Un Hija Preocupada por su Padre 002

heranlu

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Sabía que si aceptaba esto, estaría en otro nivel a un paso de cogérmela. Solo desvío la mirada pensativa y como intuyendo que algo iba a pasar y que aunque se resistiera no había marcha atrás. Solo hizo un gesto de negación con su cabeza y rió disimuladamente sin verme a la cara. Lo sabía, ella lo deseaba, pero era natural su resistencia. Hubo un silencio y luego se atrevió a hablar:

Es que con nadie he hecho eso, nunca mi esposo me ha pedido tal cosa. El piensa que es algo sucio y de mal gusto, sin embargo tengo curiosidad y miedo. Eres mi papá y no estaría bien…

No, no pienses eso, el placer y el sexo son eso nada más, ahora yo te lo digo, no te niegues a algo que no conoces.

Hay algo… no sé que tienes, nunca imagine llegar a esto contigo, ahora me siento nerviosa, no sé…pero solo eso… no más, por favor papi.

Mi rostro ardía de deseo, me quedé sin habla de cómo mi nena me pedía lengua sutilmente. Estaba tan emocionado que mi cara se ha de ver visto conmocionada, fue hasta ese momento que hice conciencia de que permanecíamos desnudos, negociando nuestro placer, entonces me adelante a decirle antes de que se retractara:

Por favor nena ponte de pie aquí en la cama, sube tu pierna derecha en la cabecera (es alta), inclínate un poco hacia adelante y acércate a la orilla. (De esta forma su culo quedo ligeramente expuesto y su panocha en un ángulo excelente para la exploración). Le continué diciendo: Piensa que es una cita al ginecólogo y que te va a examinar con un aparatito mojado que te va a gustar.

Hay papi, que imaginación tienes. (Y se colocó en la posición que le indique)

A ver vamos a ver –le dije-

Hincado, detrás de ella, empecé la inspección, ahora yo mismo abrí sus labios mayores, observé nuevamente y no resistí colocar mis labios por encima de ellos, como si realmente los besara y sin sacar mi lengua, pidiendo permiso para entrar en esa área prohibida, me retiré un poco y los abrí, pude notar por fin cierta humedad en la intimidad de sus labios menores, al abrirlos un poco más noté algo viscoso y transparente como se asomaba, e inicié un juego de palabras que aceptó muy bien, por lo que empezamos a jugar al ginecólogo:

Pero señora Rosario ¿que es esto? – y en ese momento toqué y probé con la punta de mi lengua el precioso líquido que destilaba esa hendidura, luego me separe para saborearlo, mientras ella suspiro un poco y me dijo:-

No sé, es por eso que necesito que me revisé, por que a veces me pongo nerviosa y siento raro e incomodo en esa parte, ¿por qué será doctor?

Es muy normal a su edad y se arregla sacando lo más posible de él, con el instrumento de inspección, ¿me permite?

Por favor hágalo con cuidado, es algo incomodo.

Y en ese momento metí lo más que pude mi lengua, mi nariz chocaba con su ano, le daba pequeños piquetitos con mi lengua a su vagina y también la metía totalmente moviéndola de un lado a otro dentro de ella. No pudo contenerse y empezó a mover sus caderas y a hacer jadeos bastante calientes, para facilitarme la tarea use mis dos manos abriendo sus nalgas para succionar el néctar prohibido. Ella misma restregaba su vulva en mi cara, y acaloradamente me dijo:

¡No sabía que supiera una exploración así!, se siente bien…

Si mi reina es delicioso y he leído que si tú me lo haces al mismo tiempo puede ser más, ¿te gustaría?

