Un Encuentro en un Gimnasio

heranlu

Veterano
Registrado
Ago 31, 2007
Mensajes
5,327
Likes Recibidos
2,367
Puntos
113
 
 
 
me llamo Paula, soy de Valencia, tengo 21 años y quiero, o más bien necesito compartir con todos vosotros la experiencia más importante y excitante que he vivido nunca, la cual ha hecho que cambie mi concepto de lo que significa la palabra sexo. Ahora tengo una dimensión del sexo que nunca antes hubiera podido siquiera imaginar. Pero vayamos por partes, me estoy excitando sólo de pensar lo que me ocurrió aquella noche.



No quiero dar una imagen equivocada de lo que en realidad soy, pues a pesar de lo que hoy os relato, soy una chica normal, no soy de esas que vive sólo para el sexo, ni lo pretendo. Mi vida hasta ese día era como la de cualquier estudiante universitaria, ya que estoy estudiando derecho. Voy a las clases por las mañanas y por las tardes, la gran mayoría de ellas las tengo libres. Es por ello, y aquí se puede decir que comienza mi historia, que decidí apuntarme a un gimnasio. La verdad que nunca me ha preocupado mucho mi imagen ya que no he tenido la necesidad, gracias a dios, o por mucha suerte, he sido dotada con un buen físico, de esos que os ponen tanto a vosotros, soy morena, mido 1´78, peso... bien soy bastante delgada, y lo que más me os gusta de mi cuerpo es mi culo, sí de siempre he sido deportista, y tales esfuerzos han dado ahora sus frutos, tengo un trasero muy bien moldeado, y sobre todo me encanta lucirlo, poniéndome pantalones lo más ajustados posibles, moviéndolo al andar...

Yo se que es la parte en que más os fijais de mi, y sobre todo por la facultad no me cuesta mucho encontrar a alguien que se queda mirándome el culo cuando paso. A parte de ello, gasto una 100 de sujetador, y NO, no me he operado por mucho que las guarras de mis amigas cuchichean entre ellas lo contrario. Pero si de una cosa estoy orgullosa de mi, y ya se que para vosotros, eso es poco importante, y que nunca prestais atención, es mi piel. Sí soy muy morenita, y NO, no hago rayos, es natural en mi, incluso en invierno soy mucho más morena que el resto de gente, y eso a mi me encanta, incluso verme desnuda frente a un espejo, y tocarme la piel, es con diferencia la parte que más aprecio de mi cuerpo.



Pero centrémonos, mi historia comienza cuando me apunte a un gimnasio. Yo la verdad no soy demasiado buen estudiante, y cuando llegan exámenes mis amigas se encierran como monjas, y no salen ni a tomar el aire por las tardes, eso yo no lo soporto, y así para no agobiarme, decidí apuntarme al gimnasio de mi barrio, lo habían abierto hace poco, es uno de esos modernos, que por cierto vale un paston, pero merece la pena.

Yo normalmente iba después de comer allá las cuatro, que es cuando menos gente solía ir, y hacía un poco de "Steps", bicicleta, pesas... lo de siempre, vamos lo que normalmente hace la gente en cualquier gimnasio, pero un día decidí meterme en los baños turcos, acababa de hacer 35 minutos de bicicleta, y estaba bastante sudada, quería relajarme. Yo nunca había entrado en un sitio como esos, en verdad no se muy bien para que sirven pues no creo que el hecho de sudar mejore tu condición física, pero bien decidí entrar para ver que era, antes de entrar me mojé la cara y el pelo con agua para refrescarme. Una vez dentro no se podía ver más allá de medio metro, la nube de vapor era muy densa, casi agobiante, pero transcurridos los primeros momentos, el agobió cesó, y me empecé a relajar. Estaba sóla, y hacía muchísimo calor, como en el gimnasio estaba prácticamente sola decidí quitarme la sudadera, y quedarme en camisa de tirantes. La verdad es que estaba sudando como nunca antes, y mis tetas empezaron a transparentarse por entre la camiseta interior, yo notaba como el sudor se resbalaba por todo mi cuerpo, me estaba empapando, era una situación excitante a lo sumo. No llevaba allí ni cuatro minutos cuando se abrió la puerta, y entraron me parece que unos seis chicos, iban en bañador, y no los había visto antes por el gimnasio, lo más seguro que fueran de un club de natación o waterpolo y se estuvieran entrenando en la piscina cubierta.



Yo me eche a un rincón, para que cupiésemos todos allí dentro, de repente vi como los que tenía a mi lado no hacían más que mirarme, y comentaban algo en voz baja con sus compañeros. No era difícil imaginar que se estaban diciendo unos a otros que se me veían las tetas a través de la camisa. Sois tan predecibles los hombres, muchos de ellos se acercaban a mi para verme, y luego desaparecían entre la nube de vapor. Decidí poner punto final a esa situación que para mi era tan embarazosa. Así que me dispuse a coger mi sudadera ponérmela y largarme de allí. Cuando comencé a buscarla, vi como un de ellos se iba del baño turco, pero eso a mi no me importaba, sólo quería mi sudadera, y largarme de allí, pero no la encontraba, pasaba por entre los chicos y estos se reían entre ellos, los hacía levantarse pero nada no sabía donde estaba mi sudadera. Hasta que al final uno de ellos me dijo:

- ¿Buscas esto?.

Me giré, y vi a un chico con el torso desnudo, y entre el vapor pude ver que tenía la sudadera cerca de su cintura. Yo creía que la tenía cogida con las manos, pero cual fue mi sorpresa que cuando la cogí de su cintura, descubrí que la estaba aguantando con su miembro, el muy cerdo, se había empalmado, y había restregado toda su poya en mi sudadera. Todos empezaron a reir, y yo noté que me estaba subiendo la calentura, me estaba mosqueando, y sobre todo estaba perdiendo el control de la situación. En esos momentos decidí irme lo más rápido posible de allí, me dirigí hacia la puerta, pero con las prisas y al abrir la puerta con mucha fuerza, no vi que había alguien intentando entrar a la vez que yo salir, me tropecé con él, y con ayuda del suelo mojado resbalé y caí al suelo. Todos se descojonaron de mi, el que me había hecho caer, entró, y con él cuatro más. Uno de ellos dijo:

- Así que esta el la tia que os está poniendo tan cachondos, pues si parece un poco retrasada, no sabe ni andar.

Sí seguro que el humo se le ha subido a la cabeza.- Dijo otro entre risas.

No, habrá sido la poya de Tomás, se habrá asustado de ver un gusano tan grande, seguro que no ha visto ninguno así en su vida.- dijo uno de los amigos a los demás.



Yo me estaba cabreando cada vez más y no se me ocurrió decir otra cosa que:

Sí, pero no como la zorra de tu madre que ve unas cuantas así todos los días.- Eso mosqueó de sobremanera al que había dicho el comentario.

