Jugodevida
Estrella Porno
Tratando de follar a Mar.
El hombre por naturaleza siempre tiene en su cabeza poseer a todas las mujeres que ve y le gustan, es un pensamiento nato, para eso es
el macho, en un ganado de ovejas o de cabras, por cada 25 cabezas de hembras incorporan un macho, ellos son los encargados de preñarlas a todas, esto no pasa en los humanos, desde remotos tiempos “cada oveja con su pareja” , así es la realidad, solo que nosotros los hombres seguimos a nuestro instinto animal.
Dentro de la flexibilidad del tema, esto no es una regla de tres, unos llegan más allá y otros nos quedamos estancados, por lo que no gozamos más que de nuestras parejas y poco más, pero nuestras obsesiones son tan fuertes que siempre tenemos a las mujeres en mente. Todo este royo viene porque hace unos días tuve una experiencia que revolucionó todas mis fantasias, quiero relatarla aquí porque me ilusiona compartirla con los demás, ya que de no hacerlo me parecería cosa de ensueño, pero esto es tan real que me hizo flipar en colores, ya que la chica me gusta a rabiar, lo que desató mis fantasías.
Yo me llamo José, soy casado, pero mi matrimonio no funciona bien, por una serie de causas la convivencia se fue deteriorando con mi mujer, vivo con ella, pero no tenemos vida sexual, ni casi vida social, me refugio en mi trabajo, en tiempo libre navego por internet, aquí hice amistad con un tío que comenzó a caerme bien, conversando mucho, de varios temas, contándonos nuestros logros, aventuras y fantasías, este chico se llama Juan, andaluz, cuarenta y pocos años, parecía muy liberal, por lo que me contaba sobre su forma de pensar y actuar, está casado con una bella mujer, yo no me imaginaba lo buena que estaba hasta que no me mandó alguna foto de ella, en la primera foto que la vi, me dio un salto el corazón, hasta me pareció que se había quedado corto valorándola, tenía un cuerpo escultural, de hecho lo mantenía en forma en gimnasios, además también era liberal, según me contaba el, pero no lo sabía por parte de ella, por eso mi obsesión era conocerla y comprobarlo.
En el mes de julio tomó mis vacaciones, mi mujer aún no las tomaba, ella lo hacía en agosto, coincidiendo con las fiestas y feria de nuestra ciudad, por lo que pensé en hacer un viaje solo, con idea de pasar por la ciudad de Juan y conocerlo, también a su mujer, claro.
Se lo hago sabe a él de mi proyecto, me dice que él aún no tenía vacaciones, pero si iba en sábado podría acompañarme todo el fin de semana, le dije que estupendo, que el primer sábado del mes de julio me tenía allí, que me pasara la ubicación de su casa y me metía derecho hasta su puerta, perfecto, me dijo el, así lo haremos.
Ya llega julio el día uno cae en martes, el día cinco sobre las doce de la mañana estaba aparcando en su calle, ya sabía él que llegaba, por el teléfono nos íbamos comunicando a cada rato, Juan sale a recibirme, nos damos un fuerte abrazo, me invita a pasar a su casa, yo llevaba una ligera maleta con unos obsequios de mi ciudad y unas botellas de vino, pasamos dentro de la casa en el salón estaba su mujer, me la presento, mira José, esta es Mar, mi mujer, la abrazo y nos damos dos besos, al pegar mi cuerpo con el de ella noto como no llevaba sujetador, tan solo una amplia y ligera bata, su tetas se comprimieron contra mi pecho, esto me erotizo, mi piel se puso como de gallina.
—Hola Mar, mucho gusto de conocerte, Juan me ha hablado mucho de ti, de lo guapa que eres, incluso me ha mandado alguna foto para que te conociera, pero sabes una cosa, se ha quedado corto en sus alabanzas, eres mucho más hermosa que me confesaba, supongo que fuera por evitar que te deseara, jajajaja, reímos los tres al unísono, dice Juan, —Nunca he rebajado la hermosura de mi mujer, para mí es una sastifaccion tener una mujer tan linda, que otros hombres la miren, incluso que la deseen, jajajaja, volvemos a reír los tres.
