Todos Querian Leche de Teta 001

heranlu

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Lo que a continuación les voy a contar, sucedió no hace muchos meses. Estoy casado desde hace 3 años y mi esposa y yo ya tenemos una niña de 5 meses. Yo me casé con 30 años recién cumplidos y mi mujer, a penas había acabado de cumplir los 22. Como pueden imaginarse, una chica bastante joven y apetecible.

Llegó a mis "partes" siendo virgen por lo que pude disfrutar de lo que es "estrenarlo" todo de una hembra.

Mi esposa es de cabello moreno, rizado y corto. Ojos verdes, delgada. y de estatura normal. Muy tímida y vergonzosa en publico pero en cuestiones de follar, poco a poco la fui enviciando yo.

Eso sí: solo yo disfrutaba de los atributos de hembra que me ofrecía, al menos, hasta que sucedió lo que más a delante les contaré.

Sobre sus medidas, les puedo decir que estaba muy bien equilibrada. Tal vez un poquito escasa de senos pero no era un problema porque los usaba de muerte. Aun así, esa "escasez" se solucionó al menos durante un tiempo, así que dio a luz a nuestra hija. Sus pechos se pusieron como globos a causa de su producción lechera y no era extraño que en más de una ocasión, por la noche, me vieran mamando sus tetas porque, como ella decía "había tenido una subida de leche y le dolian mucho". Ella no utilizaba ningún artilugio como un "sacaleches" o algo así. No lo usaba porque sabía que tenía a un "mamoncito" de marido. Por otro lado, nuestra hija era muy glotona. Sin embargo, los pechos de mi esposa eran de mucha producción. Yo, encantado de la vida con esa particularidad de madre ya que desde siempre había tenido muchas fantasias sobre esa época deliciosa de toda mujer, cuando esta en período

Como es lógico cuando tu mujer da a luz, tuvimos que pasar la cuarentena a base de mamadas en mi polla, pajas y comidas de su coñito y meneos de mis deditos en su clitoris. Fue unas semanas difíciles porque a mi mujer, no le gustaba darme el culo. Las pocas veces que le había empitonado por ahí, casi podía decirse que la había forzado pero a ella "ese tipo de forzamiento" le ponía cachonda, Así me lo confesó y por eso al final, despues de un rato de lucha en la cama, aflojaba y se ponía en plan sumisa a aguantar mi enculada. Tendrían que verla aplanada boca abajo y cerrando los ojos como diciendo "venga, hazme lo que quieras pero acaba". Me ponía a mil.

Pero fue una noche, precisamente la primera en que se cumplian dos meses de tener el bebe aprovechamos para salir por la noche. La pequeña se quedó con mi suegra y nosotros nos fuimos a cenar y luego a bailar. Poco nos imaginábamos lo que iba a suceder...

Cenamos en un restaurante italiano y luego salimos a una discoteca cercana. Al llegar a la misma, comenzamos a bailar. Mi esposa se había puesto un vestido negro de tirantes de generoso escote y falda corta. Por supuesto, llevaba sostenes de encaje blancos, (como sus braguitas) porque sus pechos aun estaban criando. Unos bailoteos en donde nos rozabamos bastante, comenzó a calentarnos un poco a juzgar por las miradas insinuantes de mi esposa. En un momento dado, cuando sonaban unas notas de balada, atine que en la barra cercana habían un grupo de hombres bebiendo y mirando con descaro las piernas de mi mujer. Confieso que aquello me altero un poco pero no le di más importancia, incluso me daba cierto morbo. Veía que eran unos cuatro y hablaban de entre ellos sin dejar de echar miradas descaradas hacia nosotros. Yo no le dije nada a mi esposa para no inquietarla, por otro lado quería

En un momento dado, mi esposa aprovechando que tenía su boca cerca de mi oído me susurro:

__ Me duelen.

Al principio no atine. Estaba demasiado pendiente de aquellos tipo y por sus rostros y sonrisas, estaba seguro que decían bestialidades de mi mujer.

__ ¿El qué? - Pregunté

__ ¿Qué va a ser?.

Entonces me di cuenta.

__ ¿Vamos a casa?.

Ella salió de pista de baile sin soltar mi mano y se situó momentaneamente en una esquina de la discoteca que quedaba bastante a cubierto y desde ahí se acarició levemente por encima del vestido un pecho. Me miró y dijo.

