La verdad es que a este viaje tendría que haber venido mi maridito, pero le surgió otra reunión de trabajo de un asunto más delicado y, no quería aplazar la que tenía en Barcelona, así que, decidió enviarme a mi, él se reuniría en un par de días conmigo, y yo le esperaría.
En el coche cama del tren se viaja bien, un vagón es de mujeres y otro de hombres, y el tercero es mixto para los matrimonios, pero dada la demanda que tenían, en vez de por vagones, iban por camarotes, uno femenino, el de al lado, masculino y, el último vagón era el familiar, para matrimonios con hijos.
En mi camarote iba una chica que se bajaría pronto, así que el resto del viaje estaría tranquila, sin tener que compartirlo con nadie. En el camarote de al lado iban tres amigos universitarios que, comenzaban el curso, ya estaban en el último, y pronto los tres serían médicos. Eran majos y simpáticos, entablamos conversación en el pasillo del vagón y, para cenar me invitaron a acompañarlos en el vagón comedor.
La cena fue distendida y agradable, nos reímos mucho y, yo me comportaba como tanto nos gusta a mi y a mi maridito, coqueteando con los tres y, provocándolos, para después quien sabe qué.
Al acabar la cena, regresamos al vagón donde se encontraban nuestros camarotes y, seguimos la conversación en el pasillo; preparé la situación para que mi maridito tuviese constancia de lo puta que es su mujer, así que dando una pequeña excusa, entré en mi camarote y, la cámara de vídeo que siempre llevo conmigo, la coloqué en lugar estratégico y, la oculté poniéndola en marcha para que grabase lo que aconteciese en esos momentos.
Una vez listo, abrí la puerta y, los invité a entrar en mi camarote, alegando que sentados estaríamos más cómodos, habida cuenta que no podemos fumar en ningún sitio del tren, ni fuera ni dentro de los camarotes. Aceptaron encantados y, tomamos unas copas de licor que llevaban en sus equipajes.
El ambiente era distendido y, comencé a portarme cariñosa con ellos, cosa que aceptaron de buen grado y respondiendo como se esperaba de los tres estudiantes.
Me senté en medio de dos de ellos y, el tercero estaba justo frente a mi, mis dos manos se apoyaron en cada una de sus pollas por encima de los pantalones y, mi pie descalzo, acariciaba estirada mi pierna, su polla, notando en mi pie cómo ésta aumentaba de tamaño.
Las dos pollas que tenía debajo de mis manos, las sentía palpitar, se movían a medida que iban aumentando de tamaño, y yo las apretaba con gusto y delicia.
Los dos chicos que tenía a mis lados, comenzaron a besarme en el cuello, en el pabellón de las orejas, y mis pechos, desabrochaban mi camisa, descubriendo mis pechos, a medida que aumentaban mis jadeos de placer y excitación. Pellizcaban mis pezones, que estaban duros dentro del sujetador, de tul transparente, y mis jadeos se mezclaban con el del chico que tenía sentado en frente, que por la lejanía física, era el que más fuertemente jadeaba.
Me puse de pie, en medio de los tres, con la estrechez de los camarotes y las camas, y sentí muchas manos alrededor de mi cuerpo y, por todas partes, me desnudaban seis manos, y me acariciaban seis manos, una vez desnuda completamente, de pie, sentía las bocas y las lenguas, dentro de mi rajita, por mi culito y por mis pechos.
Yo me dejaba hacer, y disfrutaba y, con las caricias de tantos dedos, manos y lenguas, tuve mi primer orgasmo de forma fuerte y sonora, emanando jugos y jugos de mi rajita excitada.
Me arrodillé y, comencé a desnudarlos uno a uno, y cuando tuve las tres pollas fuera, duras y tiesas apuntándome, comencé a comerlas degustándolas, mientras los otros me acariciaban y me asían por el pelo, para que comiera y tragara sin dejar salir la polla de la boca.
De los tres sólo a uno de ellos le atraía el sexo anal, aunque me comentó que nunca lo había practicado, lo tumbé boca arriba en una de las camas y, me senté encima, clavándomela hasta el fondo por el culo, el chico gemía de placer, diciendo que era una pasada, qué gusto….
Mi espalda se apoyó directamente en su pecho, con su polla bien dentro de mi culo y, estando así me abrí de piernas para poder recibir otra polla por mi coñito, uno de ellos no se hizo esperar y, me la clavó hasta el fondo, bombeándonos sin parar, yo me corrí dos veces, y en los gemidos de la segunda corrida, sentí la polla del tercer chico, en mi boca, que me penetró hasta la garganta.
