Un Bukkake

heranlu

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Dicen que soy muy guapa, yo me veo una chica normal. Soy muy menuda, apenas paso del metro y medio y tengo el pelo muy negro y ondulado. Mis ojos son marrones y tengo algo de moflete, nariz pequeña y labios ligeramente gruesos. Mis pechos no están mal para mi tipo de complexión aunque quizás un poco mas caídos de lo que me gustaría.

Lo que vengo a contaros sucedió hace poco mas de un mes y todavía no me lo puedo quitar de la cabeza. Pues si, he hecho un bukakke. Pero, ¿Como una chica normal, y hasta tímida, acaba realizando algo más propio de una película porno? Obviamente no fue decisión de un día, fue algo que se fue fraguando desde hacía mucho tiempo.

La primera vez que escucheéla palabra “bukkake” no sabia realmente ni lo que era. Incluso contestaba “si” cuando algún chico del instituto me preguntaba si lo haría alguna vez, solo para no parecer una ignorante. Fue un tiempo después cuando salio el tema en nuestro grupo de amigas. Recuerdo que una de ellas había puesto un video porno en el móvil, que supuestamente le había enviado un chico de clase para gastar una broma. Un corro de amigas se reía mirando el video y hacia todo tipo de comentarios “joder que asco”. Me acerqué por interés y en el video se veía una mujer rodeada de pollas, las cuales agarraba y chupaba como podía, con mucho estrés. Mi amiga pasaba el video rápidamente sin pararse, y en la parte del final salia la mujer totalmente cubierta de esperma. Aquella imagen se me quedó marcada, y creo que a raíz de ese momento se despertó mi interés en este tipo de práctica.

Recuerdo perfectamente un día, sería un sábado o domingo, que me desperté y mis padres no estaban en casa. Me acaricié el cuerpo y me puse a masturbarme. Normalmente me suelo correr bastante rápido, y solo me valgo de mis dedos para auto-satisfacerme. Pero ese día me apetecía algún estimulo extra por lo que cogí y el móvil y me puse a buscar algún video porno. No era la primera vez que lo hacia, me gustaban sobretodo videos de hombres mayores masturbándose, no sé muy bien el porqué. Era como que verlos como adolescentes pajeándose pues me daba morbo. Mientras elegía el video pasando por las vistas previas, hubo otro video que llamó mi atención titulado “el primer bukkake de no se quien” y en la imagen salia una chica bastante joven,, sonriendo mientras agarraba una polla en cada mano. Me entró un nerviosismo un poco raro, por un lado me apetecía verlo, pero por otro me sentía mal de consumir un tipo de video que suele ser mas dirigido a publico masculino. En cualquier caso, me masturbaba ya enérgicamente y decidí entrar al video. Me esperaba encontrar mucha acción para que me ayudase a terminar pronto, pero sin embargo el video empezaba con una entrevista a la chica, todavía vestida.

El video duraba cerca de 1 hora, y aunque seguía excitada, dejé de tocarme. La entrevista era bastante patética, pero de alguna manera me sentía identificada en la chica, parecía bastante normal y tenia una edad similar a la mía. Recuerdo que era una sensación extraña mientras miraba el video, es decir, no estaba muy excitada físicamente pero había algo dentro de mi, llámese morbo o lo que sea, que me animaba a seguir viendo el video. Obviamente no recuerdo el video entero (he intentado buscarlo sin éxito) pero si hay partes que se me quedaron grabadas, como por ejemplo cuando la chica comenzó a desnudarse rodeada de hombres, algunos con las caras tapadas, como todos comenzaban a tocarla, todo su cuerpo rodeado de manos… como empezaba a chupar pollas de todos los colores y tamaños. Mientras el video iba avanzando me iba acariciando muy despacio, me notaba como al limite siempre, en cualquier momento podría hacer que me corriese pero quería ver el video hasta el final. Como estaba sola recuerdo que puse volumen y se escuchaba como la voz del cámara o así que era el que dirigía todo. Fue el le dijo a los tíos que empezaran a correrse. Recuerdo el ruido de las pollas al pajearse, y la cara de la chica mirando para todos lados esperando el primer chorro. Luego todo fue rápido, los chicos se iban corriendo uno a uno. La cara de la chica se puso rápidamente perdida de semen. Estaba tan cachonda que me corrí de una manera increíble, con un orgasmo memorable. Estaba jadeando, tumbada boca arriba, sin entender lo que había pasado, escuchando todavía el ruido del video que seguía reproduciéndose en mi móvil.