Mira la muy puta, pero si sabe hablar.- dijo el mismo.

Lo que a ti te pasa es que hace tiempo que no tienes unas buenas poyas como estas a mano, que te hagan callar esa bocaza que tienes.- oí decir al que estaba en pelotas, mientras se la meneaba.

Quizá – dije yo – pero no serán la vuestras, que con lo salido que estáis seguro que os correis antes de que la abuela del betis se quite la dentadura para mamárosla.-



Ese comentario hirió el ego de más de uno, y se empezaron a oir comentarios como: vamos a demostrar a esta puta lo grande que tiene esa boca, seguro que a parte de la lengua le caben unas cuantas poyas. "Sí, que se joda esa furcia, lo que necesita es probar la dieta de los nabos".

La cosa se estaba empezando a desmadrar más de la cuenta, y yo ya no sabía si estaba sudando por culpa del vapor o por lo nerviosa que me estaba poniendo. El colmo fue cuando empece a ver que los que estaban cerca de mi se quitaban los bañadores, y se quedaban en pelotas, todos estaban sudados, y sus huevos muy húmedos, estaba cerca de la puerta, así que intenteé dirigirme hacia ella, pero el mismo de ante se puso delante mía, y dijo:

-No tengas prisa ahora putita, acaba lo que has empezado.-

No sabía muy bien cuanta gente había allí dentro, yo calculaba que sobre diez u once, ese humo no me dejaba distinguir a la gente, pero podí hacerme una idea de lo que estaba ocurriendo. Yo encerrada en una habitación más bien pequeña, y que no ayudaba a bajar los ánimos de los allí presentes.

No creia que se atrevieran a ir más allá de darme un buen susto, pero cuando uno de ellos me cogió las tetas por detrás, comprendí lo que iba a pasar. Esa manada de sementales no me dejaría irme por las buenas.

Decidí gritar, pedir ayuda, y así lo hice, pero estos baños estaban en el sótano del gimnasio, además la puerta la habían cerrado, eran las 15:25 horas por lo que poca ayuda podía recabar en esos momentos, y tan pronto comencé a gritar uno de ellos me cogió con fuerza de los hombros, por cierto me hizo bastante daño, y me arrodilló. En ese mismo instante otro me metió o mejor dicho me ensarto la poya en la boca. Era bastante grande, aunque no enorme, pero me la metió hasta la misma garganta, impidiéndome pedir auxilio. Mientras tenia la poya en mi garganta, yo creia que me iba a morir, no podía a penas respirar y el poco aire que tomaba era vapor irrespirable. De repente me dijo que si me portaba bien y jugaba con ellos, no me pasaría nada. Que era una situación que debía aceptar, la había empezado, y ellos la iban a terminar.



Sus palabras sonaron bastante convincentes para la situación en que me encontraba; así que cuando quitó su mástil de mi garganta, le mire a los ojos y asenti con la cabeza. Me puse a pensar que uno de mis mejores sueños eróticos no distaba demasiado de esa situación, así que me deje llevar. Esas palabras habían hecho que del temor a una violación pasará a sentirme realmente caliente, y no por el jodido baño turco, sino por la situación.

Todos se pusieron a mi alrededor, se quitaron los bañadores, y empezaron a pajearse delante de mi. Hacían un círculo realmente grande, entonces vi cuantos eran de verdad, eran doce tios, todos en pelotas, muchos de ellos y fue un detalle que me fije, tenían los huevos rasurados, es decir sin pelo. La imagen me ponía cada vez mas cachonda, yo allí en el centro, rodeada por más sementales de los que nunca había disfrutado. Ese momento idílico, no tardó en romperse, cuando se abalanzaron sobre mi como si fuera un trozo de carne.



Empezaron a sobarme todo el cuerpo, quitándome camisa interior que a esas horas era ya transparente. Me apretaban los pechos con sus manos, con sus penes, se pajeaban los mismos con ellos, etc... Había un gran descontrol y nadie sabía que hacer, así que me levante y me separe de ellos como pude, y les dije:

-Está bien, si vamos a hacer esto, hagámoslo bien, me vais a obedecer en todo lo que os diga, y aquí no sale nadie hasta que yo o diga.- Me puso a cien el hecho de dominar a esa jauría de animales en celo. Todos obedecieron sin rechistar, y cada vez estaba más mojada. Les mandé a cuatro de ellos que se tumbaran en el suelo, y que los demás esperaran su turno. No tardaron ni un segundo en hacer lo que les dije. En esos momentos aproveché para quitarme los pantalones cortos, y las braguitas, mostrándome en todo mi esplendor a ellos. Mi sudor me empapaba, y ahora que no tenía nada que lo atajara recorría libremente mi cuerpo, se deslizaba por entre mis pechos, bajaba por mis abdominales, resbalando por el "piercing" de mi ombligo, cayendo en una cascada sin freno hacia mi sexo, mezclándose entre mis fluidos, recorriendo mis piernas, mi culo… toda yo estaba excitada, ardiente, iba a explotar, sentía como todos me miraban y me deseaban, era una sensación insuperable, nunca antes la había sentido, y sólo la he vuelto a sentir una vez más.

Me puse de pie enfrente de los que estaban tumbados, me coloque a la altura de la cabeza de uno de ellos, con las piernas abiertas a ambos lados de sus sienes. De forma que podía verme el coño en primera perspectiva, las gotas de sudor que corrían por mi coño caían en su cabeza, eso me ponía cada vez más y más cachonda, así que estando de pie, y con la elasticidad que nunca había perdido sin flexionar las rodillas me agaché y empecé a comerle la poya a ese tío, dejando al descubierto mi culo y coño al resto de asistentes, que disfrutaban de una visión memorable de mi precioso trasero.

Mi pelo mojado me caia por la cara, pero no me molestaba para seguir haciendo la más increíble mamada que ese chico iba a recibir en su vida. Mi boca no dejaba de segregar saliva, la cual se resbalaba por el falo del chaval, yo de vez en cuando me retiraba y jugaba con los hilos de saliva que unían mi boca y su pene. Esta misma postura la repetí cuatro veces, ese baño nunca había estado tan caliente como lo estaba ahora, y yo sabía que sus inquilinos no aguantarían mucho más sin intervenir. Mientras estaba chupando la poya del cuarto tio, levante un poco la cabeza y les dije al resto de asistentes:

Me da igual lo que hagais, pero no quiero que se pierda ni una gota de vuestro semen en los rincones, si os correis, lo haceis por todo mi cuerpo, entendido.- Nadie contestó pero a ninguno se le olvidaron esas palabras.



