TPRECIADOS1975
Virgen
- Registrado
- Nov 2, 2024
- Mensajes
- 1
- Likes Recibidos
- 3
- Puntos
- 3
Una mujer de 70 años decide contarnos la apasionante historia de su incestuosa vida.
Recientemente, navegando por Internet, buscando relatos para leer y pasar el rato, descubrí varias páginas de Relatos Eroticos y dentro de ellas había un apartado que llaman Amor Filial, en el que todos los relatos son en realidad sobre relaciones incestuosas y debido a mi experiencia, fue en este apartado en el que me centré.
Leí muchos relatos, sobre todo de relaciones entre padres con hijas y de madres con hijos, que son los que de alguna manera más se acercan a mi propia experiencia.
Muchos de estos relatos me parecen poco creíbles, pero hay otros que los veo como más reales y incluso he leído algunos que cuentan experiencias vividas en los mismos o parecidos ambientes familiares en los que se ha desarrollado mi vida.
Y aunque mi caso pueda parecer un caso bastante extremo, yo creo que, en aquellos años y en parecidas circunstancias, es posible que fuera algo bastante más habitual de lo que ahora, en circunstancias totalmente distintas, se pueda pensar.
El caso es que, animada por mis lecturas de Relatos sobre este tipo de relaciones familiares, decidí escribir el relato de mi propia experiencia.
Una vez escrito a mi manera se lo mandé a uno de los autores que publica sus relatos en TODORELATOS.COM, porque leí en algunos de sus relatos que recibía historias de sus lectores y las publicaba una vez corregidas y adaptadas por el.
Y esta es la parte incestuosa de la historia de mi vida que voy a contar:
En estos momentos tengo 70 años y quiero aclarar que muchas cosas y situaciones que voy a contar, lo voy a hacer con la perspectiva y los conocimientos que tengo ahora, que lógicamente son muy distintos a los que tenía cuando ocurrieron los hechos, porque entonces, simplemente ocurrían sin más, como algo natural, algo que yo lo aceptaba, porque consideraba que era lo que había y no conocía otras opciones.
Nací en los años 50, en un pueblecito de la Extremadura profunda, en un entorno de miseria y analfabetismo.
En realidad mi familia no vivía en el pueblo, sino en el caserío de una finca propiedad de una familia "rica" que vivía en la Capital, de la que mi padre era el "Capataz" y se entendía con el "Administrador".
En la finca, según la época del año, había muchos trabajadores, que iban y venían, pero que no vivían en el caserío.
En el caserío solo vivíamos nosotros y luego estaban los establos para el ganado y otras dependencias para almacenar productos y herramientas.
Yo fui la primera de 10 hermanos, 4 mujeres y 6 hombres, de los cuales solo sobrepasamos la edad de 10 años 3 mujeres y 2 hombres, los demas fueron muriendo de distintas enfermedades de las de entonces.
Mi madre tuvo además varios abortos naturales, que en aquellos tiempos era algo bastante habitual, como yo podría comprobar personalmente, en su momento.
Mi madre era la clásica mujer de entonces en ese ambiente, una mujer muy trabajadora, muy "espabilada" y muy cariñosa con su marido y con sus hijos.
Una buena persona, con la que la vida se portó regular, tirando a mal.
Mi padre era un hombre tambien de los de entonces, basto, pero muy trabajador, "dicharachero", "avispado" y tambien muy cariñoso con nosotros, pero sobretodo con mi madre, a la que quería con locura.
Era un hombre muy básico, su vida se podría resumir en cinco cosas: Trabajar, comer, beber, follar y dormir...
Lo que os voy a contar sobre el, visto desde el punto de vista actual, tendría un duro calificativo y sería totalmente inaceptable e incluso podría calificarse de delito, pero en su momento y en su entorno las cosas eran muy distintas, sin que por eso yo lo quiera justificar, pero tampoco lo voy a condenar.
No le tengo ningún rencor e incluso lo recuerdo con cariño y comprensión.
Al ser yo la primera y venir todos mis hermanos muy seguidos, desde muy pequeña empecé a ayudar a mi madre en todos sus quehaceres y obligaciones como "ama de casa".
Mi madre era la que "llevaba la casa", tenía muchas tareas distintas al cabo del dia y yo la ayudaba en todo lo que podía, de acuerdo a mi edad.
En el tema sexual, mi padre era de piñón fijo, tenía que hacerlo por lo menos una vez al día, así que mi madre, además de todas las demas tareas, tenía que cumplir también con su "deber conyugal".
Así que, llegado el momento, tambien la empecé a ayudar en esto, al menos así es como lo vi yo entonces y así es como ella misma me reconoció que lo veía ella.
Nuestra vivienda tenía un gran salón al que se entraba directamente desde la calle, en el que "hacíamos la vida", con una gran chimenea de leña, que estaba siempre encendida y al rededor de la cual estaban todos los utensilios de cocina, un cuarto de aseo en un lateral con lo mínimo necesario por aquel entonces y luego tres dormitorios, uno el de mis padres en el que además de su cama y el armario, había siempre otra cama, en la que íbamos durmiendo los dos mas pequeños.
Los otros dos dormitorios terminaron teniendo dos camas de literas cada uno, en los que nos íbamos amontonado los hijos según íbamos abandonando el dormitorio de nuestros padres.
Y algo a tener tambien en cuenta es que dentro de la casa el único cuarto con puerta era el cuarto de aseo, ningun dormitorio tenía puerta, ni el de mis padres, así que la intimidad era totalmente inexistente.
Yo los oía cuando tenían sexo y un día le pregunte a mi madre y ella me dijo que era porque tenían sexo, que no era nada malo, que ya lo experimentaria cuando tuviera edad para ello.
