Una Familia Especial - Capitulo 001
No era fácil mi vida, pero nada fácil. Pero tenía una vida, algo es algo. Un nerd que era la decepción de su padre, con amigos nerds, poca o casi nula vida social. Un paria, un aislado social. Bueno ustedes dirán que hay cosas peores, que hay vidas mucho más difíciles, es que, a esa edad, todo es muy dramático y extremista y solamente la madurez te da otra perspectiva.
Y como es lógico en la vida, todo puede empeorar, y en mi caso mi mal o que mi vida vaya de mal en peor tiene nombre, Laura Altamirano. Una de las chicas más populares de la escuela. Y que hizo ella, prácticamente nada, para ella yo no existía, era un paria. El culpable fue mi señor padre, que se casó con la madre de Laura, y se convirtió en mi madrastra, Gabriela toda una belleza, ex reina de belleza y mujer muy codiciada, Laura heredó gran parte de esa belleza de su madre, pero mientras Gabriela era un encanto de persona, Laurita tenía un carácter del demonio, mezclado con caprichos de nena consentida, toda una joyita que entraba a mi vida.
Pero ustedes dirán que siendo como soy, mi padre pueda tener a tan cotizada mujer. Bueno es que mi padre tiene un apartado especial en todo esto y está historia. Mi padre es un macho alfa, lomo plateado, el líder. Mi progenitor fue miembro de una fuerza especial, de gendarmería, y en un momento de su carrera, debido a una lesión se cambió de la fuerza especial a seguridad diplomática, este departamento dentro de la gendarmería le da protección a las embajadas que se encuentran en zona de riesgo. Ahí fue cuando conoció a mi madre, que es parte del cuerpo diplomático. Se casaron y me tuvieron. Tener dichos padres no es fácil, porque vivimos en tres países diferentes en diez años, yo nací en Haití, también estuve en Croacia y Jamaica. Cuando mis padres se separaron, estábamos en Argentina y a mi madre le habían ofrecido un ascenso en Colombia, mi padre se retiró y abrió su propia empresa de seguridad, yo elegí vivir con mi padre, no quería seguir siendo un trotamundos, lo que he dicho de mis padres parece cruel o insensible, pero no es así ellos me amaban, a su manera.
Empecé a vivir con mi padre, el macho alfa, él es alguien distante y frio, pero con el que siempre se puede contar. He heredado poco de él, es alto, musculoso, dominante y seguro, más bien callado, de cara es normal, pero siempre ha tenido éxito con las mujeres. Yo sabía qué hacía por lo menos dos años estaba saliendo con alguien, pero nos la presento muy cerca de la boda. Cuando se casó con Gabriela yo tenía 18 años, mi padre 47, Gabriela 39 y mi querida Laura 18. Y ¿cómo mi padre conoció a Gabriela? En la puerta del colegio y ahí hizo su magia.
Para aclarar donde estudiaba, por decirle colegio, este instituto estaba en un gran parque, y se componía de educación básica, o sea niños entre 3 años y 12 o 13, educación secundaria, entre esta última edad y los 17 o 18 años, y educación superior, donde se dictaban carreras universitarias. Todos en sus correspondientes edificios, correctamente separados y con una infraestructura enorme, todo esto gestión de la iglesia ante los militares en la última dictadura. Este colegio era de gran prestigio y reputación. Yo estudiaba Economía y Laura Comercio Exterior.
Quiero decirles que a Laura tampoco le hizo gracia tenerme de pariente, y me lo dejó claro ni bien nuestros padres nos comunicaron que tenían una relación.
– Mira raro, tu padre no será mi padre y tú nunca serás mi hermano, nosotros no somos nada.
Esas fueron sus primeras palabras hacia mí, aunque estando nuestros padres era un amor, una nena buena. Aunque en verdad ella albergaba la esperanza de que su madre volviera con su padre, por eso para ella el golpe fue mayor.
Nuestra vida fue transcurriendo con normalidad, yo me llevaba muy bien con Gabriela, es más sin reemplazar a mi madre, y nunca querer hacerlo, me apoyo bastante. A mi padre dentro de lo hermético y frio que era se lo veía feliz. Laurita llevaba una buena relación con mi padre y conmigo era totalmente parca y nuestra relación era inexistente.
Nosotros vivíamos en una casa de dos plantas, en un barrio de clase media alta, concurríamos a un colegio católico. Los ingresos de mi padre como de Gabriela eran buenos, ella tenía una tienda de ropa bastante exitosa. Ellos tenían una vida social bastante activa, y se complementaban muy bien, ella súper elegante, cerca del metro setenta, delgada, de pelo castaño claro, muy bellas facciones, y sobre todo resaltaba un trasero que sin ser grande era perfecto, de esos que sobresalen en una mujer delgada, redondito y bien parado, que se machacaba en un gimnasio al que iba junto a su hijita. Y mi padre era el acompañante perfecto, sobre el metro ochenta y cinco, una postura marcial perfecta, un físico muy trabajado, y una vista de águila muy llamativa. Como dije se complementaban muy bien y se los veía felices.
Vivíamos todos juntos, pero Laura se iba dos días de la semana con su padre y fines de semana por medio, yo por mi parte me iba a Colombia en mis vacaciones dos semanas y algunos fines de semana largo con puentes, a ver a mi madre. También la veía cuando ella visitaba el país. Mi madre era hija única, y mis abuelos que eran grandes, vivían en el interior del país. No tenía mucha relación con ellos, si con la familia de mi padre que me llevaba muy bien.
Esta historia vino a torcerse cuando ya habían pasado un par de meses desde la boda, estaba ya con todas mis hormonas en plena ebullición. Y querías batir el récord mundial de masturbación. El tema es que yo siempre era muy vergonzoso, y me hubiera muerto antes que alguien encontrara las pruebas de estos hechos. Por lo tanto, desde que empiezo con mi preparación para romper el récord, lavo todas mis sabanas y mi ropa. Un domingo de otoño, bastante agradable todavía me levante después de una noche bastante agitada para mí y como era mi costumbre me levante a lavar mi ropa y sabanas. En la casa parecía no haber nadie, la princesita la pasaba con su padre, Gabriela parecía atender las plantas en el Jardín y mi padre parecía que estaba en la empresa o había salido a correr. Estaba en la lavandería, que es contigua a la cocina, me encontraba poniendo la ropa en el lavarropas, cuando escucho que entra mi madrastra Gabriela a la cocina, escucho a mi padre entrar después Cuando pregunta, mi padre por mí.
Padre: ¿Y Fernando?
Gabriela: sigue durmiendo.
Iba a saludar, pero intentaba meter toda mi ropa en el lavarropas y ocultar toda la evidencia. Cuando voy a salir Gabriela le está dando un tierno beso a mi padre, yo no quise interrumpir tan romántica escena, los dos estaban casi de perfil hacia mi posición. Ella termina el beso con una sonrisa tímida y mi padre tiene una sonrisa y mirada rara, casi como un lobo mirando a su presa, ninguno de los dos se alejó, se miraron por unos segundos hasta que mi padre puso su mano en la nuca, cómo acariciando su pelo, ella se dejaba hacer, nunca la había visto así, de repente el jala su pelo hacia atrás y la trae hacia él, y empieza un beso muy apasionado, posesivo, cómo queriendo comerla. A Gabriela se le escapa un tenue gemido, apenas perceptible, el ahora empieza a comerle la boca, a morderla y lengüetearla. Todo esto a mí me hace retroceder para que no me vean, cierro un poco la puerta corrediza y sigo de mirón. Gabriela parece estar en puntas de pie, mi padre la sigue sosteniendo del pelo la besa se separa un poco y la mira a los ojos, ella está agitada, la suelta y la empuja, la gira y ella apoya las manos contra la barra de la cocina, le pega una cachetada en su lindo culo y ella lo saca más todavía, se lo acaricia, aprieta y estruja, hasta hacerla gemir, de un tirón jala su pantalón y ropa interior hacia abajo, dejándola desnuda en toda su parte inferior. Mi padre mete sus manos entre sus piernas y empieza a masturbarla, saca su mano y sus dedos estaban brillantes, para acto seguido él se mete los dedos a la boca y los chupa.
