Vacaciones con mis Padres

heranlu

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Yo siempre he tenido muy buena relación con mis padres, en mi casa nunca han existido los tabús, en especial con el sexo. Siempre hemos hablado de manera muy liberal sobre este tema.

Como muchos, escuchaba a mis padres follar, al principio no entendía que sucedía, pero con los años supe lo que era. Durante mi adolescencia, mojaba las bragas cuando escuchaba a mi madre gemir de manera descontrolada y en muchas ocasiones comenzaba a masturbarme.

Les cuento como soy, actualmente tengo 27 años, soy de estatura media, con curvas en mi cuerpo, pelo largo de color castaño claro y ojos verdes y mi parte favorita del cuerpo son mis tetas. Tengo unas tetas grandes y firmes (talla 110). Siempre he sido una apasionada del sexo, aprendía lo que era mi sexualidad desde muy joven y desde entonces nunca he parado de aprender más y más. Supongo que lo he heredado de mi padre, ya que, a lo largo de mi vida, lo he pillado bastantes veces viendo porno, solo o con mi madre, aunque nunca se han dado cuenta de que les espiaba. Todas esas situaciones me ponían muy cachonda y han sido muchas las veces que me he corrido soñando que follaba a mi padre o hacía un trio con él y mi madre, pero siempre han sido fantasías nunca he intentado nada, hasta este verano.

Como mi padre tenía que trabajar, este verano solo pudimos irnos una semana de vacaciones, ya que, debido a la pandemia, mi padre no podía ausentarse mucho más de sus negocios. Reservó una bonita habitación en un hotel muy lujoso, en la playa y nos fuimos los tres a pasar unas divertidas vacaciones.

El primer día fue genial, nos fuimos a la playa, de compras, nos lo pasamos muy bien. El segundo día, planeamos hacer muchas más cosas, hasta que mi madre, recibió una llamada de teléfono de mi abuela, se había caído en mitad de la noche y se rompió una pierna, al ser mi madre hija única y no tener más familia, tuvo que cancelar sus vacaciones para poder ir a cuidarla al hospital

M: Hija, voy a tener que marcharme, tu abuela no puede estar sola, lo entiendes, no?

Y: Claro mamá, es normal, ahora mismo recogemos todo y nos vamos.

M: No hija, no quiero que vosotros canceléis las vacaciones, ha sido un año muy duro y todos necesitamos descansar.

Y: Pero mamá, como nos vamos a quedar sin ti? No es justo.

M: Por favor, quédate con papá y ayúdalo a distraerse, ha trabajado mucho en los últimos meses y necesita descansar y divertirse. Además, eres una chica lista, seguro que sabes hacer algo para que papá no me eche de menos y se lo pase bien.

Y: Vale mamá, haré lo que pueda, pero las vacaciones sin ti no serán lo mismo.

Tras nuestra conversación, mamá me dio un beso, demasiado cerca de los labios y su mirada parecía un poco alterada, como si quisiera decirme algo más, pero no le di mucha importancia, pensando que era yo la que me imaginaba las cosas.

Después de llevar a mi madre a la estación de trenes, nos fuimos a pasar el día a la playa e intentar animarnos un poco. Por la noche, mi padre me dijo que me arreglara que nos íbamos a cenar a un restaurante del puerto. Como hacía calor, me puse un vestido negro de tirantes, corto, con algo de vuelo en la falda y un escote de infarto.

P: Hija, estás muy guapa con ese vestido, además te hace unas tetas preciosas.

Y: Gracias papá.

Tras la cena, nos fuimos a tomar unas copas. Estábamos ya un poco bebidos, pero nos estábamos riendo mucho.

P: Mira hija, ese chico te está mirando, yo creo que quiere algo contigo.

Y: Pues que mire lo que quiera, esta semana es solo para ti y para mí.

P: Pero hija, te está comiendo con los ojos, yo creo que si le dejas te come esas tetas tan bonitas que tienes jajaja.

Y: Mira que me dices unas cosas papá.

P: Pero es verdad, me da rabia, que no quieras ir con ese chico a pasar una noche salvaje de sexo y prefieras quedarte con el viejo de tu padre.

Y: Papá, tú no eres viejo, además dudo que ese chico folle bien.

P: Si hija, ya soy viejo. Mira el otro día leyendo en internet, una chica contaba que se masturbaba con una almohada y parece ser que es muy normal. Mes estoy quedando desfasado, en mis tiempos las mujeres se masturbaban, metiéndose el dedo en el coño, a veces con la ducha y por supuesto, vibradores y demás juguetes sexuales, pero nunca con una almohada.

-Y: Jajaja, es verdad, hay muchas que lo hacen, pero que tu no lo sepas no quiere decir que seas viejo, además tú sabes otras cosas.

Tras continuar la conversación sobre los tipos de masturbación y seguir tomando copas, llegó el momento de irnos al hotel. Por el camino mi padre puso un brazo sobre mi hombro, dejando caer la mano, sobre una de mis tetas, yo no puse pegas, es más me gustaba, pero cuando llegamos a una calle, en la que apenas había gente, noté como sus dedos, agarraba mi pezón, por encima de la tela del vestido y del sujetado. No le hizo falta tocarme mucho para que se me pusiera duro y sensible y en seguida, noté como mis bragas se mojaban.

Al llegar al hotel, mi padre me soltó y entramos como si nada hasta la habitación. Una vez allí, me dijo:

P: Duerme en mi cama, es demasiado grande para dos, además mañana cuando la chica venga a hacernos la habitación, solo tendrá que hacer una, menos trabajo para ella, seguro que nos lo agradecerá.

Y: Vale papá, voy a quitar todas estas almohadas para poder acostarnos.

P: Si quieres dejar alguna para frotarte tu coñito no hay problema jajaja y de paso me explicas como se hace.

No sé qué me pasó por la cabeza, solo sé que me subí a la cama, me quité el vestido y me quedé solamente con mis bragas mojadas y mi sujetador, que marcaba mis pezones duros, comencé a frotarme con la almohada. Mi padre me miró sorprendido, lo primero que pensé fue en que había sido un error muy grande, hasta que noté como se colocaba su dura verga debajo del pantalón. Se acercó lentamente, sin apartar su mirada de mi y cuál fue mi sorpresa, cuando noté su mano entre mis piernas, primero me acariciaba por encima de las bragas y después me las apartó a un lado para dejar libre mi chorreante coño. En ese momento me dejé llevar, empecé a frotarme sobre su mano, lentamente él fue introduciendo un dedo en mi agujero. Cuando quitó su manó la tenía llena de mis jugos y con la otra mano me bajó el sujetador, para poder untarme las tetas con mi propia excitación. Como un loco se lanzó a chuparme las tetas, mientras se comía una me acariciaba la otra y yo seguía frotándome contra la almohada, era demasiado, empecé a gemir como una loca. Tras varios minutos, empecé como el orgasmo comenzaba a formarse en mi interior, seguí moviéndome más rápido, con la esperanza de poder correrme, pero no fue así.

Mi padre me empujó dejándome tumbada sobre la cama, se acercó y comenzó a quitarme la poca ropa que me quedaba, primero el sujetador, a la vez que le daba pequeñas chupadas a mis duros pezones y después mis bragas no sin antes parar a olerlas. Una vez desnuda, se lazó a comer mi dulce y empapado coño. Pasó su hábil lengua por toda mi cavidad, bebiéndose todos los flujos que se había generado, yo estaba a punto de correrme y sabía que en el momento, que su lengua tocara mi clítoris explotaría, pero no fue así, fue el único punto que no me chupó. Tras terminar, se acercó a mí boca y nos fundimos en un apasionado besos, donde yo misma pude degustar mis propios flujos.

P: Que pensabas zorrita mía, que me iba a quedar con un tonto mirando?

Y: Ayy papá me muero por correrme, estoy demasiado caliente, por cierto, no me parece bien que yo esté desnuda y tú todavía con la ropa, quiero verte desnudo.

P: Y que quieres ver de mí?

Y: Pues por ejemplo tu polla. Llevo años escuchando como te follas a mamá y ella siempre se corre gritando que tienes una polla increíble. Yo quiero probarla.

P: Al final vas a ser una puta salida, como yo pensaba. Anda ven a buscar tu polla.

Y: Ummm que ganas de tenerla para mi.

Nos volvimos a besar, mientras yo le iba desnudando, el no paraba de jugar con mis tetas. Lo dejé desnudo, solamente con el bóxer que escondía una tremenda erección. Para provocarle, comencé a pasar mis tetas por toda su cara, bajando poco a poco por su cuerpo, el gemía cada vez más y mi coño volvía a chorrear, por fin llegué a su polla y lentamente fui bajándole el bóxer hasta descubrir una enorme verga de unos 18 cm de largo, bastante ancha y con una erección descomunal. Como una loca, me lancé a ella, comencé a chupársela, mi sueño hecho realidad, no podía parar de lamerla toda entera mientras le tocaba sus grandes huevos.

Tras darle una buena mamada, comencé a hacerle una cubana, él no podía articular palabra de la excitación que tenía, su hermoso rabo se movía perfectamente entre mis dos enormes tetas, acariciándole la punta con mis sensibles pezones.

P: Nena, eres toda una experta en mamar pollas, seguro que ya te has comido unas cuantas.

Y: Sí papa, llevo chupando rabos desde hace muchos años.

Sin más le solté la verga y me senté a horcajadas sobre su cintura, comencé a moverme sobre él igual que hice con la almohada, pasando mi húmedo coño, por toda su polla sin llegar a metérmela, él se agarró a mis tetas otra vez, sin parar de mamarlas. Yo cada vez me movía más rápido, hasta que uno de esos movimientos me metí toda su verga.

Y: Oooh dios papá es maravillosa. Aaaah

P: Mi dulce niña, que ganas de follarte. Me encanta como me cabalgas. Sigue así mi putita.

Estuvimos así cerca de 15 minutos, yo cabalgando sobre mi padre mientras él me no paraba de saborear mis tetas, la sensación erra increíble, nunca había estado así de cachonda, pero con cada estacada, notaba como mi orgasmo crecía con más fuerza en mi interior, hasta que al final me corrí con un fuerte gemido. No podía moverme más, sabía que mi padre todavía no se había corrido e intenté seguir cabalgando sobre él, pero era imposible, no tenía fuerzas. De repente, mi padre me tumbó de manera brusca sobre la cama y sin más, empezó a follarme de forma salvaje mi coño dolorido, mientras me pellizcaba los pezones.

P: Que pensabas putita, que como tú ya te has corrido iba dejarte.

Y: Lo siento papi, no pudo más, sigue tú.

P: Claro que voy a seguir, hasta que te destroce este coño de zorra que tienes y tus tetas queden tan sensibles que te duelan solo con mirarlas.

Y: Aaaah sigue papá, creo que me voy a correr otra vez.

P: Vamos mi putita, córrete con papá. Aaaah

Y: Papiii!

Y nos corrimos de forma salvaje los dos a la vez. Estábamos agotados, mi padre me colocó sobre la cama, mientras me besaba dulcemente se tumbó a mi lado y me abrazó dejando sus manos en mis pezones duros y sensibles.

Y: Papá, me duelen mucho los pezones.

P: Lo sé mi niña, deja que te de un masaje, te sentirás mucho mejor.

Comenzó a acariciarme los pezones con las palmas de las manos, de manera muy suave, los tenía tan sensibles, que noté mi coño mojarse otra vez. Mientras me acariciaba, me decía:

P: Sabes cariño, cuanto te salieron las tetas, tu madre y yo, una noche, te dimos una pastilla para dormir sin que te enteraras, te metimos en nuestra cama, yo comencé a mamarte las tetas y tu madre me mamaba la polla a mi, después no cambiamos, fue tu madre la que te las comía mientras yo le comía el coño a ella. El resto de la noche nos la pasamos chupándotelas y acariciándote. Esa noche, tu madre me dijo que teníamos que hacer de ti una puta.

