En La Cocina - Capítulos 001 al 002

heranlu

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En La Cocina - Capítulos 001 al 003


En La Cocina - Capítulo 001




Estaba en casa solo, viendo porno, cuando mi madre llegó a casa de la compra. Aunque estaba en mi habitación, mi reacción fue bajar la pantalla del portátil rápido y quedarme en silencio.

-Hola cariño, me dijo, ya estoy en casa. ¿Podrías ayudarme a sacar las cosas de la compra?

No sabía que decirle. Me había excitado con el video y ahora estaba medio empalmado.

Como no contestaba, volvió a insistir:

-Anda porfa, ayúdame que vengo muy cansada.

Eché el portátil a un lado y me levanté de la cama. Fui a la cocina y allí estaba mi madre abriendo el carro de la compra.

La ayudé a meter la compra en los armarios, mientras su culo subia y bajaba mientras sacaba las cosas del carro y me las daba.

Yo entonces me fijé en su culo. Era grande, pero no demasiado y bien proporcionado. Tenía celulitis un poco a los lados, pero era muy apetecible. Pese a ser mi madre, era una mujer y me sentí atraído por el y su movimiento.

Mi madre no paraba de hablar y contarme cosas. A quien se había encontrado en la compra y demás. Me estaba mareando un poco con su cháchara.

Ahora nos tocaba guardar las cosas de la nevera. Ella se echó un poco para atrás y ahora su culo rozaba mi pene medio erecto por el video porno.

No paraba de hablar y de rozarme con su culo. Sin saber como, agarré su boca con mi mano, obligándola a callarse.

La incliné sobre la nevera y bajé su pantalón y sus bragas con mi otra mano. Bajé mi pantalón y mi rabo erecto y sin darla tiempo a reaccionar, se la metí de un tirón. Sin goma ni nada.

Comencé a follármela sin plantearme siquiera que me estaba tirando a mi madre. Ella no hizo ningún gesto de protesta. Como dejó de hablar, le quité la mano de la boca y ella se agarró a los lados de la nevera.

Su culo grande se movía al ritmo de mis embestidas. Era maravilloso verlo botar contra mi en cada empujón.

Mi madre gemía como loca y yo la empecé a acompañar en sus gemidos. Con mis calzoncillos por los tobillos y sus bragas igual, nuestra pinta era bastante peculiar.

Al poco me puse a acariciar su clítoris mientras seguíamos follando. Mi madre se estaba volviendo loca.

Yo estaba al borde del orgasmo, y en un par de empujones mas, me salí de ella y me corrí en su espalda.

Solté sobre ella varios chorros de leche, hasta que me calmé. Pero me di cuenta de que mi madre no se había corrido aún.

Como el rabo a media asta, volví a metérsela, no podía dejarla a dos velas.

Un rato mas de sexo y mi madre se corrió como una loca agarrada a los lados de la nevera.

Cuando se recuperó, me dijo: ¿qué hemos hecho?

-Nada mamá. Solo colocar la compra.

Mi madre últimamente me tiene muy liado con sus compras. Que si vamos a la pescadería, que si vamos a la carnicería y que si vamos a la frutería. Yo solo quiero estar en casa, viendo porno en mi habitación y haciéndome pajas por doquier. Jeje, por doquier, digo. Parezco un tipo antiguo.

El caso es que el domingo se levantó temprano. Sobre las ocho o así. La oí trastear en la cocina y luego meterse en la ducha.

A los cinco minutos me llama.

-Hijo, me he dejado la toalla fuera. ¿Puedes traérmela?

Joder mamá, que pesada eres, pienso. ¿Porque te levantas tan pronto un domingo por la mañana, eh?

-Ya voy, le digo.

Cojo la toalla y se la llevo. Abro un poco la puerta para no verla desnuda. Pero ella me invita a entrar. Ha abierto la mampara de la ducha y el agua cae sobre ella.

Esta de frente a mi en pelotas. Sus tetas y sus chocho apuntan a mi. No lo lleva depilado.

Estira la mano y coge la toalla.

-Gracias hijo, me dice.

Yo me he puesto cachondo al verla así y mi polla se pone dura enseguida. Mi madre ha vuelto a cerrar la mampara y a mi me ha dado un calentón tremendo. Me bajo el pantalón y el calzoncillo y no me ocurre otra cosa que cascármela en el baño.

A los 3 minutos o algo mas, me corro en el vater. Tiro de la cadena mientras ella sigue duchándose. Imagino que piensa que estaba meando. Me he limpiado bien y me pongo un poco de papel higiénico en el pene. Es algo que me enseño mi padre para que no manchara los calzoncillos, ya que siempre salen unas gotas de semen, después de carrete, aunque te limpies bien.

Mas tarde desayuno y mi madre me comenta que quiere que la acompañe al super.

