Una cosa de locos 6

xan22

Virgen
Registrado
Oct 31, 2013
Mensajes
38
Likes Recibidos
32
Puntos
18
Esta es una copia del capítulo 6 del relato "Una cosa de locos", tal como fue publicado por Bonifacio en la difunta "historias-eroticas.com.ar". Está copiado tal cual, sin editar.

[h=2]Una cosa de locos 6[/h] Enviado por Bonifacio el día 14/04/2013 Mide 16099 bytes y obtuvo 958 lecturas

Y eso fue todo lo que pasó con mi tío Pepe.
---¿seguro, no pasó nada más?, ---no Boni, no pasó nada más, ---¿no se la culeó a Ayelén?, ---no Boni, me dijo Ayelén, no me culeo, ---no te culeo porque justo llegó tu mamá, porque si no hubiera venido en ese momento tu mami, seguro que te culeaba, ---nnnnno Boni, ---¿cómo qué no? ¿acaso vos no tenías ganas de que lo hiciera?, ----nnnnno, no, ----¡pero si vos estabas con tus piernitas abiertas y él te puso la pija en la entrada de tu conchita, y si no hubiera llegado tu mami, seguro que te la metía a toda, ¿o no?, a ver, decime vos Cande, si no hubiera llegado tu mamá en ese momento, ¿qué hubiera pasado?, --- y…, seguro que el tío se la hubiera metido, se la hubiera culeado, --- viste, viste Ayelén, viste que es como te digo yo, bueno, pero de todas maneras no te culeó, aunque a vos ganas no te faltaban en esos momentos, ¿verdad?, ---y.
, si, --- o sea que vos tenías ganas de te culeara tú tío, ---sí, lo que pasó es que como yo veía como la culeaba a Cande, me dio ganas de que también lo hiciera conmigo, ---bueno, bueno, eso ya pasó, y por lo visto me han estado gorreando eh, ----ja, ja, ja, se largó a reír Marcela, y nos contagió a todos su hilaridad y todos comenzamos a reírnos, ---bueno, basta de conversación y lo que pasó…, pasó, ahora nos vamos a dedicar a culear toda la tarde y con todas, hoy no se salva nadie, desde Marcela hasta a Ayelén van a recibir mi leche dentro de sus conchas y sus culos, así que a prepararse, y empecemos con estas dos niñitas, una me chupa la pija mientras yo le chupo la conchita a la otra, y luego cambiamos, a ver, ¿cuál quiere que le chupe la conchita primero?, ---a mí, a mí, dijeron al unísono las dos, ---bueno, vamos a comenzar con Cande, luego seguimos con Ayelén, ---ah no, dijo Ayelén, ¿por qué siempre a Cande primero?, ---porque después que le chupe la conchita a Cande la empiezo a culear y ahí te chupo la conchita a vos, ¿o quieres que te chupe a vos primero y que luego te coja mientras le chupo la conchita a Cande?, ---no, no, empieza con Cande y después me lo haces a mí, ---bueno, pero mira que a la que le chupe la conchita luego la culeo eh, así que nada de echarse atrás y decir que no, ---nnnnno, se, dijo Ayelén, ---ah sí, con tú tío te ibas a dejar coger y conmigo no quieres, ---nooo, no es así Boni, lo que pasa es que vos la tienes muy grande y ya la otra vez cuando me metiste la puntita me hiciste doler mucho, ---bueno, bueno, pero ahora lo vamos a hacer de manera que no te duela tanto, solamente vas a sentir una pequeña molestia que va a ser cuando te vaya entrando mi pija y te vaya separando las carnecitas de tu conchita, pero como te voy a chupar bien, bien la conchita y vas a tener muchas ganas, no te va a doler nada, ¿está bien?, ---nnnnooo sé, ---¡huy, que cagona es esta pendeja, no se la banca!, dijo Cande, ---callate vos le dijo Ayelén, ya vas a ver que sí me la banco porque voy a dejar que Boni me culee, ---ja, ja, no te creo le respondió Cande, ---dale, dale, no seas mala, ya vas a ver que si se deja culear, ¿verdad Ayelén?, ---si Boni, ahora quiero que me la metas a toda así como se la metes a Cande y a Marcela.
A todo esto yo no había permanecido ocioso y le estaba tocando la conchita a las dos nenas, por lo tanto la conchita de Cande ya se encontraba bien humedecida, y la nenita tampoco había dejado de tocarme la pija, la que como se imaginan la tenía como una piedra, así que le dije a Cande que me la chupara un poquito, y entonces Ayelén dijo que ella también la quería chupar un poco.
Cande fue la primera ya que ella la tenía entre sus manos y procedió a metérsela en su boquita, no sin cierta dificultad y se abocó a la tarea de darme una magnífica mamada, a tal punto que estuve a punto de volcarle toda mi leche en su boca, pero apelando a todo mi dominio personal, le quité el perno de carne de su boca y se lo ofrecí a Ayelén que no perdía detalle de todo lo que pasaba y a todos los movimientos de su hermana.