Todos estábamos muy excitados, pero el que más era el chico que me enculaba, que no se lo esperaba y, era mucho para él, pronto sentí salir su semen inundándome mi ano, sentía los espasmos de sus testículos descargar la leche viscosa tan caliente que, a pesar de lo caliente de mi ano, notaba el calor del semen quemarme las entrañas.
El chico que tenía encima de mi, se salió y se levantó, permitiéndome levantarme, y el chico que se acababa de correr, se acariciaba su polla relajada con cara de satisfacción, y se sentó a mirarnos, para disfrutar del espectáculo visual.
Me pusieron a cuatro patas en la cama de enfrente y, recibí hasta el fondo la polla del chico que aún no me había penetrado, empezó a cabalgarme, mientras sentía sus testículos golpearme los labios vaginales, haciéndome gozar de placer. Me daba tortazos en el culo, hasta ponerlo rojo, y el otro chico, me metió su polla en la boca, para que la succionara.
La polla que tenía en mi raja, la sentía entrar y salir, mientras iba abriéndome y cerrándome los labios vaginales, que iban cediendo y volviendo a su lugar de forma natural, con cada embestida, los testículos rozaban mi zona erógena en cada golpeteo, estimulando mi abultado e hinchado clítoris dándome doblemente placer.
Dos dedos del chico, además de bombearme con su polla, se encontraban dentro de mi culito, que emanaba semen del compañero, entraban y salían estimulándome esa zona, y yo gemía de placer, con la boca bien llenita.
Mi lengua recorría toda la polla del otro, y bajaba hasta sus testículos chupándolos y estimulándolos, a lo que el chico respondía con espasmos de placer y gemidos incontrolados.
Uffff, era delicioso, me corrí nuevamente, teniendo espasmos fuertes, que apretaban aún más dentro de mi coñito la polla del estudiante, que se retorcía de placer al unísono conmigo, a la vez que teníamos los espasmos, recibía cachetadas en mi culito rojo y, sus dedos entraban y salían de mi ano, más rápidamente.
Con el bombeo, y sin poder resistirme al placer, volví a sentir otro orgasmo seguido al vaginal, esta vez clitoriano, no paraba de moverme como una loca, gimiendo de placer y, con ello, apretaba y succionaba la polla que tenía en mi boca fuertemente.
La cabeza me era sujetada por el pelo y, no podía sacarla y, de lo que entraba, a veces, tenía incluso arcadas, porque me golpeaba la polla en la campanilla de lo dentro de mi boca que la tenía.
Todos gemíamos de placer y, el chico que estaba sentado frente a nosotros, con el espectáculo se había vuelto a recuperar, teniendo la polla nuevamente al alza, dura y tiesa, y se la tocaba acariciándose una y otra vez.
El chico que me la tenía bien clavada en mi rajita, comenzó a gemir fuertemente, diciendo que no podía más, que me iba a llenar de leche enterita, el agujero que él ocupaba, para que tuviese los dos agujeros bien repletos de semen como una buena zorra merece tener.
Ufffff, sentía las descargas de vaciado de los testículos inundándome entera de leche, era delicioso, ese calor y esos borbotones me daban tanto placer, que comencé a tener otro orgasmo.
Mi rajita comenzó a llenarse y, a emanar semen por los laterales de la cantidad que ese chico estaba echando, estaba inundada completamente, pero aún faltaba el tercer muchacho.
Este animado por la corrida de su amigo, comenzó a emanar leche dentro de mi boca y, yo como una puta obediente comencé a tragar leche una y otra vez, que sentía salir a raudales, mientras mi garganta iba recibiendo y, mi boca se llenaba degustándola.
Uffff, esta zorra traga de verdad leche, le escuché comentar, provocándonos a todos mayor excitación aún.
Con todos mis agujeritos bien llenitos me encontraba satisfecha y feliz, y el primer chico que se corrió, recuperado completamente, se acercó a mi masturbándose y, diciendo, pero esta putita tendrá que tener leche por todo su cuerpo también, no toda la va a tener dentro de sí, y, apuntando hacia mi, le llegó el orgasmo, volviendo a soltar otra descarga de leche, sobre mi cara y mis tetas, que con delicia y acariciándome, iba restregando por todo mi cuerpo, chupando mis dedos, mezclando el sabor de una con la anterior, y mis dedos se fueron a mi clítoris que, mezclando la leche que llevaba en la mano, con la que aún quedaba dentro de mi rajita, me rozaba provocándome el último orgasmo, a la vez que los chicos me besaban en la boca en señal de disfrute.
