no fuera con la mano de mi abuela y sus tetazas.

Salí un poco con mis amigos para distraerme y así salir de casa y de la atracción de las tetas de mi abuela.

Llegó el lunes y no podía estar más salido. Desde bien temprano iba tapando mi erección para no ser visto por mi madre antes que se fuera a trabajar.

-Nos vemos más tarde, cuida de tu abuela. Adiós mamá- Gritó mi madre cerrando la puerta de casa tras ella.

Rápidamente, fui a ver a mi abuela mirándole a los ojos. Quería comprobar si había habido algún cambio como dijo mi madre.

Yo no veía nada pero al verla allí, sentaba con la mirada perdida, lo único que quería hacer era abrazarla y sentir su cariño. Qué pena no poder volver a estar con ella y reírme.

A las horas, yo sintiendo de nuevo como mi polla reclamaba la atención de la mano de mi abuela, volví a acercar la silla a su butaca.

De nuevo, volví a comerme y deleitarme en esas ubres, notando como se erizaba la piel de mi abuela y sus pezones se convertían en piedras. ¿Sería posible que mi abuela estuviese despertando?

Un buen rato de comida de tetas hizo que mi polla estuviese a punto de explotar, así que me fui a sentar a la silla bajándome la ropa cuando su brazo de nuevo se desplazo hasta mi pierna.

No sabía si había sido voluntario o simple caída pero me empezaban a entrar dudas.

Acerqué la mano de mi abuela para que cogiese mi polla y juraría que sus dedos hicieron más presión sobre mi rabo que la primera vez. Me estaba volviendo loco.

Esta vez quería disfrutar más así que dulcemente iba moviendo la mano de mi abuela, haciéndome una paja que me estaba matando del gusto.

Mientras le sobaba una ubre con una mano, la otra movía la mano de mi abuela sujetando mi polla. No iba a tardar mucho en correrme y se lo hice saber.

-Abu, quiero correrme. Sigue pajeándome, porfi- Le susurré dejando libre la mano de mi abuela queriendo probar que podía pasar.

La mano no sé movía pero se agarraba a mi rabo sin dejarlo de soltarlo. Sorprendido por ello y un poco asustado, me puse de pie pero mi abuela no me soltaba el rabo. Ahora estaba de pie delante de mi abuela, con su mano sujetando mi rabo apuntando a sus pechos.

Sin saber muy bien qué hacer pero con la excitación de estar a punto de correrme, cogí la mano de mi abuela y empecé a moverla para terminar la paja.

El primer chorro que salió de mi polla fue directo a la boca y barbilla de su gordita cara, los 3 siguientes llenaron por completo las tetazas y un último le cayó en su gran barriga llegándole hasta el ombligo.

Noté como su mano aflojaba sobre mi polla y acompañé su brazo hasta la posición anterior. Empecé a limpiarle el estropicio que le había hecho en su cuerpo con toallitas pero sin saber qué me pasaba, mi polla otra vez pedía acción por el nuevo manoseo en sus tetas. Estaba desatado.

-Abu, necesito correrme otra vez- Le dije sujetando mi rabo delante de su cara.

No sé muy bien si fue casualidad o un gesto voluntario pero la boca de mi abuela se abrió. Dejando un gesto sexual indicando que mi abuela quería probar mi polla.

Sintiendo entre pánico y un deseo sexual sin posibilidad de parar, acerqué poco a poco mi polla a la boca de mi abuela para introducirla poco a poco.

Era la primera vez que introducía la polla en algo y lo primero era la boca de mi abuela. Entraba perfectamente, y poco a poco empecé con la puntita abriéndole un poco más la boca.

La sacaba del todo y volvía a penetrarle la boca, con un poco más de polla dentro de su boquita que empezaba a salivar más y más.

Giré su cabeza y la sujete con una mano para que me fuera más fácil la follada de boca a mi abuela y poco a poco notaba como iba llenándome de babas la polla.

Estaba en extasis, follándome la boca de mi abuela hasta que empecé a correrme en su boca. Como hacía poco tiempo de la primera corrida, esta segunda fue muy pequeña y sin problemas, mi abuela se tragó mi leche.

Le di un beso en la boca diciendo lo mucho que la quería y terminé por dejar en orden su ropa, salón y todo.

Acababa de follarle la boca a mi abuela, correrme encima de ella y usarla para una paja. Vaya mañanita.

La mañana siguiente fue un no parar. Yo sabía que mi abuela podía sentir cosas y que estaba mejorando pero necesitaba comprobarlo.

Levanté a mi abuela como pude, indicándole que necesitaba que se pusiera de pie y apoyase su cuerpo en la mesa.

Ella se dejaba hacer pero no sabía si iba a ser capaz de aguantarse en pie y apoyando sus grueso cuerpo encima de la mesa.

Así que la acompañé hasta la mesa y la puse recostando un poco sus brazos encima de la mesa. Allí estaba ella como medio tumbada y con el culo en pompa pero se mantenía en pie.

Mi idea era comprobar que ella había recuperado el tono muscular pero viendo a mi abuela en esa posición y con mi deseo sexual por las nubes, le levanté la falda.

Ante mi, apareció un culo gigante, cubierto por unas bragas blancas enormes que se metían un poco por la raja de mi abuela. sin pensarlo mucho, me arrodille y le baje las bragas hasta las rodillas apareciendo un raja de colorcito marrón ante mí. Olía a jabón puesto que mi madre le duchaba todas las mañanas pero también a un olor ocre que no conseguía saber que tenía que me volvía loco.

Acerqué mi boca a su vagina y empecé a pasarle la lengua mientras le abría bien las carnes sujetando ese culo mientras sus cachetes me enterraban la cara.

-aaa- Un débil gemido procedente de mi abuela se escapó al pasarle mi lengua por su clitoris.

