-
Veraneos en Familia – Capítulo 09
Mi madre y yo nos levantamos y nos fuimos agarrados mirándonos y sonriendo hasta llegar a casa. Durante la cena nos lanzamos miradas cómplices, incluso diría que lascivas pero escondidas para que el resto no se diera cuenta.
Después de recoger los platos mi hermana se empeñó en ir al pueblo a tomar una copa, yo no quería pero mi madre acabó convenciendome para que la acompañara. Me dio las llaves del coche y un beso en la mejilla.
- Venga hijo, os vendrá bien tomar una copa rodeados de gente. Creo que estáis empezando a llevaros bien y necesitáis hablar más.
Ya no pude negarme y nos vestimos para bajar al pueblo. Ella se puso un vestido corto con un poco de vuelo y yo unos pantalones cortos y una camiseta. Aparqué el coche en un parking que daba acceso a la playa y que a esas horas estaba poco concurrido. El paseo marítimo, donde había algunos bares estaba a unos doscientos metros y nos dirigimos hasta esa zona de luces. Después de dar un paseo por la zona de bares decidimos entrar en el que más gente había, aunque no era mucha. La música estaba alta y nos sentamos en un rincón donde la luz era más tenue y el sonido no era tan fuerte. Pedimos unas copas y una chica de unos treinta años nos las sirvió con una amplia sonrisa. Me miró inquisitivamente.
– Si necesitáis algo más me llamáis! Estaré muy atenta!
Se marchó y mi hermana se puso a reír.
- Joder, acabamos de entrar y ya te han tirado los tejos!
- Que va, tan solo ha sido amable!
- Creo que sí le pides el teléfono no dudará en dártelo!
- Anda, déjalo! Acabe diciendo.
- Ya me he dado cuenta que tienes mucho éxito con las mujeres, sobre todo con las de cierta edad!
- Te he dicho que lo dejes!
- Ahora no hablo de la camarera, hablo de tía Candi!
- Y que tiene ella que ver en esto?
- En esto nada, tan solo he visto como te la follabas! Dijo con sonrisa perversa y continuó.
- A si que ahora ya son las dos, me hablaste de tía Sole pero no me dijiste nada de tía Candi!
- No me lo preguntaste!
- Que cabron que eres! Dijo con enfado.
- Por qué? Han sido ellas las que me lo han pedido. Yo tan solo las he complacido! Dije con algo de irritación
Mi hermana parecía enfadada, aunque yo no entendía cual era el motivo. Tomo un sorbo de su copa y me miró a los ojos.
- Que te pasa? No entiendo por qué te pones así!
- A veces me parece que no has crecido, tan solo tu cuerpo se ha hecho grande!
Cada palabra suya me descolocaba más, di un buen trago a mi copa y me puse a mirar a una pareja que se había puesto a bailar. Al cabo de un rato mi hermana volvió a hablar, pero ahora ya no parecía enfadada.
- Lo siento Pedrito! Creo que me he pasado y tú no tienes la culpa. – puso una mano en mi pierna y acercó su cara más a la mía para bajar el tono de su voz – Se que no lo entiendes, pero estoy enfadada conmigo misma. Creo que me a afectado la ruptura con Luis, y esta tarde cuando he visto como te follabas a la tía Candi, y como disfrutaba, he sentido envidia. En ese momento me hubiera gustado ser ella y sentir lo que ella sentía!
Se acercó más a mi cara y me besó en la mejilla. Fue un beso tierno y cálido que apenas noté pues no paraba de darle vueltas a todo lo que me había dicho. Le pregunté lo primero que se me pasó por la cabeza.
- Y como nos has visto? Creía que estábamos bien resguardados!
- No me apetecía salir a la piscina y me fui al jardín de la entrada. Pensé que allí no iría nadie y podría estar sola. Mientras paseaba entre los arbustos oí murmullos y me asomé escondida tras uno de los matorrales. Tenías a tía Candi contra la pared y vi como la embestías, y pensé que a mí nunca me habían follado así!
Mi hermana puso una mano en mi mejilla y me giró la cabeza hacia ella, no me dio tiempo nada más que a sentir como se posaban sus labios sobre los míos. Noté su lengua penetrar en mi boca y me deje llevar. Puse una mano en su cintura y la atraje hacia mí, nuestros cuerpos se pegaron y el beso se hizo largo y lascivo.
Nunca hubiera pensado que besar a mi hermana me gustara, pero realmente me estaba gustando y no solo eso, realmente estaba disfrutando de ese beso. Cuando separamos los labios nos miramos en la penumbra del rincón donde nos habíamos sentado. El juego de luces del local emitía ráfagas intermitentes que a veces iluminaba nuestras caras y los dos vimos el brillo que desprendían nuestros ojos. Volvimos a juntar los labios y ahora la lascivia envolvió nuestros cuerpos.
Rodee sus hombros con un brazo, y con la otra mano busque sus tetas mientras ella buscó con su mano entre mis piernas hasta encontrar el abultamiento de mi pantalón. Como os he dicho, mi hermana tenía pocas tetas, pero sus pezones eran grandes como eran los del resto de mujeres de la familia. El vestido era bastante fino y parecía que no se había puesto sujetador pues podía sentirlos con mis dedos como si estuvieran al aire.
Sabía que se ponía bastante caliente tocándoselos, ya lo había comprobado en la terraza, y volví a notarlo de nuevo. El roce de mis dedos hizo que su cuerpo se retorciera levemente y noté como su boca me devoraba con ferocidad. Despegó de nuevo sus labios de los míos para decirme – Que caliente me pones, cabron! - A la vez que me apretaba la polla por encima del pantalón. Me sentí alagado e intente hacerle una gracia.
- Me gusta más “cabron” que “Pedrito”!
Soltó una carcajada que quedó atenuada por el ruido de la música. Me soltó para coger su vaso y darle un buen trago sin dejar de sobarme la polla con la otra mano.
- Pues a partir de ahora serás mi cabron! Dijo soltando otra carcajada.
- Te gusta que te toque la polla bajo la mesa?
- No te voy a decir que no, tiene su morbo!
- Pues te la pienso estar sobando hasta que terminemos las copas!
Me vine arriba y le contesté sin cortarme.
- Si haces eso tendré que follarte cuando salgamos!
Pero ella se vino más arriba aún.
- Eso espero, cabron! Pero varias veces! Me replicó con la lujuria dibujada en su cara.
Su respuesta me dejó sin palabras y debí de quedarme con sonrisa de bobo pues volvió al ataque.
- Crees que podrás, cabroncete?
- Que si podré? Te voy a reventar a polvos! Le dije intentando dominar la situación.
Volvió a soltar otra carcajada.
- Esto no son tus fantasías haciéndote una paja! Esto es real y me tendrás que satisfacer!
Y me atornillo otro beso caliente y lascivo.
- A ver si eres capaz! Volvió a retarme apretando de nuevo mi polla a la vez que clavaba sus ojos en los míos como los clava un felino en su presa.
Tuvimos una buena conexión mental porque sin decirnos nada apuramos los vasos y salimos del bar. Era una noche bastante cálida, pero el calor de nuestros cuerpos superaba con creces la temperatura ambiente. Nos fuimos alejando de las luces hasta llegar al coche, donde tan solo el cuarto menguante de luna apenas iluminaba nuestros cuerpos. No se veía a nadie cuando entramos y antes de arrancar nos besamos de nuevo. Cada beso que nos dábamos provocaba un torrente de lujuria recorriendo nuestras mentes, y busque con mis manos el cuerpo de mi hermana a la vez que sus manos buscaban el mío.
