Una noche de regreso a casa

Yary

Virgen
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Mi nombre es Dinora y tengo 29 años, y cuando eso ocurrió yo tenía 14 años, pero por varias razones no voy a decir cuál es mi país, pero la realidad de las cosas es que eso paso en mi vida marcándome para siempre, al grado que actualmente me cuesta valorar mi relación con mi esposo.
Una noche, eran aproximadamente las 9:30, cuando salía de mi colegio, y la estación de buses quedaba a 2 cuadras muy retirada de la institución, tenía como 15 minutos esperando el autobús cuando aparecieron dos hombres. Uno de ellos era negro y muy alto y el otro era mestizo algo grueso de cuerpo, parecían desocupados y delincuentes, se me acerco el negro y trato de tocarme las piernas y yo solo me aproxime a una puerta del negocio que estaba cerca y el tipo al verme que no tenia quien me defendiera me cogió del pelo y me dio un beso en la mejilla, porque yo lo esquivé y se enojo y me torció el brazo, luego el mestizo, se me acerco para buscar en mi cartera si tenía dinero, apenas andaba unos pesos cuando en eso apareció un señor de unos 45 años alto, bien fornido, con un arma en la mano, quien amenazó a los individuos y estos temerosos se marcharon profiriendo amenazas por todas partes.
Una vez que se fueron, el hombre me pregunto:
-¿Como te llamas?
yo: Dinora (aunque ese no es mi nombre).
-¿Por qué andas por estos rumbos a estas horas de la noche?
Yo: es que acabo de salir del colegio y estoy esperando bus para llegar a mi casa.
-Pero debes saber que estos lugares son muy peligrosos a estas horas de la noche.
Yo: si es cierto pero yo no tengo dinero para pagar taxi y tengo que esperar el bus.
-Bueno, lo importante es que no te robaron, de no haber pasado por aquí, quien sabe que te hubiera ocurrido.
Yo: Gracias señor.
-Hacia donde te diriges?
Yo: al barrio abajo, cerca del parque de los próceres.
-Queda muy retirado, mejor te voy a acompañar, no sea que tengas problemas en el trayecto.
Yo: gracias señor, ya tenía mucho miedo pero tengo que venir al colegio todos los días hasta el viernes.
-Bueno, terminemos de esperar.
Yo me hice a un lado de la puerta y me sentí mas tranquila porque el señor estaba allí para defenderme. Yo lo miraba de reojo y se notaba que el era un hombre profesional por su manera de vestir y comportarse, además muy bien parecido.
-con quien vives Dinora? Con tus padres?
Yo: no, vivo en la casa de una hermana de mi mamá. Yo solo tengo a mi mamá, no conocí a mi papá.
-Yo me llamo Mario, y por qué no estudias en un colegio más cerca de la casa donde vives?
Yo: Es que antes vivía aquí cerca a dos cuadras de esta parada de buses y nos trasladamos para alla hace más de un mes.
A medida que el platicaba, me fijaba que el no dejaba de mirar mis piernas y mis senos y luego me dijo:
-eres muy bonita, debes cuidarte más.
Ya teníamos casi 40 minutos de esperar el bus cuando al fin llegó y muy lleno, pues tenia dos filas de personas en el medio y venían bien apretados. Como era el último, yo entre tratando de hacer un espacio y el señor también lo hizo poniéndose detrás de mí, quedando los dos al final de bus.
Una vez que el bus arrancó, la gente se sentía incomoda por lo apretados que íbamos, pero el me decía que no me dejara sacar de la fila porque iba a quedar fuera y me podía caer si abrían la puerta trasera del bus. Luego me dijo al oído:
-mejor pégate más a mí para que nadie se atreva a moverte de donde estas.
Yo me acerque más a él y claramente sentí que tenía su pene bien duro pues lo sentía pegado a mis nalgas. Yo no hallaba que hacer pero así estaba segura de que nadie me trataría de mover de donde estaba.
