Una historia como tantas... [parte 6]

kamuix99

Pajillero
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Hola, la historia sigue, quedan mucho por contar todavía…

Ese día cuando se fueron las chicas no me lo podía creer, acababa de vivir el momento más caliente de mi vida hasta ese momento, las chicas se fueron 5 minutos antes de que llegara mi vieja, pero sospechó de que alguien estuvo en casa porque el olor a sexo se sentía ni bien se cruzaba la puerta de entrada, yo no había ventilado ni limpiado nada y mi calzoncillo asomaba por debajo de uno de los muebles del lugar, eso lo recuerdo bien porque al verlo mi vista se dirigió a él, lo que hiso que mi madre también lo hiciera.

Tuve la grandísima suerte de que justo en ese momento llegara Andrea, una amiga que solo me daba besos y que dejaba de que vez en cuanto le acariciase el culo. Ni bien entró se me colgó del cuello y cuando vio a mi madre se puso de mil colores, eso hiso que mi vieja piense que la que había estado conmigo momentos antes era ella, lo que trajo como consecuencia de que no indague mas y que el tema allá quedado ahí.

Con Andrea ese día no pasó más nada, si a la semana pero eso es otra historia, lo cierto es que yo andaba para bien, teniendo en cuenta que lo sucedido fue en el año 89 (era toda una hazaña cogerse a una piba y mas a esa edad), yo andaba con esa rara racha que a veces nos pasa y que hay que saber aprovechar, como a los cinco días de estar con romí y gabi, llega gabi a mi casa un minuto después de que mi mamá se haya ido, creí yo que la vio subir al colectivo y golpeó mi puerta.

Me sorprendí al verla sola y ella como queriendo disimular me dijo en forma de pregunta pero no muy convencida - ¿está romi? me dijo que venía para acá, que la espere - , yo sabía que no era cierto pero le seguí el juego, total que al que más le convenía era a mí y a mi calentura. La hice pasar y ella fue caminando con paso decidido, por el pasillo de entrada a mi casa. Al hacerlo contemplé su culito, para ser más preciso, su culote. Era como el de una mina de 30, no parecía el de una nena, era más ancho que sus hombros y se le marcaba bien a pesar de la ropa de gimnasia que llevaba, era bien parado, como si levase una mochila.

Al hablarme se dio vuelta y enseguida se percató de mi mirada y me sonrió a lo que respondí sin ningún preámbulo, si le gustó lo del otro día, su mirada cambió de sonrisa a deseo y me dijo

- si claro ¿a vos? Yo ya con mi mano en la bragueta, le dije
- claro que si me dejaste loco, ¿quieres que hagamos algo?
- No sé, me dijo y romi no se ¿se puede enojar?

Yo respondí que no creía que de todos modos ella ya estaba acá y había que aprovecharlo y me abalancé a su boca, ella me respondió con mucha maestría. Se notaba que lo hacía desde hace mucho, ya que lo hacía como una adulta, con lengua y mordiendo mis labios con mucho deseo. Enseguida nos empezamos a dar mano y nuestra respiración se agitó.

Las cosas iban rápido pero no creo que hubiera otra forma, ambos buscábamos eso y no tenía sentido andar con vueltas. Yo metí mis manos por debajo del elástico que sostenía su pantalón y también su bombacha, su culo estaba enorme y suave. En la anterior cogida no me había percatado de eso, quizás porque romi lo tenía precioso. Ella me tocaba la espalda y los brazos, yo subí una mano y acaricié su pelo corto desesperado. Estaba bien cepillado y olía a shampoo. Hasta hoy lo recuerdo, era Sedal free, muy común en esa época.

Recordando lo sucedido la vez anterior, le dije que vayamos a mi pieza para no dejar rastros, ella no se opuso y me siguió abrazándome por la cintura. Al llegar me senté en mi cama y quedé con la cara a la altura de la suya, eso nos invitó a un nuevo beso más prendido que el anterior y otra vez mi mano por debajo de su ropa y con intención de bajarla.

Ella no se resistió y subía las piernas para dejar salir el pantalón, cuando lo tuvo sacado con un mismo pié ayudó a sacarse las zapatillas y las medias. En ese momento yo me sacaba el short y el slip, mi verga apuntaba curva pero hacia arriba. Nos acercamos y saqué su remera, luego me agaché y comencé a besar sus pezones que ya estaban bien duros, ella solo gemía y se dejaba hacer, intentaba agarrarme la pija pero no podía ya que yo me empecé a mover frenéticamente por todo su cuerpo, besando y lamiendo todo lo mas que podía. A veces me detenía en alguna de las zonas que mas me gustaban, sus brazos, sus axilas, su culote y al llegar a su entrepierna la senté en la cama y dejando sus piernas afuera de la cama. Las abrí y comencé de nuevo un ataque de besos y lamidas por su cuevita y su culo.

Ella me agarraba de los pelos y subía su pelvis. Empujaba y empujaba hasta que yo encontré su punto de placer, al cabo de algunas lamidas ya dio muestras de su primer orgasmo. Se mordía los labios y abría y cerraba las piernas. Su concha se abría y cerraba como queriendo apretar algo que no tenía, yo en ese mismo momento puse mi verga en ese anillo que formaban los labios de su vagina y comencé a entrar. Me costó muchísimo, su concha se convulsionaba y largaba jugos que me hacían resbalar la pija, pero luego de tanto insistir pude entrar lo que arrancó un orgasmo más fuerte que el anterior ya que sus gemidos se transformaron en gritos agudos y largos los que apenas pude aplacar con mi boca.

