Torrida y Sabrosa Relación

heranlu

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Ago 31, 2007
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Inicio mi serie de relatos comenzando con el que más me ha excitado por ser el inicio de una serie de cosas que ya luego les contaré... mi vida ha sido plena de situaciones extrañas que a veces ni yo mismo me las creo, ésta que les escribo no fue la primera pero si la más deliciosa.



Pertenezco a una familia acomodada de cinco miembros, mi padre de 52 años mi madre de 36, yo de 20 años, ,mis dos hermanitas de 16 y 7 añitos.

Mis dos padres tienen diferencias abismales de edad, eso al principio de su relación parecía no importar mucho, luego pareció que las diferencias de edad fueron dejando su carga en lo físico, tanto que a mi padre se le diagnostico cáncer en la próstata y como ustedes se imaginarán no podía hacer nada de nada, mi madre se veía claramente afectada por ese impedimento, acostumbrada como estaba a recibir piropos por doquier, a que aparentaba mucha menor edad de la que tenía y a que por encima se le notaba una fogosidad de quinceañera, tenía un culito envidiable por cualquier modelo, grande, redondeado, duro, una tetas como melones, con uno pezones que le saltaban aún del brassiere, exquisitos.

Para ese entonces yo contaba con doce años, no era inexperto en las arte amatorias por ciertas experiencias que luego les cuento, pero me encontraba en una edad en la que la presión de evacuar mi necesidad sexual se siente en el abdomen, como un cosquilleo y desesperación tremenda.

Mi deseo por mi madre inicio en forma accidental, fue en cierta ocasión que por accidente abrí el baño y ella se encontraba secándose los pies con su toalla, fueron unos pocos segundos, pero la imagen que observé me dejo con suficiente material para masturbarme en su honor durante tres semanas, había colocado su tobillo derecho sobre su pierna izquierda, de la forma en que estaba sentada permitía verle en todo su esplendor su rajita, bien cuidada, completamente depilada y con unos labios vaginales perfectamente formados, su piel era como de melocotón, y su color permitía sentir el deseo de besarlo y lamerlo.

Un par de veces me sorprendió volándome la paja, siempre solo se limitaba a cerrar la puerta y disculparse pero después de ese episodio ocurrió algo que me dejo pensando mucho, en cierta de esas ocasiones abrió la puerta y en lugar de cerrarla, se quedó viendo a mi verga durante un par de segundos, modestia aparte no tengo nada que envidiar con mis siete pulgadas, ¡toda una hermosura!, en su mirada se vislumbró una mirada antes desconocida, no como te mira una madre sino como... otra cosa.

Mi padre solía irse a trabajar temprano y desde pequeño yo acostumbraba ir a acostarme a la cama de mis padres con mi madre, ambos dormíamos desnudos por costumbre, dormíamos un par de horas, e iniciábamos la jornada, ese día después de despedir a mi padre en la puerta me pasé a la cama de ellos y esperé despierto pero con los ojos cerrados a que mi madre regresara, cuando lo hizo entreabrí los ojos y la observé quitándose la bata a espaldas de ella, pude ver esas hermosas nalgas, lo que me provocó de inmediato el cosquilleo abdominal y una erección que sentía el miembro explotar, se acostó y esperé un tiempo que para mí fue una eternidad, cuando calculé que estaba completamente dormida, levanté lentamente su sabana para no despertarla y por la forma curvada en que se había dormido, dejaba se le podía observar muy bien la entradita de su ano, yo comencé a volarme la paja despacio para gozar ese momento de ensueño, de pronto se me ocurrió arrimar un poco mi miembro a su cuerpo, lo hice y acerqué el glande a la entrada de sus nalgas y comencé a masturbarme deslizando mi verga por entre sus nalgas, yo me sentía estallar, luego ocurrió algo...

mi madre de pronto movió su pierna hacia delante lo que dejaba descubierto su sexo, esperé por un par de minutos más y la coloqué la punta de mi pene en la entrada de su vagina, el calorcito que despedía me volvió loco, como mis recursos son muchos me tomé el tronco del miembro y comencé a golpetear suavemente su sexo, permitiendo que entrará solamente la mitad del glande , hacía que entrara y saliera observando que mamá no hiciera ningún gesto de despertarse, muy por el contrario movió mas adelante su pierna y continuó durmiendo ( al menos eso pensaba yo), como sentía su conchita súper húmeda me arriesgué y le deje ir a plenitud mi siete pulgadas, solo oí un gemido ahogado y ví que tenía su rostro sumido en la almohada, comencé a bombear primero despacio y luego mucho más rápido hasta que sentí que un torrente de leche se disponía a salir, saqué rápidamente mi pene y acerqué una toalla que había llevado para esa ocasión y descargué todo lo que tenía en ella...