Me giré y llame a uno de los presentes con un dedo, mientras no dejaba de mamar el rabo al tio del suelo. No tardó ni un segundo, cuando ensartó esa deliciosa poya en todo mi coño, noté que me venía un orgasmo casí de inmediato, estaba tan lubricada por mi sudor y flujos que pudo penetrarme hasta los huevos, sus envestidas eran frenéticas, acordes con el grado de excitación que los chicos llevaban. Estaba de pie, agachada chupando y chupando el pene de uno, mientras otro me estaba dando de lo lindo desde atrás. No tardó en correrse, ni él ni yo, casi de inmediato no tardamos ni tres minutos, cuando estaba a punto saco su rabo, y se pajeó sobre mi espalda y culo, noté como ese líquido, que a pesar de que a la gran mayoría repugna, a mi me encanta, se derramaba por mi espalda, remolinándose en mitad de la espalda.

Entonces me puse a cuatro patas, poniendo mi sexo en la cara del tio que permanecía tumbado sin rechistar, cuando volví a notar como otra poya me perforaba mi concha. Estaba tan y tan caliente, disfrutando de ya mi segundo orgasmo, cuando al chaval que se la estaba mamando explotó en mi boca, me tragué los tres primeros derrames de semen en mi interior, pero a mi lo que me gusta es disfrutar del preciado líquido por mi cuerpo, así que retiré la boca, y lo pajeé lo mas rápido posible con una mano, mientras que con otra le apretaba los huevos. Esto dio resultado, siguió corriéndose a borbotones cuatro o cinco descargas más que dieron de lleno en mi cara y pelo. El otro que me estaba invistiendo rapidísimas arremetidas finalizó a los segundos corriéndose sobre mi espalda y pelo.



Me levante y dispuesta a seguir disfrutando, me coloqué encima de otro de los nadadores que permanecía en el suelo, me metí toda su poya en mi coño, y llame a tres mas con las manos para que se unieran a la fiesta; uno de ellos ni lo dudó, se puso detrás de mi y me metió su poya en el culo, no era virgen de esta cavidad, por o que me puse a disfrutar de una sesión de sexo doble como nunca antes había hecho en mi vida, el semen de mi espalda, junto con el sudor, sirvieron de perfecto lubricante para que la penetración anal fuera más que satisfactoria. Mientras seguía haciendo sendas felaciones a los otros dos chicos que estaban a mi lado. Uno de ellos tenía el pene más grande que había visto nunca, grande no sólo por su grosor, sino también por sus dimensiones, seguro que más de 20 centímetros. No dudé en ensañarme con fuerza en él, y cuando estuvo lo bastante lubricado, le indiqué que me penetrara también por detrás. El compañero que estaba disfrutando de mi culo, se puso en posición sumo, es decir con las piernas flexionadas, dejando un minúsculo hueco para que su amigo disfrutara de mi. No lo dudo, me metió su rabo por el coño que estaba siendo ocupado por otro deportista, no sin mucho esfuerzo por parte de ambos. Ya que tal miembro necesitaba más espacio del existente para campar a sus anchas. Tras unos primeros momentos de incertidumbre, todos se acompasaron y me dejaron disfrutar de uno de los orgasmos más intensos de mi vida, la doble penetración vaginal, hacía que no quedará ni un centímetro de la misma que fuera parte del orgasmo mas brutal que había sentido hasta la fecha. El ritmo se aceleró cada vez más, y el chico al que se la estaba mamando, sacó su pene de mi boca y me regó con una más que generosa corrida, varios regueros de esperma y grumos blancos se estrellaron en mi cara, esparciéndose por la nariz, ojos frente, pelo, y boca, que fueron resbalando por mi barbilla y cuello, hasta alojarse en mis pechos, y derramarse varias veces sobre la cara de mi amante que estaba tumbado gozando de su turno.



Tras ello, mi penetrador anal, y vaginal se retiraron, se pusieron en mi cara y empezaron a meneársela con gran velocidad. El chico que permanecía debajo mio, también se zafó, y se puso frente mi cara, junto con los otros dos. Rápidamente dos compañeros suyos ocuparon su lugar, mientras los tres primeros eyaculaban en mi cara, pelo, y pechos, dejándome bien servida de semen; mi pelo arremolinaba gran cantidad de grumos, que hacían que se adheriera a mis hombros y espalda.



Acto seguido, me puse boca arriba, con un tio debajo mío, no tardé en meterme su nardo por el ano, mientras dejaba mis pechos regados de semen, al descubierto, las múltiples corridas, junto con el sudor, hacían que regueros de semen recorrieran todo mi cuerpo, esparciéndose por todos y cada uno de los poros de él, los ríos se unían en mi abdomen, y caían hasta el bello de mi sexo, donde se juntaba la gran masa de esperma. Yo cogí con las manos todo el que pude, esparciéndolo por todo mi cuerpo me llevé a la boca todo lo que pude. Alrededor mio, estaban todos y cada uno de ellos masturbándose, viendo como jugaba con sus jugos, mientras uno me reventaba el ano, y digo reventaba porque literalmente lo estaba haciendo, sus penetraciones me estaban destrozando el culo, partiéndomelo en dos, no tardaron mucho en unirse a la escena todos los que pudieron, una me penetró vaginalmente, ya que mi sexo les invitaba a ello, se puso flexionadamente sobre mi, mientras su nardo hacía todo el trabajo que me estaba haciendo perder la noción de todo, pero pronto la recuperé cuando un tercer inquilino se alojó en mi ahora más que dilatado ano. Esa doble penetración anal me elevo al orgasmo más grande intenso, y brutal que nunca he tenido.



Yo intentaba chupar las poyas de los que estaban a mi alrededor como buenamente podía, porque necesitaba de mi boca para expresar todo lo que estaba experimentando. Los que se masturbaban alrededor nuestro, se sucedían con ingentes eyaculaciones sobre mi. Iban sucediéndose una detrás de otra, en mis pechos, mi cara, pelo, cuerpo, o incluso dentro de mi ano, todos se retiraban una vez acababan de correrse dentro o fuero de mi culo, y pronto otros ocupaban el lugar. A veces m costaba incluso respirar, no por el vapor, sino por la cantidad de esperma que recorría mi cara, intentaba tragar el máximo posible, pero no daba abasto. Toda yo era una masa de esperma, y lo que más me excitaba, es que las múltiples penetraciones se lubricaban del esperma que recorría mi cuerpo e iba a parar a mis dos agujeros, ahora profusamente ocupados. Ese semen era parte de mi gozo, principio y fin del mismo. No se cuantos orgasmos me vinieron en esos momentos estaba totalmente descontrolada, borracha de ese líquido que no ansiaba mis ganas de seguir y seguir disfrutando.