Palpé de nuevo sus pequeñas tetas mientras con la otra mano sobaba sus potentes muslos. Los abrió de inmediato al sentir mi mano y avance con ansiedad hasta tocar sus bragas. Me sorprendió que ya estuvieran mojadas pero eso no impidió que buscará bajo ellas. Sentí los carnosos labios genitales mojados, como sus bragas, y esa sensación produjo palpitaciones en mi polla que mi hermana pudo sentir al rodearla con su mano.
- Que dura se te ha puesto, cabroncete!
- Y tú, so guarra! Que ya te has mojado!
Mi frase le produjo otra escandalosa carcajada.
Ya me la había sacado del bañador y la sobaba con la misma ansiedad que sentía yo. Bajó los tirantes de su vestido con la otra mano para ofrecerme sus grandes y duros pezones, que aparecieron erguidos rodeados de una preciosa aureola marrón. En ese momento la miraba a los ojos y pude ver el deseo desbordante que manaba de ellos.
Comencé a chupárselos, primero uno, después el otro, los metía en mi boca y los succionaba con fuerza como si fuera a sacarles leche. Ya me había hecho saber cómo le gustaba que se los chuparan, el día anterior en la terraza, y no dude en demostrarle que había tomado buena nota.
– Siiii! Así, cabroncete. Joder que zorrita me pones!
Afirmó ella al sentir las potentes chupadas. “ Más bien zorrón!” Pensé yo por su estado de ansiedad. Mis dedos ya habían penetrado entre sus labios genitales y los movía con suavidad en el interior de su vagina. Comencé a mordisquearle los pezones y sentí sus gemidos mientras se agarraba a mi cabeza.
– Diosss! Espera! Espera! Vamos al asiento de atrás!
Me dijo sin darme opciones. Con rapidez salimos del coche y volvimos a entrar a la zona trasera. Dejo que me sentara en el centro y tiro de mi bañador hasta sacármelo por los pies, después hizo lo mismo con mi camiseta sacándome por la cabeza. Ella subió su vestido hasta la cintura y se montó encima de mis piernas clavando sus rodillas en el asiento. Noté como mi polla se aplastaba entre sus muslos mientras sujetaba mi cara para besarme de nuevo. Sus besos eran deliciosos, sensuales, lascivos y húmedos, y cada vez me gustaban más. Mientras lo hacía, bajo sus manos buscando mi polla y la colocó entre los labios de su mojado coño, abrió la boca mostrándome la sensación de placer al sentir como se hundía mi capullo entre sus labios, y me miró a los ojos con intensidad mientras flexionaba las rodillas haciendo que mi polla la penetrara. Dio un largo suspiro mientras bajaba hasta que la sintió toda dentro.
- Ufff! Que ganas tenía de sentir tu polla, cabroncete! Me susurró con mirada felina y una mueca lujuriosa.
Comenzó a subir y bajar lentamente sin despegar su mirada de mis ojos, parecía como si buscará la sensación que yo sentía al penetrarla
- Te gusta? Sientes como entra? Me susurró sin dejar de mirarme.
Asentí con la cabeza mientras pensaba en las fantasías que había tenido imaginando follándome a mi hermana, y ninguna encajaba con esa, siempre era yo el que la follaba, pero ahora era ella la que me estaba follando a mí.
Pego sus tetas contra mi cara pidiendo que se las comiera. Volví a chupar sus grandes pezones y al momento aumentó el ritmo. Podía oír el sonido de sus nalgas chocando contra mis muslos y como mi polla penetraba en cada bajada.
– Más fuerte! Chupa más! Muérdemelos! Casi me gritó mientras subía y bajaba.
Yo hacía lo que me pedía llegando a pensar que la haría daño, pero ella no paraba de repetírmelo. Mis succiones se hicieron tan potentes que temí despegar los pezones de sus tetas, y los mordisqueos llegaron a ser duros y voraces. Estaba tan abstraído en lo que le hacía, que cuando me quise dar cuenta estaba empapando mi polla y mis huevos. Fue una corrida copiosa, acompañada de gemidos y jadeos, mientras mi polla seguía tiesa dentro de su vagina. Paró de moverse jadeando sobre mi oreja.
- Diossss! Que guarra me has puesto! Vaya corrida! Ufff!
- Que te he puesto? Pero si lo has hecho tú todo!
- Bueno, me has chupado y mordido los pezones! Algo has hecho! Jajaja!
- Te recuerdo que yo no me he corrido, y mi polla sigue más tiesa que una estaca!
- Tranquilo cabroncete, la noche es larga y esto solo ha hecho que empezar!
- Joder, y voy a conducir con la polla así?
- Te la mantendré así de dura hasta que lleguemos a casa!
- Y por qué no seguimos aquí hasta que me corra?
- No te apetece que te la chupé mientras conduces?
- Pues no sé! Lo mismo nos salimos de la carretera! Y si me corro a mitad de camino?
- No dejaré que eso ocurra!
- Me llamas cabron, pero tú eres más cabrona que yo!
-
Mi hermana parecía estar disfrutando de la situación y nos montamos de nuevo en los asientos delanteros. Me dijo que sólo me pusiera la camiseta y me puse a conducir medio desnudo con la polla al aire, y por supuesto tiesa. Nada más arrancar se inclinó sobre mi regazo y dio unas largas lamidas a mi hinchado capullo que continuaba empapado de su propio flujo. Fue una sensación agradable mientras conducía con lentitud. Levantó la cabeza y me susurró.
- Seguro que te has hecho más de una paja pensando en mi culo!
Ya no era el momento de guardar mis fantasías y le contesté con sinceridad.
- Unas cuantas!
Volvió a inclinarse antes de que terminara la frase y se metió mi capullo en su boca dándole varias succiones.
- Joderrr! Así no voy a llegar! Ya te lo he advertido!
Dejo de chupar y continuó hablando.
- Y como me follabas en tus fantasías?
- Quieres saberlo realmente?
- Por supuesto! Y con detalles!
- Pues… te agarraba por detrás y te sobaba el culo abriéndolo y cerrándolo, y te embestía hasta reventarte el coño!
- Solo el coño?
Su pregunta me hizo pensar si también era capaz de leerme el pensamiento como hacia mi tía Candi.
- No sólo el coño! Después te empalaba el culo abriéndotelo como una sandia, y después te agarraba de la cabeza y te metía la polla hasta el estómago! Le solté en plan bestia.
Mientras le soltaba todas las burradas de salido que hervían en mi mente, ella continuó chupándome la polla con delicadeza, y podría decir que con gran maestría, era capaz de darme un dulce placer sin sentir esas ganas de correrme que tenía siempre.
- Espero que esta noche me hagas todas esas cosas! Me dijo con su mirada felina.
La muy cabrona quería desquiciarme y lo estaba consiguiendo. Mi mente depravada dominaba ya todos mis pensamientos , parecía estar dispuesta a que me la follara como en mis sueños, por el coño, el culo y la boca, era como estar viviendo el cuento de Aladino, y el genio me había concedido los tres deseos. Ella conocía el efecto de sus palabras en mi mente y creo que su pretensión era ponerme más caliente que una estufa de leña.