Así que sin pensarlo mucho, empecé una comida de coño espectacular que terminó con mi cara llena de flujo a los pocos minutos. Mi abuela se acaba de correr en mi cara llenándome la cara con su corrida. Era maravilloso sentir como ese líquido caliente procedía del placer de mi lengua sobre el coño de mi abuela.

Me incorporé y me bajé el pantalón, sin pensarlo mucho, agarré mi pollón y busqué el agujero de donde salió mi madre. Con un empujón y debido a la cantidad de flujo que había echado antes, mi polla se deslizó por completo dentro de mi abuela.

-aaaaaaa- otro gemido de mi abuela al notar como le llenaba de polla su coño.

-siii abu, te estoy follando, siii- Le decía mientras le follaba dulcemente el coño a mi abuela.

-aaaaaa, aaaa- gemía en cada envestida y provocaba que acelerase el ritmo de follada.

-aaa,aaa,aaa,aauu- Cada envestida sonaba más acuoso el coño mi abuela lubricando mi polla hasta chorrear.

-¡Pero que estás haciendo!- Gritó mi madre entrando al salón.

Con tanto mete-saca no escuché abrirse la puerta de casa y mi madre al ver el panorama entró en pánico apartando de mi abuela y empujándome lejos. El empujón me tiró al suelo y mi madre iba directa a por mi con la mano levantada para darme una bofetada

-mm nooo- Gimió mi abuela, muy bajito, pero lo suficiente para parar en seco a mi madre y dar la vuelta con cara de asombro.

Mi abuela seguía con el culo en pompa, las bragas por las rodillas y la entrepierna llena de flujo. Se acababa de correr durante mi follada, aunque no sé si varias veces.

Mi madre le ayudo a que se sentara como pudo mientras yo me ponía en pie desnudo y mi polla dura como el acero.

-Mamá, ¿me escuchas?- Preguntaba mi madre cerca de la cara de su madre.

La mano de mi abuela, agarró el brazo de mi madre en señal afirmativa, dando un brinco mi madre al notar que su madre le reconocía.

-No me lo puedo creer, es increíble, esto es increíble- Susurraba mi madre que se había arrodillado en regazo de mi madre.

-Mamá lo siento, pero creo que de verdad, lo que he hecho le ha devuelto la vida- Dije mientras me tapaba con un cojín.

Mi madre no se apartaba de mi abuela y le susurraba cosas que no podía escuchar. Veía como movía afirmativamente mi madre la cabeza y entre susurros le hacía preguntas, mientras mi abuela apretaba el brazo de mi madre o aflojaba la presión.

-Cariño, ve al baño y duchate. Ahora hablamos. Voy a limpiar a la abuela- Me dijo mi madre sin dar la vuelta.

Me fui directo al baño, con mil preguntas y sin saber qué iba a pasar.
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Aprovechando a la Abuela Enferma – Capítulo 02


Después de una ducha con agua fría para poder quitarme bien el calor después de estar follando con mi abuela, salí de la ducha a mi habitación para vestirme y esperar a que mi madre me diese explicaciones o un enfado conmigo tremendo. Estaba hecho un lio.

Mi madre entró en la habitación en el momento en que me subía el calzoncillo y tapaba mi rabo que aún mantenía cierto grosor puesto que no había terminado de correrme.

-Hijo, tenemos que hablar- Anunció ella.

-Si claro mamá. Antes de todo, lo siento mucho y lo he hecho por su bien- Respondí mirando al suelo.

-Lo sé hijo, lo sé, creo que sin querer, has obrado un milagro. Ahora tengo que irme al hospital para hacerle más pruebas a la abuela puesto que ha cambiado completamente el panorama. Antes quería contarte que…- Se cortó mi madre sin saber como seguir.

-Bueno, las mujeres de esta familia, eh, somos muy.. no sé, calientes- Remató mi madre.

Yo no movía ni un pelo y seguía sin pestañear las explicaciones de mi madre.

-Bueno, mi ma.. bueno, tu abuela, siempre ha sido muy sexual y necesitaba practicar sexo muy frecuentemente. El caso es que desde hacía unos meses, tu abuela dejó de tocarse… y de ahí vino el ictus. Así que ha sido un milagro que tu le hayas dado la medicina que necesitaba, aunque haya sido, buenos, sin su permiso, creo- Remató mi madre.

Seguía incrédulo las explicaciones. No podía creer que mi ganas de comerle las tetazas a mi abuela hayan podido curarle.

-Bueno hijo, ahora voy a llevar a la abuela al hospital para que la revisen y nos digan los siguientes plazos…. no sé, a lo mejor le tienes que comer el coño jajajajaja-Dijo ella terminando con risas.

-Eso ya lo he hecho- Respondí sin pensar.

-Ah vale, que sorpresa. Me has dejado de piedra jajaja. Ya me contaras que le hiciste a la abuela- Dijo mientras se marchaba a por mi abuela.

Bajé al salón para despedirme de mi abuela y darle un beso.

-Te quiero mucho abu, ponte buena pronto. Muaaaa- Le dí un beso en la mejilla mientras notaba como su mano acariciaba mi paquete.

-Pero abuela, deja en paz al muchacho- Dijo mi madre entrando al salón con la sorpresa de ver el sopeteo de su madre sobre la polla de su hijo.

-mm no…. una mássss…mmm- Dijo ella entre balbuceos.

Mi madre me miró sorprendida pero entendía que su madre había mejorado con las caricias de su hijo.

-uhmmm vale, rápido que ya viene la ambulancia- Respondió ella sin moverse del salón.

-Ehhh yo no…- Dije tartamudeando sin saber que hacer.

-Venga, sácate la polla y dásela a la abuela que si no tiene que esperar la ambulancia- Respondió mi madre acercándose para arrimarme a ella.

-Pero mamá, yo no sé….- Decía mientras mi abuela me sobaba la polla y abría la boca.

-¿Ahora te vas a cortar? Pues eso seguro que no te pasaba antes eh, granuja- Dijo ella burlona mientras me bajaba al calzoncillo.- Uuuuuh madre mía, que pollón- Dijo mi madre asombrada.