luego me di vuelta en la cama quedando a espaldas de ella, preguntándome si quizá se hubiera despertado... una hora después se levantó y me preparó el desayuno, no mediamos mucha conversación y aparentaba estar normal así que deduje que quizá no hice que despertará... cuan equivocado estaba y a decir verdad no imaginaba lo que vendría después.
Pasaron un par de semanas y nos entró tanto como a mi madre y a mi una resaca moral por sabernos de un acto prohibido; yo sentía algo extraño, una doble moral que perturbaba mi estabilidad, pensaba en todo lo que le enseñan a uno sobre el pecado y el respeto, pero a solas pasaba largas jornadas masturbándome e imaginando metiendole mi mandarria por todas las partes donde se pudieran imaginar, ella se encerraba en su cuarto durante largos espacios de tiempo, yo suponía lo peor y que cuando creía que se encontraba dormida no lo estaba y que de alguna manera se sentía mal por lo que habíamos hecho.

De vez en cuando la espiaba en el baño abriendo la puerta sin que se diera cuenta, la veía enjabonarse y ahí mismo me volaba la paja utilizando una crema lubricante especial que un amigo me había regalado y que había robado a su padre que es proctólogo, la untaba en mi mano derecha y me acariciaba la verga suavemente y despacio, luego esperaba el preciso instante cuando se agachaba a enjabonarse los pies para acelerar el ritmo, cerrar los ojos imaginado metiendosela por ese enorme culo en posición de perro, eyaculaba copiosamente y cerraba cuidadosamente la puerta... así pase durante una tres semanas hasta que algo diferente sucedió. Una de esas ocasiones y en el preciso instante que cerraba los ojos, la puerta del baño se abrió mas de lo usual y cuando abrí los ojos mi madre se había dado cuenta de lo que hacía, como pude subí mi braga salí corriendo y fui a encerrarme a mi cuarto...

Tiempo después llegó mamá, con un vestido que me encantaba verle puesto, de una sola pieza hasta la mitad de los muslos, de tela muy flexible, sedosa, se sentó a mi lado en la cama y me dijo:



Quisiera hablar contigo sobre algo...



El mundo comenzó a darme vueltas, me sentía nervioso y temblaba... aparentemente mi madre se dio cuenta de eso porque comenzó a acariciarme el pelo y suavemente me decía...



sh sh sh sh yaaa.... no te preocupes lo que pasó fue mi culpa y no quiero que te sientas mal por eso... a decir verdad, yo provoque todo y quiero que me perdones...

Perdonarte yo??? Si lo que hice lo venía deseando desde mucho y aunque sé que no debe ser pues no me lo puedo quitar de la mente...

Extrañamente cuando hablaba, el nerviosismo fue bajando y mi pené subiendo hasta que por las dimensiones fue sumamente notorio en la calzoneta que traía puesta...

Mi mamá miró fijamente al bulto entre mis piernas lo apretó con su mano y me dijo...



Hijo ... que grande tienes eso... eres un picaro...



En ese momento solo pude acercarla a mí, besarla profundamente en la boca y apretándole con fuerzas las nalgas, ella al principio trató de evitar el contacto, pero yo la traje con fuerzas y restregaba mi pené contra su pelvis y sexo, ella al final me abrazó y seguía rítmicamente mis acometidas, luego con una mano le subí el vestido y le acariciaba su pubis, metía la mano entre su ropa interior y el introducía el dedo... ella emitía leves gemidos en mi oído que me excitaban al punto de sentir llegar la primera corrida...

Rápidamente la viré, puso sus codos en la cama, se agachó hasta tocar con su rostro de lado el colchón, dejando ver esa rajita que a mí me encantaba, hice a un lado su tanga, me bajé la calzoneta y saltó rojo y por explotar mi pene.... lo dirigí a la entrada de su vagina y comencé a bombear despacio agarrandole fuerte las caderas y las nalgas... ella gemía fuerte, gutural, su voz regaba el cuarto lo que me hacía sentir el cosquilleo abdominal casi irrefrenable... sentí correrme y me salí.... pero para asombro mio el miembro aún permanecía erecto, como pidiendo más... mi madre se volteó y cuando vio aquello , se agacho y lo metió en su boca, limpiadonlo con su lengua, parecía como loca... queriendo tragárselo completo, lo que por las dimensiones era casí imposible... luego se paró y me dijo... mi amor.. he escuchado que por el otro lado... es... diferente....