A partir de ahí, masturbarme viendo videos de bukakke se convirtió en algo muy habitual, sin duda era lo que mejor me funcionaba para llegar pronto al orgasmo. En aquel entonces estaba muy activa sexualmente y comencé a salir con Jaime, un chico de clase. La verdad no era mi chico perfecto, pero realmente tenia ganas de experimentar con el sexo. Un día al anochecer estábamos en el parque esperando su autobús, y mientras nos dábamos el lote le saqué la polla y empecé a hacerle una paja. No tardo casi nada en correrse, y sentí con morbo como su semen se deslizaba por mi mano. Esa fue mi primera experiencia con el semen.

Volver a ver videos de bukkake teniendo esa experiencia me ayudaba a meterme mas en el papel. Me imaginaba en la situación de la chica, recibiendo esos chorros calientes por todos lados y hacia que me corriese de una manera muy salvaje. Cada vez me apetecía mas probar algo así. Reconozco que me daba algo de cosa admitirlo, de hecho no se lo conté a nadie, pero cada vez que lo pensaba un morbo me recorría el cuerpo. Me daba morbo no solo el sentirme rodeada, el sentir todas esas pollas rociándome, y el sentir sus jugos bajar por mi garganta. Justamente eso, el tragarme el semen me daba morbo sin haberlo probado siquiera. Aunque no tardaría mucho en hacerlo.

Creo que fue la siguiente vez que quede con Jaime, en el garaje de su casa. Recuerdo que me invitara a casa para enseñarme una moto en la que estaba trabajando, pero yo llevaba otras intenciones. Después de un buen magreo me puse de rodillas, se la saque y se la empece a chupar. Era la primera vez que lo hacia y la verdad no estuvo mal. No tardó mucho en avisarme pero yo no tenia intención de parar, y no lo hice. La textura la esperaba espesa o pegajosa, pero la verdad se sentía bastante suave. Me sorprendió lo caliente que estaba, me quemaba al bajar por la garganta. El sabor si fue extraño, pero el morbo de la situación lo compensó.

A partir de ese momento tragármelo fue una practica bastante habitual con Jaime. Y bueno, también con otros… Mi novio no era de salir mucho, yo sin embargo sí , y el hecho de ir conociendo gente por ahí pues propicio que alguna vez tuviese algún que otro desliz. El desliz mas gordo sucedió un día que por cosas de la noche termine con dos chicos muy majos en el baño de un párking subterráneo. Recuerdo con morbo como se la chupe a ambos a la vez, y como se corrieron en mi cara casi al mismo tiempo. Fuera lo mas cerca que estuve de una experiencia bukkake y hoy en día todavía recurro a rememorar aquel día en mis sesiones de masturbación.

Durante todo ese tiempo ya me venia planteando la idea de hacer un bukkake pero no fue hasta que cumplí 24 cuando me propuse ver de hacerlo en serio. Sabía que bastaría solo poner un anuncio en alguna pagina de contactos. Sin embargo me faltaba un empujón, digamos que me veía en situación pero me daba un poco de vergüenza todo el tema de organizarlo. Pero hace 6 meses conocí a Pedro, y fue gracias a el cuando realizar mi fantasía fue tomando forma. Pedro es un hombre de unos 40 y poco (nunca me dijo exactamente su edad) que conocí en una pagina de chat online con desconocidos. La verdad que fue un hombre muy correcto y discreto siempre, fuimos cogiendo confianza hasta el punto de quedar para charlar online de forma regular. Había mucha carga sexual en nuestras conversaciones y en una de ellas le confesé mi fantasía de hacer un bukkake. Se sorprendió un poco al principio, pero pronto se ofreció voluntario para organizarlo todo. Conocerlo fue como una bendición, me dijo que yo solo tendría que aparecer en un lugar a una hora y que el se encargaría de que todo estuviese listo y fuese seguro. La verdad que Pedro es un hombre muy organizado, quería cuidar todos los detalles. Recuerdo que me enviaba largos e-mail con multitud de preguntas. Algunas de ellas curiosas, como un día que me pregunta una pregunta muy básica: “Cuantos hombres quieres?” La pregunta me cogió por sorpresa, siendo totalmente obvia. Y la verdad, nunca había pensado en ello. Tampoco veía que fuese un problema y le dije 15 por decir un numero.

Después de un par de semanas desde la proposición, Pedro me manda un e-mail diciendo que ya tiene la gente y una fecha. Un escalofrío me recorrió el cuerpo al leer eso. Iba a pasar de verdad. Me puse nerviosa, y mas todavía cuando veo que propone hacerlo el fin de semana siguiente, a escasos días. En el correo también ponía algo como “al final queda en 150 por cabeza” y claro, no entendí lo que estaba pasando. Pedro me confirmó que cada hombre pagaría 150 euros por asistir. Y claro, yo me quedo a cuadros… la verdad mi intención no era cobrar por ello si no cumplir una fantasía. Pero bueno, era cierto que mi portátil estaba en las ultimas y unos ingresos “extra” no me vendrían mal. Acepté la propuesta y me mando la dirección de una casa rural donde se iba a “celebrar” el “evento”.