Y: En serio? Sabes la cantidad de veces que me he masturbado escuchando como follabais? Mi sueño era hacer un trío con los dos.

Mientras me hablaba sus dedos iban más deprisa sobre mis pezones.

P: La fantasía sexual que tiene tu madre, es frotar su coño con el tuyo mientras me coméis la polla entre las dos. A veces cuando duermes, te baja el pantalón del pijama para olerte el coño, le encanta, se pone muy cachonda y nos pasamos la noche follando mientras fantaseamos contigo.

Y: Uf papá, entre lo que me estás diciendo y lo que me estás haciendo me voy a correr. Me encantaría mucho follar con mamá y contigo. Oh me corrooo. Aaaah

Y después de ese orgasmo provocado por las caricias de mi padre en mis pezones, me quedé dormida, hasta el día siguiente que me desperté con la boca de mi papá comiéndose mi coño.
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Como les conté en mi anterior relato, después de mi primera noche con papá, me desperté con su boca en mi coño, era maravilloso, no había terminado de abrir los ojos y ya estaba a punto de correrme otra vez.

Y: Oooh si, sigue chupando, no aguanto más... Aaah

P: Buenos días mi dulce niña, veo que has tenido un bonito despertar.

Y: Uf si, no ha estado nada mal. ¿Papi, que vamos a hacer hoy?

P: Yo había pensado en follar, ¿qué opinas?

Y: Jajaja, no es mal plan, pero me gustaría hacer algo más. Además, tendremos que ducharnos y salir por lo menos, para que nos puedan limpiar la habitación.

P: Por eso no te preocupes, que papá se encarga de todo. Anda ven aquí y cómeme la polla un rato.

Sin más preocupaciones, me metí su verga en la boca y comencé a chupársela, mi padre gemía y me agarraba la cabeza para que no parara de chupársela, yo cada vez estaba más mojada y con más ganas de volver a meterme su polla en mi coño.

En ese momento, mi padre me hizo ponerme de pie, se sentó en el borde de la cama y me puso de espaldas a él, me dijo que mirara dirección la televisión, yo no entendía nada, pero le hice caso, empezó a acariciarme por todo el cuerpo, deteniéndose donde más le gustaba, mis tetas, me las pellizco hasta que mis pezones quedaron bien duros y después me cogió una para que me la metiera en la boca, mientras me mamaba una teta, él me tocaba lo otra, siempre mirando la tele.

Ya no aguantaba más me sentó encima de él, dándole la espalda y bien abierta de piernas, como si alguien me quisiera ver el coño desde la tele. En ese momento, levantó en el aire y poco a poco me fue bajando mientras me iba metiendo su tremenda erección.

Y: Siii, que ganas de que me follaras.

P: Tranquila mi niña, papá te va a follar todo lo que quieras. Vamos zorrita muévete más.

En ese momento llamaron a la puerta y mi padre me tapó la boca, queriendo simular que no había nadie. A los pocos minutos y tras volver a llamar, la puerta se abrió, era la chica de la limpieza, que venía a hacernos la habitación. Mientras tanto mi padre seguía moviéndose dentro de mí y yo no sabía qué hacer si gemir de placer o gritar de vergüenza.

L: Oh disculpen, pensé que no había nadie, me voy.

P: ¡No! Quédate. Cierra la puerta y acércate. Tranquila no voy a hacerte nada.

Y: ¡Papá! ¿Qué haces? Déjala que se vaya.

P: No hija, vamos a jugar. ¿Te gustaría ganarte un dinero extra?

L: Pues la verdad es que no me vendría nada mal. ¿Qué tengo que hacer?

P: Comerle las tetas a mi hija, mientras me la follo y por supuesto tener la boca cerrada. Te daré 300€.

L: Por ese precio, hasta le como el coño a la niña.

Y ahí estaba yo, abierta de piernas, mientras mi padre me follaba bien duro y una completa desconocida, me comía las tetas. Era una sensación muy rara, pero a la vez muy placentera, tanto que no tardé mucho en correrme y a los pocos minutos, mi padre no aguantó más, llenándome el coño de su leche, mientras le decía a Laura, nuestra nueva amiga, que le daba 50€ más si me limpiaba el coño con la lengua, lo cual ella no dudo. Fue fantástico, tener a dos personas dándome tanto placer al mismo tiempo.

Laura, era una mujer de unos 50 años, no era muy guapa, pero tenía algo especial, a parte de una excelente habilidad con la lengua. Nos contó que tenía varias personas a su cargo y que le era muy difícil pagar tanto gasto con su sueldo, por eso se ofreció a jugar con nosotros el resto de la semana a cambio de más dinero.

P: Esta bien, le pagaré lo pactado, pero por favor, no quiero que nadie del hotel se entere de esto.

L: No se preocupe, diré que son unos clientes especiales y que han pedido que sea yo la que les haga la habitación, todos los días, total, por aquí pasa gente muy especial con la limpieza, no sería nada raro que vosotros también lo pidierais. Además, que no tengo problema en comerle el coño a la niña, es maravillosa.

Y: Lo mismo digo yo de ti Laura, no se te da nada mal jajaja.

Mientras Laura nos hacía la habitación, papá y yo nos fuimos a la ducha. Cuando salí, ella se acercó a despedirse con un húmedo beso en los labios, mientras me pellizcaba mis sensibles pezones, poniéndolos duros otra vez.

Una vez listos, nos fuimos a desayunar a una terraza de frente al mar. Yo no paraba de pensar, en porqué mi padre me decía lo de follar de frente a la tele, sabía que había algo más, pero no me atrevía a preguntar.

P: ¿Qué te pasa mi niña? Te noto rara.

Y: Nada papi, estaba pensando en una cosa. Antes cuando fallábamos, me decías que mirara a la tele y me colocabas siempre en esa dirección. La verdad no entiendo a qué viene eso.

P: Jajaja, es una sorpresa mi amor, esta noche lo sabrás.

Tras desayunar, nos fuimos a pasar el día por la ciudad. Aprovechamos para comprar regalos para todos y recordé que no había vuelto a hablar con mi mamá, desde que llamó para decir que había llegado bien.

Entramos en muchas tiendas de ropa y cada vez que me iba a probar algo, mi papá intentaba entrar conmigo, pero por motivos de seguridad, debido a la pandemia, no pudimos hacer nada.

Fuimos a comer a un bonito restaurante, mi padre le pidió al camarero, una mesa lo más apartada del resto, diciendo que tenía mucho miedo a contagiarse de Covid, este sin dudarlo, nos puso en una parte de la terraza, en la que solo había dos mesas más con gente y una distancia, de más de 2 metros, por lo que pudimos tener cierta intimidad.

Y: Que rabia, quería que entraras conmigo a los probadores y de paso me tocaras un poco.

P: Ya cariño, pero las normas hay que respetarlas.

En ese momento noté que mi padre se movía y por debajo de la mesa, me cogió la mano para ponerla en su polla, que se la había sacado. Comencé a mover mi mano, la cara de mi padre era de pura excitación, mientras seguía con la paja.

P: Nena, no voy a tardar en correrme.

Y: Pues es una pena que vayamos a desperdiciar esta leche.

Tiré la servilleta al suelo, simulando que se me había caído y me agaché de lado para recogerla. Como el mantel de la mesa era largo, las otras mesas no podían ver lo que hacíamos. Sin más apoyé la cabeza en la pierna de papá y me metí su verga a punto de reventar en la boca.

El con su mano, agarraba mis pezones que tanto le gustan y entre mi mamada y los pezones, se corrió en mi boca. Con mucho disimulo, nos levantamos y nos fuimos.

Y: Papi, estoy cachonda, quiero correrme, vamos al hotel.

P: Espera nena, he estado hablando con un amigo de mi empresa, que resulta que tiene una tienda de ropa muy exclusiva aquí. Vamos, que quiero comprarte algo.

Tenía razón mi padre, era una tienda muy exclusiva, con ropa muy bonita. Nos estaban esperando y al entrar cerraron la puerta con llave y bajaron las cortinas de los escaparates. No se veía nada desde fuera. Allí estaba Roberto el amigo de mi padre y su mujer Susana. Noté que me miraban de una manera especial. Tras presentarme, Roberto le dijo a mi padre:

R: Pues no está nada mal la niña.

P: Jajaja, un respeto que está aquí tu mujer.

S: Bueno, vamos al lío

Yo no entendía nada. Me empezaron a enseñar un montón de vestidos, elegí los que más me gustaban y entré al probador. Detrás de mi vino Susana, que me ayudó a probarme la ropa. Cuando me quité uno noté como me empezó a acariciar el culo, pensé que eran cosas mías, hasta que me agarró por la cintura y fue moviéndose para quedar de frente a mí. Sin más comenzó a besarme, mientras me acariciaba el cuerpo hasta llegar a mi mojado coño. Sin más apartó mis bragas y me metió uno de sus dedos. Yo no sabía qué hacer, era la segunda vez en un día que una desconocida, me daba placer. Noté como sin yo quererlo, mis caderas comenzaron a moverse buscando el placer, en la mano de Susana.

S: Tu papá nos ha dicho que eres muy puta, que te gusta frotarte tu chochito con una almohada. También nos ha dicho que haces unas mamadas estupendas. Por cierto, creo que quieres correrte, ¿no?

Y: Uf si, por favor, sigue.

S: Chicos, la zorrita quiere jugar.

Nos fuimos fuera del probador, me tumbaron en una alfombra, me desnudaron entera y se desnudaron ellos. Susana se tumbó encima de mí, su mano volvió a mi coño y el suyo, se frotaba en mi muslo. Nos empezamos a besar, mientras Roberto y papá, se tocaban la polla, mientras nos miraban.

S: Me encantaría frotar mi coño con el tuyo, pero eso es algo, que está reservado para tu mamá.

Estaba tan caliente, que no me preocupé en pensar como esa mujer sabía la fantasía de mi madre, solo quería correrme. Continué frotándome con su mano y ella con mi muslo, en pocos minutos, las dos nos corrimos con un fuerte orgasmo. Susana, se levantó para dejarle sitio a mi padre, que venía con una erección tremenda. Se puso encima de mí y comenzó a besarme, mientras tanto, Susana, se puso detrás de mí a 4 patas, quedando mi cabeza en el suelo y la suya encima de mí, por detrás Roberto comenzó a fallársela. Mi padre estaba agarrado a mis tetas, cuando escuchó a Susana gemir, sin más se incorporó y me la metió de un golpe.

Y: ¡Papaaa! Que ganas de tener tu polla dentro.

P: Sí mi niña, ya echaba de menos follarme tu coñito. Oye Susana, no me gusta ver tu boca tan quieta, chúpale las tetas a mi hija, ya verás que delicia.

S: Ummm encantada.

Susana se agachó a comerme las tetas, debido a la postura, me quedaron las suyas en mi cara, no eran tan grandes como las mías, pero tenían unos pezones que me llamaron la atención, sin más comencé a chupárselas. Así estuvimos un rato, dándonos placer los cuatro, era genial. Nosotras nos corrimos las primeras y al poco tiempo se corrieron ellos, dejando nuestros coños inundados de su leche. Susana se tumbó sobre mí y comenzamos a lamernos, una a la otra, nuestros coños repletos de leche, en un rico 69.

R: ¿Estás viendo a estas dos? Son insaciables.

P: Si, ya veo. Esta va a ser peor que su madre.

R: Jajaja, ya verás cuando se pongan las dos a darle, te van a dejar reventado.

P: Fijo, vaya dos putas que tengo en casa.