Tomó mi verga entre sus manos y lo llevó a su boquita sobre la que posó el glande de mi miembro y empujó el mismo hasta que logró meterlo en su cavidad bucal, claro que el grosor del mismo no le permitía mucho movimiento, pero a pesar de todo se las ingenió para comenzar a rodearla con su lengüita acariciándola por su contorno y también se dio maña para darle algunas largas y fuertes chupadas, cosa que hizo que mi calentura se elevara aún más si era posible, también rápidamente la boca, la lengua y las chupadas de esta nenita me llevaron al borde de la eyaculación, por lo que le dije que parara por que iba a hacer que volcara mi leche en su boca, entonces ella sacó mi pija de su boca, pero no la soltó con sus manitos y continuó observándola y dándole besitos en la punta, entonces como vi que estaba sumamente encendida y con muchas ganas de seguir chupándome la verga, además como le estaba tocando su vaginita, noté que esta se había humedecido bastante, señal inequívoca de que estaba bien caliente la pendejita.
Entonces le dije se recostara en la cama con las piernitas bien abiertas, lo hizo, me metí entre sus piernitas y comencé a chuparle suavemente la conchita, que en esos momentos ya se encontraba totalmente mojada, proseguí proporcionándole una rica mamada a su conchita utilizando mi boca, mi lengua y mis dedos, todo esto no los dejaba quieto ni un solo momento, y ante tan intenso ataque a su pequeño sexo, la niñita comenzó a suspirar con fuerza y cada vez separaba mas sus piernitas, o al menos eso trataba ya que se encontraba totalmente abierta, ofreciéndome sin reservas su cavidad vaginal que como sabemos era totalmente virgen a pesar de que en una oportunidad en un intento fallido de desvirgarla, mi pija le había entrado un poco, solamente mi cabeza, algo que en su oportunidad le produjo un fuerte dolor lo que me obligó a retirar mi verga de su interior a raíz de las fuertes quejas y súplicas de que así lo hiciera por parte de esta pendejita, que en estos momentos se encontraba como enajenada, como ausente, totalmente perdida en una inmensa burbuja de deseo sexual, era tal su ausencia de la realidad, que no se dio cuenta que le coloqué la punta de mi hierro excesivamente duro y dilatado en la entrada de su pequeña cuevita y que presionaba cada vez más fuerte para introducírselo en su cavidad, de a poco fui logrando dicha introducción, y cuando sentí que mi glande sumamente grueso logró la primera entrada, ella parecía que recién ahí se dio real cuenta de lo que estaba sucediendo y exhaló un quejido al sentir esta invasión a su intimidad y me dijo, ---ay Boni, por favor, hazlo despacito, no me hagas doler mucho, ---bueno, bueno, tranquila, le dije yo, tranquila que te lo voy a hacer bien despacio porque me doy cuenta de que los dos lo queremos hacer, yo te la quiero meter a toda y vos quieres comerte toda mi pija con tu conchita y quieres sentir como te lleno con mi pija y con mi leche, ---si Boni, si, yo quiero eso pero tengo miedo de que me duela mucho, ---no, no, voy a tratar de que no te duela, o al menos que no te duela mucho, pero eso sí, vos tienes que hacer todo lo que yo te digo, ---si Boni, si, ¿qué quieres que haga?, ---ahora solamente quédate quietecita y deja que yo haga lo demás, solamente separa lo más que puedas tus piernitas, y mientras tanto besas mi pecho y todas las partes de mi cuerpo a lo que alcances con tu lengüita, ¿quieres?, ----si Boni Entonces mientras yo suave pero insistentemente trataba de meterle toda mi pija a esta niñita de tan solo 8 añitos, pero que ya a pesar de su corta edad había despertado su instinto sexual y pretendía alojar en su cuerpito el miembro de un hombre mucho mayor que ella, y no solamente en edad, sino también en tamaño, tanto corporal como de sus órganos sexuales.
Parecía que iba a ser una tarea imposible que lograra meterle semejante pedazo venoso de carne, totalmente rígido, hinchado y caliente dentro de ese infantil útero sin causarle alguna lesión, pero tanto ella como yo estábamos más allá de todo razonamiento, y solamente privaba en nuestros cerebros el intenso, desmesurado deseo tanto de recibir por parte de ella como de metérsela a toda por mi parte.
Comenzó con su pequeña y caliente lengüita a besar las partes de mi cuerpo que alcanzaba y yo proseguí con mi demoledora tarea empujando constantemente, de pronto sentí que mi verga avanzó un poco más dentro de ella, esto hizo que redoblara mis esfuerzos por metérsela pero ella se empezó a quejar con fuerza diciendo que le dolía mucho, que parecía que la estaba partiendo a la mitad, pero entonces yo hice oídos sordos a sus quejas y súplicas de que parara en mi accionar y continué empujando hacia el interior del cuerpito de esta nena que a esta altura parecía que se iba a desmayar, ya que sus quejas y súplicas eran manifestados por fuertes gritos y pedidos de que parara por que la iba a matar, entonces su hermana, la pequeña Candela, encendió el equipo de música y puso el volumen bien alto, como para que tapara los quejidos y los ayes de su hermanita que estaba siendo empalada con una verga de 19 cms.
y que tenía en su extremo una cabeza bien grande, desproporcionada al tamaño del miembro.