__ Una nueva subida. Creo que he empapado la gasita.

Mi polla dio un pequeño brinco en el pantalón. Pero no supe que decir.

__ Será mejor volver. - Dijo - Estoy incomoda.

Asentí un poco decepcionado pero entendiendo a mi mujer y comenzamos a salir. No se por qué me dio por mirar de nuevo hacia el sector de la barra y para mi alivio, vi que aquellos cuatro tipos con aspecto de camioneros en día festivo, ya no estaban. Conforme caminábamos, no me hizo mucha gracia el haber dejado el coche al final de un callejón en donde no se podía aparcar por supuesto, pero como estaba bastante alejado de las zonas gentío, pensé que no iba a ser visto por ninguna grúa. Sin embargo, no me gustaba el hecho de andar por esa zona a esas horas, cuando ya eran cerca de las 3 de la madrugada. Cuando ya nos habíamos metido a mitad del callejón, mi mujer tomo mi mano me acercó a uno de los muros. Me sonrió pero con cara de circunstancias y me dijo.

__ Oye, chupa un poco porque me duelen mucho. Estoy muy dolorida.

__¿Aquí?

__ No hay nadie

__ Si pero..

Antes que pudiera decir nada, se había bajado primero uno de los tirantes del vestido y el de la sosten. Acto seguido, deslizó la cazoleta asomando al instante el durísmo e hinchado pecho izquierdo de mi esposa. Su pezón estaba tenso, como su aureola y de dicho pezon asomaba el principio de una gotita blanca de su leche.

Aquello me trempó del todo y comencé a mamar.

La escena era de lo más morbosa. Mi mujer apoyando su espalda al muro, con su mano izquierda sosteniendose levemente el pecho y yo semi inclinado mamando aquella leche tan rica. Los gemidos, aquellos gemidos que solo mi mujer sabe emitir, parecidos a una queja al mismo de sumo placer, me estaban haciendo sufrir con el constante choque de mi polla en la bragueta.

__ Sigue... sigue... -

Me decía ella llevandose su otra mano a los cabellos y adelantando el pecho como queriendo aplastarlo más contra mi cara y meterlo más dentro de mi succionante boca.

Aquello me puso muy mal y mis manos, que hasta aquél momento habían estado en su cintura, se fueron directamente debajo de la falda y desplacé su braga hacia un lado para alcanzarle una rajita totalmente mojada. Sus labios estaban salidos, y los liquidos eran más que evidentes.

De pronto, cuando yo ya había comenzado a masturbarla, sin dejar de amamantar sus tetas, oimos unas carcajadas cercanas. Incorporarme, ver a mi esposa cubriendose de cualquier manera y dando un pequeño grito ahogado, fue todo uno. Muy cerca de nosotros, vi a aquellos hombres de la barra, que por lo visto habían estado observando la escena. A mí se me heló la sangre porque sabía que intenciones traian y más habiendo visto aquello por poco tiempo que hubiese sido.

Los cuatro eran de complexión fuerte, cabellos cortos, tres morenos y uno pelirrojo. Todos iban con camiseta ajustadas y pantalones del mismo estilo, ajustados, de esos de "marcar paquete". Dos de ellos aun llevaban un pack de cervezas y bebian sin parar mientras los otros dos parecían, tan solo parecían, un poco más serenos.

__ Vaya,vaya, vaya... qué tenemos aquí... - Esclamó uno

- La parejita de tortolitos de antes,

Yo, en un acto reflejo, inmediatamente, me llevé la mano a la chaqueta de la americana en busca del billetero.

Estaba dispuesto a darselo todo incluso hasta mi ropa pero sabía que esos tipos no buscaban nada mío, sino de mi mujer. Uno se fue acercando a ella que seguía de espaldas a ellos y ya había conseguido ocultar el pecho, y cuando intenté interponerme, una navaja automática de otro se puso con la punta tocándome la garganta. Una voz ronca acompañada de un aliento a alcohol me llegó desde atrás "no te hagas el heroe. Sabes que no puedes ganar. Relájate y disfruta del espectáculo que te va a regalar tu mujer con nosotros".

Fue suficiente para que la impotencia se apoderara de mí en lo más profundo. Vi como los otros dos, junto al primero se habían puesto alrededor de mi esposa y mantenían una cochina conversación previa a lo inevitable con ella. Mi mujer, con voz firme, como intentando no perder la calma, trataba de entrar a razones con ellos.