Después nos vestimos y nos despedimos de Susana y Roberto, tras pagarle los bonitos vestidos que papá me había comprado. Volvimos al hotel a descansar un rato, pues tanto sexo nos había dejado agotados.

Y: Papi, te puedo preguntar algo.

P: Claro que si cielo, dime.

Y: ¿Cómo sabía Susana que mamá quería frotar su coño con el mío?

P: Hija, mamá y yo, quedamos muchas veces con ellos para follar. Quedamos los 4, a veces viene otra pareja más y nos montamos una pequeña orgía y por supuesto, hablamos nuestras fantasías.

Y: Vaya, jamás pensé que mis padres pudieran hacer orgías.

P: Y más cosas que ya te contaremos, ya lo hablaremos, pero algún día podías venirte con nosotros, Roberto se quedó con ganas de follarte.

Y: Vale, por mí no hay problema. ¿Qué vamos a hacer esta noche?

P: Tengo reservado en un restaurante cerca del puerto, quiero que te pongas el vestido azul que te he comprado hoy, pero quiero que no te pongas ni bragas ni sujetador.

Y: Pero papá, se me van a marcar las tetas, y es vestido es un poco corto.

P: ¿Ahora te preocupa que se te marquen las tetas? Si te portas bien, tendrás tu recompensa.

Y: Oye papá no hemos vuelto a llamar a mamá. Quiero saber cómo está.

P: Tranquila, ya he hablado con ella, todo está bien. Me dijo que ya te llamaría para ver como estabas.

Y: ¡Ah, genial! Pues ya hablaré con ella. Me voy a vestir.

P: Recuerda, nada de bragas ni sujetador.

Por la noche, de camino al restaurante, yo tenía la impresión de que todo el mundo me miraba, antes de salir del hotel, mi padre me había comido las tetas, le gustaba que se me marcaran los pezones en la ropa. Tenía la sensación de que la gente sabía que se me marcaban los pezones porque me follaba a mi padre.

Cuando llegamos al restaurante, nos pusieron en una zona apartada, según mi padre, para evitar contagiarse de Covid, pero yo sabía que ese no era el motivo. La cena fue tranquila, hablamos de todo, peor no paso mucho más, hasta llegar el postre. Mientras esperamos a que nos trajeran nuestros platos, mi padre comenzó a tocarme el muslo, todo eran caricias, hasta que por fin llegó a mi coño. Siguió tocándome y yo notaba como brotaban mis fluidos.

Y: Papá, te recuerdo que no llevo bragas.

P: Lo sé, por eso ha sido tan fácil llegar a tu coño.

Y: Ya, pero cuando me levante, la silla va a estar mojada y no quiero que el camarero piense que me he hecho pis o algo parecido.

P: Tranquila nena, eso lo soluciono yo.

Vi al camarero acercarse con nuestros platos, mi padre retiro la mano de mi coño y para mi sorpresa, comenzó a tocarme un pezón delante del camarero. El chico se quedó parado mirando la escena sin saber que decir ni hacer.

C: Aquí tienen sus postres y disculpen por la espera.

P: Menos mal, porque ya estaba yo buscando otro postre, cinco minutos más y me pillas comiéndome estas dos tetas tan maravillosas. ¿Te gustaría tocárselas?

C: ¿Puedo?

P: ¿Que dices nena? ¿Le dejas que te toque las tetas?

Y: Si papi.

El chico se acercó y con miedo y excitación, metió la mano en mi escote hasta llegar al pezón. Los dos comenzaron a tocarme las tetas, mientras notaba como mi excitación corría por mis piernas. Mi padre, dejo mi pezón, para volver a mi meterme un dedo en el coño. Noté las tremendas erecciones de mis chicos, por lo que les sugerí que se la sacaran, para comenzar a pajearlos. El primero en correrse en mi boca, fue el camarero, el cual nos tuvo que dejar porque lo reclamaban, la siguiente fui yo y por último mi papá, tras hacerle una rica mamada. Cuando terminamos, fuimos al baño a limpiarnos, tras pagar y darle una buena propina al camarero, nos fuimos, no sin antes decirle:

P: Chaval, limpia bien la silla de mi niña, creo que la tiene un poco mojada.

C: Claro señor, no se preocupe por eso. Espero verles pronto.

P: Posiblemente volvamos otra noche, me gustaría la misma mesa y que nos atiendas tú.

C: Claro señor, lo tendré todo listo.

Mientras paseábamos por el puerto, le pregunté a mi padre.

Y: Papá, como te atreves a hacer estas cosas. Nos podía haber visto.

P: Nena, estabas tan cachonda, que no viste que no había nadie alrededor, estábamos solos. Además, hay que ser buena gente y ayudar a los demás y la paja que le has hecho al chico, le ha ayudado a seguir mejor con su trabajo, imagínate, que tiene que trabajar con la verga dura, después de tocarte, eso es de ser mala persona.

Y: Jajaja no tienes vergüenza.

Continuamos con la noche, fuimos a tomar unas copas y yo no paraba de pensar en la sorpresa que mi padre tenía para mí, me moría por saber lo que era. Cuando nos fuimos al hotel, no era muy tarde y estábamos cansados, por eso mi padre decidió tomar un taxi. Tras llegar a la parada, miró a todos los taxistas y se acercó a hablar con uno, la verdad no sé de qué hablaron, solo me acerqué cuando mi papá me llamó.

P: Cariño, he pensado que como todavía no es muy tarde y hace una noche muy buena, vamos a dar un paseo por la ciudad en taxi.

Y: ¿A estas horas?

P: Sí, será divertido.

Yo que ya conocía a mi padre, sabía que, si decía que sería divertido, me acabaría corriendo. El taxista, era un hombre de unos 57o 58 años, con cara de baboso que no paraba de mirarme. Cuando subimos al taxi, nos llevó por todo el paseo marítimo, todo estaba lleno de gente y poco a poco fue callejeando hasta llegar a zonas donde apenas se veía gente. Mi padre comenzó a acariciarme todo el cuerpo, me subió el vestido por la cintura dejando al aire mi caliente coño, mientras me acariciaba me decía al oído.

P: Vamos niña, grita fuerte para que este señor vea lo cachonda que estás.

Y: Aaah si papi, sigue tocándome.

El taxista paró en un descampado. Salimos los tres, mi padre me quitó el vestido, dejándome desnuda delante de un desconocido, otra vez más. Me acomodé todo lo que pude entre unas piedras.

P: Nena, que te he dicho yo de ser amable con la gente.

Y: ¿Quieres que le coma la verga?

P: Si mi amor, cómesela, para agradecerle lo bien que ha hecho su trabajo y mientras tanto yo te como el coño a ti.

T: Vamos zorrita, cómeme el rabo.

Así estuvimos un rato, yo gozando de las lamidas de mi padre, mientras el taxista gozaba con las mías. Estaba muy mojada y solo quería una verga dentro de mí.

T: Si me dejas follármela, soy tu taxista el resto de tus vacaciones sin cobrarte nada.

P: ¿Estás de acuerdo nena?

Y: Sí papi, quiero una polla ya no aguanto.

P: Toda tuya entonces.

El taxista me la metió de un golpe, no la tenía muy grande, pero sabía moverse, mientras tanto, le hacía una rica mamada a mi padre. El taxista no tardó en correrse.

T: Oh dios, que rica eres niña, te he llenado de leche.

P: ¿Te ha gustado amigo?

T: Ufff que coño tan apretado tiene, me encanta.

Y: Papi, quiero más polla.

P: Ven aquí mi niña que papi te la da.

Me senté de espadas a mi padre, quedando expuesta al taxista, mi padre me follaba fuerte, yo no paraba de gritar y el taxista comenzó a comerme las tetas. Cuando mi padre estaba a punto de correrse, noté una lengua en mi coño, el taxista nos estaba lamiendo a los dos, la polla de mi padre follándose mi coño cuando mi padre se corrió, nos chupó toda su corrida a los dos.

P: Pfff ha estado bien, no sabía que le gustaban los rabos.

T: Prefiero los coños, pero una buena verga no está nada mal.

Y: Ha sido alucinante, nunca me había corrido de esta manera.

T: Niña, tanto chuparos, se me ha vuelto a poner dura, ¿puedo tocarte las tetas para hacerme una paja?

Y: Mejor, pon tu verga entre mis tetas mientras te la chupo.

Tras chupársela a nuestro amigo el taxista nos llevó de vuelta al hotel. Yo estaba agotada. Nos metimos en la cama y como la noche anterior, mi padre comenzó con su masaje en los pezones.

Y: Um papá, que ha sido de mi sorpresa.

P: Lo siento nena, vas a tener que esperar a mañana.

Y: Ha sido un día increíble. Tú crees que mamá se enfadará por lo que estamos haciendo.

P: Espero que no. No se tú, pero a mí me encantaría que siguiéramos follando cuando lleguemos a casa.

Y: Y a mi papi, me encanta tu verga. Papi, no aguanto, frótame más fuerte los pezones.

P: Claro que si mi niña. Córrete para papá.

Y: Aaah que rico lo que me haces. Buenas noches papi.

P: Buenas noches mi niña.
 

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Estaba dormida, pero entre sueños comenzaba a sentir placer. Mis sentidos empezaban a despertarse y por segunda vez amanecía con una lengua acariciando mi coño, pensé en papá, pero esta vez era diferente, más cálida y más dulce. Cuando quise abrir los ojos, no podía, entonces me di cuenta de que llevaba un pañuelo que me impedía ver.

Y: ¡Ummm papi!

P: Buenos días preciosa.

Y: ¿Qué pasa? ¿Por qué me has tapado los ojos? ¿Quién me está chupando?

P: Es tu sorpresa mi amor.

Y: Quiero verla, quiero saber quién es.

P: No hasta que te corras, relájate y disfruta.

La verdad es que no tardé mucho en correrme, la incertidumbre de saber quién era hizo que se acelerara mi orgasmo. Fui notando como esa boca con la que me acababa de correr, fue subiendo por todo mi cuerpo hasta llegar a la mía, donde nos fundimos en un apasionado beso, mientras me quitaban el pañuelo, entonces vi mi sorpresa, ¡era mamá!

Y: ¡Mamá! ¿Qué haces aquí? ¿Y la abuela? ¿Qué ha pasado?

M: Tranquila mi amor, que todo está bien. A la abuela la están cuidando y ya no era necesario que me quedara, por lo que decidí volver a pasármelo bien con vosotros. Tu padre me ha dicho que os lo habéis pasado genial. Tendría que haber llegado ayer por la noche, pero el tren se retrasó y he llegado por la mañana.

Y: ¿Mamá, estás enfadada por lo que te ha contado papa?

M: Claro que no cariño, es más, somos nosotros los que tenemos que contarte muchas cosas a ti.

P: Nena, ¿quieres saber a qué venía lo de follar mirando la tele?

Y: Sí claro.

P: Resulta que mamá y yo teníamos un plan. Queríamos grabarte, por eso escondimos una microcámara detrás de la tele. El día que llegamos, no fue casualidad que entrarás con mamá en aquella tienda mientras yo subía las maletas. Lo teníamos pensado, para poder colocarla, sin que te dieras cuenta.

Y: ¿Por eso esta vez solo cogiste una habitación, en vez de dos? ¿Y por qué queríais grabarme?

M: Efectivamente, por eso cogimos una habitación. Nuestra idea era acostarnos y nada más apagar la luz, que tú todavía estarías despierta, ponernos a follar y poder ver lo que hacías. Al principio la cámara estaba en el otro lado de la habitación, de frente a tu cama. Como pasó lo de la abuela, papá la desconectó y la guardó, pero después de vuestra primera noche juntos, le dije que la volviera a poner, que me daba mucho morbo veros follar.

P: Por eso al día siguiente follamos mirando la tele, que era donde la había vuelto a colocar.

Y: ¿Y te gustó lo que viste mama?

