Violada

panzer626

Virgen
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Dic 29, 2008
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VIOLADA




Sonará terrible, lo sé, pero las cosas sucedieron tal cual como contaré, con cada detalle y su sensación.
Ese fin de semana me ofrecieron quedarme cuidando unas cabañas en la montaña, yo acepté porque me ganaría un dinero, además de que no tendría que hacer nada más que encender la chimenea para que se viera que había gente.

Me fueron a dejar el viernes a eso de las 15:00 una pareja de amigos que acamparían por el sector. Nos bajamos y entramos a la casa principal; yo llevaba bastante cerveza y algo de hierba para mí. Yo tenía planeado que los chicos se quedaran a ver si podía coquetear con Rafa, de 1,87 bastante guapo, ya que era un juego del que Nadia, su novia, no se daba cuenta, además me gustaba porque yo estaba mejor, ella era más bajita y con menos de todo.
Yo por mi parte, soy rubia, tengo 26, mido 1,67, bastante mejor que el promedio ya que siempre salgo a trotar y la pubertad fue generosa conmigo.

Al final mi plan no resultó, este par de locos querían coger en la naturaleza y yo no estaba invitada ni siquiera a mirar. Se fueron a eso de las 19:00 y yo salí a dar una vuelta mientras me fumaba algo por la naturaleza para volver tipo 21:00 a comer y darme una ducha.

El caminar por ahí con una calentura sin atender me hizo ver que por el sector venía muy poca gente, ya que era caro y estaba alejado, pero lo que me mató fue el imaginarme a mis amigos cogiendo en plena naturaleza; hacía frio pero siempre la calentura ganaba. Encendí la chimenea y me desvestí ahí mismo, luego me metí a la ducha y empecé a calentarme.

Como estaba sola no me contuve en ningún momento. Gemí, grité que era una puta y que necesitaba ser cogida. No me hice acabar, me contuve para darme un gran final.

Salí de la ducha en dirección a la sala para ponerle más leña al fuego y así, desnuda como estaba, me serví una copa de vino, me sequé el pelo con el secador, me puse una camiseta muy corta que uso para dormir (sin bragas obviamente) me fumé otro toque para ponerme a tono y no darme descanso ni respiro a la hora de recorrer el interior de mi vagina. Decidí ponerme bonita y tocarme como una mocosa precoz que no tiene límites al imaginar cómo darse placer. Puse música y algo de incienso y me dejé llevar por casi una hora y media de fantasías, desde que Rafa y Nadia me ofrecían un trío, la típica fantasía del ginecólogo o que me daban amor duro, con tirones de pelo y asfixia.

Debo reconocer que bastantes veces había fantaseado con ser violada, todas alguna vez lo hemos hecho, sólo que ninguna lo reconoce abiertamente, a lo mucho en tono de broma con las amigas, la más común es de ser violada por un grupo de negros (cómo no) pero en mi caso, yo iba un poco más allá. En mis fantasías yo era violada por amigos o gente de confianza, como el novio de mi amiga por ejemplo, algunas veces era violada por mis compañeros de trabajo y en las más retorcidas era violada en grupo por desconocidos. Algunas de las recurrentes era que alguna amiga fuese violada frente a mi o viceversa, también frente a mis compañeros de trabajo, amigos o a alguna pareja que en ese entonces no tenía.

Me gustaba fantasear con las situaciones más perversas, aunque era consciente de que en la realidad lo más probable era que fuese una situación extremadamente traumatizante más que caliente.