Mar dice, tengo la comida puesta, hice un asado de pescado, tomaros algo mientras se dora un poco, pasar al sofá y encender la tele, así lo hicimos, nos sentamos en dos sillones cerca de la mesa, Juan saca unas colas, una botella de ron y la cubitera, me pone un combinado, enciende la tele y hablamos, él me pregunta
— ¿Que te ha parecido Mar?
—Impresionante, vaya bellezas de mujer que tienes, ha superado con creces mis expectativas.
—Mira José, quizás te sorprendas, trata de ser agradable con ella estos dos días, el lunes yo me iré a trabajar, si consigues hacer que se entregue a ti, puedes pasar un día de infarto.
—¿Que dices Juan, como voy hacerte esto a ti?
—No te preocupes, es parte de nuestro trato, yo le he hablado de ti, te conoce bien, quería conocerte, si te eres agradable comerá en tu mano, nuestras condiciones son así, vivir a tope el sexo. Yo me quedé de piedra, sabía que eran liberales, pero no hasta este punto, mi cabeza comenzó a dar vueltas a este asunto, como haré yo para atraer a ella, lo mejor es que sea lo más normal posible, creo que será como más gustaré a ella, que no se de cuenta que finjo.
Así pasó el fin de semana, salimos a pasear varias veces, visitamos las cosas más destacadas de la ciudad, tomamos cervezas, fumamos en cachimba, fuimos a museos, lo pasamos bien los tres, Mar a veces reía en mi hombro, su larga melena caía por mi pecho, qué ganas me daban de agarrar esa cara y besarla.
Yo dormía en una habitación alejada a la suya, evité de masturbarme por respeto a ellos, pero siempre tenía mi polla dura, la visión mental de Mar me tenía en continua ereccion, la vez que aplastó sus pechos contra mi tórax me quemó y se grabó en mi memoria a fuego, solo deseaba de acceder a sus pezones y con avidez comérselos.
El lunes Juan salió temprano, el trabajo lo tenía alejado de su casa, lo oí salir, pero yo seguí acostado, despierto no podía conciliar el sueño, poco después de las diez me levanté, tenía necesidad de ir al aseo, me puse una camisa y salí en calzoncillos al pasillo, toque en la puerta con los nudillos por si estaba Mar dentro, pase al baño, orine y me di una ducha, me seque y salí para ir a la habitación de nuevo, al pasar por la habitación de matrimonio Mar estaba sentada en la cama, me vio y me saludó
—Hola José, buenos días, ¿has descansado bien?
—Hola Mar, buenos días, si, dormí como un lirón, la vedad que el domingo me cansé de andar.
—Si, andamos mucho, pero era una lástima de dejarnos cosas sin ver, por cierto, ¿crees que lo has visto todo, o te dejaste cosas sin ver?
—No te entiendo Mar, mejor sabéis vosotros qué cosas deberíamos de visitar.
—Es verdad, claro, tú no conoces nuestra ciudad bien, no sabes qué cosas se puede ver, pero no me refería a sitios ¿que te gustaría de ver a ti, sin salir de aquí, de casa?
—No sé Mar, ¿quizás vistas desde la terraza?
—jajaja, que gracioso que eres, frío, no vas por sitio correcto, mira a ver si te gusta esto.
Mar se levantó de la cama, se puso enfrente mío, abrió la parte delantera de su fina bata, hasta dejar su cuerpo desnudo a mi vista, yo trago saliva, no me salían palabras, balbuceo,
—¿Ma-aaa-ar, qu-eee-ha-aa-ces?
—Enseñándote las cosas que te faltaban por ver, no quisiera que te fueras pensando que habíamos sido malos anfitriones, ¿te gusta lo que ves?
—Estoy helado, clavado en el suelo, el cuerpo me pesa, no puedo andar un paso, voy a ver si estoy dormido en la cama, porque esto es un sueño, ¿verdad, Mar?
—¿Un sueño? ven, acerca tu brazo.
