-
Vacaciones en Iquique – Capítulos 011 al 015
Vacaciones en Iquique - Capítulo 011
Claudia trataba de animarla e infundirle fuerza y audacia, pero ella nos miraba consternada y sin iniciativa.
—Mira que hermoso ejemplar tiene nuestro hermanito … es precioso y perfecto para practicar …
Sobajeó mis bolas y arremangó mi prepucio para mostrar a Sonya mi lustroso glande, mi verga había crecido a descomunales proporciones. Sonya me miró y comenzó a acercarse y se puso a mi lado derecho.
—¡Mmmmmm! … es riquísimo …
Exclamó Claudia haciendo desaparecer mi glande en su boca, mientras su rostro iba adquiriendo cada vez más esa expresión de depredadora que yo concia tan bien,
—¡Oooohhhh! … ¡Ssssiiii! …
Gruñí feliz y cerré los ojos para disfrutar lo que estaba por suceder.
—Vamos a comenzar lentamente …
Dijo Claudia con voz de maestra y prosiguió:
—A los hombres les gusta que uno juegue con su escroto y tome sus bolas … pero sin mucha presión … todo debe ser delicado … también les encanta si prendemos sus pelotas en nuestras bocas … así …
Claudia se engolosinaba con mis cojones, metiéndoselos a la boca uno a la vez y bañándome con sus caricias de lengua, todo eso me hacía estremecer y no podía evitar de rotar mi pelvis.
—Como vez nuestro hermanito no es la excepción …
Dijo Claudia haciendo resbalar mi testículo fuera de su boca y continuando a lamer la base de mi verga con maestría.
—¡Acércate y pruébalo tu misma! …
Escuché decir a Claudia animando a Sonya, entreabrí mis ojos para ver si de verdad Sonya se atrevía a seguir el instructivo de su hermana y, de hecho, ella se inclinó hacia adelante y un poco torpemente agarró mi testículo izquierdo y lo lamió primero para después engullirlo y acariciarlo con su lengua de terciopelo. Me volví a estremecer al delicado toqué de mi hermanita a mis bolas, Sonya como buena discípula, repitió la operación varias veces hasta sentir que dominaba la materia, cosa que me hizo jadear y contraer mis glúteos.
Tan pronto como Sonya se detuvo, Claudia volvió a inclinarse sobre mí y luego de lamerme un par de veces, cubrió mi escroto con numerosos besos intensos y volvió a tragarse mis testículos para trabajarlos con sus labios y lengua.
—¡Mmmmmm! … ¡Oooohhhh! …
Se me escapó y sentí pulsaciones exquisitas en mi polla endurecida como palo, siempre con los ojos entreabiertos vi que Sonya buscaba espacio y una vez que Claudia se enderezó, ella repitió lo que había visto hacer a su hermana. “Si siguen así estas dos … no voy a durar mucho”, pensé.
Claudia intuyó que Sonya comenzaba a disfrutar de las ejercitaciones orales, esta vez nos espero que ella terminara, sino que comenzó a lamer mi glande mientras hacía subir y descender mi prepucio con deleite, sentir las lenguas de mis dos hermanas en mi verga era otro deleite que me calentaba aún más. Cuando la lengua de Claudia hurgueteó en el orificio de mi glande y comenzó a hacer círculos alrededor, los escalofríos se hicieron más intensos y frecuentes.
—Prueba también tú … sabe exquisito …
Dijo mi hermana mayor empujando mi verga palpitante bajo los labios de Sonya, claro mi pene había alcanzado un tamaño majestuoso con tanta estimulación. Sonya titubeó, pero finalmente deslizó su pequeña lengua a lo largo y ancho de mi asta, cuando llego a la punta de mi pene, de repente se echó hacia atrás atónita:
—¡GOTAS! … le están saliendo gotitas … sentí unas gotas …
Claudia la miro y luego comenzó a pasar su lengua por mi glande.
—No … todavía no … son juguitos de placer, nada más … sus bolas están pesadas y llenitas … luego haremos que las descargue … le falta … aún no esta listo … no te preocupes …
Para confirmar sus palabras, se tragó por entero mi pene y comenzó a chuparlo con gusto, sentí una intensa sensación en mis cojones y hubiese querido llenar su boca con mi semen.