Yo sabía lo que eso significaba, abrí la gaveta donde guardaba el lubricante especial, unté copiosamente mi miembro, le dije a mi mamá que se agachara lo más que pudiera en la cama y me coloque justo en la posición de perro que tanto había imaginado... con el índice comencé a lubricarle el ano insertándoselo de arriba hacia abajo, luego introduje dos dedos y luego tres, mamá solo alcanzaba a dar suaves gemidos y revolcaba su rostro contra la almohada... cuando sentí que todo estaba listo, puse mi glande en la entrada y lo restregaba contra sus nalgas, ella se excitaba con eso y daba leves empujones como queriendo apresurar la introducción, de pronto me abalancé con fuerza y se lo introduje completo... ella gritó de dolor pero la agarre fuertemente y comencé a copular primero despacio y luego más rapido, los primeros gritos de dolor se convirtieron en gritos de pasión que fueron tan altos que temía alarmar a los vecinos... de pronto sentí que ya no soportaba más y me corrí por segunda vez inundándole todo el culo por dentro y por fuera... nos levantamos, ella limpió mi pene con su boca y me dijo que nos ducharamos.

Luego de haber tenido la aceptación completa de ambos, mi madre y yo comenzamos a coger como depravados, aprovechábamos cada pequeño descuido para desaforadamente gozarnos mutuamente.

Una vez después de la cena, mi padre estaba dormitando en el sofá frente al televisor, yo había observado durante toda la cena cuando iba y venía mamá dejando trasto a la cocina y regresando a la mesa para llevarse más, llevaba puesto un vestido de tela muy suave, de esos que son de una pieza y llegan hasta la entrepierna, se le marcaba una hermosa tanga y con sus nalgas bien formadas y duras cada vez que se agachaba un poco para colocar los trastos en el lavadero, se marcaban más sus nalgas en el vestido.

Yo francamente sentía mi verga explotar y no veía la hora de terminar de cenar para volarme una exquisita paja.

El destino ha veces es dulce y permitió que papá durmiera placidamente, yo aprovechando la situación y por las emergencias que pasaba, entré a la cocina y apreté por la espalda a mamá, rozando mi miembro con esas sabrosas nalgas que tanto me encantaban, ella trató de alejarme... espera que puede vernos tu papá... yo le respondí que no se preocupara por que estaba dormido y que iba a ser rápido.... hablando aún estaba cuando baje mi cremallera y saqué mi verga, ella se volvió como loca, la tomó entre sus manos, se inclinó y la metió completa en su boca, yo gozaba viéndola subir y bajas lentamente lamiendo con su lengua todo al largo y ancho de mi miembro.

De vez en cuando echaba un vistazo para saber si papá seguía dormido, en el lugar donde estaba podía observar sin ser visto, lo que me daba bastante tranquilidad.

Luego de un rato no aguante más y doble a mamá sobre el lavadero, subí hasta su cintura el vestido y suavemente aparté la tanga, me bajé el pantalón hasta las rodillas, y le introduje mi verga hasta el fondo, sentía un sabroso calor y cuando bombeaba oía pequeños ruidos de su vulva húmeda, era una posición sabrosa, yo la apretaba de la cintura alejándola y atrayéndola hacia mí rítmicamente, veía como sus nalgas temblaban a cada golpe con mis piernas, el movimiento y el golpeteo hacía que el ruido fuera excitante y erótico, casi animal.

Luego de unos minutos, acerqué una silla y con ella dándome la espalda la obligue a doblarse hacia delante, dejando frente a mí una visión de su raja en forma completa, luego lentamente la hice que fuera bajando lentamente, sentía como iba penetrándola de nuevo, pasamos así como dos minutos, luego le di la vuelta y quedamos uno frente a otro , cara a cara, ella comenzó a bombear más rápidamente, tuve que taparle la boca para que sus gemidos no fueran a despertar a papá, luego con dos movimientos más le derrame todo mi néctar en sus entrañas, ella luego se levanto y suavemente succionó para limpiarlo.

Me vestí y le dije que quería pasar la noche con ella​
 
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