Padre: Esta caliente mi putita.
Gabriela: -larga un largo suspiro antes de contestar- Si mi papi.
Era una escena irreal, yo de mirón, viendo a mi padre masturbando a mi bella madrastra. Tomo mi pene que estaba durísimo y con mucho liquido pre seminal y empecé a acariciarme. Mientras mi padre seguía masturbando a Gabriela, en un momento dado el se pone de rodillas y clava su cara entre las nalgas de ella.
Gabriela: sí, así papi.
Ella se dobla más todavía, quedando su cuerpo a 90º de sus piernas, ella jadeaba muy muy despacio, como conteniéndose.
Gabriela: sí, si, que bien lo hace mi macho, no te olvides de comerme el culito también.
Yo alucinaba con todo esto, se escuchaba un chapoteo de la lengua de mi padre, y los gemidos más fuertes de ella.
Gabriela: No aguanto más, te quiero adentro, penétrame mi semental, quiero a mi macho.
Él no se hizo rogar, se bajó los pantalones y quedo bamboleante una herramienta importante, me acuerdo que pensé, a la mierda mi padre podría ser actor porno. Agarro la punta de su pene y lo puso en la entrada de su vagina y de un solo movimiento de cadera se la enterró toda, un sonido apagado en su brazo se escuchó de Gabriela. El empezó un mete saca lento pero profundo, casi la sacaba toda y después toda hacia adentro, hasta que empezó a meterle ritmo y velocidad, ya Gabriela gemía más fuerte pero se notaba que se contenía, hasta que mi padre la agarro del pelo de nuevo y tiro para atrás haciendo que ella doblara su espalda y ya los gemidos y jadeos de ambos era mayor y el chapoteo que se producía cada vez que mi padre la penetraba era constante y rápido, hasta que ella acabo.
Gabriela: Sí, amor, acaba, dame tu leche, lléname- Todo esto dicho en susurros.
Y me padre así lo hizo, aumento el ritmo hasta que de repente emitió un largo gemido. Pero la cosa no quedo ahí, ella se pudo de rodillas rápidamente y se tragó todo su pene produciendo un place mayor a mi padre, ella no paro hasta que estuvo bien limpita y flácida. Cuando se paró, ella miro al suelo y había quedado un pequeño charco de flujo y semen, que lo limpio con unas servilletas descartables.
Padre: Vamos a la ducha, por el segundo round. No pienses que estoy satisfecho.
Gabriela: Vaya, hoy has amanecido con todo. Vamos.
Lo agarro de la mano se subieron su ropa y se fueron. Y yo, bueno, yo quede consternado, había visto lo mejor en mi vida, me chocaba un poco los protagonistas, pero tenía mi mano llena de semen, mis pantalones y bóxer manchados. Por supuesto que después tuve una culpa terrible por ser un mirón y meterme en la intimidad de mi padre. Pero quede sobre excitado con la escena. Y mi madrastra me serviría de inspiración en muchas ocasiones de ahora en adelante.
En la escuela yo seguía siendo un don nadie, y ella, Laurita, una chica popular. Ella salía, o tenía algo, con unos de los lideres del equipo de rugby de la escuela, un musculito de 21 años con dinero, aquí hay que ver lo buena que estaba Laurita, para que un chico del status del mequetrefe ese se diera vuelta a mirar a una chica de 18 años. Muy pocas personas en la escuela sabían que Laura y yo vivíamos en la misma casa y ella me ignoraba por completo. Todo paso un martes cuando iba a la biblioteca en horas de clase a pedido de mi profesora de geografía a buscar materiales para la clase. Entre la biblioteca y el gimnasio hay un pequeño parquecito, con plantas y árboles. Ahí estaba Laura y su novio. Aclaro que ella iba al curso de al lado, pero compartíamos ciertas clases especiales que se dictaban, como Ingles Avanzado. Ella en ese momento estaba discutiendo con su novio y de forma muy acalorada, hasta que el la sujeta de forma muy brusca de sus muñecas y la trae hacia él de forma muy violenta, y le empieza a hablar de forma agresiva a la cara. Ante esto y siendo todo un caballero, salgo a defender a una dama en apuros, empujo al villano y ante mi sorpresa y fuera de toda mi expectativa no paso nada, apenas lo moví, lo que si me movió fue su derechazo en mi sien, que me tiro al piso. Ahí me acorde de todas las veces que mi padre me llevo a artes marciales y yo no quería ir, me aburría hasta que desistió de ello, como me hubiera salvado.
Musculito: y este anormal de donde ha salido.
Laura: déjalo no es nadie, es un compañero de clases metido.
Yo: ¿Qué? (medio nocaut)
Laura: No seas metido, nadie te necesita- Vamos amor- Y se llevó al musculito tirando de su brazo. Mientras él me miraba y sonreía ladinamente.
Ante semejante humillación me pare y fui a continuar con mis labores, pero quede consternado con todo, con el golpe y el golpe anímico que me pego Laura. No podía creer su forma de actuar, la había intentado ayudar. Había salido en su defensa y me había tratado como una mierda. Al salir al recreo, salí ultimo ante el interrogatorio de mis amigos por mi actitud al volver, en la puerta del aula me estaba esperando ella.
Laura: que se supones que haces, no te metas en mi vida.
Yo: solamente intente ayudarte, vi lo mal que te trataba y…
Laura: no te metas en mi vida, yo tengo todo controlado y no necesito a nadie que me ayude, y menos a ti.
Y me dejo solo, de piedra. ¡Están todas locas!, pensaba para mí, casi como un grito. Más si, si eso es lo que quiere esa presumida. La furia y amargura me duro todo el día, y mis amigos Tomas y Pedro me aconsejaban que me olvidara e ignorara a semejante rara. Ahí habría terminado todo, si no fuera porque al salir por la salida lateral, la del parque me encontré con el musculito y tres amigos que parecían unos toros de grandotes yo los vi venir con una sonrisa en sus bocas que era mal augurio para mí, solamente escuche decir -ese es- y no me acuerdo de nada más.
Cuando me desperté veía un poco borroso, y tenía un fuerte dolor en el costado de la cabeza en el parietal. Enfrente de mí una pequeña linterna se movía, un doctor me estaba revisando, estaba en la guardia de un hospital. Lo que yo no sabía, es que un amigo de este cobarde me pego por detrás, y ya en el piso se la agarraron conmigo.
¿Por qué? simplemente porque Laurita termino con él, y pensó que yo era responsable. Yo me quería ir, pero no me dejaron. Por seguridad, por tratarse de un menor y por el seguro de la escuela, me hicieron una radiografía y me quede un par de horas para control. Por supuesto que estaba mi padre, y un representante de la escuela. Mi padre fue muy seco, y solamente se limitó a preguntarme como estaba. El directivo y el apoderado legal de la facultad quería saber que había pasado, ya que solamente me encontraron así, y nadie había visto nada, casualmente.
YO: No sé, no vi nada, solamente sentí un fuerte golpe en la cabeza y desperté aquí.- Mi padre observaba, sin creerme.