—¡Aaaahhhh! … ¡Mmmmmm! … ¡Oooohhhh! …
Gemí alzando mi pelvis en el aire, Claudia apretó la base de mi pene, abortando cualquier intento de corrida, luego me chupo un par de veces más y le entregó mi pene a su hermana. Sonya miraba dudosa y sospechosamente mi verga, aún no confiaba del todo, pero no queriendo demostrar debilidad ante su hermana mayor, lentamente acercó mi glande a sus labios.
Embelesado, seguí la lujuriosa practica de sexo oral que mis hermanas practicaban en mí, gemí de placer incluso antes de que los labios de Sonya envolvieran mi pene, cuando sentí la tibieza de su boca en mi verga, sus dedos arremangaron mi prepucio y ella comenzó a chupar con celo, cerré los ojos, disfruté del goce que ella me procuraba e imaginé de estar en el paraíso. Sin duda, mis dos hermanas juntas, son insuperables a chupar mi polla.
¡Debo estar en el edén!
Sonya siempre desconfiada, me chupó con bastante cuidado al principio, pero poco a poco se fue envalentonando, llegando incluso a lamer la mano de su hermana que jugaba con mis bolas. Arañé las sabanas y me mordí mis labios con lujuria, porque esto estaba siendo demasiado para mí. Nadie podría tildarme de culpable si me corro en la boca de Sonya en este instante, las únicas responsables son ellas dos que con sus bocas me transportan en el limbo del placer.
Estaba a punto de exhalar un grito y explotar, cuando Claudia grito:
—¡Alto! …
Inmediatamente volvió a apretar la base de mi pene y luego lo soltó sobresaltada.
—Puedes también prolongar el clímax de un hombre … este tipo de cosas vuelve locos a los chicos …
Soliloquió Claudia mientras Sonya la miraba con los ojos muy abiertos y tenía toda la razón porque me tenía al borde de mi corrida, pero no me dejaba tener mi desahogo, entonces intervino Sonya:
—¿Y cómo sabes si el hombre no te dice nada? …
Preguntó Sonya ansiosa por adquirir la sabiduría de su hermana mayor. Claudia me miró ambiguamente como si fuera una pequeña rata de laboratorio, comenzando a dictar a Sonya unas lecciones sobre el orgasmo masculino:
—Bueno … primero que nada lo notas por el estado de su verga … Mira está cómo palpitando …
Inmediatamente puso mi pene en mano de Sonya qué, lo tomó con ansias y luego lo soltó como si se hubiese quemado la mano.
—También lo puedes notar por la reacción del hombre … ¿Notas como nuestro hermanito ya se está retorciendo? …
Y movió su mano rápidamente en movimientos cortos y enérgicos, lo que me hizo arquear mi espalda y levantar mi pelvis. Claudia me miró con una mirada libidinosa, a mi me hubiese gustado saltarle encima y enterrar miles de veces mi verga dura en su coño empapado. Pero, por supuesto me quedé quieto y elevé mi mirada al cielo susurrando una plegaria para que terminaran con las clases teóricas y volvieran a la práctica. El dios de los calientes me escuchó y Claudia volvió a tomar mi pene en mano y luego se inclinó a tragarse casi la mitad de un solo golpe, iniciando a mover su cabeza arriba abajo, sujetando la solidez de mi verga apretadamente con sus labios.
—¡Oooohhhh! … ¡Ssssiiii! …
Gemí de placer y acaricie su cabello con gratitud, pero esta vez ella no continuó con la mamada hasta el final, sino que se detuvo abruptamente y cedió el posto a Sonya para que siguiera. Mi hermana menor no engulló tanto como Claudia, pero emuló los movimientos de mi hermana mayor.
—¡Hazlo con la lengua! … ¡Ayúdate suave y delicadamente con tus dientes! …
Claudia impartía instrucciones y daba catedra a Sonya, la que trataba de poner en practica todo lo que le venía dicho. Me estremecí y no pude evitar de agarrar la cabeza de Sonya para follarla con mi pija enhiesta, ella se asustó, retrocedió y soltó mi polla.
—¡Hey! … ¡jovencito! … ¿por qué tanto ardor? …
Claudia se reía y se hizo cargo de nuevo de mi polla, me besaba con pasión, pero luego volvió a animar a Sonya, la que continuó chupando mi pija. Me dejé caer hacia atrás sobre la almohada y cerré los ojos. Los sentimientos y sensaciones que estaba experimentando eran indescriptibles. La boca de Sonya no era tan hábil como la de su hermana, pero se notaba que estaba haciendo un esfuerzo sorprendente y se estaba divirtiendo cada vez más.