Aun me pongo nerviosa ahora al recordar esos días. No podía pensar en otra cosa. Me sentía un poco avergonzada cuando estaba con mis padres, o con mis amigas, me imaginaba que pensarían si supieran lo que iba a hacer el fin de semana. Nunca vi tantos videos de bukkakes como durante aquellos días, me gustaba verlos y saber que pronto iba a saber lo que se siente. Estaba muy preparada y ansiosa, aunque a la vez nerviosa.

El día antes casi no pegué ojo, estaba súper inquieta. Me levanté temprano y me di una larga ducha. Me depilé toda, me en-cremé el cuerpo. Me miré al espejo, desnuda, y no dejaba de pensar como acabaría al final del día. El sitio estaba a casi 4 horas en tren de casa, Pedro lo eligió así para ser mas discreto y se encargó de que todos los asistentes no fuesen de la zona.

Allí en la estación me recogió Pedro, que era la primera vez que lo veía en persona. El también participaría en el bukkake. Eso me daba algo mas de confianza puesto que no estaría allí “sola”.

Al llegar a la casa me sorprendió lo bonito del lugar. Ya dentro, pasamos a un amplio y moderno salón, con un gran ventanal de lado a lado que iluminaba la estancia. Allí serí a donde lo haríamos. La mesa de centro había sido retirada y sobre una muy mullida alfombra había una típica manta de pic-nic circular. La verdad que cuando vi el “setup” me impresionó. Por un lado, la estancia era muy acogedora y decorada con gusto, nada que ver con los típicos videos de bukkake donde se aprecian estancias frías y viejas. Por otro lado, ver ahí la colcha de pic-nic en el medio, supuestamente donde yo me iba a colocar, me provocaba mas nerviosismo aun.

Los chicos no habían llegado todavía, pues le pedí a Pedro que prefería que todo fuese mas o menos fluido y no pasar por el tramite de ir saludando, etc. Realmente no me apetecía socializar, yo “iba a lo que iba”. Pedro y yo nos fuimos a una bonita sala aparte y estuvimos charlando mientras tomábamos una copa. El timbre de la casa no dejaba de sonar. Pedro “acomodaba” a los huéspedes y volvía conmigo. Mi nerviosismo iba en aumento al escuchar las voces de los extraños. Mi subconsciente me decía “estás loca” y se me pasaba por la cabeza abortar e irme, pero por otro lado el morbo seguía ahí empujándome a hacerlo. Tener a Pedro allí me ayudaba mucho.

En una de las veces que Pedro vuelve a la sala me dedica una sonrisa y me dice otra de las frases que nunca olvidaré: “ya estamos todos”. Un ultimo escalofrío me recorre el cuerpo y sin pensarlo mucho me levanto y me voy a preparar. Me puse un conjunto sexy que me comprara el día anterior para la ocasión que posiblemente iría directo a la basura al terminar. Un vestido de una pieza negro, con mucha transparencia, súper corto y sexy. No me puse ropa interior. Me vi al espejo deseándome suerte y me fui para el salón.

Llegar allí fue toda una experiencia, ver a toda aquella gente extraña allí reunida. Algunos charlaban, otros solo estaban allí de pie, sin decir nada. Había gente de todas las edades, unos guapos, otros no tanto. Al verme todos sonrieron y empezaron a aplaudirme. Yo no supe muy bien que decir, pero fue Pedro quien intentaba romper el hielo preguntándoles si les parecía guapa etc. Se acerco a mi y se coloco detrás, abrazándome. Luego puso sus manos sobre mis pechos y los manoseo mientras todos observaban. Con sutileza fue bajándome el vestido hasta dejar mis tetas a la vista. Esto activó a los demás, y comenzaron a acercarse, unos mas lanzados y otros mas tímidamente. Un hombre bastante más mayor que yo se acercó y comenzó a besarme uno de los pezones, después comencé a sentir manos por todos lados, imposible distinguir de quién. Mi vestido se quedo rápidamente a la altura de un cinturón. Todavía me excito de recordar todas aquellas manos sobre mi cuerpo desnudándome. Algunas suave, otras mas atrevidas… dedos, bocas, lenguas…. Indescriptible.