El directivo informo que tendría que hacer la denuncia a la policía, así que si recordaba algo tendría que decirlo, e informarlo.
Me dieron el alta después de un par de horas. La cara toda hinchada, un corte en el pómulo con tres puntos de sutura, el labio partido, y todas las costillas moradas de las patadas que recibí. Me dolía hasta el alma, me habían dado un par de calmantes, pero igual me dolía. En la camioneta mi padre iba serio, con su mirada al frente. En un semáforo se detiene y me dice
Padre: Con alguien vas a tener que hablar de lo que te pasa. Y yo, soy la única persona que te puede apoyar incondicionalmente siempre.
YO: Si, lo sé, gracias.
Padre: Si necesitas ayuda, o necesitas hablar, cuando estés listo para hablar, búscame.
Fue la primera vez que vi a mi padre tan cercano a mí, pero también vi otras cosas, su mirada, vi en su mirada una mezcla de decepción o vergüenza. Yo sentía mucha impotencia, vergüenza, miedo, y me sentía débil, frágil un cumulo de sentimiento que no me gustó para nada. Y no quería hablarlo con mi padre, que para el ya yo era una decepción. Yo siempre sufrí bullying, pero más allá de burlarse de mí o ridiculizarme no había pasado, la golpiza que recibí nunca había estado en mis planes. Seguí el resto del camino hacia mi casa en silencio, mi padre no dijo nada. Solamente me palmeo cuando nos bajamos de la camioneta. Por mi cabeza yo me hacía un juramento, nunca más volverme a sentir así, era algo que no quería para mí, algo con lo que no estaba cómodo, con esas sensaciones, con lo que sentía en eses momento.
Al entrar en la casa estaban Gabriela y Laura, en el recibidor, se sorprendieron con el estado de mi cara, y creo haber visto una mirada de culpa o lastima en Laura. Al saludarme Gabriela fue cariñosa conmigo como siempre, lo que no esperaba era que Laura también lo fuera, y me abrazara, creí notar sus ojos levemente llorosos. Ante las preguntas de Gabriela mi padre respondió
Padre: no pasa nada, está bien. A golpes se hacen los hombres.
Ahí mismo mi madrastra lo reprendió, y me hizo espacio en el sillón, yo quería desaparecer de ahí, alejarme del foco de atención. Pero ella me acomodo en el sillón y Laura me trajo una chocolatada con galletas, Laura, si esa Laura, la que no podía ni verme.
Gabriela: quédate un ratito en el sillón viendo tele. Laura y yo estamos haciendo pollo al horno de cena.
Ahí caí en cuenta la hora que era, entre todo este baile había pasado mucho tiempo. Y de cena estaban haciendo mi comida favorita. Mi padre me miro y me dijo
Padre: no vas a ir una semana a la escuela, te vas a venir conmigo mañana. Tenes una semanita para que se te sanen las heridas.
La comida fue agradable, se intentó no tocar el tema. Cuando me estaba recostando me puse a contestar los WhatsApp de mis amigos, mis dos únicos amigos, las únicas personas que se habían preocupado por mí. No podía dormir, estaba alterado. Y seguía pensando en lo que me paso, o en lo que no recordaba, haber quedado a merced de esos energúmenos, me hacía sentir mal. Cuando ya era bien tarde, sentí golpear la puerta.
Laura: Se puede.
Yo: Si, Laura, pasa.
Laura: Quería pedirte disculpas por cómo te traté y la golpiza que te dieron -dijo esto mirando el piso- Pero yo te advertí que no te metieras.
Yo: Bueno si, es que fue más fuerte que yo. No tolero a los brabucones.
Laura: Gracias por no decir nada, me hubiera metido en muchos problemas con mamá. Ya sé que me odias, pero intentemos llevarnos bien.
Yo: Oye, yo no te odio. Simplemente pienso que eres una engreída e insoportable- Ella me miro como no sabiendo si reírse o enojarse-
Laura: Si no me odias, por qué no me hablas desde que nos mudamos y me evitas constantemente, siempre estas encerrado en tu cuarto.
Yo: porque me dijiste que no era nadie en tu vida.
Laura: Eso lo dije porque estaba enojada con mi madre, por el casamiento.
Yo: Bueno ahora veo que empezamos con el pie izquierdo. -Estiré mi mano- Fernando un gusto. Desde ahora prometo intentar llevarme mejor contigo y no ser un ermitaño.
Laura: Laura un gusto, yo intentare no ser tan engreída e insoportable y colaborar para llevarme bien contigo, jajajaja.
Yo: y el cavernícola, porque estaba tan enojado.
Laura: es que lo termine, era un imbécil que solo quería usarme.
Yo: a ver Laurita si elijes mejor a tus novios, o a uno que pelee limpio jajajajaja
Laura: Hey están entrando en confianza muy rápido tú, mejor lo dejamos así, y descansas.
Cuando ella se fue me quede pensando, Laura parecía una chica agradable, vamos a ver hacia donde nos lleva esto. Después de eso me quede profundamente dormido.
Mi padre me levanto temprano, condujo en su camioneta en silencio, y salimos de la ciudad, hasta que paramos en un campo que estaba rodeado de un bosque de eucaliptos. Me hizo descender y en la caja de la camioneta empezó a poner distintas armas, un revolver, dos pistolas, una escopeta y rifle. Me empezó a explicar la diferencia entre ellas, las municiones, su uso más propició, en que caso usarlas y como se usaban. Miramos al bosque y había varios carteles pegados en los árboles. El disparaba con un arma, me mostraba como hacerlo y me hacía repetir el procedimiento a mí, carga, apuntar, disparar y revisar el arma que estuviera vacía, y así una por una. La sensación de poder, de seguridad ante cada disparo es única.
Padre: esto es una herramienta, tú decides si lo usas para el bien o el mal. Nunca pero nunca juegues con ella, tienes que tomarla con total responsabilidad
Yo: si papá
Padre: cuando era un joven me golpeaban en la escuela y fuera de ella, hasta que tome el arma de mi padre. El me descubrió y me dio una golpiza. Después de interrogarme y descubrir mis motivos, me llevo a un gimnasio y empezó a entrenarme, me llevaba todos los días a la escuela para no darles oportunidad a los matones. Cuando considero que era suficiente me llevo a la plaza donde se juntaban y los encaro y le dijo a su líder: uno contra uno. Lo molí a golpes y desde entonces no me molestaron más, me respetaron, y cada uno que me faltaba el respeto, me lo ganaba con mis puños. Así que hijo, se lo que te pasa. Yo estuve en tus zapatos, yo estuve ahí, dónde tú estuviste.
Yo: no quiero sentirme débil más, no quiero sentirme indefenso.
Padre: yo te puedo ayudar hijo.
Saco una nevera, y la puso en la caja de la camioneta, y me dio una coca cola.
Padre: fue por Laura, no es verdad, jajajaja
Yo: pero
Padre: no hace falta que lo diga, vi sus miradas.
Después de eso todo estuvo más que distendido, ahora a la distancia entiendo lo que hizo mi padre, género un escenario propicio para un acercamiento, y lo hizo con lo que él sabía y tenía a mano.
Empecé a ir todos los días al gimnasio de un amigo y empleado de mi padre, su segundo, tanto en la empresa como lo fue en las fuerzas especiales, en el gimnasio él era el maestro, daba MMA no tan orientado al deporte, más bien a la defensa personal y el combate. Al gimnasio iban la mayoría de los empleados de mi padre. El gimnasio me costó, no estaba acostumbrado, solamente practicaba básquet en la escuela, aquí era distinto 45 minutos de ejercicio, 30 minutos de técnica, 20 minutos de practica en bolsas o contra un compañero, y 10 minutos de combate, y para finalizar lo mejor, 15 minutos de abdominales, para un total de 2 horas, le pregunte a mi padre que se veía muy bien.