—Bueno … considerando que te repugnan las gotitas … lo estás haciendo bastante bien …
Dijo Claudia mirando en forma divertida a su hermana, a lo que Sonya respondió:
—Bueno … esto es otra cosa … es muy especial …
Luego se tomó un descanso mientras observaba mi polla pulsante con evidente placer. Abrí los ojos para mirar con sorpresa a Sonya, no esperaba de ella un halago tan grande.
—¡Sí! … nuestro hermanito pequeño no es tan pequeño ahí abajo … es realmente especial …
Coincidió Claudia y agregó:
—También podrías probar el de Esteban si necesitas hacer una comparación. Yo estaría feliz y no me importaría …
Pero Sonya movió su cabeza negativamente y respondió apresuradamente:
—No, gracias … él es demasiado viejo para mí …
Pude ver que Claudia venía golpeada por esta respuesta y pensé que perdería su compostura de un momento a otro.
—Bueno … era solo una oferta …
Dijo en un tono de voz bastante molesta y dolida. Por un momento pensé que nuestros jueguitos habían terminado y ella se retiraría ofendida a su dormitorio.
—¡Emh! … ¿Serías tan amable de seguir chupando? … casi me explotan los cojones …
Suplique con la intención de calmar la situación. Afortunadamente las facciones de Claudia cambiaron y enseguida se inclinó y se tragó mi polla.
—¡Oooohhhh! … ¡Guauu! … ¡Ssssiiii! …
Yo también me relajé y disfruté este tratamiento que se hizo más enérgico, su cabeza se movía arriba y abajo más y más rápido. Pronto noté que la temperatura en mis bolas aumentaba y me aferré a su cabeza. Esta vez no la iba a dejar ir, follé su boca desesperadamente y no fue necesario de obligarla a nada, porque ella misma aumentó la velocidad para hacerme que me corriera en su boca. Sonya estaba atónita mirando los eventos que se avecinaban rápidamente. Grité sin poder contenerme cuando sentí el aluvión subiendo por mis bolas y dirigiéndose precipitadamente al orificio de mi glande.
Claudia sacó mi verga de su boca y la apuntó a su rostro, recibió la primera oleada en su nariz, luego en su frente, parpados, cabellos, mejillas. Borbotones de liquido perlado cubría todo su rostro. Los ojos de Sonya estaban abiertos como platos, instintivamente retrocedía mordiendo sus labios hipnotizada por la escena. La calentura era tanta que esta fue una eyaculación más copiosa que el normal de las veces. Claudia restregaba mi polla en su cara y con sus dedos acompañaba parte de mi semen a su boca, no quería perderse nada. Después se volvió hacia Sonya quien ciertamente nunca había visto algo así y miraba a su hermana mayor sorprendida, pero también fascinada y curiosa.
—No sabe nada de mal … definitivamente deberías probar esto también …
Dijo Claudia a Sonya que miraba embelesada viendo algunas gotas de semen que escurrían de su barbilla a sus senos y sin previo aviso se lanzó en adelante y besó a Sonya en su boca que estaba ligeramente entreabierta y estupefacta. Ahora fui yo quien abrió los ojos desorbitados, nunca pensé en presenciar algo así entre mis hermanas. Sonya estaba tan sorprendida que se echó para atrás y casi se cayó de la cama exclamando:
—¡Hey! … ¿Qué haces? … ¿De que se trata esto? … ¿Has enloquecido? …
Dijo Sonya balbuceando desconcertada y por un momento temí que huyera de la habitación.
—Bueno … ¿Querías adquirir experiencia? … esto es parte del paquete …
Dijo Claudia sabiondamente con un tono de clara suficiencia en su voz. Inmediatamente me quedó claro de que esta era una pequeña venganza de Claudia por haber tratado en modo despectivo a Esteban.
—Solo quería mostrarte cómo sabe para que veas que no tiene nada de asqueroso …
Agregó en tono tranquilizador y evitar que Sonya que todavía se apoyaba a la cama con la intención de huir se calmara, esta se mostraba indecisa sobre cómo reaccionar.
—Además … estoy totalmente caliente …
Agarró de los hombros a Sonya y la recostó sobre la cama.
