Verano I

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Virgen
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Ene 16, 2012
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Era verano y me invito mi bella novia a la playa a la casa de sus padres.
Llegue al mediodía y ahí conocí a su madre, una bella hembra madura, tostada de ojos verdes y un cuerpo de vedette, con piernas largas, cintura estrecha y unos bellos pechos naturales que no necesitaban silicona. Había sido la bella, joven y nada de tonta secretaria que había dejado que el Sr. Gerente le metiera el animalito, mi novia era el resultado. Era una hembra exquisita, que se mantenía en excelente forma. Ella se había ganado una vida de lujos mientras tuviera contento al animalito.
Yo conocía al suegro, un magnate, grande y fuerte, seguramente tenia sus amantes pero en casa era amo y señor.
Siendo de la misma clase social, bien educado por mi madre, que los conocía, era un buen partido.
Mi madre a su vez era un halcón hembra, nada se le escapaba y me había tenido buenas maestras sexuales entre sus amigas.
Por supuesto, no deje de mirar a la suegra desde que llegue y me porte como un caballero, atento a todos sus requerimientos. En la playa, no pude evitar mirar sus hermosas piernas, sus bellos pechos acentuados con el traje de baño de marca que llevaba. Por supuesto ella se daba cuenta, pero se hacía la ingenua. Así pasaron los días, cada día era más íntimo con la suegra. Tenia mi propia habitación con baño privado pero fuera de la casa, a un costado. La suegra no era tonta.
Un día después de la playa, estaba yo desnudo masturbándome un poco pensando en la suegra antes de entrar en la ducha y tocaron a la puerta. Me cubrí con una toalla y abrí. Era ella. Venía con una salida de playa blanca que la cubría completamente. Me venia a dejar unas toallas, obviamente yo tenía todas las que quería. La deje entrar y cerré la puerta. Tomo la toalla que tenía a la cintura y me la quito, mi pene erecto salio al aire.
Ella se arrodillo, lo tomó con una mano y lo comenzó a acariciar, hasta que no pudo más y se lo metió en la boca comenzado a chupar. Era una experta, se lo metía y suavemente se lo sacaba hasta el glande en su boquita mientras con la mano acariciaba mi huevos. Yo estaba circuncidado. También me levanto el pene con una mano, y le paso la lengua hasta las bolitas. A esa altura yo ya veía estrellitas, hasta que no pude aguantar más y eyacule en su boca. Recibió todo mi semen, se levanto y fue al baño.
Salio, me dio un beso, me dijo “te espero a la noche” y se fue. Tuve una erección de sólo pensarlo. En la noche, esperé hasta muy tarde, salí de mi habitación y me fui por la terraza hasta la pieza principal de la casa que era de los suegros.
Entre por la ventana, que estaba entreabierta, ahí estaba ella, acostada en la cama cubierta sólo con una sabana de seda. La deslizó hacia abajo, mostrando su bello cuerpo, se había preparado, vestía unas medias blancas y un babydoll blanco. Abrió sus piernas esperándome. Ahora le tocaba a ella. Desde la base de la cama, me subí hacia su entrepierna, besando sus piernas enfundadas en las medias, subiendo por sus muslos, llegue hasta sus labias, estaba deliciosamente depilada. Comencé a chuparla mientras le abría las labias con los dedos. Una y otra vez le pase la lengua, incansable buscando sus hoyito. Cada vez se humedecía más, no era la primera vez que lamia a una mujer, tuve buenas maestras desde muy joven, amigas de mi madre a las cuales solo las lamía. Mas tarde cuando mi pene alcanzo un tamaño respetable, ellas me lamían y permitiendo que eyaculara en sus hoyitos hambrientos de semen. Finalmente, echo sus piernas sobre mis hombros, era la señal que yo esperaba, quería que la penetrara, pero todavía faltaba, ahora que estaba húmeda, fui tras su clítoris que sobresalía, lo tome con mis labios y lo comencé a chupar como una guinda, ella protestaba pegándome con sus pies. La di vuelta, la puse de rodillas y la eche hacia adelante, abriéndole las piernas, así coloque mi glande en la entrada de su vagina, la penetre suavemente, estaba muy mojada, pero profundo, luego seguí con mi juego preferido, cinco penetraciones superficiales y una profunda. Sacándolo por completo, dejándolo a la entrada y entrando nuevamente, en esto me ayuda mi glande que es más grande de lo normal, una cualidad de familia según mi madre, al recibir los informes de sus amigas. Seguí bombeando hasta que no pude aguantar más, la sujete por la caderas y busque mi placer hasta eyacular, ella me pedía que no, que siguiera pero me venció el placer egoísta de los hombres. Eyacule ampliamente dentro de ella, pero a ella no le gusto por que no alcanzó el clímax junto conmigo. Fue mi gran error. Salí de ella, que se dirigió al baño. Al regresar me dijo que fuera yo. Cuando yo volví, estaba acostada tapada con la sabana. Me miro y me dijo que me fuera. No le había dado ni un beso en la boca, trate de darle uno, pero me ofreció la mejilla. No me quedo otra que irme.
(continuara).
 
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