YO: siempre es así.
Padre: No, varía según el día. A veces es más físico, otras más técnico y otras más de combate, lo que nunca varían son los abdominales.
Parecía un chiste. Pero pude observar el nivel que había, que era realmente muy bueno. La mayoría estaban en muy buena forma, incluyendo a mi padre que estaba en un nivel muy alto.
Empecé a ejercitarme todos los días, practicar artes marciales, la play quedo de lado, al igual que la comida chatarra, no es que hacía un régimen alimenticio estricto, simplemente me cuidaba de algunas cosas, ir al gimnasio cada vez me costaba menos, y lo empezaba a disfrutar. Regrese a la escuela como a las dos semanas, mi padre me acompañaba y me iba a buscar. Los primeros días no me encontré con el ex de Laura, pero, cuando lo hice, vi en él una sonrisa burlona y yo lo evité, no estaba preparado y estaba en desventaja.
Varias cosas extrañas pasaron, una es que Laura venía con nosotros y hasta me hablaba, y no evitaba el contacto, cosa rara, pero nos llevamos mucho mejor. La segunda cosa rara cuando volví fue Flor, una compañera muy linda de cara, muy delgada, y por su forma de vestir y ser muy aniñada, se acercó a mí, ni bien me vio, me abrazo muy fuerte.
Flor: gracias a Dios estás bien, estuve muy preocupada por ti.
Mi relación con ella era normal, si me hablaba con ella, y habíamos realizado trabajos juntos, pero no era tan cercana. Y me di cuenta que ella era como nosotros, unos nerds Anti sociales.
El tiempo y los meses iban pasando y cada vez estaba mejor en el gimnasio.
A parte del gimnasio, mi padre me había dado ciertas tareas, algunos trabajos sencillos en su empresa y en la casa. Por esto me daba en contraprestación un pequeño incentivo económico.
Un fin de semana, ya de invierno mi padre me mandó a cortar una rama del árbol que estaba en el patio, era un trabajo sencillo, no era grande la rama y tenía que subirme a una escalera. En el medio del árbol había una plataforma que usaba de niño para jugar, que era la entrada de mi casa del árbol. Me paro sobre la plataforma y me preparo para cortar la rama, cuando observo por la ventana de la habitación de Laura que el monitor de la computadora estaban pasando una película porno, quede un poco sorprendido, no veía a nadie en la habitación, o mejor dicho mi vista estaba limitada, hasta que Laura apareció en escena, estaba vestida solamente con un conjuntito de ropa interior, muy diminuto de color rojo, ella se sentó en su butaca frente a la computadora y cambio el vídeo, puso uno donde se podía apreciar a un joven alto, musculoso interactuando con dos jovencitas, yo no lo podía creer , Laura estaba viendo una porno, un trío está viendo.
Yo me acomode mejor en la protección de mi casa del árbol para no ser visto. Las jovencitas dejaron de interactuar con el chico y empezaron a besarse, todo esto mientras Laura se acariciaba los pechos y el vientre plano y marcado. Tras años de asistir a baile, e ir al gimnasio con la madre. Si cuerpo es una delicia. Ella miraba como hipnotizada la pantalla, mientras se acariciaba suavemente el pecho y el abdomen, en la pantalla las dos protagonistas hacían un 69 mientras el chico, se ponía crema en un su pene y se masturbaba. Laura se acariciaba por arriba de las braguitas, mientras se apretaba los pechos con fuerza.
El muchacho se ubicó atrás de la chica que estaba arriba y hundió su cara en sus nalgas, provocando un grito de placer de la chica, y un gemido en Laura que me hizo prestarle más atención, ella empezó a quitarse el sujetador dejándome ver unos pechos pequeños coronados con un muy lindo pezón de color rosa oscuro, también se sacó sus bragas y las arrojo a un costado, no podía ver su vagina pero si vi que tenía un triangulito de pelos en su monte de Venus muy cuidado. Ella se metió su mano entre sus piernas y con la otra pellizcaba sus pezones fuertemente, era una belleza, estaba de lo más sensual. Mientras que Laura apuraba el ritmo de masturbación mientras decía
Laura: Así, dásela. Con fuerza.
En la pantalla en muchacho se ubica atrás de la chica que está arriba, y cambiando el plano de la cámara, se ve desde abajo como el puntea con su pene el ano de esta, lo puntea varias veces hasta que de un golpe de cadera se la mete hasta la mitad del pene, para acto seguido meterla toda hasta golpear sus huevos contra su vagina. Aparece en escena la cabeza de la otra chica, para lengüetear la vagina y los huevos del chico, dejándolos cubiertos con saliva. Cuando miro a Laura, esta había puesto sus dos pies en los apoya brazos de su silla gamer, dejando expuesta toda su vagina y ano. Ella no sé de dónde sacó un envase plástico, como de 12 cm y un poco mayor a un dedo, agarro dos de sus dedos con abundante saliva y se los paso alrededor de su ano, el envase plástico se lo refregó bien en su mojada y babosa vagina para acto seguido metérselo en el ano. La puta que estaba bueno lo que estaba viendo, a mí ya me dolía el pene de tanto frotármelo. Ella emitió un sonido gutural bastante fuerte, y arqueo su espalda con su cabeza echada para atrás y sus ojitos cerrados. Ella empezó a mover el juguete improvisado en su ano, mientras se masajeaba el clítoris, en la pantalla el muchacho penetraba fuertemente a la chica, mientras la chica que estaba abajo se había salido y ubicado a un costado, y con una mano la masturbaba y con la otra masajeaba un pecho, la chica ante tanto gritaba salvajemente.
Laura: Si, así, denle fuerte a esa perra.
Laura acompañaba el ritmo del video porno, con penetraciones igual de fuertes y una furiosa masturbación, sus gemidos también eran altos. Ella no daba más y al igual que yo estaba por acabar, esto se produjo cuando el protagonista empezó a llenar de leche el trasero de la chica y este a florecer del mismo en cada embestida. Este saco el pene del ano y la otra chica empezó a comerse el pene con todo lo que quedaba de corrida, se sacó el pene de la boca y se fue hacia el ano, de su amiga, lleno de leche y empezó a lengüetear y comerse toda la corrida.
Laura: Sí, sí, que rico. Sí
Yo al ver a Laura así acabe instantáneamente, fue demasiado placer, ver a semejante criatura dándose satisfacción. Fue mucho para mí. Rápidamente salí de mi ensueño, y me bajé del árbol, para que no me viera. Fui a mi cuarto y me cambié de ropa. Mi cuarto es el único que está en planta baja. Me quede un rato ahí mientras me calmaba. Era muy fuerte todo lo que acaba de pasar. Cuando salgo Laura salía de la lavandería, y se quedó sorprendida.
Laura: que haces aquí, no estabas con tu padre.
Yo: No, no. Me dejo haciendo tareas en la casa.
Ella se fue sorprendida y subió rápido a su habitación. Yo entre a la lavandería con mi ropa, y vi en el canasto de la ropa sucia el conjuntito de ropa interior rojo de Laurita. Me lleve sus bragas a la nariz y observe que estaban muy mojadas, le pase la lengua y el olor y gusto me invadió el aroma de Laura, mi pene estaba duro de nuevo y no me quedo más remedio que volver a masturbarme con dicha prenda.