A veces se ve mas el bukkake como lo que pasa al final, mas que como una experiencia completa, y debo decir que sentirse objeto de deseo de varios hombres es algo increíble. Me puse súper cachonda en ese momento, me sentía dueña de todos y al mismo tiempo su juguete. Me sentía muy puta, y me encantaba sentirme así.

Todo fue rápido después, algunos se la sacaron y buscaban mis manos para que se las agarrase. Recuerdo que miraba para mi pecho y veía cuatro o cinco manos distintas intentando tocarme las tetas. Me comencé a ver rodeada de pollas, y no tardé mucho en arrodillarme y comenzar a chuparlas. Fue una puta locura, hablando rápido y mal. Tuve que aprender in-situ a chupar sin agarrarla, porque tenia otras dos en las manos. Me las comí de todos los tamaños, algunas que casi no era capaz de meter mucho más que el capullo. Recuerdo el olor intenso a polla, y a gran cantidad de perfumes masculinos entremezclados. Hice una ronda a todos, incluido a mi amigo Pedro, que llevaba mucho tiempo deseando que se la comiera.

En ese momento me di cuenta que haberme preparado mentalmente no sirvió para nada: no importaba nada ni había tiempo para pensar en nada. Solamente se me pasaron por la cabeza todas cosas que había visto en los videos durante todo ese tiempo, y las iba replicando de manera natural. Me intentaba coordinar de la mejor manera (no es fácil masturbar dos pollas mientras chupas otra). Disfrutaba como nunca. Comencé a sentir dedos masturbándome, y también alguno acariciando mi ano. No sabia a que atender, estaba muy ocupada. Unos solamente gemían, otros me decían piropos y otros otras cosas nada bonitas, pero lo disfrutaba todo por igual. Todo iba creciendo en tensión, todos estábamos más y más excitados.

Recuerdo el primero que se corrió, un chico muy mono que debía tener mi edad mas o menos, se me corrió mientras la tenía en mi boca. Instintivamente, aunque nunca lo había hecho así, la saqué para que terminase de venirse sobre mi cara. Recuerdo esos chorros calientes como si fuese ayer. Eso fue como descorchar el champán, porque luego fue un no parar de corridas. El corazón me latía con fuerza, pero estaba lista para seguir. Con todavía los restos de la primera cayendo por mis mejillas, recibí otra descarga, este era un hombre mas mayor. Me dejo la nariz pringada de su espeso semen. A partir de ahí ya fue todo mas caótico, prácticamente se masturbaban ellos e iba pidiendo paso el que estaba a punto de correrse. Yo abría la boca, sacaba la lengua y me dedicaba a esperar. Al que le costaba, se la chupaba un poco más. Algunos me salpicaban de lejos, otros me metían el capullo en la boca y me lo echaban todo dentro. Tragué mucho semen, más que en toda mi vida junta, sin duda. Recuerdo cuando dos se masturbaban rápido apuntando a mi cara, a punto de correrse, se las agarré y metí los dos capullos en mi boca, nunca había abierto tanto la boca en mi puta vida… los pajeé hasta que se vaciaron en mi boca. Es difícil de explicar con palabras lo que se siente al tener el semen de dos hombres diferentes bajando por la garganta. Algunos me cogían la cabeza y me follaban la boca, me costaba un poco al principio, realmente me llegaban hasta la campanilla y aunque en general si podía hacer garganta profunda nunca había sido tan fuerte como aquella vez. Estaba más ansiosa cuantas más pollas me ventilaba, y cuando todos se corrieron me quedé con ganas de más.

Me quedé extasiada. Nada mas terminar recuerdo que me levanté, me dolían las articulaciones de estar tanto tiempo de rodillas. Muchos ya se habían ido, otros fumaban y se tomaban la ultima copa. Otros me aplaudían, lo que me resulto algo raro. Me fui al baño y no porque tuviese ganas, simplemente quería verme al espejo. La vista no defraudó, tanto que me hice un selfie para recodar siempre ese momento. Tenia corrida por todos lados, hasta en el pelo. Notaba mi corazón latir con fuerza, me daba mucho morbo verme así. Me metí en la ducha y me apoyé en la pared, dejé correr el agua y allí me masturbé. Muy rápido, muy intenso, una mano entre mis piernas, la otra acariciando me pecho, mi cuello, mi cara todavía impregnada de semen de a saber quién. No tardé nada en correrme de una manera increíble, pocas veces había estado tan excitada.