Marcela estaba situada al igual que Cande al costado de la cama viendo con sus ojos bien abierto como era desvirgada esta criaturita de tan corta edad, eran testigos presenciales de como ese enorme órgano viril perforaba las entrañas de esta niñita y del sufrimiento de ella, y lejos de compadecerse por esto, todo lo contrario, la animaban a ella a que soportara, a que aguantara y a mi me alentaban a que no cejara en mi empeño y que le rompiera la conchita de una buena vez a Ayelén.
De pronto sentí como mi verga venció el obstáculo que se oponía a su ingreso y nuevamente un grito desgarrador de Ayelén anunció que había sido desvirgada de una vez y para siempre, ya no era más una niñita, sexualmente hablando se entiendo, ahora era casi una mujer, y yo era el causante de este cambio tan trascendental en la anatomía y en la psiquis de ella.
Mi verga lentamente pero sin pausas se fue deslizando hacia el interior de ese cuerpito, percibí a como el pequeño útero se abría a impulsos del empuje de mi vara hasta que esta llegó a un punto donde no podía seguir más, donde encontró un tope.
No lo podía creer.
Había desvirgado a Ayelén, Le había roto la conchita.
Mi placer era enorme, sentía como las paredes de su útero apretaban suavemente mi pija, una y otra vez, lo apretaban y lo soltaban a impulsos de sus contracciones producto del sufrimiento que sentía esta nenita por la brutal introducción de tan grande ariete, ella sollozaba suavemente y cada sollozo era un apretón que le prodigaba a mi pija con su conchita.
Yo gozaba con todo esto, no solamente los suaves apretones a mi verga con su infantil útero, si no también experimentaba un placer insano al percibir el sufrimiento de mi pequeña víctima, de pronto sentí la imperiosa necesidad de moverme y comencé a retirar un poco mi miembro, sentí que no era fácil ya que su útero me oprimía deliciosamente, una vez que hube retirado un pedazo de mi lanza de su interior, volví a introducirle lo que le había quitado tratando claro está de meter otro pedazo, esto no era posible ya que aparentemente había llegado a su fondo, nuevamente saqué otro poco y la volví a meter, comenzando de esta manera la dulce, la inigualable danza de amor sexual.
Ella se quejaba suavemente, soportaba con estoicismo mis movimientos, yo sentía que cada vez que le retiraba un poco de mi pija al introducírsela nuevamente, era como si expulsara un líquido tibio y viscoso, me imaginé que era algo de sangre por la rotura de su himen y esto avivó, aumentó si esto era posible mi excitación y deseo de proseguir cojiendo a esta criatura que se encontraba bajo mío.
¡Que sensación inigualable de poder y dominio al ver y sentir a esta pequeña niña totalmente clavada, estaqueada por mi pija! Algo realmente inigualable.
Al fin como todo en esta vida tiene su fin, sentí que mi placer era tan, tan grande, que estaba en el camino sin retorno, ahí cuando llegas a ese punto donde ya es imposible contener la eyaculación, y para colmo la niñita me dijo que ya no le dolía tanto, que parecía que le había llegado a la boca, que la sentía en su pancita.
Todas estas expresiones de parte de ella como las sensaciones por mi experimentadas al entrar y salir de su cuerpo, al sentir como se deslizaba mi verga por ese canal cálido, suave y estrecho hicieron que mi dique de contención explotara y dejara volcar en el pequeño y bárbaramente dilatado útero de mi pequeña amante un primer chorro de semen sumamente caudaloso y fuerte, al extremo de que ella me dijo que sintió como mi leche se volcó en su interior y que le había llegado hasta el estómago, y que era muy caliente, proseguí con mi eyaculación y uno tras otros los chorros de mi leche se derramaron en el interior del cuerpito de Ayelén que sintió todo esto como una curiosidad, como algo totalmente nuevo y curioso.
A todo esto yo continuaba empujando y volcando, vomitando mi semen en su interior hasta agotar el caudal de mis huevos y también sentir que mi cuerpo temblaba a raíz del inmenso esfuerzo por penetrarla y del bárbaro placer sentido.
Lentamente me fueron abandonando mis fuerzas, y antes de extenderme sobre mi pequeña amante y apretarla con el peso de mi cuerpo, con cuidado fui retirando mi verga, que hasta ahí no había perdido casi nada de su rigidez, de la recién desvirgada, rota, argollita de Ayelén, la que se quejó porque le dolía, le ardía su conchita pidiéndome que lo hiciera despacito para que no le doliera, lo hice de esa manera y al terminar de salir se produjo un sonido como si destapara una botella, y al retirarme totalmente vi que de su cuevita salía abundante cantidad de semen y también bastante sangre, esto también fue visto por Cande y por Marcela, quienes se preocuparon sobre todo por que le salía bastante sangre y por que Ayelén decía que le parecía que le entraba mucho aire por su conchita y que esto le hacía arder y doler mucho.