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No era fácil mi vida, pero nada fácil. Pero tenía una vida, algo es algo. Un nerd que era la decepción de su padre, con amigos nerds, poca o casi nula vida social. Un paria, un aislado social. Bueno ustedes dirán que hay cosas peores, que hay vidas mucho más difíciles, es que, a esa edad, todo es muy dramático y extremista y solamente la madurez te da otra perspectiva.
Y como es lógico en la vida, todo puede empeorar, y en mi caso mi mal o que mi vida vaya de mal en peor tiene nombre, Laura Altamirano. Una de las chicas más populares de la escuela. Y que hizo ella, prácticamente nada, para ella yo no existía, era un paria. El culpable fue mi señor padre, que se casó con la madre de Laura, y se convirtió en mi madrastra, Gabriela toda una belleza, ex reina de belleza y mujer muy codiciada, Laura heredó gran parte de esa belleza de su madre, pero mientras Gabriela era un encanto de persona, Laurita tenía un carácter del demonio, mezclado con caprichos de nena consentida, toda una joyita que entraba a mi vida.
Pero ustedes dirán que siendo como soy, mi padre pueda tener a tan cotizada mujer. Bueno es que mi padre tiene un apartado especial en todo esto y está historia. Mi padre es un macho alfa, lomo plateado, el líder. Mi progenitor fue miembro de una fuerza especial, de gendarmería, y en un momento de su carrera, debido a una lesión se cambió de la fuerza especial a seguridad diplomática, este departamento dentro de la gendarmería le da protección a las embajadas que se encuentran en zona de riesgo. Ahí fue cuando conoció a mi madre, que es parte del cuerpo diplomático. Se casaron y me tuvieron. Tener dichos padres no es fácil, porque vivimos en tres países diferentes en diez años, yo nací en Haití, también estuve en Croacia y Jamaica. Cuando mis padres se separaron, estábamos en Argentina y a mi madre le habían ofrecido un ascenso en Colombia, mi padre se retiró y abrió su propia empresa de seguridad, yo elegí vivir con mi padre, no quería seguir siendo un trotamundos, lo que he dicho de mis padres parece cruel o insensible, pero no es así ellos me amaban, a su manera.
Empecé a vivir con mi padre, el macho alfa, él es alguien distante y frio, pero con el que siempre se puede contar. He heredado poco de él, es alto, musculoso, dominante y seguro, más bien callado, de cara es normal, pero siempre ha tenido éxito con las mujeres. Yo sabía qué hacía por lo menos dos años estaba saliendo con alguien, pero nos la presento muy cerca de la boda. Cuando se casó con Gabriela yo tenía 18 años, mi padre 47, Gabriela 39 y mi querida Laura 18. Y ¿cómo mi padre conoció a Gabriela? En la puerta del colegio y ahí hizo su magia.
Para aclarar donde estudiaba, por decirle colegio, este instituto estaba en un gran parque, y se componía de educación básica, o sea niños entre 3 años y 12 o 13, educación secundaria, entre esta última edad y los 17 o 18 años, y educación superior, donde se dictaban carreras universitarias. Todos en sus correspondientes edificios, correctamente separados y con una infraestructura enorme, todo esto gestión de la iglesia ante los militares en la última dictadura. Este colegio era de gran prestigio y reputación. Yo estudiaba Economía y Laura Comercio Exterior.
Quiero decirles que a Laura tampoco le hizo gracia tenerme de pariente, y me lo dejó claro ni bien nuestros padres nos comunicaron que tenían una relación.
– Mira raro, tu padre no será mi padre y tú nunca serás mi hermano, nosotros no somos nada.
Esas fueron sus primeras palabras hacia mí, aunque estando nuestros padres era un amor, una nena buena. Aunque en verdad ella albergaba la esperanza de que su madre volviera con su padre, por eso para ella el golpe fue mayor.
Nuestra vida fue transcurriendo con normalidad, yo me llevaba muy bien con Gabriela, es más sin reemplazar a mi madre, y nunca querer hacerlo, me apoyo bastante. A mi padre dentro de lo hermético y frio que era se lo veía feliz. Laurita llevaba una buena relación con mi padre y conmigo era totalmente parca y nuestra relación era inexistente.
Nosotros vivíamos en una casa de dos plantas, en un barrio de clase media alta, concurríamos a un colegio católico. Los ingresos de mi padre como de Gabriela eran buenos, ella tenía una tienda de ropa bastante exitosa. Ellos tenían una vida social bastante activa, y se complementaban muy bien, ella súper elegante, cerca del metro setenta, delgada, de pelo castaño claro, muy bellas facciones, y sobre todo resaltaba un trasero que sin ser grande era perfecto, de esos que sobresalen en una mujer delgada, redondito y bien parado, que se machacaba en un gimnasio al que iba junto a su hijita. Y mi padre era el acompañante perfecto, sobre el metro ochenta y cinco, una postura marcial perfecta, un físico muy trabajado, y una vista de águila muy llamativa. Como dije se complementaban muy bien y se los veía felices.
Vivíamos todos juntos, pero Laura se iba dos días de la semana con su padre y fines de semana por medio, yo por mi parte me iba a Colombia en mis vacaciones dos semanas y algunos fines de semana largo con puentes, a ver a mi madre. También la veía cuando ella visitaba el país. Mi madre era hija única, y mis abuelos que eran grandes, vivían en el interior del país. No tenía mucha relación con ellos, si con la familia de mi padre que me llevaba muy bien.
Esta historia vino a torcerse cuando ya habían pasado un par de meses desde la boda, estaba ya con todas mis hormonas en plena ebullición. Y querías batir el récord mundial de masturbación. El tema es que yo siempre era muy vergonzoso, y me hubiera muerto antes que alguien encontrara las pruebas de estos hechos. Por lo tanto, desde que empiezo con mi preparación para romper el récord, lavo todas mis sabanas y mi ropa. Un domingo de otoño, bastante agradable todavía me levante después de una noche bastante agitada para mí y como era mi costumbre me levante a lavar mi ropa y sabanas. En la casa parecía no haber nadie, la princesita la pasaba con su padre, Gabriela parecía atender las plantas en el Jardín y mi padre parecía que estaba en la empresa o había salido a correr. Estaba en la lavandería, que es contigua a la cocina, me encontraba poniendo la ropa en el lavarropas, cuando escucho que entra mi madrastra Gabriela a la cocina, escucho a mi padre entrar después Cuando pregunta, mi padre por mí.
Padre: ¿Y Fernando?
Gabriela: sigue durmiendo.
Iba a saludar, pero intentaba meter toda mi ropa en el lavarropas y ocultar toda la evidencia. Cuando voy a salir Gabriela le está dando un tierno beso a mi padre, yo no quise interrumpir tan romántica escena, los dos estaban casi de perfil hacia mi posición. Ella termina el beso con una sonrisa tímida y mi padre tiene una sonrisa y mirada rara, casi como un lobo mirando a su presa, ninguno de los dos se alejó, se miraron por unos segundos hasta que mi padre puso su mano en la nuca, cómo acariciando su pelo, ella se dejaba hacer, nunca la había visto así, de repente el jala su pelo hacia atrás y la trae hacia él, y empieza un beso muy apasionado, posesivo, cómo queriendo comerla. A Gabriela se le escapa un tenue gemido, apenas perceptible, el ahora empieza a comerle la boca, a morderla y lengüetearla. Todo esto a mí me hace retroceder para que no me vean, cierro un poco la puerta corrediza y sigo de mirón. Gabriela parece estar en puntas de pie, mi padre la sigue sosteniendo del pelo la besa se separa un poco y la mira a los ojos, ella está agitada, la suelta y la empuja, la gira y ella apoya las manos contra la barra de la cocina, le pega una cachetada en su lindo culo y ella lo saca más todavía, se lo acaricia, aprieta y estruja, hasta hacerla gemir, de un tirón jala su pantalón y ropa interior hacia abajo, dejándola desnuda en toda su parte inferior. Mi padre mete sus manos entre sus piernas y empieza a masturbarla, saca su mano y sus dedos estaban brillantes, para acto seguido él se mete los dedos a la boca y los chupa.
