Veraneos en Familia – Capítulos 01 al 04

heranlu

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Veraneos en Familia – Capítulo 01


Todo empezó cuando cumplí dieciocho años y las hormonas corrían por mis venas como el fuego corre por un bosque en verano. Me saqué el permiso de conducir nada más cumplir los años y mi madre, que me adoraba, estaba encantada de dejarme su coche. Me daba vueltas por las manzanas cercanas tan solo por el placer de conducir. Mi herma, Sonia, que es cuatro años mayor que yo, me vacilaba continuamente. “Qué, ya tienes sitio para follar? Ahora solo te falta encontrar una tía que quiera, jajaja!!” “Abre bien la ventana, que seguro que huele a paja! “ Todo cosas así, siempre relacionadas con el sexo porque sabía lo salido que yo estaba en aquella época, no es que me fuera mal con las chicas, pero casi siempre me quedaba insatisfecho y cuando llegaba a casa me mataba a pajas. Tenía la polla casi pelada de pajearme, seis a siete veces diarias, vamos que estaba obsesionado con el sexo. Tía que veía, tía que me follaba en mi imaginación, incluidas mi hermana y mi madre. Mi hermana, Sonia, tenía entonces veintidós años y estaba algo delgaducha para mi gusto, pero tenía un culo que me flipaba. Mi madre, Nati, era otra cosa, a sus cuarenta y cuatro años se mantenía estupenda, culo prieto, tetas firmes de una talla noventa, lo de la talla lo se porque lo vi en alguno de sus bonitos sujetadores. También era guapa, castaña con ojos marrones claros y una media melena que adornaba su cara a la perfección. Lo mejor que tenía era su carácter abierto y una sonrisa dulce y maravillosa. Siempre que podía le daba un cachete a alguna de las dos, con mi hermana acaba en bronca, pero mi madre era más permisiva. De mi padre tengo poco que decir, es comercial y pasaba poco tiempo en casa, es al contrario del resto de trabajos, de cada siete días que tiene la semana tan solo le veíamos dos, uno o a veces ninguno. En verano si solíamos irnos de vacaciones veinte días o incluso un mes. Ese año las vacaciones se fastidiaron, parece ser que mi padre tenía que trabajar. Mi madre nos propuso irnos a casa de mis tías, sus dos hermanas mayores que vivían en la costa. Habían montado un negocio que les iba muy bien y tenían una casa enorme. Recordaba que cuando era pequeño solía ir a menudo cuando me daban las vacaciones en el colegio. A veces me pasaba dos meses con ellas y recuerdo que me trataban muy bien. Al no tener más alternativas, acepté la propuesta de mi madre, nos iríamos al menos un mes con ellas a la playa. Mi hermana solo aceptó ir unos días, después se volvería a casa. Realmente lo que le apetecía es tener la casa para ella sola y estar con su novio con el que ya llevaba un año.

Pues a primeros de julio nos marchamos y mi madre me dejó conducir a pesar de la oposición de mi hermana. Yo estaba encantado, a la playa y con el coche de mi madre a mi disposición, ¡eso iba a ser la leche!. El verano y la playa es una buena conjunción para ligar que era lo único que tenía en mente. Cuando llegamos al pueblo costero donde vivían, vi el pequeño puerto donde se mezclaban barcos de pesca con otros de recreo. A la cabeza me llegaron recuerdos de la infancia cuando mis tías me bajaban a la playa y a veces nos dábamos un paseo en barco. Después de recorrer el paseo marítimo cogimos la carretera que ascendía por la colina y a un par de kilómetros allí estaba la casa donde me lo pasaba tan bien de pequeño. Toqué el claxon y al momento mis dos tías salieron a saludarnos a la vez que abrían la verja del recinto que rodeaba la casa. Me quedé sorprendido, la verdad es que no la recordaba tan grande desde el exterior. Tenía un pequeño jardín a la entrada con un trozo asfaltado para llegar al garaje.

– Pasa, pasa! Mételo en el garaje que hay sitio de sobra.

Gritó mi tía Soledad, Sole para la familia, que era la mayor y por entonces tenía cuarenta y ocho. Mi tía Cándida, aunque la llamábamos Candi, era la medina con cuarenta seis, nos saludaba con las dos manos y una amplia sonrisa. Antes de meter el coche en el garaje que era un cobertizo al lado de la casa, paramos para salir a saludar. Nos abrazamos y nos besamos con entusiasmo, pero mi obsesión por el sexo volvió a alborotar mi mente. Hacía como diez años que no las veía y ahora las miraba con otros ojos. Sole, la mayor, era una mujer muy sensual llena de curvas que disimulaban los dos o tres kilos de más que posiblemente tenía. Sus grandes tetas impactaron contra mi pecho al abrazarme calurosamente.

– Madre mía! Cómo has crecido Pedrito! Estás hecho un hombretón!

Me dijo dándome dos sonoros besos en ambas mejillas. Mi tía Candi era algo más estilizada, sus curvas eran menos pronunciadas y no tenía un culo grande, pero su redondez, con un ligero respingo, lo hacían esquisto. La piernas las tenía muy bien contorneadas y sus muslos parecían duros y tersos. Sus tetas no eran tan grandes como las de su hermana, pero debía de tener una talla noventa, como mi madre. También recibí esa sensación deliciosa cuando sus tetas se pegaron a mi pecho en un intenso abrazo. Me acarició las mejillas dándome un par de pellizcos a la vez que me miraba con sus ojos verdes y una sonrisa encantadora. Su pelo era más largo que el de su hermana, y aunque lo tenía claro se había teñido de un color rojizo.

– Pues si que has crecido! Pero si casi me sacas la cabeza!

Me dijo con entusiasmo. Sacamos las maletas y volví al coche para meterlo en el garaje. Sole me daba indicaciones para no dar con el paragolpes contra la pared, al lado quedaba el de ella, un todo terreno precioso. Cerró el portón del garaje y accedimos al salón por una puerta lateral. Un salón enorme donde había tres sofás en el centro alrededor de una mesa baja cuadrada, dos sillones en un lateral frente a la chimenea, que no creo que usarán mucho, y en el otro lateral una mesa alta rectangular rodeada por ocho sillas. Al lado había un pasillo que comunicaba con una amplia cocina, un aseo y un cuarto trastero y en la misma pared, al otro lado salían las escaleras que daban al primer piso, donde estaban las habitaciones. También había otra puerta en la misma pared que la del garaje que no supe a donde daba. Subimos y nos mostraron las ocho habitaciones que tenía la casa, no habría problemas, tendríamos una para cada uno. Las escaleras continuaban hasta una buhardilla que ocupaba la mitad de la casa, con una puerta que daba acceso a una terraza que cubría la otra mitad. Vamos una casa de ensueño comparada con el piso donde vivíamos.

Eran las doce del medio día y el sol apretaba con fuerza.

– Venga, cambiaros y daros un baño en la piscina antes de comer. Así estaréis fresquitos!

Nos dijo Sole. Le hicimos caso y después de ocupar las habitaciones que nos habían asignado nos pusimos los bañadores y bajamos al salón, que era por donde se salía al jardín trasero, aunque también se podía salir por la cocina. Recordé mis tiempos de niño donde casi me perdía jugando entre los arbustos y árboles de ese inmenso jardín, bueno, inmenso para un niño de diez años, aunque en ese momento con diez y ocho también te podías perder de la vista de los demás. La piscina tenía forma de ocho, de unos doce metros de larga y seis en las zonas más anchas. Estaba a unos cinco metros de las escaleras que bajaban del salón y a la izquierda había una especie de perchero con toallas. Donde acababa la piscina comenzaban los arbustos y algunos árboles frutales que ocupaban unos cincuenta metros de largo por veinte de ancho. También había varias hamacas alrededor de la piscina sobre un césped bien cuidado y una mesa redonda con varias sillas.

Cuando baje los escalones del salón, ya estaba mi hermana bañándose y mi madre hablaba con mis tías, sus hermanas. Mis hormonas que llevaban tranquilas varias horas volvieron a fluir a gran velocidad. Las tres se habían puesto bikini y dejaban ver sus cuerpos casi desnudos. Mi madre había sido la más recatada, su bikini, verde con rayas negras, no llegaba a ser un tanga, pero resaltaba su carne todavía algo blanca a la espera de ser bronceada por los rayos del sol. Mis tías sin embargo, no eran nada recatadas, los tangas que llevaban eran espectaculares y dibujaban perfectamente sus culos casi desnnudos. A Candi, la parte de arriba le recogía bien sus bonitas tetas, pero a Sole parecía que se le iban a salir en cualquier momento. Lo primero que pensó mi mente perturbada fue en comer esas grandes tetas y decidí meterme en el agua antes de que se me pusiera la polla dura con pensamientos delirantes.

– Como ha crecido Pedrito! Vaya altura que ha cogido! Cuantos años tiene ya?

Oí que le decían a mi madre cuando pasé a su lado para entrar en el agua. Una vez dentro ya no me preocupó mirarlas, mi miembro estaba protegido bajo el agua fresca. Sole, la más voluptuosa, tenía la piel más morena y con el sol que ya había cogido casi podía pasar por mulata. Candi tenía la piel más blanca, parecida a la de mi madre, pero el sol la había dado un tono muy atractivo. Con su pelo rojo y viéndola de espaldas, se le podían echar diez años menos. Aunque para mí, la más estupenda era mi madre, la veía preciosa con su bikini verde con rayas negras, sus tetas y su culo tenían las medidas perfectas para mí gusto, y sus muslos, ufff, sus muslos me volvían loco. Con diez y ocho años y mi mente pervertida ya me había hecho unas cuantas pajas pensando en ella. Lo que si debía de ser genético eran los pezones, a las tres se las marcaban de una manera ostentosa, incluso mi hermana, que nos tenía muchas tetas, tenía los mismos pezones. Después de esa mirada ya tenía claro que iba a caer una paja antes de comer.