Entonces Marcela con sumo cuidado y mimo le comenzó a limpiar con una tohalla la chorreante argollita de la recientemente desvirgada niñita, de esa niñita de tan solo 8 añitos, esa nena que a pesar de su corta edad y pequeño cuerpito, había alojado en el mismo la verga, enorme verga para ella, de un hombre adulto, de un hombre que se complació en poseerla, clavarla, estaquearla, someterla a sus exacerbados instintos hasta alcanzar el cenit del placer y llenarle su pequeña cavidad vaginal con chorros y chorros de leche, la que luego de bañar su interior, iba abandonando su cuerpo deslizándose entre los labios vaginales y goteaba lentamente hacia la sábana, mudo testigo del momento supremo y magnífico que acababa de acontecer sobre ella, y esta leche, este semen iba mezclado con varias gotas de sangre producto de los pequeños pero varios desgarramientos sufridos por el infantil útero producto del bárbaro dilatamiento al que fue sometido momentos antes, toda esta escena iba acompañada por las palabras de consuelo de Marcela y de Cande ante las quejas de la niñita por el dolor y el ardor que sentía en sus partes mas íntimas, y también manifestaba que le dolía la cintura.
La criaturita entre sollozos decía que nunca mas iba a culear, que nunca más iba a dejar que le metieran la pija en su conchita por que era muy doloroso, pero entonces tanto Marcela como Cande le decían que el dolor se debía a que era la primera vez, que de ahora en más cuando volviera a culear no le iba a doler.
¿De verdad Marce?, preguntó Ayelén, ---claro bebé, le respondió Marcela redoblando sus mimos hacia la niña.
Todo esto se ve que le produjo a Marcela una gran excitación, ya que me dí cuenta de que no solamente la limpiaba a Ayelén, sino que además le prodigaba caricias en su conejito.
Bueno, pero esto lo vamos a continuar en otra oportunidad.
Espero les guste este relato que es la continuación de anteriores.
Siempre les recuerdo que todo esto es algo real, algo que tuve la suerte de vivir y disfrutar en su momento.
Hasta la próxima.
 
S

solrac1960

Guest
UNA COSA DE LOCOS (7) por Bonifacio (50) 04/08/2013

quedado cuando terminé con mi tan increíble como maravillosa tarea de desvirgar y poseer casi totalmente a Ayelen, niña de tan solo 8 añitos, y digo “casi totalmente” porque todavía quedaba pendiente su culito, tanto el de ella como así también el de su hermanita, la que presenció en primera fila la iniciación sexual de su pequeña y caliente hermana menor. Candela, de solo 9 años de edad, ya había probado en un par de oportunidades anteriores, el tamaño de mi verga, y demostraba una muy buena predisposición para el sexo, ya que lo disfrutaba intensamente. También y como no podía ser de otra manera ya que era la dueña de casa, estaba presente Marcela, que fue quien hizo posible todo esto por los motivos descriptos en relatos anteriores, y a la que también debía “atender”. Marcela era una linda joven que en el momento que yo la conocí ejercía la prostitución, aunque no de una manera constante, ya que según ella lo hacía solo cuando necesitaba el dinero para su subsistencia. Bah, a quien le interesa eso ahora. Bueno, continuemos. Una vez que retiré mi miembro del interior de tan delicioso como estrecho estuche en el que estuvo alojado por un largo y placentero rato, el mismo, enrojecido por el forzamiento que había tenido que soportar, permanecía abierto y dejaba escapar una buena cantidad de mi leche que había depositado en el útero de esta nena. En realidad no pensé que hubiera eyaculado tal cantidad, porque de verdad era bastante, pero se ve que dado el intenso placer experimentado produjo tan abundante evacuación seminal. Recién entonces tomé conciencia de que mi ocasional partenaire lloraba desconsoladamente y se quejaba de que su conchita le dolía y le ardía terriblemente. Miré nuevamente su recién desflorada argollita y vi que de la misma, además de semen, también brotaba un poco de sangre. Claro me dije, producto de la rotura del himen, pero el mirar con más detenimiento me di cuenta que en realidad era mucha más que la que habitualmente se produce por este motivo, entonces me comencé a alarmar, y más aun viendo que Marcela me miraba con cara de preocupación y que Candela, la hermanita de 9, también estaba preocupada, y lo que es peor, parecía asustada. Entonces me di cuenta que debía hacer algo. Lo primero era calmar a las mujeres, ya que Ayelen continuaba llorando y quejándose por lo que sentía, y también porque continuaba brotando semen y sangre de su cuevita. Me acerqué a la niña y dándole un beso en la mejilla le dije que era normal que le doliera ya que era su primera vez, pero la niña me rechazó diciéndome que me retirara, que no la tocara, que era un malo porque la había lastimado y que le dolía mucho su conchita. Le dije, que no era así, que yo no era malo, que simplemente todo era por ser su primera vez. En fin, entre rechazos por parte de la niña hacia