Terminé de ducharme, y salí con el albornoz. Solo Pedro estaba en el salón, que ya estaba todo recogido. Me dedico una sonrisa y nos dimos un abrazo. “Has estado increíble”, me dijo al oído mientras me daba un sobre.
 

k66

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Tremenda experiencia
 

Rober Galarga

Virgen
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Dicen que soy muy guapa, yo me veo una chica normal. Soy muy menuda, apenas paso del metro y medio y tengo el pelo muy negro y ondulado. Mis ojos son marrones y tengo algo de moflete, nariz pequeña y labios ligeramente gruesos. Mis pechos no están mal para mi tipo de complexión aunque quizás un poco mas caídos de lo que me gustaría.

Lo que vengo a contaros sucedió hace poco mas de un mes y todavía no me lo puedo quitar de la cabeza. Pues si, he hecho un bukakke. Pero, ¿Como una chica normal, y hasta tímida, acaba realizando algo más propio de una película porno? Obviamente no fue decisión de un día, fue algo que se fue fraguando desde hacía mucho tiempo.

La primera vez que escucheéla palabra “bukkake” no sabia realmente ni lo que era. Incluso contestaba “si” cuando algún chico del instituto me preguntaba si lo haría alguna vez, solo para no parecer una ignorante. Fue un tiempo después cuando salio el tema en nuestro grupo de amigas. Recuerdo que una de ellas había puesto un video porno en el móvil, que supuestamente le había enviado un chico de clase para gastar una broma. Un corro de amigas se reía mirando el video y hacia todo tipo de comentarios “joder que asco”. Me acerqué por interés y en el video se veía una mujer rodeada de pollas, las cuales agarraba y chupaba como podía, con mucho estrés. Mi amiga pasaba el video rápidamente sin pararse, y en la parte del final salia la mujer totalmente cubierta de esperma. Aquella imagen se me quedó marcada, y creo que a raíz de ese momento se despertó mi interés en este tipo de práctica.

Recuerdo perfectamente un día, sería un sábado o domingo, que me desperté y mis padres no estaban en casa. Me acaricié el cuerpo y me puse a masturbarme. Normalmente me suelo correr bastante rápido, y solo me valgo de mis dedos para auto-satisfacerme. Pero ese día me apetecía algún estimulo extra por lo que cogí y el móvil y me puse a buscar algún video porno. No era la primera vez que lo hacia, me gustaban sobretodo videos de hombres mayores masturbándose, no sé muy bien el porqué. Era como que verlos como adolescentes pajeándose pues me daba morbo. Mientras elegía el video pasando por las vistas previas, hubo otro video que llamó mi atención titulado “el primer bukkake de no se quien” y en la imagen salia una chica bastante joven,, sonriendo mientras agarraba una polla en cada mano. Me entró un nerviosismo un poco raro, por un lado me apetecía verlo, pero por otro me sentía mal de consumir un tipo de video que suele ser mas dirigido a publico masculino. En cualquier caso, me masturbaba ya enérgicamente y decidí entrar al video. Me esperaba encontrar mucha acción para que me ayudase a terminar pronto, pero sin embargo el video empezaba con una entrevista a la chica, todavía vestida.

El video duraba cerca de 1 hora, y aunque seguía excitada, dejé de tocarme. La entrevista era bastante patética, pero de alguna manera me sentía identificada en la chica, parecía bastante normal y tenia una edad similar a la mía. Recuerdo que era una sensación extraña mientras miraba el video, es decir, no estaba muy excitada físicamente pero había algo dentro de mi, llámese morbo o lo que sea, que me animaba a seguir viendo el video. Obviamente no recuerdo el video entero (he intentado buscarlo sin éxito) pero si hay partes que se me quedaron grabadas, como por ejemplo cuando la chica comenzó a desnudarse rodeada de hombres, algunos con las caras tapadas, como todos comenzaban a tocarla, todo su cuerpo rodeado de manos… como empezaba a chupar pollas de todos los colores y tamaños. Mientras el video iba avanzando me iba acariciando muy despacio, me notaba como al limite siempre, en cualquier momento podría hacer que me corriese pero quería ver el video hasta el final. Como estaba sola recuerdo que puse volumen y se escuchaba como la voz del cámara o así que era el que dirigía todo. Fue el le dijo a los tíos que empezaran a correrse. Recuerdo el ruido de las pollas al pajearse, y la cara de la chica mirando para todos lados esperando el primer chorro. Luego todo fue rápido, los chicos se iban corriendo uno a uno. La cara de la chica se puso rápidamente perdida de semen. Estaba tan cachonda que me corrí de una manera increíble, con un orgasmo memorable. Estaba jadeando, tumbada boca arriba, sin entender lo que había pasado, escuchando todavía el ruido del video que seguía reproduciéndose en mi móvil.

