Una madre ejemplar

nuevoax

Virgen
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Ene 1, 2018
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Hola, qué tal. Este relato no es de mi autoría, lo vi en otro sitio y me pareció bueno compartirlo con los seguidores de esta página. Espero lo disfruten, tanto como yo cuando lo leí. Saludos

________________

Soy una madre soltera de 28 años, mi "bebe" como me gusta llamar a mi hijo Sebastián tiene 11 años, el pobrecito jamas conoció a su padre, ese idiota desapareció dejando una estela de humo apenas recibió la noticia de que yo estaba embarazada.
De igual modo sus padres me negaron ayuda económica.
Me tildaron de puta, alegando que era más que obvio que ese “accidente”, como ellos llamaron a mi embarazo, era culpa de otro hombre.
Si se están preguntando si yo busqué otros hombres con el paso del tiempo, la respuesta es si, intenté varias veces tener pareja o parejas sexuales, pero no funcionaron o me aburrían al poco tiempo, así que me dí por vencida, deje de buscar hombres y comencé a coleccionar juguetes sexuales de todos los tamaños.

Dejemos de lado la balada triste de mi vida y hablemos de cosas mas felices como la relación con mi hijo.
Es tan perfecta, los dos nos queremos muchos, siempre compartimos muchas cosas juntos como juegos, salir a pasear al parque, al zoológico, lo ayudo con sus deberes de la escuela.
A los dos nos gusta que los demás nos vean como la familia amorosa que somos, así que ambos caminamos tomados de la mano y a veces nos abrazamos.
Yo sentía y siento unicamente amor absoluto hacia mi hijo.
A él esto mucho no le gusta, pero yo le digo “Bebe” y es que todavía lo veo como tal aunque él ya es todo un hombrecito.
Bueno, eso es nuestra vida normal como madre e hijos, y en cuanto a nuestra vida sexual….

¿Cuando decidí que él tenia que ser mi amante aunque tuviera 11 años?
Todo comenzó hace 6 meses atrás en la casa de una de mis amigas, en donde yo estuve reunida tomando café y charlando con 2 de ellas, estuvimos varias horas charlando acerca de una película que habíamos visto cuando una de ellas le hizo un guiño cómplice a la otra.

- ¿Todavía sigues comprando dildos, ya no te animas con una de verdad?-.
Me preguntó con sorna ella dándome palmaditas en un hombro.
-No sabes, mi Lucas se volvió todo un experto, ahora no le cuesta nada metermela por el culo, y ademas le gusta.
Ahora hacerme un buen anal se convirtió en un hábito para los dos-.
Exclamó con total ligereza.

-A Gustavo le encanta que lo cabalgue, y quiere que lo haga duro- Respondió la otra.
- Me lo pide todos los días cuando vuelve del club, y como mi marido no esta en casa en todo el día, los dos lo hacemos totalmente desnudos en este sofá.
Eso si, siempre terminamos con un buen 69.
Esa lenguita suya hace maravillas-.
Terminó de contar entre risitas.

Al principió yo creí que ellas me estaban confesando acerca de sus amantes , pero mi cerebro tardó 5 segundos en reconocer los nombres que habían dicho como los de sus propio hijos de 12 y 13 años.

Abrí los ojos de par en par y escupí un poco de la gaseosa que estaba bebiendo en ese momento.

- ¿COMO? Ti-tie-tienen re-re-laciones se-se-xuales con sus hijos?-.
Dije levantando la voz y tartamudeando nerviosa.

-Obvio.
- respondieron las dos a coro.

-Pero, eso no se….
….
¡Ustedes son sus madres!-.
Dije aterrada.

-El amor entre madre e hijo es lo mas natural y hermoso del mundo-.
Me respondió la mamá de Gustavo recitando con sonsonete.

- Ademas si lo tomas como un hábito podes entrenarlo como quieras, y él siempre va a estar listo para darte placer todas las veces que tu quieras-.
Dijo mi amiga, la mamá de Lucas.
-Y Lo mejor del asunto es que tu “bebe” nunca te va a dejar, o a irse con otra.
lo vas tener siempre listo en tu cama.
-
-No pongas esa cara de terror-.
Exclamó mi otra amiga, la mamá de Gustavo.
- Con Gustavo tengo sexo desde que él tenia 9 años-.