Acuéstate papi…



Entonces lo que siguió es que nos acomodamos para iniciar un 69. Sabía que a estas alturas el resto sería más sencillo y si mi hija seguía teniendo curiosidad, terminaría mi verga en su interior, eso me volvía loco, ya que su vagina se veía algo estrecha y ya podía intuir el calor de sus entrañas y una fuerza deliciosa presionando mi pene. Me recosté y quité todo lo que me estorbara, ella ya estaba en cuatro lista para colocarse nuevamente encima de mí, obviamente con su cabeza invertida, yo sentía mi barbilla húmeda del tratamiento anterior que le había propiciado, no me limpie, cuando estuvimos listos volví a hundir mi lengua entre sus labios y al mismo tiempo abría sus nalgas para facilitarme la tarea. Ella solo tomo mi verga y subía y bajaba lentamente su mano, probablemente la observaba, por lo que le dije:

Vamos Rosario, chúpame hijita.

Y en silencio hundió un poco de mi verga en su boca, prácticamente la cabeza, se daba una buena idea de cómo hacerlo, ya que según lo que me comentó no lo hacia a menudo al menos con su esposo no, tal vez antes de casarse tuvo alguna aventura. Me separe un poco y observe por debajo de su cuerpo como mamaba solo mi cabeza, como aguardando el resto para el plato fuerte. Yo regresé a lo mío, pero sentía que no podía sincronizarse conmigo, cuando sobaba su clítoris con mi lengua y la hundía, ella se separaba un poco y respiraba, hasta que finalmente dijo:

- No puedo papi, la sensación es muy intensa o me chupas o te chupo, pero no al mismo tiempo… definitivamente es muy placentero… es delicioso.

- Está bien, déjame hacerlo solo a mí (así que seguí paladeando tremendo manjar algunos minutos más hasta que le pedí otra posición, mientras ella solo bajaba lentamente su mano en mi verga, haciéndome una ligera masturbación.

- Rosario, por favor colócate boca arriba, con las piernas lo más atrás que puedas, dóblalas y échalas hacia atrás.

Obedeció al instante se recostó y tal como se le pedí subió sus piernas flexionadas a lo alto y hacia atrás de ella, de ésta forma tuve un nuevo ángulo de su vulva, quedaba completamente expuesta y cerrada a mi merced. Tome sus pequeñas manos para colocárselas justo donde flexionaba sus deliciosas piernas, así no se cansaría tanto. La visión era estupenda, su cara colorada y traviesa me veía con una sonrisa tenue, su cabello se perdía entre la almohada alborotado y mordía un poco su labio inferior. Su vulva me decía cómeme, me incliné para mirarla mejor, ella no perdía ni un detalle de mis acciones, había un silencio morboso flotando en el aire, abrí sus labios mayores y volví a ver el cielo, hermoso. Le volví a pedir:

Amor, abre tus labios con tus manos, quiero verte. Me dijo:

Así (y me mostró ella misma el interior de su vulva, jalando con ambas manos sus labios mayores, era estupenda la visión).

Si, así mi amor (y volví a hundir mi lengua y mi cara en su interior, sus jugos no dejaban de producirse, deliciosos, mi lengua ahora era un pequeño pene que la penetraba furiosamente y ella me sujetaba de mi cabeza sincronizando los movimientos).

A estas alturas ya no podía esperar, quería estar dentro de ella, así que se me ocurrió solicitarle que me mamara para ver si se le antojaba un poco más y hacer más sencilla su disposición para el siguiente paso, me separe de ella y le dije:

- Por favor amor mámame ahora tu (y me adelante a ponerle mi verga cerca de su cara, ahora ella permanecía boca arriba con sus piernas extendidas a lo largo de la cama, colocó una almohada bajo su cabeza para tenar más altura y yo de rodillas frente su cara).

La colocó en sus labios, la beso, la puso a lo largo de su hermosa cara y con dificultad tragó la mitad, la llenó completamente de saliva y la recorría con sus dos manos y su respiración era de evidente excitación, creo que sirvió mi plan, a ella le encantaba mi verga, mientras me mamaba con los ojos cerrados yo la veía, mientras ideaba sensibilizar más su calentura para poseerla, hasta que se me ocurrió comentarle:

Hija ¿eres estrecha de tu vagina?

¿Por qué papi? (se separo un poco de mi verga para contestarme mientras la sostenía)

Por que recuerdo que cuando tuviste a tu hijo, comentaste que había sido por cesárea y yo nunca te pregunte por que razón.