Yo con la situación me había puesto como un burro sin darme cuenta, además, era la primera vez que alguien me decía algo del tamaño de mi pene puesto que mi abuela no decía nada.

-Ehhhh, no sé qu….aaaaa, siiii- Respondí mientras notaba como mi polla entraba en la boca de mi abuela notando como mi madre me empujaba hacía mi abuela.

-Así que eso hacíais mientras yo trabajaba eh, vaya par- Dijo mi madre saliendo del salón para ir responder al telefonillo. Acababa de llegar la ambulancia.

-Si abu, siiiii- Gemía notando como la boca de mi abuela tragaba casi toda mi polla- Me voy a correr-

Mi abuela abrió más la boca y empezó a recibir mis lefazos que le llegaban hasta el fondo de la garganta.

-¿Ya?- dijo mi madre entrando de nuevo al salón y viendo como me corría en la boca de mi abuela. -Pues venga, al hospital, luego te llamo amor-

Se fueron mientras yo me quedaba sentado en el salón con restos aún de la corrida en la punta del rabo.
Era tarde cuando escuché la puerta de casa abrirse. Era mi madre sola.

Me explicó que mi abuela se había quedado ingresada puesto que iban a hacerle muchas pruebas para saber como iba su recuperación pero que estuviésemos tranquilos por que parecía que iba a recuperarse por completo.

-Me ha dicho que te quiere mucho- Dijo mi madre.

-¿Ha dicho todo ella sola?- Pregunté asombrado.

-Si si, es alucinante. Estoy super feliz- Dijo ella emocionada.

Me abrace a mi madre dando gracias a que mi abuela se pudiese recuperar y volver a estar juntos, pero rápidamente, un pensamiento se vino a mi cabeza.

-Mamá, ¿crees que se enfadará conmigo la abuela por…?- Pregunté a mi madre con temor.

-¡Como se va a enfadar cariño! Si le has salvado. Es cierto que no ha estado bien lo que has hecho pero creo que los genes han jugado su partida haciéndote participe del deseo sexual y que con tus ganas, has encontrado lo que ella necesitaba.- Respondió mi madre sonriendo.

-Lo siento de verdad, es que no sé, era ver sus… bueno, y no sé- Dije dudando si seguir contando más cosas.

-Lo sé, me lo dijo. Que te encantan sus tetas jajajaa- Me respondió con picardía y atusando el pelo.

-Si, es que fue sin querer y no pude parar…- Me justifiqué pero al instante me volví a fijar en mi madre. Acaba de darme cuenta que era como volver a ver a mi abuela pero con 20 años menos. Misma figura, una BBW de manual, muy bonita de cara con el pelo negro y ojos marrones que casi se cerraban al sonreír. Mismas tetas pero quizá más erguidas y misma piel blanquita. Además, mi madre había cogido un poco más de peso últimamente y su culo era bárbaro. Los vaqueros se le metían entre el culo dejando un espectáculo maravilloso.

-Lo se. Y dime, ¿yo que te parezco?- Preguntó ella colocándose burlonamente de perfil como las modelos.

-Jajajaja no sé, eres super bella pero no te he visto desnuda- Respondí mientras me fijaba en su cuerpo.

Mi madre se paró en seco y como dudando un segundo, llevo sus manos al borde de la camiseta, para comenzar a subir poco a poco.

Iba apareciendo esa barriga prominente y muy blanca, mientras iba llegando al borde del sujetador. Subió un poco más y allí aparecieron esas tetazas aprisionadas por un sujetador que no podía con tanta carne. Eran preciosas y más grandes que las de mi abuela, igual de blancas con las mismas venas azules.

-Veo que tu también quieres que vea algo- Me dijo señalándome con la mirada mi abultado paquete. -Antes, ven, ayúdame a desabrocharlo- Me dijo dándome la espalda para que le quitase el sujetador.

Yo estaba en el cielo. Al aproximarse, mi polla dura chocó con el culo de mi madre haciendo que ella saltase al notar esa parte tan dura.

Click.

Al instante, el sujetador venció dejando liberadas esas magnificas tetas que desbordaban los laterales del cuerpo de mi madre.

Yo sin dudarlo, cogí con mis manos las tetas desde atrás amasándolas y buscando esos pezones. Me pesaban en cada mano, eran una auténtica delicia sobar esas tetas.

-Uhmmm si amor- Gemía ella mientras se movía rozando su culo contra mi polla y se derretía con mi manoseo en las tetas.

-Quiero comertelas mamá- Imploré

-Claro mi amor, ven a chupar de ellas- Dijo mientras se daba la vuelta quitándose la camiseta por la cabeza.

-UHmmmmm son preciosas y gigantes- Decía mientras me llevaba un pezón rosado a la boca buscando su máxima dureza.

-Ah siii cariño, chupa las tetazas de mamá como cuando eras pequeño, venga, son para ti amor- Decía sujetando mi cabeza contra su pecho.

Notaba que a veces me faltaba hasta el aire al enterrarme mi boca contra el busto de mamá. Y gemí al notar como su mano acariciaba mi paquete notando mi pollón ardiente con ganas de salir.

Mi madre me separó de su manjar de tetas y se arrodilló delante mía bajándome el pantalón y el calzoncillo de un estirón. Ante su cara de asombro al ver como la polla de su hijo era mucho más grande a como la recordaba.

-uhmm hijo, esta polla si que es grande- Dijo mientras me echaba la piel para atrás.

Al instante, enterro mi polla en su boca hasta el fondo. Empezó una mamada que nada tenía que ver con follarle la boca a mi abuela. Esto era otra clase de placer que me estaba llevando a la gloria.

Mi madre aprovechó para bajar una mano hasta su coño y con la otra me agarro una mano para que dirigió a una de sus tetas.

Ella aprovechaba para hacerse un dedo con la polla de su hijo en la boca y una mano en una teta gigante.