Al cabo de unos minutos las tres entraron en el agua bajando por los escalones que había en la zona más cercana a la casa. Candi y mi madre se sentaron en los escalones con la mitad del cuerpo sumergido en el agua y Sole se lanzo a nadar hacia donde yo estaba.

– Que buena esta el agua, verdad!

Me dijo al llegar cerca de mi. La piscina no cubría, por lo menos a mí. La zona más profunda estaba en el centro y me llegaba al cuello. En el lado opuesto a las escaleras me llegaba por encima de la cintura y me había apoyado en el borde con los brazos abiertos.

– Si tía, está estupenda!

Le contesté. Se puso de pies y sus grandes tetas, apenas tapadas, flotaron como dos pelotas de playa. Su carne morena y tersa brillaba con los rayos de sol cayendo en vertical y mis ojos se clavaron en esa carne deliciosa sin poder evitarlo.

– Que guapo y que fuerte te has puesto! Me dijo tocándome el pecho que quedaba fuera del agua. Las pocas veces que había ido al gimnasio habían hecho su efecto y realmente se me marcaban unos buenos pectorales.

– Gracias tía! Tu también estás muy bien! Le contesté devolviéndola el cumplido.

– Llevábamos mucho tiempo sin verte, con lo que venías de pequeño y ahora nada! Deberías venir de vez en cuando a vernos!

Se había dado cuenta de cómo miraba sus tetas, pero más que molestarse, hizo un ademán de colocarlas con sus manos subiéndolas a la vez que las juntaba. Mire de reojo para ver qué hacían mi madre y Candi, y vi que charlaban animadamente sentadas en los escalones de la entrada. Mi hermana ya se había salido para tumbarse al sol.

– Llevas razón tía. Ahora que ya tengo el permiso de conducir podré venir mas a menudo!

– Y que tal, ya tienes novia?

Preguntó volviendo a colocarse las tetas. Esos movimientos me estaban poniendo frenético.

– Que va, soy muy joven, pero tengo amigas!

Sole se pegó más a mi hasta rozarme con sus grandes tetas.

– Amigas cariñosas?

Me dijo con una sonrisa excesivamente pícara. Cuando note esas tetas pegándose a un lateral de mi torso sentí un latigazo de hormonas que provocaron que mi polla diera un respingo. No podía quitar la vista de las tetas y tartamudee un poco al contestar.

– Bueno, algunas… más que otras! Pude balbucear.

– Pues si yo fuera una de esas chicas, no dudaría en ser cariñosa contigo, jajaja!

Y se giró haciendo que su hermoso culo rozará mi cuerpo. Mi polla dio otro respingo y sentí como se enderezaba abultando mi bañador, parecía que ni el agua fresca era capaz de frenarla. Y mi tía? Que me había dicho? Cuando fui capaz de despejar la mente de la nube de hormonas que la ocupaba, pude analizar la frase, más o menos era que si fuera una de las chicas no dudaría en follarme. Joder!! Si llega a saber que yo me la follaría sin importarme su edad ni los lazos familiares! Mi mente de diez y ocho años saltó sin pensar.

– Pues tú estás estupenda, tía! Tampoco lo dudaría yo si te viera por la calle.

– Jajaja! Que salao que eres, Pedrito!

Mis ojos parecían tener un imán y sin yo quererlo volvían a clavarse en sus tetas.

– Anda, vamos a jugar un poco. Me tumbo de espaldas y tú me coges con las manos y me das vueltas!

Me dijo tirando de mi mano. Cuando llegamos al centro de uno de los círculos que formaban el ocho de la piscina se tumbó haciendo el muerto y puse mis manos en su espalda y comencé a girar sobre mi propio cuerpo. Sus tetas ahora afloraban como dos redondas montañas emergiendo de las profundidades. La línea de su cintura se cerraba y se volvía a abrir haciendo sus caderas redondas y sensuales. Podía ver el pequeño triángulo amarillo que tapaba el centro de sus muslos y me dio la impresión que había algo de bello púbico bajo el. Yo había estado con varias chicas y todas iban depiladas, nunca había visto un coño cubierto por una mata de pelo. Mi polla se acabó estirando por completo ante esa imagen.

– Ummm, como me gusta! Sujétame bien! No dejes que me hunda!

Me dijo mirándome con ojos pícaros. Mi mente podía estar calenturienta y depravada pero la sensación era que mi tía me estaba provocando para que la tocara más. Bueno, que podía pasar si la ponía la mano en el culo, como mucho que me la quitara. No lo pensé más, baje una de las manos y la puse en el centro de su hermoso culo.

– Ummm, ahora mejor, así no se me hunden las piernas!

“ Joder!! Que le ha gustado que le toque el culo!! “ Pensé con las hormonas en plena ebullición. “ Bueno, pues habrá que hacer algo más, a ver qué pasa.” Estaba tan salido que ni me importaba que mi madre estuviera a unos metros, además, estábamos jugando, me dije a mi mismo como una tonta escusa. Moví la mano para sobarla el culo a la vez que se lo apretaba levemente.

– Ummm, que bien se está flotando en el agua!

Eso era una frase de asentimiento a mis toqueteos. “ Joder, que pena que estén mi madre y mi tía tan cerca, que si no, la iba a dar un sorbo de pelotas!! “ Pensé en un estado de salidismo puro. Después de un par de minutos sobándole el culo bajo el agua me dijo.

– Ahora boca abajo, como si fuera un barco!

“ Un barco! Menuda mierda de escusa! Lo que quiere es que le toque las tetas! “ Pensé mientras se daba la vuelta. “ Seguro que supone que estoy deseando sobárselas, lo que no sé si sabe es que se las comería con mucho apetito!”.

Cuando se dio la vuelta una de mis manos quedó directamente bajo sus tetas y la otra en su vientre muy cerca de su zona púbica. Esos contactos provocaban que mi calenturienta mente actuará sobre mi polla haciendo que se pusiera más dura, no sé que pasaría cuando tuviera que salir del agua. Sole movía sus brazos como si nadará a braza y eso hacia que sus tetas bailarán sobre mi mano.

– Ummm, que bien me llevas! No dejes que se hundan mis piernas!

Me dijo volviéndome a mirar con ojos pícaros. Para mi estaba claro que quería que pusiera la mano en su coño. “ Si le estoy tocando las tetas y le gusta, por qué no le voy a tocar el coño!” Pensé con mi mente simple de adolescente. Fui bajando mi mano despacio esperando su reacción, pero ella no decía nada, seguía dando brazadas. La palma de mi mano tocó su muslo y mis dedos llegaron al triángulo del tanga. Noté la mata de pelo bajo la tela y también sus gordos labios genitales.

– Así, así! Ahora has sujetado bien el barco!

Dijo girando la cabeza y guiñándole un ojo. Empecé a ponerme nervioso, mi polla no paraba de intentar reventar el bañador mientras yo le frotaba el coño con mis dedos por encima de la tela. Con la otra mano sobaba y apretaba sus tetas, era una situación desesperante. Mi polla parecía estallar y no me podía follar a mi tía allí mismo, ni siquiera podía hacerme una paja.

– Que bien te lo estás pasando eh, Sole! Le dijo Candi sentada en las escaleras con medio cuerpo dentro del agua

– Mira, soy un barco! Buuuuuu! La contestó Sole mientras yo seguía dándole vueltas.

Mi madre y Candi rieron al oírla hacer ese ruido intentando imitar la sirena de un barco.

– Nosotras vamos a preparar la comida. Volvió a gritar Candi.

– Vale, ahora voy. Quiero enseñarle a Pedrito donde jugaba de pequeño!

– De acuerdo, no tengáis prisa. Todavía es pronto!

Dicho esto, mi madre y Candi se fueron y desaparecieron por las escaleras del salón. Mi hermana seguía tumbada boca abajo con los cascos puestos y la música a tope.

– Ven, te enseñaré donde te escondidas cuando eras pequeño!

Me dijo Sole agarrándose a las escaleras de aluminio para salir del agua. En ese momento vi perfectamente su cuerpo, realmente no estada nada mal, como he dicho, algún quilo de más pero muy bien repartidos por sus extensas curvas. Mire hacia atrás antes de salir para ver si mi hermana nos miraba, pero seguía con la cara contra la toalla. Cuando salí del agua mi polla había bajado un poco, pero todavía se notaba algo de abultamiento. Sole lo miro de reojo pero no dijo nada, tan solo tiro de mi mano para que la siguiera. A los veinte metros ya no se veía la piscina, los arbustos tapaban la visión. Seguimos serpenteando entre arbustos, árboles y plantas hasta llegar al final donde había una pequeña caseta de extensa

– Te acuerdas? Me pregunto al llegar a ella.

– Si, si!

– Ven vamos a entrar ya verás qué bien está por dentro!

Era una caseta de unos seis metros de larga por tres de ancha. Había una mesa de madera con un par de sillas, también había un colchón viejo en un rincón y un montón de trastos para el cuidado del jardín. Una pequeña ventana con una malla para que no entraran insectos daba luz a la estancia . Cerró la puerta quedando partes de la estancia en penumbra. También había una bombilla pero no la encendió. Me llevó hasta donde estaba la mesa, que era más o menos por el centro y sin más preámbulos se bajó el pequeño sujetador del bikini y las dos grandes tetas saltaron sobre la tela.

– He pensado que aquí podrías tocarlas con más tranquilidad!