Yo, con la ignorancia propia de la edad la pregunté ¿Lo hará padre también conmigo?
Y ella, como si fuera la cosa más natural del mundo me contestó:
- Pues claro, hija, el es el hombre de la casa.
A partir de ese día yo solo quería tener la edad para probar aquello del sexo con mi padre.
Llegada la edad que ellos consideraron la apropiada, mi madre fue la que me lo dijo, que esa noche ella iba a dormir en mi cama y yo en la suya, con mi padre, porque ya tenía edad para "hacerme mujer".
Me dijo que la primera vez me podría doler un poco, pero que luego se me pasaría el dolor y sentiría otras sensaciones que me gustarían mucho.
Y esa noche sucedió.
Mi madre me había dicho que me acostara desnuda, hacía calor y eso no era ningún problema.
Mi padre se desnudó también, se tumbó a mi lado y me empezó a besar y acariciar por todo mi cuerpo, diciendome que no estuviera tensa, que lo haría con mucho cuidado para no hacerme mucho daño.
A mi me empezó a entrar mucho calor, mi padre agarró una de mis manos y me la llevó a su "pitó", yo se lo agarré y lo tenía muy grande, muy duro y muy caliente y también toqué sus cojones peludos, eran muy gordos y también los tenía muy calientes.
Yo estaba sintiendo una rara, pero agradable sensación y noté como mi "cuca" se me mojaba.
Mi padre me metió un dedo, me frotaba con el y a mi me dio como un mareo de la sensación tan fuerte que sentí.
Luego abrió mis piernas, se metió entre ellas y anduvo un rato con su pitó agarrado con una mano intentando meterlo en mi "cuca".
Cuando lo consiguió lo soltó se apoyó en sus brazos para no aplastarme con su peso y sentí como su "pitó" iba entrando en mi "cuca".
De pronto sentí como una punzada y como su pito entraba entero, porque su cuerpo chocó con el mio y ya no podía entrar más.
Ahora sé que mi padre me acababa de desvirgar y la verdad es que no me dolió mucho, luego cuando empezó a moverse notaba como un escozor, pero también empecé a notar la sensación que me había dicho mi madre y era una sensación muy agradable.
Cuando mi padre empezó a moverse más deprisa empecé a gemir sin poder contenerme y de pronto no sé qué me pasó (Ahora si lo sé, tuve mi primer orgasmo) pero fue una sensación muy extraña, grité muy fuerte como para desahogarme y en ese momento empecé a sentir como algo muy caliente estaba entrando en mi cuerpo (Mi padre se estaba corriendo por primera vez dentro de mi).
Mi padre me apretó muy fuerte y se quedó quieto mientras emitía ruidos raros como un rugido con su garganta.
Yo volví a sentir una sensación como de mareo, pero muy agradable.
Ese momento quedó grabado tan fuerte en mi mente, que aún hoy, después de tantos años, lo recuerdo como el primer día y además, ahora ya sabiendo, que lo que había sucedido era que mi padre y yo nos corrimos los dos a la vez.
Para mi no fue una experiencia desagradable en absoluto, sino más bien todo lo contrario.
A partir de ese día y durante varios meses mi padre follaba conmigo después de comer y con mi madre algunas noches.
Para mi, aquello se convirtió en un auténtico vicio, esperaba todos los días a mi padre con verdaderos deseos.
Y además, cada vez mi padre me lo hacía mejor y tardaba más en correrse, con lo que yo había días que tenía dos o tres orgasmos antes de que el se corriera.
Pero finalmente pasó lo que tenía que pasar, deje de sangrar durante tres meses, con lo que mi madre me dijo que lo más seguro es que estaviera embarazada.
Durante todo ese tiempo mi padre y yo seguimos follando, sin parar en ningún momento y finalmente sucedió lo que, en aquellos tiempos, tambien era muy habitual, tuve un aborto espontáneo y todo siguió como si no hubiera pasado nada, pero a partir de entonces mi padre procuraba correrse fuera, aunque no siempre lo conseguía o lo conseguía a medias, con lo que el peligro de un huevo embarazo seguía existiendo.
Como cada vez eramos más bocas, mi madre habló un día con el "administrador" diciendole si sabía de alguna "casa" donde necesitaran una criada y resultó que, precisamente los dueños de la finca necesitaban una sirvienta en régimen interno, lo que significaba que me daban comida y cama, además de una exigua paga.
Y para allá que me fui con 18 años recién cumplidos.
En casa me sustituyó, a todos los efectos, mi siguiente hermana, que era tan solo un año menor que yo (Y ya sabeis lo que significaba "a todos los efectos").
En mi nuevo destino tenía una pequeña habitación para mi sólita, con una cama y un armario y al lado un pequeño baño con ducha y todo, vamos, todo un lujo comparado con la casa de mis padres.
Pero, claro, la chica que había llegado, no era solo una pueblerina que apenas sabía leer y escribir, el abundante sexo que había tenido con mi padre había moldeado mi cuerpo, ensanchado mis caderas, aumentado mis tetas y rellenado mi culo, convirtiendome en una mujer que tenía todo lo que llama la atención de los hombres.
Y lógicamente, el hombre con el que más tiempo pasaba era con el "Señor" de la casa, que con sus cincuenta y tantos años era un caballero muy apuesto.
Y se juntaron "el hambre con las ganas de comer" yo que estaba acostumbrada a tener sexo a diario y el "Señor" que se me comía con la mirada.
Al parecer en el entorno social en el que se movían mis señores, lo de tener una "querida" era algo muy habitual y aceptado, tanto socialmente, como por la propia familia, así que el Señor de la casa pensó que, con lo buena que yo estaba, para que buscar fuera lo que tenía en casa.