-Mamá, me voy a correr- Avisé a mi madre

-Ven, aquí- Dijo sacándose mi polla de la boca mientras me seguía pajeando pero ahora dirigía a sus tremendos melones mi polla.

Ella seguía mi paja y su paja a la par y yo aproveché para bajar mi dos manos para manosear bien esas ubres.

-siiii me corro en tus tetas mamá, sii- Grité de placer

-siiii hijo, aaaaaaaah aaaaaaaah aaaaaah- Gimió ella corriendose mientras recibía mis lefazos en sus tetas. Unos tras otro fueron a cubrir las tetas de mamá que seguía convulsionando por la corrida que acababa de darse y el placer de recibir el semen de su hijo en las tetas.

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Aprovechando a la Abuela Enferma – Capítulo 03

Por la noche creo que tuve todo tipo de sueños entre mi madre y mi abuela y sus gordos cuerpos retozando junto al mio.

Me levanté muy temprano sudando como de una pesadilla, pero me di cuenta que era por como tenía mi rabo. Había estado media noche empalmado y ahora me dolía de las ganas de orinar y las ganas de correrme.

Al bajar la cocina me encontré a mi madre que estaba terminando un café para ir al hospital a ver su mi abuela y después ir al trabajo.

-Si quieres, luego te pasas por su habitación y me escribes como se encuentro. Yo voy ahora para allá antes de entrar a trabajar- Dijo mi madre dándole un último trago a su café.

-Vale, perfecto. Luego te escribo. Buen día mamá.- Me despedí de ella.

Al llegar al hospital me encontré a mi abuela dormida en su habitación. Me pusieron al día las enfermeras diciendo que notaban mucha mejoría y que ahora hablaba mucho de su nieto. De forma instantánea me puso rojo pensando en qué cosas habría contado de nosotros.

Me senté en el butacón de la habitación esperando a qué se despertara, sin hacer mucho ruido por que había otra paciente en la cama de al lado, aunque nos separaba una cortina.

-Bu bue buen día a, a a, amor- Dijo mi abuela dándome un susto de escuchar su voz.

-¡Abuela!- Grité, y al instante estaba abrazándole y dándole besos.

-Te, tt, tt, te qui- Tartamudeaba

-Si, yo también te quiero mucho abuela, pero ahora descansa que tienes que recuperarte del todo- Le corté mientras me sentaba cogiendo su mano y llevándomela a mi mejilla.

-No. Ahora tiene que hablar y seguir mejorando- Dijo una enfermera entrando en la habitación.

-Siiiii, Nu, nu, nuriaaa, este essssss mi nieeeeet, nieeeto- Dijo mi abuela sonriendo con media boca. Era increíble como se estaba acelerando su recuperación.

-Ya me imagino. Tan guapo como su abuela y madre- Encantada dijo la enfermera.

-Si. Lo mismo digo- Contesté saludando.

Estuvimos hablando un rato mientras la enfermera la limpiaba y le cambiaba el camisón. De nuevo, estaba viendo las tetazas de mi abuela y no pude más que intentar ocultar mi erección de la enfermera y de mi abuela.

Al irse, mi abuela me miró el paquete sabiendo que le había visto las tetas, y al verlo abultado sonrió.

-Meeee gustaaaa- Dijo ella

-Ya abu, lo siento. Es que es verte las tetazas y ponerme yo también enfermo- Respondi a mi abuela.

-Nooo nooo es en en enferm. Es aleeee gggg ría. Me gussstaaaaa. Dejjjjjjame tooocarrrr- Dijo mi abuela mientras alargaba su mano para tocarme el paquete.

-Abuela es que me da cosa aquí. A ver si nos van a ver- Dije mientras le apartaba la mano.

-La corrrr la ccorrr tinaa- Dijo ella señalando la cortina blanca que separaba las camas.

-Eeeeh vale. Voy- Respondí.

Cogí y corrí la cortina desde donde estaba hasta tapar la cama de mi abuela y así que no pudiesen vernos desde la puerta del pasillo del hospital, pero destapaba a la otra persona y nos podía ver.

-Abu- Dije susurrando -No es suficientemente grande y nos puede ver ella- señalé con la mirada a la cama de al lado.

-Nooo passsssa naaadaddddaaa, está commmmmoooo yooo- Dijo mi abuela.

Así que sin pensarme mucho las cosas, me acerqué a mi abuela y dejé que empezase a manosearme el paquete. Yo aproveché la facilidad del camisón para destaparle las tetas y comenzar a sobarlas a mi antojo.

Para facilitar las cosas me bajé un poco los pantalones y me saqué el rabo ya duro como una piedra para que mi abuela pudiese empezar a masturbarme mientras yo disfrutaba de sus tetas. Al ver que podía acceder más fácil a su cuerpo, bajé una mano para también darle placer con mis dedos en el coño de mi abuela.

Me estaba llevando a la gloria el morbo que pudiese entrar alguien y pillarnos, además de la fantasía de poder disfrutar de las tetas gordas de mi abuela y su gran coño mientras ella me pajeaba.

-Aaaaah si, ssiii abu, sigueee- Dije gimiendo notando como su recuperación era fantástica por que el movimiento de paja que estaba haciéndome era fantástico.

Giré la mirada por si pudiesen vernos y miré alrededor y me fijé que la señora de al lado estaba con su mirada perdida viendo el espectáculo. No sé en qué momento se había girado o si ya estaba así.

-Abu, la vecina nos está viendo, ¿qué hacemos?- susurré al oido de mi abuela.

-Quueeeee veaaaa co co corrernos aaaaaaaa- Gimió ella mientras se le escapaba un aullido de placer con mis dedos agitando su clítoris.

Mi abuela empezó a agitarse con una corrida notando como me llenaba la mano de flujo mientras yo empezaba a soltar el primer lefazo que contuve como pude para no manchar.