__ ¿Vas cachonda, cariño?__ Mira - Respondió ella con un tono entre seguro y débil. intentando utilizar su profesionalismo como profesional sanitario acostumbrada a tratar con colectivos conflictivos. --- No se que queréis pero lo mejor que podéis hacer es coger el dinero que os ofrece mi marido y divertiros por ahí. No merece la pena...

__ ¿Follarte?. .-Interrumpió otro que estaba a su derecha al mismo tiempo que le acariciaba el pelo suavemente --- Divertirnos incluye follarte, nena, ¿lo sabías?.

__ ... No merece la pena complicaros la vida - Concluyó mi esposa con una sangre fria impresionante. --- No estoy en condiciones de...

__ Solo somos cuatro y a puesto que sabrás cumplir con todos. - Intervino el tercero, el pelirrojo y que hasta el momento solo había estado contemplando la escena y mascando chicle.

__ Estoy criando. -- Exclamó ella con claro tono ya de suplica - Al menos respetad a mi hija. Aun estoy en cuarentena post parto.

__ Y por lo visto ya muy necesitada de rabo por lo que hemos podido observar.

El estallido a carcajadas escandaloso. Recé para que ello fuera suficiente para llamar la atención y que acudiera alguien pero no. Me maldije de nuevo por haber dejado el coche ahí o por tener la mala suerte de haber dado con esa gentuza.

__ ¿Tienes leche en las tetas? - Preguntó el pelirrojo entusiasmado. - Nunca he chupado la leche de una mujer siendo adulto.

Mi mujer no respondió solo pudo sentir como le desquebrajaban los tirantes del vestido y este se deslizaba hacia abajo quedando en sostenes y bragas. Ella no se movió. Mantuvo la compostura aunque pude ver como me miraba con una mirada tranquilizadora, como diciendo "no te preocupes. No hagas tonterias". A continuación, el pelirrojo, empezó a sobarle las tetas con avidez por encima del sosten.

__ Dime aun no me has contestado ¿están tus cantimploras llenas de leche?

__ Son unos senos - Respondió ella con dignidad -- que están alimentando a un bebé y vosotros tenéis que tener un poco de sentido común.

__ ¿Al bebé de tu marido, ¡cabrona!? - Gritó enfurecido el pelirrojo al mismo tiempo que de un tirón le arrancaba el sosten, dejando ambos pechos al descubierto.

A consecuencia del tirón, mi esposa, de complexión fragil y delgada, lo cual hacia que sus pechos aun resaltaran más, casi perdiera el equilibrio pero lo recupero.

__ Venga, putita - Dijo otro - no nos vengas con sermones de asistenta social y dejate hacer como te dejabas hacer con el cornudo de tu marido.

El pelirrojo ya se había avalanzado a ambos pechos de mi esposa, haciendo chocar con la espalda al mismo muro que antes había estado apoyando en otras circunstancias más benignas. Las mamas de mi mujer, comenzaron a ser sobadas y mamadas por aquél joven pelirrojo y yo sentí algo muy extraño. Fue como una rabia mezclada con el morbo. Como si fuese un mecanismo de autodefensa psicologica,, recordé las conversaciones que había tenido en alguna ocasión, en donde mi mujer me decía que le daba un cierto morbo o como si le recorriera un gusanillo interior el sentirse forzada por un hombre. Decía muchas veces que no lo entendía. Sin embargo, aquelllo era una realidad. Mi mujer estaba a punto de ser violada por cuatro animales en celo.

Sin dejarla casi moverse, sus bragas saltaron por los aires y poco a poco la fueron tumbando en el sucio suelo, boca arrriba mientras la sujetaban de los brazos y las piernas. Mi esposa, comenzó a chillar con todas sus fuerzas pero uno de ellos le introdujo las bragas destrozadas en la boca y las ató alrededor de su cara con su propio cinturón.. Así, sujetada en posición de X de las muñecas y los tobillos, el pelirrojo sobre ella y entre sus piernas pudo deleitarse mejor con aquellos pechos que no cesaban de escupir leche de sus pezones.. El que seguía con la navaja en mi cuello, me dijo que me estuviera quietecito porque si intentaba algo, ella, sería la primer en lamentarlo. Una sudor fria, me envolvió el cuerpo y me dispuse a contemplar...