Me dijo con una sonrisa dulce pero en sus palabras se masticaba la lascivia. Mis ojos se abrieron como platos y relamí mis labios con mi propia lengua. No tuve que decir nada, en mi cara pudo ver el deseo y lo salido que estaba. Mi polla se enderezó de nuevo y me acerque con las manos levantadas, las puse sobre sus dos hermosas tetas y comencé a sobarlas a la vez que las miraba clavando mis ojos como arpones.

– Te gustan guapo? Asentí sin despegar mis ojos de ellas.

– Anda, cómetelas ya verás qué ricas que están!

Noté como sus manos comenzaban a palmar mi miembro por encima del bañador y lance mis labios contra uno de los grandes pezones. Sentí esa abundante carne en mi boca y comencé a devorarla haciendo una demostración de lo salido que estaba. Mi boca pasaba de un pezón a otro chupando como si fuera a sacarles leche mientras aplastaba y juntaba sus dos tetas con mis manos.

– Ummm, como me gusta, cielo! Me susurraba al sentir las potentes succiones.

– Que dura está! Me dijo con una voz dulce, como si tuviera todavía los diez años de cuando me vio por última vez. Sus manos agarraron mi miembro sacándolo del bañador y percibí cierta ansia en su manoseo. Baje una de mis manos hasta sus muslos y pase los dedos por el centro, ahora pude sentir mejor esa mata de pelo y los abultados labios. Su cuerpo dio un estertor al sentir el roce. – Ufffff, que calentita estoy!

Dijo con la misma voz cálida y dulce. Mis dedos se colaron entre la tela y toque el bello púbico que cubría los gruesos labios. Fue una sensación agradable a la vez que excitante. Uno de mis dedos se introdujo abriendo los gruesos labios.

– Ufff! Ufff! Junto los labios y comenzó a emitir sonidos soplando y sorbiendo.

Al momento noté como se mojaba mi dedo. Ya no podía esperar más, mi polla estaba a punto de reventar, las venas se habían hinchado y el capullo comenzaba a ponerse morado. Fui a hacer intención de metérsela y me paró.

– Espera, espera!

Se bajó el tanga y lo sacó por los pies, después se sentó sobre la mesa con la mitad del culo fuera y la piernas abiertas, ahora la visión me pareció maravillosa, se veía esa mata de pelo recortada en forma de triángulo entre sus anchos muslos, algo que me pareció muy erótico. Su cintura se cerraba para dar paso a las dos redondas tetas con los gruesos pezones rodeados de una gran aureola marrón. Fue una visión fugaz pues de inmediato me lancé con la polla en mi mano y mi hinchado capullo atravesó el bello abriendo los abultados labios. Noté la presión de su vagina abrazando mi polla, no sabía si es que era estrecha o que ella misma ejercía esa presión.

– Despacio, despacio! Quiero sentir como entra!

Me dijo con su dulce voz a la vez que acariciaba mi cabeza. Comencé a realizar movimientos cortos apretando más en cada uno de ellos y en pocos segundos mi polla había entrado entera.

– Ahhh! Ahhh! Ahora abrió la boca y comenzó a emitir sonidos largos y vibrantes que parecían proceder de lo más profundo de su garganta

Su cuerpo también empezó a temblar y noté como se me empapaba el miembro. Me lancé de nuevo sobre sus tetas y las devore como un león hambriento. Chupaba y mordía los gordos pezones mientras le agarraba los muslos con mis manos y embestía con más fuerza.

– Ahhh! Ahhh! Comenzó a apretar mi cabeza contra sus tetas y a emitir sonidos con la boca muy abierta, como si le faltará el aire. Creo que se corría de forma continua pues su flujo se salía por todos lados mojando ampliamente mis huevos y sus muslos. Mi polla estalló soltando varios chorros de leche. Mis corridas también eran abundantes y acabamos los dos empapados. No sé si habíamos durado tres o cuatro minutos, pero mi tía se había corrido como para llenar una palangana. Tuve que quitarle las manos de mi cabeza pues parecía que no quería soltarla. Después de que su respiración se relajara, se bajó de la mesa y abrió un cajón que había bajo ella, sacó un paño que parecía de cocina y lo paso entre sus muslos varias veces, Joder, hasta eso me ponía cachondo!

– Ufff, pues si que me he mojado!

Su voz seguía siendo dulce. Miró mi polla, que ya se había arrugado un poco, y me dijo.

– A esta ricura la limpiare de otra manera!

Su trato era casi enternecedor. Se agachó y comenzó a darle unas chupadas que casi me la endereza de nuevo. Cuando la sacó de su boca estaba limpia y brillante. Pensé en lo delicioso que sería una buena mamada con sus sensuales labios soltando mi semen en su boca. “ Se lo tragaría? “ pensé con mi perturbada mente. Creo que si hubiéramos tenido tiempo, se lo hubiera pedido. Se volvió a poner el tanga adornando de nuevo sus voluptuosas caderas.

– Espero que esto sea un secretillo entre nosotros!

Dijo mirándome con cara de pícara. Yo seguía sin palabras y tan solo asentí con la cabeza.

- Vamos, vamos! Que nos van a echar de menos! Dijo dándome una palmada en el culo y con la felicidad dibujada en su rostro.



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heranlu

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Veraneos en Familia – Capítulo 02


Mi hermana y mi madre decidieron subirse a la terraza para tumbarse al sol. A mi me ofrecieron una copa mis tías mientras ellas recogían los cacharros. Me senté en uno de los sofás con medio vaso de whisky. Al cabo de un momento pensé en echarle más hielo y me fui hacia la cocina, entre por el pasillo y al llegar a la puerta, que estaba entreabierta, oí que Sole decía

– Ufff, ha sido genial! No veas que polla más dura que tiene el muchacho! “ Joder! Que se lo estaba contando a su hermana! Seguro que antes de la cena ya lo sabría mi madre! “. Me volví al sofá y espere nervioso hasta que salieran. Por fin salió Candi, llevaba una bata de flores de una tela semitransparente y se podía distinguir el bikini negro que llevaba debajo.

– Quieres algo más, Pedrito?

– No tía, así está bien!

Salió Sole al momento y dijo.

– Bueno, yo me voy a tumbar un rato!

Y se subió escaleras arriba. “Joder, ahora estaba hablado con Candi que seguro que ya sabría todo. A ver que la digo si me insinúa algo! “ Pensaba yo mientras se acercaba ella con otro vaso de whisky.

– Ven guapo! Te voy a enseñar el mejor sitio de la casa para tomarse una copa!

La voz de Candi no era tan dulce, pero si más sensual. “ Ahora donde querrá llevarme? Seguro que tiene una sala de interrogatorios! “Pensaba mi mente peliculera. Mi cabeza no paraba mientras me levantaba y la seguía. Bajamos por las escaleras hasta la bodega y la luz entraba por un ventanal protegido por un grueso cristal. La verdad es que era espectacular, estaba cavada en la propia colina y se podían ver las piedras que sobresalían de forma irregular, algo que para mí gusto la hacía mas atractiva. Se podía ver el mar a través del ventanal sentado en el sofá que había frente a él y eso es lo que me ofreció mientras cerraba la gruesa puerta de madera.

– Ven, vamos a sentarnos aquí ya verás que vista más bonita!

Miré al resto de la cueva y vi los adornos medievales colgados por las paredes, un par de espadas, varios escudos, tres o cuatro látigos con terminaciones de cuero, un par de hachas. También había una tinaja, supongo que solo para adornar, y una cama en el otro rincón donde seguro que se hecharian alguna siesta. Me senté en el sofá situado a unos dos metros del ventanal y observé el brillo de las crestas de las olas que producía el sol al incidir sobre ellas.

– Te gustan las vistas? Me dijo mi tía tras el sofá acariciándome el pelo.

– Es precioso tía! Tenéis una casa estupenda!

Se fue hacia el ventanal y se puso pegada a él mirando al horizonte, ahora podía ver su silueta perfectamente contorneada por la luz del sol. “ Joder, como está de buena! “. Pensé volviendo de nuevo a mis pensamientos depravados. Tenía una cintura estrecha y se abría al llegar a las caderas para marcar unos muslos deliciosos que bajaban escondidos bajo la tela para aparecer desnudos y brillantes. Llevaba unas sandalias con tacón que hacían sus piernas más estilizadas.

– Ya me ha dicho Sole que te ha gustado ver dónde jugabas de pequeño.

“ Joder, ya iba a empezar el interrogatorio! A ver qué le digo! “.

- Pues sí, la verdad es que recordaba la caseta!

Sin darme cuenta se había abierto la bata y cuando se dio la vuelta pude ver su cuerpo semidesnudo, las tetas, tan solo tapadas por el bikini y el pequeño tanga que cubría el centro de sus muslos. Noté como la polla hacia un intento de enderezarse.

– Lo habéis pasado bien recordando aquellos años?

Me dijo con su voz sensual y una sonrisa que no sabría definir, pero la pregunta estaba clara, Sole le había comentado que habíamos estado follando y ahora quería oírlo de mi boca. Pensé con rapidez para darle una respuesta sutil que no aclarara nada.

– Pues si, ha sido genial la experiencia! Ella me miraba con sus ojos verdes algo felinos pensando la próxima pregunta. Yo no le había constatado que me había follado a Sole aunque tampoco lo había negado con mi respuesta. Se puso una mano en la cadera retirando más la bata para que pudiera ver mejor la tira del tanga rodeando su muslo.

– Te gustaría recordarlo conmigo?

“ Diossss, me está diciendo que me la folle claramente! “ Pensé con la obstinación de la lujuria azotando mi mente. Mi miembro había reaccionado en el acto y noté como el bañador comenzaba a abultarse, algo que produjo un calor sofocante en mis mejillas que parecían arderme. No pensé demasiado, tan solo utilicé sus propias palabras para responder.