- No quería que él tuviera fimosis, así que le mentí diciéndole que teníamos que hacer ejercicios de prepucio los dos solos.
Ayudar lo ayudé.
Él pudo aprender a deslizar su prepucio hacia atrás.
usando mi vagina, claro -.

IM-M-POSIBLE!! No me hagan esas bromas de mal gusto-.
Me quejé enojada.

-Ahh ¿No me crees? Ahora vas a ver- Dijo la mamá de Gustavo fingiendo estar ofendida, salió de la sala, y regresó a los pocos segundos con una cámara digital algo vieja en sus manos.

-Usamos esta cámara, porque al estúpido de mi marido le gusta fisgonear en mi celular-.

La encendió y comenzó a mostrarme la pequeña pantalla de la cámara, pasando sus fotos una por una.
No pude creer lo que estaba viendo en esa pequeña pantalla: Mi amiga enseñando sus tetas a la cámara, su hijo de 12 años desnudo con una erección importante, ella sonriente con sus labios a centímetros de la verga de su hijo, luego mamandosela, un primer plano de la verga de su hijo dentro de su vagina, y las fotos seguían y seguían.

- ¿Te convencí, queridísima amiga?- Preguntó triunfante, ella.
- Esto es el paraíso-.

Nuestra “charla” entre amigas continuó de esa manera por casi una hora más, al terminar, nos despedimos.
Yo me dispuse a ir a casa con todo lo que me habían dicho y las fotos que había visto dando vueltas en mi cabeza.

Como había dicho una de mis amigas yo hacia bastante tiempo que no estaba con ningún hombre, mis dildos eran mis únicos amante, siempre listos para mi, pero yo quería y necesitaba más, quería sentir un cuerpo desnudo junto al mío, calor, caricias, ese placer que un dildo no te puede dar, el de sentir una verga real y caliente dentro de mi vagina.

Algo relampagueó en mi cerebro, y si Sebastián y yo?….

-¿Estaría bien hacer eso?¿Seria correcto, incorrecto?¿Era peligroso?-.
No pude dejan de pensar en esas preguntas.
Luego de caminar unos pocos metros y meter las llaves de mi auto en la puerta, sentí como un brazo me rodeaba la cintura, era una de mis amigas, la mamá de Gustavo.

La mire, y casi no pensé en lo que le dije.

-¿Como hago?-.
Esa pregunta salió de mi boca.

-Te entiendo perfectamente-.
Me respondió ella sonriendo de oreja a oreja .
-Se muy bien que no estás con un hombre desde hace años y que solamente te dedicas a tu hijo.
Créeme, sé lo que estas pensando y también tengo todas las respuestas a tus dudas.
-
- Con un hombre yo…- No pude terminar la frase.

-Tu hijo es un hombre- Me interrumpió ella.

- Ya lo se.
Con un hombre adulto digo, es diferente.
Ellos están siempre listos y con la verga dura -.
Dije sonrojandome un poco.

- Veo que te picó el bichito de la curiosidad -.
Se burló mi amiga.
-Si lo vas a intentar, yo te voy a decir todo lo que tienes y no tienes que hacer.
- Y mientra las dos entramos a mi auto, comencé a escuchar todo lo que ella tenia que decirme.

2 horas después volví a casa.
En el camino había ido a recoger a Sebastián de casa de unos amigos de la escuela.
Pasamos toda la tarde jugando videojuegos, él me dejó ganar unas veces.
Mientras él estaba en el auto camino a casa y cuando estábamos jugando videojuegos, comencé a mirarlo, no como una madre, lo hice de otra manera, más especial, tal vez, más erótica.
A la noche cenamos su comida favorita, y luego, a la hora de dormir, le di un beso de buenas noches como siempre lo hacia, pero esa vez…
-Sebastián, amor- dije melosa.

-¿Qué, ma?- Me preguntó él.

- Eres el hombre de la casa, no lo olvides, también eres mi hombre- le respondí poniendo énfasis en “mi hombre” dándole otro beso de buenas noches, esta vez lejos de su mejilla y muy cerca de sus labios.

Siempre me despedía de él con un “te quiero mucho”, pero esa vez lo hice con un “te amo”.

Esa noche, algunas horas después y con mucha determinación entré a su dormitorio sin hacer ruido, lo hice casi en puntas de pie y con cuidado, esquivando algunos juguetes desparramados por el suelo.