Y como además se había dado cuenta de como lo miraba yo y lo servicial que era con el, pues inició un idilio conmigo, con el consentimiento tácito de su mujer, que se conformaba con que fuéramos discretos y guardaramos las apariencias en presencia de otras personas.
Y así volví a tener de nuevo mi racion de sexo casi a diario y algunos días más de una vez, pero, eso sí, ahora con condones, aunque el señor me enseñó una nueva modalidad que yo no había probado nunca, porque mi padre lo consideraba antinatural, que era el sexo anal y cuando lo probé me encantó, así que lo practicabamos muy a menudo, sin condon, porque por ahí el señor se podía correr muy agusto sin el peligro de un embarazo.
Pero como el sexo es lo que es y tanto a él como a mi nos gustaba probarlo todo y eramos muy apasionados, pues empezamos a relajarnos y había veces que, esos "polvos" rápidos e improvisados, de "aquí te pillo y aquí te mato" lo hacíamos sin condon y en una de esas veces, me quedé embarazada.
Como por aquel entonces (Estábamos en 1973) en España el aborto estaba prohibido, no tuve más remedio que seguir adelante con el embarazo.
Eso ya supuso un grave problema, porque no podía parir viviendo en su casa, así que, por el momento me alquilaron un pequeño apartamento para que me trasladara a el.
El Señor me dijo que el no podia darle su apellido a lo que viniera, pero que me pasaría una cantidad de dinero mensualmente para que pudiera vivir sin problemas hasta que reordenara mi vida.
Me trasladé al apartamento, el me visitaba a diario y seguimos teniendo sexo como siempre, hasta poco antes del parto.
Con 20 años recién cumplidos tuve un niño precioso, que salió con todos los rasgos más característicos de su padre (Ojos azules y pelo Rubio) con lo cual no había ninguna duda de quien era el padre.
El apartamento estaba muy bien y muy bien situado, pero solo tenía un dormitorio, además de un pequeño salóncito, cocina y baño completo y una bonita terraza.
Mi amante cumplió con lo prometido y además siguió visitandome con regularidad.
Me dio de alta como empleada de la limpieza en una empresa de la que era socio, metí a mi hijo en una guardería que tenía al lado de mi apartamento y empecé a vivir una vida totalmente nueva para mí.
(Como este es el relato de mi vida, no voy a extenderme en temas familiares y voy a ir a lo realmente importante en el contexto en el que estamos que son las relaciones incestuosas).
Evidentemente, por las condiciones del apartamento mi hijo y yo empezamos a dormir juntos desde el principio y seguimos durmiendo juntos durante los siguientes años, como lo más normal del mundo.
Dos años después mi amante consiguió colocarme en la clínica de unos amigos como auxiliar.
Aprendí el oficio, estudié, preparé unas oposiciones y conseguí un puesto de trabajo en el Hospital de la Seguridad Social, con lo cual tenía mi vida solucionada sin necesidad de depender de nadie.
Pasaron los años y mi amante dejó de visitarme, porque tenía problemas de salud, pero me dijo que mientras el viviera seguiría recibiendo todos los meses una transferencia para cubrir los gastos de nuestro hijo, que quería que estudiará una carrera universitaria.
Y cumplió su palabra, mi hijo empezó a ir a la universidad y las transferencias siguieron viniendo puntualmente.
Mi hijo empezó a estudiar medicina en la universidad de Salamanca y venía a verme casi todos los fines de semana.
Pedí una hipoteca y compré un apartamento más grade y de nueva construcción muy cerca del hospital donde trabajaba.
Este apartamento tenía tres dormitorios, dos cuartos de de baño, un salón más grande y una buena cocina.
(Es en el que sigo viviendo actualmente)
Amueble dos dormitorios con todo lo necesario, uno para mi hijo y otro para mi, pero mi hijo cuando venía los fines de semana seguía durmiendo conmigo, porque era lo que había hecho durante toda su vida y a él le gustaba y por supuesto, a mi también.
Mi hijo era para mi lo más importante de mi vida, lo amaba como no había amado nunca a nadie y el me adoraba.
Nuestra relación era de lo más cariñosa, el con 19 años era ya todo un hombre y además muy guapo y yo con 39 años me conservaba muy bien.
Cuando salíamos juntos parecíamos una pareja, más que madre e hijo.
Así que durmiendo juntos y amándonos como nos amabamo, al final pasó lo que tenía que pasar.
Y pasó sin haberlo hablado, sin ponernos de acuerdo... de una forma totalmente improvisada, pero muy bonita.
Yo creo que desde hacía tiempo los dos sabíamos que algun día iba a pasar.
Yo desde luego lo deseaba desde hacía mucho tiempo, pero no quería imponerle nada, quería que si pasaba fuera porque el lo deseara tanto como yo.
Y finalmente nuestros deseos se desbordaron y sucedió.
Fue una noche de sábado, que habíamos salido a cenar fuera para celebrar que me habían hecho responsable de planta en el Hospital y después tomamos un par de copas en un pub.
Cuando llegamos a casa, después de ir al baño los dos, cada uno al suyo, entramos en mi dormitorio.
Yo en el baño me había quitado las bragas y me había lavado el chichi en el bidé, porque tenía el palpito de que iba a ser esa noche.
Nadamas entrar los dos nos miramos por unos segundos, nos acercamos el uno al otro, el me rodeo con sus brazos por la cintura yo rodee con los míos su cuello y nos fundimos en un apasionado beso, que duró varios minutos, mientras acariciabamos nuestros cuerpos por encima de la ropa.