– Ya no aguanto más! Dije a la vez que me desviaba por un estrecho camino que salía de la carretera.
Conduje unos doscientos metros, entre la espesura de los frondosos árboles y pare el coche. El sonido de los grillos era una perfecta música de fondo, y la luna menguante iluminaba lo suficientemente para ver nuestros propios cuerpos.
- Vamos fuera! Casi rugí lleno de deseo e invadido por la lujuria.
Mi hermana no puso objeciones, más bien parecía desear algo así, un polvo a lo bestia en medio del campo. Sin decir nada se quitó el vestido tirándolo sobre el asiento, se sacó las bragas por los pies y las tiró sobre el vestido. Se puso delante del coche y apoyo las manos sobre el capó, que estaba algo caliente, y se inclinó a la vez que abría las piernas.
- Vamos cabron! Demuéstrame lo salido que estás! Me dijo desafiante.
Me puse tras de ella y oriente mi capullo poniéndolo sobre los carnosos labios que afloraban entre sus muslos. Apreté con suavidad notando la humedad que mantenía su coño. Mi polla penetró lentamente hasta la mitad, y bombee despacio hasta que entro en su totalidad. Me agarré a sus dos anchas caderas y comencé a penetrarla a un ritmo lento pensando en la cantidad de ocasiones que había imaginado esa escena. Miraba su estupendo culo, y como mi polla entraba y salía bajo él. El grillar de los grillos cercanos había enmudecido para oírse el choque de mis huevos contra los muslos de mi hermana. Comenzaron los jadeos pero ella no parecía totalmente conforme.
- No te gustaría darme unos azotes? Me dijo sin volver la cabeza.
Ni contesté! Le solté dos palmadas sobre su precioso culo y casi antes de que el sonido se diluyera me gritó.
- Más fuerte, joder!
Dos chasquidos sonaron ahora algo más.
- Más fuerte! Volvió a gritar mientras todavía vibraba la carne.
Ya no me corté y le solté dos buenas ostias sobre la tersa piel. Ahora ya no gritó, tan solo un suave quejido salió de su boca mientras seguía embistiéndola con fuerza. Sus jadeos aumentaron y mis penetraciones eran profundas y potentes, sentí que estaba cerca de soltarle un buen chorro de leche cuando note como sus piernas temblaban. Comenzó a bufar, como lo hacía una de mis tías, y volvió a empapar mi polla. Apenas unos segundos después, el que rugía era yo empotrándola como un animal salvaje, y soltándole varios chorros de leche caliente.
- Aghhh! Siiii! La quiero toda! Llénamelo, cabron!
Me gritaba mientras sentía cada chorretón de semen que impregnaba su vagina. No paré de embestirla hasta que salió la última gota. Mi cuerpo quedó apoyado sobre el de ella cuando paré. Mi respiración estaba muy agitada y jadeaba cerca de su oreja.
- Ya te has cansado, cabroncete? Te recuerdo que has prometido follarme el culo!
Su voz algo ronca y gutural me sacó de la nube donde me había perdido. Mi polla seguía dura y si ella me retaba, yo estaba dispuesto a reventarle el culo, y la boca si me quedaba fuerzas. Pero tenía que recuperar la respiración. Sentí que le gustaba el sexo duro, aunque nunca lo hubiera imaginado, pero esos azotes que me pidió lo demostraban. Pensé que a lo mejor también le iba la dureza en el lenguaje y mientras me recuperaba decidí soltarle alguna barbaridad.
- Eres una zorra y te voy a abrir el culo para meterte la polla y sacarte la por la boca! Era lo más fuerte que se me ocurrió.
- Venga hermanito! A qué esperas? Crees que con esa polla me lo vas a reventar?
Sus respuestas eran un reto tras otro, creo que me agotaba más su lenguaje que follármela. Saqué mi polla empapada y la dirigí al amarronado agujero de su culo, pero me paró. – Espera! - Dijo incorporándose. Se acercó hasta un fresno que había cerca y arrancó una rama, la despojó de las hojas de la punta dejando un recta y flexible vara de medio metro.
- No sé cómo me lo habrás follado en tus fantasías de salido, pero esto es otra cosa.Se dio un par de varazos sobre la palma de su mano y me sonrió con ojos felinos.
- Necesito que lo calientes y lo pongas jugoso! Enciende las luces del coche!
- Joder, a ver si nos va a ver alguien!
- Quien coño va a haber por aquí a estas horas! Llevamos casi media hora y no he oído ningún coche desde la carretera! Además, me gusta el morbo, joder! Quiero que veas cómo se me pone el culo rojo cuando lo azotes! Y también quiero que me metas la lengua bien dentro hasta que lo pongas jugoso!
Se acercó hasta mi y me besó con un deseo casi incontrolado, cada beso que me daba, calaba más en mi mente haciendo que la lujuria recorriera todo mi cuerpo. Creo que puedo decir que hasta ahora nadie me ha besado como me besa mi hermana, sus besos son capaces de erizar todo el bello de mi cuerpo.
Cuando despegó sus labios metí el brazo por la ventanilla del coche y encendí las luces cortas. Vi su cuerpo desnudo iluminado como si fuéramos a grabar una peli. Me ofreció la vara de fresno y se fue hasta un árbol cercano que quedaba frente a las luces, puso las manos sobre el y se inclinó levemente. Ahora su culo se veía blanco y hermoso y me pareció una idea excelente lo de las luces.
- Vamos cabroncete! Empieza ya el castigo que he sido una chica muy mala!
Me acerqué con la vara en la mano y le di con suavidad.
- Vamos! Eso ha sido una caricia!
Le di el segundo. Zasss! Y el tercero. Zasss!
- Siiii! Más! Masss! Me gritó sin importarle que nadie nos oyera.
Le di varios varazos subiendo la intensidad, y pude notar como se mordía el labio, sus piernas comenzaron a temblar y su culo enrojecía claramente y su voz sonó gutural y profunda.
- Vamos! Quiero esa lengua de perro salido bien dentro!
Solté la vara y me arrodillé entre sus muslos, las luces hacían su culo más blanco y delicioso. Abrí los glúteos con las manos y pasé la lengua a su alrededor. Su piel era suave y deliciosa y no saliva hizo que brillará más. Acerqué la punta de la lengua a su centro y comencé a horadarlo.
- Ufff, no sabea lo que me gusta eso! Vamos, más dentro!
Fui profundizando y sentí como se abría. No había pasado un minuto y el oscuro agujero ya se había abierto con generosidad. Pensé que había llegado el momento. Me incorporé y metí dos de mis dedos para sentir la dilatación. Noté como emitía algún gemido y metí mi otra mano por debajo para pasarla por el coño. Fue delicioso sentir sus labios empapados a la vez que la horadaba el culo.
- Vamos, vamos! No ves como estoy ya!