Ver a mi chica, ahí, con ese tipo sobre ella, siendo sobada por todas partes mientras los otros dos la sujetaban de piernas y muñecas me comenzó a excitar. No digo que me gustara ver todo aquello pero también era un hombre, un macho y ver a mi esposa sometida por varios machos, era algo que en m ás de una ocasión me había imaginado en mis pajas.

El pelirrojo comenzó a desabrocharse el pantalon mientras que con su propio peso mantenía plana a mi esposa, la cual no para de resistirse. El que hasta aquél momento me había estado apoyando en el cuello la navaja, se puso delante mío y la bajo diciéndome que era un buen chico y que siguiera así. Al mismo tiempo que, con una sonrisa burlona, se iba acercando al grupo mientras también se iba desabrochando el pantalón. En cuanto al pelirrojo, vi que había metido su cabeza entre las piernas de mi mujer y le comía el coño con salvajismo. El que le estaba sujetando las manos, pudo seguir hac iendolo con una sola mientras su otra mano magreaba y exprimia un pecho y expulsaba la leche que salía a chorritos hacia arriba cayendo en el vientre danceante por la respiración angustiante de mi mujer, la cual gimoteaba y lloraba.

__ ¡Qué rico! - Exclamó el que le sobaba la mama y le expulsaba la leche, mientras acercaba su boca para recoger con ella algun chorrito que salía con fuerza hacia arriba.

En un monento, todos estaban desnudos de cintura para abajo y sobre mi esposa, como unos animales que se echan sobre su presa. Vi que sus miembros estaban muy tensos y alguno de ellos parecía llegar a los 28 o 30 cm. Tengo que decirles que mi polla solo hace 13 cm por lo que aquello me heló la s angre por lo que podía significar de desgarro sobre mi mujer,

Inmediatamente, el pelirrojo, se elevó poniendo su bajo vientre a la altura de la vagina de mi esposa y se apuntaló para penetrarla. Así lo hizo dejandose caer como un peso muerto. A pesar de tener la boca tapada, el gemido de dolor fue desgarrador por parte de mi mujer, mientras que el pelirrojo soltaba un escandaloso gemido de placer.

__ uhhhh - Esclamó y mientras comenzaba la danza del mete y saca me miró --- ¿Pero esta tia ha soltado un crío o no?... Esta estrechita como una puta virgen,

Verla danzar, abierta de piernas mientras la sujetaban, mi polla comenzó a reaccionar muy a mi pesar. Los empujones que le daba eran tan fuertes que mi esposa parecía una muñeca inchable. Sus pechos botaban y salpicaban de vez en cuando asomando leche por sus gordos pezones rosados, eso cuando el pelirrojo los dejaba en paz porque mientras la empitonaba, no paraba de sobarle y llevarse las tetas a la boca.

__ ¡Toma, zorra, toma!.

A cada impacto de polla en la vagina de mi esposa, sus piernas se arqueaban violentamente. Miré que apretaba los puños mientras intentaba liberarse de la opresión de las manos del otro violador. Agitaba la cabeza de un lado a otro hasta que el que me había estado amenazando con la navaja se arrodilló a la altura de su boca. Solo pude ver unos movimientos a la altura de la cabeza de mi mujer, ya que el solo veía el culo del que se había arrodillado ante ella. Estaba claro que querían darle por la boca mientras el pelirrojo terminaba su faena. En un momento, vi las manos del que estaba de rodillas como sujetaban la cabeza de mi mujer, a la cual la habían obligado a girar hacia él y por los movimientos ritmicos, supe que se la había metido ya en la boca.

Aun tenían tiempo y concentración suficiente incluso para coordinar los movimientos de la jodienda vaginal y bucal a mi mujer pues cuando el pelirrojo le incaba el rabo en el coño, el de la boca le introducía su verga hasta la campanilla a juzgar por los insufribles gemidos y arcadas que emitia ella.

Así estuvieron por lo menos 3 minutos más hasta que los muy bestias consiguieron correrse al mismo tiempo llenando a mi mujer por los dos lados violados. Aun pude ver la resistencia de mi mujer en un intento desesperado por escapar de la corrida en su boca, intentando apartar su cabeza pero el qu e le estaba dando su leche, aun sujetó la cabeza con más fuerza adelantando su bajo vientre incandole más la polla.