M: Mucho, hija, la primera vez que lo vi, estaba en el hospital, me tuve que ir corriendo al baño a masturbarme porque no aguantaba y cuando llegué a casa, me pasé toda la noche viendo el video y masturbándome, fue realmente delicioso.

P: Chicas, he encendido la cámara, ¿que os parece si grabamos un bonito recuerdo de nuestras vacaciones en familia?

Sin poder aguantarnos las ganas, comenzamos a besarnos los tres, mientras con nuestras caricias íbamos despojándonos de la poca ropa que nos quedaba. Cuando mi padre liberó su tremenda erección, mi madre y yo nos lanzamos a comérsela como dos locas. Nuestras lenguas se entrelazaban alrededor de la polla de mi padre, mientras tanto él, metía sus dedos, en nuestros ya húmedos coños. Mi madre no aguantaba más, se montó sobre mi padre y de un solo golpe, se metió toda su polla, mientras gritaba de placer.

En ese momento llamaron a la puerta, a mis padres no pareció importarles, ya que seguían a lo suyo, yo fui a abrir, sin darme cuenta de que estaba desnuda. Por suerte para mí, la persona que estaba al otro lado, era Laura, nuestra chica de la limpieza, que nada más verme se lanzó a mí y comenzó a besarme.

Los cuatro estábamos en cama, mamá montaba a papá y Laura estaba encima de mí, masturbándome y comiéndome las tetas. Mi cabeza no conseguía asimilar toda la situación, en cuestión de dos días, pasé de ser una chica normal, con una vida sexual de lo más común, a ser la puta de mis padres, a la que todo el mundo se follaba y lo más extraño, es que parecía que lo hubiera hecho toda mi vida, me sentía bien, me gustaba y por eso no quería parar de hacerlo.

M: Nena, creo que es hora de que nos cambiemos y vea como te follas a tu padre. Mientras tanto, yo puedo ir conociendo a Laura.

Y: Claro mami, como tú quieras.

P: Ven aquí nena, me muero por follar ese coño tan apretadito tuyo.

L: Encantada señora, no sé si quiere que le de dos besos o que le coma un rato el coño.

M: Jajaja, me gusta esta mujer, prefiero que me lo comas y si lo haces bien te daré los besos que quieras.

No sé que me daba mas morbo, si papá follándome o ver a mamá haciendo un 69 con Laura. De repente, mi padre nos movió y sin salir de mí, me tumbó en la cama y comenzó a follarme más fuerte. Sabía que pronto se correría y mi orgasmo, estaba cerca.

Mi excitación iba en aumento, tras escuchar a mamá y a Laura correrse y cuando las dos se acercaron a mi y se metieron mis pezones en la boca, fue ya demasiado. Las dos me los mordían y mes chupaban, como si fueran uno de esos juguetes que tienen los bebés, cuando le salen los dientes. El dolor se mezclaba con el placer, mi orgasmo estaba cada vez más cerca, hasta que noté los chorros calientes de semen de mi padre en el interior de mi coño, en ese momento, ya no pude más y me corrí, como nunca antes lo había hecho.

Papá y yo no podíamos más, y quedamos tumbados uno al lado del otro mientras mamá le limpiaba los restos de semen a papá y Laura me los limpiaba a mí. A partir de ahí no recuerdo más, a mis ojos les costaba mantenerse abiertos y mi cuerpo pedía urgentemente una tregua.

El olor a mar y el aire fresco, empezaron a inundar mis sentidos, estaba tranquila, algo dolorida, pero satisfecha. En seguida, comencé a notar caricias y besos por todo mi cuerpo, era agradable y mis ojos comenzaron a abrirse lentamente.

M: Buenos días dormilona, ¿cómo estás cielo?

Y: ¿Qué hora es? Bien, un poco dolorida, pero bien.

P: Es casi la 1 de la tarde. Es normal, después de una sesión de sexo duro.

M: Te dejamos dormir, estabas agotada. Ahora levántate, date una ducha, que ahora te doy una de mis pastillas milagrosas para que te deje de doler todo.

Y: Está bien, ¿dónde vamos a ir?

P: A comer y luego a la playa. Te hemos comprado unas cosas.

Y: Oooh vaya, que bikini tan bonito y tan pequeño. ¿Y esta caja que es?

M: Es una bala vibradora. Tienes que metértela en el coño y nosotros la manejamos con este mando, ya verás que divertido.

Tras ducharme mi padre me estaba esperando sentado una silla, me obligó a ponerme sobre sus rodillas, boca abajo, quedando mi coño expuesto a mi madre, que me miraba con cara de traviesa, mientras sostenía la bala vibradora, poco a poco, me la fue metiendo, hasta que quedó dentro de mí. Era una sensación rara, estaba frío, y sentía que en algún momento se podría caer, pero a los pocos minutos, ya no me acordaba de que la llevaba dentro.

Una vez listos, salimos a comer, todo fue normal, hasta que llegamos al mismo restaurante, donde el día anterior habíamos estado papá y yo. En mi mente comenzaron a reproducirse, como si de una película porno se tratara, todas las escenas vividas con aquel camarero. De repente, una voz me sacó de mis pensamientos, era él, el mismo camarero, que se había corrido en mi boca el día anterior, no sabía si mirarlo a la cara o salir corriendo de la vergüenza.

C: Buenos días señores, me alegro mucho de volverlos a ver.

P: Buenos días, te dije que volveríamos. ¿Cariño no saludas?

Y: Buenos días.

C: Les tengo reservada la misma mesa del otro día, pero hoy está lista para los tres. Pasen por aquí.

Mientras caminábamos a la mesa, mis padres me miraban con una sonrisa en la cara, yo no sabía donde mirar, porque mirara donde mirara solo veía gente. ¿Dónde estaba el ambiente íntimo del día anterior? Ahora solo había gente y más gente, y tenía la sensación de que todos me miraban, como si supiera lo que había hecho en mi anterior visita.

Una vez sentados, exactamente en la misma silla de la otra vez, mis padres no dejaban de lanzarse miradas de complicidad, no sabía que tramaban hasta que lo entendí. Una suave vibración comenzaba a hacerse notar en mi interior, era agradable, pero poco a poco mi cuerpo se iba despertando.

Mientras mirábamos la carta pensando que comer, la vibración iba aumentando y mi cuerpo lo hacía con ella. En ese momento llegó nuestro amigo el camarero a tomar nota y la vibración, seguía en aumento, empezaba a ser demasiado y me lamenté de no haber investigado un poco como funcionaba aquel juguete. Miré de reojo a mi madre y enseguida supe que era ella la que tenía el mando, estaba empezando a notar como mi orgasmo se formaba dentro de mí y solo pensaba, en la cantidad de gente que había y de como el camarero me miraba, hasta que por fin se fue.

Y: Por favor mami, no aguanto más, esto está lleno de gente.

M: ¿No te gusta cielo?

Y: Sí mucho, pero no quiero que toda esta gente se entere de que me voy a correr en breve.

P: Pues ya sabes, hazlo en silencio, mi amor.

Sí claro, como si fuera tan fácil y mientras luchaba por no ponerme a gemir delante de todo el restaurante, la vibración, volvió a aumentar. Estaba desesperada, quería correrme y no sabía como hacerlo y en mi cabeza solo había una pregunta ¿Cuántas velocidades tenía esta cosa? En ese momento apareció el camarero con las bebidas, genial, me iba a correr delante de él. Me agarré a la silla tan fuente, que mis nudillos quedaron blancos, no aguantaba más y en ese momento… dejó de vibrar.

C: ¿Estas bien? No tienes muy buena cara.

M: Debe de ser el calor, es muy sofocante.

P: Ahora cuando comas seguro que te sentirás mejor.

Y: Sí debe de ser eso.

Cuando volvimos a estar solos, miré que nadie más se hubiera dado cuenta de lo que pasaba y afortunadamente, parecía que no, salvo un señor que me miraba, no sabía si por mi mala cara o realmente sabía lo que pasaba.

M: Cariño, te noto un poco frustrada. ¿Qué pasa?

Y: Mamá no aguanto más, por favor, déjame ir al baño y solucionarlo.

P: No hasta que comamos.

Creo que ha sido la comida más larga de mi vida. Mi madre no paraba de jugar con el mando, encendiendo y apagando la vibración, mientras mi cuerpo, se moría por tener un orgasmo. Cuando por fin terminamos de comer, no volví a notar más la vibración, era como si volviéramos a ser una familia normal, hablando de cosas normales, en vez de ser la familia de depravados que éramos. Yo necesitaba urgentemente correrme, pero nada, mis padres pasaban de mí.

Y: Mamá necesito ir al baño.

M: Claro cariño, vete no hay problema.

No sé si estaba feliz o enfadada me dejaba ir al baño sin más. Me levanté con intención de quitarme el juguete que llevaba dentro y solucionar yo sola, toda esa frustración que me había causado. Cuando llegué al baño para mi desgracia estaba ocupado, era una pesadilla que no iba a terminar nunca. En ese momento se acerca el camarero, veo que viene directo a mi y sin más me coge del brazo y me mete en el cuarto que utilizan como almacén.

No me da opción a decirle nada, simplemente, se saca la polla y me la mete en la boca. A mi ya me daba igual, quería correrme y haría lo que fuera por hacerlo. Comencé a chupársela como si la vida me fuera en ello y ahí estaba otra vez, la vibración de la bala.

Estaba enfadada con mis padres, habían pasado de mí, me concentré en seguir chupándosela al camarero, ya que sabía que pronto se cortaría la vibración. Mientras aumentaba la intensidad con la que se la chupaba, aumentaba la vibración. Notaba que el camarero pronto se iba a correr y si las cosas seguían así yo también. No pasaron más de 2 minutos, cuando noté el semen en mi boca, entonces por fin conseguí mi tan ansiado orgasmo, fue tan fuerte que pensé que me partiría en dos y la vibración no paraba, hasta que vi al camarero sacarse el mando del bolsillo donde había tenido la mano todo el rato. ¡Era él, el que había estado jugando conmigo!

C: Toma, esto es tuyo.

Y: Así que eras tú.

C: Sí. Esta mañana vinieron por aquí y me explicaron como usarlo. Después de llevaros las bebidas, tu madre me lo dio sin que te dieras cuentas. Espero que no lo hayas pasado muy mal.

Y: No ha sido fácil, pero reconozco que al final me ha gustado.

Tras ir al baño y quitarme la bala, mi humor había cambiado, volvía a estar contenta y esperaba disfrutar del resto del día.

Cuando llegué a la mesa, vi que había alguien más sentado con ellos, era el señor que me había estado mirando antes. Mis padres me miraron con una mirada de complicidad.

M: Cariño, ¿estas mejor?

Y: Sí mamá.

P: Hija, te presento a Juan, se ha ofrecido a llevarnos a una cala muy bonita, que hay a las afueras. Dice que no va casi nadie y le hemos ofrecido que se venga.

Y: Hola Juan, encantada.

J: Hola, vaya eres muy guapa, seguro que tienes muchos chicos detrás de ti.

Y: Vaya gracias. Bueno, alguno hay.

Y en ese momento supe, que esta sería la nueva víctima de mis padres.
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Eran las 4 de la tarde, el aire acondicionado del coche de Juan se había estropeado y el calor era asfixiante, la tapicería de piel del coche, se me pegaba a las piernas y me hacía sudar. A pesar de todo el calor y la incomodidad que tenía, estaba relajada, pensando en mis cosas, mirando por la ventana, como el paisaje se volvía cada vez más solitario, hasta que llegamos a la cala.

Como había dicho Juan, era una cala pequeña y muy bonita, uno de esos sitios, que nadie conoce y que cuando sabes de su existencia te sientes muy afortunado.