No se cuanto tiempo estuvimos así, no creo que más de una hora por desgracia, pronto mis buenos amigos se quedaron sin reservas, y yo plenamente satisfecha. Al terminar estaba tan mojada, que me tuvieron que ayudar al andar, ya que no podía ni hacerlo, por allí donde pasaba, cientos de goterones, y ríos de semen que se desprendían de mi cuerpo marcaban la senda por donde había pasado. Me puse en cuclillas en las duchas de los vestuarios, y mi ano y vagina, desprendieron chorros de semen, que se perdieron por las cañerías del gimnasio, yo aun me entretuve jugando conmigo misma un poco , metiéndome tres, cuatro incluso la mano entera en mi vagina y ano, que estaban sumamente dilatados, que no fue apenas difícil realizar este tipo de penetración extrema, sin duda la única que después de una ración tan intensiva de sexo podía darme algo de placer; estuve sacando de mis entrañas todo ese liquido que me volvía loca, llegando a tener un último y apoteósico orgasmo más.

-Continuará
 

heranlu

Veterano
Registrado
Ago 31, 2007
Mensajes
5,327
Likes Recibidos
2,367
Puntos
113
 
 
 
Tras estar un buen rato duchándome, y limpiándome todos los restos que quedaban en mi cuerpo de aquella experiencia; sobre todo de los restos pegados en mi pelo,( es lo único malo que tienen estos tipos de relaciones), me fui del gimnasio con la sana intención de volver a mi casa, tumbarme en la cama y descansar hasta la hora de cenar.



Nada más lejos de mi intención a la salida del gimnasio un chico, con los que había pasado un rato tan agradable se me dirigió a mi y me dijo:

-Hola, me llamo Guille. – Si he de ser sincera, yo no me acuerdo de casi ninguna de las caras de los tipos que antes me habían hecho sentir una diosa. Ya que con tanto vapor era casi imposible reconocer a nadie. No obstante yo le contesté:

-Que tal? Yo soy Paula.- Lo ultimo que quería es que un calzonazos se hubiera quedado colgado por mi, ya que en esos momentos no necesitaba ni quería iniciar ninguna nueva relación después de un par bastante desastrosas. Nada más lejos de la realidad.

-Hola... es que después de lo que he visto antes,...- el chico estaba un poco nervioso.- bueno también disfrutado…

Yo le corté rápido.-Que pasa que nunca habías pegado un polvo y quieres repetir, pues te puedes ir olvidando, yo no soy ninguna puta, y si lo fuera me parecería más a tu madre.

-No, no me interpretes mal, no quiero nada contigo ni nada por el estilo, bueno más bien algo por el estilo sí, pero de otra forma.- Ese tio o era un poco tonto o lo rea mucho, no entendía nada de lo que me estaba diciendo.

-Bueno no se como explicártelo, sin que me interpretes mal, y sin que te mosquees. Te invito a una cervecita y mejor te lo cuento más relajados.



No se porqué pero el chaval, que encima no estaba nada mal, me estaba intrigando, así que acepté esa cerveza. Por el camino me estuvo contando que me había visto varias veces por derecho, que él también estudiaba en los naranjos, pero a mi no me sonaba su cara de nada. Cuando llegamos al bar reanudó la conversación, ahora él estaba más calmado, y la verdad, el chaval tenía su morbo.



-Lo que te quería comentar antes, pero no ser como decírtelo es… a ver como empezar… te he visto en el gimnasio que disfrutabas del sexo en grupo, y sobre todo que no le hacías asco, o mejor dicho que no te repugnaban las eyaculaciones masculinas, como a muchas mujeres les ocurre…

-¿A dónde quieres llegar?- ese tio me estaba empezando a enfadar, se creía que era una furcia o que?.

-Bien iré al grano, yo pertenezco a un club "Bukkake".

¿A un qué?- no tenía ni idea de que me estaba hablando, aunque luego descubriría que esta cita me cambió la vida.

Bien a un club que nos gusta practicar el sexo en grupo, más o menos.

-¿Y qué?

La cuestión es que este sábado tenemos una reunión en Valencia…

Sí y quieres que yo sea la puta del grupo.!!

No, bueno sí, pero no así es decir, si quieres puedes cobrar, pero normalmente la gente lo hace por gusto, y no irías sola, además te prometo que si te apuntas serías la reina.

Quien coño es la reina?

En esas fiestas normalmente el centro de atención lo capta una persona, ella es la reina, pero está ayudada por dos o tres doncellas, que se someten a todo lo que ella… además me harías un gran favor, si yo aporto a la reina ganaría bastante respeto con respecto a los demás socios. Es más todos los participantes, deben depositar antes de iniciar la fiesta un certificado médico de que están totalmente límpios. Además ya conoces algunos de los mismos, hoy los has conocido.



No se porqué pero me estaba convenciendo, sus palabras sonaban bastante bien, disfrutar del sexo sin ataduras, con garantías de higiene, y totalmente en el anonimato.

-Es más- me comentó- si en cualquier momento te sientes ofendida por la actitud de alguien con sólo decirlo, te puedes ir tú misma, o pedir que le echen.

-no se es que necesito pensármelo, no es algo que pueda decidirlo en un momento, dame un poco de tiempo.

-Mira, hagamos una cosa, la fiesta empieza el sábado a las 20:00 horas, si quieres venirte estate a las 21:00 horas en la puerta de este bar, yo pasaré por aquí, y si estás bien y si no lo comprenderé. Espero que si algún día nos vemos por la facultad me saludes y no hagas como que no me conoces. Bueno, adios.

-Adios- le contesté y sin mediar palabra se fue.

Yo me fui a mi casa, era martes y estaba hecha un lío, por una parte me atraía la idea de volver a experimentar todo el placer que viví en el gimnasio, pero por otro lado tenía miedo de descubrir una faceta en mi que no pudiese dominar, que había estado durmiendo todo este tiempo en mi y que ahora despertaría arrastrando toda mi vida con ella.

La verdad que la semana pasó muy lenta, tenía un examen el viernes de Mercantil II, claro y las horas de los días se volvían eternas, apenas estudiaba, mis amigas no salían de casa y ni me llamaban, y si lo hacían apenas hablábamos minutos.

Llegó el viernes y el examen lo suspendí, la noche del viernes no pude dormir, y el sábado fue lo peor, sin apenas comer, con un debate interior francamente desolador, se acercaban las nueve, y estaba hecha un lío, no se porqué, ya que tanto podía haber decidido ir como que no, pro al final me arreglé, y decidí probar esa experiencia de la cual el resto de mi vida estaré satisfecha.

Me puse un vestido negro, largo, con una apertura en la pierna derecha que llegaba hasta la cintura, este vestido siempre me había favorecido, ya que era muy ceñido y sabía resaltar aquellas partes de mi cuerpo que se lo merecían. Debajo me puse un tanga negro de hilos, de dimensiones bastante reducidas, y arriba nada, estaba en plena madurez física y me gusta resaltar mi figura al natural. Me maquillé, y cuando me quise dar cuenta eran ya las 21:00 horas. Suerte que vivo cerca de allí, estuve en el bar ese a las 21:08 Horas, creía que no me habría visto, y que pasaría de esperarme, pero no apenas llegué, las puertas de un Mercedes impresionante se abrieron, y allí apareció él.