Cuando llegué al lado de su cama no pude evitar mirar a mi hijo.
Que lindo se veía dormido, esa carita de ángel, tan inocente.
Estuve a punto de echarme atrás y salir huyendo de su habitación, pero tenia ganas, unas ganas imperiosas de convertir a mi hijo en mi amante, ademas tenia las voces de mis amigas todavía sonando dentro de mi cabeza y eso me dio mucho más coraje,
me arrodillé junto a su cama, corrí las sabanas muy suavemente, le bajé sus pantalones pijama hasta casi la mitad de sus muslos, luego su ropa interior, y ahí estaba, su pequeña verga, tan chiquita y sin embargo me parecía deliciosa, esperando por las atenciones de mami.
Comencé a besar sus pequeñas bolas muy suavemente, luego a lamerlas lentamente.
La recorrí con mi lengua y siguiendo todo el recorrido subí hasta el tronco, lamiéndolo de igual manera.
Su verga comenzó a levantarse y a ponerse dura
-Humm.
¿Cuanto medirá completamente dura?-.
Pensé.
Por suerte y a pesar de estar en la oscuridad con apenas un poco de luz que entraba por la ventana encontré en el suelo una regla de colores.
La tomé y medí la verga ya erecta de Sebastián, casi 13 cm, nada mal.
Mi hombrecito tenia un buen tamaño, y seria todo para mi.
le di un beso en la punta del glande, aún cubierto.
Intenté echar la pie del prepucio hacia atrás pero apenas lo pude mover 1 centímetro.
Le di otro beso en esa cabecita que ahora sobresalía , envolví su verga con mi mano, lo masturbé un poco, lo metí todo en mi boca y comencé a chuparla.

Esa tibieza de su piel, ese sabor infantil.
Mi lujuria y mi boca pedían más y más de la verga de mi propio hijo, así que yo no dejaba de mamarla, recorriendo todo el largo de su verga con mi boca, usando mi lengua, haciendo pequeñas pausas unicamente para vigilar que Sebastián no se despertara.
Estuve lamiendo y chupando su verga alrededor de unos 2 o tres minutos cuando de pronto, sentí las pulsaciones de su verga y un disparo de su semen en mi boca, seguido de otro, y luego otro.
Mi boca se llenó del semen de Sebastián.

-Que delicia- Pensé.
Lo trague disfrutando de su sabor.
Antes de levantarme, tenia que limpiar la verga de mi bebe que ya había perdido su erección, así que la lamí hasta dejarla totalmente limpia y sin rastros de semen, ¿Seria esta su primer eyaculación? Si lo fue me sentí orgullosa de que mi hijo la hubiera tenido conmigo, Me levante del lugar en donde estaba arrodillada, subí sus pantalones, lo arropé con sus sabanas, y con la idea de que yo no había hecho nada malo en mi mente y el sabor de su semen en mi boca, salí de su dormitorio.

Al otro día continué con mi plan.
Como era sábado Sebastián estaba en casa.
Así que fui a hacer las compras pensando en mi siguiente paso.
Al volver entré a casa, y ahí estaba, mi “bebe” sentado en el sofá de la sala mirando sus dibujos animados.

- Sebas, dulzura.
¿Me ayudas con algo?-.
Le pregunté
- Si, mami- respondió él muy obediente.

- Tienes que ayudarme con algo muy, muy importante ¿sabes?.
Una de mis amigas me preguntó que sentía yo cuando te daba de mamar, y….
no lo recuerdo.
- Le dije fingiendo tristeza y enojo.

- ¿Que es mamar?-.
Me preguntó inocentemente, era más que obvio que no lo sabia.

- Dar la teta, amorcito.
Eso es muy especial entre madre e hijo.
Es muy malo que yo haya olvidado lo que se sentía.
¿Me ayudas?-.

-Buenoooo….
¿Qué tengo que hacer, ma? Respondió temeroso.
No lo culpo, siempre fue tan tímido.

-Quiero que me ayudes a recordar como se sentía ese momento especial entre nosotros-.

Me levanté la playera, como no estaba usando sostén, mis tetas quedaron al aire.
Las tengo de un tamaño, digamos, perfecto.
Paradas, firmes y con hermosos pezones color marrón claro.