Ella me abrazó y apretó con sus piernas, luego comenzó a morder mis labios hasta sacarme algo de sangre la que tragó junto con nuestra saliva. Yo bombeé como 15 o más minutos, hasta que la saqué y la puse en su boca, luego de algunas sacudidas acabé inundando su garganta hasta hacerla atragantar de leche. Tosió unos segundos y luego nos reímos. Al rato de componerse nos besamos y comenzamos nuevas carisias, al bajar me encontré con gotas de esperma que habían caído en su pansa, las recogí con mi lengua y se las llevé a la boca la cual degustó demostrando que le agradaba. Yo recogí todo lo que encontraba y me dediqué a comerle de nuevo la conchita, me dediqué un buen rato a limpiar su vagina y bajé a su culo.

Me voy a detener un rato para contarles que su anito no era como los que muchas veces he visto, este no tenía pliegues, era como un agujero estirado hacia los costados y en la parte que da hacia la vagina se ponía de un color rojizo, no tenía un solo pliegue, lo primero que pensé es que ya han pasado muchas pijas por aquí ya que daba señales de estar bien estirado, ella me lo confirmó unos días después al contarme que si bien no fueron muchas pijas la que la cogían, eran tres y lo hacían bien seguido. Yo era el cuarto y el que más le gustaba en ese momento porque no era de su familia.

Me puse a lamer su anito y penetrar con mi lengua ese precioso agujero, al rato mi lengua entraba sin dificultad y a ella se le sumó mi dedo índice y luego el otro hasta que mi pija no pudo más y le pedí que se ponga en cuatro patas, lo hizo y me dejó una hermosa visión, la raya de su culo blanco que bajaba hasta unirse con sus rosados labios de la vagina, toda esa zona brillaba de humedad de sus secreciones y mi saliva. Una duda se me planteó en ese momento ¿Cuál agujero atacaba?, se lo dije y ella me respondió en un susurro, mi culo dale mi culo quiere, dale, dale, dale, dale.

No la hice esperar y arremetí con todo mi cuerpo contra ese culote que me empezó a alojar con una pequeña resistencia y luego con un abrazo que me envolvió en un inaudito placer, yo sentía toda mi verga envuelta en toda su superficie, como si estuviese alojada en una manga que además la apretaba y soltaba con pequeños movimientos de cadera, ella tiraba su cabeza hacia atrás y me miraba, luego se incorporaba y miraba como mi verga penetraba su culo, abría la boca y yo tapaba con mi mano para escuchar su gemido ahogado, cosa que hasta el día de hoy me gusta.

Después se puso boca arriba y puse una almohada por debajo de su culo y tomándola de los tobillos la penetré otra vez por el culo, ella se agarraba las piernas por detrás de las rodillas y se las subía casi a la altura de la cabeza dejando que yo vea su conchita bien abierta y empapada. Estuvimos más de cinco minutos en esa posición hasta que le pedí que se suba arriba mío, yo me senté en la cama y ella se paró con los pies a mi costado y fue bajando hasta que yo apunté mi pija en el agujero dilatado de su culo, se lo fue tragando despacito, mas por el disfrute que por dolor, ya que de este último no hacia señal alguna, cuando estuvo toda adentro empezamos un lento mete y saca, yo disfrutaba de todo su cuerpo acariciando desde su espalda hasta la panza y pecho, las piernas los brazos y la cara que giraba para besarla, ella mientras tanto acariciaba su conchita y así despacito llegamos a un largo y fuerte orgasmo que nos consumió a los dos, nos quedamos así acostados como media hora hasta que nos pusimos a conversar y ella me contó quien la había cogido, quien la coge y como de a poco le fue contando a romi y como a romi le fue gustando cada día más lo que le contaba, también me contó que el hermano que antecedía a romi que tenía trece años fue el primero que manoseó la conchita de romi y que un primo le había intentado coger una tarde en una carpa, que romi de a poco se fue enamorando de mi y que ahora le encantaba hacer lo que hace, que juntas se masturban y que romi ya varias veces le había mamado la concha a ella y a otra chica de cuarto grado que yo conocía porque su hermana tenía fama de putita y se ve que era de familia.

Después la ayudé a lavarse, manoseando otra y otra vez ese precioso culo y besándola todo el tiempo hasta que se fue. a los pocos días escuché que en esas horas la habían estado buscando porque se enteraron que no fue a clases, pero se zafó diciendo que fue a una heladería y que después se puso a jugar a los fichines, la retaron un poco pero era mejor que decir que se había quedado toda la tarde cogiendo conmigo.

Bueno amigos continuará, como siempre les digo, espero que les guste y espero algún comentario y sepan que todo esto me pasó de verdad y que a pesar de ya haber tenido muchas parejas y de haber vivido experiencias sexuales tremendas, estas me marcaron para toda la vida.

Continuara…
 

sameni

Virgen
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Ene 10, 2010
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Fantastico tus relatos espero con ancias tus proximas entregas, felicidades
 
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