Si, esa es la razón soy estrecha y para no padecer, ni cansar al bebé me recomendaron eso.

Pero no hiciste ejercicios para abrir más tus músculos y tener flexibilidad.

Si los hice, pero aún así… papá sé por donde vas… no quiero hacerlo contigo,… no es correcto… solo quiero que te vengas y terminar yo también, estoy muy excitada, te voy a seguir mamando hasta que te vengas y después me vas a tener que ayudar con tus dedos, no puedo más.

Tranquila mi pequeña, yo creo que ese marido que tienes nunca te ha hecho el amor como se debe, no me digas si estoy o no en lo cierto, ahora yo quiero ayudarte… si esto te esta gustando, no tienes por que huir de él, yo te ayudaré a venirte también, pero yo creo que lo correcto no es con mis dedos, ni me lengua, tu necesitas otra cosa…

No, no lo necesito… (y veía mi verga colgando entre mis piernas, como aterrada a aceptar que no la deseaba).

Dime la verdad, ¿tu marido tiene algo como esto? (Se quedó en silencio y luego contesto)

No, pero no es lo más importante en un hombre, el me llena totalmente.

Si y yo no lo dudo, ni niego que se amen, pero mira, si tu no quisieras continuar ya te hubieras levantado desde que iniciamos y te hubieras ido, no quiero que lo hagas ahora, escúchame, ni tu, ni yo sabíamos que íbamos a llegar a esto, a mi hasta se me había olvidado el dichoso masaje, han sido las circunstancias y ambos tenemos necesidades muy grandes. Déjame adivinar, tu marido tiene algo de dimensiones suficientes y en tu subconsciente has deseado algo diferente.

Pues… si, el es lo mejor, sin embargo cuando lo hemos hecho siento que queda algo en mi aún por explorar, siento que desde mis anteriores experiencias que fueron dos antes que el, fue así, entonces hace rato que te vi, no lo podía creer… yo no lo buscaba, lo juro, yo te amo y te quiero ayudar, pero no quiero hacer algo monstruoso y que después me arrepienta. (Esto último lo dijo casi a punto de llorar, así que la abrace)

A ver, a ver, no es para que te sientas así. Hija, cuantas veces te he dicho que si quieres ganar a veces hay que arriesgar, solo es placer, no te compliques, yo jamás te haría daño, si tienes ganas de probarlo, hazlo.

No sé, estoy muy confundida…

Y caliente también, con tanto jugo que he visto y tú mirada tan expresiva. Mira, te voy a proponer algo, sé que el placer en la mujer aumenta cuando el órgano sexual masculino es ancho y abre más sus paredes, sobre todo la entrada que es donde realmente sientes placer. Permíteme colocar solo mi glande en tu entrada y comprobamos que tan cierto es lo que te digo.

No papá, si estoy muy caliente, pero te repito no.

Está bien, entonces terminemos esto. Solo dime, dijiste que lo que tenía era muy grande, sin embargo yo veo tu vulva grande también tus labios son deliciosos y grandes, déjame colocar mi pene cerca de tu vulva para ver si se ve grande al lado de ella o se ven compatibles. De lado lo probaremos con el espejo de frente

No cedes papi…

Yo sabía que me vería más grande, solo quería usar esto último para tratar de cogerla de una vez por todas. Así que nos acercamos al espejo en la orilla de la cama, me coloque detrás de ella pero de lado, sentía nuevamente su respiración, nos acomodamos bien y mi verga salto de entre sus piernas, ella la tomo, como para prevenir algún accidente mientras yo levante una de sus piernas al aire para presentar su sexo libre al espejo.

- Papi, esto va a ser todo… ¿ya ves que te ves enorme?

