Un par de tetas

primoned

Virgen
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Viajé a Santiago a continuar mis estudios universitarios. Me costó mucho conseguir un lugar donde quedarme, ya que querÃ*a algo cerca de la universidad, pero ya todo estaba copado. Me interesaba un departamento, pero al no encontrar ninguno, me tuve que buscar una pensión. Un compañero me dio el dato que en la casa de su abuela, tenÃ*an una pieza que me la podÃ*a arrendar. Nos fuimos a la casa de su abuela y cerramos el trato.

Su abuela de unos 45 años, era una mujer grande. Debe medir un 1.75, bastante corpulenta y con un busto increÃ*ble, sin quedarme corto, pienso que serÃ*a talla 120, eran monstruosamente grandes, y su culo, andaba por las mismas.

La casa era grande y vieja. Con muchas piezas, pero el único que arrendaba era yo. El abuelo, de unos 70 años, era un viejito flaco, enfermo, sordo y que casi ni se sentÃ*a en la casa, a diferencia de ella que era muy conversadora.

Desde un principio la señora me tomó cariño y me regaloneaba como si fuera su nieto. Me preparaba cosas ricas para comer etc.

Fue un dÃ*a en que volvÃ*a de la universidad con unas ganas increÃ*bles de ir al baño. En mi apuro, no alcanzaba a llegar al baño del fondo donde me correspondÃ*a, a si que me metÃ* en el baño del principio y cual fue mi sorpresa al entrar al encontrarme a la Sra. con todo el culo al aire, levantándose de la taza. La imagen me dejo helado. Nos quedamos mirando ambos, de repente reaccioné, pedÃ* disculpas y me fui al otro baño.

Me daba vergüenza la situación que habÃ*a vivido, sin embargo el culo de la Sra. Me dejó empalmado todo el dÃ*a y no tuve más remedio que desahogarme solo en la noche pensando en ese culo.

Al otro dÃ*a, llegué a tomar desayuno. La Sra. me saludó y me empezó a servir. Yo la miraba de atrás y me recordaba ese tremendo culo que habÃ*a visto el dÃ*a anterior, ahora si tapado con una falda larga. Al agacharse al servirme la taza, pude ver como sus tremendas tetas se juntaban. Me dejó muy caliente y estuve pensando en ese par de tetas todo el dÃ*a en la universidad.

Me morÃ*a de ganas por chupar esas tetas a mi antojo, mmm, estarÃ*a horas y horas chupando esas monumentales tetas, pero no se me ocurrÃ*a nada.

En la universidad, entraba a esta página, y leÃ* muchas historias tratando de sacar alguna idea, pero nada. No podÃ*a mostrarle alguna historia caliente, o dejar alguna foto en mi PC por que en la pensión no tenÃ*a. Tirarme de frente, ni pensarlo por que ni siquiera me habÃ*a dado una mirada, aparecer con mi verga parada dentro de mis short, tampoco por que estaba el viejito.

AsÃ* transcurrió un año entero. VolvÃ* a mi ciudad, pasaron las vacaciones de verano, y volvÃ* nuevamente a la pensión. Continuábamos solos los tres. Fue un dÃ*a viernes en que estaba haciendo un trabajo con el nieto de ella. Él tenÃ*a que traerme parte de su trabajo, pero lo habÃ*a dejado en su casa. Me dijo que hoy me lo llevarÃ*a a la noche a la pensión, como estaba de cumpleaños su abuela, irÃ*an a visitarla. Yo no tenÃ*a idea.

Al llegar la saludé y le di un abrazo por su cumpleaños, asegurándome, obviamente, de sentir bien apretaditas las tetas contra mi pecho. Eran como las nueve de la noche cuando llegó su hijo con su señora y su nieto (mi compañero). Él me pasó el trabajo y estuvimos cenando y bebiendo hasta las 11 de la noche. Luego ellos se fueron. El abuelo habÃ*a ido a acostarse hace rato, ya que no se sentÃ*a muy bien. En fin, nos quedamos los dos solos conversando. El hijo le habÃ*a llevado una botella de vino. La cual solo quedaba un poco.

- Estaba tan rico el vino, hacia tiempo que no tomaba, lástima que se acabó, quedé con gusto a poco. - Si quiere yo voy a comprar uno a la esquina. - No, ¿cómo se te ocurre? - Pero no se preocupe, es su cumpleaños y hay que celebrarlo, me levanté y fui a comprar otra botella a la bodega de la esquina.

Seguimos con la otra botella, conversando de cualquier cosa. De repente me doy cuenta que ya el vino estaba haciendo efecto. Yo lo mezclaba con coca cola, para hacerlo cundir, mientras que ella lo tomaba solo.