Nos despedimos al llegar a Barcelona, la noche había sido muy provechosa y, la cinta iba bien grabadita para esperar a mi maridito.
En el coche cama del tren se viaja bien, un vagón es de mujeres y otro de hombres, y el tercero es mixto para los matrimonios, pero dada la demanda que tenían, en vez de por vagones, iban por camarotes, uno femenino, el de al lado, masculino y, el último vagón era el familiar, para matrimonios con hijos.
En mi camarote iba una chica que se bajaría pronto, así que el resto del viaje estaría tranquila, sin tener que compartirlo con nadie. En el camarote de al lado iban tres amigos universitarios que, comenzaban el curso, ya estaban en el último, y pronto los tres serían médicos. Eran majos y simpáticos, entablamos conversación en el pasillo del vagón y, para cenar me invitaron a acompañarlos en el vagón comedor.
La cena fue distendida y agradable, nos reímos mucho y, yo me comportaba como tanto nos gusta a mi y a mi maridito, coqueteando con los tres y, provocándolos, para después quien sabe qué.
Al acabar la cena, regresamos al vagón donde se encontraban nuestros camarotes y, seguimos la conversación en el pasillo; preparé la situación para que mi maridito tuviese constancia de lo puta que es su mujer, así que dando una pequeña excusa, entré en mi camarote y, la cámara de vídeo que siempre llevo conmigo, la coloqué en lugar estratégico y, la oculté poniéndola en marcha para que grabase lo que aconteciese en esos momentos.
Una vez listo, abrí la puerta y, los invité a entrar en mi camarote, alegando que sentados estaríamos más cómodos, habida cuenta que no podemos fumar en ningún sitio del tren, ni fuera ni dentro de los camarotes. Aceptaron encantados y, tomamos unas copas de licor que llevaban en sus equipajes.
El ambiente era distendido y, comencé a portarme cariñosa con ellos, cosa que aceptaron de buen grado y respondiendo como se esperaba de los tres estudiantes.
Me senté en medio de dos de ellos y, el tercero estaba justo frente a mi, mis dos manos se apoyaron en cada una de sus pollas por encima de los pantalones y, mi pie descalzo, acariciaba estirada mi pierna, su polla, notando en mi pie cómo ésta aumentaba de tamaño.
Las dos pollas que tenía debajo de mis manos, las sentía palpitar, se movían a medida que iban aumentando de tamaño, y yo las apretaba con gusto y delicia.
Los dos chicos que tenía a mis lados, comenzaron a besarme en el cuello, en el pabellón de las orejas, y mis pechos, desabrochaban mi camisa, descubriendo mis pechos, a medida que aumentaban mis jadeos de placer y excitación. Pellizcaban mis pezones, que estaban duros dentro del sujetador, de tul transparente, y mis jadeos se mezclaban con el del chico que tenía sentado en frente, que por la lejanía física, era el que más fuertemente jadeaba.
Me puse de pie, en medio de los tres, con la estrechez de los camarotes y las camas, y sentí muchas manos alrededor de mi cuerpo y, por todas partes, me desnudaban seis manos, y me acariciaban seis manos, una vez desnuda completamente, de pie, sentía las bocas y las lenguas, dentro de mi rajita, por mi culito y por mis pechos.
Yo me dejaba hacer, y disfrutaba y, con las caricias de tantos dedos, manos y lenguas, tuve mi primer orgasmo de forma fuerte y sonora, emanando jugos y jugos de mi rajita excitada.
Me arrodillé y, comencé a desnudarlos uno a uno, y cuando tuve las tres pollas fuera, duras y tiesas apuntándome, comencé a comerlas degustándolas, mientras los otros me acariciaban y me asían por el pelo, para que comiera y tragara sin dejar salir la polla de la boca.
De los tres sólo a uno de ellos le atraía el sexo anal, aunque me comentó que nunca lo había practicado, lo tumbé boca arriba en una de las camas y, me senté encima, clavándomela hasta el fondo por el culo, el chico gemía de placer, diciendo que era una pasada, qué gusto….
Mi espalda se apoyó directamente en su pecho, con su polla bien dentro de mi culo y, estando así me abrí de piernas para poder recibir otra polla por mi coñito, uno de ellos no se hizo esperar y, me la clavó hasta el fondo, bombeándonos sin parar, yo me corrí dos veces, y en los gemidos de la segunda corrida, sentí la polla del tercer chico, en mi boca, que me penetró hasta la garganta.