A partir de ahí, masturbarme viendo videos de bukakke se convirtió en algo muy habitual, sin duda era lo que mejor me funcionaba para llegar pronto al orgasmo. En aquel entonces estaba muy activa sexualmente y comencé a salir con Jaime, un chico de clase. La verdad no era mi chico perfecto, pero realmente tenia ganas de experimentar con el sexo. Un día al anochecer estábamos en el parque esperando su autobús, y mientras nos dábamos el lote le saqué la polla y empecé a hacerle una paja. No tardo casi nada en correrse, y sentí con morbo como su semen se deslizaba por mi mano. Esa fue mi primera experiencia con el semen.

Volver a ver videos de bukkake teniendo esa experiencia me ayudaba a meterme mas en el papel. Me imaginaba en la situación de la chica, recibiendo esos chorros calientes por todos lados y hacia que me corriese de una manera muy salvaje. Cada vez me apetecía mas probar algo así. Reconozco que me daba algo de cosa admitirlo, de hecho no se lo conté a nadie, pero cada vez que lo pensaba un morbo me recorría el cuerpo. Me daba morbo no solo el sentirme rodeada, el sentir todas esas pollas rociándome, y el sentir sus jugos bajar por mi garganta. Justamente eso, el tragarme el semen me daba morbo sin haberlo probado siquiera. Aunque no tardaría mucho en hacerlo.

Creo que fue la siguiente vez que quede con Jaime, en el garaje de su casa. Recuerdo que me invitara a casa para enseñarme una moto en la que estaba trabajando, pero yo llevaba otras intenciones. Después de un buen magreo me puse de rodillas, se la saque y se la empece a chupar. Era la primera vez que lo hacia y la verdad no estuvo mal. No tardó mucho en avisarme pero yo no tenia intención de parar, y no lo hice. La textura la esperaba espesa o pegajosa, pero la verdad se sentía bastante suave. Me sorprendió lo caliente que estaba, me quemaba al bajar por la garganta. El sabor si fue extraño, pero el morbo de la situación lo compensó.

A partir de ese momento tragármelo fue una practica bastante habitual con Jaime. Y bueno, también con otros… Mi novio no era de salir mucho, yo sin embargo sí , y el hecho de ir conociendo gente por ahí pues propicio que alguna vez tuviese algún que otro desliz. El desliz mas gordo sucedió un día que por cosas de la noche termine con dos chicos muy majos en el baño de un párking subterráneo. Recuerdo con morbo como se la chupe a ambos a la vez, y como se corrieron en mi cara casi al mismo tiempo. Fuera lo mas cerca que estuve de una experiencia bukkake y hoy en día todavía recurro a rememorar aquel día en mis sesiones de masturbación.

Durante todo ese tiempo ya me venia planteando la idea de hacer un bukkake pero no fue hasta que cumplí 24 cuando me propuse ver de hacerlo en serio. Sabía que bastaría solo poner un anuncio en alguna pagina de contactos. Sin embargo me faltaba un empujón, digamos que me veía en situación pero me daba un poco de vergüenza todo el tema de organizarlo. Pero hace 6 meses conocí a Pedro, y fue gracias a el cuando realizar mi fantasía fue tomando forma. Pedro es un hombre de unos 40 y poco (nunca me dijo exactamente su edad) que conocí en una pagina de chat online con desconocidos. La verdad que fue un hombre muy correcto y discreto siempre, fuimos cogiendo confianza hasta el punto de quedar para charlar online de forma regular. Había mucha carga sexual en nuestras conversaciones y en una de ellas le confesé mi fantasía de hacer un bukkake. Se sorprendió un poco al principio, pero pronto se ofreció voluntario para organizarlo todo. Conocerlo fue como una bendición, me dijo que yo solo tendría que aparecer en un lugar a una hora y que el se encargaría de que todo estuviese listo y fuese seguro. La verdad que Pedro es un hombre muy organizado, quería cuidar todos los detalles. Recuerdo que me enviaba largos e-mail con multitud de preguntas. Algunas de ellas curiosas, como un día que me pregunta una pregunta muy básica: “Cuantos hombres quieres?” La pregunta me cogió por sorpresa, siendo totalmente obvia. Y la verdad, nunca había pensado en ello. Tampoco veía que fuese un problema y le dije 15 por decir un numero.

Después de un par de semanas desde la proposición, Pedro me manda un e-mail diciendo que ya tiene la gente y una fecha. Un escalofrío me recorrió el cuerpo al leer eso. Iba a pasar de verdad. Me puse nerviosa, y mas todavía cuando veo que propone hacerlo el fin de semana siguiente, a escasos días. En el correo también ponía algo como “al final queda en 150 por cabeza” y claro, no entendí lo que estaba pasando. Pedro me confirmó que cada hombre pagaría 150 euros por asistir. Y claro, yo me quedo a cuadros… la verdad mi intención no era cobrar por ello si no cumplir una fantasía. Pero bueno, era cierto que mi portátil estaba en las ultimas y unos ingresos “extra” no me vendrían mal. Acepté la propuesta y me mando la dirección de una casa rural donde se iba a “celebrar” el “evento”.