Bajamos del coche y un aire abrasador, nos dio la bienvenida al lugar. No había absolutamente nadie en varios kilómetros a la redonda y solo pensaba en quitarme el pequeño vestido de tirantes, de color morado, que llevaba pegado a mi cuerpo.

M: ¡Qué sitio tan bonito!

P: Sí que lo es. Amigo tenías razón, por aquí no pasa nadie. Es un buen lugar para pasarlo bien los cuatro.

J: Ya te dije que el sitio no te defraudaría. Ahora espero que no me defraudéis a mí.

P: No te preocupes, en mi familia sabemos agradecer a la gente los favores, en especial mi hija. Nena, ¿te gusta el sitio?

Y: Sí papi, es muy bonito.

Mamá cogió a papá del brazo, tirando de él, para llegar cuanto antes a la orilla del mar, yo los seguí, riéndome de como mi madre corría como una niña pequeña. De repente noté una gran mano, justo al final de mi espalda, cuando me giré, vi la sonriente cara de Juan, le devolví la sonrisa y continuamos caminando, mientras su mano continuaba bajando hasta llegar a mi culo.

Juan era un hombre alto y fuerte, con buen cuerpo. Por su moreno se notaba que pasaba muchas horas expuesto al sol. Tenía el pelo corto y completamente negro, al igual que sus grandes ojos, los cuales no apartaba de mí. La verdad, es que era el típico hombre maduro, que parecía tener éxito con las mujeres, pero por alguna razón, veía algo en él, que no me terminaba de gustar.

Cuando llegamos cerca del mar, colocamos nuestras toallas y por fin pude quitarme el vestido que tan pegado tenía. Todos me miraban con expectación, al principio no entendía nada, hasta que me di cuenta de mi bikini.

Me lo habían comprado papá y mamá esa mañana, estaba hecho con una de esas telas brillantes de color plata, mamá decía que era de mi talla, pero la verdad, es que no me tapaba mucho. Afortunadamente, estábamos solos en la playa, si llegamos a estar con más gente, hubiera sido imposible pasar desapercibida y a mucha gente no creo que le hubiera gustado.

M: Nena, ¡estás muy preciosa!

Y: Gracias mamá.

P: Me la acabas de poner dura solo con mirarte.

J: No eres el único.

M: Vaya dos, solo pensáis en follar.

P: Seguro que tú has mojado las bragas cuando la has visto.

M: Sí, pero he sido más educada que tú.

Y: Vaya familia de degenerados que somos.

M: Por cierto, cariño, date protector solar, no te vayas a quemar. Dile a Juan que te ayude.

J: Yo encantado.

Juan cogió el protector y como si fuera una muñeca de cristal, comenzó con suma delicadeza a dármelo. Empezó por mis pies y lentamente fue subiendo por mis piernas, iba extendiendo el protector con pequeños círculos sobre mi piel, era una sensación muy agradable. Cuando llegó a mis muslos, me obligó a separarlos para tener mejor acceso. Continuó subiendo hasta que quedó de frente a mí. Con una mirada perversa, me obligó a sentarme en la toalla, situándose él detrás mío con sus piernas a lo largo de las mías.

Siguió dándome el protector, en la espalda, en los brazos hasta que finalizó su masaje en mis tetas. Comenzó untándolas, de la misma forma que había hecho con mi cuerpo, y poco a poco fue metiendo sus fuertes manos en la diminuta tela de mi bikini. Con la palma de la mano, me estimulaba dulcemente los pezones, que no tardaron en ponerse duros. Continuó su masaje, mientras comenzaba a besarme por los hombros y poco a poco fue subiendo hasta llegar a mi boca. Todo fue muy dulce y delicado, hasta que por fin nuestras bocas se juntaron, en ese momento, las cosas cambiaron y como si una fuerza animal se apoderara de él, comenzó a devorarme la boca. El suave masaje en mis pezones, cambió por completo, comenzó a pellizcarlos, haciéndome sentir una mezcla de dolor y placer que me gustaba.

Mientras seguía besándome, su mano derecha soltó mi pezón, y se metió en el interior de mis diminutas braguitas, estaba completamente mojada y el no dudó en follarme con sus dedos. Era como estar en un sueño, solo sentía placer y mi orgasmo no tardaría mucho en aparecer. En ningún momento dejó de besarme, era como un lobo hambriento y yo era su presa. Cuando estaba muy cerca de correrme, paró, sacó su mano de mis bragas y me la puso en los labios, para que chupara mis propios flujos.

Y: ¡Sí!, ¿Por qué has parado? Estaba a punto.

J: Lo sé, pero no me apetece que te corras.

Y: ¿Y cuándo te va apetecer?

J: Por ahora. Venga, sé buena y pórtate bien conmigo.

Me imaginaba lo que quería, era una sutil manera de decirme que se la chupara, así que no lo dudé, me acerqué a él con intención de sacársela del interior del bañador. No me hacía falta saber que la tenía muy dura, pues se le marcaba bastante en la ropa. En ese momento escuché más gemidos y es cuando me di cuenta que mis padres estaban al lado nuestro.

La verdad es que no me había dado cuenta de cuando habían llegado, la última vez que los vi, estaban jugando como dos niños en la orilla del mar. Por lo que vi, debían de llevar un rato, mi madre le estaba haciendo una mamada a mi padre y él metiéndole un dedo en el culo. Les dejé que siguieran a lo suyo y me centré en la polla de Juan.

Cuando se la saqué, me quedé fascinada por su tamaño, todos los hombres presumen de tenerla grande, pero la verdad es que él, tenía motivos más que suficientes para presumir. Comencé a chupársela, mientras el me sujetaba la cabeza marcando el ritmo al que quería que se la chupara. Poco a poco, iba notando como Juan se resistía a correrse, ya estaba muy cerca, pero no se lo pondría fácil. Al igual que hizo él conmigo, lo llevé al límite y cuando sujetó con fuerza mi cabeza con intención de correrse en mi boca, paré, me solté de él y simplemente le sonreí con una sonrisa maliciosa.

J: ¿Qué haces? Estaba a punto de correrme.

Y: Yo también, cuando tú paraste antes.

J: Vamos nena, no me jodas. He venido a pasármelo bien.

Y: Yo también.

J: Yo siempre follo así, no me gusta que las mujeres se corran, prefiero que me supliquen un orgasmo, me hace sentir poderoso. Además, en cuanto os corréis, ya no queréis hacer nada más.

Y: Pues yo soy más de follar para correrme, una pena no haberlo sabido antes, nos habíamos ahorrado muchos disgustos.

Mis padres que habían estado ajenos a todo esto, de repente pararon y nos miraron como si tuviéramos un alíen en la cara.

P: Juan, amigo, nosotros disfrutamos todos del sexo, cuanto más placer mejor.

J: Lo siento, no me gusta que las mujeres se corran, luego me aburro.

M: Vamos a hacer una cosa. Vamos a darle a Juan su propia medicina. Te vamos a demostrar lo duro que es no correrse en una sesión de sexo. ¿Aceptas?

J: No es para tanto, las mujeres que lloráis por todo. Venga vale acepto.

Mis padres, grabaron un video con su móvil, en el que Juan decía, que nos daba permiso para hacer todo esto. Yo pensaba que era excesivo, hasta que vi como mi madre sacaba de su bolsa de la playa varías cuerdas de gran tamaño.

Y: Mamá, ¿de dónde has sacado esas cuerdas y para que las quieres?

M: Cállate y ayúdame a sacar todo lo que hay en esa bolsa.

P: Hija teníamos otro plan para ti, pero como se presentó Juan lo cambiamos.

Empecé a hacer lo que me dijo mamá, en su bolsa había, esposas, vibradores y consoladores de todos los tamaños y lubricantes, sin olvidar los metros de cuerda que ya había sacado mi madre y con los que estaba atando a Juan de pies y manos. Cuando terminó, Juan quedó a cuatro patas, con sus manos atadas a sus piernas, de tal manera era imposible que se moviera si no era con ayuda.

M: Bueno pues ya está, me ha quedado bien, ¿no?

P: Perfecto cariño, eres una experta con las cuerdas.

Y: Mamá, ¿desde cuándo sabes hacer estas cosas?

J: ¿Piensas que por atarme lo voy a pasar mal? Cuando me vaya me buscaré una zorra a la que metérsela y listo.

M: Todavía no hemos terminado. Falta la guinda del pastel. ¿Nena, sigues teniendo la bala vibradora?

Y: Si mami, voy a por ella.

La cara de Juan, era un poema, no sabía lo que pretendíamos y menos cuando fue mi madre con uno de sus lubricantes a metérsela en el culo. Mi madre comenzó a jugar con el mando, igual que hizo conmigo.

J: ¡Oooh dios! ¿Esta es vuestra idea de tortura?

M: jajaja, ya llorarás.

J: ¡Zorra! ¡Has parado, sigue! ¡Es una orden!

Sin hacerle caso, mi padre y yo nos sentamos en la toalla, quedando yo entre sus piernas y de frente a Juan. Papá comenzó a acariciarme mientras iba desatando las cuerdas de mi bikini, hasta dejarme completamente desnuda. La mirada de Juan estaba fija en nosotros, mientras mi madre no había vuelto a utilizar el mando con él.

Papá seguía acariciándome mientras me besaba, yo estaba tremendamente excitada y quería más. Para mi suerte, papá cogió uno de esos vibradores que habían traído y comenzó a jugar con mi clítoris y lentamente me lo fue metiendo en mi coño. Mi orgasmo estaba muy cerca y afortunadamente para mí, papá no paraba, al contrario, aumentaba cada vez más la velocidad hasta que por fin me corrí.

Juan nos miraba atento, se notaba que le gustaba lo que veía, ya que su verga se veía realmente dura. Mi padre se acercó a él, quedando su polla a la altura de su cara, lo miró y le dijo:

P: Ves, no hay nada de malo en que las mujeres se corran, a mí me la ha puesto muy dura y por lo que veo a ti también.

Juan no contestó, simplemente sacó la lengua y comenzó a chupársela a mi padre, la verdad es que ninguno de los tres esperábamos esa reacción. En ese momento mamá le dio al mando de la bala durante unos segundos y después paró. Su polla empezaba a gotear, el orgasmo estaba próximo. Mamá fue hasta su bolsa y sacó una pala de madera, con la que le golpeó en el culo, haciendo gritar a Juan.

J: ¡Zorra! Me has hecho daño.

M: Esa era mi idea, estabas a punto de correrte y no lo podía permitir.

Mamá se puso delante de él y le obligó a chuparle las tetas, a lo cual Juan no puso pega, otra vez volvía a estar a punto de correrse y mamá volvió a pegarle, esta vez más fuerte. Mientras gritaba de dolor, le dio al mando unos segundos y paró. La siguiente vez mamá le obligó a que le comiera el coño hasta que ella se corrió y otra vez le volvió a pegar.

Papá y yo mirábamos la morbosa escena, mientras él me acariciaba constantemente, notando su tremenda erección pegada a mi culo. Mamá nos miró sonriendo, se acercó y le dijo algo a papá, él me miró y sonrió. Se lanzó sobre mí y de un golpe me metió toda su enorme polla, yo pegué un grito de asombro y placer. Comenzó a follarme de una manera salvaje mientras mamá jugaba y chupaba mis pezones hipersensibles.

P: Nena, eres increíble, me encanta follarte, podría pasarme horas dentro de ti.

Y: Siii ¡papi! ¡Sigue no pares nunca!

Mamá se tumbó encima de mí, dejándome su coño a la altura de mi cara, sin dudarlo comencé a comérselo, mientras ella jugaba en mi clítoris, con uno de los vibradores. Toda la frustración que había tenido ese día desapareció, era demasiado y no sabía cuánto iba a aguantar. La primera en correrse fue mamá, después la seguí yo y por último papá. Nuestros gritos de placer se escucharon en toda la playa y por supuesto Juan nos vio.