Mar ando unos pasos hacia mi, yo no me atrevía a pasar a su habitación, tan solo pude levantar mi brazo, ella acercó su pecho hasta mi mano, su pezon rozaba mis dedos, ahora me atreví y me arrime hasta ella, a la vez que sacaba la bata de sus brazos, quedando desnuda ante mis ojos, mis brazos aún temblaban.
La cara de Mar era una estampa, la veía como una virgen de almanaque, mis deseos de besarla se acrecentaban.
—Eres muy hermosa Mar, Dios, estoy enamorado de ti, te deseo ahora mismo con todas mis ganas, tu esplendor ilumina mi alma.
—Que bonitas cosas que dices José, esto es parte de lo que hace que me entregue a ti, sabes cómo somos Juan y yo porque él te lo ha contado, pero a ti no se te puede negar nada porque eres una bella persona.
—Vaya, otra vez me sorprendes, gracias por pensar así de mí, no quiero desagradarte, haré que te sientas bien follada, pero con la dulce sensación de ser querida a la vez.
—Dime cómo me vas a tomar, ¿me quieres en la cama?
—¡No! vamos primero a la cocina.
Voy yo delante de Mar, al llegar a la cocina quito lo que había en la mesa, aparto las sillas y la invito a sentarse en ella, le ayudo a subir su culo en el tablero de la mesa, la sujeto de la espalda hasta dejarla tumbada en ella, sus piernas colgaban por las corvas, colocó una silla para sentarme en ella, le besó los muslos por su interior subiendo poco a poco hasta su entrepierna, a la vez que arrastraba su cuerpo hacia mi, hasta quedar su entrepierna casi en mi barbilla, su culo en el borde de la mesa,
ella sube sus piernas hasta mis hombros, mis brazos libres para hurgar con mis manos en su coño, lo toco con mis dedos, le separo los labios, quiero ver bien adentro, toda su vulva está mojada, el blanco de los jugos sale por todas sus glándulas, un hilo de gel escurre hasta la parte baja de su raja llegando hasta su ano, arrimo mi lengua para chuparlo, lamo la parte derecha de su vulva, cambio a la otra parte, ella trata de levantar más su culo, pretende que baje hasta el esfínter, le ofrezco mi hombro, apoya el pie en el, ahora el otro hombro, se ancla en ellos a la vez que se levanta, yo saco un poco más su cuerpo de la mesa, le ayudo con mis manos desde sus glúteos, comienzo a chúpala desde arriba hasta abajo, tengo mi nariz dentro de su coño, con ella toco el glande de su clitoris, bajando con mi lengua de nuevo hasta su ano, así una vez y otra, hasta oírla gemir —Aaaaaahh, que rico me lo haces, me tienes a mil, dame más, chúpame toda, me gusta, ooooohh, uuuuff, que rico, que lengua tienes, siiii, maaaass, asiii, como me guuusssta, me vas a correr, dame más, más, chúpame, dios mío, me vas a matar de gusto.
Yo estaba super excitado, me temblaban las manos, dejé caer su culo a la mesa, Mar bajo sus pies de mis hombros, la arrastre para que apoyara sus piernas, quedó tumbada a lo largo de ella, colgaba de sus piernas desde las rodillas, me fui despacio hasta su cabeza, la iba besando en cada paso, llegué a sus pechos y se los lamí enteros, con una de mis manos acariciaba su pelo, su cara, pase un dedo por sus labios, abrió su boca para chuparlo, luego dos dedo mis dedos, mi mano izquierda puesta en su coño, a veces metidos en el, cuatro de mis dedos, me coloque detrás de su cabeza, en la parte opuesta de las piernas, estire desde sus hombros hasta sacar su cabeza de la mesa, cayendo esta desde su base hasta el suelo, me agarre la polla que estaba dura y venuda, puse el glande entre sus labios, “esta mujer me está matando” los tenía gordos y marcados, de la excitación que desprendía su cuerpo.
