Esta es una copia del capítulo 6 del relato "Una cosa de locos", tal como fue publicado por Bonifacio en la difunta "historias-eroticas.com.ar". Está copiado tal cual, sin editar.
[h=2]Una cosa de locos 6[/h] Enviado por Bonifacio el día 14/04/2013 Mide 16099 bytes y obtuvo 958 lecturas
Y eso fue todo lo que pasó con mi tío Pepe.
---¿seguro, no pasó nada más?, ---no Boni, no pasó nada más, ---¿no se la culeó a Ayelén?, ---no Boni, me dijo Ayelén, no me culeo, ---no te culeo porque justo llegó tu mamá, porque si no hubiera venido en ese momento tu mami, seguro que te culeaba, ---nnnnno Boni, ---¿cómo qué no? ¿acaso vos no tenías ganas de que lo hiciera?, ----nnnnno, no, ----¡pero si vos estabas con tus piernitas abiertas y él te puso la pija en la entrada de tu conchita, y si no hubiera llegado tu mami, seguro que te la metía a toda, ¿o no?, a ver, decime vos Cande, si no hubiera llegado tu mamá en ese momento, ¿qué hubiera pasado?, --- y…, seguro que el tío se la hubiera metido, se la hubiera culeado, --- viste, viste Ayelén, viste que es como te digo yo, bueno, pero de todas maneras no te culeó, aunque a vos ganas no te faltaban en esos momentos, ¿verdad?, ---y.
, si, --- o sea que vos tenías ganas de te culeara tú tío, ---sí, lo que pasó es que como yo veía como la culeaba a Cande, me dio ganas de que también lo hiciera conmigo, ---bueno, bueno, eso ya pasó, y por lo visto me han estado gorreando eh, ----ja, ja, ja, se largó a reír Marcela, y nos contagió a todos su hilaridad y todos comenzamos a reírnos, ---bueno, basta de conversación y lo que pasó…, pasó, ahora nos vamos a dedicar a culear toda la tarde y con todas, hoy no se salva nadie, desde Marcela hasta a Ayelén van a recibir mi leche dentro de sus conchas y sus culos, así que a prepararse, y empecemos con estas dos niñitas, una me chupa la pija mientras yo le chupo la conchita a la otra, y luego cambiamos, a ver, ¿cuál quiere que le chupe la conchita primero?, ---a mí, a mí, dijeron al unísono las dos, ---bueno, vamos a comenzar con Cande, luego seguimos con Ayelén, ---ah no, dijo Ayelén, ¿por qué siempre a Cande primero?, ---porque después que le chupe la conchita a Cande la empiezo a culear y ahí te chupo la conchita a vos, ¿o quieres que te chupe a vos primero y que luego te coja mientras le chupo la conchita a Cande?, ---no, no, empieza con Cande y después me lo haces a mí, ---bueno, pero mira que a la que le chupe la conchita luego la culeo eh, así que nada de echarse atrás y decir que no, ---nnnnno, se, dijo Ayelén, ---ah sí, con tú tío te ibas a dejar coger y conmigo no quieres, ---nooo, no es así Boni, lo que pasa es que vos la tienes muy grande y ya la otra vez cuando me metiste la puntita me hiciste doler mucho, ---bueno, bueno, pero ahora lo vamos a hacer de manera que no te duela tanto, solamente vas a sentir una pequeña molestia que va a ser cuando te vaya entrando mi pija y te vaya separando las carnecitas de tu conchita, pero como te voy a chupar bien, bien la conchita y vas a tener muchas ganas, no te va a doler nada, ¿está bien?, ---nnnnooo sé, ---¡huy, que cagona es esta pendeja, no se la banca!, dijo Cande, ---callate vos le dijo Ayelén, ya vas a ver que sí me la banco porque voy a dejar que Boni me culee, ---ja, ja, no te creo le respondió Cande, ---dale, dale, no seas mala, ya vas a ver que si se deja culear, ¿verdad Ayelén?, ---si Boni, ahora quiero que me la metas a toda así como se la metes a Cande y a Marcela.
A todo esto yo no había permanecido ocioso y le estaba tocando la conchita a las dos nenas, por lo tanto la conchita de Cande ya se encontraba bien humedecida, y la nenita tampoco había dejado de tocarme la pija, la que como se imaginan la tenía como una piedra, así que le dije a Cande que me la chupara un poquito, y entonces Ayelén dijo que ella también la quería chupar un poco.