M: ¿Te ha gustado Juan?

J: Mucho, pero sigo pensando lo mismo.

M: Me alegra saberlo, porque vas a seguir ahí.

Después de esa sesión de sexo los tres estábamos agotados, sudados y llenos de arena. Nos fuimos al mar a bañarnos todos juntos, menos Juan, que seguía en la misma postura. Tras el baño nos tumbamos en nuestras toallas, yo me quedé dormida enseguida, estaba agotada.

No llevaba mucho tiempo dormida cuando unos sollozos me despertaron, miré y mis padres estaban durmiendo, entonces me di cuenta de que era Juan.

Y: ¿Qué te pasa?

J: ¡No aguanto más, me quiero correr! Las imágenes vuestras follando me tienen loco. Lo siento, no debí portarme así.

M: ¿Ves? Te dije que llorarías.

J: ¿Qué opinas nena? ¿Lo desatamos y te haces cargo tú?

Y: Claro papi, yo me encargo.

Mamá por fin lo desató, asegurándose de que no tenía nada más que el culo rojo y una tremenda erección. Sin pensármelo mucho, me senté encima de él y comencé a follármelo. En apenas unos minutos se corrió. Me levanté y me fui a la toalla. A los pocos minutos lo tenía a mi lado.

J: Tú no te has corrido.

Y: Que bien no, eres muy observador.

J: Oye, perdona lo de antes, creo que he aprendido la lección. Jamás volveré a dejar a una mujer sin su orgasmo.

Y: Me alegro de que pienses eso, te irá mejor en la vida.

J: Te debo uno.

Y: No te preocupes, todavía queda mucha tarde por delante. Ya me lo cobraré.

Tras hacer las paces como buenos amigos, me quedé dormida en mi toalla. Cuando me desperté serían casi las 9, el Sol, comenzaba a esconderse lentamente. Miré a mi alrededor y estaba sola. A lo lejos, pude ver a mamá bañándose en el mar, pero ni rastro de papá ni de Juan.

M: Hola cariño, ¿qué tal has dormido?

Y: Bien mamá. Por cierto, ¿Dónde están papá y Juan?

M: Han ido a un supermercado a comprar cosas para cenar aquí. ¿No has oído nada mientras dormías?

Y: No, ¿qué ha pasado?

M: Me los he follado a los dos.

Y: ¿En serio? Mamá no hay quien te pare, nunca te cansas, jajaja.

M: La verdad es que Juan no está nada mal, estoy pensando en invitarlo a casa algún día.

Y: Pfff lo raro es que quiera seguir hablando con nosotros. ¿Desde cuándo sabes atar tan bien a las personas?

M: Hija, hay muchas cosas que no sabes de mí, ya te las iré contando. Venga, vamos a bañarnos antes de que se haga de noche.

Mientras salíamos del agua, vimos llegar a papá con Juan, parecían muy contentos, hablando y riendo. Sacaron las cosas del coche y se aproximaron donde estábamos nosotras. Todo era normal, como si fuéramos amigos de toda la vida y no hubiera pasado nada interesante entre nosotros.

P: ¡Hola chicas! ¿Qué tal lo habéis pasado?

M: ¡Muy bien! ¿Y vosotros?

P: También muy bien.

M: Vaya se os ve muy contentos, ¿no os ha pasado nada?

J: Que va mujer, simplemente nos llevamos bien.

Sabía que mamá sospechaba algo, cuando la vi alejarse con papá, con intención de interrogarlo. Juan y yo nos quedamos sacando las cosas que habían comprado para la cena. La verdad es que después de lo ocurrido, no me parecía un hombre tan interesante, sí, había aprendido la lección, pero ya no me atraía como antes. Entre nosotros había un silencio muy incómodo y yo solo esperaba con impaciencia a que llegaran mamá y papá. Pasados veinte minutos regresaron, mamá me agarró del brazo y me dijo que nos íbamos a dar un paseo, mientras ellos preparaban todo.

M: He estado hablando con tu padre.

Y: Lo sé, ¿Qué te ha contado?

M: Pues resulta que nuestro amigo es una caja de sorpresas.

Y: Sí, eso ya nos lo ha dejado claro esta tarde.

M: Resulta, que cuando se subieron en el coche, en vez de ir en dirección a la ciudad, para ir al supermercado, fueron en sentido contrario. De repente se pararon en mitad de un camino, en pleno campo, donde no había nada. Juan salió del coche y comenzó a buscar un palo. Cuando encontró uno le dijo a papá que se bajara y se lo dio.

Y: ¿No le habrá hecho nada malo a papá?

M: Que va. Le dijo que por favor lo azotara con ese palo. Que se había puesto muy cachondo cuando le pegué y que quería repetirlo. Papá le dijo, que mejor volvían y le azotaba yo, pero él le contestó que no, que le gustaba más ser la putita de él.

Y: ¿En serio? ¿Juan es gay?

M: Eso parece. Papá le azotó unas cuantas veces y cuando paró, Juan se la chupó hasta que se corrió en su boca. Le volvió a azotar mas y entre azote y azote se corrió.

Y: Joder con Juan, por eso es así con las mujeres.

M: Jajaja ya ves. Hay personas que son una caja de sorpresa.

Cuando volvimos ya tenían la cena preparada, nos sentamos en las toallas y comenzamos a cenar. Todo era normal, nos lo pasábamos bien. Juan se pasó toda la noche mirando a papá y yo evitaba mirar a mamá, ya que, si lo hacía, su cara de circunstancia me hacía reír. Cuando terminamos todo recogimos y nos fuimos.

Cuando estábamos cerca del hotel, Juan paró un momento el coche y le dijo a papá:

J: Si quieres podemos llevar a las chicas al hotel y los hombres nos vamos a tomar una copa.

P: Tranquilo, no es necesario, estoy cansado, mejor me voy al hotel.

M: ¡No! Tú te quedas. Nosotras vamos a tener una noche de chicas. ¿Verdad cariño?

Y: Sí claro, por mí no hay problema papá, pásatelo bien y disfruta.

J: Amigo, veo que las tienes bien enseñadas.

En cuanto llegamos al hotel, mamá y yo nos bajamos del coche, no sin antes dedicarle una bonita sonrisa a papá, que, con la mirada, nos decía que le ayudáramos. Subimos a la habitación y nos duchamos, después nos tumbamos en la cama.

M: No he sabido nada de papá, seguro que se lo está pasando genial jajaja

Y: ¿Mamá no te preocupa que pasé algo entre papá y Juan?

M: Que haga lo que quiera, ya es mayorcito.

Y: Pero papá que yo sepa no es gay.

M: No, pero a la hora de meterla, le da igual que sea el coño de una mujer o el culo de un hombre. Además, a tu padre esto le viene bien, que otro macho le suba el ego.

Y: Y tan macho, no he escuchado a un hombre decir tantas chorradas machistas en mi vida.

M: Los hay tan machos que luego van pidiendo que les follen el culo a gritos.

Mamá cogió su móvil y le mandó un mensaje a papá, preguntándole como iba la noche, a los pocos minutos le contestó: “Ya que no me has querido ayudar he tenido que hacer esto yo solo” y una foto de la polla de papá follándose el culo de Juan.

M: ¿Has visto que bien se lo pasa?

Y: Ya veo

M: Sabes que te digo que nosotras también y le vamos a grabar un pequeño video y se lo vamos a mandar.

Mamá, se acercó a la tele, donde estaba la cámara, la activó y volvió a la cama conmigo. Comenzó a besarme mientras me quitaba la poca ropa que llevaba puesta. Siguió besándome todo el cuerpo, deteniéndose en mis tetas, luego continuó bajando hasta que llegó a mi coño, donde se detuvo a chuparlo, sin prisa, pero de manera salvaje. Mi orgasmo comenzaba a acercarse, otra vez, ya no se las veces que fui capaz de correrme en un día, ella seguía, más y más rápido, hasta que paró. Se levantó de la cama, se quitó toda la ropa y fue a buscar algo. Cuando volvió, traía un vibrador en la mano, miró a la cámara y se lo mostró como si alguien la estuviera viendo.

Volvió a tumbarse a mi lado, mientras encendía el vibrador, me hizo doblar una pierna, para poder sentarse sobre ella, dejando su húmedo coño completamente pegado a mi muslo. Al igual que hizo antes con su boca, comenzó a pasarme el vibrador por todo el cuerpo, a la vez que ella comenzaba a moverse lentamente sobre mi pierna. Cuando el vibrador llegó a mi coño, ella se movía con más rapidez. Me lo metía unos segundos y luego se lo metía ella, mientras seguía frotándose con mi pierna, todo esto mirando a la cámara. Así estuvimos cerca de 15 minutos, hasta que nos corrimos las dos prácticamente a la vez.

Mamá se levantó y con su móvil, vio el video que había grabado, con el programa que tenía, seleccionó el principio y se lo mandó a papa, con un mensaje que decía “si quieres ver el resto, vuelve con nosotras”. No pasaron más de 10 minutos, cuando llamaron a la puerta, era él. Según entró lo primero que pidió fue ver el vídeo, pero mamá no se lo puso fácil.

M: Antes de ver el video, responde a nuestras preguntas.

P: A ver, preguntar lo que queráis.

M: ¿Te has vuelto gay?

P: ¡Que va!, Si es la primera vez que tengo sexo con un hombre,

M: ¿Te ha besado?

P: No

M: ¿Se la has chupado?

P: No

M: ¿Solamente se la has metido?

P: Sí

M: ¿Te parece bonito, quitarle el novio a tu hija?

Y: Jajaja, mamá ese no es mi novio. No tengo interés en él

M: Lo sé, es un gilipollas el tío, pero nuestra idea es que te lo tirarás tú y no tu padre.

P: ¿Bueno, me dejáis ver el vídeo?

M: Primero dúchate y luego nos lo pensamos.

Mientras papá se duchaba, mamá y yo no parábamos de hacer bromas sobre el nuevo novio de papá, él no se reía mucho, pero no decía nada, para poder ver el video.

Cuando por fin estábamos los 3 en la cama, papá por fin vio el vídeo. No pasaron más que segundos, cuando se le puso dura de nuevo y mamá y yo no dudamos en metérnosla en la boca.

El día había sido muy largo, frustrante y divertido a la vez, había descubierto muchas cosas de mis padres, las cuales jamás hubiera imaginado. Nuestras vacaciones empezaban a terminar, apenas nos quedaban dos días, los cuales pasamos los tres juntos, como una familia normal para el resto de la gente.

De Juan no volvimos a saber nada, salvo una vez que le escribió a papá, preguntándole si quería volver a quedar, a lo que mi padre contestó que no. Con el resto de la gente, seguimos teniendo contacto, no nos hemos vuelto a ver, pero no descartamos volver el año que viene al mismo lugar de vacaciones.

Dicen que el viaje de vuelta siempre es más triste y aburrido, que el de ida, pero sin embargo para nosotros no fue así.
 

heranlu

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Tras unas bonitas, interesantes y divertidas vacaciones llegaba la peor parte, la de volver a casa. El tiempo cuando estás de vacaciones siempre pasa más rápido, pero en mi caso, había volado, puede que no hubiera visitado tantos lugares como tenía planeados, ni tampoco me había hecho tantas fotos como se hubiera hecho cualquier chica de mi edad, es más las pocas fotos que tenía no eran las más adecuadas para enseñar a la familia y amigos cuando regresas de un viaje, pero habían sido las vacaciones más originales y excitantes de mi vida, por eso me daba tanta pena volver a casa.

M: Nena, ¿qué te pasa? No tienes buena cara.

Y: Nada mami, me da pena irme.

M: Bueno, tranquila, ya vendrán más vacaciones.