—… y también le debemos algo a nuestro querido hermanito …
Diciendo esto comenzó a restregar sus tetas por sobre las de Sonya, luego volvió a besarla esta vez por más tiempo que ese primer beso. ¡Oh!, pensé, “esto si que me va a gustar”. Rápidamente hice espacio en la cama donde las dos se acomodaron envueltas en un abrazo apasionado. Sonya respondía a los besos de Claudia y repasaba sus labios probando el sabor de mi semen. Claudia estaba sobre su cuerpo y la aplastaba con sus tetas manteniéndola inmóvil.
—¡Sí! … admito que también me gusta …
Dijo Sonya y Claudia le sonrió frotando su vientre contra el vientre de ella, luego montó el muslo de Sonya y abrió bien sus piernas apoyando los labios de su panocha sobre la piel de su hermana, comenzando un movimiento de atrás y adelante. Me acomodé fascinado al borde de la cama y comencé a jugar con mi verga blandengue. Veía como Claudia había espalmado todo mi semen sobre el rostro angelical de Sonya, lo que parecía no molestarle, luego vi cómo frotaba voluptuosamente contra su cuerpo.
Era evidente que ahora Sonya se encontraba bastante excitada con este jueguito erótico, Claudia ronroneaba como una gatita en celo deslizándose de un lado a otro y luego arriba y abajo contorsionándose como una serpiente, luego inició a acariciar los senos de Sonya.
En un principio me dediqué a observar las lujuriosas actividades de mis dos hermanitas, pero era tan caliente la escena que sentí la urgente necesidad de intervenir. Lentamente comencé a tocarlas a ambas en las piernas, mis manos aterrizaron en el amplio culo de Claudia, rocé su hendedura y me desplacé con mis dedos hasta su húmeda vagina.
—¡Mmmmmm! … ¡Ssssiiii! …
Susurro entre dientes y continuo a mordisquear los pezones de Sonya, esta no permanecía inmóvil y acariciaba la espalda a Claudia que yacía sobre ella y follaba cada vez con mayor intensidad su muslo. Mi verga revivió y pensé que había llegado la hora de follar a alguien, las nalgas de Claudia se movían invitantes y tentadoras, me arrastré a los pies de la cama, me coloqué sobre ellas y guié mi verga al trasero de Claudia. Ella me dirigió una mirada severa y movió negativamente su cabeza. Me desconcertó en un principio, porque ella estaba tan mojada que pensé que lo único que esperaba era mi polla en su chocho, pero luego entendí.
No quería que Sonya nos viera follando, ella no estaba lista y podríamos asustarla. Fue difícil para mí tirarme atrás, pero confié en su criterio y experiencia y retrocedí nuevamente. Pero me hizo espacio hacia el coño de Sonya y me dijo:
—¿No te estabas comiendo ese coño? … míralo como esta jugosito y calientito esperándote …
Sonya había escuchado y tentadoramente abrió sus piernas y lamió sus labios con deleite, así que mientras Claudia amasaba sus senos, yo me incliné a comerle el coño a Sonya.
—¡Oooohhhh! … ¡Ssssiiii! …
Sonya comenzó a girar sus caderas al son de mi lengua, las manos de Claudia se perdieron entre las nalgas de Sonya y sus dedos invadieron el estrecho culo de ella. Fueron grititos y chillidos agudos que acompañaron la penetración de su ano por los hábiles dedos de Claudia. Lento pero inexorable la llevábamos hacia su orgasmo, con su otra mano Claudia se daba placer a sí misma. Cuando Sonya estaba al borde de su clímax, Claudia me empujó y me hizo señas de que subiera hacia arriba:
—Yo te relevo aquí … conténtala a ella por allí …
Como veía que no había entendido, se metió un dedo en su boca y mimó una mamada, luego me hizo un guiño lascivo, pero al ver su dedo inflando su mejilla lo entendí. No estaba seguro de si iba a resultar, porque con Sonya todo es más complicado, pero subí a la cabecera de la cama y me agaché cerca de la cabeza de Sonya que estaba con los ojos cerrados y al borde de su orgasmo, cuando Claudia comenzó a chupar su clítoris, Sonya se volvió más inquieta y movía la parte superior de su cuerpo y su cabeza de lado a lado, en uno de esos movimientos su boca quedó cerca de mi pene y yo lo coloqué y empujé en su boca entreabierta que gemía constantemente. Sonya comenzó a chupar casi automáticamente y para mí eso fue cómo una invitación y se la metí profundamente.