Todos estábamos muy excitados, pero el que más era el chico que me enculaba, que no se lo esperaba y, era mucho para él, pronto sentí salir su semen inundándome mi ano, sentía los espasmos de sus testículos descargar la leche viscosa tan caliente que, a pesar de lo caliente de mi ano, notaba el calor del semen quemarme las entrañas.
El chico que tenía encima de mi, se salió y se levantó, permitiéndome levantarme, y el chico que se acababa de correr, se acariciaba su polla relajada con cara de satisfacción, y se sentó a mirarnos, para disfrutar del espectáculo visual.
Me pusieron a cuatro patas en la cama de enfrente y, recibí hasta el fondo la polla del chico que aún no me había penetrado, empezó a cabalgarme, mientras sentía sus testículos golpearme los labios vaginales, haciéndome gozar de placer. Me daba tortazos en el culo, hasta ponerlo rojo, y el otro chico, me metió su polla en la boca, para que la succionara.
La polla que tenía en mi raja, la sentía entrar y salir, mientras iba abriéndome y cerrándome los labios vaginales, que iban cediendo y volviendo a su lugar de forma natural, con cada embestida, los testículos rozaban mi zona erógena en cada golpeteo, estimulando mi abultado e hinchado clítoris dándome doblemente placer.
Dos dedos del chico, además de bombearme con su polla, se encontraban dentro de mi culito, que emanaba semen del compañero, entraban y salían estimulándome esa zona, y yo gemía de placer, con la boca bien llenita.
Mi lengua recorría toda la polla del otro, y bajaba hasta sus testículos chupándolos y estimulándolos, a lo que el chico respondía con espasmos de placer y gemidos incontrolados.
Uffff, era delicioso, me corrí nuevamente, teniendo espasmos fuertes, que apretaban aún más dentro de mi coñito la polla del estudiante, que se retorcía de placer al unísono conmigo, a la vez que teníamos los espasmos, recibía cachetadas en mi culito rojo y, sus dedos entraban y salían de mi ano, más rápidamente.
Con el bombeo, y sin poder resistirme al placer, volví a sentir otro orgasmo seguido al vaginal, esta vez clitoriano, no paraba de moverme como una loca, gimiendo de placer y, con ello, apretaba y succionaba la polla que tenía en mi boca fuertemente.
La cabeza me era sujetada por el pelo y, no podía sacarla y, de lo que entraba, a veces, tenía incluso arcadas, porque me golpeaba la polla en la campanilla de lo dentro de mi boca que la tenía.
Todos gemíamos de placer y, el chico que estaba sentado frente a nosotros, con el espectáculo se había vuelto a recuperar, teniendo la polla nuevamente al alza, dura y tiesa, y se la tocaba acariciándose una y otra vez.
El chico que me la tenía bien clavada en mi rajita, comenzó a gemir fuertemente, diciendo que no podía más, que me iba a llenar de leche enterita, el agujero que él ocupaba, para que tuviese los dos agujeros bien repletos de semen como una buena zorra merece tener.
Ufffff, sentía las descargas de vaciado de los testículos inundándome entera de leche, era delicioso, ese calor y esos borbotones me daban tanto placer, que comencé a tener otro orgasmo.
Mi rajita comenzó a llenarse y, a emanar semen por los laterales de la cantidad que ese chico estaba echando, estaba inundada completamente, pero aún faltaba el tercer muchacho.
Este animado por la corrida de su amigo, comenzó a emanar leche dentro de mi boca y, yo como una puta obediente comencé a tragar leche una y otra vez, que sentía salir a raudales, mientras mi garganta iba recibiendo y, mi boca se llenaba degustándola.
Uffff, esta zorra traga de verdad leche, le escuché comentar, provocándonos a todos mayor excitación aún.
Con todos mis agujeritos bien llenitos me encontraba satisfecha y feliz, y el primer chico que se corrió, recuperado completamente, se acercó a mi masturbándose y, diciendo, pero esta putita tendrá que tener leche por todo su cuerpo también, no toda la va a tener dentro de sí, y, apuntando hacia mi, le llegó el orgasmo, volviendo a soltar otra descarga de leche, sobre mi cara y mis tetas, que con delicia y acariciándome, iba restregando por todo mi cuerpo, chupando mis dedos, mezclando el sabor de una con la anterior, y mis dedos se fueron a mi clítoris que, mezclando la leche que llevaba en la mano, con la que aún quedaba dentro de mi rajita, me rozaba provocándome el último orgasmo, a la vez que los chicos me besaban en la boca en señal de disfrute.
Nos despedimos al llegar a Barcelona, la noche había sido muy provechosa y, la cinta iba bien grabadita para esperar a mi maridito.