- Quiero darte de mamar, Sebas, aquí y ahora.
Como una mamá con su bebe.
¿Quieres?-
Sus ojos se abrieron grandes como platos, se puso rojo como un tomate y bajó rápidamente la vista al suelo , pero estoy más que segura que ví un brillo es eso ojos temerosos cuando por unos segundos él miró mis tetas.

- Soy tu mamá y tu mi hijo, no vamos a hacer nada malo, Sebas -.
Lo alenté.

- No se…- Dudó Sebastián.

Sebas, amor, por favor, ¿Si?
- Bu.
bueno.
Aceptó él.

Me senté en el sofá junto a Sebastián, lo recosté suavemente en mis muslos como si fuera un bebe, un poco crecido, le acaricie la cabeza y le acerqué una de mis tetas a su boca.
Sus labios lentamente se cerraron suavemente envolviendo mi pezón.

¡Que atrevido es mi bebe! Pensé mientras Sebastián me chupaba una de mis tetas, seamos honestos, yo no le estaba dando de mamar, yo quería que él me chupará las tetas, y lo estaba haciendo bastante bien.
Una de sus manos acariciaba y apretaba mi otra teta, mientras su lengua lamia mi pezón que ya estaba duro.

Mientras yo acariciaba su cabeza y jugueteaba con su pelo, pude ver como ese pequeño bulto en su entrepierna comenzaba a crecer poco a poco, así que dejé de acariciar su cabeza y comencé a acariciar ese bulto.

Su verga se puso dura, y creo que Sebastián lo notó porque dió un saltó cuando mi mano se posó ahí.

- Tranquilo, bebe.
No hacemos nada malo-.
Lo tranquilicé nuevamente.

Los continuos chupeteos y lamidas de Sebastián, y mis caricias a su verga por encima de sus pantalones, hicieron que yo me pusiera cachonda, podía sentir como mi vagina se mojaba poco a poco.

Bajé sus pantalones de gimnasia y sus boxers infantiles hasta las rodillas, Su verga de niño estaba dura, caliente y lista para mami.

La masturbe un poco y luego comencé a retirar lentamente la piel de su prepucio
- AAYY -.
Se quejó un poco Sebastián.

- SHHHH, no pasa nada, amor- .
Lo tranquilicé mientras continuaba con mi labor.
Poco a poco fui retrayendo su piel hasta dejar al descubierto su pequeño glande.
Ahí estaba, todo rojo y brillante, como una deliciosa y pequeña fresa.

Tomando a Sebastián de los hombros le indiqué de dejara de chupar y lo recosté en el sofá.
Me puse de rodillas y lo miré a los ojos.
¡Que miedo tenia, pobrecito! Estaba aterrado.
Le di mi mejor sonrisa, seguida de una caricia en su mejilla.

-Te amo, Sebas, eres mi amor infinito-.
Con estas palabras tomé su verga, y comencé a lamer su glande.

-No, mama.
Mi pito-.
Se quejó Sebastián entre suspiros.
Que inocente, él no usa la palabra verga, Le debe dar mucha vergüenza, él lo llamaba pito.

Disfrutando del glande de mi hijo, lo lamí, lo besé.
Luego me dediqué a mamar su verga como la otra noche, solo que esta vez, Sebastián estaba despierto.

- Mama,ay.
-.
Temblaba Sebastián.

Yo seguí chupando.

- Nooo, no me.
-
Lo hacia más y más, el sabor de la verga de mi hijo no me dejaba parar.

- Mami, espera.
Me va a salir algo.
No se, siento que sale-.

Yo estaba lista para recibir su semen, otra vez y……
-No pares.
Maaaaaaa- Fué la exclamación de Sebastián al eyacular, mientras que mi boca se inundaba otra vez con su semen.

Ese sabor que llenaba mi boca me volvió loca otra vez.
Sebastián había tenido su primer orgasmo llamándome.
Que orgullosa me sentí de nuevo.
Tragué todo el semen que estaba en mi boca y me pasé la lengua por los labios.
La otra noche después de eyacular, la verga de Sebastián se había bajado completamente, pero ahora la tenia dura.

Me quité la playera, me bajé mis pantalones, luego mis bragas y quede totalmente desnuda enfrente de Sebastián que rojo de vergüenza me miraba.

Con una sonrisa terminé de bajar sus pantalones y desnudar a mi hijo.

