Un viaje en el autobus

roman74

Pajillero
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El calor era insoportable en cola del bus, parece que el conductor sepa que cuando más calor hace mas despacio tiene que ir, lo único que te reconforta es que la espera que se hace amena viendo a las mujeres lo fresquitas ve visten en el caluroso verano. Y el autobús sin llegar. Y siempre las mismas personas esperando el autobús, menos mal que el autobús no ha llegado, sino se quedarÃ*a en pie la mama explosiva de baja en la Plaza de España, siempre llega tirando de la mano de una niña rubita con pelo rizado, de cuatro añitos, preciosa al igual que la madre, que sobre tener 40 años aproximadamente, parece que tenga 28, pero es perfecta de formas y además sabe como vestir, sin enseñar nada, su ropa describe las formas de un cuerpo trabajado, pero que en su dÃ*a tubo que ser perfecto, y hoy aún es la envidia de las otras mujeres de la cola del autobús, la miran por con ojos despreciadores por lo molesta que es la niña cuando sube al autobús, pero a ella no le importa, supongo que ya tendrá bastantes problemas en el trabajo y en su casa, como para tener que pasarse el viaje riñendo a la niña. El calor de hoy era especial, a las 3 de la tarde nos amontonábamos en la fila del autobús esperando y nos juntamos los pasajeros de las 15,20 horas y los de las 15,35 horas, y la niña sin estarse quieta. Yo miraba a su madre y ella miraba a la niña, aunque yo hoy notaba algo distinto, parecÃ*a como si me mirara, pero será el calor, una mujer asÃ* como me va a mirar a mÃ*. La niña estaba jugando por los alrededores y se acerco a mÃ*, sin decir nada y levanto la cabecita dedicándome una sonrisa, yo complaciente de ser el elegido de la niña correspondÃ* mirándola y diciéndole hola, mientras su madre la llamaba para subir al autobús que ya se acercaba. Como siempre, no hay sitio para sentarse y yo me pongo de pie al final, asÃ* veo a todos los pasajeros bajar y no me molestan los pasajeros que entran. La mamá hoy también se puso al final y mientras se acercában a mÃ*, la niña me miraba sonriendo por ser único del autobús al que no molesta. Y la mama se acerca hoy más a mÃ* para alejarse de los demás pasajeros que se amontonan. Hay que ver lo lejos que están a veces las personas sobre tenerlas a un paso de ti. Pero esta vez yo notaba que no estaba lejos, ella levanto su brazo para coger el tirante que colgaba del techo del autobús, de la otra mano tenÃ*a a la niña cogida para que estuviera quieta, esperando a que en la próxima parada alguien bajara y sentar a la niña. Yo podÃ*a olerla, era su olor natural, con un toque de perfume que pasa desapercibido, para los que están lejos pero se concentra conforme se acerca a ti. Ella me daba la espalda cuando el autobús frenó bruscamente y nuestros cuerpos se rozaron. Yo me puse un poco tenso, no querÃ*a que ella pensara que me aprovecho de la situación, pero ella asintió con una sonrisa, sin darle importancia. Yo querÃ*a que entrara más gente en el autobús, para que se acercara más. La niña tiraba de ella hacia mÃ*, que niñas más simpática y su madre haciendo fuerza. Su cuerpo ya estaba a cinco centÃ*metros del mÃ*o y yo notaba que la niña estaba quieta y era la madre la que cada vez estaba más cerca. Que pechos, el brazo levantado y un pecho duro como una manzana, con toda su forma que se dibuja a través de su blusa sin mangas. Yo solo de mirarle los hombros ya estaba excitado. No querÃ*a que el conductor frenara porque esta vez no se como serÃ*a la sonrisa cuando notara mi pene erecto. De pronto la mama se inclinó a decirle algo a l el conductor freno y ella se estremeció, notando la totalidad de mi pene. Mi mano apretaba sus nalgas, ella descansaba su culo abierto sobre mi sexo, ya éramos uno. Yo movÃ*a mi cintura suavemente para que mi pantalón penetrara su ano. Ella respiraba pausadamente, abriendo su boca, mojándose los labios lentamente con la lengua, mientras contorneaba su cintura sobre mÃ*. Los pasajeros más cercano no podÃ*an creer lo que estaba pasando. Su mano empezó a entrar en el juego, una aguantaba erguida delante de mÃ*, sujet&
aacute;ndose del tirante que colgaba y la otra se extendÃ*a sobre mi culo, clavando sus dedos en mis nalgas. La próxima parada era la Plaza de España, esta vez el autobús corrÃ*a hacia la parada, mientras nosotros convertidos en uno, deseábamos no llegar nunca a nuestro destino. Su boca abierta, sus dedos dentro de mis nalgas, su culo contra mÃ* y yo dentro de ella , moviéndonos suavemente el uno contra otro. La nena se acercó a nosotros diciéndole a su mama que la ahÃ* estaba la parada. Se paso la mano por el pelo para arreglar su imagen de mamá. La niña se despidió de mÃ* con una sonrisa, pero la mamá me dedicaba una mirada de complicidad y me susurro “hasta mañanaâ€�.
En 20 minutos llegue a casa, mi mujer estaba esperando, le di un beso de bienvenida, me apresure a ir al lavabo, a saludar a mi pene. Baje los pantalones y empecé a acariciarlo, él se puso firme con solo mirarlo. Empecé a pensar en esa mamá que se convertida en mujer, mientras acariciaba más rápidamente mi pene, esta vez la estaba penetrando, su boca estaba abierta completamente, su lengua asomaba por ella mojando sus labios y pidiendo más, sus pechos duros apuntaban hacia mÃ*. Rodeaba sus pezones con mis dedos, mientras ella saltaba encima de mÃ*, su cabello estaba libre recorriendo su espalda y sus hombros. Mi mano apretaba el pene queriendo exprimirlo, y la mujer pedÃ*a más, saltaba y gemÃ*a, esta vez la podÃ*a sentirla dentro. Mi mano se aceleraba, mis sentidos hacÃ*an el amor, podÃ*a oler su perfume, la acariciaba, mi sexo estaba al limite, yo me mojaba los labios de placer, abrÃ*a mi boca para besarla, mientras ella con sus ojos pedÃ*a más y más. Mi mano continuaba su tarea, yo clavaba mis dedos en sus nalgas y mi pene la penetraba, una mano suya acariciaba mis pezones erguidos y otra mano acariciaba mi pelo, saltaba, como si nunca hubiera hecho el amor. Mi pene cada vez estaba más duro, el semen querÃ*a salir al exterior mientras yo me resistÃ*a a terminar con el placer de tener a una mujer asÃ* entre mis brazos. PodÃ*a sentir el flujo de su sexo mojando mis partes, sus labios húmedos deseosos de caricias, sobre mi tenia a una mujer libre deseosa de placer y caricias. Mi pene ya no podÃ*a soportar la presión de mis sentidos y de la mujer manaba un rÃ*o de placer. El semen salió de mi sexo y ella gritaba en silencio con una sonrisa complaciente, se abrazo a mÃ* relajando todo su ser complacida del momento. Mi mano estaba agotada y mi pene exprimido pedÃ*a un descanso. Miraba mi mano llena de semen, me acordaba de la mama.
A la mañana siguiente a la salida del trabajo tome un taxi para ir a mi casa.
 

mauri50

Virgen
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Jul 28, 2009
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:2:busco incestos de buena calidad me podrian ayudar
 
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