-Hola Paula, creía que no ibas a venir? Menos mal, esto te lo agradeceré siempre- lo que no sabía es que iba a ser yo quien se lo agradecería para toda la vida.

-Hola Guille, ya veo como se lo montan tus amigos, menudo coche.

-Sí, a ellos igual que a mi nos gustan las mejores cosas, por eso tu te mereces esto y mucho más.



Entré en el coche, y nos conducíeron a las afueras de Valencia, a un Polígono Industrial de Quart de Poblet. Yo estaba bastante nerviosa.

-Tranquila, sólo tienes que disfrutar del momento, no tengas miedo a nada, si algo va mal llámame y todo se parará.- Sus palabras me tranquilizaron bastante, pero no tenía ni idea de dónde iba, y con quien iba a estar, y eso me preocupaba bastante.



Nos metimos por entre unas naves industriales bastante viejas, y cuando salimos a un descampado en el mismo estaba todo lleno de coches, y no de los baratos, sino más bien de gama alta, había como unos 70 u 80. Al fondo y donde me pareció que iba a ser nuestro destino, una nave industrial como cualquier otra. Ante la llegada del coche abrieron las puertas de la nave, y pude ver entre los cristales una fila de hombres en cola, habría MÁS DE 100!!! Guille me dijo que se estaban acreditando, y que por eso estaban allí. En esos momentos me entró el pánico, quería irme, pero otra vez Guille me tranquilizó, me dijo todo lo que necesitaba oír.



El coche paro y dos hombres nos recibieron, me saludaron y fueron muy amables conmigo, me llevaron a unas habitaciones que había en la parte de arriba, allí me presentaron a otras dos chicas,"éstas van a ser tus doncellas", me dijo el alto de los dos hombres. Se debieron fijar en mi cara y me quisieron tranquilizar:



-¿És tu primera vez?

-Sí- apenas pude decir otra cosa más.

-No te preocupes, yo me llamo Juan, soy el organizador de todo esto, soy el presidente del "Cream-Club", que es una asociación que se dedica a celebrar reuniones sexuales por España, para que nuestros socios puedan participar de las mismas. Ante todo quiero que sepas que estamos muy agradecidos de tu compañía, y que todo este "tinglao" se basa en el respeto mutuo. Así que no tienes nada que temer, si ves que no eres capaz de seguir, nos lo dices y Mónica o Marilia te sustituirán. Eres libre de quedarte o irte, pero yo te recomiendo que te quedes, será una de las experiencias que nunca olvidarás en tu vida.

Todo eso que me decía la verdad es que me tranquilizaba bastante, pero aún estaba muy nerviosa, claro con tanto hombre no se me ocurrió preguntar de que iba el tema, Mónica un rubia bastante imponente, con un busto de medianas dimensiones y con un cuerpo muy atlético me contestó:

-Hoy se reunirán cerca de 175 miembros del club. Todos ellos están unidos por un placer común: su atracción por el semen.

-¿QUÉ?- contesté yo.

-Espera, tranquila, no te alarmes- replicó Marilia- no vas a tener uqe tirarte a todos ellos sino que en eso nosotras te vamos a ayudar, eso sí tu serás el centro de sus eyaculaciones, ya que según ellos su máximo placer es ver a una señorita cubierta por litros de su preciado caldo. Muchos de ellos, incluso permanecen largas temporadas sin eyacular a la espera de esta cita.



Cada palabra que oía a la vez me aterraba, como que hacía sentir caliente, excitada, una mezcla perfecta entre pasión y nervios, que producía en mi cuerpo una hipersensibilidad fuera de lo normal. Estaba nerviosa, paro la simple idea de verme bañada por los cálidos flujos de todos estos hombres me estaba produciendo que incluso los labios de mi clítoris estuvieran empapándose.



-No te preocupes- me dijo Juan- todo el mundo se acredita antes de entrar aquí y para ello es necesario un certificado médico que acredite que no tiene ningún tipo de ETS. Bien prepárate nosotros os dejamos solas un rato, vendremos a las 22:00 horas para empezar con todo.



Ese tiempo de espera me pareció larguísimo, Mónica y Marilia no hacía más que darme consejos y palabras de ánimo, y sobre todo que disfrutara lo máximo posible.

Cuando llegaron las diez, puntualmente llegaron nuestros anfitriones, y nos condujeron a la parte de debajo de la nave. Estaba perfectamente acondicionada para el encuentro, en el centro de ella, había como una tarima de madera, la cual tenía forma de cuenco,, el suelo de la nave había sido cubierta de una moqueta, a estilo de césped artificial alrededor de ella una muchedumbre de hombres todos desnudos, se aglomeraban expectantes, y yo cada vez me sentía más excitada. Al igual que la otra vez, el sentirme centro de atención me ponía cachondísima, el explorar cual iba a ser mi límite, hacía que todo mi cuerpo estuviese preparado para disfrutar y gozar como nunca, de aquella noche que jamás olvidaré.



Las dos compañeras, Mónica y Marilia, me cogieron de los brazos y me llevaron a lo alto de la tarima, me pusieron en el centro de ella, la misma parecía ser como una bañera muy amplia pero de muy poca profundidad, apenas 10 centímetros. Allí arriba pude ver como en una parte de la nave había mesas preparadas con canapés y bebidas, parecía ser que la noche iba a ser muy larga.

Se encendieron unos focos y tras unas breves palabras de Juan, se cerró un discurso de presentación indicando que la fiesta podía comenzar. Tras ello Mónica y Marília dejaron caer sus vestidos al suelo, la verdad es que las dos tenían un cuerpo escultural, muy bronceado, yo creo que algo operado, pero eso era lo que menos importaba en esos momentos, ambas empezaron a acariciarse mutuamente, contactando sus pechos entre sí, lamiéndose los senos, el ombligo e incluso llegando a chuparse el clítoris la una a la otra. Yo nunca había participado en ninguna escena lésbica, pero en esos momentos si me lo hubieran pedido seguro que no me hubiera opuesto. Ambas tenían el chocho totalmente depilado, al igual que todos los participantes de la fiesta se habían rasurado adecuadamente sus partes, para prevenir posibles infecciones o transmisiones de bichitos molestos.

Con este prolegómeno más de uno de los participantes, se empezaron a empalmar, fue entonces cuando sentí que ese era el momento en el que no había marcha atrás. Dios mío!! Mentiría si dijera que no me excitaba esa situación, 175 hombres todos desnudos, la gran mayoría puestos a punto para realizar una de las orgías más bestiales que sin duda he conocido.