Con el siguiente me giré para dárselo en las tetas a mi abuela y así que recibiera el resto en sus magníficos pechos.

Me soltó el rabo y empezó a esparcir mi corrida por todo sus pecho sonriendo y satisfecha de su corrida y la mía. Estaba claro que mi medicina funcionaba.

Mi rabo seguía medio tieso mientras iba colocándolo como podía en mis pantalones.

-Dale eee a ella- Dijo mi abuela, señalando a su vecina de habitación.

-¿Qué? No abuela, eso no- Dije metiendo mi rabo y sentándome.

Miré a la señora y me fije bien que no apartaba la mirada de donde estaba. Me levanté incómodo y vi como me seguía con la mirada, entonces me acerqué para ver mejor. Entonces aprecié que no era como mi abuela si no una mujer más o menos de la edad de mi madre pero con el pelo blanco, y su físico también era un poco como mi madre, entrada en carnes pero solo le sobraban unos cuantos kilos. Se podía apreciar una figura bien bonita debajo del camisón y unas tetas que no llegaban a ser tan gigantes como las de mi abuela o mi madre pero también eran muy apetecibles.

Ella no perdía detalle de donde me colocaba, así que me acerqué a su cara agachándome para poder mirarle a los ojos. Unos preciosos ojos verdes que estaban acuosos de los que salieron dos lágrimas.

-¿Estás bien? ¿Necesitas algo?- Le pregunté.

Asintió con un pestañeo despacio.

-Tuuuuu poolla- dijo mi abuela desde la otra cama.

Me giré para ver a mi abuela y no sé si entre ellas había habido alguna conexión o habían hablado. Dudando y sin saber muy bien qué esperar, pregunté- ¿Quieres verme?-

De nuevo, un pestañeo y un aumento de la pupila.

No lo pensé mucho así que me puse de pie y me saque el rabo totalmente duro delante de esa desconocida que no podía más que comunicarse por pestañeos.

No sabía que hacer así que me puse un poco más cerca de su cara para que viese como me pajeaba.

-Tocaleeeee- Dijo mi abuela.

Yo estaba desatado mientras me pajeaba delante de una desconocida y aproximaba mis manos a sus pechos. Eran deliciosos, muy suaves y esponjosos y aunque no podía agarrarlos con una mano eran mucho más manejables que los inmensos de mi abuela y madre.

Dejé de pajearme para abrir un poco su camisón con las dos manos y magrear a mi antojo sus tetas. Sin dudarlo mucho, le lancé a comerselas y saborear cada centímetro de teta de la desconocida. Estuve un buen rato comiendole las tetas sin darme cuenta que mi polla rozaba su boca y se la abría un poco.

Estaba muy salido así que tuve que parar un poco de comerle las tetas y al ver como mi polla podía entrar en su boca, empujé para que entrase. Despacio pero sin parar, le follaba la boca como la primera vez a mi abuela.

-Siiii, asiiii- Dijo mi abuela que no se perdía como su nieto follaba la boca a su compañera de habitación.

-¿Te gusta? ¿Sigo?- Pregunté mirándole los ojos a la mujer.

De nuevo, pestañeo con los ojos llorosos no sé si de alegría, de follada de boca o qué.

Otra vez, me sacaba el rabo y empujaba un poco hasta la mitad para volver a sacar mi polla de su boca. Me estaba encantando su boca y la vista de sus teta, así que no tarde en volver a meter mi polla pero esta vez para descargar bien dentro y ver como su garganta hacía esfuerzo de tragar mi leche.

-Ufff me ha encantado- Dije mientras le daba un beso con lengua en su boca y notaba como su lengua intentaba jugar con la mía.

Sin pensarlo mucho, me incorcoporé y aproveché para meter mi mano entre sus piernas. Noté mucho calor pero sin humedad como mi madre o abuela, así que me puse manos a la obra con mi boca en sus tetones y mi mano en su clítoris.

A los pocos minutos, un sollozo callado salió de la garganta de la mujer y un pequeño calambre recorrió su cuerpo. Cerró los ojos y salían unas lágrimas de ellos.

Volví a colocar su ropa y me fui a sentar junto a mi abuela.

-Abu, ¿seguro que está bien?- Pregunté a mi abuela preocupado al ver que la señora no se movía.

-Shh sii.En laaaaa gloria- Dijo ella volviendo a sonreír con toda la boca.
Al llegar a casa le conté a mi madre en el salón, lo que había ocurrido en el hospital con todo lujo de detalles, sobre mi abuela y su compañera. Mi madre me preguntaba por detalles sobre todo de la relación con la compañera de mi abuela, de cómo tenía las tetas, si me había gustado más que con la abuela.

Yo pensaba que me iba a regañar por haberle follado la boca a una extraña pero le interesaba más como tenía el coño esa mujer.

-Si, creo que como tú o así. No estoy seguro, es que no te he visto- Respondí

-Ah es verdad. ¿Quieres ver mi coño?- Preguntó sonriéndome.

-Eeeh si- Respondí asombrado.

Se levantó del sofá y se puso de pie delante mi. Levantando primero su vestido, y luego con movimientos de caderas, bajó su braga-faja que le tapaba su barriga. Ante mis ojos apareció un coñito completamente rasurado y con los labios rojos. Parecía como si se hubiese estado masturbando antes de mi llegada.

-¿Te gusta?- Me preguntó mirando desde arriba con media cara tapada por sus tremendas tetas.

-Uffff es precioso. La mujer del hospital no lo tiene así, lo tiene con más pelos…. si, y no tan rojos los labios- Respondí mientras acercaba mi cara a su coño como atraído por una fuerza.

Sin darme cuenta cómo estaba dándole besos en el coño de mi madre y aspirando su olor. Notaba el calor que desprendía esa parte del cuerpo de mi madre y como de sus gordas piernas se abría para colocarla encima del sofá. Se abría completamente para que su hijo disfrutara de su grueso coño.