Cande fue la primera ya que ella la tenía entre sus manos y procedió a metérsela en su boquita, no sin cierta dificultad y se abocó a la tarea de darme una magnífica mamada, a tal punto que estuve a punto de volcarle toda mi leche en su boca, pero apelando a todo mi dominio personal, le quité el perno de carne de su boca y se lo ofrecí a Ayelén que no perdía detalle de todo lo que pasaba y a todos los movimientos de su hermana.
Tomó mi verga entre sus manos y lo llevó a su boquita sobre la que posó el glande de mi miembro y empujó el mismo hasta que logró meterlo en su cavidad bucal, claro que el grosor del mismo no le permitía mucho movimiento, pero a pesar de todo se las ingenió para comenzar a rodearla con su lengüita acariciándola por su contorno y también se dio maña para darle algunas largas y fuertes chupadas, cosa que hizo que mi calentura se elevara aún más si era posible, también rápidamente la boca, la lengua y las chupadas de esta nenita me llevaron al borde de la eyaculación, por lo que le dije que parara por que iba a hacer que volcara mi leche en su boca, entonces ella sacó mi pija de su boca, pero no la soltó con sus manitos y continuó observándola y dándole besitos en la punta, entonces como vi que estaba sumamente encendida y con muchas ganas de seguir chupándome la verga, además como le estaba tocando su vaginita, noté que esta se había humedecido bastante, señal inequívoca de que estaba bien caliente la pendejita.
Entonces le dije se recostara en la cama con las piernitas bien abiertas, lo hizo, me metí entre sus piernitas y comencé a chuparle suavemente la conchita, que en esos momentos ya se encontraba totalmente mojada, proseguí proporcionándole una rica mamada a su conchita utilizando mi boca, mi lengua y mis dedos, todo esto no los dejaba quieto ni un solo momento, y ante tan intenso ataque a su pequeño sexo, la niñita comenzó a suspirar con fuerza y cada vez separaba mas sus piernitas, o al menos eso trataba ya que se encontraba totalmente abierta, ofreciéndome sin reservas su cavidad vaginal que como sabemos era totalmente virgen a pesar de que en una oportunidad en un intento fallido de desvirgarla, mi pija le había entrado un poco, solamente mi cabeza, algo que en su oportunidad le produjo un fuerte dolor lo que me obligó a retirar mi verga de su interior a raíz de las fuertes quejas y súplicas de que así lo hiciera por parte de esta pendejita, que en estos momentos se encontraba como enajenada, como ausente, totalmente perdida en una inmensa burbuja de deseo sexual, era tal su ausencia de la realidad, que no se dio cuenta que le coloqué la punta de mi hierro excesivamente duro y dilatado en la entrada de su pequeña cuevita y que presionaba cada vez más fuerte para introducírselo en su cavidad, de a poco fui logrando dicha introducción, y cuando sentí que mi glande sumamente grueso logró la primera entrada, ella parecía que recién ahí se dio real cuenta de lo que estaba sucediendo y exhaló un quejido al sentir esta invasión a su intimidad y me dijo, ---ay Boni, por favor, hazlo despacito, no me hagas doler mucho, ---bueno, bueno, tranquila, le dije yo, tranquila que te lo voy a hacer bien despacio porque me doy cuenta de que los dos lo queremos hacer, yo te la quiero meter a toda y vos quieres comerte toda mi pija con tu conchita y quieres sentir como te lleno con mi pija y con mi leche, ---si Boni, si, yo quiero eso pero tengo miedo de que me duela mucho, ---no, no, voy a tratar de que no te duela, o al menos que no te duela mucho, pero eso sí, vos tienes que hacer todo lo que yo te digo, ---si Boni, si, ¿qué quieres que haga?, ---ahora solamente quédate quietecita y deja que yo haga lo demás, solamente separa lo más que puedas tus piernitas, y mientras tanto besas mi pecho y todas las partes de mi cuerpo a lo que alcances con tu lengüita, ¿quieres?, ----si Boni Entonces mientras yo suave pero insistentemente trataba de meterle toda mi pija a esta niñita de tan solo 8 añitos, pero que ya a pesar de su corta edad había despertado su instinto sexual y pretendía alojar en su cuerpito el miembro de un hombre mucho mayor que ella, y no solamente en edad, sino también en tamaño, tanto corporal como de sus órganos sexuales.