Tras unos breves momentos de calentamiento, Mónica y Marilia, se acercaron a mi, y con un sutil gesto, me quitaron el vestido, todos los hombres me estaban mitrando, y de no ser porque tenia el tanga de color negro todos hubieran notado lo mojado que estaba. Las que si lo notaron fueron mis doncellas, ambas procedieron a quitármelo de forma muy sensual, despojándome de la única protección que me quedaba contra toda esa muchedumbre. Acto seguido, Marilia cogió un bote de espuma de afeitar, y una cuchilla, me embadurno toda la región púbica de espuma y procedió a rasurarme públicamente delante de toda aquella multitud, que empezaba a estar más y más cachonda, allí donde miraras los que menos procedían a masturbarse lentamente, cuando se intentaban acercar lo máximo posible al espectáculo que estábamos ofreciendo. Yo levanté una de las piernas que seguidamente me sujetó Mónica para facilitar las tareas de Marilia. Sentir el deslizamiento de aquella hoja por entre mis partes, me producía un gusto tremendo, estaba mojada, y no podía dejar de segregar flujos, no sabía cuanto podía esperar sin sentir una de esas vergas dentro de mi.

Transcurridos 9 o 10 minutos Marilia terminó su sesión de rasuración y pasó su mano entre mi ingle, viendo que estaba bastante lubricado, me inserto muy despacio uno de sus dedos, y empezó a moverlo dentro de mi. Estaba disfrutando como una guarra, hasta que de repente sacó su dulce dedo, se lo llevó a su boca, y dijo en voz alta:

- Venga chicos, ya esta preparada para la fiesta, a punto de caramelo.!!!

Un grupo de unos treinta hombres, tomó la delantera, parecía como si todos supiesen lo que debían hacer. Y no me equivocaba ni un pelo, estaban divididos en grupos, que se habían repartido por turnos, cuando le tocaba a un grupo los otros miraban o se sentaban relajadamente, tomando las fuerzas necesarias para cuando les tocase.

El primer grupo de treinta, se dividió en tres partes, Mónica y Marilia se encargaban de 20 o 23, y el resto se vinieron conmigo, todas estábamos en la tarima, y sólo había una regla, áquel que se fuera a correr debía abandonar su posición y descargar su esperma en mi, allí donde quisiese o pudiese. La primera parte de la sesión sólo yo podía recibir las corridas.

Los siete o nueve hombres que se dispusieron a tomarme por primera vez aquella noche, no se fueron por las ramas, me tumbaron boca arriba, y me empezaron a penetrar vaginalmente, mientras el resto se arremolinaba a mi alrededor masturbándose suavemente, y aquellos que se encontraban cerca de mi cara, me ofrecían sus miembros para que los chupara. No tardé en empezar a disfrutar yo tanto o más que ellos, este grupo se ve que se había preparado para la ocasión ya que no tardaron de madia más que 2 o 3 minutos por persona en darme todo el líquido que albergaban sus huevos. Yo no me corrí hasta el tercero que me tomó, las envestidas de ellos eran muy vigorosas e intensas, los sentía muy dentro de mi, y eso me encantaba, el primero se corrió en mis pechos, saco su verga de mi coño, y desde alli abajo lanzó unos chorros de esperma blanco que impactaron por todo mi cuerpo, pero sobretodo en mis pechos, tras ellos las cosas se empezaron a precipitar, los asistentes que estaban con Mónica o Marilia se retiraban de su posición, y apenas llegaban a tiempo para regar todo mi cuerpo con ese cálido caldo. Se corrieron en mi cara, tetas, coño, tanto dentro como fuera, yo no hacía más que jugar con todo ese líquido esparciéndolo por todas partes de mi cuerpo. Eso los ponía más y más salvajes, mis eyaculaciones se sucedían a un ritmo de 1 cada 10 o 15 minutos no había respiro. Más de uno me insertaba su pene hasta lo más profundo de mi garganta, me apretaba mi cabeza hacías si desde mi nuca y se corría en mi interior, apenas podía tragar tanta cantidad de semen, pues juro que nunca he visto corridas tan abundantes como algunas que se vertieron en mi. Cuando giré la cabeza, vi como un grupo de unos cincuenta hombres estaba esperndo su turno, Mónica y Marilia, estaban a cuatro patas y hacían todo lo que podían, las penetraban por el ano, o por la vagina indistintamente, a veces con unas arremetidas tremendas, y muy salvajes. Cuando se retiraban de ellas para terminar en mi, les dejaban al aire sus dos orificios los cuales a estas alturas experimentaban una dilatación bárbara, y la fiesta no había hecho más que comenzar. A ellas se les veía aún sin conocerlas demasiado que estaban disfrutando como unas puercas, sus gemidos de placer se oían con claridad, y eso me ponía a cien.



Toda mi parte delantera, se había vuelto una masa de esperma, ya no quedaba ninguna parte de mi que estuviera seca, y los chorretones se caían por efecto de la gravedad desde lo alto de mis pechos hacia los brazo, y desde mi cara al pelo. Muchos de ellos se corrían en mi pelo, lo habían mojado de tal forma que todo él era una masa de mechones unidos por el semen. Yo me entretenía pasando las manos por entre mis pechos y recogiendo el semen que allí se acumulaba, luego me lo llevaba a la boca y hacía buena cuenta de él. Pasados treinta minutos uno de los miembros me pidió que me diese media vuelta y me pusiera a cuatro patas, yo que en esos momentos no respondía de mis actos obedecí sin rechistar. Cuando me giré una gran masa de semen se vertió sobre la tarima, los borbotones del mismo resbalan de entre mi cuerpo y caían al suelo. Fue en esos momentos cuando me estaban penetrando con un ritmo incesante cuando el mismo se finalizó, fueron apenas unos segundos, pero de repente noté un dolor imposible de narrar, como si todo mi culo se partiese por la mitad. Uno de ellos me había insertado su descomunal pene en mi ano. Normalmente, mis relaciones anales habías sido convenientemente lubricadas antes de su comienzo, pero aquella bestia me había metido todo ese poyon en mi culo hasta los mismos huevos, sin nada de lubricante. Era el mismo que me estaba reventando el coño, pero el mismo sufría ya una dilatación, y estaba tan relleno de fluidos que no notaba apenas los diferentes tamaños de los penes que me penetraban. Fueron unos minutos que parecían no terminar nunca, yo le supliqué quitándome como pude los penes que intentaban incesantemente invadir mi boca, que por favor se corriera dentro. Fue todo un caballero y así lo hizo pasados ocho o nueve minutos sentí como una catarata de esperma inundaba mi culo, en esos momentos uno de los orgasmos más intensos y placenteros que nunca he tenido me estremeció todo el cuerpo, grité, y grité con fuerza, aún teniendo una verga de dimensiones considerables en mi boca, pero ese grito se apagó en pocos instantes porque el habitante bocal, soltó una descarga que fue directa a mi tripa, casi me ahoga el muy bestia. Seguidamente otro hombre ocupó el lugar del primero en mi ano, esta vez al tener el mismo convenientemente dilatado y lubricado, sentí un gran placer desde su misma entrada. Éste no tardó en sacar su poya y correrse en todo mi culo, algunos se corrían en mis orejas, otros directamente en mi pelo, en mi espalda. Los había que me metían la poya en la garaganta y usaban mis orejas como estribos, terminando en el centro de mi cara.