Noté como sus manos agarraban mi cara y empezaban a usar mi lengua para frotarse el coño. Su clítoris estaba hinchado como sus tetas, notaba que mi madre se mojaba por segundos y su calor aumentaba.

-Siiiiii, sigue con tu lengua. Comete el coño de tu madre- Gemía mi madre.

Con la cabeza hundida en el coño de mi madre, note como sus manos me tiraban fuerte del pelo y un movimiento rápido de pelvis anunció la corrida de mi madre sobre mi boca.

-Siiiiiii, me corro , me corro, sigueeee siii me corro- Gritó mi madre

Después de dejarme casi sin respiración agarrando mi cabeza y presionándola contra su coño. Mi madre se separó de mi y se apoyó sobre la mesa. Giró su cabeza había mi y levantó de nuevo su falda. No hizo falta decir nada más y me levanté con la cara aún mojada de la corrida de mi madre y bajándome el pantalón, enfile mi polla completamente dura hacía su coño. La primera envestida casi reventamos la mesa.

-AAAAAAaaaaaaaaaaa- Gritó mi madre al notar como la ensartaba.

-Siiiiiiii, tomaaaaaaaa- Grité también mientras agarraba fuerte de la cadera a mi madre para ayudarme en el impulso.

Era un mete-saca salvaje, sin cuidado y llegando a meter casi toda mi polla dentro de ella. Esa posición era perfecta para poder claver mi polla en lo más profundo del coño de mamá.

Mi madre gemía y movía su pelvis a mi ritmo, y yo como salvaje y para coger más fuerza, sujete a mi madre de los hombros para, ahora si, conseguir meterle todo mi rabo dentro. En ese movimiento, me corrí y llene de semén a mi madre.

Nos separamos para sentarnos en el sofá, derrengados del esfuerzo de la follada y la liberación del acto sexual.

-Mamá, te quiero- Le dije entre jadeos y recuperándome de la corrida, aún con la polla medio dura.

-Yo también te quiero hijo, esto que tenemos es precioso- Dijo recostándose en el sofá.

Nos quedamos dormidos del cansancio en el sofá.

Al día siguiente mi madre ya se había despertado, vestido y estaba preparando el desayuno en la cocina. Me fui para darle los buenos días, desnudo como me había quedado anoche después de nuestra follada nocturna.

-Buenos días mamá- Dije al entrar.

-Uy, buenos días hermoso- Me saludó con un beso en la mejilla -Y a ti también- dijo riéndose dándome una caricia en el rabo que ya estaba duro.

-Perdona, habré tenido algún sueño contigo- Dije justificando.

-Para nada, me encanta notar que te encanta el sexo y que disfrutas conmigo, o con la abuela, o con la mujer de la habitación- dijo ella divertida.

-Si pero contigo es especial, mamá- Respondí abrazándole.

Desayunamos juntos y aunque hacia un rato que me había despertado, mi rabo aún no bajaba de tamaño. Mi madre miraba y se divertía viendo la fuerza erectil que tenía.

-Lo siento, es que no sé que le pasa, pero viéndote es como desear hacer cosas- Dije

-Uhmmm ¿y qué cosas quiere hacer tu amigo?. Seguro que esto no lo conoce y le va a gustar- dijo colocándose de rodillas entre mis piernas.

Y de inmediato se metió mi polla en su boca empezando una mamada deliciosa. Notaba como se esforzaba en soltar muchas babas sobre mi polla. Se apartó un poco y bajándose el vestido que llevaba, dejó al aire esas tremendas ubres que me volvían loco.

Sin dudarlo, enterró mi polla entre esas inmensas tetas, y empezó una paja subiendo y bajando sus tetazas. Yo estaba literalmente en el cielo viendo como se perdía mi polla entre esas tetazas y mi madre me miraba con cara de disfrute.

-Ahhh mamá, que rico, siiii, esto es una pasa- Gemí agarrando como podía a la silla.

Empecé a soltar lechazos que salían poco a poco el canalillo de mi madre, llenándole las tetas de leche matutina caliente.

-Esta es la mejor manera de desayunar- Dijo mi madre levantándose y llevándose con un dedo un poco de mi corrida a la boca.

Estaba recuperando el aliento después de mi corrida cuando mi madre acercó otra silla a mi lado. Se quitó las bragas dejándolas caer al suelo y puso una pierna encima de la silla mientras se levantaba el vestido con una agilidad que no pensaba que pudiera con su sobrepeso.

-Ahora comete mi coño- Dijo mientras me tiraba de la cabeza con fuerza juntado mi boca contra su coño húmedo.

-Perooo espe….- Dije sin terminar la frase sintiendo como me ahogaba contra su coño y barriga. Me faltaba el aire. Ella me agarraba fuerte la cabeza con las dos manos, frotando mi cara contra su coño cada vez más mojado y su barriga que me impedía tomar aire.

-Siiiii- Gemía.

Yo no podía más que sacar la lengua para que se corriera lo antes posible sintiendo como mi madre me usaba para darse gusto.

-Uff si hijo que bien lo haces. Venga que me quiero correr- Decía moviendo ahora también la cintura para follarme la boca con su grueso coño.

-Ssssspera mahoooggoo- Decía mientras intentaba coger.

-Vengaaaaaa yaaaaa me corrroooooooo oooohhhh isiiiiiiiiiiii- Gimió mientras se corría abudantemente en mi cara llenándome de flujo sin parar de tirar de mi cabeza. Yo intentaba separar con mis manos pero era imposible dado su gran peso.

Al final mi madre me soltó y pude separarme buscando aire a bocanadas.

-Uffff joder mamá casi me ahogas- Dije respirando con dificultad y con la cara empapada.