Continua
-
Vacaciones en Iquique – Capítulos 011 al 015
Vacaciones en Iquique - Capítulo 011
Claudia trataba de animarla e infundirle fuerza y audacia, pero ella nos miraba consternada y sin iniciativa.
—Mira que hermoso ejemplar tiene nuestro hermanito … es precioso y perfecto para practicar …
Sobajeó mis bolas y arremangó mi prepucio para mostrar a Sonya mi lustroso glande, mi verga había crecido a descomunales proporciones. Sonya me miró y comenzó a acercarse y se puso a mi lado derecho.
—¡Mmmmmm! … es riquísimo …
Exclamó Claudia haciendo desaparecer mi glande en su boca, mientras su rostro iba adquiriendo cada vez más esa expresión de depredadora que yo concia tan bien,
—¡Oooohhhh! … ¡Ssssiiii! …
Gruñí feliz y cerré los ojos para disfrutar lo que estaba por suceder.
—Vamos a comenzar lentamente …
Dijo Claudia con voz de maestra y prosiguió:
—A los hombres les gusta que uno juegue con su escroto y tome sus bolas … pero sin mucha presión … todo debe ser delicado … también les encanta si prendemos sus pelotas en nuestras bocas … así …
Claudia se engolosinaba con mis cojones, metiéndoselos a la boca uno a la vez y bañándome con sus caricias de lengua, todo eso me hacía estremecer y no podía evitar de rotar mi pelvis.
—Como vez nuestro hermanito no es la excepción …
Dijo Claudia haciendo resbalar mi testículo fuera de su boca y continuando a lamer la base de mi verga con maestría.
—¡Acércate y pruébalo tu misma! …
Escuché decir a Claudia animando a Sonya, entreabrí mis ojos para ver si de verdad Sonya se atrevía a seguir el instructivo de su hermana y, de hecho, ella se inclinó hacia adelante y un poco torpemente agarró mi testículo izquierdo y lo lamió primero para después engullirlo y acariciarlo con su lengua de terciopelo. Me volví a estremecer al delicado toqué de mi hermanita a mis bolas, Sonya como buena discípula, repitió la operación varias veces hasta sentir que dominaba la materia, cosa que me hizo jadear y contraer mis glúteos.
Tan pronto como Sonya se detuvo, Claudia volvió a inclinarse sobre mí y luego de lamerme un par de veces, cubrió mi escroto con numerosos besos intensos y volvió a tragarse mis testículos para trabajarlos con sus labios y lengua.
—¡Mmmmmm! … ¡Oooohhhh! …
Se me escapó y sentí pulsaciones exquisitas en mi polla endurecida como palo, siempre con los ojos entreabiertos vi que Sonya buscaba espacio y una vez que Claudia se enderezó, ella repitió lo que había visto hacer a su hermana. “Si siguen así estas dos … no voy a durar mucho”, pensé.
Claudia intuyó que Sonya comenzaba a disfrutar de las ejercitaciones orales, esta vez nos espero que ella terminara, sino que comenzó a lamer mi glande mientras hacía subir y descender mi prepucio con deleite, sentir las lenguas de mis dos hermanas en mi verga era otro deleite que me calentaba aún más. Cuando la lengua de Claudia hurgueteó en el orificio de mi glande y comenzó a hacer círculos alrededor, los escalofríos se hicieron más intensos y frecuentes.
—Prueba también tú … sabe exquisito …
Dijo mi hermana mayor empujando mi verga palpitante bajo los labios de Sonya, claro mi pene había alcanzado un tamaño majestuoso con tanta estimulación. Sonya titubeó, pero finalmente deslizó su pequeña lengua a lo largo y ancho de mi asta, cuando llego a la punta de mi pene, de repente se echó hacia atrás atónita:
—¡GOTAS! … le están saliendo gotitas … sentí unas gotas …
Claudia la miro y luego comenzó a pasar su lengua por mi glande.
—No … todavía no … son juguitos de placer, nada más … sus bolas están pesadas y llenitas … luego haremos que las descargue … le falta … aún no esta listo … no te preocupes …
Para confirmar sus palabras, se tragó por entero mi pene y comenzó a chuparlo con gusto, sentí una intensa sensación en mis cojones y hubiese querido llenar su boca con mi semen.