Uno de los momentos más excitantes fue cuando dos tipos me insertaron en una más que magnífica doble penetración vaginal/anal sus respectivos miembros al unísono. Fue sensacional, su ritmo era sensual, acompasado, me llevaron al jodido cielo, ambos terminaron regando mi más que húmedo culo, muchos se entretenían jugando con e esperma que había por todo mi cuerpo, frotándolo, restregándolo por mi pelo, incluso algunos mientras me atacaban el coño por detrás, introducín sus dedos, incluso puños en el interior de mi culo.



Toda esta primera fase duró no se cuanto tiempo, pero bastante horas, hasta que todos y cada uno de los hombres se hubieron corrido en mi, cuando terminaron, y se apartaron de mi, vi a Mónica y Marilia, una boca a bajo y la otra boca arriba, totalmente exhaustas, destrozadas, con sus orificios bestialmente dilatados. No se podían apenas incorporar, y no me extrañaba pues habían preparado para mi a más de cien hombres, y no habían recibido ni una mera eyaculación que lubrificara alguno de sus pobres y quemados agujeros.



Alrededor mío, había una gran cantidad de semen, ellas se acercaron a mi, se pusieron a cuatro patas, y empezaron a lamer primero los restos del suelo, era ingente la cantidad de líquido bendito que allí había. En esos momentos me mostraron cual era su verdadera situación, a cuatro patas los orificios anales de las dos estaban hiperdilatados, podía introducir dos o tres dedos de mi mano, y apena tocar sus paredes anales o vaginales, es por ello que decidí echarles un cable. Me puse también a cuatro patas mostrando mi perfecto culo a los espectadores, la separación de mis glúteos hacía que ríos de semen corrieran desde mi espalde, por mi ano, del cual salían borbotones de esperma, convirtiéndose en una cascade cuando llegaban a mi vagina. Con las manos cogí la mayor cantidad de semen que pude, me lo introduje en la boca y cuando ya no podía albergar más liquido en la misma, vertí el mismo sobre el ano de Mónica, mientras que suavemente con los dedos lo iba introduciendo en su interior. Repetí la misma operación con Marilia, y poco a poco fui introduciendo al unísono los dedos de cada una de mis manos en sus respectivo anos, frotando sus paredes con el semen que a mi me sobraba, poco a poco y sin darme cuenta acabé metiendo los puños el los respectivos culos de Mónica y Marilia, cuando quise darme cuenta, me giré y vi que con ello había embravecido a la mayoría de los espectadores, los cuales algunos empezaron a aplaudir. La estampa era de película, mis dos azafatas lamiendo todo el tablero de semen con sus bocas, mientras yo, arrodillada, embadurnada de pies a cabeza de esperma había introducido mis manos en los culos de ellas.

Tras breves instantes la fiesta prosiguió, en esta segunda fase todos y cada uno de los participantes debían volver a correrse en mi, pero esta vez en el interior de mi culo. Para ello me dispuse a cuatro patas mientras Mónica y Marilia, se arrodillaron a mis lados, así cuando algún participante me estaba dando con fuerza por atrás ellas preparaban a los siguientes a base de pajas y mamadas. Es espectáculo prosiguió, el culo aun lo tenía lo suficiente dilatado y apto para seguir el ritmo de la fiesta. Todos guardaron riguroso orden esperando su turno.



Me empezaron a penetrar por el culo, por la vagina, pero sólo podían acabar en el interior de mi culo, todo ello lo cumplieron con gran efectividad, las veces que me penetraban el chumino, me proporcionaban gran placer, pero no era hasta cuando realizaban una doble penetración cuando realmente me extasiaban. Las primeras veces las corridas las notaba poco, sentía como ese líquido se albergaba en mi, sin gran dificultad, pero cuando ya habían pasado por mi cerca de 20 personas, la cantidad dde semen albergado en mi interior era más que considerable, al menos tanto como la dilatación que experimentaba mi culo. Es por ello que incluso se animaron a hacerme dobles penetraciones anales, yo creía que mi culo no tenía límite de dilatación, pero no fue hasta que dos sementales con unos aparatos verdaderamente descomunales me introdujeron los mismos por mi maltrecho culo, sentía que iba a reventar, no todo el semen acumulado, ni la dilatación de mi ano, me ayudaron a soportar ese dolos, noté como alguna zona de mi esfínter cedía, estando apunto de suplicar que pararan, pero en esos momentos sentí como sus penes se estremecían en mi interior y realizaban una generosa a descarga que se albergó junto con las demás en mi interior. Durante los instantes de cambio de un ocupante por otro, me introdujeron un tapón anal de 5 centímetros de grosor, para que ni una gota de esperma se desperdiciase, aunque eso era casi inevitable, y más por la forma de mi culo, el cual tiene una gran separación entre glúteos, varios regueros de semen abandonaban mi culo y se precipitaban al vacío tras resbalar por mi clítoris.



Cuando se acercaba a la centena de eyaculaciones en mi interior, mi carga era tan descomunal que empezó a dilatarme el recto interior, yo en esos momentos apenas sentía nada, estaba en estado de catarsis, pero la verdad es que los participantes se tomaban muy en serio sus actuaciones, realizando, cuanto menos penetraciones frenéticas, que no hacían más que impulsar toda mi carga más al interior de mi cuerpo.



Los restos de semen que permanecían fuera de mi cuerpo se estaban empezando a secar, donde más lo notaba era en mi pelo que se estaba endureciendo por momentos, como si me hubiese excedido en el uso de gomina, no obstante ello, aun restaban varios lagos de semen diseminados por todo mi cuerpo, como en mi cara o espalda.

Cuando llegó el turno de los dos últimos participantes, estos me introdujeron sus dos falos por mi culo, no se porqué pero mis doncellas se percataron que no estaba disfrutando en esos momentos, y decidieron animar mis sentidos, para ello, una introdujo su mano en mi vagina, y no se como empezó a moverla de tal forma que un orgasmo empezó a recorrerme todo mi cuerpo dimanando del interior de mi vagina a la vez que notaba como nunca los penes de mis amantes. Sentí el orgasmo más intenso de toda la noche, empecé a moverme como una posesa, la carga de mi culo se movía conmigo, pegando bandazos por mis intestinos, Mónica mientras tanto cogió y apretó las escrotos de los participantes, masajeándoselos de tal forma que sus envestidas fueron cada vez más y más intensas llegando a un orgasmo conjunto inigualable como nunca antes lo había tenido.