Hay mi pequeña, solo déjame rozarte con mi verga tu pequeña vulva y de una vez descartamos si se ve muy grande al lado de ella, solo déjame frotarla así…

Entonces muy lentamente con mi mano guié mi verga y con mi glande empecé a darle un ligero masaje a su clítoris, obviamente el resto de mi verga lo que sería el tronco tocaba también el resto de su vulva, sus labios mayores. Ella estaba estática, con los ojos muy abiertos y apoyada en uno de sus codos y el tronco de su cuerpo estaba ligeramente levantado, observando por medio del espejo los roces de mi pene en su vulva, sin perder detalle, sentía muy húmeda su raja, hasta que decidí atreverme:

Amor, esto es lo que te decía hace rato (y coloqué mi glande en la entrada de su vagina, apenas le abría sus pequeños labios, tenía que hacer un poco más de presión para que mi glande se perdiera en su interior, pero primero quería observar su reacción)

¿Ah sí?... este… de verdad es muy grande… tal vez sí… (ésta era mi oportunidad debía arriesgar ahora todo, estando confundida y excitada, no podría resistirse, el espejo me ayudaba a que ella se calentara más)

Sí, tal vez si estuviera así… (y empujé mi cabeza en su interior, con un poco de dificultad avancé, pero no titubeé, soltó un pequeño suspiro y no opuso resistencia. Estaba mi cabeza adentro por fin, la sensación era deliciosa, sentía sus pelos picando precisamente donde se perdía mi glande). Me dijo:



Ahh…estas… muy ancho, me siento… diferente.

¿Pero te gusta Rosario?

… pero no es correcto, es que cuando se ha visto que el buen papi haga esto con su hijita… no. (Pero no se quitaba, sus pupilas estaban dilatadas, sus mejillas seguían coloradas, sus jugos me mojaban ya el tronco y su vista seguía clavada en el espejo, como si posara para una escena porno y ella misma pudiera observarse en la misma grabación, yo sabía que no había retorno, me la iba a coger, de hecho ya había empezado, solo debía tener calma, su excitación estaba al borde y el jueguito también a mi me gustaba, de un empujón me hubiera hundido en ella, sin embargo quería que lo disfrutara a lo máximo, tanto como yo).

Yo creo que te gustaría que yo fuera un poco más adentro, por que imagínate, sentir eso mismo pero en toda tu vagina y hasta lo más recóndito de ti y en un vaivén lento o rápido, ¿qué dices? (y la voltee a ver a la cara, me sorprendía mi control, estaba caliente pero tenía absoluto control, y eso sabía que la volvía loca, probablemente el que me haya hecho venir me relajó y controlo. No decía nada solo se contemplaba, hasta que me dijo:)

Si ahora lo empiezo a creer… que… sí.

Y con ésta pequeña aprobación empecé a sumergirme en ella, lentamente. Yo sé que la entrada de la vagina en la mujer es lo más placentero, así que en éste punto me deleite mucho, mi glande hacía mucha presión en sus paredes, sentía así mismo las contracciones que hacía con su vagina, apretaba el primer tercio de mi verga como si lo quisiera ordeñar, empecé avanzar a su interior, de una forma lenta pero segura, hasta que estuve totalmente adentro de ella, era delicioso el calor de su sexo, sentía como pulsaba, ella apenas había respirado un poco más rápido, y ahora cerraba sus ojos, como aceptando comerse esto que le ofrecí y yo aún permanecía inmóvil, le dije:

- Y bien… ¿qué opinas?, estoy dentro de ti…

- Me siento llena, como nunca lo he estado, todas mis paredes tienen contacto, es una sensación muy dominante… me siento tan excitada… no me preguntes más y muévete… hazme explotar.