-Es domingo, es temprano y acaban de abrir, por lo que no encontraremos casi gente, me dice.

La miro serio, no me apetece mucho el plan.

-Anda, acompáñame. Luego te dejo todo el día libre para ti.

Me enseña una lista tremenda que tiene. Pienso un poco y si luego me deja todo el día libre, como ha dicho, aceptaré.

Cogemos el coche y nos vamos al super. Aparcamos cerca de la entrada y cogemos un carro.

Subimos en el ascensor y entramos en el super.

Recorremos varias zonas y vamos metiendo todo en el carro. Pero ahora ha vuelto a empezar con su cháchara.

Se agacha a coger unos espárragos de la estantería de abajo e inclina su culo al máximo. Podía haberse agachado en cuclillas, pero no, quería ponerme cachondo otra vez.

El vigilante pasa junto a nosotros. Nos mira, pero sigue con su ronda.

Cuando desaparece, me acerco a ella y froto mi paquete contra su culo.

-Aquí no hijo, que pueden vernos.

Subo y bajo frotando mi polla contra ella. Ella sigue agachada y no protesta.

Nos vamos a la zona de congelados, pero yo estoy mas caliente que esta mañana en la ducha.

Mientras coge unas verduras, le agarro una teta con la mano izquierda. No hay nadie todavía a esas horas, solo el vigilante, pero esta lejos de nosotros.

Antes de irnos de allí, le meto mano por el pantalón y deslizo su braga un poco y le acaricio el clítoris.

-Hijo, aquí no, te he dicho. Cuando lleguemos a casa.

No puedo mas. Estoy a cien. Vuelvo a sobarle la teta, esta vez las dos, y sigo frotándome contra su culo.

En ese momento suena la megafonía.

-Por favor seguridad. Acuda a caja 3.

Vuelve a sonar.

-Por favor seguridad. Acuda a caja 3.

La caja 3 esta en la otra punta. Saco a mi madre de los congelados y la llevo a un mostrador, mientras el vigilante se aleja y nos deja solos en el super.

La inclino un poco hacia delante en el mostrador y le bajo el pantalón hasta las rodillas, bajo sus bragas y como aquella vez en la cocina, se le meto de un tirón.

-Ugh, gime.

Comienzo con el bombeo, mientras miro hacia las cajas. Espero que el vigilante no nos vea.

Tampoco me preocupa que haya cámaras y que puedan vernos.

-Ah, ah, gime mi madre. Hijo aun quedan muchas cosas que comprar, me dice ella en pleno polvo.

Acelero mas y mas por si vuelve el vigilante y nos pilla.

Al poco veo que se acerca por el rabillo del ojo. Doy unos empujones rápidos y me salgo de mi madre mientras me corro. Creo que algo de semen ha caido dentro de mi madre y unos goterones salpican el mostrador.

Le subo las bragas corriendo, y ella se sube el pantalón. Yo hago lo mismo y justo en ese momento el vigilante llega a nuestra altura, pero no ha visto nada.

Terminamos de comprar y pagamos y salimos de allí.

Mi madre me dice que la espere, que tiene que entrar en el baño a limpiarse el chocho, ya que me he corrido en parte dentro de ella, como sospeché.

La señora de la limpieza esta con el baño de hombres. Yo espero fuera y cuando se va, voy a entrar también al baño, pero mi madre me llama desde dentro del baño de mujeres.

Entro y no hay nadie. He dejado la compra fuera, en el suelo.

-Anda, se bueno, me dice, y acaba lo que empezaste.

Me sienta en la taza y se sube encima mío y hecha el pestillo.

-Podrían robarnos la compra, le digo.

-No pasa nada, olvídate de la compra.

Se baja los pantalones y las bragas y se la clava con pasión. Mi polla esta tiesa de nuevo.

Después de haber eyaculado, duro mas, por lo que lo hacemos de forma lenta y pausada, saboreando cada subida y bajada suya.

-Mi niño, que bien me follas. Me dice. Tu padre nunca me lo hizo así.

-Gracias mamá. Es un placer.

-Claro, es mucho placer. ¡Ah, ah, ah! ¡me corro, mi niño!

-¡Mamá! podrían oírnos, la regaño.

-No, no, nadie nos oye. Sigue, sigue.

Ella sigue subiendo y bajando, yo sigo saboreando sus fluidos con mi polla. Sintiéndola como nunca y muerto de gusto. Ella se corre entonces.

Cinco minutos mas y me corro yo. Me agarro a las paredes del baño y eyaculo de nuevo, con menos intensidad por la corrida anterior, pero todo dentro de ella.

Se sale de mi y me limpia el pene y ella se limpia el chocho. Se pone las bragas y el pantalón. Yo me visto también y ella sale primero para ver que no haya nadie.