Aun me pongo nerviosa ahora al recordar esos días. No podía pensar en otra cosa. Me sentía un poco avergonzada cuando estaba con mis padres, o con mis amigas, me imaginaba que pensarían si supieran lo que iba a hacer el fin de semana. Nunca vi tantos videos de bukkakes como durante aquellos días, me gustaba verlos y saber que pronto iba a saber lo que se siente. Estaba muy preparada y ansiosa, aunque a la vez nerviosa.

El día antes casi no pegué ojo, estaba súper inquieta. Me levanté temprano y me di una larga ducha. Me depilé toda, me en-cremé el cuerpo. Me miré al espejo, desnuda, y no dejaba de pensar como acabaría al final del día. El sitio estaba a casi 4 horas en tren de casa, Pedro lo eligió así para ser mas discreto y se encargó de que todos los asistentes no fuesen de la zona.

Allí en la estación me recogió Pedro, que era la primera vez que lo veía en persona. El también participaría en el bukkake. Eso me daba algo mas de confianza puesto que no estaría allí “sola”.

Al llegar a la casa me sorprendió lo bonito del lugar. Ya dentro, pasamos a un amplio y moderno salón, con un gran ventanal de lado a lado que iluminaba la estancia. Allí serí a donde lo haríamos. La mesa de centro había sido retirada y sobre una muy mullida alfombra había una típica manta de pic-nic circular. La verdad que cuando vi el “setup” me impresionó. Por un lado, la estancia era muy acogedora y decorada con gusto, nada que ver con los típicos videos de bukkake donde se aprecian estancias frías y viejas. Por otro lado, ver ahí la colcha de pic-nic en el medio, supuestamente donde yo me iba a colocar, me provocaba mas nerviosismo aun.

Los chicos no habían llegado todavía, pues le pedí a Pedro que prefería que todo fuese mas o menos fluido y no pasar por el tramite de ir saludando, etc. Realmente no me apetecía socializar, yo “iba a lo que iba”. Pedro y yo nos fuimos a una bonita sala aparte y estuvimos charlando mientras tomábamos una copa. El timbre de la casa no dejaba de sonar. Pedro “acomodaba” a los huéspedes y volvía conmigo. Mi nerviosismo iba en aumento al escuchar las voces de los extraños. Mi subconsciente me decía “estás loca” y se me pasaba por la cabeza abortar e irme, pero por otro lado el morbo seguía ahí empujándome a hacerlo. Tener a Pedro allí me ayudaba mucho.

En una de las veces que Pedro vuelve a la sala me dedica una sonrisa y me dice otra de las frases que nunca olvidaré: “ya estamos todos”. Un ultimo escalofrío me recorre el cuerpo y sin pensarlo mucho me levanto y me voy a preparar. Me puse un conjunto sexy que me comprara el día anterior para la ocasión que posiblemente iría directo a la basura al terminar. Un vestido de una pieza negro, con mucha transparencia, súper corto y sexy. No me puse ropa interior. Me vi al espejo deseándome suerte y me fui para el salón.

Llegar allí fue toda una experiencia, ver a toda aquella gente extraña allí reunida. Algunos charlaban, otros solo estaban allí de pie, sin decir nada. Había gente de todas las edades, unos guapos, otros no tanto. Al verme todos sonrieron y empezaron a aplaudirme. Yo no supe muy bien que decir, pero fue Pedro quien intentaba romper el hielo preguntándoles si les parecía guapa etc. Se acerco a mi y se coloco detrás, abrazándome. Luego puso sus manos sobre mis pechos y los manoseo mientras todos observaban. Con sutileza fue bajándome el vestido hasta dejar mis tetas a la vista. Esto activó a los demás, y comenzaron a acercarse, unos mas lanzados y otros mas tímidamente. Un hombre bastante más mayor que yo se acercó y comenzó a besarme uno de los pezones, después comencé a sentir manos por todos lados, imposible distinguir de quién. Mi vestido se quedo rápidamente a la altura de un cinturón. Todavía me excito de recordar todas aquellas manos sobre mi cuerpo desnudándome. Algunas suave, otras mas atrevidas… dedos, bocas, lenguas…. Indescriptible.