—¡Aaaahhhh! … ¡Mmmmmm! … ¡Oooohhhh! …
Gemí alzando mi pelvis en el aire, Claudia apretó la base de mi pene, abortando cualquier intento de corrida, luego me chupo un par de veces más y le entregó mi pene a su hermana. Sonya miraba dudosa y sospechosamente mi verga, aún no confiaba del todo, pero no queriendo demostrar debilidad ante su hermana mayor, lentamente acercó mi glande a sus labios.
Embelesado, seguí la lujuriosa practica de sexo oral que mis hermanas practicaban en mí, gemí de placer incluso antes de que los labios de Sonya envolvieran mi pene, cuando sentí la tibieza de su boca en mi verga, sus dedos arremangaron mi prepucio y ella comenzó a chupar con celo, cerré los ojos, disfruté del goce que ella me procuraba e imaginé de estar en el paraíso. Sin duda, mis dos hermanas juntas, son insuperables a chupar mi polla.
¡Debo estar en el edén!
Sonya siempre desconfiada, me chupó con bastante cuidado al principio, pero poco a poco se fue envalentonando, llegando incluso a lamer la mano de su hermana que jugaba con mis bolas. Arañé las sabanas y me mordí mis labios con lujuria, porque esto estaba siendo demasiado para mí. Nadie podría tildarme de culpable si me corro en la boca de Sonya en este instante, las únicas responsables son ellas dos que con sus bocas me transportan en el limbo del placer.
Estaba a punto de exhalar un grito y explotar, cuando Claudia grito:
—¡Alto! …
Inmediatamente volvió a apretar la base de mi pene y luego lo soltó sobresaltada.
—Puedes también prolongar el clímax de un hombre … este tipo de cosas vuelve locos a los chicos …
Soliloquió Claudia mientras Sonya la miraba con los ojos muy abiertos y tenía toda la razón porque me tenía al borde de mi corrida, pero no me dejaba tener mi desahogo, entonces intervino Sonya:
—¿Y cómo sabes si el hombre no te dice nada? …
Preguntó Sonya ansiosa por adquirir la sabiduría de su hermana mayor. Claudia me miró ambiguamente como si fuera una pequeña rata de laboratorio, comenzando a dictar a Sonya unas lecciones sobre el orgasmo masculino:
—Bueno … primero que nada lo notas por el estado de su verga … Mira está cómo palpitando …
Inmediatamente puso mi pene en mano de Sonya qué, lo tomó con ansias y luego lo soltó como si se hubiese quemado la mano.
—También lo puedes notar por la reacción del hombre … ¿Notas como nuestro hermanito ya se está retorciendo? …
Y movió su mano rápidamente en movimientos cortos y enérgicos, lo que me hizo arquear mi espalda y levantar mi pelvis. Claudia me miró con una mirada libidinosa, a mi me hubiese gustado saltarle encima y enterrar miles de veces mi verga dura en su coño empapado. Pero, por supuesto me quedé quieto y elevé mi mirada al cielo susurrando una plegaria para que terminaran con las clases teóricas y volvieran a la práctica. El dios de los calientes me escuchó y Claudia volvió a tomar mi pene en mano y luego se inclinó a tragarse casi la mitad de un solo golpe, iniciando a mover su cabeza arriba abajo, sujetando la solidez de mi verga apretadamente con sus labios.
—¡Oooohhhh! … ¡Ssssiiii! …
Gemí de placer y acaricie su cabello con gratitud, pero esta vez ella no continuó con la mamada hasta el final, sino que se detuvo abruptamente y cedió el posto a Sonya para que siguiera. Mi hermana menor no engulló tanto como Claudia, pero emuló los movimientos de mi hermana mayor.
—¡Hazlo con la lengua! … ¡Ayúdate suave y delicadamente con tus dientes! …
Claudia impartía instrucciones y daba catedra a Sonya, la que trataba de poner en practica todo lo que le venía dicho. Me estremecí y no pude evitar de agarrar la cabeza de Sonya para follarla con mi pija enhiesta, ella se asustó, retrocedió y soltó mi polla.
—¡Hey! … ¡jovencito! … ¿por qué tanto ardor? …
Claudia se reía y se hizo cargo de nuevo de mi polla, me besaba con pasión, pero luego volvió a animar a Sonya, la que continuó chupando mi pija. Me dejé caer hacia atrás sobre la almohada y cerré los ojos. Los sentimientos y sensaciones que estaba experimentando eran indescriptibles. La boca de Sonya no era tan hábil como la de su hermana, pero se notaba que estaba haciendo un esfuerzo sorprendente y se estaba divirtiendo cada vez más.