-Uhhh que bien- Decía mientras empezaba a colocarse la ropa -Claro hijo, a ver si te crees que cuando follas la boca con tu pollón la abuela respira bien. Lo has hecho muy bien y esta noche otra vez te follaré la boca- Decía mientras me daba un beso y se iba al baño a limpiarse mi corrida en sus tetones y su corrida que le llegaba hasta las rodillas de esas piernas gruesas.
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heranlu

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Aprovechando a la Abuela Enferma – Capítulo 04

-¿Dónde estoy? – Pregunté despertándome poco a poco sin saber donde estaba ni que había pasado.

-Ay que susto mi amor. Ya estas despierto qué bien- Escuche decir a mi madre al lado.

Por lo visto, después de estos días de locura entre follarme a mi abuela, a la señora que compartía habitación, a mi madre…. Pues claro, me había dado un bajón de tensión y me había desmayado la mañana en que mi madre me había comido el rabo y luego había usado mi boca para darse placer. El médico me recomendaba descanso en casa y que en un par de días iba a estar como nuevo, así que me fui con mi madre a casa a tumbarme en el salón y descansar.

Llegamos a casa y me senté en el sofá donde antes se sentaba mi abuela. Ahora lo ocupaba yo con las piernas en alto mientras mi madre me hacía una merienda para recuperar fuerzas.

Mi abuela se estaba recuperando perfectamente y según me dijo mi madre, en unos días ya iba a volver a casa para recuperarse completamente. Así que tenía que podía descansar sin hacer esfuerzos.

-Venga, a merendar- Dijo mi madre trayendo una bandeja con un vaso de leche y unas tostadas con mermelada y mantequilla.

-Gracias mamá, pero yo creo que puedo hacerlo solo. No te preocupes que ya me encuentro mucho mejor- Dije incorporándome y colocando la bandeja sobre mi regazo.

-Ay cariño, es que creo que te hemos exprimido como a un limón, entre la abuela y yo- Dijo disculpándose.

-¡Que va! Me encanta. Debe ser el calor y tantas novedades. - Respondí mientras engullía la merienda.

-Bueno, por ahora nada de tocarte ni tocarse, eh- Dijo riéndose – me voy a ver a tu abuela a ver que tal está. Nos vemos a la noche-

Me quedé dormido en el sofá y me desperté al entrar mi madre.

-Uy, te has dormido en el sofá. ¿qué tal te encuentras?- Dijo mi madre al entrar al salón.

-Si, estaba cansado y aquí he dormido genial- Respondí bostezando

-¿Necesitas algo? Me voy a duchar antes de dormir- Preguntó mi madre mientras se iba quitando la ropa en el salón.

-Eh nooo- Dije mientras me recolocaba en el sofá colocándome el rabo empezando a encenderse al ver como mi madre se quitaba la camiseta.

-Uy perdón amor, ya me voy que no quiero que te excites- Dijo ella excusándose y tapándose esas enormes tetas de su gordito cuerpo.

Yo no perdía detalle. Me encantaba como iba con su brazo intentando tapar esas tetas imposible de atrapar saliéndose por arriba y abajo. Su perfecta barriga que caía un poco sobre esos vaqueros apretados que acentuaban ese culazo tan grande que tenía.

Me encantaba todo de ella y el disfrute que habíamos tenido juntos estos días. Ahora mi rabo tenía una erección completa, pero necesitaba descansar así que me fui a dormir a la cama.

Al día siguiente me levanté tarde después de dormir unas 12 horas. Vi una nota de mi madre anunciando que se iba a trabajar, que me había dejado comida preparada y que luego se pasaba por el hospital.

Pasé todo el día en el sofá del salón donde unos días antes le tocaba las tetas a mi abuela después del ictus y recuperándole gracias a mis sobeteos y folladas.

-Buenas- Anunció mi madre entrando en casa.

-Hola mamá, ¿Cómo estas? ¿Qué tal la abuela? – Dije desde el sofá

-Muy bien. Te manda muchos besos. El lunes que viene vuelve a casa si los médicos lo consideran. También besos de la Aurora, la señora de al lado de la abuela. Dice que cuando puedas tienes que ir a visitarle.- Dijo mi madre

-Genial, que bien. Qué alegría. Me da corte ir al hospital, pero tendré que hacerlo jajaja- Dije mientras me tocaba el rabo dando a entender lo que necesitaba la compañera de mi abuela.

-Uhmmm si, necesitará tu rabo…. Aunque habría que ir con cuidado y tranquilidad. Recuerda lo que dijo el médico- Respondió mi madre

-Si si, pero hoy ya estoy a tope y he dormido fenomenal. Me encuentro mucho mejor- Respondí

-Bueno, tu quédate ahí y ahora lo hablamos- Dijo mientras salía del salón

Cenamos tranquilamente y volví a sentarme en el sofá mientras mi madre recogía la cena. Al volver, mi madre cruzó el salón, cogió un cojín y lo puso a mis pies.

-¿Qué pasa?- Pregunté sin saber que estaba haciendo

Y colocándose de rodillas, se quitó la camiseta del pijama por cabeza dejando libres esas tetazas que tanto me gustaban. Tiró de mi pantalón y dejó mi polla al aire empezando a ponerse durísima.

-Ponte lo que quieras en la tele- Dijo antes de empezar a lamerme los huevos.

-Aaaaah siiiii mamá, me encanta- Gemí al notar como mi polla respondía inmediatamente a las caricias y lametones de la boca de mi madre en mi rabo.

Ella con una mano apartaba mi rabo completamente duro para chuparme los huevos para después, meterse todo mi rabo en su boca. Era una experta en mamadas y en proporcionarme placer con su boca. Una vez que estaba mi rabo hundido en su boca, lo sacaba llenándome de babas y repetía la operación. Mientras me hacía la mejor mamada de mi vida, ella aprovechaba y con su otra mano se tocaba en su coño y ya podía escuchar como empezaba a estar chorreando.

Allí estaba yo, sentando en el sofá viendo como mi madre arrodillada entre mis piernas me comía el rabo dándome un placer enorme mientras ella se masturbaba.