Me quedé dormida algo ebria y fumada, quizá eso hizo que no notara el poco ruido que había en el pasillo. De un salto me senté y agarré las bragas que aún estaban en mis jeans, unas bien pequeñitas ya que había planeado quitármelas esa tarde para mis amigos. Afuera el ruido cesó; quien andaba ahí se dio cuenta que habían personas y que lo habían oído. Tomé mi teléfono y lo metí bajo el colchón.
En la casa no había nada de valor más que algunos electrodomésticos viejos por lo que él se decidió a entrar al cuarto donde yo estaba, para ver si algo podía sacar del asunto. Afuera la noche estaba oscura, no se veía absolutamente nada excepto por la tenue claridad de la luna que a veces se colaba entre las cortinas y los árboles. La puerta se abre y me encuentra paralizada de miedo sentada en la cama, con una camiseta bastante corta y unas bragas que por su tamaño tapaban lo justo y preciso de mi cuerpo.
Me ordena que me quede callada y que me quede quieta mientras revisa el velador. Sólo encuentra unas cremas mías. Le oigo maldecir mientras mira como llevarse la tv. Maldice nuevamente mientras yo estoy casi meándome de miedo.
Se gira y me mira, yo casi no distinguía nada, sólo lo supe porque le vi voltearse hacia mí. Me tomó del pelo y me sacó de la cama preguntándome si había dinero o algo. Me puso una pistola en la cabeza mientras me manoseaba las tetas. Le supliqué que no me matara, le decía que haría lo que él quisiera con tal de que no me hiciera daño.

El contenido del cajón del velador estaba todo en el suelo, y justo quiso la casualidad que el ladrón pisara una caja de preservativos que había llevado. A pesar de la poca luz me di cuenta de todo. Empecé a tiritar, quería golpearlo y traté de luchar. Me manoseó por todos lados luego de que un puñetazo en la boca del estómago me marcó la diferencia de fuerza entre ambos. Empecé a gritar por ayuda y entonces él me apuntó con su arma. Sabía que para salir de esa iba a tener que ser astuta, aunque en realidad el miedo era tanto que me impedía hacer mucho, estaba sola en medio de las montañas, a kilómetros de cualquier persona. Me decidí a no poner ninguna resistencia y dejarme hacer, mal que mal era obvio que al no hallar nada de valor, entraría al dormitorio y al no haber nadie que pudiese oírme gritar, era obvio. Al menos atendió mi súplica de usar condón, eso me hizo cooperar. Él me dijo que mientras no hiciera nada estúpido, no me iba a pasar nada. Asentí con los ojos llenos de lágrimas, tenía vergüenza y miedo.
Me arrancó la ropa sin romperla (en mis fantasías casi siempre me la rompían) y me abrió las piernas con fuerza. Me obligó a masturbarme frente a él mientras me manoseaba por todos lados, abriendo mi culo y vagina. Nunca me había hecho una paja tan extrema; a lo mucho en las duchas con las chicas cuando más jovencita o cuando salía a acampar y me hacía una al aire libre. Por suerte jamás he tenido problemas para lubricar mi vagina, me mojaba con facilidad, y eso realmente me ayudó en esta ocasión, ya que me tomó de los tobillos, subiendo mis piernas a sus hombros al tiempo que me pegaba una clavada brutal y agresiva.

No puedo explicarlo, pero luego de esa clavada sólo le tomó unos 6 empujones más hacerme acabar mientras sigo pidiéndole que no me haga daño. Tuve uno de los orgasmos más intensos de la vida y mi violador lo notó en las contracciones de mi vagina. Me sentí humillada al ser vista en un acto tan íntimo de una manera tan vulgar, y así, tal como estaba, a piernas abiertas y completamente desnuda, me agarra por las tetas con fuerza y furia para seguir metiendo su pene mientras me dejo hacer lo que él quiera. Lloré hasta que me tiró fuertemente del pelo y me hizo acabar otra vez al tiempo que sus testículos chocaban con mi culo.