Ella abrió la boca, sabía lo que pretendía,
—Voy a follartela, Mar, te deseo mucho, cariño, te lo haré despacio, traga lo que puedas, cuando vea que te atragantas la saco, no te haré daño, te deseo mucho, mi amor, pero controlo todo bien, tú relájate, soporta lo que puedas, estaré pendiente de ti, de tu placer depende el mío. —Estoy tranquila José, como en una nube, quiero que tú lo pases bien, sé que cuidarás de mí, adelante, folla mi boca.
Si lo hice, mis ganas se desbordaron, quería a esa mujer en este momento, tanto como la deseaba, puse mi glande entre sus labios, tense para que pasara dentro, ella apretó sus labios, movió su lengua, la metí hasta la mitad, paré para disfrutar, mis huevos tocaban su cara, se posicionaron entre sus fosas nasales, ella me chupaba, su lengua era la de una culebra, apreté más adentro, Mar soportaba, yo respiré más profundo, me alegré de que no se atragantara, ahora la saqué a la altura de sus labios, dejé que respirara, unos segundos y otra vez la metí hasta su garganta, tenía sus ojos abiertos, como dos luceros me miraban, unos segundos brillo de sumisa ellos marcaban con sus brazos hacia atrás puso las manos en mi culo, así marcó el ritmo que soportaba, yo balanceaba mi cuerpo según ella me indicaba.
Mar se hizo a tener mi polla dentro, dejaba que entrara toda en su garganta, cogió un buen ritmo, tan rápido que yo no lo soportaba.
—Mar, para, me vas a correr, para Mar, no quiero aún, debo de follar tu coño.
Parece que esto le sonó bien, bajo el ritmo, al poco me libero de su boca, me fui para sus piernas de nuevo, elevando sus muslos de la mesa, sacando su cuerpo hasta donde yo accediera a su sexo, todo estaba empapado, su vulva era un ciénagal que llegaba hasta su ano, mi polla estaba muy dura, como en sus mejores tiempos, esta mujer ha buscado en mi interior todas las reservas, cogida por las corvas, apunte apunté a su raja, ella me guiaba, ya que mis manos las tenía ocupadas, puso la punta entre los labios, apreté contra ellos, noté como se colaban como en un bote de grasa, me clavé hasta el fondo, a las cuatro veces de meterla y sacarla noté como con las paredes de su vagina me la apretaba, de nuevo subió mi excitación.
—Mar, que rico, huuuumm, como me aprieta tu coño, qué cosquilleo siento por mis piernas, eres un manantial de placeres, oooooohh, como me gusta lo que siento, que a gusto te follo.
—Yo tambiiieenn lo pásoo biiieenn, mee vooy a coorreer, uuun poooccoo masss y yaaa.
—Un deseo viene a mi cabeza, quiero correrme en tu culo, ¿puedo?
—Siii, meee aarrdee, fooollaaaloo.
Saque la polla de su coño, la dejé fui bajando buscando el orificio de su ano, ella me ayudó de nuevo, sus dedos me guiaron, una vez que lo noté, apreté suave pero intenso, su ojete estaba chorreando, hasta el bajaba todos sus geles, en un momento fue pasando dentro del chiquitín, ahora noto su estrechez, pasó hasta donde creo que no daña, lo saco sin dejar que salga, así una y otra vez, hasta que corre como una carrucha, Mar gime desesperada, no se las veces que se ha corrido, ahora me toca a mi, voy a dejar aquí toda mi leche.
Uuuff, estoy agotado, ha sido tremendo, dejo caer las piernas de Mar en la silla, ella está aún entre las Azores y Sicilia, yo la miro a la vez que paso mis dedos por su cuerpo, toco suave sus pezones, paso mi mano por su abdomen, está sudosa, algo pegajosa, ha sido un trabajo intenso, al poco abre poco a poco sus ojos, sonríe al verme, con voz baja susurra, —Ves, no me equivoqué al elegirte como uno de mis hombres, me has dejado calmada para dos semanas, mi marido deberá de hacerse unas cuantas pajas, hasta que me vuelvan las ganas.
—Jajaja, si ves que vas a estar inoperativa y él necesita sexo, me llamáis, vengo y le doy por culo a ese cabron. Jajajaja, reímos los dos mientras le ayudo a levantar y ponerse de pie.