Luego, sin decir nada, porque ya estaba todo dicho comenzamos a desnudar el uno al otro...
Mi hijo terminó pronto, porque en cuanto desabrochó el vestido que llevaba puesto y lo dejo caer al suelo, me quedé solo con el sujetador.
Mientras yo desabrochaba sus pantalones el se quitó la camisa y cuando se deshizo de los pantalones se quedo solo con el slips.
Yo me quite rápidamente el sujetador y el su slips, quedándonos desnudos frente a frente.
Volvimos a abrazarnos ahora piel con piel, fue algo maravilloso sentir como mi hijo acariciaba todas las partes más sensibles de mi cuerpo y yo del suyo.
Me giré dándole la espalda, porque quería sentir la dureza de su pene en mi culo.
En esa posición el acarició mis tetas, pellizcando suavemente mis duros pezones, bajó una de sus manos acariciando mi vientre plano y llegó a los vellos recortados de mi pubis, los acarició y después siguió hasta la entrada de mi coño, lo abrió con sus dedos, los metió dentro y me lo acarició durante unos maravillosos segundos.
Yo ya estaba que me moría de placer.
Nos tumbamos en la cama y el siguió besándome por todo el cuerpo y chupó los pezones de mis tetas, como cuando mamó de ellas de bebé... Bufffff.
Pensar que ese bebé que amamante era el mismo que ahora estaba chupando de nuevo los pezones de mis tetas me produjo una sensación de placer increíble..
Luego bajó hasta mi coño, yo abrí mis piernas para facilitarle el acceso, el metió su cabeza entre ellas y sentí como su lengua y sus labios entraban en contacto con mis labios vaginales... Ufff
Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y en ese momento pensé en lo bien que había hecho lavandomelo, para que mi hijo pudiera ahora disfrutar de él totalmente limpio.
Mi hijo comenzó a meter su lengua, a chupar mi clitoris y a comérselo enterito.
Yo acariciaba su cabeza con mis manos y de pronto la apreté contra mi sexo y estallé en un orgasmo escandaloso... Ufff
Era el primer orgasmo que tenía con mi hijo y fue maravilloso.
Mientras mi cuerpo seguía temblando aun, por el orgasmo que estaba teniendo, mi hijo subió hacia arriba, buscó la entrada a mi vagina con su pene agarrado con una mano y cuando la encontró me lo empezó a meter lentamente, hasta que me lo metió entero... Uffff
Yo di un suspiro de placer, porque, por fin tenía a mi hijo de nuevo dentro de mi.. Ufff
Lo abracé y nos unimos en un beso, mientras el empezó a moverse despacito y yo empecé a sentir un placer maravilloso.
Luego se separó un poco, se apoyó en sus brazos para no aplastarme y comenzó a follarme con penetraciones profundas y rápidas.
Yo tuve otro orgasmo y... Bueno, en realidad tuve un orgasmo continuo mientras me estuvo follando y lo empalmé con otro, aún más intenso, cuando mi hijo se corrió y sentí el calor de su semen inundando mi utero... Uffff
En ese momento tuve la misma sensación que cuando mi padre me preñó, que volví a sentir cuando me embarazó su padre y que volvía a sentir ahora...
La sensación de que mi hijo ¡¡Me acababa de embarazar!!
Como ya he dicho antes, yo sabía, desde hacía ya varios meses, que lo inevitable iba a suceder en cualquier momento, que mi hijo y yo íbamos a tener sexo, porque los dos lo deseábamos y no tomé ninguna medida para evitar que me embarazara...
Trabajando yo en la Sanidad y estudiando el medicina, los dos eramos totalmente conscientes del peligro y ninguno habíamos hecho nada por evitarlo.
Con haber empezado a tomarme la píldora anticonceptiva, que por esas fechas ya estaba al alcance de cualquiera, hubiera sido suficiente, pero, algo en mi interior, me impedía hacerlo y no lo hice.
Y bueno, volviendo por donde iba, yo sentí esa sensación y lejos de producirme miedo, lo que me produjo fue un subidon, aún mayor, de felicidad, que unido al placer propio del orgasmo que estaba teniendo hizo que casi perdiera el conocimiento... Ufff
Esa noche nos la pasamos follando como locos los dos.
Mi hijo tenía un vigor increíble, no recuerdo cuantas veces se corrió y yo no paré de tener un orgasmo tras otro.
A partir de ese día ya follabamos sin parar cada vez que el estaba en casa y, por supuesto, yo mo volví a tener la regla en los siguientes dos meses.
Me hice la prueba del embarazo y di positivo, pero no le dije nada a mi hijo, porque tenía un presentimiento, que no sabría como explicar, pero que al tercer mes supe lo que era, porque, al igual que cuando me preñó mi padre, tuve un aborto espontáneo...
Al principio tuve una sensación de tristeza y angustia que, supongo que debe ser lo que siente una mujer cuando aborta de forma involuntaria, pero luego ya, una vez pasado el disgusto y pensándolo fríamente, llegué a la conclusión de que era lo mejor para los dos.
A mi hijo nunca le dije nada y empecé a tomarme la píldora para no volver a pasar nunca más por algo así.
También pensé que cuanto me embarazó el padre de mi hijo, el embarazo terminó en una gestación completa y un parto normal, mientras que los embarazos de mi padre y de mi hijo, los dos, terminaron en un aborto, no sé si sería por alguna incompatibilidad genética, pero desde luego por algo así debería ser, porque no podía ser una mera coincidencia.
Mi hijo se casó y tiene una preciosa niña, rubia y con los ojos azules como su padre.