Una vez hubieron terminado me pusieron convenientemente el inmenso tapón anal. Y me dijeron que me pusiese en cuclillas, la vista de mi magnífico culo debió poner a más de uno a cien. Junto conmigo las dos doncellas se recostaron boca arriba debajo de mi ano, cara con cara. Los participantes se arremolinaban a mi alrededor y se pajeaban intensamente, vertiendo los restos que les quedaban en sus pelotas por todo, todo mi cuerpo. Cuando ya se hubieron acomodado Mónica y Marilia, me quité el tapón anal, fue tal la cantidad de semen que salió de mi más que dilatado orificio que creía que las chicas no iban a poder aguantar. Salió un chorro a presión de esperma cubriendo la totalidad de sus caras, ella jugaban con él, lo tragaban, se besaban mutuamente, se lo esparcían por su cuerpo, ponían sus bocas en mi ano llenándose las bocas de las corridas de esos 175 sementales, cuando el vertido perdió intensidad, Marilia introdujo su mano sin gran dificultad por mi ano, llegando hasta mitad de su brazo, parecía que me habían insertado un puto bate de béisbol, notaba como jugaba con sus dedo en el interior de mis intestinos, mientras Mónica le lamía su blanca cara. Alrededor mío, las corridas sobre mi estaban cobrando una intensidad inusitada, cuando parecía que todo el baño de esperma inicial se había secado de mi cuerpo, decenas de corridas volvieron a darme la ducha que deseaba, goterones de semen corrían todo mi cuerpo, desde mi pelo, bajando por mis tetas, todos se unían en un mismo camino hacia mi depilado coño o culo.

De repente Marilia sacó su brazo de mi ano llevándose consigo todos los restos de semen que quedaban en mi interior, cayendo los mismos sobre sus ya saturadas caras, Mientras yo seguía recibiendo un ducha de semen. Era impresionante, decenas de fluidos corrían libremente por mi cuerpo, depositándose en los cuerpos de mis doncellas, las cuales lamían mi ano, y vagina regalándome otro orgasmo más.



Cuando todos hubieron terminado, no se la hora que sería, Juan nos dijo que no se podía desperdiciar todas esa cantidad de semen que restaba en el suelo, después de lo que les había costado fabricarlo. Por ello, una de las partes de la tarima era desmontable, y tras ser quitada, con unas escobas debidamente destinadas a tal efecto, pues sus cerdas eran gomas limpiacristales recogieron todo el semen que estaba esparcido en el suelo, y lo depositaron en un tubo de cristal. La cantidad depositada era inmensa, cerca de medio litro seguro. Me dieron tan preciado frasco, y Mónica y Marilia se arrodillaron colocándose debajo de mi coño, el cual empezaron a lamerlo, yo empecé a beber todo lo que pude de ese inmenso vaso de esperma, pero gran cantidad del mismo, medio voluntariamente, medio sin querer, lo derramé por mi cuerpo. Lo que no podía tragar se deslizó por mi cuello, pasando por el centro de mis pechos recorriendo mi tripa, y llegando a mi clítoris del cual caía al vacío como si de una fuente se tratara, pero en ningún caso llegaba a derramarse en el suelo, pues Mónica y Marilia se avezaban a absorver los restos que caían por mi cuerpo. Cuando ya no quedó ni una gota en tubo, ambas doncellas subieron lamiendo y besándome todo mi cuerpo, recreándose en mis tetas, acabando en mi boca en un espectacular beso conjunto. A los momentos nos giramos hacia la muchedumbre y sonreímos.



Cuando ya pensé que todo esto había terminado, Juan subió al podium y comunicó a los asistentes que no podían dejar que nos fuéramos así de sucias a casa, y que todos debían contribuir a pegarnos una refrescante ducha.



Yo estaba totalmente derrotada, no era apenas consciente de lo que estaba pasando o de lo que iba a ocurrir. Un tipo subió al pedestal donde estábamos las tres, y quitó del centro una parte del mismo, que hacía las veces de tapón. Fue entonces cuando me temí lo peor, y así fue. La gran mayoría de los participantes se acercaron a nosotras; Mónica y Marilia, seguían besándose entre ellas, y tocándose todo su cuerpo, poco a poco me fueron introduciendo en su juego, mientras casi la gran mayoría de los hombres se disponían a empaparnos, y esta vez no precisamente de su delicioso esperma, sino a base de meados. Empezaron a orinarnos por todas partes, las tres permanecíamos en el centro como ajenas a lo que estaba ocurriendo. Los diferentes chorros amarillos impactaban en las más diversas partes de nuestro cuerpo, sobretodo se centraban en la cara, y pecho. La verdad es que a mi todo eso fue lo que menos me gustó de la velada, ya que apenas disfruté o sentí placer de dicho acontecimiento. Los litros de orina tras recorrer nuestros cuerpos llevándose a su paso, grandes masas de semen pegadas a nuestro cuerpo, se evacuaban por el agujero que había en el centro de la tarima. Algunos de los participantes llegaron a intentar meter sus flácidos miembros en mi boca para orinar en mi interior, ante eso yo me negué apartándome de lo mismo, la verdad es que era un experiencia que sólo de pensarlo me repugnaba. Pero no pensaban de igual forma mis acompañantes femeninas que recibían con buen gusto todos aquellos litros de orina, dejándose mear en el interior de sus bocas, por supuesto que no se bebían tal carga, sino que la mantenían en su boca para tirarla después por todo su cuerpo, o por el cuerpo de nosotras.

El peor momento sucedió cuando estando literalmente empapadas de orín, varios socios, nos pusieron a cuatro patas y metieron sus vegas en nuestros dilatados orificios anales procediendo a rellenarlos de su líquido dorado, mientras entre ellos comentaban que la ducha no podía terminar sin limpiar las tuberías interiores dejándolas limpias y relucientes. Pos suerte este ejercicio no duró más de 30 minutos, poco a poco los hombres iban conforme terminaban, abandonando el local.

Cuando nos dimos cuentas apenas éramos cerca de diez personas en el recinto, los primeros rayos de sol se asomaban por las ventanas, mostrando nuestros relucientes cuerpos a la luz del día.

Cuando todos hubieron terminado, nos quedamos tendidas en el suelo de la tarima las tres, apenas podíamos hablar, o siquiera andar. Guille, Juan y otro hombre que no me acuerdo como se llamaba, nos cogieron en brazos y nos llevaron a un jacuzzi, que se había colocado en la parte interior de la nave. El agua caliente y las burbujas nos relajaron y repararon parte de nuestra fatiga. Tras ello y no recuerdo como nos llevaron a un hotel, dónde me desperté al día siguiente por la tarde. Estaba totalmente dolorida, no podía soportar el escozor de mi culo, que estaba totalmente irritado, y reventado. La dilatación, y el dolor me duraron varios días.

Aun no he vuelto a ver a Guille por la facultad, pero no me cabe duda que si algún día lo veo, nunca le podré agradecer lo suficiente por haberme dado la oportunidad de explorar mi sexualidad de una forma tan diferente, gozando como nunca antes lo había hecho, cambiándome el significado de la palabra sexo por completo.​
 
Arriba Pie