– Claro, me encantará recordarlo contigo, tía!

Ella seguía frente a la ventana y con movimientos sensuales acompañados de su sonrisa felina se quitó la bata de forma bastante sexi. Me parecía estar viendo una peli, recostado en el sofá con el vaso en una mano y el otro extendido sobre el respaldo. Mi miembro ya había reaccionado y el bañador parecía una tienda de campaña. Su silueta quedó desnuda, tan solo con el pequeño bikini cubriendo su estupendo cuerpo. Se acercó inclinándose sobre mi cara, me cogió las mejillas con las dos manos y me plantó un suave beso sobre los labios. Sentí el sabor dulce y excitante de los suyos a la vez que se me nublaba la mente. Separó su boca para ver mi cara con la misma sonrisa que lo había hecho unos segundos antes y volvió a repetir el beso, pero ahora su lengua penetró en mi boca y sentí como ese trozo de carne húmedo se retorcía en el interior. Mi polla palpitaba como el corazón de una gacela perseguida por un depredador. Separó sus labios y me ofreció de nuevo su sonrisa felina a escasa distancia. – Ummm, que rico eres Pedrito! Me dijo para después mirar a la tienda de campaña que se había formado en mi regazo.

– Vaya, parece que alguien está llamando a la puerta! Vamos a abrirla a ver qué quiere!

Y tiro del bañador haciendo que mi polla saltará fuera de la tela como si la hubiera impulsado un resorte, estaba tan tiesa que parecía querer desprenderse de mi cuerpo.

– Anda! Pero si es tu amigo el grandote! Dijo a la vez que lo abrazaba con su pequeña y delicada mano. Volvía a tener el capullo rojo, y las venas marcadas por el gran flujo de sangre que corría por ellas.

– Hablaré con el a ver qué tiene que decirme! Susurró mirándome a los ojos y de inmediato se arrodilló entre mis piernas abiertas y comenzó a lamer el glande. Unas gotas salieron de su punta prediciendo lo que podría pasar. Las lamió con deleite y abrió sus labios pintados de un rojo intenso y con una suavidad extrema se lo introdujo en la boca. Mi mente calenturienta se nublo más, cerré los ojos e imaginé cogerle la cabeza y follarle la boca como un poseso, pero no lo hice, no era una chica que acabará de conocer, ¡¡era mi tía, joder!! Noté como chupaba, como succionaba con delicadeza haciendo que penetrara media polla en su boca. Yo mantenía el vaso en una mano y no sabía qué hacer con la otra. Su sutileza chupando era virtuosa, hacia que disfrutara sin sentir esas ganas de correrme que tenía siempre. Dejó de chupar después de un largo minuto.

– Que rico está tu amigo! Ahora te presentaré yo a alguien!

Dijo poniéndose de pies con los muslos algo abiertos frente a mi cara. Su pequeño tanga negro me excitaba sobremanera y lo tenía a escasos centímetros de mi boca. Me entraron ganas de arrancárselo con los dientes pero no lo hice, mis pensamientos eran brutales pero no era capaz de convertirlos en actos. Cogí la fina tira de tela que rodeaba sus caderas y tire de ella hacia abajo lentamente hasta descubrir unos abultados labios genitales, esto también debía de ser genético pues Sole los tenía igual. Acerqué mi boca y saqué la lengua para dar una lamida de abajo a arriba. Sentí una pequeña vibración en su cuerpo y puse las manos sobre sus redondos glúteos apretándolos con fuerza, comencé a lamer entre los gruesos labios como un perro sediento y la vibración aumento en su cuerpo. Sentí posar sus manos en mi cabeza cuando encontré su clítoris, estaba duro y abultado y jugué con él bombardeándole con la punta de mi lengua. Después lo succione y sentí como el sabor de un flujo intenso llenaba mi boca, se estaba corriendo y yo comiéndome toda esa corrida, ufff, eso sí que me ponía cachondo. Ahora su cuerpo dio varios estertores acompañados con sonidos guturales que intentaba ahogar. Despegue mi boca de su rico coño y ella soltó mi pelo al que se había aferrado con fuerza.

- Ufff, veo que no hay que enseñarte nada! Dijo todavía jadeante.

Se dio la vuelta y se inclinó apoyándose en el borde de la ventana mostrándome su bonito culo redondo y algo respingón con el tanga bajado hasta mitad de sus muslos. Los labios genitales sobresalían bajo esos contorneados muslos y una pequeña aureola marrón adornaba el agujero de su culo cerrado. “ Diosss, como se lo iba a abrir si me dejara! “ Pensé con delirio mientras acariciaba los redondos glúteos. Ella no decía nada, tan solo esperaba pacientemente que yo decidiera, aunque era fácil de suponer sabiendo que tenia diez y ocho años y lo salido que debía de estar. Me levanté del sofá y dejé el vaso en una pequeña mesa que había al lado. Agarré mi polla que se mantenía dura como un garrote retorcido y comencé a restregarla contra los gruesos labios. Estaban bastante mojados y pronto mi polla se impregnó con los fluidos, coloque mi amoratado capullo contra ellos y presione con suavidad. Había recordado lo que me dijo Sole, que se la metiera despacio para sentirla mas, pero en el caso de Candi, mi polla entró hasta el fondo al primer empujón. De su boca salió un sonido ahogado, como un soplo largo de aire al sentir la penetración, no supe si fue de queja o de placer. Me agarré a sus caderas y comencé a bombear con suavidad aunque mi mente me pedía que la empotrara contra la ventana “ Joder, era mi tía de cuarenta y seis años! “ Y aunque mis hormonas estaban con el calor y la fuerza de un volcán, mi mente fue capaz de controlar. Continúe bombeando y al cabo de un minuto, no más, su respiración se agitó bruscamente y sentí como empapaba mi polla. No me dijo nada, ni que siguiera ni que parara, a si que continúe con algo más de ritmo. Pase mis manos por su espalda con una suave presión, su cuerpo se erizó como el de una gata cuando la acaricias el lomo, y continúe por debajo de las axilas hasta encontrar sus tetas. Mi cuerpo dio un vuelco al sentir entre mis manos esos dos pequeños melones perfectos. Oí su voz entre jadeos. – Apriétalas! Y no dudé en hacerlo. Me gustó que me lo pidiera, era algo que me motivaba más. Encontré los grandes pezones familiares y los presione con suavidad. Sentí como resoplaba al ritmo del vaivén de su cuerpo al recibir mis suaves embestidas.

– Más fuerte mi niño! Susurró entre ternura y lascivia.

– Más fuerte!! Repitió antes de que yo reaccionará.

Comencé a bombear con más fuerza haciendo que sonara cada choque contra sus nalgas. Volví con mis manos por la espalda hacia atrás hasta llegar a su culo a la vez que lo miraba. Me pareció precioso, apetitoso, majestuoso, vamos, que me quedo sin apelativos para describirlo. Lo abrí con mis manos y la tentación me desbordó. Pase la yema de mi dedo índice por la aureola marrón que marcaba su centro como una diana.

– Si, síii! Pero mójalo!! Susurró ella sorprendiéndome.

Enjugue mi boca y dejé caer un chorretón de saliva en su centro. Comencé a meter la punta del dedo empapado en saliva y noté cómo se abría sintiendo el calor que emanaba de su interior. Mi dedo comenzó a penetrar, y para mi sorpresa, ese agujero oscuro y cerrado se dilató ostensiblemente. Mi tía comenzó a mover el culo provocando que mi dedo penetrara por completo. La oí bufar, - Bufff! Bufff! Si bufar, como bufa un caballo, en su caso una yegua, y volvió a empapar mi polla con una gran cantidad de fluido.

– Dale fuerte Pedrito! Dale fuerte! Me gritó sin pensar que la podían oír.

Lo de “Pedrito”, pensé que me iba a descomponer, pero todo lo contrario, me produjo más morbo y me vine arriba. Comencé a embestir con brutalidad a la vez que horadaba su culo con mi dedo, ya no veía a mi tía, tan solo veía un culo que quería reventar. Su espalda se curvaba a cada embestida dando la sensación de que se iba a tronchar en cualquier momento, pero me sorprendió la elasticidad de ese cuerpo consistente y maduro. Continuó bufando hasta que mi polla estalló dentro de su coño mojándolo más de lo que ya estaba, la leche me salía sin parar y acabo chorreando entre sus muslos. Paré de embestir casi exhausto, con la respiración agitada y el corazón golpeándome en el pecho a un ritmo frenético. Dejé caer mi cuerpo contra el sofá quedándome totalmente espatarrado. Ella se incorporó con la respiración agitada, se giró a la vez que se inclinaba para darme unas deliciosas chupadas. Sus labios eran menos carnosos que los de su hermana, pero su forma de chupar era realmente deliciosa. Continuó un buen rato hasta dejarla completamente seca y brillante. Esa mamada final fue la firma que culminaba ese pedazo de polvo que habíamos echado. Cuando se incorporó de nuevo, me miró con esa sonrisa felina que tenía, y se relamió los labios antes de inclinarse para besarme con ternura.

– Que feliz me has hecho, mi niño! Me dijo con esa mezcla de ternura y lascivia que tenía su voz.

Caminó unos pasos hasta un mueble de madera vieja que había cerca, abrió el cajón y sacó un paño parecido al que había sacado anteriormente su hermana, se espatarro y comenzó a pasárselo entre los muslos. “ Joder, acababa de correrme y ese gesto volvía a agitar mis hormonas!“. Volvió hacia el sofá y se sentó a mi lado cruzando sus bonitas piernas, dio un buen trago de whisky y me miró con media sonrisa percibiendo mi gesto interrogante.