Me increpó con impaciencia. Mi miembro que seguía erecto y empapado con los flujos de su coño, y lo oriente al centro de su culo. El capullo mojado penetró levemente al empujar con suavidad, el esfínter de abrió más de lo que yo pensaba y al tercer empujó la mitad de mi polla había penetrado. Varios movimientos más y toda mi polla se enterró en su culo. Comencé a bombear mirando como entraba y salía, disfrutando de ese sueño que había tenido infinidad de veces. No podía dejar de mirar, como mi miembro penetraba una y otra vez, como esa deliciosa carne se expandía al enterrar mi polla hasta el fondo, y se volvía a contraer cuando mi polla salía casi por completo. Miraba las curvas que formaban sus caderas y como las líneas se reducían formando una estrecha cintura para volver a expandirse hasta sus hombros, era una figura tremendamente sensual de la que mi mente depravada gozaba cada segundo. Decidí romper el silencio para excitarme con mis propias palabras.
- Como me gusta tu culo, hermanita!
- Pues… ahhh… disfrútalo… ahhh… cabroncete!
- Como deseaba follártelo, diosss!
- Pues dale fuerte! Quiero que me lo llenes de leche!
Parecía tener una frase preparada para responder a cada una de las mías. Aumenté el ritmo sintiendo como fluían las hormonas por todo mi cuerpo, mi mente salida y depravada estaba en lo más alto cuando grité al sentir como mi polla estallaba.
– Toma zorra! Tomaaa! Tomaaa!
- Ahhhg! Cabronnnn!
La leche comenzó a salir y al momento se desbordaba en su culo cayendo hacia su coño donde mantenía dos de sus dedos pajeándose como una loca. Ella volvió a bufar como una res desbocada a la vez que se corría de nuevo. Saqué la polla chorreando y me dejé caer al suelo alfombrado de una espesa hierba. Me quedé apoyando la espalda en el paragolpes del coche. Las luces enfocaban por ambos lados de mi cuerpo y pude ver cómo sus piernas todavía temblaban con fuertes estertores. Tardaron unos segundos los temblores, y cuando cesaron se incorporó dándose la vuelta hacia mí. Su cara parecía desencajada y sonrió de una manera extraña con la boca abierta intentando coger aire. Se sentó a mi lado y beso mi mejilla con suavidad.
- Que bien follas hermanito! No veas lo zorra que me has puesto!
Mi polla todavía daba latidos sin llegar a arrugarse del todo y le ofrecí mis labios para que me besara. Sus besos eran como una inyección de adrenalina para mi mente y volvió a besarme como solo ella sabía. Mi polla reaccionó de nuevo volviendo a enderezarse levemente y decidí responder a sus frases.
- Tu si que me has puesto cerdo y salido!
- Y más que te voy a poner! No sabes cómo me gusta verte tan salido!
No me preguntó si quería, o podía seguir, la decisión la tomó ella unilateralmente.
- Túmbate boca abajo! Me ordenó como lo hace una jefa.
No sabía lo que iba a hacerme, pero estaba seguro de que me iba a gustar. Me tumbé sobre la hierba frente a los focos del coche y sentí como se tumbaba sobre mi. Comenzó a sobar su cuerpo contra el mío cómo si fuera una serpiente, a la vez que lamía mi cuello con su lengua. Lentamente se fue deslizando hacia abajo, sin dejar de lamer el centro de mi espalda, hasta llegar al culo. Lo abrió con sus manos y metió la punta de la lengua haciendo que sintiera una sensación deliciosa. Metió una mano entre mis piernas y comenzó a sobarme los huevos mientras la punta de su lengua no paraba. Poco a poco hizo que levantara mi pelvis hasta ponerme de rodillas y sus lamidas pasaban del culo a los huevos y volvían a subir. Mi polla se puso enorme de nuevo, y la abrazó con sus dedos sin dejar de lamerme. Se fue girando hasta ponerse delante de mí y me hizo ponerme de pies mientras ella se quedaba de rodillas. Dio varias lamidas en mi capullo mirando hacia arriba para ver la expresión de mi cara, debía de disfrutar viendo cómo era capaz de ponerme. Con unos ojos inyectados de lujuria me dijo.
- Quieres follarme la boca?
La sangre se aceleró por mis venas y sentí un fuerte calor. Podía ver cómo se relamía los labios para provocarme más, aunque os puedo asegurar que no era necesario, la depravación de mi mente gobernaba como una dictadura. Acercó sus labios y succiono mi polla como si fuera un helado. Avanzó lentamente por el tronco surcado de venas encrespadas, pero de forma implacable hasta conseguir introducírsela entera. Todo mi cuerpo dio un respingo al sentir mi capullo penetrando en su garganta.
– Ufff, diossss! Que boca de zorra que tienes!
Creo que intentó sonreír con la polla llenando su boca. Puse mis manos en ambos lados de su cara y ella cruzó las suyas detrás de su espalda, me pareció un signo como si me dijera “ Hazme lo que quieras “. Sujetando su cabeza, saque mi polla lentamente y la volví a introducir sintiendo la misma sensación que cuando ella lo hizo. Lo volví a repetir, una vez más diciéndome mentalmente “ Vaya boca más rica que tiene mi hermana! “. Pensaba en las maravillas que sabía hacer con ella, en sus esquistos y sensuales besos, en cómo me había comido el culo, y ahora como me la ofrecía para que se la follara. Aumenté el ritmo sin pensarlo, manteniendo la cabeza sujeta para que no la echara hacia atrás. Estuve follándola un buen rato mientras miraba su cara, ahora parecía sumisa, algo que jamás hubiera pensado de ella. Aguantaba cada embestida, cada penetración que llenaba su garganta sin apenas hacer ningún gesto. Creo que me puse bastante bruto poco antes de correrme, tirando de su nuca con una mano mientras con la otra apretaba sus pezones. Mi polla estalló en su boca y noté como engullía cada chorro de semen que salía, hasta que no pudo tragar más y comenzó a rebosar entre sus labios. No movió su cabeza, no la hecho hacia atrás y dejó que yo decidiera cuando sacarla. La saqué despacio derramando más semen, que comenzó a caer por su barbilla, y volví a caer sentado sobre la hierba. Ella abrió la boca para coger airé y pude ver cierta satisfacción en su cara mientras dejaba caer mi espalda para quedarme totalmente tumbado. Sonia también se tumbó, quedándose de lado junto a mi.
- Dios mío, hermanito, cuantas veces eres capaz de correrte?
- Unas cuantas! Contesté con naturalidad.
- Ufff! Que delicia! Tengo que confesarte algo!
La miré con cara interrogante mezclada con satisfacción. Ella se acopló mejor y me besó la mejilla de forma tierna.
- Mi discusión con Luis fue por el sexo, no era capaz de darme lo que le pedía y por eso rompimos. Lo mismo me ocurrió con mis dos novios anteriores, pero ahora me encuentro que el salido de mi hermano es capaz de darme lo que necesito con creces!
- Ah , sí? Te gusta como follo? Pregunté intentando poner un tono despreocupado.
- No me gusta como follas, me gusta como me follas! No sé si lo has notado pero a la hora de follar soy algo masoquista y ciertamente sumisa, y tú depravación me complementa totalmente.
- Ya he visto que te gusta que te den unos azotes! Sonreí.
- Eso solo ha sido un aperitivo. Creo que te gustarán más los platos fuertes!
Levante la cabeza con cierta sorpresa. “ ¿Pero es que había más? “ Pensé mientras la miraba.
- Bueno, vámonos que es muy tarde. Te irás enterando poco a poco de todo lo que me gusta!