Parecía que iba a ser una tarea imposible que lograra meterle semejante pedazo venoso de carne, totalmente rígido, hinchado y caliente dentro de ese infantil útero sin causarle alguna lesión, pero tanto ella como yo estábamos más allá de todo razonamiento, y solamente privaba en nuestros cerebros el intenso, desmesurado deseo tanto de recibir por parte de ella como de metérsela a toda por mi parte.
Comenzó con su pequeña y caliente lengüita a besar las partes de mi cuerpo que alcanzaba y yo proseguí con mi demoledora tarea empujando constantemente, de pronto sentí que mi verga avanzó un poco más dentro de ella, esto hizo que redoblara mis esfuerzos por metérsela pero ella se empezó a quejar con fuerza diciendo que le dolía mucho, que parecía que la estaba partiendo a la mitad, pero entonces yo hice oídos sordos a sus quejas y súplicas de que parara en mi accionar y continué empujando hacia el interior del cuerpito de esta nena que a esta altura parecía que se iba a desmayar, ya que sus quejas y súplicas eran manifestados por fuertes gritos y pedidos de que parara por que la iba a matar, entonces su hermana, la pequeña Candela, encendió el equipo de música y puso el volumen bien alto, como para que tapara los quejidos y los ayes de su hermanita que estaba siendo empalada con una verga de 19 cms.
y que tenía en su extremo una cabeza bien grande, desproporcionada al tamaño del miembro.
Marcela estaba situada al igual que Cande al costado de la cama viendo con sus ojos bien abierto como era desvirgada esta criaturita de tan corta edad, eran testigos presenciales de como ese enorme órgano viril perforaba las entrañas de esta niñita y del sufrimiento de ella, y lejos de compadecerse por esto, todo lo contrario, la animaban a ella a que soportara, a que aguantara y a mi me alentaban a que no cejara en mi empeño y que le rompiera la conchita de una buena vez a Ayelén.
De pronto sentí como mi verga venció el obstáculo que se oponía a su ingreso y nuevamente un grito desgarrador de Ayelén anunció que había sido desvirgada de una vez y para siempre, ya no era más una niñita, sexualmente hablando se entiendo, ahora era casi una mujer, y yo era el causante de este cambio tan trascendental en la anatomía y en la psiquis de ella.
Mi verga lentamente pero sin pausas se fue deslizando hacia el interior de ese cuerpito, percibí a como el pequeño útero se abría a impulsos del empuje de mi vara hasta que esta llegó a un punto donde no podía seguir más, donde encontró un tope.
No lo podía creer.
Había desvirgado a Ayelén, Le había roto la conchita.
Mi placer era enorme, sentía como las paredes de su útero apretaban suavemente mi pija, una y otra vez, lo apretaban y lo soltaban a impulsos de sus contracciones producto del sufrimiento que sentía esta nenita por la brutal introducción de tan grande ariete, ella sollozaba suavemente y cada sollozo era un apretón que le prodigaba a mi pija con su conchita.
Yo gozaba con todo esto, no solamente los suaves apretones a mi verga con su infantil útero, si no también experimentaba un placer insano al percibir el sufrimiento de mi pequeña víctima, de pronto sentí la imperiosa necesidad de moverme y comencé a retirar un poco mi miembro, sentí que no era fácil ya que su útero me oprimía deliciosamente, una vez que hube retirado un pedazo de mi lanza de su interior, volví a introducirle lo que le había quitado tratando claro está de meter otro pedazo, esto no era posible ya que aparentemente había llegado a su fondo, nuevamente saqué otro poco y la volví a meter, comenzando de esta manera la dulce, la inigualable danza de amor sexual.
Ella se quejaba suavemente, soportaba con estoicismo mis movimientos, yo sentía que cada vez que le retiraba un poco de mi pija al introducírsela nuevamente, era como si expulsara un líquido tibio y viscoso, me imaginé que era algo de sangre por la rotura de su himen y esto avivó, aumentó si esto era posible mi excitación y deseo de proseguir cojiendo a esta criatura que se encontraba bajo mío.