Padre: Esta caliente mi putita.
Gabriela: -larga un largo suspiro antes de contestar- Si mi papi.
Era una escena irreal, yo de mirón, viendo a mi padre masturbando a mi bella madrastra. Tomo mi pene que estaba durísimo y con mucho liquido pre seminal y empecé a acariciarme. Mientras mi padre seguía masturbando a Gabriela, en un momento dado el se pone de rodillas y clava su cara entre las nalgas de ella.
Gabriela: sí, así papi.
Ella se dobla más todavía, quedando su cuerpo a 90º de sus piernas, ella jadeaba muy muy despacio, como conteniéndose.
Gabriela: sí, si, que bien lo hace mi macho, no te olvides de comerme el culito también.
Yo alucinaba con todo esto, se escuchaba un chapoteo de la lengua de mi padre, y los gemidos más fuertes de ella.
Gabriela: No aguanto más, te quiero adentro, penétrame mi semental, quiero a mi macho.
Él no se hizo rogar, se bajó los pantalones y quedo bamboleante una herramienta importante, me acuerdo que pensé, a la mierda mi padre podría ser actor porno. Agarro la punta de su pene y lo puso en la entrada de su vagina y de un solo movimiento de cadera se la enterró toda, un sonido apagado en su brazo se escuchó de Gabriela. El empezó un mete saca lento pero profundo, casi la sacaba toda y después toda hacia adentro, hasta que empezó a meterle ritmo y velocidad, ya Gabriela gemía más fuerte pero se notaba que se contenía, hasta que mi padre la agarro del pelo de nuevo y tiro para atrás haciendo que ella doblara su espalda y ya los gemidos y jadeos de ambos era mayor y el chapoteo que se producía cada vez que mi padre la penetraba era constante y rápido, hasta que ella acabo.
Gabriela: Sí, amor, acaba, dame tu leche, lléname- Todo esto dicho en susurros.
Y me padre así lo hizo, aumento el ritmo hasta que de repente emitió un largo gemido. Pero la cosa no quedo ahí, ella se pudo de rodillas rápidamente y se tragó todo su pene produciendo un place mayor a mi padre, ella no paro hasta que estuvo bien limpita y flácida. Cuando se paró, ella miro al suelo y había quedado un pequeño charco de flujo y semen, que lo limpio con unas servilletas descartables.
Padre: Vamos a la ducha, por el segundo round. No pienses que estoy satisfecho.
Gabriela: Vaya, hoy has amanecido con todo. Vamos.
Lo agarro de la mano se subieron su ropa y se fueron. Y yo, bueno, yo quede consternado, había visto lo mejor en mi vida, me chocaba un poco los protagonistas, pero tenía mi mano llena de semen, mis pantalones y bóxer manchados. Por supuesto que después tuve una culpa terrible por ser un mirón y meterme en la intimidad de mi padre. Pero quede sobre excitado con la escena. Y mi madrastra me serviría de inspiración en muchas ocasiones de ahora en adelante.
En la escuela yo seguía siendo un don nadie, y ella, Laurita, una chica popular. Ella salía, o tenía algo, con unos de los lideres del equipo de rugby de la escuela, un musculito de 21 años con dinero, aquí hay que ver lo buena que estaba Laurita, para que un chico del status del mequetrefe ese se diera vuelta a mirar a una chica de 18 años. Muy pocas personas en la escuela sabían que Laura y yo vivíamos en la misma casa y ella me ignoraba por completo. Todo paso un martes cuando iba a la biblioteca en horas de clase a pedido de mi profesora de geografía a buscar materiales para la clase. Entre la biblioteca y el gimnasio hay un pequeño parquecito, con plantas y árboles. Ahí estaba Laura y su novio. Aclaro que ella iba al curso de al lado, pero compartíamos ciertas clases especiales que se dictaban, como Ingles Avanzado. Ella en ese momento estaba discutiendo con su novio y de forma muy acalorada, hasta que el la sujeta de forma muy brusca de sus muñecas y la trae hacia él de forma muy violenta, y le empieza a hablar de forma agresiva a la cara. Ante esto y siendo todo un caballero, salgo a defender a una dama en apuros, empujo al villano y ante mi sorpresa y fuera de toda mi expectativa no paso nada, apenas lo moví, lo que si me movió fue su derechazo en mi sien, que me tiro al piso. Ahí me acorde de todas las veces que mi padre me llevo a artes marciales y yo no quería ir, me aburría hasta que desistió de ello, como me hubiera salvado.
Musculito: y este anormal de donde ha salido.
Laura: déjalo no es nadie, es un compañero de clases metido.
Yo: ¿Qué? (medio nocaut)
Laura: No seas metido, nadie te necesita- Vamos amor- Y se llevó al musculito tirando de su brazo. Mientras él me miraba y sonreía ladinamente.
Ante semejante humillación me pare y fui a continuar con mis labores, pero quede consternado con todo, con el golpe y el golpe anímico que me pego Laura. No podía creer su forma de actuar, la había intentado ayudar. Había salido en su defensa y me había tratado como una mierda. Al salir al recreo, salí ultimo ante el interrogatorio de mis amigos por mi actitud al volver, en la puerta del aula me estaba esperando ella.
Laura: que se supones que haces, no te metas en mi vida.
Yo: solamente intente ayudarte, vi lo mal que te trataba y…
Laura: no te metas en mi vida, yo tengo todo controlado y no necesito a nadie que me ayude, y menos a ti.
Y me dejo solo, de piedra. ¡Están todas locas!, pensaba para mí, casi como un grito. Más si, si eso es lo que quiere esa presumida. La furia y amargura me duro todo el día, y mis amigos Tomas y Pedro me aconsejaban que me olvidara e ignorara a semejante rara. Ahí habría terminado todo, si no fuera porque al salir por la salida lateral, la del parque me encontré con el musculito y tres amigos que parecían unos toros de grandotes yo los vi venir con una sonrisa en sus bocas que era mal augurio para mí, solamente escuche decir -ese es- y no me acuerdo de nada más.
Cuando me desperté veía un poco borroso, y tenía un fuerte dolor en el costado de la cabeza en el parietal. Enfrente de mí una pequeña linterna se movía, un doctor me estaba revisando, estaba en la guardia de un hospital. Lo que yo no sabía, es que un amigo de este cobarde me pego por detrás, y ya en el piso se la agarraron conmigo.
¿Por qué? simplemente porque Laurita termino con él, y pensó que yo era responsable. Yo me quería ir, pero no me dejaron. Por seguridad, por tratarse de un menor y por el seguro de la escuela, me hicieron una radiografía y me quede un par de horas para control. Por supuesto que estaba mi padre, y un representante de la escuela. Mi padre fue muy seco, y solamente se limitó a preguntarme como estaba. El directivo y el apoderado legal de la facultad quería saber que había pasado, ya que solamente me encontraron así, y nadie había visto nada, casualmente.
YO: No sé, no vi nada, solamente sentí un fuerte golpe en la cabeza y desperté aquí.- Mi padre observaba, sin creerme.