mi persona y mis palabras tratando de convencerla que era normal lo que sentía y que pronto se le pasaría, también ayudado por que a estos argumentos para tratar de calmar a la niñita, se sumaban los de Marcela y Candela, que apoyaban mis palabras. Pero esto no era suficiente bálsamo para Ayelen, la que continuaba llorando y diciendo que le dolía mucho su conchita y repitiendo que yo era un malo. A todo esto Marcela trajo una toalla humedecida con agua tibia y procedió a limpiarle la almejita, quitando el semen mezclado con abundante sangre que había manado de ese lugar. Obviamente la sábana y el colchón se encontraban manchados con esta mixtura de jugos corporales, algo que por suerte aún no había visto Ayelen. El sangrado de su vaginita fue disminuyendo hasta que cesó por completo. También cesó el llanto y las quejas de la niña, y entre mimos y bromas fuimos relajando la tensión producida por las quejas de la nena. Candela le preguntó si aún le dolía su conchita y la chiquita respondió que sí, aunque un poco menos, entonces Marcela le dijo que ahora le dolía pero cuando Boni te cogía, bien que te gustaba, y entre sollozos y risas la cosa se fue calmando. Y yo, bueno yo satisfecho por haber agregado un nuevo himen para mi colección. Esto es solo un chascarrillo. Marcela le dijo a Ayelén que fueran al baño a higienizarse y allá fueron las dos, quedando yo solo con Candela, la que me miraba sonriendo y también le lanzaba miradas constantemente a mi miembro, el que como es de imaginarse permanecía flácido colgando entre mis piernas. Al notar la dirección de sus miradas, le dije que al único que no mimaban y acariciaban era a mi miembro, que el pobrecito también se encontraba adolorido y cansado por lo que había tenido que hacer, porque el lugar donde estuvo alojado era muy estrecho y lo había apretado demasiado, al extremo de hacerle saltar su sangre blanca. Candela se largó a reír y poniendo carita de mimosa tomó entre sus manitos mi verga cual si fuera un bebé diciéndole, ---pobrecita, mira cómo te han dejado, y mientras decía esto con sus manitos acariciaba mi pinga y acercando su boca le dio varios besitos. En realidad a mí me dolía un poco la pinga porque de verdad era sumamente estrecha la cuevita de Ayelén, como es lógico que así sea en una criatura de 8 años, además del esfuerzo para entrar, el tiempo que estuve serruchando en tan apretado túnel había dejado sus huellas en mi órgano sexual, las cuales se manifestaban en el intenso color rojo, sobre todo del glande y algo de dolor. Pero, las manos mágicas de Candela, como así la suavidad de sus besos y la calidez de su boca, hicieron que pronto olvidara todos estos males y de a poco noté que mi pinga se iba irguiendo, entonces Candela redobló sus caricias y besos. Sus labios y su lengua hacían una tarea magnífica. El calor de su cavidad bucal y el tocamiento a mis testículos con sus manos, hicieron algo que parecía un momento antes imposible, al menos luego de un buen rato de descanso. Mi verga recuperó su anterior gallardía y se irguió como preguntándose quien requería sus servicios. Candela, al notar este cambio producido en mi órgano sexual, consciente de que ella era la que había producido esto, se aplicó con más ahínco a chupar mi pinga logrando de esta manera que nuevamente me encontrara en condiciones óptimas para continuar con la actividad sexual que ella esperaba de mí, ya que soltando mi pinga se tendió en la cama y abriendo sus piernas me ofreció el cofre de los placeres pidiéndome, suplicándome que se la metiera rápido porque tenía muchas ganas de coger luego de haber visto como me culeaba su hermanita. Acerqué mi boca a su sexo, y con mi lengua le deposité en el mismo mucha saliva para lubricar el lugar, cosa que verifiqué no era necesaria ya que ella se encontraba totalmente mojada por sus jugos internos. Apliqué la cabeza de mi miembro en la entrada de esa pequeña vulva y lentamente ejercí la presión necesaria para ir introduciéndome en ese cuerpo infantil lentamente.--- ¡Por favor Boni, despacito, no la metas de golpe porque me haces doler mucho. Es muy gruesa tu pinga.---¿No te gusta mi pinga?. ---¡¡¡Siiiiii, siii, mucho, pero es tan gruesa que me duele si me la metes muy fuerte. Nuevamente experimenté el inmenso placer de ir separando esas tiernas y sonrosadas carnes de una niña, que a pesar de no ser la primera vez que recibía un miembro masculino en su interior, todavía conservaba la estrechez propia de la edad y también por el poco uso que se le había dado. Ella trató de separar aún más sus piernitas para recibirme totalmente dentro de ella. Yo aproveché este ofrecimiento de su parte empujando con más vigor mi pinga hacia su interior, y sentí nuevamente esa maravillosa sensación que se experimenta cuando los labios vaginales de una nena tratan de impedir que traspases su territorio, y luego, cuando lo has conseguido, percibes la estrechez del coñito infantil que te oprime