Ya completamente desnudo acaricié dulcemente el pecho de Sebastián y lo besé en la boca.
Su primer beso de adultos con mama pensé yo.
El me sonrió tímidamente con su cara todavía sonrojada.

Me moría de ganas de sentarme en la verga de Sebastián, y lo hice.
Primero froté su glande una y otra vez en mis labios vaginales y luego en “mi entradita”,cuando noté que estaba mas que lubricada, me lo metí, bajando poco a poco, no quería lastimarlo en su primera vez.
Tal vez no tenia el enorme tamaño de uno de mis dildos o el grosor, pero sentir como la verga de mi hijo entraba poco a poco dentro mio me hizo poner cachonda al extremo.

Cuando su verga estuvo toda dentro de mi vagina comencé a moverme, arriba y abajo, arriba y abajo.
Que durita estaba su verga, que caliente.

Sebas estaba ruborizado, jadeaba y respiraba entre suspiros, sus manos se posaron ¿Inocentemente? En mi cintura mientras yo seguía cabalgando su verga.

Si mis amigas hubiera podido verme en ese momento, hace unos día atrás me escandalizaba la idea del sexo entre madre e hijo, y ahora aquí estaba yo, cabalgado su verga de niño en el sofá de la sala.
Luego de unos minutos me levanté, Sebastián no había eyaculado aún, mi vagina seguía palpitante luego de recibir la verga de mi hijo.

-Vamos a continuar en mi cama, sebas-.
Le dije tomándolo de una mano y llevándolo a mi habitacional.

En el sofá fui un poco egoísta, no dejé que mi hijo viera mi vagina, así que ya en habitación, me recosté en mi cama y separé mis piernas, pidiéndole a Sebastián que mirara mi vagina, un poco dilatada luego de cabalgarlo.

-¿Te gusta lo que ves, amor? Le pregunté separando mis labios vaginales con mis dedos.
Y enseñándole a Sebastián el hermoso color rosado del interior.

¿Estaría disfrutando del espectáculo? No despegó la vista de mi vagina ni un solo segundo.
Recordé que le daba vergüenza la palabra verga, asi que.

- Sebas, intentá meter tu pito aquí, te quiero dentro mio-.
Suspiré melosa.

-No sé como, mama-.
Me respondió con tanta inocencia que me morí de amor.

- Yo te ayudo, amor, ven aquí entre mis piernas-.

Cuando estuvo entre entre ellas, tomé su verga y comencé a frotarla en mi vagina, viendo su carita roja de ….
¿excitación? Como le gustaba eso a mi bebe.

- Ahora sebas, empuja.
Hacelo, dulzura-.
Dije con un gemido.

Él lo hacia temeroso y muy despacio.

- No tengas miedo, amor.
No me vas a lastimas, no me duele para nada, me gusta-.

Él Siguió empujado
-Eso es.
- Gemí de nuevo.

-Te puedo sentir Sebas, tu pito esta todo dentro de mami- Exclamé mientras sentía como mi vagina apretaba su verga.

- Ahora bebe, ¿por qué no tratas de mover tus caderas? Intenta bombear su pito dentro y fuera
Sebastián comenzó a moverse, primero lento y fue aumentando el ritmo poco a poco.

¡Vengan a verme queridas amigas! Miren como mi bebe le bombea la vagina su mami.

Que carita de placer que puso cuando yo apreté sus nalgas con mis manos, haciendo que sus embestidas fueran más fuertes y más profundas.

Mis gemidos de placer y los suaves suspiros de Sebas fueron la música de nuestra primera vez como amantes.

- Mama, tengo esa sensación de nuevo, ¿Que hago? Dijo entre jadeos Sebastián.

- Si te mueves más fuerte, va a sentir algo muy lindo, amor.
Y yo también lo voy a sentir, no te preocupes.
dame tu leche-.

Con sus manos en mis caderas y las mías en sus nalgas, Sebastián comenzó a moverse más rápido, y yo lo ayudaba a que llegara mas adentro cuando un gesto en su cara me indicó que ya estaba a punto de venirse, y lo hizo, dentro mio.

Jadeando se desplomó suavemente sobre mi, apoyando su cabeza suavemente es mis tetas.
Yo esta radiante de felicidad.
Ya no tenia ninguna duda, mi hijo era mi amante y a parte de ahora seria todo placer para ambos.