¡Que sensación inigualable de poder y dominio al ver y sentir a esta pequeña niña totalmente clavada, estaqueada por mi pija! Algo realmente inigualable.
Al fin como todo en esta vida tiene su fin, sentí que mi placer era tan, tan grande, que estaba en el camino sin retorno, ahí cuando llegas a ese punto donde ya es imposible contener la eyaculación, y para colmo la niñita me dijo que ya no le dolía tanto, que parecía que le había llegado a la boca, que la sentía en su pancita.
Todas estas expresiones de parte de ella como las sensaciones por mi experimentadas al entrar y salir de su cuerpo, al sentir como se deslizaba mi verga por ese canal cálido, suave y estrecho hicieron que mi dique de contención explotara y dejara volcar en el pequeño y bárbaramente dilatado útero de mi pequeña amante un primer chorro de semen sumamente caudaloso y fuerte, al extremo de que ella me dijo que sintió como mi leche se volcó en su interior y que le había llegado hasta el estómago, y que era muy caliente, proseguí con mi eyaculación y uno tras otros los chorros de mi leche se derramaron en el interior del cuerpito de Ayelén que sintió todo esto como una curiosidad, como algo totalmente nuevo y curioso.
A todo esto yo continuaba empujando y volcando, vomitando mi semen en su interior hasta agotar el caudal de mis huevos y también sentir que mi cuerpo temblaba a raíz del inmenso esfuerzo por penetrarla y del bárbaro placer sentido.
Lentamente me fueron abandonando mis fuerzas, y antes de extenderme sobre mi pequeña amante y apretarla con el peso de mi cuerpo, con cuidado fui retirando mi verga, que hasta ahí no había perdido casi nada de su rigidez, de la recién desvirgada, rota, argollita de Ayelén, la que se quejó porque le dolía, le ardía su conchita pidiéndome que lo hiciera despacito para que no le doliera, lo hice de esa manera y al terminar de salir se produjo un sonido como si destapara una botella, y al retirarme totalmente vi que de su cuevita salía abundante cantidad de semen y también bastante sangre, esto también fue visto por Cande y por Marcela, quienes se preocuparon sobre todo por que le salía bastante sangre y por que Ayelén decía que le parecía que le entraba mucho aire por su conchita y que esto le hacía arder y doler mucho.
Entonces Marcela con sumo cuidado y mimo le comenzó a limpiar con una tohalla la chorreante argollita de la recientemente desvirgada niñita, de esa niñita de tan solo 8 añitos, esa nena que a pesar de su corta edad y pequeño cuerpito, había alojado en el mismo la verga, enorme verga para ella, de un hombre adulto, de un hombre que se complació en poseerla, clavarla, estaquearla, someterla a sus exacerbados instintos hasta alcanzar el cenit del placer y llenarle su pequeña cavidad vaginal con chorros y chorros de leche, la que luego de bañar su interior, iba abandonando su cuerpo deslizándose entre los labios vaginales y goteaba lentamente hacia la sábana, mudo testigo del momento supremo y magnífico que acababa de acontecer sobre ella, y esta leche, este semen iba mezclado con varias gotas de sangre producto de los pequeños pero varios desgarramientos sufridos por el infantil útero producto del bárbaro dilatamiento al que fue sometido momentos antes, toda esta escena iba acompañada por las palabras de consuelo de Marcela y de Cande ante las quejas de la niñita por el dolor y el ardor que sentía en sus partes mas íntimas, y también manifestaba que le dolía la cintura.
La criaturita entre sollozos decía que nunca mas iba a culear, que nunca más iba a dejar que le metieran la pija en su conchita por que era muy doloroso, pero entonces tanto Marcela como Cande le decían que el dolor se debía a que era la primera vez, que de ahora en más cuando volviera a culear no le iba a doler.
¿De verdad Marce?, preguntó Ayelén, ---claro bebé, le respondió Marcela redoblando sus mimos hacia la niña.
Todo esto se ve que le produjo a Marcela una gran excitación, ya que me dí cuenta de que no solamente la limpiaba a Ayelén, sino que además le prodigaba caricias en su conejito.
Bueno, pero esto lo vamos a continuar en otra oportunidad.
Espero les guste este relato que es la continuación de anteriores.