deliciosamente la verga y te brinda la calidez de ese sitio junto con la suavidad que le produce la emisión de los jugos lubricantes con que la naturaleza protege ese órgano tan delicado. Ella al sentir que mi lanza se introducía poco a poco en su cuerpito, exhaló un suspiro y emitió un quejido mientras su piernitas trataban de cerrarse en torno a mi cuerpo, algo imposible debido a la diferencia de tamaños, para atraerme más hacia el de ella para lograr de esta manera una unión más profunda, mientras sus manos se aferraban a mi cuello y su boquita, boquita de nena, busca la mía para que nos fundiéramos en un apasionado beso intercambiando caricias de nuestras lenguas, las cuales también se trenzaron en una lucha sin cuartel al par que depositábamos nuestras salivas en la boca del otro. Esto también es algo maravilloso, ya que el sabor de la saliva de una nena es algo muy especial, único, y por ese motivo yo la bebía con fruición. Estando enzarzados en ese momento tan pasional e increíble, considerando la diferencia de edades, la tan corta edad de ella, además de otras diferencias, hicieron su aparición en la habitación Marcela y Ayelen, las que quedaron un momento como alucinadas por lo que veían, ya que no esperaban esto. ---¡¡¡Boni!!!, ¡¡¡Candela!!!, exclamaron al unísono ambas, mientras nosotros no prestamos atención a esto, estando los dos completamente abocados a la tarea de continuar recibiendo y dando placer, ella soportando estoicamente los fuertes y furiosos embates que yo le propinaba, elevando su pelvis para tratar de que mi verga le entrara más profundamente, a pesar que el tamaño de mi estaca extremadamente dilatada debido al placer que experimentaba, abría sus carnes internas de una manera casi brutal, sus brazos fuertemente asidos rodeando mi cuello y nuestras bocas unidas por el inmenso deseo sexual que saturaba nuestros cuerpos y nuestras mentes. Era increíble que una nena de tan corta edad pudiera despertar tamaña calentura en mi ser. Quería partirla al medio, perforarla con mi pinga, traspasarla y clavarla contra el colchón que soportaba nuestros pesos y empujones y también recibía los jugos que brotaban del pequeño pero jugoso sexo de Candela. Mi poste se clavaba una y otra vez en el cuerpito de esta valiente y caliente niña. Lo sacaba en su totalidad hasta que quedaba el glande apoyado en la entrada de su vagina y luego empujaba con fuerza hasta que metía nuevamente en su totalidad mi largo y grueso miembro hasta que sentía que la hinchada y dilatada cabeza del mismo tocaba fondo y no podía entrar más, esto hacía que ella en cada empujón, en cada arremetida de mi parte, profiriera quejidos que denotaban que si bien sentía un inmenso como demencial placer, también esta acción le producía dolores, dolores que tal vez ella los encontrara sumamente agradables. En uno de esos furiosos empujones sentí que la cabeza de mi verga se abría paso aún más adentro luego de vencer la suave y mullida pared que le impedía pasar. Parecía que mi verga había ingresado a otro recinto. Que había roto otra barrera. Sentí que mi pelvis golpeaba contra la de ella. Entonces esta criatura ensartada totalmente emitió un largo, profundo y fuerte quejido como si el entrar mi pinga más adentro le hubiera producido un dolor inmenso, y apretándose aún más fuerte contra mi cuerpo, si esto era posible, se entregó a un enorme y devastador orgasmo mientras sus gritos y suspiros dimensionaban el enorme placer que estaba experimentando, ---¡¡¡Boni, Boni!!!, ¡¡¡Por favor, que hermoso!!!, ¡¡¡Dame más, más, más!!!, ¡¡¡Métemela más adentro!!!, ¡¡¡Ay Boni, dame tu leche, dale, dame tu leche!!!, ¡¡¡Ay por dios!!!.¡¡¡Como me gusta tu pinga!!!, ¡Es tan grande!, ¡Siento que me va a salir por la boca!, ¡¡¡Ay, por favor, no me la saques nunca!!! ¡¡¡Ay, ay, acabo Boni, acaaabo, acaaaaaaaboooo!!!. Y diciendo esto dio un último empujón hacia mi cuerpo y quedó como pegada al mismo. Sus brazos lentamente se fueron desenroscando de mi cuello, sus piernas también aflojaron su tenaza en torno a mi cuerpo y de a poco se fue dejando caer sobre el colchón depositando su cuerpito laxo y satisfecho sobre el mismo. Pero yo aún no había acabado, ya que la anterior “faena” con Ayelen había hecho que a mis testículos le costara más elaborar semen y que a mí me costara más poder eyacular, por lo tanto disminuí un poco la frecuencia de mi vaivén para permitir que mi compañerita recuperara sus fuerzas para ver si continuábamos culeando, recordando que en ocasiones anteriores luego de echarse un polvo se quedaba dormida. Despacio me fui dando vueltas para dejarla a ella arriba mío. Me di cuenta que si la dejaba debajo de mí, tendida sobre el colchón, se iba a dormir, pero yo quería completar mi placer llenando su grutita con mi leche, por lo tanto tenía que mantenerla despierta, así que volvía besarla y ella media amodorrada respondía mis besos como en forma automática. Mi lengua recorría