A veces se ve mas el bukkake como lo que pasa al final, mas que como una experiencia completa, y debo decir que sentirse objeto de deseo de varios hombres es algo increíble. Me puse súper cachonda en ese momento, me sentía dueña de todos y al mismo tiempo su juguete. Me sentía muy puta, y me encantaba sentirme así.

Todo fue rápido después, algunos se la sacaron y buscaban mis manos para que se las agarrase. Recuerdo que miraba para mi pecho y veía cuatro o cinco manos distintas intentando tocarme las tetas. Me comencé a ver rodeada de pollas, y no tardé mucho en arrodillarme y comenzar a chuparlas. Fue una puta locura, hablando rápido y mal. Tuve que aprender in-situ a chupar sin agarrarla, porque tenia otras dos en las manos. Me las comí de todos los tamaños, algunas que casi no era capaz de meter mucho más que el capullo. Recuerdo el olor intenso a polla, y a gran cantidad de perfumes masculinos entremezclados. Hice una ronda a todos, incluido a mi amigo Pedro, que llevaba mucho tiempo deseando que se la comiera.

En ese momento me di cuenta que haberme preparado mentalmente no sirvió para nada: no importaba nada ni había tiempo para pensar en nada. Solamente se me pasaron por la cabeza todas cosas que había visto en los videos durante todo ese tiempo, y las iba replicando de manera natural. Me intentaba coordinar de la mejor manera (no es fácil masturbar dos pollas mientras chupas otra). Disfrutaba como nunca. Comencé a sentir dedos masturbándome, y también alguno acariciando mi ano. No sabia a que atender, estaba muy ocupada. Unos solamente gemían, otros me decían piropos y otros otras cosas nada bonitas, pero lo disfrutaba todo por igual. Todo iba creciendo en tensión, todos estábamos más y más excitados.

Recuerdo el primero que se corrió, un chico muy mono que debía tener mi edad mas o menos, se me corrió mientras la tenía en mi boca. Instintivamente, aunque nunca lo había hecho así, la saqué para que terminase de venirse sobre mi cara. Recuerdo esos chorros calientes como si fuese ayer. Eso fue como descorchar el champán, porque luego fue un no parar de corridas. El corazón me latía con fuerza, pero estaba lista para seguir. Con todavía los restos de la primera cayendo por mis mejillas, recibí otra descarga, este era un hombre mas mayor. Me dejo la nariz pringada de su espeso semen. A partir de ahí ya fue todo mas caótico, prácticamente se masturbaban ellos e iba pidiendo paso el que estaba a punto de correrse. Yo abría la boca, sacaba la lengua y me dedicaba a esperar. Al que le costaba, se la chupaba un poco más. Algunos me salpicaban de lejos, otros me metían el capullo en la boca y me lo echaban todo dentro. Tragué mucho semen, más que en toda mi vida junta, sin duda. Recuerdo cuando dos se masturbaban rápido apuntando a mi cara, a punto de correrse, se las agarré y metí los dos capullos en mi boca, nunca había abierto tanto la boca en mi puta vida… los pajeé hasta que se vaciaron en mi boca. Es difícil de explicar con palabras lo que se siente al tener el semen de dos hombres diferentes bajando por la garganta. Algunos me cogían la cabeza y me follaban la boca, me costaba un poco al principio, realmente me llegaban hasta la campanilla y aunque en general si podía hacer garganta profunda nunca había sido tan fuerte como aquella vez. Estaba más ansiosa cuantas más pollas me ventilaba, y cuando todos se corrieron me quedé con ganas de más.

Me quedé extasiada. Nada mas terminar recuerdo que me levanté, me dolían las articulaciones de estar tanto tiempo de rodillas. Muchos ya se habían ido, otros fumaban y se tomaban la ultima copa. Otros me aplaudían, lo que me resulto algo raro. Me fui al baño y no porque tuviese ganas, simplemente quería verme al espejo. La vista no defraudó, tanto que me hice un selfie para recodar siempre ese momento. Tenia corrida por todos lados, hasta en el pelo. Notaba mi corazón latir con fuerza, me daba mucho morbo verme así. Me metí en la ducha y me apoyé en la pared, dejé correr el agua y allí me masturbé. Muy rápido, muy intenso, una mano entre mis piernas, la otra acariciando me pecho, mi cuello, mi cara todavía impregnada de semen de a saber quién. No tardé nada en correrme de una manera increíble, pocas veces había estado tan excitada.

Terminé de ducharme, y salí con el albornoz. Solo Pedro estaba en el salón, que ya estaba todo recogido. Me dedico una sonrisa y nos dimos un abrazo. “Has estado increíble”, me dijo al oído mientras me daba un sobre.
Increíble me ha encantado
 
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