-
Veraneos en Familia – Capítulo 09
Mi madre y yo nos levantamos y nos fuimos agarrados mirándonos y sonriendo hasta llegar a casa. Durante la cena nos lanzamos miradas cómplices, incluso diría que lascivas pero escondidas para que el resto no se diera cuenta.
Después de recoger los platos mi hermana se empeñó en ir al pueblo a tomar una copa, yo no quería pero mi madre acabó convenciendome para que la acompañara. Me dio las llaves del coche y un beso en la mejilla.
- Venga hijo, os vendrá bien tomar una copa rodeados de gente. Creo que estáis empezando a llevaros bien y necesitáis hablar más.
Ya no pude negarme y nos vestimos para bajar al pueblo. Ella se puso un vestido corto con un poco de vuelo y yo unos pantalones cortos y una camiseta. Aparqué el coche en un parking que daba acceso a la playa y que a esas horas estaba poco concurrido. El paseo marítimo, donde había algunos bares estaba a unos doscientos metros y nos dirigimos hasta esa zona de luces. Después de dar un paseo por la zona de bares decidimos entrar en el que más gente había, aunque no era mucha. La música estaba alta y nos sentamos en un rincón donde la luz era más tenue y el sonido no era tan fuerte. Pedimos unas copas y una chica de unos treinta años nos las sirvió con una amplia sonrisa. Me miró inquisitivamente.
– Si necesitáis algo más me llamáis! Estaré muy atenta!
Se marchó y mi hermana se puso a reír.
- Joder, acabamos de entrar y ya te han tirado los tejos!
- Que va, tan solo ha sido amable!
- Creo que sí le pides el teléfono no dudará en dártelo!
- Anda, déjalo! Acabe diciendo.
- Ya me he dado cuenta que tienes mucho éxito con las mujeres, sobre todo con las de cierta edad!
- Te he dicho que lo dejes!
- Ahora no hablo de la camarera, hablo de tía Candi!
- Y que tiene ella que ver en esto?
- En esto nada, tan solo he visto como te la follabas! Dijo con sonrisa perversa y continuó.
- A si que ahora ya son las dos, me hablaste de tía Sole pero no me dijiste nada de tía Candi!
- No me lo preguntaste!
- Que cabron que eres! Dijo con enfado.
- Por qué? Han sido ellas las que me lo han pedido. Yo tan solo las he complacido! Dije con algo de irritación
Mi hermana parecía enfadada, aunque yo no entendía cual era el motivo. Tomo un sorbo de su copa y me miró a los ojos.
- Que te pasa? No entiendo por qué te pones así!
- A veces me parece que no has crecido, tan solo tu cuerpo se ha hecho grande!
Cada palabra suya me descolocaba más, di un buen trago a mi copa y me puse a mirar a una pareja que se había puesto a bailar. Al cabo de un rato mi hermana volvió a hablar, pero ahora ya no parecía enfadada.
- Lo siento Pedrito! Creo que me he pasado y tú no tienes la culpa. – puso una mano en mi pierna y acercó su cara más a la mía para bajar el tono de su voz – Se que no lo entiendes, pero estoy enfadada conmigo misma. Creo que me a afectado la ruptura con Luis, y esta tarde cuando he visto como te follabas a la tía Candi, y como disfrutaba, he sentido envidia. En ese momento me hubiera gustado ser ella y sentir lo que ella sentía!
Se acercó más a mi cara y me besó en la mejilla. Fue un beso tierno y cálido que apenas noté pues no paraba de darle vueltas a todo lo que me había dicho. Le pregunté lo primero que se me pasó por la cabeza.
- Y como nos has visto? Creía que estábamos bien resguardados!
- No me apetecía salir a la piscina y me fui al jardín de la entrada. Pensé que allí no iría nadie y podría estar sola. Mientras paseaba entre los arbustos oí murmullos y me asomé escondida tras uno de los matorrales. Tenías a tía Candi contra la pared y vi como la embestías, y pensé que a mí nunca me habían follado así!
Mi hermana puso una mano en mi mejilla y me giró la cabeza hacia ella, no me dio tiempo nada más que a sentir como se posaban sus labios sobre los míos. Noté su lengua penetrar en mi boca y me deje llevar. Puse una mano en su cintura y la atraje hacia mí, nuestros cuerpos se pegaron y el beso se hizo largo y lascivo.
Nunca hubiera pensado que besar a mi hermana me gustara, pero realmente me estaba gustando y no solo eso, realmente estaba disfrutando de ese beso. Cuando separamos los labios nos miramos en la penumbra del rincón donde nos habíamos sentado. El juego de luces del local emitía ráfagas intermitentes que a veces iluminaba nuestras caras y los dos vimos el brillo que desprendían nuestros ojos. Volvimos a juntar los labios y ahora la lascivia envolvió nuestros cuerpos.
Rodee sus hombros con un brazo, y con la otra mano busque sus tetas mientras ella buscó con su mano entre mis piernas hasta encontrar el abultamiento de mi pantalón. Como os he dicho, mi hermana tenía pocas tetas, pero sus pezones eran grandes como eran los del resto de mujeres de la familia. El vestido era bastante fino y parecía que no se había puesto sujetador pues podía sentirlos con mis dedos como si estuvieran al aire.
Sabía que se ponía bastante caliente tocándoselos, ya lo había comprobado en la terraza, y volví a notarlo de nuevo. El roce de mis dedos hizo que su cuerpo se retorciera levemente y noté como su boca me devoraba con ferocidad. Despegó de nuevo sus labios de los míos para decirme – Que caliente me pones, cabron! - A la vez que me apretaba la polla por encima del pantalón. Me sentí alagado e intente hacerle una gracia.
- Me gusta más “cabron” que “Pedrito”!
Soltó una carcajada que quedó atenuada por el ruido de la música. Me soltó para coger su vaso y darle un buen trago sin dejar de sobarme la polla con la otra mano.
- Pues a partir de ahora serás mi cabron! Dijo soltando otra carcajada.
- Te gusta que te toque la polla bajo la mesa?
- No te voy a decir que no, tiene su morbo!
- Pues te la pienso estar sobando hasta que terminemos las copas!
Me vine arriba y le contesté sin cortarme.
- Si haces eso tendré que follarte cuando salgamos!
Pero ella se vino más arriba aún.
- Eso espero, cabron! Pero varias veces! Me replicó con la lujuria dibujada en su cara.
Su respuesta me dejó sin palabras y debí de quedarme con sonrisa de bobo pues volvió al ataque.
- Crees que podrás, cabroncete?
- Que si podré? Te voy a reventar a polvos! Le dije intentando dominar la situación.
Volvió a soltar otra carcajada.
- Esto no son tus fantasías haciéndote una paja! Esto es real y me tendrás que satisfacer!
Y me atornillo otro beso caliente y lascivo.
- A ver si eres capaz! Volvió a retarme apretando de nuevo mi polla a la vez que clavaba sus ojos en los míos como los clava un felino en su presa.
Tuvimos una buena conexión mental porque sin decirnos nada apuramos los vasos y salimos del bar. Era una noche bastante cálida, pero el calor de nuestros cuerpos superaba con creces la temperatura ambiente. Nos fuimos alejando de las luces hasta llegar al coche, donde tan solo el cuarto menguante de luna apenas iluminaba nuestros cuerpos. No se veía a nadie cuando entramos y antes de arrancar nos besamos de nuevo. Cada beso que nos dábamos provocaba un torrente de lujuria recorriendo nuestras mentes, y busque con mis manos el cuerpo de mi hermana a la vez que sus manos buscaban el mío.