el interior de su boquita, se enredaba con la lengua de ella a la cual acariciaba y llenaba su boca con mi saliva. Con mis manos comencé a acariciar sus nalguitas, hermosas y paraditas nalguitas, uno de mis dedos, el índice, se dirigió a la separación entre sus glúteos y rozó el ojito arrugado de su anito. Esto pareció alarmarla ya que de inmediato su cuerpito antes desmadejado sobre el mío se envaró y se tensó como alertándose ante la atrevida y osada caricia. Mi dedo que ya había probado el roce sobre los pliegues de su entrada anal, quería más, quería probar, investigar, palpar que había y como era más adentro. Mi tranca que aún permanecía dentro de ella al sentir este roce y sospechar que tal vez ella también pudiera entrar en ese sitio, incrementó su dureza y las venas que la surcaban parecía que se habían hinchado más todavía. Esto no pasó inadvertido para Candela ya que me dijo, ---¡Ay Boni, se te ha puesto más dura y más grande!, ¡Qué bárbaro!, ¡Me vas a reventar la conchita!, ---¿Quieres que te la saque?, ---¡¡¡Noooo, ahora no!!!, ¡Ahora métela más adentro, a toda!, ---¿Quieres que sigamos culeando?, ---¡Siiii, sigamos! Pero, ay Boni, me hace doler un poquito tú dedo en mi colita. ---¿No te gusta que te toque el culito con mi dedito? ----¿Dedito? Si te digo una cosa, ¿no te vas a enojar?, ----No, no me enojo, ---Bueno, tu dedo es como la pinga de mi tío, ji, ji, ji. Entonces escuchamos que Ayelen, de la cual nos habíamos olvidado totalmente y que estaba sentada en la cama al lado nuestro al igual que Marcela mirando lo que hacíamos, que sin ser novedoso no por eso era menos excitante, dijo, ---¡Siiii, es cierto, es igual que la pinga de mi tío! Esto fue demasiado y por lo tanto irrumpimos en una carcajada los cuatro. Pero mi pinga no se aflojaba, al igual que mi dedo no cejaba en su empeño por entrar en el culito de Candela. Y esto no fue motivo para que ninguno de los dos perdiéramos la concentración de lo que estábamos haciendo ni a donde queríamos llegar. Mojé mi dedo en la entrada de su conchita que se encontraba totalmente impregnada con los jugos que segregaba constantemente y nuevamente lo posicioné en la entrada de su culito. Mientras ella cabalgaba mi verga rígida, mi dedo trataba de entrar en su culito, poco a poco lo fui logrando, sentí que la punta había logrado vencer la resistencia de su esfínter y colarse hasta la primera falange, ella detuvo su cabalgata como sorprendida por esto mientras me miraba a los ojos como preguntándome que es lo que hacía. Seguí moviendo mi dedo sacándolo y volviéndolo a meter, cada vez un poquito más, sin perder de vista las reacciones de ella. Reanudó los movimientos ondulatorios sobre mi verga pero sin despreocuparse de lo que estaba sucediendo en su culito. De a poco parece que fue aceptando la caricia en su pequeño y apretado ano y retomó con sus bríos habituales la cabalgata sobre mi pinga. Entró mi dedo hasta la segunda falange, lugar donde se hace más grueso, y esto lo notó de inmediato ya que me dijo, ---¡Ay Boni, despacio que me haces doler! ---Bueno, bueno, tranquila, que yo no quiero que te duela, lo voy a hacer más despacio, más suave. Bésame. Y ella bajó su carita sobre la mía y apoyó sus labios en los míos y nos fundimos en un beso con todo el ardor que sentían nuestros cuerpos. Al sentir que ella se entregaba apasionadamente a ese beso, que metía su lengüita en mi boca en busca de la mía, comprendí que esta niñita estaba nuevamente entregada totalmente al deseo carnal, continué con la tarea de meterle el dedo cada vez más adentro. Y lo logré. Una vez que le metí todo el dedo, ella quiso protestar, decirme algo, tal vez quejarse, pero no le permití retirar su boca de la mía e intensifiqué el movimiento de mi lengua dentro de su boca, cosa que hizo que ella olvidara por un momento mi dedo y su culito y se dedicó de lleno a devolverme la caricia y a moverse como una desenfrenada sobre mi verga, haciendo que esta entrara y saliera velozmente de su cuevita totalmente inundada con sus jugos que no cesaba de verter. Y no solamente mi verga entraba y salía de su cuerpito, también mi dedo que por fin había logrado introducir totalmente, hacía el mismo movimiento, entraba y salía a la vez que lo hacía girar tratando de aflojar ese esfínter. Quería que ese culito fuera mío. Y lo iba a lograr. Le empezó a gustar sentirse perforada por sus dos huequitos. Comenzó a disfrutar también del dedo travieso que le acariciaba por dentro su culito. Y este dedo, al decir de ella y su hermanita menor, se asemejaba a una pinga, a la pinga de su tío, el cual ya se la había culeado, y que también casi se la culea a Ayelen. Yo sentía que su culito cada vez aceptaba más mi dedo y por eso intenté meter otro. Pero no, eso sí le dolió y me lo dijo, entonces desistí de tratar de meterle otro dedo y me dediqué con exclusividad a culearla con toda mi verga enterrada en su conchita, que parecía que cada vez se