Siempre les recuerdo que todo esto es algo real, algo que tuve la suerte de vivir y disfrutar en su momento.
Hasta la próxima.
[h=2]Una cosa de locos 6[/h] Enviado por Bonifacio el día 14/04/2013 Mide 16099 bytes y obtuvo 958 lecturas
Y eso fue todo lo que pasó con mi tío Pepe.
---¿seguro, no pasó nada más?, ---no Boni, no pasó nada más, ---¿no se la culeó a Ayelén?, ---no Boni, me dijo Ayelén, no me culeo, ---no te culeo porque justo llegó tu mamá, porque si no hubiera venido en ese momento tu mami, seguro que te culeaba, ---nnnnno Boni, ---¿cómo qué no? ¿acaso vos no tenías ganas de que lo hiciera?, ----nnnnno, no, ----¡pero si vos estabas con tus piernitas abiertas y él te puso la pija en la entrada de tu conchita, y si no hubiera llegado tu mami, seguro que te la metía a toda, ¿o no?, a ver, decime vos Cande, si no hubiera llegado tu mamá en ese momento, ¿qué hubiera pasado?, --- y…, seguro que el tío se la hubiera metido, se la hubiera culeado, --- viste, viste Ayelén, viste que es como te digo yo, bueno, pero de todas maneras no te culeó, aunque a vos ganas no te faltaban en esos momentos, ¿verdad?, ---y.
, si, --- o sea que vos tenías ganas de te culeara tú tío, ---sí, lo que pasó es que como yo veía como la culeaba a Cande, me dio ganas de que también lo hiciera conmigo, ---bueno, bueno, eso ya pasó, y por lo visto me han estado gorreando eh, ----ja, ja, ja, se largó a reír Marcela, y nos contagió a todos su hilaridad y todos comenzamos a reírnos, ---bueno, basta de conversación y lo que pasó…, pasó, ahora nos vamos a dedicar a culear toda la tarde y con todas, hoy no se salva nadie, desde Marcela hasta a Ayelén van a recibir mi leche dentro de sus conchas y sus culos, así que a prepararse, y empecemos con estas dos niñitas, una me chupa la pija mientras yo le chupo la conchita a la otra, y luego cambiamos, a ver, ¿cuál quiere que le chupe la conchita primero?, ---a mí, a mí, dijeron al unísono las dos, ---bueno, vamos a comenzar con Cande, luego seguimos con Ayelén, ---ah no, dijo Ayelén, ¿por qué siempre a Cande primero?, ---porque después que le chupe la conchita a Cande la empiezo a culear y ahí te chupo la conchita a vos, ¿o quieres que te chupe a vos primero y que luego te coja mientras le chupo la conchita a Cande?, ---no, no, empieza con Cande y después me lo haces a mí, ---bueno, pero mira que a la que le chupe la conchita luego la culeo eh, así que nada de echarse atrás y decir que no, ---nnnnno, se, dijo Ayelén, ---ah sí, con tú tío te ibas a dejar coger y conmigo no quieres, ---nooo, no es así Boni, lo que pasa es que vos la tienes muy grande y ya la otra vez cuando me metiste la puntita me hiciste doler mucho, ---bueno, bueno, pero ahora lo vamos a hacer de manera que no te duela tanto, solamente vas a sentir una pequeña molestia que va a ser cuando te vaya entrando mi pija y te vaya separando las carnecitas de tu conchita, pero como te voy a chupar bien, bien la conchita y vas a tener muchas ganas, no te va a doler nada, ¿está bien?, ---nnnnooo sé, ---¡huy, que cagona es esta pendeja, no se la banca!, dijo Cande, ---callate vos le dijo Ayelén, ya vas a ver que sí me la banco porque voy a dejar que Boni me culee, ---ja, ja, no te creo le respondió Cande, ---dale, dale, no seas mala, ya vas a ver que si se deja culear, ¿verdad Ayelén?, ---si Boni, ahora quiero que me la metas a toda así como se la metes a Cande y a Marcela.
A todo esto yo no había permanecido ocioso y le estaba tocando la conchita a las dos nenas, por lo tanto la conchita de Cande ya se encontraba bien humedecida, y la nenita tampoco había dejado de tocarme la pija, la que como se imaginan la tenía como una piedra, así que le dije a Cande que me la chupara un poquito, y entonces Ayelén dijo que ella también la quería chupar un poco.