– Quieres preguntarme algo, cielo?

Me dijo con una sonrisa amable. “ Joder, parece que me está leyendo el pensamiento! “ Pensé al oírla.


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heranlu

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Veraneos en Familia – Capítulo 03



Mi mente navegaba a gran velocidad, realmente quería preguntarle de todo, me ponía cachondo pensar que podía hablar con mi tía de sexo. Todavía alucinaba con lo que había ocurrido desde nuestra llegada y esto parecía no parar.

- No tenéis amigos, tía? Fue lo primero que me salió entre el desbarajuste de preguntas que circulaban por mi cabeza.

- A qué te refieres con amigos?

- Bueno, pues algo así como tipo novio.

- Jajaja, no, que va! Esto es un pueblo pequeño y hay que guardar bien las apariencias, sobre todo si tienes un negocio de cara al público!

- Ahh, entiendo!

Contesté mientras pensaba la siguiente pregunta. Quería saber cómo la gustaba follar, que cosas le gustaban más, pero todavía no me atrevía a ser tan directo. Decidí comunicarle de alguna forma lo que me había gustado follármela.

- Ha sido delicioso volver a veros! Estoy encantado de pasar aquí las vacaciones con vosotras!

- Creo que estamos más encantadas nosotras, cielo! Eres como una bocanada de aire fresco en una cueva profunda!

La respuesta me reconfortó, no solo me sentía afortunado sino que además ellas estaban más que contentas, me llegó a la mente esa frase que nunca había entendido “ la cuadratura del círculo “, esto debía de ser algo así. Decidí dejar las frases insinuantes y hablar con más claridad. No sabía lo que podía pasar, pero la curiosidad y el morbo eran como un ejército que avanzaba implacable en mi mente, iría de lleno.

- Sabes una cosa, tía!

- Dime cielo!

- Tengo diez y ocho años y estoy más salido que el mango de una sartén, y llegar aquí y haberos follado ha sido para mí la ostia!

Cuando acabe la frase me quedé súper a gusto, era como algo que tenía que soltar para descargar mi calenturienta mente y a la vez ver su reacción. Mi tía me sonrió volviendo a ese formato felino que identificaba su personalidad. Puso la mano sobre mi bañador sintiendo la relajación de mi polla bajo la tela y acercó su cara a la mía.

- Cielo, estamos encantadas de que estés tan salido! No vas a necesitar hacerte ninguna paja, te vas a hinchar a follar!

“Joder, ella sí que ha sido directa! no se ha cortado ni un poco! “ pensé en ese momento. La sinceridad tan brutal de mi tía me había desarmado. Pero no se quedó ahí, dio un sorbo al whisky y continuó.

- Tendrás lo que quieras, cielo. Una paja con las tetas, una manada, follarnos por delante, por detrás, incluso si te apetece y puedes, con las dos a la vez!

Su voz había sido lasciva, pero suave, sin inmutarse y cuando acabó la frase le pegó otro buen trago al whisky, “¡Joder como bebía!” Me había dejado sin palabras aunque las suyas y el sobeteo de su mano habían hecho reaccionar a mi polla de nuevo, volvía a estar como el martillo de un herrero. Había sentido como un río de lujuria recorriendo mi mente, y mi sonrisa boba y babeante fue mi respuesta. “Joder, me lo están ofreciendo todo! Esto va a ser la leche! “ Pensé dando un salto mentalmente. Finalmente reaccioné, tenía que saber qué les gustaba a ellas, dentro de mi egoísmo salió un atisbo de generosidad.

- Y a vosotras que os gusta?

Su sonrisa felina volvió a aparecer. Había leído mi mente como un libro abierto y pensó regalarme toda la lujuria que deseaba oír. Se recostó lateralmente en el sofá dejando sus piernas abiertas, era la postura idónea para lo que iba a decir.

- Nos gusta follar como perras! Sentir como nos metes la polla en todos los orificios, la boca, el coño, el culo. Unos buenos azotes nos ponen más calientes que el hierro de una fragua, nos gusta chupar y tragarnos una buena y jugosa corrida como la que tu sueltas. No sólo nos gusta chupar una buena polla como la tuya, también nos gusta que nos follen la boca! – hizo una pausa para dar el último trago de whisky que quedaba en su vaso y prosiguió – Hay cosas que nos gustan pero que no te diremos todavía, pero sobre todo, nos gusta ese ímpetu de juventud que tú tienes!

Cuando terminó su sonrisa se fue ampliando de una forma que casi me dio algo de miedo. No solo había llenado mi cabeza con todas las cosas que quería oír, había superado mis mayores y lujuriosas expectativas con creces. Me recosté en el sofá como se recuesta un rey en su trono y casi se me escapó la baba entre los labios. Parecía haber acabado la conversación pero me sorprendió con otra pregunta.

- Cuántas pajas te haces al día?

Ya no era el momento de dudar o de mentir y casi respondí con orgullo.

- Seis, siete… a veces hasta nueve! Me paso el día pensando en el sexo!

Y volvió a llenar mi mente de lujuria con su respuesta.

- Eso quiere decir que nos follaras nueve veces al día! Dijo presionando suavemente mi polla.

- Bueno, no sé si podré tantas! Contesté con falsa humildad.

- Seguro que puedes esas…y más, jajaja!

Su mano había sacado mi polla del bañador y la sujetaba completamente erguida de nuevo. La conversación había despertado a la bestia, como la llamaba yo algunas veces. Mi mente pareció despejarse por un momento y pensé en la situación.

- Y mi madre y mi hermana, como vamos a evitarlas?

- Sole y yo nos turnaremos para mantenerlas ocupadas y por las noches, cuando se vayan a dormir podemos bajar a esta bodega donde se puede gritar sin temor a que nos oigan. Aquí nos podrás montar como a potras salvajes.

Cada palabra que decía erizaba más el bello de mi piel, creo que me podría correr si me las dijera de nuevo. Mi mente comenzó a soñar en como y cuando me las volvería a follar. Todo lo que me había contado bombardeaba mi mente calenturienta como una artillería constante y casi no llegaba a creérmelo. Me seguía preocupando la presencia de mi madre y mi hermana.

- No se tía, me sigue preocupando la presencia de mi madre y mi hermana. Por las noches veo que no hay problema, pero por el día… como nos vamos a comunicar sin que se enteren?

Candi soltó mi polla y se levantó para ir de nuevo al mueble de donde había sacado el paño, lo guardo y sacó un paquete de tabaco, se encendió un cigarrillo mientras parecía que pensaba. Yo ya me estaba arrepintiendo de lo que había dicho. “ Joder, ya la he cagado! “ Pensé creyendo que se estaba planteando todo lo que me había dicho.

- Tienes algún amigo que tu madre no conozca?

- Pues si, unos cuantos!

- Dime el nombre de alguno con el que hables con frecuencia.

- Pues… hay uno que se llama Gabriel, pero le llamamos Gaby. Es un tipo simpático que suelta muchas chorradas y con el que hablo a menudo, incluso a veces comento cosas de él en casa.

- Perfecto! Pues cuando te apetezca sexo, que espero que sea con frecuencia, lo nombras entre medias de alguna conversación. Será como una contraseña para que Sole y yo sepamos que te apetece un poco de marcha! Dijo riéndose al final. Yo también me reí, me pareció divertido. Mi mente rebosaba de entusiasmo, acababa de llegar y la situación prometía más a cada momento. Me apetecía seguir hablando del tema, era morboso y excitante y me surgían un montón de preguntas.

- Y cual de las dos atenderéis… la petición? Pregunté en tono divertido.

- Eso es fácil. Cuando oigamos nombrar a Gaby, te miraremos para ver qué hombro te tocas, si es el derecho, iré yo, si es el izquierdo irá Sole!

- Y en qué sitio lo haremos? Volví a preguntar cada vez más entusiasmado.

Bueno, vale cualquier sitio de la casa, en mitad de la espesura del jardín, la cocina, las habitaciones, la buhardilla, vamos, el que te apetezca en cada momento! Nosotras estaremos esperando como fieras hambrientas! Y claro, en caso de no estar presentes, siempre está el WhatsApp!

Mi tía me miraba a los ojos y podía ver cómo la lujuria los encendía. Mi polla seguía fuera del bañador y la sangre, impulsada por los fuertes latidos de mi corazón, marcaba un gran relieve llenando las venas que discurrían por el tronco. Mi tía se había vuelto a sentar a mi lado y apagó el cigarro en un pequeño cenicero que había sobre la mesa.

- Que apetitosa que se ha puesto!

Comentó antes de inclinarse sobre mi regazo. Pasó la lengua por el capullo, que estaba enorme de nuevo, y después de unos deliciosos lametazos comenzó a chuparlo con delicadeza. Fueron unos largos segundos de deleite hasta que dejó de chupar. Se me habían escapado una gotas que relamió de sus propios labios mirándome con ojos ladrones, es como si me hubiera robado un poco de lujuria. Fue una maniobra más para mantener mi incandescencia. Ahora fue ella la que quiso mantener el deseo en mi mente disparando de nuevo mis hormonas.

- Has follado con dos chicas a la vez en alguna ocasión?

- No! Dije casi con desesperación esperando que siguiera.

- Te imaginas aquí sentado y a Sole y a mi chupándote la polla y los huevos!