El directivo informo que tendría que hacer la denuncia a la policía, así que si recordaba algo tendría que decirlo, e informarlo.
Me dieron el alta después de un par de horas. La cara toda hinchada, un corte en el pómulo con tres puntos de sutura, el labio partido, y todas las costillas moradas de las patadas que recibí. Me dolía hasta el alma, me habían dado un par de calmantes, pero igual me dolía. En la camioneta mi padre iba serio, con su mirada al frente. En un semáforo se detiene y me dice
Padre: Con alguien vas a tener que hablar de lo que te pasa. Y yo, soy la única persona que te puede apoyar incondicionalmente siempre.
YO: Si, lo sé, gracias.
Padre: Si necesitas ayuda, o necesitas hablar, cuando estés listo para hablar, búscame.
Fue la primera vez que vi a mi padre tan cercano a mí, pero también vi otras cosas, su mirada, vi en su mirada una mezcla de decepción o vergüenza. Yo sentía mucha impotencia, vergüenza, miedo, y me sentía débil, frágil un cumulo de sentimiento que no me gustó para nada. Y no quería hablarlo con mi padre, que para el ya yo era una decepción. Yo siempre sufrí bullying, pero más allá de burlarse de mí o ridiculizarme no había pasado, la golpiza que recibí nunca había estado en mis planes. Seguí el resto del camino hacia mi casa en silencio, mi padre no dijo nada. Solamente me palmeo cuando nos bajamos de la camioneta. Por mi cabeza yo me hacía un juramento, nunca más volverme a sentir así, era algo que no quería para mí, algo con lo que no estaba cómodo, con esas sensaciones, con lo que sentía en eses momento.
Al entrar en la casa estaban Gabriela y Laura, en el recibidor, se sorprendieron con el estado de mi cara, y creo haber visto una mirada de culpa o lastima en Laura. Al saludarme Gabriela fue cariñosa conmigo como siempre, lo que no esperaba era que Laura también lo fuera, y me abrazara, creí notar sus ojos levemente llorosos. Ante las preguntas de Gabriela mi padre respondió
Padre: no pasa nada, está bien. A golpes se hacen los hombres.
Ahí mismo mi madrastra lo reprendió, y me hizo espacio en el sillón, yo quería desaparecer de ahí, alejarme del foco de atención. Pero ella me acomodo en el sillón y Laura me trajo una chocolatada con galletas, Laura, si esa Laura, la que no podía ni verme.
Gabriela: quédate un ratito en el sillón viendo tele. Laura y yo estamos haciendo pollo al horno de cena.
Ahí caí en cuenta la hora que era, entre todo este baile había pasado mucho tiempo. Y de cena estaban haciendo mi comida favorita. Mi padre me miro y me dijo
Padre: no vas a ir una semana a la escuela, te vas a venir conmigo mañana. Tenes una semanita para que se te sanen las heridas.
La comida fue agradable, se intentó no tocar el tema. Cuando me estaba recostando me puse a contestar los WhatsApp de mis amigos, mis dos únicos amigos, las únicas personas que se habían preocupado por mí. No podía dormir, estaba alterado. Y seguía pensando en lo que me paso, o en lo que no recordaba, haber quedado a merced de esos energúmenos, me hacía sentir mal. Cuando ya era bien tarde, sentí golpear la puerta.
Laura: Se puede.
Yo: Si, Laura, pasa.
Laura: Quería pedirte disculpas por cómo te traté y la golpiza que te dieron -dijo esto mirando el piso- Pero yo te advertí que no te metieras.
Yo: Bueno si, es que fue más fuerte que yo. No tolero a los brabucones.
Laura: Gracias por no decir nada, me hubiera metido en muchos problemas con mamá. Ya sé que me odias, pero intentemos llevarnos bien.
Yo: Oye, yo no te odio. Simplemente pienso que eres una engreída e insoportable- Ella me miro como no sabiendo si reírse o enojarse-
Laura: Si no me odias, por qué no me hablas desde que nos mudamos y me evitas constantemente, siempre estas encerrado en tu cuarto.
Yo: porque me dijiste que no era nadie en tu vida.
Laura: Eso lo dije porque estaba enojada con mi madre, por el casamiento.
Yo: Bueno ahora veo que empezamos con el pie izquierdo. -Estiré mi mano- Fernando un gusto. Desde ahora prometo intentar llevarme mejor contigo y no ser un ermitaño.
Laura: Laura un gusto, yo intentare no ser tan engreída e insoportable y colaborar para llevarme bien contigo, jajajaja.
Yo: y el cavernícola, porque estaba tan enojado.
Laura: es que lo termine, era un imbécil que solo quería usarme.
Yo: a ver Laurita si elijes mejor a tus novios, o a uno que pelee limpio jajajajaja
Laura: Hey están entrando en confianza muy rápido tú, mejor lo dejamos así, y descansas.
Cuando ella se fue me quede pensando, Laura parecía una chica agradable, vamos a ver hacia donde nos lleva esto. Después de eso me quede profundamente dormido.
Mi padre me levanto temprano, condujo en su camioneta en silencio, y salimos de la ciudad, hasta que paramos en un campo que estaba rodeado de un bosque de eucaliptos. Me hizo descender y en la caja de la camioneta empezó a poner distintas armas, un revolver, dos pistolas, una escopeta y rifle. Me empezó a explicar la diferencia entre ellas, las municiones, su uso más propició, en que caso usarlas y como se usaban. Miramos al bosque y había varios carteles pegados en los árboles. El disparaba con un arma, me mostraba como hacerlo y me hacía repetir el procedimiento a mí, carga, apuntar, disparar y revisar el arma que estuviera vacía, y así una por una. La sensación de poder, de seguridad ante cada disparo es única.
Padre: esto es una herramienta, tú decides si lo usas para el bien o el mal. Nunca pero nunca juegues con ella, tienes que tomarla con total responsabilidad
Yo: si papá
Padre: cuando era un joven me golpeaban en la escuela y fuera de ella, hasta que tome el arma de mi padre. El me descubrió y me dio una golpiza. Después de interrogarme y descubrir mis motivos, me llevo a un gimnasio y empezó a entrenarme, me llevaba todos los días a la escuela para no darles oportunidad a los matones. Cuando considero que era suficiente me llevo a la plaza donde se juntaban y los encaro y le dijo a su líder: uno contra uno. Lo molí a golpes y desde entonces no me molestaron más, me respetaron, y cada uno que me faltaba el respeto, me lo ganaba con mis puños. Así que hijo, se lo que te pasa. Yo estuve en tus zapatos, yo estuve ahí, dónde tú estuviste.
Yo: no quiero sentirme débil más, no quiero sentirme indefenso.
Padre: yo te puedo ayudar hijo.
Saco una nevera, y la puso en la caja de la camioneta, y me dio una coca cola.
Padre: fue por Laura, no es verdad, jajajaja
Yo: pero
Padre: no hace falta que lo diga, vi sus miradas.
Después de eso todo estuvo más que distendido, ahora a la distancia entiendo lo que hizo mi padre, género un escenario propicio para un acercamiento, y lo hizo con lo que él sabía y tenía a mano.
Empecé a ir todos los días al gimnasio de un amigo y empleado de mi padre, su segundo, tanto en la empresa como lo fue en las fuerzas especiales, en el gimnasio él era el maestro, daba MMA no tan orientado al deporte, más bien a la defensa personal y el combate. Al gimnasio iban la mayoría de los empleados de mi padre. El gimnasio me costó, no estaba acostumbrado, solamente practicaba básquet en la escuela, aquí era distinto 45 minutos de ejercicio, 30 minutos de técnica, 20 minutos de practica en bolsas o contra un compañero, y 10 minutos de combate, y para finalizar lo mejor, 15 minutos de abdominales, para un total de 2 horas, le pregunte a mi padre que se veía muy bien.