En una de esas embestidas en su boca la agarré por la cabeza para que me comiera más tiempo el rabo por que me estaba matando del gusto pero me apartó las manos inmediamente.

-No, el ritmo esta vez lo marco yo- Dijo sonriéndome mientras seguía moviendo su mano frenéticamente en su coño húmedo. Podía escuchar perfectamente como sonaba.

Me agarraba a las orejas del sofá mientras mi madre seguía metiéndose mi polla y parando al notar como se tensaba mi polla. No iba a poder durar mucho más y ella notaba mis temblores de polla.

Soltó su mano de mi rabo y se lo engulló hasta la garganta mientras se agarra uno de sus pechos y se frotaba sin parar el coño. Su cabeza no paraba de subir y bajar en mi polla mientras escuchaba sus gémidos acallados con mi polla en su boca cuando mi rabo explotó dentro de su boca inundándola de semen acumulado de dos días que ella tragaba mientras se corría en su mano del coño.

Esa noche dormimos los dos tan bien que se nos hizo tarde por la mañana y al despertarnos cada uno se fue por su lado casi sin poder decirnos adios, mi madre al trabajo y yo al hospital a visitar a mi abuela.

Al llegar al hospital me encontré a mi abuela que la llevaban a una sesión de gimnasia para recuperar movilidad y fuerza en el cuerpo.

-Ay cariño, justo me voy al gimnasio. Ven que te de un beso- Dijo mi abuela perfectamente de una silla de ruedas plantando un beso en cada mejilla- Luego nos vemos-

Entre en su habitación y allí se encontraba la señora Aurora sentada en una butaca mirando por la ventana.

Me miró y empezó a sonreír, pero sólo podía mover media parte de su boca debido aún a que su recuperación iba mucho más lenta que la de mi abuela.

Me acerqué para saludarle y decirle que si necesitaba algo iba a estar esa mañana allí y que no dudase en pedirme ayuda.

Llegó una enfermera para ayudar a la compañera de mi abuela a ducharse. Yo mientras tanto salí de la habitación para no interrumpir. A la vuelta, vi que la señora Aurora estaba en la butaca de nuevo sentada y con el pelo mojado aún de la ducha y con el batín subido a más de medio muslo.

Al verme entrar, ella con sus manos subió aún más el batín del hospital enseñándome sus entrepierna. Estaba completamente depilada y podía ver esos muslos gruesos que tapaban su gruesa rajita.

Cerré la puerta y eché la cortina para darnos privacidad. Aproximé mi mano a su coño mientras ella se abría de piernas dejándome acceso libre a su gordito coño recién limpio, mientras ella cerraba los ojos al notar como mi mano se posaba y le acariciaba.

Su cara no mostraba toda el placer que mi mano le generaba en su coño. Abrió los ojos y acercó su mano a mi paquete donde empezó a sobar por encima de mi pantalón mi rabo que ya tenía una erección grande. Ver su coñito abierto para mí y tocárselo me había puesto a mil y ahora con sus caricias ya estaba con mi polla al máximo.

Levanté a la señora Aurora con cuidado de la butaca. Se dejaba hacer y la coloqué tumbada sobre la cama con su gran culo levantado y la piernas casi colgando. Le abrí esas gruesas piernas muy blanquitas, y me agaché para comerle el coño completamente empapado. Sus gemidos se ahogaban contra el colchón y sus manos se agarraban fuerte a las sábanas debido a mis lengüetazos en su grueso coño. La vista desde atrás era preciosa, con su coño brillante debido a sus flujos y completamente depilado mientras yo le pasaba la lengua por su gordito clítoris y subía hasta su ano, que se contraía en casa lengüetazo.

Empecé a introducirle un dedo y posteriormente dos mientras seguía con el trabajo de lengua en su gordito clítoris hasta que noté como una oleada de flujo me bañaba la cara y escuchaba como gruñía al correrse con mi lengua jugando en su coño.

Me incorporé mientras bajaba mi pantalón y sacaba mi rabo completamente excitado, y sin dudarlo, ensarté a la señora aurora hasta el fondo con mi rabo duro al máximo. Agarraba bien de su ancha cintura y me follaba dando contra ese culazo. Veía como se movía sus carnes en cada envestida que taladraba su coño. Ella se agarraba con más fuerza a las sábanas aguantando mis empujones. Me encantaba oírla gruñir contra el colchón mientras yo seguía follandomela con fuerza.

-Aaaaaah- gimió Aurora al notar como taladraba hasta el fondo su coño súper mojado.

Envalentonado y con una excitación hasta arriba, agarré le agarré fuerte del pelo con una mano para servirme como apoyo y le levanté la cabeza mientras que con la otra mano le pegué un azote en su culo gordo.

-Aaaaaah, siiiiiiii maaaaaaaaa maaaaaaaaaa, ssssssiiiiissssshhhh- Gemía Aurora

-Vamos, dime que quieres polla- Le decía mientras no paraba de follarle fuerte y tirarle del pelo.

-aaaah pooo…… pppoooooooo….. po. Pooooollaaaaaaaaahhh- Dijo al final mientras seguía dándole cada vez más fuerte, hasta que 10 segundos después explote dentro de ella en varios lefazos que fueron a lo más interior de la señora Aurora y su culazo.

-Siiii señora Aurora, siiii, cada vez está usted mejor- Dije mientras le sacaba mi rabo goteando de flujo y semen.

-Siiii mmmmme meeeee gussssshhhh gusssgghta- Respondió con la cabeza medio levantada.

Le limpie con una toalla y le puse bien la bata. Luego volví a sentarla en su butaca mientras ella se recolocaba un poco el pelo con una mano.

-Grrr grrracias- Dijo ella mientras volvía a descorre las cortinas.

-Tengo que decirle que me encanta su cuerpo y me encanta poder ayudarle a recuperarse. Quiero que vuelva a ponerse bien- Dije mientras le colocaba sus sandalias y me sentaba en mi butaca a esperar a mi abuela.

Continuará….
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