Mi polla dio un respingo incontrolado y mi mente calenturienta comenzó a hervir. Creo que Candi podía hacer que me corriera con tan solo hablarme, parecía leerme la mente y tocar el interruptor adecuado en cada momento. Mi cabeza se llenó con esa imagen, las dos mujeres desnudas inclinadas sobre mi regazo con sus lenguas lamiéndome la polla y los huevos mientras yo les sobaba sus tetas y sus culos duros y tersos, uffff. Me lleve la mano a la polla instintivamente y le di un par de masajes.

- No puedes salir así!

Dijo con sonrisa perversa. Volvió a inclinarse y comenzó a mamar con lentitud hasta introducirse toda la polla en la boca. Me parecía increíble que esa boca, relativamente pequeña, pudiera meterse mi dura estaca dentro. Veía sus labios rojo subir y bajar por el tronco venoso y sentía como el glande atravesaba su garganta. “ Que maestría, diossss! “ Pensé mientras la miraba. No sé cómo lo hizo, pero estuvo chupándomela más de tres minutos hasta que hizo que me corriera. Me masajeó los huevos al final y mi polla estalló en su boca. Siguió chupando como un cachorro ávido de leche a la vez que se tragaba cada chorretón que salía. Podía sentir el sonido de su garganta al tragar hasta que me vacío por completo, tan solo unas gotas se escaparon entre la comisura de los labios que me mostró al retirarse para tomar aire. Sacó la larga lengua que tenía y se lamió los labios con el deseo que un vampiro lame la sangre.

- Joder tía! Que bien me la chupas, diosss!

Mi mente ya no permitía pensar lo que decía, tan solo soltaba las palabras que se agolpaban fruto de la lujuria, aunque fueran burradas.

- A mi sí que me gusta chupar esa polla tan dura que tienes y tragarme ese rió de leche que sueltas!

Dijo con expresión depredadora. Si mis palabras habían sido burdas y algo groseras, las suyas no tenían definición, pero me había superado con creces. Provocó que me apeteciera volverle a apretar la cabeza contra mi regazo para que me la volviera a chupar, y como decía antes, parecía leer mis pensamientos.

- Estaría encantada de hacerte otra mamada cariño, pero nos tenemos que ir, nos estarán echando de menos!


Subimos al salón y salimos al jardín. Eran las cinco de la tarde y el sol todavía era intenso. Las tres estaban tomando un refresco a la sombra sentadas alrededor de una mesa redonda.

– Hola! Saludaron mi madre y Sole, mi hermana siguió con los cascos puestos. – Hola! Contestamos nosotros. Yo seguía en bañador y Candi se había vuelto a poner la bata.

– Que tal! Te ha gustado la bodega? Preguntó Sole.

– Si, está muy bien, pero me he quedado dormido después de tomarme el whisky! Dije yo pensando que había sido mucho tiempo.

– El pobre debía de estar muy cansado después del viaje! Me apoyó Candi.

– Venga, sentaros con nosotras! Comentó Sole.

Me senté algo abstraído pensando en todo lo que me había dicho Candi, mi mente era una olla en plena ebullición.

– Acompáñame Sole, vamos a sacar algo para picar! Dijo Candi. Me dio la impresión que le iba a contar nuestra “ siesta “ sin demora.

- Que tal hijo? Menuda siesta te debes haber echado! Comentó mi madre.

- Ufff, pues si! Me he quedado dormido nada más acabarme la copa!

- Pues fenomenal, así estarás bien descansado. Creo que lo vamos a pasar muy bien aquí, este sitio es tan tranquilo y relajante!

- Estoy seguro de ello! Le contesté sonriendo por dentro. “ Y lo derelajarse, va a ser para ti! “ Sonreí de nuevo en mi interior.

Volvieron mis tías con unos aperitivos y más bebidas. Pude ver a Sole que me miraba y se pasaba la lengua por los labios, estaba claro que Candi se lo había contado con detalle. Se sentaron y comenzaron una conversación entre las tres hermanas. Mi hermana seguía con los cascos puestos y tecleando en su móvil y yo seguía algo abstraído pensando en todo lo que me había pasado desde la llegada.

- Te apetece darte un baño, Pedrito? Dijo Sole sacándome de mi abstracción. Me quedé algo parado por la sorpresa.

- Venga! , dijo levantándose de la silla. – Vente conmigo y jugamos un rato. Me gusta que me des vueltas en el agua!

- Vale tía!

Contesté con poco convencimiento pensando que quería más polla. Me quite la camiseta a la vez que ella se quitaba la bata. La miré mientras lo hacía y volví a contemplar ese cuerpo sensual lleno de curvas. Se había cambiado de bikini, este era de otro color, pero del mismo estilo. La parte de arriba era granate con algunas flores verdes que dejaba ver la mayor parte de sus hermosas tetas. La parte de abajo era solo granate, pues no había espacio para las flores, una tira rodeaba su cintura por encima de las redondeadas caderas. La parte trasera tenía un pequeño triangulo en el centro del que salía una tira que se perdía entre sus grandes glúteos y por delante bajaban las dos tiras para acabar en otro triángulo que cubría su pequeña mata de pelo rizado. “ Joder, me la comería aquí mismo! “ Pensé con las hormonas alborotadas de nuevo. Se acercó hasta mi con esa sonrisa tierna que me ponía.

– Vamos! Vamos! Que hay que quitarnos el calorcillo!

Dijo riéndose mientras me agarraba de la mano y tiraba de mi. Bajamos por las escaleras que se perdían en el agua y nadamos hacia el otro extremo. Cuando llegamos dio unas palmadas en el agua riéndose para salpicarme.

– Venga, cógeme y dame vueltas!

Me dijo con esa ternura que le caracterizaba. Directamente se puso boca abajo para que la sujetará con mis manos. Por supuesto esta vez no era como cuando acabábamos de llegar, ahora ya sabía lo que quería y por supuesto no lo dude. Con una mano agarré sus tetas y la otra la metí entre sus muslos para sentir su coño enbosquejado. Ahora ya no me corté con las palabras.

– Te gusta así, tía!

– Me encanta Pedrito! Sabes llevarme muy bien!

Dijo al sentir mis dedos en su coño. Jugamos un rato en el que la estuve sobando todo su cuerpo bajo el agua sin cortarme. Ella tampoco se cortó, esa mujer afable y candorosa agarró mi miembro un par de veces bajo el agua a la vez que pegaba sus tetas contra mi pecho y me sonreía con dulzura, hasta que la tercera vez que lo hizo ya se me había puesto la polla como una piedra y para la sorpresa de mis oídos me susurró con una voz más profunda que la que tenía habitualmente.

- ¡Que rabo más duro que tienes cabron! Me quedé pasmado y la miré a los ojos, su mirada había cambiado y ahora era la misma mirada felina que la que tenía su hermana Candi. “¡Joder, esto va a ser también la genética!” Me dije a mi mismo. Mi mente voló por un instante como alineando mis neuronas y llegué a pensar en lo más retorcido. “¿Será mi madre igual? “. Me lo quité de la cabeza lo más rápido que pude y volví a la realidad, más bien mi hermana hizo ese trabajo.

– Por qué no bajamos al pueblo a ver algunas tiendas! Tengo que comprarme algo veraniego! La oí decir.

– Buena idea! Contestó Candi. Mi madre estuvo conforme y preguntó.

– Y vosotros, juguetones, os queréis venir?

– No, se está muy bien aquí! Contestó Sole agarrándome la polla.

Yo me puse nervioso pensando que podrían ver donde tenía la mano y contesté lo más rápido que pude.

– No, no! Yo también me quedo!

– Traernos un helado! Añadió Sole sin soltar mi miembro.

– Vale! Acabó mi madre y se dio la vuelta para entrar en el salón.

– Ummmm, que bien lo vamos a pasar, cabroncete! Me susurró con su nueva voz. Yo seguía algo aturdido intentando ordenar mis ideas, estas dos mujeres me desconcertaban continuamente y siempre con sorpresas agradables, sobre todo para mi mente de salido. Mientras esperábamos a que se fueran decidí atacar duro, es decir, las frases que utilizaba en mis fantasías llevarlas a la realidad, con quién mejor que con mi deliciosa y ardiente tía que estaba dispuesta a dármelo todo. La miré a sus ojos, ahora felinos, y le solté la primera bomba.

– Te voy a reventar el coño a pollazos, Sole! Le dije con furia.

– No podrás, cabroncete! Pero estoy deseando que lo intentes! Y no me llames Sole, llámame tía, o tía Sole, que me pone más guarra!

Su rotundidad y su desparpajo me pusieron como una moto, esta tía Sole me excitaba mucho más que la anterior. Me había gustado tanto su contra ataque que decidí seguir con más artillería pesada. Recordaba como me había puesto ver su gran culo cuando la estuve follando y decidí atacar por ahí.

– Después te la meteré en el culo hasta rompértelo! Le rugí a la vez que se lo apretaba con fuerza bajo el agua.

– Más ganas tengo yo que tú de sentir está dura polla en mi culo embistiendo con todas tus ganas hasta que me lo llenes de leche!

Joder, no podía con ella, tenía la mente incluso más guarra que la mía. Estaba ya como loco por qué se fueran para salir del agua y follármela allí mismo. Seguíamos manoseándonos a la vez que disimulábamos haciendo que jugábamos hasta que por fin apareció Candi por la puerta del salón.

– Pasarlo bien! Tardaremos un par de horas! La muy astuta nos dijo hasta el tiempo que teníamos.

Oímos arrancar el todo terreno y como se perdía el sonido en la lejanía. Mi tía Sole, como ella quería que la llamara, se abrazo a mi cuello espachurrando las tetas contra mi pecho y me devoró la boca con un beso lleno de pasión y deseo. Cuando despegó los labios me dijo con su voz habitual

– Vamos a mi habitación que estaremos más cómodos, y además te tengo una sorpresa, Pedrito! Te importa que te llame Pedrito?