Y bueno, mi hijo y yo seguimos teniendo sexo, aunque, cada vez más de tarde en tarde, lógicamente, aunque siempre con el mismo amor que nunca hemos dejado de tener el uno por el otro.
Recientemente, navegando por Internet, buscando relatos para leer y pasar el rato, descubrí varias páginas de Relatos Eroticos y dentro de ellas había un apartado que llaman Amor Filial, en el que todos los relatos son en realidad sobre relaciones incestuosas y debido a mi experiencia, fue en este apartado en el que me centré.
Leí muchos relatos, sobre todo de relaciones entre padres con hijas y de madres con hijos, que son los que de alguna manera más se acercan a mi propia experiencia.
Muchos de estos relatos me parecen poco creíbles, pero hay otros que los veo como más reales y incluso he leído algunos que cuentan experiencias vividas en los mismos o parecidos ambientes familiares en los que se ha desarrollado mi vida.
Y aunque mi caso pueda parecer un caso bastante extremo, yo creo que, en aquellos años y en parecidas circunstancias, es posible que fuera algo bastante más habitual de lo que ahora, en circunstancias totalmente distintas, se pueda pensar.
El caso es que, animada por mis lecturas de Relatos sobre este tipo de relaciones familiares, decidí escribir el relato de mi propia experiencia.
Una vez escrito a mi manera se lo mandé a uno de los autores que publica sus relatos en TODORELATOS.COM, porque leí en algunos de sus relatos que recibía historias de sus lectores y las publicaba una vez corregidas y adaptadas por el.
Y esta es la parte incestuosa de la historia de mi vida que voy a contar:
En estos momentos tengo 70 años y quiero aclarar que muchas cosas y situaciones que voy a contar, lo voy a hacer con la perspectiva y los conocimientos que tengo ahora, que lógicamente son muy distintos a los que tenía cuando ocurrieron los hechos, porque entonces, simplemente ocurrían sin más, como algo natural, algo que yo lo aceptaba, porque consideraba que era lo que había y no conocía otras opciones.
Nací en los años 50, en un pueblecito de la Extremadura profunda, en un entorno de miseria y analfabetismo.
En realidad mi familia no vivía en el pueblo, sino en el caserío de una finca propiedad de una familia "rica" que vivía en la Capital, de la que mi padre era el "Capataz" y se entendía con el "Administrador".
En la finca, según la época del año, había muchos trabajadores, que iban y venían, pero que no vivían en el caserío.
En el caserío solo vivíamos nosotros y luego estaban los establos para el ganado y otras dependencias para almacenar productos y herramientas.
Yo fui la primera de 10 hermanos, 4 mujeres y 6 hombres, de los cuales solo sobrepasamos la edad de 10 años 3 mujeres y 2 hombres, los demas fueron muriendo de distintas enfermedades de las de entonces.
Mi madre tuvo además varios abortos naturales, que en aquellos tiempos era algo bastante habitual, como yo podría comprobar personalmente, en su momento.
Mi madre era la clásica mujer de entonces en ese ambiente, una mujer muy trabajadora, muy "espabilada" y muy cariñosa con su marido y con sus hijos.
Una buena persona, con la que la vida se portó regular, tirando a mal.
Mi padre era un hombre tambien de los de entonces, basto, pero muy trabajador, "dicharachero", "avispado" y tambien muy cariñoso con nosotros, pero sobretodo con mi madre, a la que quería con locura.
Era un hombre muy básico, su vida se podría resumir en cinco cosas: Trabajar, comer, beber, follar y dormir...
Lo que os voy a contar sobre el, visto desde el punto de vista actual, tendría un duro calificativo y sería totalmente inaceptable e incluso podría calificarse de delito, pero en su momento y en su entorno las cosas eran muy distintas, sin que por eso yo lo quiera justificar, pero tampoco lo voy a condenar.
No le tengo ningún rencor e incluso lo recuerdo con cariño y comprensión.
Al ser yo la primera y venir todos mis hermanos muy seguidos, desde muy pequeña empecé a ayudar a mi madre en todos sus quehaceres y obligaciones como "ama de casa".
Mi madre era la que "llevaba la casa", tenía muchas tareas distintas al cabo del dia y yo la ayudaba en todo lo que podía, de acuerdo a mi edad.
En el tema sexual, mi padre era de piñón fijo, tenía que hacerlo por lo menos una vez al día, así que mi madre, además de todas las demas tareas, tenía que cumplir también con su "deber conyugal".
Así que, llegado el momento, tambien la empecé a ayudar en esto, al menos así es como lo vi yo entonces y así es como ella misma me reconoció que lo veía ella.
Nuestra vivienda tenía un gran salón al que se entraba directamente desde la calle, en el que "hacíamos la vida", con una gran chimenea de leña, que estaba siempre encendida y al rededor de la cual estaban todos los utensilios de cocina, un cuarto de aseo en un lateral con lo mínimo necesario por aquel entonces y luego tres dormitorios, uno el de mis padres en el que además de su cama y el armario, había siempre otra cama, en la que íbamos durmiendo los dos mas pequeños.
Los otros dos dormitorios terminaron teniendo dos camas de literas cada uno, en los que nos íbamos amontonado los hijos según íbamos abandonando el dormitorio de nuestros padres.
Y algo a tener tambien en cuenta es que dentro de la casa el único cuarto con puerta era el cuarto de aseo, ningun dormitorio tenía puerta, ni el de mis padres, así que la intimidad era totalmente inexistente.
Yo los oía cuando tenían sexo y un día le pregunte a mi madre y ella me dijo que era porque tenían sexo, que no era nada malo, que ya lo experimentaria cuando tuviera edad para ello.
Yo, con la ignorancia propia de la edad la pregunté ¿Lo hará padre también conmigo?