Jugodevida
El hombre por naturaleza siempre tiene en su cabeza poseer a todas las mujeres que ve y le gustan, es un pensamiento nato, para eso es
el macho, en un ganado de ovejas o de cabras, por cada 25 cabezas de hembras incorporan un macho, ellos son los encargados de preñarlas a todas, esto no pasa en los humanos, desde remotos tiempos “cada oveja con su pareja” , así es la realidad, solo que nosotros los hombres seguimos a nuestro instinto animal.
Dentro de la flexibilidad del tema, esto no es una regla de tres, unos llegan más allá y otros nos quedamos estancados, por lo que no gozamos más que de nuestras parejas y poco más, pero nuestras obsesiones son tan fuertes que siempre tenemos a las mujeres en mente. Todo este royo viene porque hace unos días tuve una experiencia que revolucionó todas mis fantasias, quiero relatarla aquí porque me ilusiona compartirla con los demás, ya que de no hacerlo me parecería cosa de ensueño, pero esto es tan real que me hizo flipar en colores, ya que la chica me gusta a rabiar, lo que desató mis fantasías.
Yo me llamo José, soy casado, pero mi matrimonio no funciona bien, por una serie de causas la convivencia se fue deteriorando con mi mujer, vivo con ella, pero no tenemos vida sexual, ni casi vida social, me refugio en mi trabajo, en tiempo libre navego por internet, aquí hice amistad con un tío que comenzó a caerme bien, conversando mucho, de varios temas, contándonos nuestros logros, aventuras y fantasías, este chico se llama Juan, andaluz, cuarenta y pocos años, parecía muy liberal, por lo que me contaba sobre su forma de pensar y actuar, está casado con una bella mujer, yo no me imaginaba lo buena que estaba hasta que no me mandó alguna foto de ella, en la primera foto que la vi, me dio un salto el corazón, hasta me pareció que se había quedado corto valorándola, tenía un cuerpo escultural, de hecho lo mantenía en forma en gimnasios, además también era liberal, según me contaba el, pero no lo sabía por parte de ella, por eso mi obsesión era conocerla y comprobarlo.
En el mes de julio tomó mis vacaciones, mi mujer aún no las tomaba, ella lo hacía en agosto, coincidiendo con las fiestas y feria de nuestra ciudad, por lo que pensé en hacer un viaje solo, con idea de pasar por la ciudad de Juan y conocerlo, también a su mujer, claro.
Se lo hago sabe a él de mi proyecto, me dice que él aún no tenía vacaciones, pero si iba en sábado podría acompañarme todo el fin de semana, le dije que estupendo, que el primer sábado del mes de julio me tenía allí, que me pasara la ubicación de su casa y me metía derecho hasta su puerta, perfecto, me dijo el, así lo haremos.
Ya llega julio el día uno cae en martes, el día cinco sobre las doce de la mañana estaba aparcando en su calle, ya sabía él que llegaba, por el teléfono nos íbamos comunicando a cada rato, Juan sale a recibirme, nos damos un fuerte abrazo, me invita a pasar a su casa, yo llevaba una ligera maleta con unos obsequios de mi ciudad y unas botellas de vino, pasamos dentro de la casa en el salón estaba su mujer, me la presento, mira José, esta es Mar, mi mujer, la abrazo y nos damos dos besos, al pegar mi cuerpo con el de ella noto como no llevaba sujetador, tan solo una amplia y ligera bata, su tetas se comprimieron contra mi pecho, esto me erotizo, mi piel se puso como de gallina.
—Hola Mar, mucho gusto de conocerte, Juan me ha hablado mucho de ti, de lo guapa que eres, incluso me ha mandado alguna foto para que te conociera, pero sabes una cosa, se ha quedado corto en sus alabanzas, eres mucho más hermosa que me confesaba, supongo que fuera por evitar que te deseara, jajajaja, reímos los tres al unísono, dice Juan, —Nunca he rebajado la hermosura de mi mujer, para mí es una sastifaccion tener una mujer tan linda, que otros hombres la miren, incluso que la deseen, jajajaja, volvemos a reír los tres.