Poco a poco, sentí que Mario hacia ciertos movimientos que me hacían excitar pero yo no debía demostrarlo y me quede tranquila. No así, él se pegaba mas a mi, luego le dije?
Yo: Por favor Mario, me aprieta mucho.
-no te preocupes preciosa. Es mejor que vayamos así para que no te saquen de la fila de personas. Además, las luces están apagadas y nadie nos mira así tan cerca.
Por todo lo que sucedía, yo me estaba exitando mucho y solo ablandé mi cuerpo para permitir que Mario me pusiera bien su pene entre mis nalgas, mientras el tocaba mis piernas y luego dejo sus manos en mis senos, yo no hallaba que hacer y puse mis manos sobre las suyas que estaban posadas en mis senos.
Yo: Mario, por favor, nos pueden mirar.
Mario , de manera insistente subió sus manos por debajo de mi braga y empezó a tocarme la vulva, la que tenía muy mojada con mis jugos vaginales. Yo abría mas las piernas y el poco a poco me fue metiendo un dedo y luego dos, hasta hacerme alcanzar más de tres orgasmos de manera simultánea.
Yo: Mario, tengo miedo, yo nunca había hecho esto.
-no tengas miedo preciosa, nada te pasará, solo disfrútalo.
Mientras me decía eso, Mario iba poniendo su pene en mi vagina y yo al sentir esa carne caliente y dura entre mis piernas me fui pegando mas a el, hasta que sin darme cuenta me penetró. El me decía, -ábrete mas amor, que estas bien rica; y yo paraba mas el culito para sentir su pene todo dentro de mi. Yo trataba de todas formas de que nadie se enterara lo que hacíamos dentro del bus y para suerte mía, empezó a caer una tormenta, la que no dejaba escuchar ningún ruido adicional.
Cuando íbamos a medio camino y pasábamos por una avenida que conecta a un callejón sin salida, Mario me dijo:
-preciosa, bajémonos aquí, yo tengo mi carro a una cuadra de esa esquina.
No Mario, tengo miedo, mi tía se va a impacientar si no llego a las 10:30 de la noche.
-Ven mi amor, veras que yo te voy a ir a dejar luego en mi carro, solo quiero que la pasemos bien un ratito, si?
Como yo estaba altamente excitada y ya no pensaba mucho, accedí y Mario dijo:
-Chofer, bajamos en la esquina.
La gente en el bus no lo miro con malicia, porque nos habían visto subir juntos, y luego, cuando estábamos en la esquina, el me tomo de la mano y me llevó al final del callejón, una vez allí, se puso a besarme y yo le correspondí, de inmediato me quito la falda y después la blusa y el bajo su pantalón y me acostó en el suelo, bajo un techo de una entrada de un negocio, yo tenía miedo pero también lo deseaba, así que abrí las piernas y el de inmediato me empujó toda su verga, metiéndomela hasta el fondo de mi vagina.
-Ahhhhh, que rico preciosa, muévete por favor. Déjame cogerte rico.
Mario me agarraba las tetas y también me besaba con furia, yo sentía que me mamaba mis labios y mi cuello, yo no aguantaba y me retorcía del placer cuando Mario me ensartaba su gran verga sin piedad y yo me abría mas y lo arañaba en su espalda y él se desquitaba y me mordía mis labios y mis orejas hasta el punto que derramó todo su semen en el interior de mi vagina.
Así pegados, nos quedamos más de 10 minutos y luego nos incorporamos para marcharnos, en ese momento yo quería que él me poseyera nuevamente pero el temor a que mi tía sospechara algo me hizo entrar en razón. Llegamos a su vehículo y pronto nos marchamos cuando llegamos cerca de mi destino, Mario me besó nuevamente y luego se saco su verga poniéndomela en la boca, a la cual yo le di una gran mamada hasta que eyaculó derramando todo su semen en mi boca, nos besamos nuevamente y nos despedimos comprometiéndonos a encontrarnos el día siguiente a la salida del colegio.
 

epale62

Virgen
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El bicho cobro el favor jajaja. Buen relato..de Pana. Gracias
 
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