Y ella, como si fuera la cosa más natural del mundo me contestó:
- Pues claro, hija, el es el hombre de la casa.
A partir de ese día yo solo quería tener la edad para probar aquello del sexo con mi padre.
Llegada la edad que ellos consideraron la apropiada, mi madre fue la que me lo dijo, que esa noche ella iba a dormir en mi cama y yo en la suya, con mi padre, porque ya tenía edad para "hacerme mujer".
Me dijo que la primera vez me podría doler un poco, pero que luego se me pasaría el dolor y sentiría otras sensaciones que me gustarían mucho.
Y esa noche sucedió.
Mi madre me había dicho que me acostara desnuda, hacía calor y eso no era ningún problema.
Mi padre se desnudó también, se tumbó a mi lado y me empezó a besar y acariciar por todo mi cuerpo, diciendome que no estuviera tensa, que lo haría con mucho cuidado para no hacerme mucho daño.
A mi me empezó a entrar mucho calor, mi padre agarró una de mis manos y me la llevó a su "pitó", yo se lo agarré y lo tenía muy grande, muy duro y muy caliente y también toqué sus cojones peludos, eran muy gordos y también los tenía muy calientes.
Yo estaba sintiendo una rara, pero agradable sensación y noté como mi "cuca" se me mojaba.
Mi padre me metió un dedo, me frotaba con el y a mi me dio como un mareo de la sensación tan fuerte que sentí.
Luego abrió mis piernas, se metió entre ellas y anduvo un rato con su pitó agarrado con una mano intentando meterlo en mi "cuca".
Cuando lo consiguió lo soltó se apoyó en sus brazos para no aplastarme con su peso y sentí como su "pitó" iba entrando en mi "cuca".
De pronto sentí como una punzada y como su pito entraba entero, porque su cuerpo chocó con el mio y ya no podía entrar más.
Ahora sé que mi padre me acababa de desvirgar y la verdad es que no me dolió mucho, luego cuando empezó a moverse notaba como un escozor, pero también empecé a notar la sensación que me había dicho mi madre y era una sensación muy agradable.
Cuando mi padre empezó a moverse más deprisa empecé a gemir sin poder contenerme y de pronto no sé qué me pasó (Ahora si lo sé, tuve mi primer orgasmo) pero fue una sensación muy extraña, grité muy fuerte como para desahogarme y en ese momento empecé a sentir como algo muy caliente estaba entrando en mi cuerpo (Mi padre se estaba corriendo por primera vez dentro de mi).
Mi padre me apretó muy fuerte y se quedó quieto mientras emitía ruidos raros como un rugido con su garganta.
Yo volví a sentir una sensación como de mareo, pero muy agradable.
Ese momento quedó grabado tan fuerte en mi mente, que aún hoy, después de tantos años, lo recuerdo como el primer día y además, ahora ya sabiendo, que lo que había sucedido era que mi padre y yo nos corrimos los dos a la vez.
Para mi no fue una experiencia desagradable en absoluto, sino más bien todo lo contrario.
A partir de ese día y durante varios meses mi padre follaba conmigo después de comer y con mi madre algunas noches.
Para mi, aquello se convirtió en un auténtico vicio, esperaba todos los días a mi padre con verdaderos deseos.
Y además, cada vez mi padre me lo hacía mejor y tardaba más en correrse, con lo que yo había días que tenía dos o tres orgasmos antes de que el se corriera.
Pero finalmente pasó lo que tenía que pasar, deje de sangrar durante tres meses, con lo que mi madre me dijo que lo más seguro es que estaviera embarazada.
Durante todo ese tiempo mi padre y yo seguimos follando, sin parar en ningún momento y finalmente sucedió lo que, en aquellos tiempos, tambien era muy habitual, tuve un aborto espontáneo y todo siguió como si no hubiera pasado nada, pero a partir de entonces mi padre procuraba correrse fuera, aunque no siempre lo conseguía o lo conseguía a medias, con lo que el peligro de un huevo embarazo seguía existiendo.
Como cada vez eramos más bocas, mi madre habló un día con el "administrador" diciendole si sabía de alguna "casa" donde necesitaran una criada y resultó que, precisamente los dueños de la finca necesitaban una sirvienta en régimen interno, lo que significaba que me daban comida y cama, además de una exigua paga.
Y para allá que me fui con 18 años recién cumplidos.
En casa me sustituyó, a todos los efectos, mi siguiente hermana, que era tan solo un año menor que yo (Y ya sabeis lo que significaba "a todos los efectos").
En mi nuevo destino tenía una pequeña habitación para mi sólita, con una cama y un armario y al lado un pequeño baño con ducha y todo, vamos, todo un lujo comparado con la casa de mis padres.
Pero, claro, la chica que había llegado, no era solo una pueblerina que apenas sabía leer y escribir, el abundante sexo que había tenido con mi padre había moldeado mi cuerpo, ensanchado mis caderas, aumentado mis tetas y rellenado mi culo, convirtiendome en una mujer que tenía todo lo que llama la atención de los hombres.
Y lógicamente, el hombre con el que más tiempo pasaba era con el "Señor" de la casa, que con sus cincuenta y tantos años era un caballero muy apuesto.
Y se juntaron "el hambre con las ganas de comer" yo que estaba acostumbrada a tener sexo a diario y el "Señor" que se me comía con la mirada.
Al parecer en el entorno social en el que se movían mis señores, lo de tener una "querida" era algo muy habitual y aceptado, tanto socialmente, como por la propia familia, así que el Señor de la casa pensó que, con lo buena que yo estaba, para que buscar fuera lo que tenía en casa.