Y: Ya, pero no me apetece nada irme. Además, los viajes de vuelta nunca me han gustado, me parecen tan tristes.

M: Eso es verdad, pero bueno, ya sabes que somos una familia con recursos, algo se nos ocurrirá para que sea más divertido. Venga, coge las cosas que vamos a esperar a que venga papá con el coche en la calle.

Tras coger nuestras maletas, nos fuimos al ascensor, había bastante gente esperando, así que nos tocó esperar nuestro turno. En ese momento llegó un señor de unos 70 años, con buena apariencia, se colocó detrás de nosotras a esperar su turno para el ascensor.

El hombre me miraba de manera descarada, yo iba vestida con unos shorts bastante cortos, de color negro y una camiseta de tirantes del mismo color. De repente noté su mano por mi espalda, me giré y lo miré con cara de sorpresa.

S: Perdona, no he podido evitar tocarte, tienes un pelo muy bonito, tan largo y tan rubio, da gusto tocártelo.

Y: ¡Gracias!

S: Seguro que los chicos se vuelven locos cuando te lo agarran mientras te follan, tiene que ser maravilloso.

M: Ya lo creo que se vuelven locos.

Y: ¡Mamá! A este señor no le importa lo que me hacen cuando me follan.

S: Bueno, no me importaría que me contaras algo. Veo difícil ser yo el que te agarra del pelo mientras te follan, pero si me quieres contar algo, estoy dispuesto a escucharte.

En ese momento llegó el ascensor y por fin nos tocaba a nosotras. Cogimos todo nuestro equipaje y entramos.

S: Señoritas, ¿les importa que entre con ustedes en el ascensor?

M: Claro que no, pase, entramos todos.

S: A parte de guapas, son muy amables y tu rubita tienes un polvazo.

M: Vaya que cosas nos dice, usted sí que es amable.

Lo miré con cara de incrédula, no era la primera vez que un hombre me decía ese tipo de cosas, estaba más que acostumbrada a ese tipo de comentarios, pero lo que no me terminaba de creer es que, en esa ciudad, todo el mundo parecía querer sexo conmigo.

Al final el hombre entró en el ascensor, quedando pegado a mi espalda y mi madre en un lateral. A través del espejo podía ver su mirada llena de lujuria. Cuando fui a darle al botón para bajar, él se adelantó pulsando todos los botones de todos los pisos. Genial, estaba en un ascensor, con mi madre, un señor salido y todo nuestro equipaje, parando en los 14 pisos que tenía el edificio. Según se cerraron las puestas, noté como el hombre se agarraba a mi culo y frotaba su polla. Mi madre no lo dudó y se la sacó para comenzar a masturbarlo, el hombre cada vez se agarraba más a mi culo y yo a través del espejo veía como su cara se iba poniendo roja, se notaba que estaba a punto de correrse y yo no sabía cómo ponerme, para que no me salpicara nada.

Mi madre que me miraba a través del espejo, me dio a entender con sus ojos, que no me moviera, que lo dejara como estaba, el panel del ascensor, anunciaba el piso 3, por suerte, los que estaban esperando el ascensor, en los otros pisos no se daban cuenta de lo que estaba sucediendo. Cuando se cerraron las puertas del tercer piso, mamá se movió de tal manera que consiguió agacharse para meterse la polla del hombre en la boca, antes de llegar al piso 2, el hombre ya se había corrido en la boca de mi madre. El hombre seguía rojo, llegando a tener un color preocupante, pero seguía agarrado a mi culo.

Cuando por fin llegamos a la recepción, salimos del ascensor, el hombre, le dio a mi madre su tarjeta con su número de teléfono, casualmente vivía en la misma ciudad que nosotros.

S: Muchas gracias por ayudarme a correrme, señoritas, hacía tiempo que no me corría así. Tienes una mano y una boca genial, pero el culo de tu hija es espectacular.

M: Ya lo creo que tiene buen culo. No eres el primero que se lo dice.

S: Espero que algún día me llamen y poder pasar un buen rato.

M: Claro, no dude en que lo llamaremos.

S: Y tú rubita, espero que algún día me dejes follarte, tienes que ser una delicia.

Y: Bueno, ya veremos…

M: Claro que te va a dejar, si ella está encantada.

S: Que tengan buen viaje señoritas.

M: Muchas gracias.

Y: Gracias.

Después de que el señor se fuera, mamá entró en el baño, yo me quedé esperando en la recepción, había mucha gente que llegaba y otra que se iba, pero la mayoría de los hombres que pasaban por delante de mí, me miraban de manera lasciva. Pensaba que era cosa mía, que mis padres me habían pervertido tanto que creía que todo el mundo quería follar conmigo. En ese momento, llegó mamá del baño.

M: Oye cariño, que te parece si nos vamos a esperar a papá a la calle.

Y: ¿Pero papá no había ido a buscar el coche? Lleva más de 40 minutos y el parking, está justo aquí.

M: Sí, pero antes de venir fue a hacer unas cosas.

En ese momento, pasaron un grupo de chicos, algo más mayores que yo. Se nos quedaron mirando y uno de ellos nos dijo.

C: Espere señora que le ayudamos con las maletas.

M: Muchas gracias, muy amable.

C: Y a ti preciosa ¿quieres que te ayude con algo más?

Y: No gracias, está todo bien.

C: Pues es una pena, porque tienes pinta de ser una fiera en la cama.

Y: Pues sí, pero te vas a quedar con las ganas de saberlo.

C: Espero volver a verte algún día, toma mi número de teléfono, me llamas y me demuestras lo fiera que eres.

Tras despedirnos de los chicos, mamá de manera más efusiva que yo, nos fuimos a una calle poco transitada que estaba al lado del hotel. Dejamos nuestro equipaje y esperamos allí a papá. De repente me fijo, que hay un hombre en la acera de enfrente, que no para de mirarnos, y por supuesto, mamá tampoco deja de mirarlo a él. Su cara me resulta familiar y me doy cuenta, de que es uno de los hombres que me miró al salir del hotel, mientras esperaba a mamá.

Nos sigue mirando, sonriendo con malicia, mientras, empieza a tocarse la polla por encima del pantalón. Era la segunda vez que un tío se masturbaba delante de mí en menos de una hora. Mamá me empezó a acariciar la espalda, para después pasar al culo. El hombre miraba a ambos lados de la calle, y nunca pasaba nadie, asique no se lo pensó dos veces y se sacó la polla. Empezó a masturbarse y mamá seguía provocándolo mientras me acariciaba el culo y posteriormente el coño, por encima de la ropa, delante del hombre. Estuvimos así cerca de 10 minutos yo me empezaba a cansar de la situación, así que cogí a mamá y comencé a besarla, el hombre cada vez se masturbaba más rápido, sabía que era cuestión de segundos que se corriera, por suerte para mí, esta vez no había riesgo de que me salpicara. Cuando el hombre terminó, se limpió como pudo, y entró en una tienda, donde estaba su mujer y sus hijos. En ese momento llegó papá. Tras guardar el equipaje y subirnos al coche, comenzamos en camino de vuelta a casa.

P: ¿Se os ha hecho muy pesada la espera?

M: Para nada, hemos estado muy entretenidas, ¿verdad cielo?

Y: Sí mami, en especial tú.

M: Bueno, las dos.

P: A ver contarme que ha pasado.

Mamá comenzó a contarle todos nuestros encuentros de la mañana, tanto el del ascensor, como los chicos de la recepción y el hombre de la calle, papá escuchaba muy atento y con una gran sonrisa en su cara.

P: Vaya, veo que mis chicas se lo han pasado muy bien.

Y: Creo que me estáis pervirtiendo demasiado. Llevo toda la mañana con la sensación de que todo el mundo me miraba con intención de follarme.

M: A lo mejor es que quieren follarte. Ya has visto que te lo han dicho unos cuantos.

Y: Otra cosa que tampoco entiendo, no es muy normal, meterte en un ascensor y que el hombre empiece a masturbarse, así como si nada. Vamos a mí nunca me había pasado, hasta hoy.

P: Bueno cariño, los hombres tenemos nuestras necesidades, es normal que al verte se le haya puesto dura. Pero vamos, que con lo amable que es, seguro que te ha pedido permiso para correrse.

Y: ¿Cómo sabes que es amable? Ni mamá ni yo hemos mencionado su amabilidad ¿Lo conoces?

M: Venga, cuéntale la verdad a la niña.

P: Está bien. Digamos que mientras tú duermes mamá y yo hemos hecho amistades nuevas en el hotel. El hombre del ascensor, lo conocimos hace 2 días, nos había visto por el hotel y parece ser que le llamaste la atención, cuando nos vio en el bar se acercó para preguntar por ti.

M: Entre unas cosas y otras acabé haciendo un trio, con tu padre y con él. Tiene buen aguante para su edad. El pobre hombre se quedó con ganas de follarte, por eso esta mañana le he dejado que se metiera en el ascensor con nosotras.

Y: ¿En serio? Podías haberme dicho algo. ¿Y el resto de los chicos?

M: ¿Los de la recepción? Esos son encantadores, muy adecuados para ti. Conmigo fueron un encanto. Ayer por la noche, en el bar del hotel, fui al baño y al salir, uno de ellos, me dijo que estaba muy buena con la falda que llevaba, se acercó a mí y empezó a meterme mano. Por supuesto me dejé, no sabes las cosas tan buenas que sabía hacer ese chico con los dedos.

P: Después estuvimos tomando una copa con ellos y les hablamos de ti. Mamá les enseñó una foto tuya y se volvieron locos.

M: Por eso hoy estaban todos en la recepción, esperando a verte.

Y: Increíble. ¿Y el de la calle?

M: Bueno, ese solo es un mirón, nos vio a papá y a mi follar el otro día, en la calle, le gustó tanto, que nos va buscando por el hotel, para ver si le damos más espectáculo. Se ve que no folla mucho con su mujer y el pobre está necesitado, por eso todas las noches nos espera en la misma calle, para que le demos una alegría.

P: Nunca se ha querido unir, se conforma con mirar.

Y: Vamos que es lo que yo decía, todo el mundo me miraba con cara de querer follarme, porque realmente quieren follarme después de conoceros a vosotros. Y me pregunto yo ¿qué hacéis follando en la calle cuando tenéis una habitación?

M: No queremos despertarte, cielo.

Y: Claro, seguro que es por eso. ¿Y no será que os gusta que os miren?

M: jajaja puede ser.

Continuamos el viaje, mientras papá y mamá me contaban más aventuras que habían tenido por el hotel, con el camarero, el recepcionista de noche y varios clientes más. Sin duda, mis padres no solo me habían pervertido a mí, sino que habían convertido un bonito hotel para pasar unas vacaciones en familia, en el hotel más depravado de toda la ciudad. Tras terminar la conversación, me puse a escuchar música y al poco tiempo, me quedé dormida.

Cuando me desperté, el coche estaba parado y mis padres no estaban. Miré por la ventana, pero no sabía dónde estaba, se veía que era un área de descanso, en mitad de la nada. Por la carretera apenas pasaban coches y desde el coche no se veía gente por ningún sitio. Preocupada salí del coche en busca de mis padres. Según abrí la puerta, supe que estaban bien, ya que lo único que se escuchaban eran gemidos y sabía que solo podían ser ellos. Cuando me giré buscándolos me encontré una escena completamente diferente a la que me esperaba. Había otro coche a unos pocos metros del nuestro, sobre él, un hombre se estaba follando a mamá y una mujer haciéndole una mamada a papá. ¿Cómo era posible, que en mitad de la nada hubieran encontrado a una pareja con la que follar?

P: ¡Nena! ¿Qué tal has dormido?

M: ¡Cariño! No quisimos despertarte, estabas tan dormidita.