Descansamos un poco y luego lo hicimos más veces.
Como mamá y como amante me sorprendió la cantidad de veces que pudo venirse mi bebe, 4 veces y todavía la tenia durita y lista para entrar en la vagina de mami.
Yo lo deje venirse dentro.
Pensaba que todavía él era muy jovencito y no había ningún peligro.

Agotado, Sebastián se quedó dormido a mi lado.

-Mi hombrecito,- Pensé.
Le di un beso en su mejilla, un beso de madre, luego besé su boca, y junto a él me quedé dormida.

A la mañana siguiente me desperté con mi hijo aún dormido a mi lado.
Me quedé largo rato mirando como dormía plácidamente.
Cuando despertó le di los buenos días.
Le sonreí y le hablé mientras le acariciaba su pecho.

- Sebas, ¿sabes? Ayer no hicimos nada malo.
Eso se llama hacer el amor.
así es como un hombre adulto le demuestra a una mujer que la quiere, y también como una mamá le demuestra.
mucho amor a su hijo.
Yo lo hice contigo porque te amo con un amor muy especial-.
Le dije y luego besé su boca 2 veces.

- Tienes que prometerme que no vas decirle a nadie acerca de lo mami hizo, ¿ok?- Le advertí con un tono serio.

-A nadie.
Ni a tus amigos de la escuela o a sus papas, y mucho menos a tus maestras.
Ellos podrían sentir celos e ir a contarle a la policía y a mami la llevarían a prisión y tu te quedarías solo.
¿Te querés quedar sin mamá?
- No-.
Dijo él en un tono algo dolido yasustado.

- ¿Me amas?- pregunté
- Si, te amo mucho mami-.
Me respondió Sebastián acariciando una de mis mejillas.

Nos besamos y mientras lo hacíamos mi mano bajó hasta su verga que se puso dura al instante.
Eso me hizo reír divertida.

- Sebas.
¿Te gustó que mami te hiciera el amor anoche? Le pregunté.

-Umm….
Si-.
Dudó un poco pero luego me respondió
- ¿Lo hacemos de nuevo?- Dije melosa mordiendome un labio.

- Bueno-.
Fue su respuesta.

Y montándome en Sebastián lo cabalgué otra vez.

Ya que Sebastián disfrutó cuando yo se la mamé ya era hora que yo disfrutara un poco también, 3 días después de nuestra primera vez le enseñe como masturbar y lamer mi vagina.
Al principio lo hizo muy mal, con lamidas torpes y todavía con miedo a lastimarme si metía sus dedos dentro de mi vagina, luego con la practica fue tomando experiencia, 2 horas después tuve el primer orgasmo que la lengua de mi hijo me dio.
Me vine tan fuerte que tomé la cabeza del pobrecito Sebas con mis manos y la retuve en mi vagina en el justo momento en el que yo me vine y él quedó todo mojado.

-¡Amor, perdoname!-.
Le dije sintiéndome culpable.
Pero él, muerto de risa, creyó que yo me había hecho pis.
Fui al baño por unas toallas, lo sequé y todavía recordando la situación los comenzamos a reírnos.
Terminadas las risas, le enseñé lo que era un 69 entre madre e hijo, y luego a como meterme su verga en el culo.

Con el correr de los días Sebastián dejó de ser tan tímido a la hora de tener sexo conmigo, perdió ese medio a lastimarme.
Ahora le gustaba.
Si, están leyendo bien, a mi dulce hijito de 11 años le gustaba tener sexo con su mami.

Dejé de comprarme dildos y comencé a comprar lencería erótica, me gustaba la que resaltaba mis tetas y mis nalgas, me gustaba estar esplendida para mi hijo y quería que todas las veces en las que teníamos sexo fueran especiales.

Comencé a usar juegos de palabras tontos como “el conejito de mami tiene ganas de comer la zanahoria de Sebastián”.

El sexo entre nosotros se transformó en algo habitual, casi como mi amiga me había dicho hace tiempo.
Sebas llegaba de la escuela, me buscaba por toda la casa y me abrazaba, siempre lo hacia por detrás rodeando mi cintura con sus brazos.
Algunas veces acariciaba inocentemente mi culo, o mientras me abrazaba por detrás una de sus manos tocaba una de mi tetas, esa era la señal de que Sebas tenia ganas de mamá.