– No, además creo que viniendo de vosotras me pone más! Le contesté mientras salíamos del agua con cierta rapidez.

Entramos a la habitación y cerró la puerta. Puso música clásica en su teléfono y noté que tenía un buen ritmo. – Siéntate en la cama! Me dijo y la obedecí de inmediato.

Entre la parte trasera de la cama y el armario había un gran espacio cubierto por una gruesa alfombra. Sacó unos zapatos de dicho armario que tenían unos buenos tacones y se los puso, ahora sus piernas se estilizaban más y su culo tenía una vista más deliciosa. Las puertas del armario de corredera eran de espejo y había otros dos espejos de cuerpo entero en los laterales. Se quitó la parte alta del bikini y sus hermosas tetas afloraron como dos pequeños balones de playa. Las aureolas marrones eran majestuosas y los grandes pezones surgían de su centro como los caños de una fuente. “ No sé si será esto el regalo, pero me está encantando la visión! “ Pensé mirándola con lascivia incontrolada. Me hizo varias posturas y movimientos sexis al ritmo de la música que pusieron mi polla más dura aún. La saqué del bañador, donde ya casi no cabía, y la masajee con lentitud. A un par de metros de mi, se agarró las tetas para subírselas a la vez que las juntaba. Después se giró inclinándose para mostrarme su majestuoso culo bien levantado, lo abrió con sus manos y pude ver la fina tela del tanga que apenas cubría el amarronado agujero. Lo movió sinuosamente para darle un par de cachetes al final. Yo ya estaba que me salía, pero parecía no haber acabado. Me di cuenta que seguía el ritmo de la música a la perfección, como si lo hubiera ensayado. Volvió a ponerse de frente y metió los pulgares entre la tira del tanga de sus caderas y al ritmo de la música lo fue bajando con lentitud. Yo ya casi no podía más y comencé a pajearme. Poco a poco fue descubriendo su pequeña mata de pelo rizado de color castaño oscuro y mis ojos estuvieron a punto de salirse de las órbitas. Dejó que cayera el tanga y se lo sacó con soltura por los pies. Me levanté y me lancé contra sus tetas y comencé a comérselas con delirio.

– Así , así! Chúpalas bien! Muérdeme los pezones, que me encanta!

Oí de nuevo su voz más grave y profunda. Ella me había agarrado la polla y la restregaban contra su coño, podía sentir el cosquilleo del bello púbico en mi capullo. Mordisquee sus pezones casi sin control.

– Ahh! Más suave cabroncete, que todavía no estoy bien caliente! Resonó su nueva voz más profunda.

Apostó alto, sin saber lo que podría dar yo de sí, o quizás sí lo sabía por Candi.

– Vamos, que te voy a dejar que me folles por todos lados! Y quiero que me llenes de leche todas las cavidades de mi cuerpo! – y con la última frase me hizo saber que ya sabía todo con detalle – Me ha dicho Candi que sueltas mucha leche y eso me encanta, cabroncete!

Joder, había llegado salido, pero como estaba en ese momento no tengo palabras para describirlo. Me retiró de sus tetas y se fue hacia la cama, se inclinó y apoyo las manos en el borde, subida en los altos tacones me pillaba a la altura perfecta. Su culo se había abierto y los labios del coño afloraban bajo sus muslos. – Empieza por el coño! Te recuerdo que has dicho que me lo ibas a reventar!

La dulce y cándida tía Sole se había convertido en una zorra que me retaba. Cuando me acerqué volvió a hablar.

– Primero cómemelos bien! Quiero tu lengua de perro salido bien dentro de los dos!

“ Joder que vocabulario, casi es peor que el mío! “ Pensé mientras me arrodillaba sobre la alfombra. Saque la lengua y di una larga lamida desde lo más bajo del coño hasta el agujero del culo. Repetí varias veces más el mismo lengüetazo hasta que sentí su respiración larga y profunda. Después me concentre en sus gordos labios, pase mi lengua por ellos salvando la mata de pelo rizado que los cubría hasta poderla introducir. Lamí el interior en busca del clítoris, algo que no me costó encontrar. Mi tía Sole tenía un pedazo de clítoris como un pepinillo en vinagre. Lo chupé, lo succione y lo mordisquee. No os podéis imaginar la cantidad de sonidos que salieron de su boca, eran como jadeos guturales que sonaban como rebuznos. Noté como sus piernas temblaban y un chorretón de flujo llenó mi boca y parte de mi cara, y por supuesto su coño quedó empapado. Saque la lengua del coño y fui lamiendo hasta llegar al culo, todavía su piel tenía sabor al cloro de la piscina que se mezclaba con su propio sabor corporal. Abrí su gran culo con las manos y metí la lengua en su agujero oscuro para llenarlo de su propio flujo y al sentirlo su espalda se flexiono a la vez que emitía una especie de aullido.

– Sigue! Sigue! Métela más! Ábrelo bien!! Me gritó intentando que fuera un susurro. Metí más la lengua y la retorcí en su interior. Su respiración aumento de ritmo y volvió a rebuznar, noté como temblaban sus piernas de nuevo y pensé que había hecho un buen trabajo. Estaba ya tan excitado y salido que no sabía lo que iba a durar, quizás me correría nada más meter la polla en su emboscado coño. Me levanté de la alfombra y agarré mi venoso miembro que parecía que iba a reventar. Busque entre la mata de pelo esos carnosos labios que ya estaban abiertos y jugosos y empuje sintiendo como se metía hasta el fondo. Su voz ronca y profunda volvió a resonar.

– Vamos! Dale fuerte! Quiero tu polla dura bien dentro!

No necesitaba oír más, me agarré a sus caderas y comencé a bombear. Mi polla entraba y salía como si la hubieran engrasado con un buen aceite. Pasaron los segundos y seguía dándole con fuerza, tener ese culo a la vista me estaba volviendo loco. No lo pensé dos veces y metí la punta de mi dedo en su hermoso culo.

– Sii, síii! Ábrelo bien, cielo!

Su voz volvió a ser dulce y candorosa y ya no sé cuál me excitaba más de las dos. Al tercer intento mi dedo se coló por completo y sentí como el esfínter me lo presionaba.

– Ahhh! Cielo, que guarra me pones!! Esa mezcla de dulzura con palabras grotescas era como una dosis extra de lujuria. Giré mi dedo dentro de su precioso culo y – Aghhh! Aghhh! Bramó como si le hubiera metido una estocada. Se volvió a correr y sentí como chorreaba por sus muslos. Ahora era yo el que rugía o bramaba, no se, pero mi polla comenzó a soltar chorretones de leche como si me hubieran abierto el grifo.

– Síii, síii! Llénamelo! Ufff, diosss! Como me gusta! Me gritaba. Cuando solté el último dardo de leche mi corazón latía como el de un león después de correr tras su presa, saque la polla y me sorprendí de la dureza que mantenía. Tenía tantas ganas de follar ese culo que había abierto con el dedo que no espere ni un segundo, era la primera vez que la iba a meterla en un culo y el de mi tía era precioso. Apreté sintiendo una gran presión en mi capullo, mi tía comenzó a resoplar al sentir la penetración, pero no dijo nada. Saque lo poco que había metido y volví a empujar y repetí varias veces hasta que ese maravillo agujero se abrió de una forma impresionante. Mi polla se metió hasta el fondo y relajé mi mandíbula, que había apretado mientras empujaba, y sentí como su esfínter presionaba suavemente toda mi polla. Si no me hubiera acabado de correr creo que lo hubiera hecho de inmediato. Tiré hacia atrás despacio hasta sacarla casi entera y la volví a meter, a la tercera penetración mi polla entraba y salía con facilidad. Mi tía había dejado de resoplar. – Te gusta ehhh! La oí decir mientras arrugaba la sábana con sus dedos retorcidos sobre ella.

– Vamos, dame unos azotes que he sido mala!

Volvió a sorprenderme con su voz cálida. Me descolocó un poco que me lo pidiera con voz su voz candorosa, “Cómo se puede ser mala con una voz así? “. Realmente me apetecía atizar a ese culo y le solté un par de palmadas.

– Más, más! Volvió a susurrar cálidamente.

Bombee un par de veces y volví va atizarla. Zasss! Zasss! Mi polla ya entraba y salía con facilidad aunque su esfínter mantenía cierta presión. Me había imaginado muchas veces fallándole el culo a las chicas con las que había estado y a algunas más con las que no había estado, incluso a mi hermana y a mi madre, mi mente calenturienta no hacía distinciones, pero ahora era real y estaba disfrutando como un verdadero cerdo, creo que es el mejor apelativo que me podía aplicar. Mi tía metió la mano por debajo y comenzó a pajearse el coño y empezó a gritarme de nuevo.

– Venga, dale más! Más fuerte!

No sabía si se refería a mi polla o a los azotes, por lo que tome la opción de las dos cosas. Le atice en el culo con más ganas. Zasss! Zasss! Y la embestí con más fuerza.

– Joder, como me estás poniendo cabron! Su voz volvía a cambiar, de nuevo era más ronca y profunda y eso me animaba, me ponía más salvaje, me sentía como un toro enfurecido embistiendo contra el burladero. Pasé una mano por debajo hasta tocar la suya que se movía a gran velocidad en su coño y empecé a mover yo su mano. A los pocos segundos jadeó como una perra y empapó su mano y la mía, se había vuelto a correr abundantemente. Le solté la mano y volví a atizarle en el culo. Zasss! Zasss! Ahora ya su culo había enrojecido y ella gritaba barbaridades.

– Te gusta ehhh, cerdo! Aprieta bien, a ver si me la sacas por la boca! Vamos cabron, rómpeme el culo y llénamelo de leche!