—Bueno … considerando que te repugnan las gotitas … lo estás haciendo bastante bien …
Dijo Claudia mirando en forma divertida a su hermana, a lo que Sonya respondió:
—Bueno … esto es otra cosa … es muy especial …
Luego se tomó un descanso mientras observaba mi polla pulsante con evidente placer. Abrí los ojos para mirar con sorpresa a Sonya, no esperaba de ella un halago tan grande.
—¡Sí! … nuestro hermanito pequeño no es tan pequeño ahí abajo … es realmente especial …
Coincidió Claudia y agregó:
—También podrías probar el de Esteban si necesitas hacer una comparación. Yo estaría feliz y no me importaría …
Pero Sonya movió su cabeza negativamente y respondió apresuradamente:
—No, gracias … él es demasiado viejo para mí …
Pude ver que Claudia venía golpeada por esta respuesta y pensé que perdería su compostura de un momento a otro.
—Bueno … era solo una oferta …
Dijo en un tono de voz bastante molesta y dolida. Por un momento pensé que nuestros jueguitos habían terminado y ella se retiraría ofendida a su dormitorio.
—¡Emh! … ¿Serías tan amable de seguir chupando? … casi me explotan los cojones …
Suplique con la intención de calmar la situación. Afortunadamente las facciones de Claudia cambiaron y enseguida se inclinó y se tragó mi polla.
—¡Oooohhhh! … ¡Guauu! … ¡Ssssiiii! …
Yo también me relajé y disfruté este tratamiento que se hizo más enérgico, su cabeza se movía arriba y abajo más y más rápido. Pronto noté que la temperatura en mis bolas aumentaba y me aferré a su cabeza. Esta vez no la iba a dejar ir, follé su boca desesperadamente y no fue necesario de obligarla a nada, porque ella misma aumentó la velocidad para hacerme que me corriera en su boca. Sonya estaba atónita mirando los eventos que se avecinaban rápidamente. Grité sin poder contenerme cuando sentí el aluvión subiendo por mis bolas y dirigiéndose precipitadamente al orificio de mi glande.
Claudia sacó mi verga de su boca y la apuntó a su rostro, recibió la primera oleada en su nariz, luego en su frente, parpados, cabellos, mejillas. Borbotones de liquido perlado cubría todo su rostro. Los ojos de Sonya estaban abiertos como platos, instintivamente retrocedía mordiendo sus labios hipnotizada por la escena. La calentura era tanta que esta fue una eyaculación más copiosa que el normal de las veces. Claudia restregaba mi polla en su cara y con sus dedos acompañaba parte de mi semen a su boca, no quería perderse nada. Después se volvió hacia Sonya quien ciertamente nunca había visto algo así y miraba a su hermana mayor sorprendida, pero también fascinada y curiosa.
—No sabe nada de mal … definitivamente deberías probar esto también …
Dijo Claudia a Sonya que miraba embelesada viendo algunas gotas de semen que escurrían de su barbilla a sus senos y sin previo aviso se lanzó en adelante y besó a Sonya en su boca que estaba ligeramente entreabierta y estupefacta. Ahora fui yo quien abrió los ojos desorbitados, nunca pensé en presenciar algo así entre mis hermanas. Sonya estaba tan sorprendida que se echó para atrás y casi se cayó de la cama exclamando:
—¡Hey! … ¿Qué haces? … ¿De que se trata esto? … ¿Has enloquecido? …
Dijo Sonya balbuceando desconcertada y por un momento temí que huyera de la habitación.
—Bueno … ¿Querías adquirir experiencia? … esto es parte del paquete …
Dijo Claudia sabiondamente con un tono de clara suficiencia en su voz. Inmediatamente me quedó claro de que esta era una pequeña venganza de Claudia por haber tratado en modo despectivo a Esteban.
—Solo quería mostrarte cómo sabe para que veas que no tiene nada de asqueroso …
Agregó en tono tranquilizador y evitar que Sonya que todavía se apoyaba a la cama con la intención de huir se calmara, esta se mostraba indecisa sobre cómo reaccionar.
—Además … estoy totalmente caliente …
Agarró de los hombros a Sonya y la recostó sobre la cama.