Al poco rato, se le empezaron a enredar las palabras y me dijo que se sentÃ*a mal. La ayudé a pararse y apenas me la podÃ*a. Me dijo que la llevara al baño que querÃ*a vomitar. La tomé de la cintura y no sin grandes esfuerzos la llevé al baño. Se arrodilló delante de la taza y vomitó todo. La ayudé a pararse y por primera vez le agarré las tetas, para ayudarla. Ella no lo notó. Luego la acomodé en el lavamanos, para que se enjuagara la boca, mientras yo la afirmaba de la cintura y me apoyaba con toda mi verga en su culo.

Salimos del baño y me dijo que la dejara un rato en el sofá para reponerse. Quedó sentada y se durmió al instante. Yo le hablaba y la movÃ*a, pero nada, estaba completamente borracha, la movÃ* más fuerte y nada, era mi oportunidad. Le desabroché la blusa y me encontré ese tremendo par de tetas que hacia tiempo me tenÃ*an caliente.

Sin pensarlo dos veces, le subÃ* el sostén y me encontré con dos hermosas tetas, enseguida empecé a chuparlas, eran exquisitas, grandes, blancas y con un pezón grande y negro. Las debo haber chupado como media hora, es más, me acosté en su regazo y con las tetas sobre mi cara, me empecé a masturbar. PodrÃ*a haber tratado de subirle el vestido para comérmela completamente, pero estaba demasiado ajustado y no querÃ*a abusar de mi suerte.

Terminé mojando toda mi polera. Me levanté, fui a la cocina y me limpié. VolvÃ* le acomodé la blusa y traté de levantarla, pero me fue imposible, a si que opte por taparla con una manta e irme a mi dormitorio. Al otro dÃ*a me levante y fui a la cocina. Al pasar por el ******, noté que ella ya no estaba. A la hora de almuerzo, transcurrió sin ningún comentario. Ella se notaba que aún le dolÃ*a la cabeza por la resaca del dÃ*a anterior.

Pasó como una semana, eran las cuatro de la tarde, y mientras ella lavaba ropa, yo me acerqué a conversar fumándome un cigarrillo.

- Sra. MarÃ*a, no me ha contado como lo pasó la otra noche, el dÃ*a de su cumpleaños. -¡Ni me lo recuerde, que me da dolor de cabeza! Nos reÃ*mos. - En todo caso, lo que pasó después, no estuvo nada de mal. Yo quedé helado, no sabÃ*a que contestar...

- ¿O usted cree que estaba tan borracha para no darme cuenta que se propasó conmigo?

Yo seguÃ*a helado.... que contestarle...

- La verdad no se que decirle, pero el alcohol me hace hacer cosas que no harÃ*a bueno y sano. - No se preocupe, si no me molestó, al contrario, me gustó mucho... hacÃ*a tiempo que no me hacÃ*an sentir como mujer.

Yo estaba rojo de vergüenza.

- Disculpe Sra. MarÃ*a, no volverá a suceder. Ella se rió y me dice, que lástima, que no volverá a pasar... -¿de verdad, le gustó? - Si, y no me molestarÃ*a que vuelva a ocurrir. - Es cosa que usted me diga y yo estaré feliz de volver hacer que usted se sienta deseada. - Es más, si usted quiere, podrÃ*amos ir ahora a la pieza del fondo, ya que mi marido duerme la siesta, sin pensarlo dos veces, le dije que si. - Vaya usted y yo lo alcanzó.

Me dirigÃ* rápidamente a la última pieza del patio, ella, dejó el lavado, entró a la casa y como a los cinco minutos sale con dirección a la última pieza. Al llegar, yo trato de cerrar la puerta, pero ella me dice que no. Se apoya contra la pared y de levanta la polera, sorpresa mÃ*a que ya venia sin sostenes.

- Tome mijito, son todas suyas, desesperado se las empiezo a chupar mientras ella me acaricia el pelo. Luego de una buena sesión de chupada de tetas, me levanto y trato de besarla, ella me dice que no.

Mis manos se apoderan de ese tremendo culo que también me quitaba el sueño. Meto una ano por de bajo de su falda, siento su tremendo culo blando entre mis manos, trato de bajarle la falda y me dice que no, trato de subÃ*rsela y también me dice que no.

Le acerco su mano a mi verga y también la rechaza.

- No cariño, solo quiero que me las beses, pero de ahÃ*, nada más. No hubo caso, no se dejaba nada más que chupar las tetas y tocarle el culo. Luego de esa sesión tuvimos varias más, pero nunca llegamos más allá de eso.

Casi todas las tardes, yo esperaba que su marido se fuera a dormir, le hacÃ*a una señal, me iba a la pieza del fondo del patio, ella llegaba, se desabrochaba la blusa y me dejaba chuparle las tetas y tocarle el culo hasta que me corriera, eso sÃ*, siempre dentro de mis pantalones.
 

Aang Ryuu

Virgen
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Wow, no se, pero este relato me encanto, a pesar de que no se llego al sexo, no se algo diferente. Bien.

Saludos.
 

roman74

Pajillero
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:thumbsup::thumbsup:BUEN TEMA:thumbsup::thumbsup:
 
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