Y entonces empecé a moverme primero lento y después más rápido, hasta que mi cadera estaba fuera de control por los movimientos, empezaron a salir de su pequeña boca, deliciosos quejidos que me volvían loco, ahora yo sujetaba su pierna y mi verga invadía de una forma violenta su pequeña vagina, mi mano tocaba su clítoris, lo cual la enloquecía, el espejo ya no lo observábamos, estábamos concentrados cada uno en nuestro propio placer. Me salí de ella y le pedí que me montara. Me acomodé apuntando mi verga hacia el techo y me sorprendí mucho al ver como no se iba a sentar como convencionalmente se hace, sino que se puso de pie en la cama, de frente hacia mi, colocó sus pies a los laterales de mis gluteos y empezó a descender en cuclillas, como si ejercitara una sentadilla, tomé sus manos para ayudarle a guardar equilibrio y cuando hizo contacto con mi verga, con una de sus manos lo guió directamente hacia la entrada de su vagina, y nuevamente ambos nos deleitamos mucho con la introducción de mi glande, subió y bajó un par de veces en esa primer parte y después empezó a tragar el resto con más rápidez, dio varios sentones en lo que considere más excitante de éste encuentro con ella, (quien ha disfrutado de ésta posición sabe que es muy placentera, sin embargo no se puede mantener por mucho tiempo por obvias razones, no es muy cómodo para ellas, no tienen equilibrio, que fue lo que exactamente le paso a mi pequeña) después se incorporo con sus rodillas a los lados de mi cuerpo, descansando más la posición, controlando totalmente la penetración y haciendo movimientos hacia atrás y hacia delante, no dijimos mucho en éste lapso de tiempo, solo los sonidos naturales de una cogida tan placentera.

A veces se quedaba en la parte más alta y de momento se dejaba caer hasta lo más profundo de ella, cuando estaba totalmente dentro, apretaba los ojos, después me comentó que hubo un momento que se mareo un poco y vio como estrellitas. Su orgasmo vino de una manera tan salvaje e inesperada para mi, de repente acelero más sus movimientos, hizo círculos y movimientos hacia atrás y hacia delante y gritó que no podía más, me apretó fuertemente las muñecas y como si estuviera sufriendo se convulsionó un momento, a mi parecer nada corto.

Por mi parte también tenía mi venida en la puerta, por lo que después de que se relajó, le pedí que se colocara agachada en cuatro y después de jugar un poco nuevamente con su entrada vaginal y mi verga, en unas cuantas embestidas me vine abundantemente. No usamos condón por lo que mi leche le salía abundantemente por su hermosa vagina, que quedó levemente abierta, como atestiguando que algo grande la había abierto y le había dejado sus pequeños pétalos expuestos. Le ayudé a limpiar mis restos de líquido combinados con los de ella, no la notaba arrepentida, al contrario notaba cierto brillo en sus ojos de felicidad, yo estaba algo preocupado por embarazarla, sin embargo después me confirmó que usaba el dispositivo intrauterino y que de todos modos compraría un tratamiento para prevenir cualquier imprevisto.

Mientras nos vestíamos, me comentó que el contacto piel con piel, no tiene comparación y que había disfrutado enormemente éste encuentro. Me juró que no lo había planeado, que solo quería darme un masaje, sin embargo la presente ausencia de su marido por razones laborales y su curiosidad dieron paso a lo que experimentamos. Me dijo que sería nuestro secreto y que nunca más lo volveríamos hacer, yo solamente la escuché y la miré fijamente, ella no soportaba mi mirada y con un poco de nervios se rió, en eso mi nieto despertó y la llamó, por lo que ella me dejo un momento en la habitación. En unos minutos regreso con mi nieto, se veía hermosa, se despidió y me dijo que luego me hablaría.

Pasaron algunos días, nos llamábamos a veces para platicar un poco y mantenernos al día sobre trivialidades, sin embargo ya no tocábamos el tema de nuestro encuentro. La siguiente vez que vino lo hizo con su marido y una vez más vino con mi nieto, sin embargo solo vino a prepararme un poco de comida y con la excusa de un compromiso se marchó temprano.

Mi deseo sexual incrementó y ahora me masturbaba frecuentemente pensando en lo que viví con ella. Hasta que cierto día en una pequeña reunión con su madre volvió a suceder, ese día yo la notaba con mucha inquietud y en un momento en que su madre se alejó con el niño, le pregunté directamente:

Rosario, ¿te encuentras bien?

Completamente papi, ¿por qué?

Te veo algo… rara…

No… para nada… estoy bien, ¿tu te has sentido bien?... ¿satisfecho?.