Tuve otro orgasmo, todavía más notorio que al anterior. Exploté de placer y humillación por segunda vez, sólo que en esta grité que me pegase en las tetas. Para cuando reaccioné en lo que había dicho, mi mano izquierda se encontraba masajeando mi clítoris mientras que mi derecha sujetaba uno de los brazos de mi violador. El tipo me estaba asfixiando al mismo tiempo que me apuñalaba con violencia entre las piernas con su pene y yo lo estaba disfrutando. Noté que mi asaltante estaba por acabar, por lo que empecé a moverme como una posesa mientras que gritaba que me asfixiara. Sus embestidas comenzaron a hacerse más lentas y fuertes un poco antes de acabar al mismo tiempo entre gemidos y gritos de placer de ambos.
Le pedí que me amarrara y amordazara para que siguiera disfrutándome, estaba asustada, excitada y caliente como nunca antes lo estuve en la vida. Mi adrenalina reaccionó con mis ganas de que me dieran una culeada brutal, y si no hubiera sido él, hubiera sido otro sin dudarlo.
Me sacó de la cama arrastrándome del pelo y me llevó frente a la chimenea. Le puso más leña mientras me pone cinta adhesiva en las muñecas y boca. La alfombra entre el sillón y la chimenea sería ahora el escenario en el que me obligarían a ponerme de perrito para que violen mi segundo agujero. Si mi violador me dio tan duro por la vagina, no quería ni imaginar lo que le haría a mi culo. Se puso un preservativo para no ensuciarse según dijo, y luego me untó aceite de comer en los bordes de mi anillo anal. Para esas alturas yo había dejado de llorar hace rato, sólo gritaba pero de una mezcla entre susto y placer.

Me clavó con un poco menos de fuerza, ya que había acabado hacía poco. Puso la punta en la entrada y con más ganas que arte procedió a empujar cuan larga era la extensión de su arma de carne. Yo sólo pude resoplar para expresar mi dolor.

Empecé a moverme yo misma para tratar de controlar la penetración para hacerla menos dolorosa. Mi idea era hacerlo gozar como nunca y que acabara lo antes posible. Moví mi culo sin importarme su integridad, lo único en lo que podía pensar era en que tenía un cañón en la nuca y otro moviéndose en mi ano. Al cabo de unos 15 minutos ya no me importaba tener esa cosa metida dentro, incluso lamentaba el hecho de no poder tocar mi vagina. Fuera de indicar con un quejido ahogado con mi mordaza no podía hacer nada más que hacer “mmph” con distintos grados de fuerza para indicar si me gustaba o dolía.

Con el movimiento de mete y saca mis tetas se movían con fuerza, ese adelante y atrás hacía rozar mis pezones con la felpa de la alfombra, y sumado al sudor me producía una sensación de placer que me estaba descontrolando. De repente los dedos de mi violador se meten en mi vagina, mojándola y separando mis labios para masturbarme sin piedad. Parecía que me hubiese leído la mente, necesitaba con urgencia rozar mi clítoris con algo, ya que el roce mis tetas en la alfombra y ese trozo de carne que me rompía el ano me tenía loca, siempre a punto de correrme pero no lo suficiente para permitírmelo.

Al poco tiempo, por su forma de respirar noté que él quería acabar, eso me descontroló aun más. Ambos tuvimos un orgasmo brutal aunque la sobreestimulación y el alcohol que bebí en la noche me jugaron una mala pasada; me oriné al mismo tiempo que tuve mi tercer orgasmo.
Ahí frente a un completo extraño, sobre la alfombra, como una perra, me oriné producto de que violaran mi culo. Mi atacante se vistió, soltó mi mordaza y me dio una de mis pastillas para dormir, me amarró a la cama y se largó. Una vez que la tensión pasó me puse a llorar hasta quedarme dormida. Sentía entre sueños sonar el teléfono pero no podía hacer nada.

Nadia y Rafa llegaron por la mañana a eso de las 10:00 siendo el novio de mi amiga el que nota algo raro. Ella se quedó en el auto llamando a la policía mientras que Rafa me encuentra atada y desnuda en la cama. Me sacó en brazos hacia afuera mientras que mi amiga me suelta y me abraza llorando. Me saqué las ganas de culear y de que mis amigos me vieran desnuda aunque no como lo esperaba.

Le conté con lujo de detalles a una policía como había sido el ataque; jamás mencioné que me gustó o que pedí ciertas cosas. En cambio, les dije que me había golpeado fuertemente las tetas, que me había penetrado por mi ano y vagina había asfixiado y tuve que luchar por mi vida, añadí que me oriné producto del miedo ya que no pude defenderme.

Tuve que ir al psicólogo luego de eso, pero era porque es lo que se espera después de un hecho así. No estoy traumada para nada, mi reacción fue más que nada porque mi mente no era capaz de procesar todo en ese momento. Debo confesar que fue una de las experiencias más estimulantes de la vida y que hasta el día de hoy me masturbo recordándolo.
 
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