Estaba en shock, las palabras no me salían, solo pensaba como habían conocido a esta pareja. Al ver que no contestaba, papá comenzó a explicarme todo.

P: Paramos a estirar las piernas y nos encontramos con esta pareja tan agradable, que había tenido un pequeño problema con el coche, me ofrecí a ayudarlos y una vez solucionado el problema del coche quisieron compensarnos de alguna manera. Como ves, estamos en mitad de la nada y es un poco difícil que nos inviten a tomar algo en algún bar, por eso pensamos en esta manera de darnos las gracias.

M: Cariño te presento a Oscar y a Paula.

Y: Hola.

P: ¡Hola guapa!

O: ¡Hola! Joder con tu hija, sí que está buena. Si quieres me la follo a ella también.

P: Ni de coña chaval, nos estáis dando las gracias a nosotros si dejo que te la folles, sería un premio para ti.

O: Pues piensa que favor quieres que te haga y me dejas follármela.

Me apoyé sobre nuestro coche y me quedé viendo la película porno que se habían montado mis padres con esa pobre pareja. Una hora después por fin se despidieron y nos fuimos.

P: Vaya gilipollas el tío este, le arreglo el coche y pretende follarse a la niña.

M: La verdad es que no follaba nada bien, yo he gritado para que pareciera que me gustaba, pero nada más.

P: Si ella tampoco la chupaba nada bien y cuando me la he follado, una sosa.

M: Tenía cara de ello. Menos mal que no los vamos a volver a ver nunca.

Tras escucharlos hablar, no salía de mi asombro, como era posible que después de más de una hora de sexo, en la que hicieron prácticamente de todo, fueran diciendo todas esas cosas.

Continuamos el viaje, como una familia normal, o todo lo normal que se puede ser con unos padres adictos al sexo. Llegó la hora de comer y paramos en varias áreas de descanso, todas llenas de gente y con largas colas de espera. Decidimos irnos y comprar algo para comer por el camino, pero nos fue imposible, en todas las gasolineras que paramos, no tenían mucho donde elegir. Continuamos el viaje y volvimos a parar en otra área de descanso. Esta era diferente, un pequeño bar, en mitad de la carretera y en el aparcamiento solo había un coche.

Entramos en el bar, un sitio grande, pero bastante cutre, se notaba mucho, que por allí no pasaba mucha gente. Detrás de la barra un hombre, de unos 50 años, moreno, se nos quedó mirando sorprendido. No estaba muy acostumbrado a tener clientes.

C: Buenas tardes, ¿quieren algo?

P: Buenas tardes, nos preguntábamos si tendría algo para comer.

C: Pues no tengo nada.

P: Cualquier cosa, no tiene que ser muy elaborado. Estamos de viaje y nos ha sido imposible encontrar un sitio donde poder comer algo, todo estaba lleno. Mi pobre hija, tiene bastante hambre.

Y ahí estaba papá, haciéndole chantaje emocional al hombre conmigo. El hombre me miró, quizás demasiado, cuando escuché una voz detrás de mí.

S: Papá, es una pena, que una chica tan guapa pasé hambre. Mira a ver si hay algo para darle de comer.

C: Esta bien, iré a buscar a tu madre, a ver si puede hacer algo.

El chico en cuestión, se presentó, se llama Sergio, tenía 33 años, era alto, fuerte, con el pelo oscuro, un poco largo y guapo, creo que era demasiado guapo. Nos contó que allí vivían sus padres, su hermano, y él. El bar pertenecía a su abuelo y se lo dejó en herencia a su padre, el cual se negaba a traspasar. Hacía mucho tiempo que la gente dejó de parar allí, desde que arreglaron las carreteras, la gente paraba en otras áreas de descanso más modernas.

Mientras nos contaba su historia, notaba como su mano, me acariciaba la espalda, me miraba de reojo y como yo no ponía resistencia alguna, seguía bajando hasta llegar a mi culo.

Nos sentamos a esperar, hacía calor, mucho calor. Sergio mientras tanto, estaba arreglando no se qué aparato, que se le había estropeado a su padre, aunque no me quitaba el ojo de encima. Media hora después su padre no había regresado, el bar era un auténtico horno, ni un ventilador ni nada para poder refrescar algo el ambiente. Ya no podía más y me fui al único baño que había a refrescarme un poco.

Según entré abrí el grifo del agua, en ese momento noté mas calor y una presencia justo detrás de mí, levanté los ojos en dirección al espejo que tenía de frente y allí estaba él, mirándome con una mirada que solo decía follame. Se acercó más a mí, quedando su polla pegada a mi culo, la cuál se notaba que ya estaba lo suficientemente dura para volverme loca. Metió las manos en el agua, con intención de lavárselas, quedando yo en el medio de sus brazos. Cuando terminó, cerró el grifo y metió sus manos mojadas por el agua, debajo de mi camiseta, sujetándome por la cintura, mientras su boca comenzaba a jugar en mi cuello.

Sus manos seguían acariciándome por debajo de mi camiseta, mientras su boca se acercaba peligrosamente a la mía. Una mezcla de sensaciones corría por mi interior, por un lado, la humedad de sus manos, le daban un respiro a mi tan acalorado cuerpo, pero por otro, el contacto con el suyo, hacía que mi temperatura se disparara como una olla a presión a punto de explotar.

Antes de que nuestras bocas se juntaran, me giró y me cogió en brazos, quedando apoyada contra la pared y con mis piernas alrededor de su cintura, ya no tenía escapatoria, era suya, solo podía dejarle hacer conmigo lo que quisiera. Me miró y se lanzó a mí, comenzó a devorarme la boca de una forma salvaje, yo por supuesto, hacía lo mismo. Mientras nos besábamos, comenzamos a desnudarnos el uno al otro.

Sus manos comenzaron a acariciar cada centímetro de mi cuerpo, haciéndome desearlo cada vez más. Por fin noté sus dedos dentro de mí, mientras me follaba no dejaba de besarme ni un segundo, empezó lento y suave, pero mi cuerpo necesitaba más. Comencé a moverme abrazada a él, pues me seguía teniendo en sus brazos, cada vez más rápido, necesitaba correrme ya. Enseguida se dio cuenta y comenzó a mover sus dedos más rápido, en cuestión de minutos, noté como un orgasmo recorría todo mi cuerpo.

S: Joder nena, eres increíble. Me encantaría tener más tiempo para disfrutar contigo, hay demasiadas cosas que me gustaría hacerte. Pero no sé si voy a aguantar mucho mas sin follarte, además no tenemos mucho tiempo y seguro que tus padres están preocupados por no tenerte de vuelta.

Y: No te preocupes por mis padres, seguro que no me están echando mucho de menos. Ahora follame ya, te necesito dentro de mí ya.

Sin pensárselo dos veces, me la metió de un solo golpe, era una sensación increíble, aunque dudaba que pudiera moverme, ya que mi nuevo amigo tenía una polla, bastante grande. Como leyéndome el pensamiento fue el quién empezó a moverse, al igual que había hecho antes, de manera lenta y suave, algo que le agradecí enormemente. Cuando mi cuerpo se fue acostumbrando a él, comenzó a aumentar el ritmo, quizá demasiado. Tenía la sensación que me iba a partir en dos. No sé cuanto tiempo pasó, cuando noté que su cuerpo se tensaba, sabía que era cuestión de minutos que se corriera, solo de pensar como sería, empecé a notar como un orgasmo bastante más fuerte que el anterior empezaba a crecer en mí. Unos minutos después, los dos nos corrimos de una manera brutal.

S: Nena, hacía tiempo que no me corría así, follarte ha sido lo mejor que he hecho en mucho tiempo.

Y: No ha estado nada mal, la verdad.

S: Me encantaría quedarme aquí contigo, pero me imagino que ya va siendo hora de volver ¿no?

Y: Sí. Joder, llevamos más de una hora aquí. Creo que mis padres se han ido sin mí.

S: Mejor, así te quedas conmigo y lo seguimos pasando bien. Sabes, no puedo dejar te vayas, sin antes hacer una cosa.

Y: ¿El que?

Sin darme tiempo a reaccionar me volvió a coger, pero esta vez, me sentó en la encimera del lavabo, me abrió las piernas y metió su cabeza entre ellas. Seguía hambriento de mí, su boca en mi coño lo dejaba muy claro y la verdad es que no se le daba nada mal, no tardó mucho en conseguir que me corriera otra vez.

Tras vestirnos, lo más rápido posible, salimos del baño, cuando llegamos donde supuestamente deberían estar mis padres y el padre de Sergio, no había nadie. De repente, escuchamos gemidos y nos acercamos a la puerta de donde venían. Tras abrir la puerta, descubrimos a mis padres, con el padre de Sergio, otra mujer y otro chico, algo más joven, los cuales supuse que eran su madre y su hermano, follando como animales. Papá se follaba a su madre y mamá a su padre a la vez que se la chupaba a su hermano.

Sergio me miró con cara de sorpresa, estaba claro que no se lo esperaba, sin embargo, yo sí, sabía que después de todo el tiempo que habíamos estado en el baño, mis padres no habrían perdido mucho tiempo esperándome, como así era. Noté como la mano de Sergio iba bajando por mi espalda, hasta llegar a mi culo, lo miré y tenía la mirada perdida en la escena que tenía delante. Comencé a besarlo, me volvió a coger tal y como había hecho antes, me llevó a una de las muchas mesas que había y me tumbó, esta vez comenzó a desnudarme él. En ese momento mi madre me miró con una sonrisa y me dojo.

M: Vaya, veo que te has quedado con el más guapo de la familia. Ya sabía yo que a este no le decías que no.

Y: Jajaja, yo no soy como tú, que se folla a todo lo que se mueve.

M: No, ya veo, tu tienes un gusto más selectivo. Por cierto, el papá no se mueve nada mal jajaja.

Tras varias horas de sexo salvaje con Sergio, llegó el momento de seguir el camino. Nos vestimos y nos despedimos de la familia, no sin antes intercambiar nuestros teléfonos para volver a vernos. Ya en el coche, el día empezaba a tocar su fin y a nosotros todavía nos quedaba más de la mitad del largo camino.

P: Bueno, pues al final nos hemos quedado sin comer y creo que también sin cenar.

M: Sí hoy a dieta todos jajaja

P: Si queréis busco un sitio donde parar a cenar.

Y: Por mi no, cada vez que paramos os folláis a alguien.

M: Y tú también. Te recuerdo que está vez fuiste tú la que empezaste.

Y: Cierto. ¿Cómo habéis conseguido follaros a los padres y al hermano de Sergio?

M: Muy fácil. Vi que el hombre estaba agobiado y del mal humor, comenzamos a hablar del negocio, que no le va muy bien, y no sé cómo pues me lancé a él y comencé a chupársela. El hombre estaba muy estresado, en cuanto se corrió, le vinieron miles de ideas para redecorar el local, el problema es que su mujer nos vio y no le gustó mucho lo que estábamos haciendo.

P: Yo que soy mas razonable que mamá, conseguí que la mujer se calmara. Además, estaba estresada porque no encontraba nada para darnos de comer.

M: Y como tú, estabas follando como una loca con el hijo, pues decidimos no molestarte. Empezamos a follar los cuatro y luego apareció el otro hijo, que, por cierto, se nota que este no folla mucho, hay que darle mas caña al chico.

Y: Jajaja pues ya sabes mamá, tienes que enseñarle.

Mi día había sido una locura, lo que debía ser un viaje largo y aburrido, se convirtió, en un viaje largo, muy largo, lleno de paradas y de sexo salvaje. No podía más, estaba agotada y mis ojos poco a poco se fueron cerrando. Cuando me desperté, era de noche, pero por fin estábamos en casa. Habían sido unas vacaciones muy diferentes a las que había tenido otros años, pero sin duda eran unas vacaciones que no olvidaré jamás.
 
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