Y como además se había dado cuenta de como lo miraba yo y lo servicial que era con el, pues inició un idilio conmigo, con el consentimiento tácito de su mujer, que se conformaba con que fuéramos discretos y guardaramos las apariencias en presencia de otras personas.
Y así volví a tener de nuevo mi racion de sexo casi a diario y algunos días más de una vez, pero, eso sí, ahora con condones, aunque el señor me enseñó una nueva modalidad que yo no había probado nunca, porque mi padre lo consideraba antinatural, que era el sexo anal y cuando lo probé me encantó, así que lo practicabamos muy a menudo, sin condon, porque por ahí el señor se podía correr muy agusto sin el peligro de un embarazo.
Pero como el sexo es lo que es y tanto a él como a mi nos gustaba probarlo todo y eramos muy apasionados, pues empezamos a relajarnos y había veces que, esos "polvos" rápidos e improvisados, de "aquí te pillo y aquí te mato" lo hacíamos sin condon y en una de esas veces, me quedé embarazada.
Como por aquel entonces (Estábamos en 1973) en España el aborto estaba prohibido, no tuve más remedio que seguir adelante con el embarazo.
Eso ya supuso un grave problema, porque no podía parir viviendo en su casa, así que, por el momento me alquilaron un pequeño apartamento para que me trasladara a el.
El Señor me dijo que el no podia darle su apellido a lo que viniera, pero que me pasaría una cantidad de dinero mensualmente para que pudiera vivir sin problemas hasta que reordenara mi vida.
Me trasladé al apartamento, el me visitaba a diario y seguimos teniendo sexo como siempre, hasta poco antes del parto.
Con 20 años recién cumplidos tuve un niño precioso, que salió con todos los rasgos más característicos de su padre (Ojos azules y pelo Rubio) con lo cual no había ninguna duda de quien era el padre.
El apartamento estaba muy bien y muy bien situado, pero solo tenía un dormitorio, además de un pequeño salóncito, cocina y baño completo y una bonita terraza.
Mi amante cumplió con lo prometido y además siguió visitandome con regularidad.
Me dio de alta como empleada de la limpieza en una empresa de la que era socio, metí a mi hijo en una guardería que tenía al lado de mi apartamento y empecé a vivir una vida totalmente nueva para mí.
(Como este es el relato de mi vida, no voy a extenderme en temas familiares y voy a ir a lo realmente importante en el contexto en el que estamos que son las relaciones incestuosas).
Evidentemente, por las condiciones del apartamento mi hijo y yo empezamos a dormir juntos desde el principio y seguimos durmiendo juntos durante los siguientes años, como lo más normal del mundo.
Dos años después mi amante consiguió colocarme en la clínica de unos amigos como auxiliar.
Aprendí el oficio, estudié, preparé unas oposiciones y conseguí un puesto de trabajo en el Hospital de la Seguridad Social, con lo cual tenía mi vida solucionada sin necesidad de depender de nadie.
Pasaron los años y mi amante dejó de visitarme, porque tenía problemas de salud, pero me dijo que mientras el viviera seguiría recibiendo todos los meses una transferencia para cubrir los gastos de nuestro hijo, que quería que estudiará una carrera universitaria.
Y cumplió su palabra, mi hijo empezó a ir a la universidad y las transferencias siguieron viniendo puntualmente.
Mi hijo empezó a estudiar medicina en la universidad de Salamanca y venía a verme casi todos los fines de semana.
Pedí una hipoteca y compré un apartamento más grade y de nueva construcción muy cerca del hospital donde trabajaba.
Este apartamento tenía tres dormitorios, dos cuartos de de baño, un salón más grande y una buena cocina.
(Es en el que sigo viviendo actualmente)
Amueble dos dormitorios con todo lo necesario, uno para mi hijo y otro para mi, pero mi hijo cuando venía los fines de semana seguía durmiendo conmigo, porque era lo que había hecho durante toda su vida y a él le gustaba y por supuesto, a mi también.
Mi hijo era para mi lo más importante de mi vida, lo amaba como no había amado nunca a nadie y el me adoraba.
Nuestra relación era de lo más cariñosa, el con 19 años era ya todo un hombre y además muy guapo y yo con 39 años me conservaba muy bien.
Cuando salíamos juntos parecíamos una pareja, más que madre e hijo.
Así que durmiendo juntos y amándonos como nos amabamo, al final pasó lo que tenía que pasar.
Y pasó sin haberlo hablado, sin ponernos de acuerdo... de una forma totalmente improvisada, pero muy bonita.
Yo creo que desde hacía tiempo los dos sabíamos que algun día iba a pasar.
Yo desde luego lo deseaba desde hacía mucho tiempo, pero no quería imponerle nada, quería que si pasaba fuera porque el lo deseara tanto como yo.
Y finalmente nuestros deseos se desbordaron y sucedió.
Fue una noche de sábado, que habíamos salido a cenar fuera para celebrar que me habían hecho responsable de planta en el Hospital y después tomamos un par de copas en un pub.
Cuando llegamos a casa, después de ir al baño los dos, cada uno al suyo, entramos en mi dormitorio.
Yo en el baño me había quitado las bragas y me había lavado el chichi en el bidé, porque tenía el palpito de que iba a ser esa noche.
Nadamas entrar los dos nos miramos por unos segundos, nos acercamos el uno al otro, el me rodeo con sus brazos por la cintura yo rodee con los míos su cuello y nos fundimos en un apasionado beso, que duró varios minutos, mientras acariciabamos nuestros cuerpos por encima de la ropa.
Luego, sin decir nada, porque ya estaba todo dicho comenzamos a desnudar el uno al otro...