Me hace un gesto para que salga y la sigo.

Las bolsas de la compra siguen ahí en el suelo. Las cogemos y nos metemos en el ascensor. Nadie nos ha visto.

Mientras bajamos le digo:

-La próxima vez quítate la blusa y déjame chuparte las tetas.

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En La Cocina - Capítulo 002


Desde lo de aquel domingo en el super, me he aficionado a acompañar a mi madre a comprar. Ademas de interesante, es super-excitante. Preparamos una lista y nos vamos a hacer la compra.

El problema fue, que ese domingo se había dormido y mi madre se levantó tarde. Yo también me había quedado dormido, por lo que nos fuimos mas tarde de lo habitual al supermercado.

Aparcamos lejos de la puerta, porque estaba casi todo el parking lleno, y tuvimos que andar un rato hasta entrar al centro comercial. Quedaban solo dos carros libres cuando llegamos. Cogimos uno y subimos.

Al entrar en el super, estaba todo lleno de gente. Yo me quedé parado con la lista en la mano.

-Olvídate de hacerlo aquí, me dijo mi madre.

Me quede callado y seguí andando, metiendo productos en el carro.

Cuando terminamos de comprar y pagar, pensé en ir al lavabo y hacerlo allí, pero tampoco. Los lavabos estaban llenos de gente. No se si era por la hora o qué.

-Anda, que vaya plan.

-Tranquilo hijo, y me sonrió. Mi madre planeaba algo.

Bajamos al parking y mientras mi madre dejaba las cosas en el maletero, me tocó el paquete. Me masturbó un poco por encima del pantalón. Me puse cachondo y saqué la ultima bolsa y la ayudé a meterla en el coche y salí corriendo a dejar el carro.

Nos metimos en el coche en el asiento de atrás. La verdad es que como estaba lejos de la entrada, nadie pasaba por allí en ese momento. Estaba todo el mundo dentro del centro comercial.

Nos tumbamos y nos comimos la boca. Saqué los pechos de mi madre del sujetador sin quitárselo, ni siquiera la blusa y le chupé los pezones. Mi rabo enseguida se puso tieso.

Mi madre se bajó como pudo los pantalones y las bragas y me dispuse a metérsela.

Me coloqué entre sus piernas y la penetré despacio, aunque sabía que no tendríamos mucho tiempo.

Justo acababa de metérsela, cuando sonó un golpe en el cristal.

Mi madre miró hacia el sonido. Yo me giré y vi una porra que tocaba el cristal. Era el vigilante. ¡Mierda! Pensé.

Hizo un gesto con la mano para que saliéramos. Nos vestimos como pudimos, en realidad no estábamos desnudos del todo y salimos del coche.

-Vaya, vaya, dijo muy burlonamente. He pillado a una pervertidora de adolescentes y a su conquista. -¿No le da vergüenza a su edad? Podría ser su hijo.

Nos quedamos callados.

-Carnet de identidad. Nos pidió.

No hicimos nada.

-Vamos, los carnets.

Tuvimos que sacarlos y dárselos.

-Maria Soledad Sánchez López. Leyó. Jose Luis Perez Sánchez.

Se quedó pensativo.

-¡Hostia puta! Si son madre e hijo. Vaya, vaya. He pillado a un par de incestuosos. Vamos, acompáñenme.

Nos hizo seguirle por el parking, hasta que llegamos a una puerta que decía: “No pasar”. La abrió y pasamos a un largo pasillo. Una puerta nos esperaba al final. Marcó un código y la puerta se abrió. Nos hizo pasar a nosotros primero.

Sin duda era el cuarto de los vigilantes, porque estaba todo lleno de monitores, con cámaras de vigilancia en todos lados, incluso del parking. Seguro que nos habían grabado haciéndolo aquel domingo. Solo que ahora ya me daba todo igual. ¿Qué iba a hacer ese tío?

-Siéntense ahí. Nos indicó. Había dos sillas detrás nuestro.

Nos sentamos y siguió mirando nuestros carnets.

En ese momento me di cuenta de que a mi madre le asomaba un pecho del sujetador. No debía haberle dado tiempo a ponérselo bien y ahora le salía, mostrando el pezón.

El vigilante debió darse cuenta, porque se levantó y se dirigió a nosotros.

-Jose Luis, dijo y no lo vi venir. Un guantazo cruzó mi cara.

Cuando pude darme cuenta, me había puesto las esposas y había atado mis piernas a las patas de la silla con unas bridas.

Tenía cogida a mi madre de las manos y ella no se resistía.

-Vamos a ver, que podemos hacer para que no llame a la policía y os denuncie.

Miró alternativamente a mi madre y a mi.