No paraba de gritar y mi excitación ya estaba al límite. Llevaba varios minutos embistiendo, más de lo que esperaba, y mi polla estalló. Mi tía sintió como la llenaba el culo de leche y volvió a gritar.

– Siiii, siiii! La quiero toda dentro!

No paré de embestir hasta que salió la última gota. “ Ufffff, esto si que ha sido la ostia! “ Pensé al mirar ese gran culo todavía con mi polla dentro. La saqué y mi tía pareció derrumbarse cayendo boca abajo con el pecho sobre la cama y las piernas colgando. Yo también caí a su lado, pero boca arriba, cogiendo aire como si el que había en la habitación no fuera suficiente.

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heranlu

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Veraneos en Familia – Capítulo 04



Mi espalda descansaba sobre la sábana y mis pies colgaban por fuera, mi pecho subía y bajaba gran velocidad y necesite más de un minuto para recuperarme, parecía que había corrido una maratón. Mi tía sin embargo, al medio minuto ya se había puesto de lado mirándole con ternura y había comenzado a acariciarme el pecho.

– Lo has pasado bien, mi niño? Me dijo con su ternura habitual.

Sus tetas colgaban de una forma majestuosa muy cerca de mi cara, era una visión maravillosa después de esa cabalgada que había dado sobre su grupa. Yo asentí con la cabeza y después pude balbucear.

– Ha sido genial, tía Sole!

Ella parecía querer más, en sus ojos podía ver esa chispa de deseo que todavía le quedaba. Pasó sus hermosas tetas por mi pecho y mi cara, después me lamió mis tetillas con su lengua carnosa y húmeda haciendo que mi relajación fuera más placentera. El roce de su piel suave, la calidez de su lengua y sus delicadas manos estaban siendo un postre delicioso después de los dos consistentes platos.

A los cinco minutos de las continuas caricias sentí que mi polla daba indicios de enderezarse, ya me había corrido cinco veces en lo que iba de día y pensaba que estaba al límite, pero mi mente perturbada y salida de los diez y ocho años parecía inagotable. Sus tetas grandes rozándome el cuerpo y su lengua cálida empapándome de saliva, parecían volver a recargar mi batería.

– Sube las piernas y túmbate mejor cielo! Me dijo con su ternura habitual. Me arrastré por la cama hasta dejar la cabeza sobre la almohada con las piernas abiertas y estiradas, ella se arrodilló entre ellas y agarrándose las tetas comenzó a masajearme la polla como si amasara una barra de pan. Habían pasado unos cinco minutos desde mi última corrida y esa sensual mujer me la había vuelto a poner tiesa. Parecía que venía lo inevitable cuando se interrumpió la música para dar paso a una llamada en su móvil. Se levantó y miró quien era.

– Lo siento cielo, pero vamos a tener que dejarlo. Ya vienen! Me dijo con cierta pena.

Bajamos de nuevo al jardín y nos pusimos unos refrescos para esperarlos. Apenas nos sentamos en la mesa de hierro redonda del jardín llegaron mostrando su entusiasmo, habían comprado cosas y la alegría se reflejaba en sus caras.

Más tarde cenamos mientras mantenían una conversación que no había cesado desde su llegada. Al terminar recogimos los cacharros y mi hermana se fue a su habitación. Yo me tomé un whisky corto y viendo que la charla continuaba decidí irme también a la mía. Me tumbé desnudo en la cama y me puse música en el móvil. Eran las doce de la noche y seguía sin poder dormir, mi cabeza no paraba de dar vueltas a todo lo que había ocurrido desde la llegada, realmente había sido alucinante. En ese momento hoy que hablaban en el pasillo, se estaban despidiendo para irse a dormir.

Dejé pasar unos diez minutos y aposté por mi tía Sole, se había quedado con ganas de probar mi semen y no os voy a engañar, yo también me había quedado con ganas de una buena mamada. Le envié un WhatsApp con cierto humor pero que definía muy bien lo que me apetecía. “Te apetece probar la leche de la juventud? “. Parecía que lo estaba esperando porque apenas tardó un par de segundos en contestar.

“ Estoy sedienta y necesito un buen trago. Crees que tendrás suficiente para calmar mi sed? “

Resultó ser más cachonda que yo en su respuesta, y no me atreví a pronosticar lo que saldría.

“ Espero poder satisfacer tu sed! “ Contesté con algo de modestia. “ Voy! “ fue su respuesta añadiendo un emoticono con la lengua fuera.

La verdad es que me reí un rato hasta que llegó. Apenas oí la puerta cuando la abrió, debía estar bien engrasada porque no emitió ningún sonido. Tenía la luz de la mesita de noche y pude ver su silueta difuminada al cerrar. Según se acercaba iba divisando su ropa, un camisón corto de color negro con algunos encajes que le quedaban de maravilla. Dejaba ver la mayor parte de sus grandes tetas y por debajo apenas tapaba su hermoso culo. Me pareció muy sexy y pensé que si ya estaría preparada por si la llamaba.

Se acercó con sigilo hasta llegar a los pies de la cama. Se coloco las tetas con las manos sabiendo que eso me iba a excitar, fue un manoseo de varios segundos que provocaron que mi polla se activara. Las acabo sacando por encima del camisón y vi como se apretaban con la presión que ejercía la tela bajo ellas, ahora la visión era despampanante. Se arrodilló sobre la cama y comenzó a caminar como un una leona sigilosa acercándose a su presa. Sentí el roce de sus tetas subiendo por mis piernas hasta llegar a mi polla, que ya estaba como el mástil de un velero. Las movió, las frotó y las aplastó contra ella. Acercó su boca y sentí su primer lametazo subiendo desde mis huevos hasta la punta de mi capullo. Volvió a bajar por el mismo camino hasta los huevos de nuevo, y noté como me succionaba uno de ellos hasta meterlo en su boca.

Todo mi cuerpo dio un respingo al sentir esa sensación. Lo sacó de su boca y repitió la misma succión con el otro, provocando el mismo calambrazo en mi cuerpo. Tenía una boca grande y desde luego que la manejaba de maravilla. En mi mente perturbada pensé que si sería capaz de tragarse los dos a la vez. Cogió mis piernas y comenzó a levantarlas, me quedé algo descolocado pues no sabía lo que pretendía. Se metió bajo ellas y de nuevo lamió mis huevos, pero ahora en vez de subir hacia mi polla bajo hacia mi culo que se había quedado algo levantado. Sentí su carnosa lengua acercarse hasta él buscando el oscuro agujero, creo que todo mi cuerpo se tensó al sentir la punta de su lengua intentando penetrarlo.

Lamió alrededor y volvió al centro para hacer que me relajara, y por supuesto que lo consiguió.

Sentí como jugaba con la lengua, metiendo la punta y proporcionándome un placer que hasta ese momento desconocía. Después de horadarme el culo un par de minutos, volvió a subir a mis huevos y dejó que mis piernas bajaran cayendo a ambos lados de su cuerpo. Subió de nuevo por el tronco de mi polla y lamió el capullo, que estaba tan hinchado que parecía que iba a estallar. Abrió los labios y lo engulló provocando que todo mi cuerpo diera un respingo.

No me había recuperado de esa succión cuando empezó a chupar a gran velocidad, tan solo la mitad de la polla, pero suficiente para hacer que temblará y me encogiera. Paró de repente para sacársela casi entera de la boca, y antes de que saliera la engulló de nuevo hasta tragarse la entera. Pude sentir como mi capullo atravesaba su garganta, a la vez que podía oír los sonidos que emitía al tragar.

No sé cómo lo hizo, pero con toda la polla dentro de su boca, sacó la lengua y lamió parte de mis huevos haciendo que mi laringe soltara un largo suspiro de placer. La sacó y la volvió a engullir, lo hizo varias veces provocando que me quedara al límite de correrme, pero esa mujer cándida y astuta, sabía cuándo tenía que parar.

La sacó de la boca para dar unas lamidas al capullo y después lo succionó con extrema delicadeza. No pude evitar poner la mano sobre su cabeza y comenzar ha moverla al ritmo que me pedía el cuerpo. Ella se dejó llevar por mi mano, incluso cuando presioné su cabeza haciendo que se tragara la polla entera, parecía estar esperando a que yo dirigiera esa rica mamada. Puse las dos manos para sujetar su cabeza y comencé a mover la pelvis a gran velocidad en un acto de follarle la boca, que es literalmente lo que pasó. Se la folle con las mismas ganas que si estuviera follándola el coño y en pocos segundos un chorro de semen saltó en su interior.

Seguí penetrándola sin parar. Varios chorros de leche continuaron saliendo y sentí como su garganta tragaba cada chorretón. Yo bramaba como un toro enfurecido mientras la leche salía sin parar hasta que solté su cabeza y dejé la mía caer sobre la almohada.

Tenía la boca abierta intentando coger todo el aire que había en la habitación, fueron varios segundos hasta que mi alterada respiración se fue apagando. Ella continuó chupando sin dejar que se perdiera ni una sola gota hasta que note como dejaba de chupar para respirar. Su respiración también era agitada y con mis ojos entrecerrados vi como se pasaba el dorso de la mano por sus labios.

No dijo nada, no quería romper ese momento de total satisfacción, tan solo se deslizó hasta bajar de la cama por donde había subido y se marchó tan sigilosamente como había llegado.

Cerré los ojos y disfrute de ese placer mientras todavía mi corazón latía con fuerza. Poco a poco mi cuerpo se fue relajando mientras mantenía en mi mente una sonrisa de plena felicidad.
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draco22

Pajillero
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muy buenos capitulos y mucho morbo muy buenas tias
 
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