Palpé de nuevo sus pequeñas tetas mientras con la otra mano sobaba sus potentes muslos. Los abrió de inmediato al sentir mi mano y avance con ansiedad hasta tocar sus bragas. Me sorprendió que ya estuvieran mojadas pero eso no impidió que buscará bajo ellas. Sentí los carnosos labios genitales mojados, como sus bragas, y esa sensación produjo palpitaciones en mi polla que mi hermana pudo sentir al rodearla con su mano.
- Que dura se te ha puesto, cabroncete!
- Y tú, so guarra! Que ya te has mojado!
Mi frase le produjo otra escandalosa carcajada.
Ya me la había sacado del bañador y la sobaba con la misma ansiedad que sentía yo. Bajó los tirantes de su vestido con la otra mano para ofrecerme sus grandes y duros pezones, que aparecieron erguidos rodeados de una preciosa aureola marrón. En ese momento la miraba a los ojos y pude ver el deseo desbordante que manaba de ellos.
Comencé a chupárselos, primero uno, después el otro, los metía en mi boca y los succionaba con fuerza como si fuera a sacarles leche. Ya me había hecho saber cómo le gustaba que se los chuparan, el día anterior en la terraza, y no dude en demostrarle que había tomado buena nota.
– Siiii! Así, cabroncete. Joder que zorrita me pones!
Afirmó ella al sentir las potentes chupadas. “ Más bien zorrón!” Pensé yo por su estado de ansiedad. Mis dedos ya habían penetrado entre sus labios genitales y los movía con suavidad en el interior de su vagina. Comencé a mordisquearle los pezones y sentí sus gemidos mientras se agarraba a mi cabeza.
– Diosss! Espera! Espera! Vamos al asiento de atrás!
Me dijo sin darme opciones. Con rapidez salimos del coche y volvimos a entrar a la zona trasera. Dejo que me sentara en el centro y tiro de mi bañador hasta sacármelo por los pies, después hizo lo mismo con mi camiseta sacándome por la cabeza. Ella subió su vestido hasta la cintura y se montó encima de mis piernas clavando sus rodillas en el asiento. Noté como mi polla se aplastaba entre sus muslos mientras sujetaba mi cara para besarme de nuevo. Sus besos eran deliciosos, sensuales, lascivos y húmedos, y cada vez me gustaban más. Mientras lo hacía, bajo sus manos buscando mi polla y la colocó entre los labios de su mojado coño, abrió la boca mostrándome la sensación de placer al sentir como se hundía mi capullo entre sus labios, y me miró a los ojos con intensidad mientras flexionaba las rodillas haciendo que mi polla la penetrara. Dio un largo suspiro mientras bajaba hasta que la sintió toda dentro.
- Ufff! Que ganas tenía de sentir tu polla, cabroncete! Me susurró con mirada felina y una mueca lujuriosa.
Comenzó a subir y bajar lentamente sin despegar su mirada de mis ojos, parecía como si buscará la sensación que yo sentía al penetrarla
- Te gusta? Sientes como entra? Me susurró sin dejar de mirarme.
Asentí con la cabeza mientras pensaba en las fantasías que había tenido imaginando follándome a mi hermana, y ninguna encajaba con esa, siempre era yo el que la follaba, pero ahora era ella la que me estaba follando a mí.
Pego sus tetas contra mi cara pidiendo que se las comiera. Volví a chupar sus grandes pezones y al momento aumentó el ritmo. Podía oír el sonido de sus nalgas chocando contra mis muslos y como mi polla penetraba en cada bajada.
– Más fuerte! Chupa más! Muérdemelos! Casi me gritó mientras subía y bajaba.
Yo hacía lo que me pedía llegando a pensar que la haría daño, pero ella no paraba de repetírmelo. Mis succiones se hicieron tan potentes que temí despegar los pezones de sus tetas, y los mordisqueos llegaron a ser duros y voraces. Estaba tan abstraído en lo que le hacía, que cuando me quise dar cuenta estaba empapando mi polla y mis huevos. Fue una corrida copiosa, acompañada de gemidos y jadeos, mientras mi polla seguía tiesa dentro de su vagina. Paró de moverse jadeando sobre mi oreja.
- Diossss! Que guarra me has puesto! Vaya corrida! Ufff!
- Que te he puesto? Pero si lo has hecho tú todo!
- Bueno, me has chupado y mordido los pezones! Algo has hecho! Jajaja!
- Te recuerdo que yo no me he corrido, y mi polla sigue más tiesa que una estaca!
- Tranquilo cabroncete, la noche es larga y esto solo ha hecho que empezar!
- Joder, y voy a conducir con la polla así?
- Te la mantendré así de dura hasta que lleguemos a casa!
- Y por qué no seguimos aquí hasta que me corra?
- No te apetece que te la chupé mientras conduces?
- Pues no sé! Lo mismo nos salimos de la carretera! Y si me corro a mitad de camino?
- No dejaré que eso ocurra!
- Me llamas cabron, pero tú eres más cabrona que yo!
-
Mi hermana parecía estar disfrutando de la situación y nos montamos de nuevo en los asientos delanteros. Me dijo que sólo me pusiera la camiseta y me puse a conducir medio desnudo con la polla al aire, y por supuesto tiesa. Nada más arrancar se inclinó sobre mi regazo y dio unas largas lamidas a mi hinchado capullo que continuaba empapado de su propio flujo. Fue una sensación agradable mientras conducía con lentitud. Levantó la cabeza y me susurró.
- Seguro que te has hecho más de una paja pensando en mi culo!
Ya no era el momento de guardar mis fantasías y le contesté con sinceridad.
- Unas cuantas!
Volvió a inclinarse antes de que terminara la frase y se metió mi capullo en su boca dándole varias succiones.
- Joderrr! Así no voy a llegar! Ya te lo he advertido!
Dejo de chupar y continuó hablando.
- Y como me follabas en tus fantasías?
- Quieres saberlo realmente?
- Por supuesto! Y con detalles!
- Pues… te agarraba por detrás y te sobaba el culo abriéndolo y cerrándolo, y te embestía hasta reventarte el coño!
- Solo el coño?
Su pregunta me hizo pensar si también era capaz de leerme el pensamiento como hacia mi tía Candi.
- No sólo el coño! Después te empalaba el culo abriéndotelo como una sandia, y después te agarraba de la cabeza y te metía la polla hasta el estómago! Le solté en plan bestia.
Mientras le soltaba todas las burradas de salido que hervían en mi mente, ella continuó chupándome la polla con delicadeza, y podría decir que con gran maestría, era capaz de darme un dulce placer sin sentir esas ganas de correrme que tenía siempre.
- Espero que esta noche me hagas todas esas cosas! Me dijo con su mirada felina.
La muy cabrona quería desquiciarme y lo estaba consiguiendo. Mi mente depravada dominaba ya todos mis pensamientos , parecía estar dispuesta a que me la follara como en mis sueños, por el coño, el culo y la boca, era como estar viviendo el cuento de Aladino, y el genio me había concedido los tres deseos. Ella conocía el efecto de sus palabras en mi mente y creo que su pretensión era ponerme más caliente que una estufa de leña.