Empujó a mi madre contra un catre que tenían en el cuarto. Sujetó las muñecas con bridas a una barra que atravesaba desde el techo al suelo.

El muy cabrón se bajó el pantalón y el calzoncillo. El cinturón con la porra descansaba en la mesa.

Yo intenté moverme pero me era imposible.

Desnudó a mi madre. La blusa no pudo quitársela del todo, porque estaba atada por las muñecas.

Se había dejado la camisa puesta. Tenía la polla morcillona, con un glande morado. No estaba circuncidado y tenia tripa.

Mi madre no le miraba.

-¿Cuando años debes tener? Le preguntó. ¿45, 46, 47, 48?

Mi madre no respondió.

-Da igual, estas buenísima.

La besó, aunque mi madre giró la cabeza para evitarlo, este la obligó.

Luego le chupó las tetas y para entonces, ya estaba erecto.

-Vaya por dios, no tengo condones aquí, dijo. Pero pareces una mujer sana y limpia. Lo haremos a pelo.

-Ni se te ocurra, cabrón. Le dije.

-Cállate niñato. Ahora sabrás como se folla a una mujer.

Se acercó a mi madre y sin mucho cuidado, se la metió. Mi madre gimió.

No se que le había pasado, pero no reaccionó. Ni se movió ni protestó. Solo había gemido y ya.

El gordo empezó con el movimiento. Su barriga botaba con cada embestida, yo no quería mirar, pero el cabrón estaba mirándome todo el rato, para que viera como hacerlo, ya que había dicho que ahora sabría como se follaba a una mujer.

Enseguida empezó a resoplar. Estaba gordo y no aguantaba mucho. Ojalá se ahogase el muy hijo de puta, pensé.

A los cinco minutos se movió mas rápido, como si le diera un ataque se epilepsia y se corrió con un gemido.

-¡Aaaaaaagggghhhhh!

Aquel cuarto tenía que estar insonorizado, por lo que nadie iba a oírle.

Sacó su polla ya floja y entonces se oyó algo.

-Chissssszzz. Chisporroteó un walkie que había justo a su lado.

-¿Luis, me recibes?

Lo cogió y contestó todavía jadeante.

-Aqui estoy.

-¿Qué te pasa? Te oigo fatigado.

-Nada. Deberías venir. Ya verás que sorpresa.

Al poco se oyó la puerta, pero no se abría. El gordo debía haberla bloqueado, porque el otro no pudo entrar hasta que este la desbloqueó.

Apenas dejó una rendija abierta para que entrara. Supuse que no querría que nadie pudiera ver nada desde fuera. Aunque solo ellos podían entrar allí.

-¿Qué tenemos aquí? Sonrió mirándonos su compañero.

Yo seguía atado y mi madre también, que parecía haberse quedado en otro mundo, porque no se la oía protestar ni moverse.

-Vaya, vaya. Que párejita.

El gordo le dijo a su compañero que éramos madre e hijo.

-Así que son madre e hijo, ¿eh? dijo poniendo voz como de malo de película barata.

-Tienes que probarla tu también. Le dijo el gordo.

-Claro. Dejó el walkie junto al otro y se bajó los pantalones. Se los quitó del todo y la camisa también y se quedó desnudo. Este era mas delgado que el otro.

Comenzó a masturbarse, hasta que se le puso dura. Se acercó a mi madre y quiso que se la chupara. No pude evitar intentar levantarme y casi lo consigo. El tal Luis me dio una buena hostia y caí al suelo.

El recién llegado se folló a mi madre en la postura del misionero y luego la puso a cuatro patas y se la volvió a follar así.

Volví a intentar levantarme y el gordo me volvió a abofetear y me volví a caer al suelo.

Perdí el conocimiento justo cuando el tal Luis intentaba follarse a mi madre por el culo.

Desperté de repente en el coche. Estaba sentado en el asiento del conductor con mi madre al lado vestida. Tenía una cara horrible y el pelo revuelto.

El motor estaba encendido y ambos vigilantes estaban a los lados del coche.

Uno me hizo un gesto para que diera marcha atrás y el otro me indicaba que no venía ningún coche.

Iba super despacio temiendo lo peor. Entonces, al llegar a la barrera, el mas delgado levantó la barrera.

-Parking gratis para nuestros amigos. Dijo.

Yo aceleré y salí de allí todo lo rápido que pude.

No dije nada en todo el camino.

Al rato desperté. Mi madre estaba sobre mi, con mi polla dentro. Notaba la humedad de su coño y la de mi eyaculación. Habíamos follado.

-Ya te dije que te olvidaras de hacerlo en el super. Me dijo mi madre.

Todo había sido una pesadilla. Nada de eso con los vigilantes había pasado.

-Pero la semana que viene cambiamos de super, ¿eh? Le dije a mi madre muy serio.
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