YO: siempre es así.
Padre: No, varía según el día. A veces es más físico, otras más técnico y otras más de combate, lo que nunca varían son los abdominales.
Parecía un chiste. Pero pude observar el nivel que había, que era realmente muy bueno. La mayoría estaban en muy buena forma, incluyendo a mi padre que estaba en un nivel muy alto.
Empecé a ejercitarme todos los días, practicar artes marciales, la play quedo de lado, al igual que la comida chatarra, no es que hacía un régimen alimenticio estricto, simplemente me cuidaba de algunas cosas, ir al gimnasio cada vez me costaba menos, y lo empezaba a disfrutar. Regrese a la escuela como a las dos semanas, mi padre me acompañaba y me iba a buscar. Los primeros días no me encontré con el ex de Laura, pero, cuando lo hice, vi en él una sonrisa burlona y yo lo evité, no estaba preparado y estaba en desventaja.
Varias cosas extrañas pasaron, una es que Laura venía con nosotros y hasta me hablaba, y no evitaba el contacto, cosa rara, pero nos llevamos mucho mejor. La segunda cosa rara cuando volví fue Flor, una compañera muy linda de cara, muy delgada, y por su forma de vestir y ser muy aniñada, se acercó a mí, ni bien me vio, me abrazo muy fuerte.
Flor: gracias a Dios estás bien, estuve muy preocupada por ti.
Mi relación con ella era normal, si me hablaba con ella, y habíamos realizado trabajos juntos, pero no era tan cercana. Y me di cuenta que ella era como nosotros, unos nerds Anti sociales.
El tiempo y los meses iban pasando y cada vez estaba mejor en el gimnasio.
A parte del gimnasio, mi padre me había dado ciertas tareas, algunos trabajos sencillos en su empresa y en la casa. Por esto me daba en contraprestación un pequeño incentivo económico.
Un fin de semana, ya de invierno mi padre me mandó a cortar una rama del árbol que estaba en el patio, era un trabajo sencillo, no era grande la rama y tenía que subirme a una escalera. En el medio del árbol había una plataforma que usaba de niño para jugar, que era la entrada de mi casa del árbol. Me paro sobre la plataforma y me preparo para cortar la rama, cuando observo por la ventana de la habitación de Laura que el monitor de la computadora estaban pasando una película porno, quede un poco sorprendido, no veía a nadie en la habitación, o mejor dicho mi vista estaba limitada, hasta que Laura apareció en escena, estaba vestida solamente con un conjuntito de ropa interior, muy diminuto de color rojo, ella se sentó en su butaca frente a la computadora y cambio el vídeo, puso uno donde se podía apreciar a un joven alto, musculoso interactuando con dos jovencitas, yo no lo podía creer , Laura estaba viendo una porno, un trío está viendo.
Yo me acomode mejor en la protección de mi casa del árbol para no ser visto. Las jovencitas dejaron de interactuar con el chico y empezaron a besarse, todo esto mientras Laura se acariciaba los pechos y el vientre plano y marcado. Tras años de asistir a baile, e ir al gimnasio con la madre. Si cuerpo es una delicia. Ella miraba como hipnotizada la pantalla, mientras se acariciaba suavemente el pecho y el abdomen, en la pantalla las dos protagonistas hacían un 69 mientras el chico, se ponía crema en un su pene y se masturbaba. Laura se acariciaba por arriba de las braguitas, mientras se apretaba los pechos con fuerza.
El muchacho se ubicó atrás de la chica que estaba arriba y hundió su cara en sus nalgas, provocando un grito de placer de la chica, y un gemido en Laura que me hizo prestarle más atención, ella empezó a quitarse el sujetador dejándome ver unos pechos pequeños coronados con un muy lindo pezón de color rosa oscuro, también se sacó sus bragas y las arrojo a un costado, no podía ver su vagina pero si vi que tenía un triangulito de pelos en su monte de Venus muy cuidado. Ella se metió su mano entre sus piernas y con la otra pellizcaba sus pezones fuertemente, era una belleza, estaba de lo más sensual. Mientras que Laura apuraba el ritmo de masturbación mientras decía
Laura: Así, dásela. Con fuerza.
En la pantalla en muchacho se ubica atrás de la chica que está arriba, y cambiando el plano de la cámara, se ve desde abajo como el puntea con su pene el ano de esta, lo puntea varias veces hasta que de un golpe de cadera se la mete hasta la mitad del pene, para acto seguido meterla toda hasta golpear sus huevos contra su vagina. Aparece en escena la cabeza de la otra chica, para lengüetear la vagina y los huevos del chico, dejándolos cubiertos con saliva. Cuando miro a Laura, esta había puesto sus dos pies en los apoya brazos de su silla gamer, dejando expuesta toda su vagina y ano. Ella no sé de dónde sacó un envase plástico, como de 12 cm y un poco mayor a un dedo, agarro dos de sus dedos con abundante saliva y se los paso alrededor de su ano, el envase plástico se lo refregó bien en su mojada y babosa vagina para acto seguido metérselo en el ano. La puta que estaba bueno lo que estaba viendo, a mí ya me dolía el pene de tanto frotármelo. Ella emitió un sonido gutural bastante fuerte, y arqueo su espalda con su cabeza echada para atrás y sus ojitos cerrados. Ella empezó a mover el juguete improvisado en su ano, mientras se masajeaba el clítoris, en la pantalla el muchacho penetraba fuertemente a la chica, mientras la chica que estaba abajo se había salido y ubicado a un costado, y con una mano la masturbaba y con la otra masajeaba un pecho, la chica ante tanto gritaba salvajemente.
Laura: Si, así, denle fuerte a esa perra.
Laura acompañaba el ritmo del video porno, con penetraciones igual de fuertes y una furiosa masturbación, sus gemidos también eran altos. Ella no daba más y al igual que yo estaba por acabar, esto se produjo cuando el protagonista empezó a llenar de leche el trasero de la chica y este a florecer del mismo en cada embestida. Este saco el pene del ano y la otra chica empezó a comerse el pene con todo lo que quedaba de corrida, se sacó el pene de la boca y se fue hacia el ano, de su amiga, lleno de leche y empezó a lengüetear y comerse toda la corrida.
Laura: Sí, sí, que rico. Sí
Yo al ver a Laura así acabe instantáneamente, fue demasiado placer, ver a semejante criatura dándose satisfacción. Fue mucho para mí. Rápidamente salí de mi ensueño, y me bajé del árbol, para que no me viera. Fui a mi cuarto y me cambié de ropa. Mi cuarto es el único que está en planta baja. Me quede un rato ahí mientras me calmaba. Era muy fuerte todo lo que acaba de pasar. Cuando salgo Laura salía de la lavandería, y se quedó sorprendida.
Laura: que haces aquí, no estabas con tu padre.
Yo: No, no. Me dejo haciendo tareas en la casa.
Ella se fue sorprendida y subió rápido a su habitación. Yo entre a la lavandería con mi ropa, y vi en el canasto de la ropa sucia el conjuntito de ropa interior rojo de Laurita. Me lleve sus bragas a la nariz y observe que estaban muy mojadas, le pase la lengua y el olor y gusto me invadió el aroma de Laura, mi pene estaba duro de nuevo y no me quedo más remedio que volver a masturbarme con dicha prenda.
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