Mi hijo terminó pronto, porque en cuanto desabrochó el vestido que llevaba puesto y lo dejo caer al suelo, me quedé solo con el sujetador.
Mientras yo desabrochaba sus pantalones el se quitó la camisa y cuando se deshizo de los pantalones se quedo solo con el slips.
Yo me quite rápidamente el sujetador y el su slips, quedándonos desnudos frente a frente.
Volvimos a abrazarnos ahora piel con piel, fue algo maravilloso sentir como mi hijo acariciaba todas las partes más sensibles de mi cuerpo y yo del suyo.
Me giré dándole la espalda, porque quería sentir la dureza de su pene en mi culo.
En esa posición el acarició mis tetas, pellizcando suavemente mis duros pezones, bajó una de sus manos acariciando mi vientre plano y llegó a los vellos recortados de mi pubis, los acarició y después siguió hasta la entrada de mi coño, lo abrió con sus dedos, los metió dentro y me lo acarició durante unos maravillosos segundos.
Yo ya estaba que me moría de placer.
Nos tumbamos en la cama y el siguió besándome por todo el cuerpo y chupó los pezones de mis tetas, como cuando mamó de ellas de bebé... Bufffff.
Pensar que ese bebé que amamante era el mismo que ahora estaba chupando de nuevo los pezones de mis tetas me produjo una sensación de placer increíble..
Luego bajó hasta mi coño, yo abrí mis piernas para facilitarle el acceso, el metió su cabeza entre ellas y sentí como su lengua y sus labios entraban en contacto con mis labios vaginales... Ufff
Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y en ese momento pensé en lo bien que había hecho lavandomelo, para que mi hijo pudiera ahora disfrutar de él totalmente limpio.
Mi hijo comenzó a meter su lengua, a chupar mi clitoris y a comérselo enterito.
Yo acariciaba su cabeza con mis manos y de pronto la apreté contra mi sexo y estallé en un orgasmo escandaloso... Ufff
Era el primer orgasmo que tenía con mi hijo y fue maravilloso.
Mientras mi cuerpo seguía temblando aun, por el orgasmo que estaba teniendo, mi hijo subió hacia arriba, buscó la entrada a mi vagina con su pene agarrado con una mano y cuando la encontró me lo empezó a meter lentamente, hasta que me lo metió entero... Uffff
Yo di un suspiro de placer, porque, por fin tenía a mi hijo de nuevo dentro de mi.. Ufff
Lo abracé y nos unimos en un beso, mientras el empezó a moverse despacito y yo empecé a sentir un placer maravilloso.
Luego se separó un poco, se apoyó en sus brazos para no aplastarme y comenzó a follarme con penetraciones profundas y rápidas.
Yo tuve otro orgasmo y... Bueno, en realidad tuve un orgasmo continuo mientras me estuvo follando y lo empalmé con otro, aún más intenso, cuando mi hijo se corrió y sentí el calor de su semen inundando mi utero... Uffff
En ese momento tuve la misma sensación que cuando mi padre me preñó, que volví a sentir cuando me embarazó su padre y que volvía a sentir ahora...
La sensación de que mi hijo ¡¡Me acababa de embarazar!!
Como ya he dicho antes, yo sabía, desde hacía ya varios meses, que lo inevitable iba a suceder en cualquier momento, que mi hijo y yo íbamos a tener sexo, porque los dos lo deseábamos y no tomé ninguna medida para evitar que me embarazara...
Trabajando yo en la Sanidad y estudiando el medicina, los dos eramos totalmente conscientes del peligro y ninguno habíamos hecho nada por evitarlo.
Con haber empezado a tomarme la píldora anticonceptiva, que por esas fechas ya estaba al alcance de cualquiera, hubiera sido suficiente, pero, algo en mi interior, me impedía hacerlo y no lo hice.
Y bueno, volviendo por donde iba, yo sentí esa sensación y lejos de producirme miedo, lo que me produjo fue un subidon, aún mayor, de felicidad, que unido al placer propio del orgasmo que estaba teniendo hizo que casi perdiera el conocimiento... Ufff
Esa noche nos la pasamos follando como locos los dos.
Mi hijo tenía un vigor increíble, no recuerdo cuantas veces se corrió y yo no paré de tener un orgasmo tras otro.
A partir de ese día ya follabamos sin parar cada vez que el estaba en casa y, por supuesto, yo mo volví a tener la regla en los siguientes dos meses.
Me hice la prueba del embarazo y di positivo, pero no le dije nada a mi hijo, porque tenía un presentimiento, que no sabría como explicar, pero que al tercer mes supe lo que era, porque, al igual que cuando me preñó mi padre, tuve un aborto espontáneo...
Al principio tuve una sensación de tristeza y angustia que, supongo que debe ser lo que siente una mujer cuando aborta de forma involuntaria, pero luego ya, una vez pasado el disgusto y pensándolo fríamente, llegué a la conclusión de que era lo mejor para los dos.
A mi hijo nunca le dije nada y empecé a tomarme la píldora para no volver a pasar nunca más por algo así.
También pensé que cuanto me embarazó el padre de mi hijo, el embarazo terminó en una gestación completa y un parto normal, mientras que los embarazos de mi padre y de mi hijo, los dos, terminaron en un aborto, no sé si sería por alguna incompatibilidad genética, pero desde luego por algo así debería ser, porque no podía ser una mera coincidencia.
Mi hijo se casó y tiene una preciosa niña, rubia y con los ojos azules como su padre.
Y bueno, mi hijo y yo seguimos teniendo sexo, aunque, cada vez más de tarde en tarde, lógicamente, aunque siempre con el mismo amor que nunca hemos dejado de tener el uno por el otro.