– Ya no aguanto más! Dije a la vez que me desviaba por un estrecho camino que salía de la carretera.
Conduje unos doscientos metros, entre la espesura de los frondosos árboles y pare el coche. El sonido de los grillos era una perfecta música de fondo, y la luna menguante iluminaba lo suficientemente para ver nuestros propios cuerpos.
- Vamos fuera! Casi rugí lleno de deseo e invadido por la lujuria.
Mi hermana no puso objeciones, más bien parecía desear algo así, un polvo a lo bestia en medio del campo. Sin decir nada se quitó el vestido tirándolo sobre el asiento, se sacó las bragas por los pies y las tiró sobre el vestido. Se puso delante del coche y apoyo las manos sobre el capó, que estaba algo caliente, y se inclinó a la vez que abría las piernas.
- Vamos cabron! Demuéstrame lo salido que estás! Me dijo desafiante.
Me puse tras de ella y oriente mi capullo poniéndolo sobre los carnosos labios que afloraban entre sus muslos. Apreté con suavidad notando la humedad que mantenía su coño. Mi polla penetró lentamente hasta la mitad, y bombee despacio hasta que entro en su totalidad. Me agarré a sus dos anchas caderas y comencé a penetrarla a un ritmo lento pensando en la cantidad de ocasiones que había imaginado esa escena. Miraba su estupendo culo, y como mi polla entraba y salía bajo él. El grillar de los grillos cercanos había enmudecido para oírse el choque de mis huevos contra los muslos de mi hermana. Comenzaron los jadeos pero ella no parecía totalmente conforme.
- No te gustaría darme unos azotes? Me dijo sin volver la cabeza.
Ni contesté! Le solté dos palmadas sobre su precioso culo y casi antes de que el sonido se diluyera me gritó.
- Más fuerte, joder!
Dos chasquidos sonaron ahora algo más.
- Más fuerte! Volvió a gritar mientras todavía vibraba la carne.
Ya no me corté y le solté dos buenas ostias sobre la tersa piel. Ahora ya no gritó, tan solo un suave quejido salió de su boca mientras seguía embistiéndola con fuerza. Sus jadeos aumentaron y mis penetraciones eran profundas y potentes, sentí que estaba cerca de soltarle un buen chorro de leche cuando note como sus piernas temblaban. Comenzó a bufar, como lo hacía una de mis tías, y volvió a empapar mi polla. Apenas unos segundos después, el que rugía era yo empotrándola como un animal salvaje, y soltándole varios chorros de leche caliente.
- Aghhh! Siiii! La quiero toda! Llénamelo, cabron!
Me gritaba mientras sentía cada chorretón de semen que impregnaba su vagina. No paré de embestirla hasta que salió la última gota. Mi cuerpo quedó apoyado sobre el de ella cuando paré. Mi respiración estaba muy agitada y jadeaba cerca de su oreja.
- Ya te has cansado, cabroncete? Te recuerdo que has prometido follarme el culo!
Su voz algo ronca y gutural me sacó de la nube donde me había perdido. Mi polla seguía dura y si ella me retaba, yo estaba dispuesto a reventarle el culo, y la boca si me quedaba fuerzas. Pero tenía que recuperar la respiración. Sentí que le gustaba el sexo duro, aunque nunca lo hubiera imaginado, pero esos azotes que me pidió lo demostraban. Pensé que a lo mejor también le iba la dureza en el lenguaje y mientras me recuperaba decidí soltarle alguna barbaridad.
- Eres una zorra y te voy a abrir el culo para meterte la polla y sacarte la por la boca! Era lo más fuerte que se me ocurrió.
- Venga hermanito! A qué esperas? Crees que con esa polla me lo vas a reventar?
Sus respuestas eran un reto tras otro, creo que me agotaba más su lenguaje que follármela. Saqué mi polla empapada y la dirigí al amarronado agujero de su culo, pero me paró. – Espera! - Dijo incorporándose. Se acercó hasta un fresno que había cerca y arrancó una rama, la despojó de las hojas de la punta dejando un recta y flexible vara de medio metro.
- No sé cómo me lo habrás follado en tus fantasías de salido, pero esto es otra cosa.Se dio un par de varazos sobre la palma de su mano y me sonrió con ojos felinos.
- Necesito que lo calientes y lo pongas jugoso! Enciende las luces del coche!
- Joder, a ver si nos va a ver alguien!
- Quien coño va a haber por aquí a estas horas! Llevamos casi media hora y no he oído ningún coche desde la carretera! Además, me gusta el morbo, joder! Quiero que veas cómo se me pone el culo rojo cuando lo azotes! Y también quiero que me metas la lengua bien dentro hasta que lo pongas jugoso!
Se acercó hasta mi y me besó con un deseo casi incontrolado, cada beso que me daba, calaba más en mi mente haciendo que la lujuria recorriera todo mi cuerpo. Creo que puedo decir que hasta ahora nadie me ha besado como me besa mi hermana, sus besos son capaces de erizar todo el bello de mi cuerpo.
Cuando despegó sus labios metí el brazo por la ventanilla del coche y encendí las luces cortas. Vi su cuerpo desnudo iluminado como si fuéramos a grabar una peli. Me ofreció la vara de fresno y se fue hasta un árbol cercano que quedaba frente a las luces, puso las manos sobre el y se inclinó levemente. Ahora su culo se veía blanco y hermoso y me pareció una idea excelente lo de las luces.
- Vamos cabroncete! Empieza ya el castigo que he sido una chica muy mala!
Me acerqué con la vara en la mano y le di con suavidad.
- Vamos! Eso ha sido una caricia!
Le di el segundo. Zasss! Y el tercero. Zasss!
- Siiii! Más! Masss! Me gritó sin importarle que nadie nos oyera.
Le di varios varazos subiendo la intensidad, y pude notar como se mordía el labio, sus piernas comenzaron a temblar y su culo enrojecía claramente y su voz sonó gutural y profunda.
- Vamos! Quiero esa lengua de perro salido bien dentro!
Solté la vara y me arrodillé entre sus muslos, las luces hacían su culo más blanco y delicioso. Abrí los glúteos con las manos y pasé la lengua a su alrededor. Su piel era suave y deliciosa y no saliva hizo que brillará más. Acerqué la punta de la lengua a su centro y comencé a horadarlo.
- Ufff, no sabea lo que me gusta eso! Vamos, más dentro!
Fui profundizando y sentí como se abría. No había pasado un minuto y el oscuro agujero ya se había abierto con generosidad. Pensé que había llegado el momento. Me incorporé y metí dos de mis dedos para sentir la dilatación. Noté como emitía algún gemido y metí mi otra mano por debajo para pasarla por el coño. Fue delicioso sentir sus labios empapados a la vez que la horadaba el culo.
- Vamos, vamos! No ves como estoy ya!