Mar dice, tengo la comida puesta, hice un asado de pescado, tomaros algo mientras se dora un poco, pasar al sofá y encender la tele, así lo hicimos, nos sentamos en dos sillones cerca de la mesa, Juan saca unas colas, una botella de ron y la cubitera, me pone un combinado, enciende la tele y hablamos, él me pregunta
— ¿Que te ha parecido Mar?
—Impresionante, vaya bellezas de mujer que tienes, ha superado con creces mis expectativas.
—Mira José, quizás te sorprendas, trata de ser agradable con ella estos dos días, el lunes yo me iré a trabajar, si consigues hacer que se entregue a ti, puedes pasar un día de infarto.
—¿Que dices Juan, como voy hacerte esto a ti?
—No te preocupes, es parte de nuestro trato, yo le he hablado de ti, te conoce bien, quería conocerte, si te eres agradable comerá en tu mano, nuestras condiciones son así, vivir a tope el sexo. Yo me quedé de piedra, sabía que eran liberales, pero no hasta este punto, mi cabeza comenzó a dar vueltas a este asunto, como haré yo para atraer a ella, lo mejor es que sea lo más normal posible, creo que será como más gustaré a ella, que no se de cuenta que finjo.
Así pasó el fin de semana, salimos a pasear varias veces, visitamos las cosas más destacadas de la ciudad, tomamos cervezas, fumamos en cachimba, fuimos a museos, lo pasamos bien los tres, Mar a veces reía en mi hombro, su larga melena caía por mi pecho, qué ganas me daban de agarrar esa cara y besarla.
Yo dormía en una habitación alejada a la suya, evité de masturbarme por respeto a ellos, pero siempre tenía mi polla dura, la visión mental de Mar me tenía en continua ereccion, la vez que aplastó sus pechos contra mi tórax me quemó y se grabó en mi memoria a fuego, solo deseaba de acceder a sus pezones y con avidez comérselos.
El lunes Juan salió temprano, el trabajo lo tenía alejado de su casa, lo oí salir, pero yo seguí acostado, despierto no podía conciliar el sueño, poco después de las diez me levanté, tenía necesidad de ir al aseo, me puse una camisa y salí en calzoncillos al pasillo, toque en la puerta con los nudillos por si estaba Mar dentro, pase al baño, orine y me di una ducha, me seque y salí para ir a la habitación de nuevo, al pasar por la habitación de matrimonio Mar estaba sentada en la cama, me vio y me saludó
—Hola José, buenos días, ¿has descansado bien?
—Hola Mar, buenos días, si, dormí como un lirón, la vedad que el domingo me cansé de andar.
—Si, andamos mucho, pero era una lástima de dejarnos cosas sin ver, por cierto, ¿crees que lo has visto todo, o te dejaste cosas sin ver?
—No te entiendo Mar, mejor sabéis vosotros qué cosas deberíamos de visitar.
—Es verdad, claro, tú no conoces nuestra ciudad bien, no sabes qué cosas se puede ver, pero no me refería a sitios ¿que te gustaría de ver a ti, sin salir de aquí, de casa?
—No sé Mar, ¿quizás vistas desde la terraza?
—jajaja, que gracioso que eres, frío, no vas por sitio correcto, mira a ver si te gusta esto.
Mar se levantó de la cama, se puso enfrente mío, abrió la parte delantera de su fina bata, hasta dejar su cuerpo desnudo a mi vista, yo trago saliva, no me salían palabras, balbuceo,
—¿Ma-aaa-ar, qu-eee-ha-aa-ces?
—Enseñándote las cosas que te faltaban por ver, no quisiera que te fueras pensando que habíamos sido malos anfitriones, ¿te gusta lo que ves?
—Estoy helado, clavado en el suelo, el cuerpo me pesa, no puedo andar un paso, voy a ver si estoy dormido en la cama, porque esto es un sueño, ¿verdad, Mar?
—¿Un sueño? ven, acerca tu brazo.