Pues satisfecho no… por que lo que me regalaste fue algo de lo que uno no se satisface en un solo evento… bueno no me hagas caso, si estoy bien.

Hay papi, quedamos en que eso quedaría olvidado, no puede ser…

Pero ¿tu estás satisfecha?, ¿ha mejorado tu relación?

La verdad… no ha mejorado mi relación, mi esposo es muy ausente y poco preocupado por mí, pero me siento bien, debo entenderlo, el trabaja y está preocupado por nosotros, no debo ser desconsiderada.

No me gusta ese pensamiento, tu necesitas atención, no es desconsideración, ni egoísmo, tienes necesidades, sin embargo sabes que cuentas conmigo, yo te entiendo, quiero que sigas viniendo como antes, te has ausentado un poco, no hablaremos más de eso que acordamos.

Gracias papi, te necesito, si te necesito (y apretó con una de sus manos, mi mano).

Yo sentí como mi virilidad crecía, y al mismo tiempo vi como sus mejillas cambiaban de color. Me dijo permíteme, se levantó de donde estábamos sentados, se dirigió a la puerta, como buscando algo, pero más bien buscó donde se encontraba su madre y su hijo, los ubicó, vio como jugaban en el patio y regresó, pero antes sacó por debajo de su falda (que era algo pequeña y que la hacia verse tan buena), sus minúsculas pantaletas, emparejó la puerta, me llevó hasta un rincón en el suelo, me bajo el pantalón hasta las rodillas, tomó mi verga y en cuclillas dándome la espalda y en silencio, se empezó a dar unos deliciosos sentones, que me nublaban la mirada. Si oíamos un ruido se incorporaba e iba a verificar que estuvieran lo suficientemente lejos, para continuar, hasta que en uno de sus chequeos, no los vio, por lo que se apresuró a decirme que me levantará y me acomodara y como el baño estaba cerca y la verga la sentía a mil (no la iba a poder esconder si subían), por lo que me metí al baño y justo cuando cerré la puerta oí la voz de mi ex, que entró platicando con mi nieto a la pequeña sala, mi hija se sentó en uno de los sillones, simulando leer y argumentando que no soportaba el calor. Su madre se llevó a mi hija a la cocina, diciéndole que era hora de servir la comida. Me tranquilicé un poco y baje al comedor. Mi hija sentó a su madre y la convenció de que ella le serviría, mi ex aceptó y yo viendo la oportunidad le dije que la ayudaría, por lo que sin decir palabra al entrar a la cocina, me sentó en una silla del desayunador y observando por la ventanita de la puerta de la cocina y aprovechando que su madre seguía jugando con el pequeño, me empezó a cabalgar nuevamente en silencio, de momento se levantó para llevar algunas cosas y que su madre no sospechara, regresó y ahora se agachó y se abrió la vulva, la embestí furiosamente, tomó un trapo para no gritar en su orgasmo, que tuvo al mismo tiempo que yo. Después salimos y el resto de la visita transcurrió normal.

En otra ocasión se quedó conmigo toda la noche, nunca lo había hecho desde que se casó, y argumentando soledad en uno de sus viajes de su marido, cayó en mi casa. Acostamos a mi nieto en la habitación de a lado y en mi cama matrimonial, la que fue la cama de su madre y mía, hicimos el amor tres veces en esa noche, era de un viernes para sábado, los dos estábamos excitadísimos, tuvimos una gran sesión de sexo oral, diversas posiciones y cerramos con penetración anal, ella me lo pidió, para saber que se sentía y por caliente, fue una gran experiencia, cuando se la estaba metiendo me decía que su marido no la llenaba ni la mitad de lo que yo le hacía, que estaba enamorada de mi verga y que no podía parar, que me amaba con todo su ser. El niño a veces se movía y ella lo iba a checar, esa última noche fue de locura, también le confesé que yo tampoco puedo dejar de probarla, sus sabores, su calor, su tacto, su cara, toda ella me hacen sentir como nunca.​
 
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