adaptaba más a las dimensiones de mi verga, que a su vez parecía que cada vez se hinchaba y se alargaba más, ya que esto es lo que me decía mi pequeña amante que no cesaba de suspirar, de quejarse y de repetir una y otra vez cuanto le gustaba lo que estábamos haciendo y también cuanto le gustaba mi verga. Mi dedo, que estaba totalmente enterrado en su culito, frotaba mi pinga a través de la delgada membrana que separa ambos conductos, y esto me producía un placer increíble elevando mi calentura a alturas insospechadas, y mi compañerita de juego compartía esta sensación y me lo hacía saber por medio de suspiros, quejidos y exclamaciones que ponían bien a las claras como era el momento que estábamos viviendo en plena faena sexual, ----¡¡¡Boni, Boni, voy a acabar otra vez!!!, ¡¡¡Ay, no lo puedo creer!!! , ¡¡¡Ay Boni, ¿Por qué es tan lindo esto?!!!, ¡¡¡Porque me gusta tanto!!! ¡¡¡Ay Boni, quiero más, mucho, mucho más!!! ¡No la vayas a sacar ahora Boni eh!, ¡¡¡Ay Boni, me gusta mucho lo que me haces con el dedo en mi culito!!! ¡¡¡Dale Boni, dale, dame tú leche, dame!!! ¡Hummm, que gruesa y larga se te ha puesto, me llega a la panza!, ¡¡¡Ay Boni, hasta donde me la has metido!!!, ¡¡¡Me va a salir por la boca Boni!!! , ¡¡¡Ay Boni!!! , ¡¡¡Ay Boni!!!, ¡¡¡Ay, ay, acabo Boni, acabo Boni!!! , ¡¡¡Ay si, si, siiiiiiiiiiiiii, agggggggggs!!!, ¡¡¡Boni, Boni, Boni, siento tu leche!!! , ¡¡¡Ay, que caliente que está!!!, ¡¡¡Aaaaahhhhhhhhgs, aaaaahhhhhhgs, aaaahhhhhhh!!!!, ¡¡¡Qué lindo lo que me hace tú dedo, que lindo, que lindo, aaaaahhhhhhhhhh!!! , ¡¡¡Aaaahhhhhh!!! , ¡¡¡Aaahhh!!! Y a todo esto yo derramaba, según me parecía a mí, litros de leche dentro de su útero, de su matriz, de su cuerpo, en fin, me parecía que la había inundado con mi leche. El placer experimentado por ambos fue realmente brutal, alucinante, ¡Sensacional! Luego de esto Candela quedó tendida sobre mi cuerpo, y ahí sí que respondió a su costumbre y se quedó dormida, totalmente satisfecha, ahíta de sexo. Mi verga, lentamente se fue escurriendo de su cuerpito y ya desinflada, vencida temporalmente, recostada sobre mis vellos pubianos, fue recibiendo el semen y los jugos vaginales que manaban del sexo de Candela. Al lado, aún sentadas en la cama mirando sorprendidas y a la vez excitadas por la escena, se encontraban Marcela y ella, la más chiquita de todas, la recién desflorada Ayelén y entre sus piernas, la mano de Marcela acariciando su conejito, que en ese momento demostraba que no le dolía absolutamente nada. Marcela tenía una mano entre las piernitas de Ayelén y la otra entre sus propias piernas, ambas manos dedicadas a la misma tarea, acariciar sus conchas. Suavemente quité a Candela de sobre mi cuerpo y la recosté a mi lado quedando de ese modo con sus piernitas abiertas y su conejito enrojecido por toda la acción anterior segregando abundante cantidad de jugos corporales, tanto de ella como míos, claro, más de ella que míos. Mi verga totalmente mojada, blanda, había perdido por el momento toda su agresividad y gallardía, ya no se mostraba tan amenazante, al extremo que Ayelen mirándola, acercó su mano y la tomó con ella, y mientras la miraba y la tocaba decía, ----¡Qué chiquita que ha quedado! , ¡Y qué blandita!, ¡¡Huy, mira, mira Marce, que arrugado que le han quedado los huevos!! Entonces no me pude contener y acerqué mi mano a su conejito en donde me encontré con los dedos de Marcela que los movía sabiamente en el interior de la niña. Se inclinó sobre mí, y depositando un beso sobre mis labios me dijo, ----¡Ahora me toca a mí eh! ----¡Claro!, pero me vas a tener que mimar y alimentar mucho para que te pueda responder. Estas pequeñas y lujuriosas pendejas me han secado por el momento. ----Bueno, me dijo, y se metió mi polla en su boca chupándola un momento y luego le dijo a Ayelen, ---Vamos, dejémoslos descansar un ratito mientras preparamos algo para comer. Y entonces cuando Marce sacó mi pene de su boca, Ayelen no quiso ser menos y también ella me la chupó un momento y me dijo, ---Está rica, así chiquita no le tengo miedo. Y se fueron las dos hacia la cocina riéndose, mientras yo le miraba el culito a la niñita ya que aún permanecía desnudita, pensando que en cualquier momento también iba a ser mío. Pero en ese momento lo único que quería era descansar un rato. Después, ya veremos después cuando y como iba a hacer mío esos dos culitos, el de Ayelén y el de Candela. Porque seguro que no se me iban a escapar. Los tenía que bautizar con mi leche. Y me quedé dormido. Después la seguimos porque esto no ha terminado. Faltan algunas vivencias que según mi criterio, son realmente interesantes. Al menos para mí lo fueron.
 

xan22

Virgen
Registrado
Oct 31, 2013
Mensajes
38
Likes Recibidos
32
Puntos
18
¡Genial! No tenía esta última parte.
Poco antes de cerrar la página, me bajé las historias en un archivo zip, pero fue antes de que publicaran esta parte.
Muchas gracias por compartirla.
 
Arriba Pie