__ Tragatela toda, puta, ni una gota sueltes. --- Exclamó mientras le sujetaba la barbilla y la parte posterior de la cabeza con ambas manos - Así, así... eso es...

Mi mujer estaba cerrando los ojos y tragando lo que le echaba aquél individuo y cuando ambos acabaron y se apartaron de ella, mi mujer dejó de moverse. Se quedó así. Como si no le importara nada.

Tal vez había olvidado que quedaban dos pero yo vi que esos no estaban dispuestos a dejar pasar la oc asión a juzgar por la violenta erección de sus pollas. Los que se habían despachado a gusto con mi mujer, comenzaron a ponerse los pantalones mientras la miraban a ella como seguía inmovil y luego me miraron a mi diciendome cosas como "que se había portado muy bien" o que "era una buena hembra"

Hasta que el pelirrojo se me acercó al oído y me dijo:

__ Sacate la polla y masturbate delante de ella, o será peor.

Lo miré indignado y para mí era una humillación más pues mi pene estaba semierecto. No podía evitarlo y me sentia culpable pero si intentaba algo, sabía que la primera cuchillada se la llevaría ella y eso me atenazaba. "Los que ya habían sido atendidos por mi esposa" se dispusieron a ocupar el l ugar de los otros dos que aun quedaban. Cogieron a mi esposa y la pusieron frente a mí a cuatro patas mirando hacia mí.

__ Sacate tu pequeña polla, cabron. - Dijo el pelirrojo - quiero ver qué tal te la chupa la zorra de tu mujer.

Yo miré a mi esposa, la cual me miró tratando de tranquilizarme de nuevo con su tierna pero torturada mirada. Su boca en esa posición de cuatro patas, quedaba muy cerca de mi bragueta y cuando me baje los pantalones y los slips, mi polla apareció bastante erecta, cosa que hizo burlarse a los demás.

__ Mirad al hijo de puta... Se ha puesto cachondo viendo como nos tirabamos a su nena.

Y rompieron a carcajadas. Miré a mi esposa y ella emitió una dulce sonrisa casi imperceptible, de esas que ella solo sabe hacer transmitiendo el mensaje "no te preocupes, es normal".y acto seguido se la llevó a la boca comenzando a succionarla entera, cerrando los ojos a veces o mirandome fijamente. Los otros que se habían corrido aprovechando que mi esposa estaba a cuatro patas y sus pechos colgaban como los de vaca, se situaron cada uno de ellos dos, en cada pecho de mi mujer y comenzaron a ordeñarle literalmente la leche de sus colgantes tetas, cayendo literalmente de sus pezones a sus bocas abiertas. Aquello era demasiado. Mi mujer a cuatro patas, mamando y siendo mamada de ambas tetas.

Mi polla se puso terriblemente tiesa pero aun peor se fueron poniendo las pollas de los que aun no la habían provado.

Entonces uno de ellos le dijo algo al oído de mi esposa que pude oir con claridad:

__ Dos minutos para que tu marido se corra o sino, no verá ya como te doy por el culo.

Mi mujer, abrió mucho los ojos y demostro su pánico ante lo que le habían dicho pero aun más cuando vio qué otra navaja se apoyaba en mi yugular. Entonces comenzó a mamarme mucho más rapido, buscando mi corrida. Apartó los pechos de los que le habían estado mamando hasta aquél instante y comenzó a mover su torso de un lado a otro para que sus tetas bailaran ante mi. Sabía que desde siempre, eso me excitaba y ella lo hacía muy bien, Aun quedaba un minuto, como se lo dijo el tercer hombre y no me había podido correr. La angustia de mi mujer era total hasta qué acercó sus pechos a mi pene y los puso atrapándomelo en el canal mamario, ofreciendome la mayor cubana que jamás me había hecho. Podía ver por la presión que ejercia con sus pechos como de sus pezones asomaban numerosas y gruesas gotas de leche que poco a poco se deslizaban por el canal alcanzandome el tronco del pene. Así estuvo con tanta intensidad masturbandome que disparé una terrible descarga que impacto en el rostro y barbilla de mi esposa, la cual respiró aliviada al mismo tiempo que iba cesando su batir constante de tetas en mi polla.​
 
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