Un día lluvioso fui a buscarlo a la escuela.
Los días de lluvia eran fatales para mi.
A muchas personas esos días los pone triste o melancólicos, a mi me ponían demasiado cachonda.
Mientras conducía, una de mis manos jugueteaba con la verga de Sebastián que estaba sentado a mi lado.

-Amor, no aguanto.
La quiero adentro- Me quejé
- ¿Tienes ganas, mami?-.
Me preguntó Sebastián.

- Muchas, bebe, muchas- Me quejé nuevamente, haciendo un berrinche infantil.
- No aguanto a llegar a casa-.

Conduje el auto hasta una zona tranquila, a esa hora del día no había nadie allí y la fuerte lluvia que caía era como una cortina perfecta para esconder mi lujuria.
Nos besamos, le quité sus pantalones, fuimos al asiento trasero del auto, y con mi cuerpo ardiendo metí su verga en mi boca.
El nivel de mi excitación era tal que se la mamé 2 ves y todavía estaba cachonda.
Levanté mi minifalda hasta la cintura, Hice mi tanga a un lado dejando mi vagina al descubierto, me senté encima de los muslos de Sebastián, froté su verga en la entrada de mi vagina hasta sentir como se mojaba y comencé a penetrar poco a poco.

Un día yo tuve que hacer unas cosas y estuve fuera de casa unas horas, al regresar encontré la casa en silencio, al entrar entra a la habitación de Sebas lo encontré masturbándose.

-¡SEBAS!- le dije fingiendo enfado.
– ¿No esperas por mi?-.

- No pude aguantar, ma.
Perdón-.
Me dijo con carita triste.

Me arrodillé junto a él y comencé a lamer su glande pidiéndole que siguiera masturbándose.
Luego de juguetear con mi lengua en su glande, recibí sus descargas de semen en mi boca abierta.
Luego de eso nos desnudamos y tuve sexo con Sebas en su cama.

¿Si alguien nos descubrió o sospechó algo de nosotros? Nunca pasó.
Mis amigas, locas de contentas, me felicitaron los progresos que yo tuve con mi hijo.
Lejos había quedado esa mama que se aterró cuando ellas dijeron que tenia sexo con sus hijos.
Disfruté haciendo el amor todos los días con mi hijo por meses y meses.
Como dije antes yo lo veía como mi bebe, pensaba que todavía era niño e inofensivo, por eso le dejaba venirse dentro mio todas las veces sin sentir miedo o preocuparme un poco.
Sebastián tenia ganas de venirse dentro mio y lo hacia, cuando estábamos en mi habitación, en la ducha, muchas veces desperté con él entre mis piernas y su verga eyaculando dentro de mi vagina.
Nosotros seguimos así hasta que, bueno, hasta que pasó lo que tenia que pasar, yo.
Me quedé embarazada de Sebastián 3 semanas después de su cumpleaños numero 12.


A partir de ahora voy tener paciencia.
Sebastián tuvo un poco de miedo al principio acerca de seguir teniendo sexo conmigo todos los días, él pensaba que si yo lo cabalgaba o que si él me la metía en la vagina podía lastimar al bebe, pero yo lo tranquilicé diciéndole que no había problemas.
Así que después de solucionar ese problemas los dos seguimos haciendo el amor como siempre.

Estar embarazada no va a afectar ninguna de mis 2 vidas, ni la normal ni la intima.
En la normal vamos a seguir siendo una familia unida Sebastián y yo, y en la intima quiero seguir siendo la amante de mi pequeño hijo.
Ademas creo que ya me volví realmente adicta a su verga.

Pensar en esto me pone triste pero yo se que él va a crecer, que con el tiempo a ser todo un hombre, y tal vez conozca a alguna chica y pierda el interés en mi, pero bueno, espero que eso no pase.
Mientras acaricio mi vientre tengo mucha ilusión de que nuestro bebe sea varón, todavía soy una mamá bastante joven, no olviden que tengo 28 años y, ¿quien sabe? Puede que dentro de 10 años, a mis 38, yo pueda hacer un trió con mis dos hijos.
 

Carlafar

Virgen
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Me gustó mucho tu relato, gracias.
:icon_smile:
 

Fantomas

Virgen
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que buen relato, me ha quedado durisima al pensar lo que vendria con tu segundo crio
 
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