Me increpó con impaciencia. Mi miembro que seguía erecto y empapado con los flujos de su coño, y lo oriente al centro de su culo. El capullo mojado penetró levemente al empujar con suavidad, el esfínter de abrió más de lo que yo pensaba y al tercer empujó la mitad de mi polla había penetrado. Varios movimientos más y toda mi polla se enterró en su culo. Comencé a bombear mirando como entraba y salía, disfrutando de ese sueño que había tenido infinidad de veces. No podía dejar de mirar, como mi miembro penetraba una y otra vez, como esa deliciosa carne se expandía al enterrar mi polla hasta el fondo, y se volvía a contraer cuando mi polla salía casi por completo. Miraba las curvas que formaban sus caderas y como las líneas se reducían formando una estrecha cintura para volver a expandirse hasta sus hombros, era una figura tremendamente sensual de la que mi mente depravada gozaba cada segundo. Decidí romper el silencio para excitarme con mis propias palabras.
- Como me gusta tu culo, hermanita!
- Pues… ahhh… disfrútalo… ahhh… cabroncete!
- Como deseaba follártelo, diosss!
- Pues dale fuerte! Quiero que me lo llenes de leche!
Parecía tener una frase preparada para responder a cada una de las mías. Aumenté el ritmo sintiendo como fluían las hormonas por todo mi cuerpo, mi mente salida y depravada estaba en lo más alto cuando grité al sentir como mi polla estallaba.
– Toma zorra! Tomaaa! Tomaaa!
- Ahhhg! Cabronnnn!
La leche comenzó a salir y al momento se desbordaba en su culo cayendo hacia su coño donde mantenía dos de sus dedos pajeándose como una loca. Ella volvió a bufar como una res desbocada a la vez que se corría de nuevo. Saqué la polla chorreando y me dejé caer al suelo alfombrado de una espesa hierba. Me quedé apoyando la espalda en el paragolpes del coche. Las luces enfocaban por ambos lados de mi cuerpo y pude ver cómo sus piernas todavía temblaban con fuertes estertores. Tardaron unos segundos los temblores, y cuando cesaron se incorporó dándose la vuelta hacia mí. Su cara parecía desencajada y sonrió de una manera extraña con la boca abierta intentando coger aire. Se sentó a mi lado y beso mi mejilla con suavidad.
- Que bien follas hermanito! No veas lo zorra que me has puesto!
Mi polla todavía daba latidos sin llegar a arrugarse del todo y le ofrecí mis labios para que me besara. Sus besos eran como una inyección de adrenalina para mi mente y volvió a besarme como solo ella sabía. Mi polla reaccionó de nuevo volviendo a enderezarse levemente y decidí responder a sus frases.
- Tu si que me has puesto cerdo y salido!
- Y más que te voy a poner! No sabes cómo me gusta verte tan salido!
No me preguntó si quería, o podía seguir, la decisión la tomó ella unilateralmente.
- Túmbate boca abajo! Me ordenó como lo hace una jefa.
No sabía lo que iba a hacerme, pero estaba seguro de que me iba a gustar. Me tumbé sobre la hierba frente a los focos del coche y sentí como se tumbaba sobre mi. Comenzó a sobar su cuerpo contra el mío cómo si fuera una serpiente, a la vez que lamía mi cuello con su lengua. Lentamente se fue deslizando hacia abajo, sin dejar de lamer el centro de mi espalda, hasta llegar al culo. Lo abrió con sus manos y metió la punta de la lengua haciendo que sintiera una sensación deliciosa. Metió una mano entre mis piernas y comenzó a sobarme los huevos mientras la punta de su lengua no paraba. Poco a poco hizo que levantara mi pelvis hasta ponerme de rodillas y sus lamidas pasaban del culo a los huevos y volvían a subir. Mi polla se puso enorme de nuevo, y la abrazó con sus dedos sin dejar de lamerme. Se fue girando hasta ponerse delante de mí y me hizo ponerme de pies mientras ella se quedaba de rodillas. Dio varias lamidas en mi capullo mirando hacia arriba para ver la expresión de mi cara, debía de disfrutar viendo cómo era capaz de ponerme. Con unos ojos inyectados de lujuria me dijo.
- Quieres follarme la boca?
La sangre se aceleró por mis venas y sentí un fuerte calor. Podía ver cómo se relamía los labios para provocarme más, aunque os puedo asegurar que no era necesario, la depravación de mi mente gobernaba como una dictadura. Acercó sus labios y succiono mi polla como si fuera un helado. Avanzó lentamente por el tronco surcado de venas encrespadas, pero de forma implacable hasta conseguir introducírsela entera. Todo mi cuerpo dio un respingo al sentir mi capullo penetrando en su garganta.
– Ufff, diossss! Que boca de zorra que tienes!
Creo que intentó sonreír con la polla llenando su boca. Puse mis manos en ambos lados de su cara y ella cruzó las suyas detrás de su espalda, me pareció un signo como si me dijera “ Hazme lo que quieras “. Sujetando su cabeza, saque mi polla lentamente y la volví a introducir sintiendo la misma sensación que cuando ella lo hizo. Lo volví a repetir, una vez más diciéndome mentalmente “ Vaya boca más rica que tiene mi hermana! “. Pensaba en las maravillas que sabía hacer con ella, en sus esquistos y sensuales besos, en cómo me había comido el culo, y ahora como me la ofrecía para que se la follara. Aumenté el ritmo sin pensarlo, manteniendo la cabeza sujeta para que no la echara hacia atrás. Estuve follándola un buen rato mientras miraba su cara, ahora parecía sumisa, algo que jamás hubiera pensado de ella. Aguantaba cada embestida, cada penetración que llenaba su garganta sin apenas hacer ningún gesto. Creo que me puse bastante bruto poco antes de correrme, tirando de su nuca con una mano mientras con la otra apretaba sus pezones. Mi polla estalló en su boca y noté como engullía cada chorro de semen que salía, hasta que no pudo tragar más y comenzó a rebosar entre sus labios. No movió su cabeza, no la hecho hacia atrás y dejó que yo decidiera cuando sacarla. La saqué despacio derramando más semen, que comenzó a caer por su barbilla, y volví a caer sentado sobre la hierba. Ella abrió la boca para coger airé y pude ver cierta satisfacción en su cara mientras dejaba caer mi espalda para quedarme totalmente tumbado. Sonia también se tumbó, quedándose de lado junto a mi.
- Dios mío, hermanito, cuantas veces eres capaz de correrte?
- Unas cuantas! Contesté con naturalidad.
- Ufff! Que delicia! Tengo que confesarte algo!
La miré con cara interrogante mezclada con satisfacción. Ella se acopló mejor y me besó la mejilla de forma tierna.
- Mi discusión con Luis fue por el sexo, no era capaz de darme lo que le pedía y por eso rompimos. Lo mismo me ocurrió con mis dos novios anteriores, pero ahora me encuentro que el salido de mi hermano es capaz de darme lo que necesito con creces!
- Ah , sí? Te gusta como follo? Pregunté intentando poner un tono despreocupado.
- No me gusta como follas, me gusta como me follas! No sé si lo has notado pero a la hora de follar soy algo masoquista y ciertamente sumisa, y tú depravación me complementa totalmente.
- Ya he visto que te gusta que te den unos azotes! Sonreí.
- Eso solo ha sido un aperitivo. Creo que te gustarán más los platos fuertes!
Levante la cabeza con cierta sorpresa. “ ¿Pero es que había más? “ Pensé mientras la miraba.
- Bueno, vámonos que es muy tarde. Te irás enterando poco a poco de todo lo que me gusta!
-