Una historia de amor familiar 1. Todo empezó hace muchos años.

Paradiser

Virgen
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Mar 24, 2019
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Sentada en la sala de mi casa mientras veo a mi esposo penetrar con dulzura el culito blanquito de mi hija Mai quien gime hermosamente,
mientras yo tengo a su hermanita sentada sobre mi regazo, abierta de piernas y acariciando su suave coñito rosadito, me vienen a la mente los recuerdos
de lo que podríamos llamar mi iniciación en el mundo del amor familiar, aquel día donde descubrí que mi familia llevaba el amor a un nivel muy distinto.

Tenía yo unos cinco añitos cuando todo eso pasó, me encontraba un día jugando a las muñecas, cuando se me ocurrió invitar a mi hermano Mark a jugar conmigo, el podía ser el papá de mis bebés,
emocionada por la idea entre de golpe a su cuarto y lo que vi me dejó muy sorprendida, el estaba acostado sobre su cama con el pito de fuera mientras mamá se lo chupaba. Yo estaba lista para pedir disculpas
pero ninguno de los dos se dio cuenta de mi intromisión, aliviada porque no me vieron, salí muy rápido de ahí. Corrí hasta llegar a mi cuarto y me encerre, en seguida, mi cabeza se llenó de dudas, ¿Que era eso que estaban haciendo?
¿Porque mi mamá le chupaba el pito a mi hermanito? ¿Eso se podía hacer entre una mami y un hermanito? Tenía muchas dudas, yo acababa de entrar a la primaria y no sabía muchas cosas, lo que si sabía porque tengo muchos hermanos,
es que la pipi de los hombres sale de su pito—pensé para mis adentros— ¿No le sabrá feo?—me pregunté a mi.

Aún algo confundida y curiosa, decidí olvidarme de eso, y seguí jugando a las muñecas, pero... por más que trataba, sencillamente no podía, ¡Tenía que ver más! ¿Porque hacían eso? ¿Para qué? Así que con el corazón acelerado, y temerosa de ser descubierta, volví al cuarto de mi hermanito, abrí la puerta muy
despacito, y observe en silencio, habían pasado unos cinco minutos por lo que temí que ya hubieran terminado lo que sea que estuvieran haciendo, pero para mi suerte seguían en «éso». Mi hermanito, que entonces tendría unos ocho años, blanco como la leche, estaba acostado boca arriba y con las piernas abiertas
totalmente desnudo, y hacia unos ruidos raros que no conocía, pero se veía que le gustaba pues sonreía y temblaba de gusto dejándose hacer por mi mami, quién también estaba desnuda, y arrodillada chupaba con emoción el pito de mi hermanito, que pese a su edad, era bastante grande: algo largo y muy gordo, y de color café.
Recorría el pito con la lengua, al tiempo que jugaba con sus huevos y ¡Le estaba metiendo un dedo en la cola! ¡Y a mi hermanito le gustaba!

Preste más atención al cuerpo de mi madre: de piel morenita clara, delgada, con unas caderas anchas, unas nalgas enormes y firmes, y unas tetas gordas gordas, un cuerpazo que me heredó y que he comprobado de adulta que sirve para divertirse y mucho. Toda la piel de mi madre estaba cubierta de una gruesa capa de sudor,
que daba a su piel un brillo hermoso, el cual contrastaba con el desastre que era su cabello, revuelto por el movimiento de su cabeza,
Su cara hacia pensar que estaba probando lo más delicioso que podía existir e incluso babeaba del gusto.

En eso, mi hermanito habló:
—Culo mami, culo
—¿Mi nene quiere mi colita?—dijo mi mami interrumpiendo sus chupadas y sonriendo de forma extraña, que ya sabría después se le llama sonreír con deseo sexual.
—¡Si! ¡Si!—respondió emocionado.

Yo no sabía que iban a hacer, así que preste mucha atención.
Mamá se puso en cuatro patas y paró sus pompas, se veían enormes. Mi hermanito se paró con el pito tieso y más grande de lo que lo tenía cuando se bañaba.
Se colocó tras mamá, separó las nalgas maternas con sus manos y no lo podía creer ¡Estaba chupandole la cola!. Asqueada, retrocedi ¿Como podían hacer eso?—me pregunté.