Cande fue la primera ya que ella la tenía entre sus manos y procedió a metérsela en su boquita, no sin cierta dificultad y se abocó a la tarea de darme una magnífica mamada, a tal punto que estuve a punto de volcarle toda mi leche en su boca, pero apelando a todo mi dominio personal, le quité el perno de carne de su boca y se lo ofrecí a Ayelén que no perdía detalle de todo lo que pasaba y a todos los movimientos de su hermana.
Tomó mi verga entre sus manos y lo llevó a su boquita sobre la que posó el glande de mi miembro y empujó el mismo hasta que logró meterlo en su cavidad bucal, claro que el grosor del mismo no le permitía mucho movimiento, pero a pesar de todo se las ingenió para comenzar a rodearla con su lengüita acariciándola por su contorno y también se dio maña para darle algunas largas y fuertes chupadas, cosa que hizo que mi calentura se elevara aún más si era posible, también rápidamente la boca, la lengua y las chupadas de esta nenita me llevaron al borde de la eyaculación, por lo que le dije que parara por que iba a hacer que volcara mi leche en su boca, entonces ella sacó mi pija de su boca, pero no la soltó con sus manitos y continuó observándola y dándole besitos en la punta, entonces como vi que estaba sumamente encendida y con muchas ganas de seguir chupándome la verga, además como le estaba tocando su vaginita, noté que esta se había humedecido bastante, señal inequívoca de que estaba bien caliente la pendejita.
Entonces le dije se recostara en la cama con las piernitas bien abiertas, lo hizo, me metí entre sus piernitas y comencé a chuparle suavemente la conchita, que en esos momentos ya se encontraba totalmente mojada, proseguí proporcionándole una rica mamada a su conchita utilizando mi boca, mi lengua y mis dedos, todo esto no los dejaba quieto ni un solo momento, y ante tan intenso ataque a su pequeño sexo, la niñita comenzó a suspirar con fuerza y cada vez separaba mas sus piernitas, o al menos eso trataba ya que se encontraba totalmente abierta, ofreciéndome sin reservas su cavidad vaginal que como sabemos era totalmente virgen a pesar de que en una oportunidad en un intento fallido de desvirgarla, mi pija le había entrado un poco, solamente mi cabeza, algo que en su oportunidad le produjo un fuerte dolor lo que me obligó a retirar mi verga de su interior a raíz de las fuertes quejas y súplicas de que así lo hiciera por parte de esta pendejita, que en estos momentos se encontraba como enajenada, como ausente, totalmente perdida en una inmensa burbuja de deseo sexual, era tal su ausencia de la realidad, que no se dio cuenta que le coloqué la punta de mi hierro excesivamente duro y dilatado en la entrada de su pequeña cuevita y que presionaba cada vez más fuerte para introducírselo en su cavidad, de a poco fui logrando dicha introducción, y cuando sentí que mi glande sumamente grueso logró la primera entrada, ella parecía que recién ahí se dio real cuenta de lo que estaba sucediendo y exhaló un quejido al sentir esta invasión a su intimidad y me dijo, ---ay Boni, por favor, hazlo despacito, no me hagas doler mucho, ---bueno, bueno, tranquila, le dije yo, tranquila que te lo voy a hacer bien despacio porque me doy cuenta de que los dos lo queremos hacer, yo te la quiero meter a toda y vos quieres comerte toda mi pija con tu conchita y quieres sentir como te lleno con mi pija y con mi leche, ---si Boni, si, yo quiero eso pero tengo miedo de que me duela mucho, ---no, no, voy a tratar de que no te duela, o al menos que no te duela mucho, pero eso sí, vos tienes que hacer todo lo que yo te digo, ---si Boni, si, ¿qué quieres que haga?, ---ahora solamente quédate quietecita y deja que yo haga lo demás, solamente separa lo más que puedas tus piernitas, y mientras tanto besas mi pecho y todas las partes de mi cuerpo a lo que alcances con tu lengüita, ¿quieres?, ----si Boni Entonces mientras yo suave pero insistentemente trataba de meterle toda mi pija a esta niñita de tan solo 8 añitos, pero que ya a pesar de su corta edad había despertado su instinto sexual y pretendía alojar en su cuerpito el miembro de un hombre mucho mayor que ella, y no solamente en edad, sino también en tamaño, tanto corporal como de sus órganos sexuales.