Mar ando unos pasos hacia mi, yo no me atrevía a pasar a su habitación, tan solo pude levantar mi brazo, ella acercó su pecho hasta mi mano, su pezon rozaba mis dedos, ahora me atreví y me arrime hasta ella, a la vez que sacaba la bata de sus brazos, quedando desnuda ante mis ojos, mis brazos aún temblaban.
La cara de Mar era una estampa, la veía como una virgen de almanaque, mis deseos de besarla se acrecentaban.
—Eres muy hermosa Mar, Dios, estoy enamorado de ti, te deseo ahora mismo con todas mis ganas, tu esplendor ilumina mi alma.
—Que bonitas cosas que dices José, esto es parte de lo que hace que me entregue a ti, sabes cómo somos Juan y yo porque él te lo ha contado, pero a ti no se te puede negar nada porque eres una bella persona.
—Vaya, otra vez me sorprendes, gracias por pensar así de mí, no quiero desagradarte, haré que te sientas bien follada, pero con la dulce sensación de ser querida a la vez.
—Dime cómo me vas a tomar, ¿me quieres en la cama?
—¡No! vamos primero a la cocina.
Voy yo delante de Mar, al llegar a la cocina quito lo que había en la mesa, aparto las sillas y la invito a sentarse en ella, le ayudo a subir su culo en el tablero de la mesa, la sujeto de la espalda hasta dejarla tumbada en ella, sus piernas colgaban por las corvas, colocó una silla para sentarme en ella, le besó los muslos por su interior subiendo poco a poco hasta su entrepierna, a la vez que arrastraba su cuerpo hacia mi, hasta quedar su entrepierna casi en mi barbilla, su culo en el borde de la mesa,
ella sube sus piernas hasta mis hombros, mis brazos libres para hurgar con mis manos en su coño, lo toco con mis dedos, le separo los labios, quiero ver bien adentro, toda su vulva está mojada, el blanco de los jugos sale por todas sus glándulas, un hilo de gel escurre hasta la parte baja de su raja llegando hasta su ano, arrimo mi lengua para chuparlo, lamo la parte derecha de su vulva, cambio a la otra parte, ella trata de levantar más su culo, pretende que baje hasta el esfínter, le ofrezco mi hombro, apoya el pie en el, ahora el otro hombro, se ancla en ellos a la vez que se levanta, yo saco un poco más su cuerpo de la mesa, le ayudo con mis manos desde sus glúteos, comienzo a chúpala desde arriba hasta abajo, tengo mi nariz dentro de su coño, con ella toco el glande de su clitoris, bajando con mi lengua de nuevo hasta su ano, así una vez y otra, hasta oírla gemir —Aaaaaahh, que rico me lo haces, me tienes a mil, dame más, chúpame toda, me gusta, ooooohh, uuuuff, que rico, que lengua tienes, siiii, maaaass, asiii, como me guuusssta, me vas a correr, dame más, más, chúpame, dios mío, me vas a matar de gusto.
Yo estaba super excitado, me temblaban las manos, dejé caer su culo a la mesa, Mar bajo sus pies de mis hombros, la arrastre para que apoyara sus piernas, quedó tumbada a lo largo de ella, colgaba de sus piernas desde las rodillas, me fui despacio hasta su cabeza, la iba besando en cada paso, llegué a sus pechos y se los lamí enteros, con una de mis manos acariciaba su pelo, su cara, pase un dedo por sus labios, abrió su boca para chuparlo, luego dos dedo mis dedos, mi mano izquierda puesta en su coño, a veces metidos en el, cuatro de mis dedos, me coloque detrás de su cabeza, en la parte opuesta de las piernas, estire desde sus hombros hasta sacar su cabeza de la mesa, cayendo esta desde su base hasta el suelo, me agarre la polla que estaba dura y venuda, puse el glande entre sus labios, “esta mujer me está matando” los tenía gordos y marcados, de la excitación que desprendía su cuerpo.