El asco casi me impide seguir viendo, pero mi curiosidad era mayor, así que me aguante y seguí viendo, decidida a ver todo y recordando no dejar que mi hermano o mi mami me den un beso sin que antes se laven la boca.
A continuación mi hermanito acarició la concha de mi mami, era gorda, peluda y chorreaba jugo. Y ella se agitó del gusto.
Eso fue muy distinto, hasta ahora había visto cosas más fuertes, pero nada que pudiera experimentar, pero esto si. Curiosa decidí
ver si yo también sentía igual y acaricie mi chochito por encima de mis shorts y sentí algo nuevo, distinto y muy rico. Emocionada decidí probar más y me frote por todos lados, ¡Era increíble! Eran como unas cosquillitas muy ricas y hacían que mi coñito sacará babita.
Deseosa de saber más, seguí viendo, ahora con una mano en mi entrepierna.

¡No lo podía creer! Mark estaba metiéndole el pito por la cola a mi mami y a mami le gustaba mucho, tanto que no dejaba de decirle cuanto le gustaba, acelere mis movimientos pues deseaba sentir aún más rico, mi coñito babeaba tanto, que empape mi short y mi manita, y en otras situaciones
me habría ido corriendo a cambiarme, pero no hoy, hoy había más que hacer. Seguí viendo, Mark emocionado y sudado empujaba su pene al fondo del chocho de mi mami y temblaba, así estuvo un rato hasta que:

—Mami, ya va a salir.
¿Salir? ¿De que habla?—me pregunté más curiosa que nunca
—Muy bien mi nene, dale a tu mami su lechita.
Mami se arrodilló sobre la cama y Mark se paró sobre la misma, mami se abrió de piernas y se froto algo que ahora se qué se llama clítoris, mientras chupaba el pito de mi hermanito que había salido limpio.
Emocionado, mi hermanito empujaba la cabeza de mami hacia abajo para que tragara más su pene, y ella gustosa aceptaba los empujones, mamaba y se frotaba. Estuvieron así unos cinco minutos hasta que mamá empezó a agitarse y de su concha salió un líquido transparente y debió sentir muy rico pues dio gritos y se retorcia sin control,
Por su parte mi hermanito sujetaba a mami con ambas manos por su cabeza y le enterraba su gordo pito en la boca, hasta que dio un gruñido y su pito escupió algo blanco, chorros y chorros de algo blanco que no habría visto de no ser porque le escurrio a mamá de su boca, quién tragó toda esa «lechita» que Mark le arrojó en la boca.

Excitada corrí a mi cuarto y me toque el clítoris y ufff, que rico sentí, seguí frotando hasta que mi chochito también arrojó chorros y chorros de ese juguito.
El placer me dejó totalmente relajada y algo mareada. Cuando me recupere me metí a bañar, había descubierto algo genial sobre mi cuerpo, y al parecer se podía hacer entre familia.

El ruido me volvió a la realidad y salí de mis pensamientos, mi esposo taladraba con fuerza la colita de mi hija, que placer es ver la gorda y larga verga de mi esposo rellenar el estrecho culito de mi hijita de sólo once añitos, quién ya muestra los beneficios de la genética femenina familiar, pues ya cuenta con unas nalgotas enormes para su edad, envidia de todas las mujeres que la ven, material de fantasía para los que la desean
y delicioso manjar para mi esposo y yo.

Mi hijita gime como toda una putita infantil con las enculadas de su papi hasta que los dos se vienen a la vez, ella chorreando juguito, y el inundando sus intestinos con ardiente semen.

Mi otra nena también alcanza el climax cuando le froto su clítoris y disfruta del placer de su orgasmo hasta que termina y se queda dormidita, ocho añitos tiene y ya comienza a tener unas tetitas gorditas que prometen volverse enormes melones.
Acostamos a nuestras hijas sexualmente satisfechas y mientras nos vamos a la cama mi marido y yo, regreso a mis pensamientos sobre ése día.

Una vez termine de ducharme, me encontré a mi padre sonriendo, no sabía que hacia allí, pero algo me decía sabía algo, seguro me había visto.
—¿Que pasa papi?
—¿Quieres hablar de algo?—pregunté nerviosa
—¿Te gusto lo que viste?
—¿Ver que? no se de que hablas—intente mentir.
En eso salió mi mamá de su cuarto, y señalando un charquito en el suelo, que seguro era de mis juguitos, dijo sonriendo—De lo que te hizo dejarnos este regalito.
Continuará.....
 

Rockhard

Virgen
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Me gustaria tener una familia asi, divertirme con la madre y las nenas
 
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