Parecía que iba a ser una tarea imposible que lograra meterle semejante pedazo venoso de carne, totalmente rígido, hinchado y caliente dentro de ese infantil útero sin causarle alguna lesión, pero tanto ella como yo estábamos más allá de todo razonamiento, y solamente privaba en nuestros cerebros el intenso, desmesurado deseo tanto de recibir por parte de ella como de metérsela a toda por mi parte.
Comenzó con su pequeña y caliente lengüita a besar las partes de mi cuerpo que alcanzaba y yo proseguí con mi demoledora tarea empujando constantemente, de pronto sentí que mi verga avanzó un poco más dentro de ella, esto hizo que redoblara mis esfuerzos por metérsela pero ella se empezó a quejar con fuerza diciendo que le dolía mucho, que parecía que la estaba partiendo a la mitad, pero entonces yo hice oídos sordos a sus quejas y súplicas de que parara en mi accionar y continué empujando hacia el interior del cuerpito de esta nena que a esta altura parecía que se iba a desmayar, ya que sus quejas y súplicas eran manifestados por fuertes gritos y pedidos de que parara por que la iba a matar, entonces su hermana, la pequeña Candela, encendió el equipo de música y puso el volumen bien alto, como para que tapara los quejidos y los ayes de su hermanita que estaba siendo empalada con una verga de 19 cms.
y que tenía en su extremo una cabeza bien grande, desproporcionada al tamaño del miembro.
Marcela estaba situada al igual que Cande al costado de la cama viendo con sus ojos bien abierto como era desvirgada esta criaturita de tan corta edad, eran testigos presenciales de como ese enorme órgano viril perforaba las entrañas de esta niñita y del sufrimiento de ella, y lejos de compadecerse por esto, todo lo contrario, la animaban a ella a que soportara, a que aguantara y a mi me alentaban a que no cejara en mi empeño y que le rompiera la conchita de una buena vez a Ayelén.
De pronto sentí como mi verga venció el obstáculo que se oponía a su ingreso y nuevamente un grito desgarrador de Ayelén anunció que había sido desvirgada de una vez y para siempre, ya no era más una niñita, sexualmente hablando se entiendo, ahora era casi una mujer, y yo era el causante de este cambio tan trascendental en la anatomía y en la psiquis de ella.
Mi verga lentamente pero sin pausas se fue deslizando hacia el interior de ese cuerpito, percibí a como el pequeño útero se abría a impulsos del empuje de mi vara hasta que esta llegó a un punto donde no podía seguir más, donde encontró un tope.
No lo podía creer.
Había desvirgado a Ayelén, Le había roto la conchita.
Mi placer era enorme, sentía como las paredes de su útero apretaban suavemente mi pija, una y otra vez, lo apretaban y lo soltaban a impulsos de sus contracciones producto del sufrimiento que sentía esta nenita por la brutal introducción de tan grande ariete, ella sollozaba suavemente y cada sollozo era un apretón que le prodigaba a mi pija con su conchita.
Yo gozaba con todo esto, no solamente los suaves apretones a mi verga con su infantil útero, si no también experimentaba un placer insano al percibir el sufrimiento de mi pequeña víctima, de pronto sentí la imperiosa necesidad de moverme y comencé a retirar un poco mi miembro, sentí que no era fácil ya que su útero me oprimía deliciosamente, una vez que hube retirado un pedazo de mi lanza de su interior, volví a introducirle lo que le había quitado tratando claro está de meter otro pedazo, esto no era posible ya que aparentemente había llegado a su fondo, nuevamente saqué otro poco y la volví a meter, comenzando de esta manera la dulce, la inigualable danza de amor sexual.
Ella se quejaba suavemente, soportaba con estoicismo mis movimientos, yo sentía que cada vez que le retiraba un poco de mi pija al introducírsela nuevamente, era como si expulsara un líquido tibio y viscoso, me imaginé que era algo de sangre por la rotura de su himen y esto avivó, aumentó si esto era posible mi excitación y deseo de proseguir cojiendo a esta criatura que se encontraba bajo mío.
¡Que sensación inigualable de poder y dominio al ver y sentir a esta pequeña niña totalmente clavada, estaqueada por mi pija! Algo realmente inigualable.