—… y también le debemos algo a nuestro querido hermanito …
Diciendo esto comenzó a restregar sus tetas por sobre las de Sonya, luego volvió a besarla esta vez por más tiempo que ese primer beso. ¡Oh!, pensé, “esto si que me va a gustar”. Rápidamente hice espacio en la cama donde las dos se acomodaron envueltas en un abrazo apasionado. Sonya respondía a los besos de Claudia y repasaba sus labios probando el sabor de mi semen. Claudia estaba sobre su cuerpo y la aplastaba con sus tetas manteniéndola inmóvil.
—¡Sí! … admito que también me gusta …
Dijo Sonya y Claudia le sonrió frotando su vientre contra el vientre de ella, luego montó el muslo de Sonya y abrió bien sus piernas apoyando los labios de su panocha sobre la piel de su hermana, comenzando un movimiento de atrás y adelante. Me acomodé fascinado al borde de la cama y comencé a jugar con mi verga blandengue. Veía como Claudia había espalmado todo mi semen sobre el rostro angelical de Sonya, lo que parecía no molestarle, luego vi cómo frotaba voluptuosamente contra su cuerpo.
Era evidente que ahora Sonya se encontraba bastante excitada con este jueguito erótico, Claudia ronroneaba como una gatita en celo deslizándose de un lado a otro y luego arriba y abajo contorsionándose como una serpiente, luego inició a acariciar los senos de Sonya.
En un principio me dediqué a observar las lujuriosas actividades de mis dos hermanitas, pero era tan caliente la escena que sentí la urgente necesidad de intervenir. Lentamente comencé a tocarlas a ambas en las piernas, mis manos aterrizaron en el amplio culo de Claudia, rocé su hendedura y me desplacé con mis dedos hasta su húmeda vagina.
—¡Mmmmmm! … ¡Ssssiiii! …
Susurro entre dientes y continuo a mordisquear los pezones de Sonya, esta no permanecía inmóvil y acariciaba la espalda a Claudia que yacía sobre ella y follaba cada vez con mayor intensidad su muslo. Mi verga revivió y pensé que había llegado la hora de follar a alguien, las nalgas de Claudia se movían invitantes y tentadoras, me arrastré a los pies de la cama, me coloqué sobre ellas y guié mi verga al trasero de Claudia. Ella me dirigió una mirada severa y movió negativamente su cabeza. Me desconcertó en un principio, porque ella estaba tan mojada que pensé que lo único que esperaba era mi polla en su chocho, pero luego entendí.
No quería que Sonya nos viera follando, ella no estaba lista y podríamos asustarla. Fue difícil para mí tirarme atrás, pero confié en su criterio y experiencia y retrocedí nuevamente. Pero me hizo espacio hacia el coño de Sonya y me dijo:
—¿No te estabas comiendo ese coño? … míralo como esta jugosito y calientito esperándote …
Sonya había escuchado y tentadoramente abrió sus piernas y lamió sus labios con deleite, así que mientras Claudia amasaba sus senos, yo me incliné a comerle el coño a Sonya.
—¡Oooohhhh! … ¡Ssssiiii! …
Sonya comenzó a girar sus caderas al son de mi lengua, las manos de Claudia se perdieron entre las nalgas de Sonya y sus dedos invadieron el estrecho culo de ella. Fueron grititos y chillidos agudos que acompañaron la penetración de su ano por los hábiles dedos de Claudia. Lento pero inexorable la llevábamos hacia su orgasmo, con su otra mano Claudia se daba placer a sí misma. Cuando Sonya estaba al borde de su clímax, Claudia me empujó y me hizo señas de que subiera hacia arriba:
—Yo te relevo aquí … conténtala a ella por allí …
Como veía que no había entendido, se metió un dedo en su boca y mimó una mamada, luego me hizo un guiño lascivo, pero al ver su dedo inflando su mejilla lo entendí. No estaba seguro de si iba a resultar, porque con Sonya todo es más complicado, pero subí a la cabecera de la cama y me agaché cerca de la cabeza de Sonya que estaba con los ojos cerrados y al borde de su orgasmo, cuando Claudia comenzó a chupar su clítoris, Sonya se volvió más inquieta y movía la parte superior de su cuerpo y su cabeza de lado a lado, en uno de esos movimientos su boca quedó cerca de mi pene y yo lo coloqué y empujé en su boca entreabierta que gemía constantemente. Sonya comenzó a chupar casi automáticamente y para mí eso fue cómo una invitación y se la metí profundamente.
Continua
-