Ella abrió la boca, sabía lo que pretendía,
—Voy a follartela, Mar, te deseo mucho, cariño, te lo haré despacio, traga lo que puedas, cuando vea que te atragantas la saco, no te haré daño, te deseo mucho, mi amor, pero controlo todo bien, tú relájate, soporta lo que puedas, estaré pendiente de ti, de tu placer depende el mío. —Estoy tranquila José, como en una nube, quiero que tú lo pases bien, sé que cuidarás de mí, adelante, folla mi boca.
Si lo hice, mis ganas se desbordaron, quería a esa mujer en este momento, tanto como la deseaba, puse mi glande entre sus labios, tense para que pasara dentro, ella apretó sus labios, movió su lengua, la metí hasta la mitad, paré para disfrutar, mis huevos tocaban su cara, se posicionaron entre sus fosas nasales, ella me chupaba, su lengua era la de una culebra, apreté más adentro, Mar soportaba, yo respiré más profundo, me alegré de que no se atragantara, ahora la saqué a la altura de sus labios, dejé que respirara, unos segundos y otra vez la metí hasta su garganta, tenía sus ojos abiertos, como dos luceros me miraban, unos segundos brillo de sumisa ellos marcaban con sus brazos hacia atrás puso las manos en mi culo, así marcó el ritmo que soportaba, yo balanceaba mi cuerpo según ella me indicaba.
Mar se hizo a tener mi polla dentro, dejaba que entrara toda en su garganta, cogió un buen ritmo, tan rápido que yo no lo soportaba.
—Mar, para, me vas a correr, para Mar, no quiero aún, debo de follar tu coño.
Parece que esto le sonó bien, bajo el ritmo, al poco me libero de su boca, me fui para sus piernas de nuevo, elevando sus muslos de la mesa, sacando su cuerpo hasta donde yo accediera a su sexo, todo estaba empapado, su vulva era un ciénagal que llegaba hasta su ano, mi polla estaba muy dura, como en sus mejores tiempos, esta mujer ha buscado en mi interior todas las reservas, cogida por las corvas, apunte apunté a su raja, ella me guiaba, ya que mis manos las tenía ocupadas, puso la punta entre los labios, apreté contra ellos, noté como se colaban como en un bote de grasa, me clavé hasta el fondo, a las cuatro veces de meterla y sacarla noté como con las paredes de su vagina me la apretaba, de nuevo subió mi excitación.
—Mar, que rico, huuuumm, como me aprieta tu coño, qué cosquilleo siento por mis piernas, eres un manantial de placeres, oooooohh, como me gusta lo que siento, que a gusto te follo.
—Yo tambiiieenn lo pásoo biiieenn, mee vooy a coorreer, uuun poooccoo masss y yaaa.
—Un deseo viene a mi cabeza, quiero correrme en tu culo, ¿puedo?
—Siii, meee aarrdee, fooollaaaloo.
Saque la polla de su coño, la dejé fui bajando buscando el orificio de su ano, ella me ayudó de nuevo, sus dedos me guiaron, una vez que lo noté, apreté suave pero intenso, su ojete estaba chorreando, hasta el bajaba todos sus geles, en un momento fue pasando dentro del chiquitín, ahora noto su estrechez, pasó hasta donde creo que no daña, lo saco sin dejar que salga, así una y otra vez, hasta que corre como una carrucha, Mar gime desesperada, no se las veces que se ha corrido, ahora me toca a mi, voy a dejar aquí toda mi leche.
Uuuff, estoy agotado, ha sido tremendo, dejo caer las piernas de Mar en la silla, ella está aún entre las Azores y Sicilia, yo la miro a la vez que paso mis dedos por su cuerpo, toco suave sus pezones, paso mi mano por su abdomen, está sudosa, algo pegajosa, ha sido un trabajo intenso, al poco abre poco a poco sus ojos, sonríe al verme, con voz baja susurra, —Ves, no me equivoqué al elegirte como uno de mis hombres, me has dejado calmada para dos semanas, mi marido deberá de hacerse unas cuantas pajas, hasta que me vuelvan las ganas.
—Jajaja, si ves que vas a estar inoperativa y él necesita sexo, me llamáis, vengo y le doy por culo a ese cabron. Jajajaja, reímos los dos mientras le ayudo a levantar y ponerse de pie.
Jugodevida