Al fin como todo en esta vida tiene su fin, sentí que mi placer era tan, tan grande, que estaba en el camino sin retorno, ahí cuando llegas a ese punto donde ya es imposible contener la eyaculación, y para colmo la niñita me dijo que ya no le dolía tanto, que parecía que le había llegado a la boca, que la sentía en su pancita.
Todas estas expresiones de parte de ella como las sensaciones por mi experimentadas al entrar y salir de su cuerpo, al sentir como se deslizaba mi verga por ese canal cálido, suave y estrecho hicieron que mi dique de contención explotara y dejara volcar en el pequeño y bárbaramente dilatado útero de mi pequeña amante un primer chorro de semen sumamente caudaloso y fuerte, al extremo de que ella me dijo que sintió como mi leche se volcó en su interior y que le había llegado hasta el estómago, y que era muy caliente, proseguí con mi eyaculación y uno tras otros los chorros de mi leche se derramaron en el interior del cuerpito de Ayelén que sintió todo esto como una curiosidad, como algo totalmente nuevo y curioso.
A todo esto yo continuaba empujando y volcando, vomitando mi semen en su interior hasta agotar el caudal de mis huevos y también sentir que mi cuerpo temblaba a raíz del inmenso esfuerzo por penetrarla y del bárbaro placer sentido.
Lentamente me fueron abandonando mis fuerzas, y antes de extenderme sobre mi pequeña amante y apretarla con el peso de mi cuerpo, con cuidado fui retirando mi verga, que hasta ahí no había perdido casi nada de su rigidez, de la recién desvirgada, rota, argollita de Ayelén, la que se quejó porque le dolía, le ardía su conchita pidiéndome que lo hiciera despacito para que no le doliera, lo hice de esa manera y al terminar de salir se produjo un sonido como si destapara una botella, y al retirarme totalmente vi que de su cuevita salía abundante cantidad de semen y también bastante sangre, esto también fue visto por Cande y por Marcela, quienes se preocuparon sobre todo por que le salía bastante sangre y por que Ayelén decía que le parecía que le entraba mucho aire por su conchita y que esto le hacía arder y doler mucho.
Entonces Marcela con sumo cuidado y mimo le comenzó a limpiar con una tohalla la chorreante argollita de la recientemente desvirgada niñita, de esa niñita de tan solo 8 añitos, esa nena que a pesar de su corta edad y pequeño cuerpito, había alojado en el mismo la verga, enorme verga para ella, de un hombre adulto, de un hombre que se complació en poseerla, clavarla, estaquearla, someterla a sus exacerbados instintos hasta alcanzar el cenit del placer y llenarle su pequeña cavidad vaginal con chorros y chorros de leche, la que luego de bañar su interior, iba abandonando su cuerpo deslizándose entre los labios vaginales y goteaba lentamente hacia la sábana, mudo testigo del momento supremo y magnífico que acababa de acontecer sobre ella, y esta leche, este semen iba mezclado con varias gotas de sangre producto de los pequeños pero varios desgarramientos sufridos por el infantil útero producto del bárbaro dilatamiento al que fue sometido momentos antes, toda esta escena iba acompañada por las palabras de consuelo de Marcela y de Cande ante las quejas de la niñita por el dolor y el ardor que sentía en sus partes mas íntimas, y también manifestaba que le dolía la cintura.
La criaturita entre sollozos decía que nunca mas iba a culear, que nunca más iba a dejar que le metieran la pija en su conchita por que era muy doloroso, pero entonces tanto Marcela como Cande le decían que el dolor se debía a que era la primera vez, que de ahora en más cuando volviera a culear no le iba a doler.
¿De verdad Marce?, preguntó Ayelén, ---claro bebé, le respondió Marcela redoblando sus mimos hacia la niña.
Todo esto se ve que le produjo a Marcela una gran excitación, ya que me dí cuenta de que no solamente la limpiaba a Ayelén, sino que además le prodigaba caricias en su conejito.
Bueno, pero esto lo vamos a continuar en otra oportunidad.
Espero les guste este relato que es la continuación de anteriores.
Siempre les recuerdo que todo esto es algo real, algo que tuve la suerte de vivir y disfrutar en su momento.
Hasta la próxima.