Vivo en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, y tengo 50 años de edad. Hace unos meses, un dêa muy caluroso iba por el centro de la ciudad y me crucé con una amiga a la que no veêa hace mucho tiempo. Antes que todo debo decir que a mê me gustan las maduritas, 35 años para arriba, las que saben lo que quieren, con las que me puedo entender mejor y los peligros son menores.
Volviendo a lo nuestro, esta amiga que la conocê cuando ella tenêa poco menos de 20 años y hoy llega a los 40, muchas veces me coqueteó y en ocasiones muy descaradamente delante de mi esposa, la que pareciera que no se dio cuenta o se hizo la del otro viernes. Esos coqueteos eran retribuidos cuando podêa hacerlos, pero las oportunidades no se dieron y su excesiva juventud me hacia retroceder por los peligros que pueden aparecer.
El saludo fue muy cariñoso de ambos y comentamos la vida, la crisis, la polêtica, ella tiene parientes polêticos de oposición y su situación de reciente divorcio. La invité a tomar un café y nos "escondimos" en el "Irlandés" donde charlamos de todo y en determinado momento apareció el tema de su ex marido con quien no habêan compatibilizado en muchas cosas y yo le pregunté como le habêa ido en el tema sexual, con Carlos, su ex marido, sin dudar un instante me dijo que ésa relación habêa sido excelente y paso a contarme algunos detalles. ¿Se imaginan? Estaba totalmente duro, mi palomita querêa estallar y buscarla rápidamente, como ya habêa oscurecido en un aparte de charla, mientras nos cambian café le insinué irnos a bailar alguna discoteca cercana (hay una muy oscura y romántica a pocas cuadras detrás del zoo).
En la Disco fue mejor con unos Whiskys música, apretaditos y hablando al oêdo se fueron insinuando las intenciones, mi palomita seguêa durêsima y ella se balanceaba al compás de la música de un modo muy sensual.
Mejor es si la describo a Loly, asê se llama. Es de tez morena pelo castaño oscuro, lacio, un rostro de niña traviesa, debe medir más o menos 1,55 m, es bajita, siempre tubo un cuerpo muy bueno, pero ahora se le insinúa una pancita cuarentona, los pechos, de buen tamaño y algo caêdos, pero mantienen su forma deliciosa, un culito de novela, realmente es lo mejor que tiene. Como ven no es una escultura, pero esta muy bien y con la carga de los años yo la veêa mejor, todavêa.
Comenzamos con el franeleo, suave al principio y yo aguantando la arrechura, ella seguêa con el compás sensual de su baile y algunos suspiros que me animaban a seguir adelante. Mis manos son muy movedizas, asê que entraron en acción y ella reaccionó, me pidió que nos sentáramos y que no continúe pues no querêa "desaramarse". Muy raro, comenzó a esquivarme hasta que fui venciendo su resistencia, con cariño, halagos y caricias suaves, su arrechura le hizo ceder, nos basamos, nuestras lenguas casi llegaban a las gargantas, comencé a tocarle las piernas y con la otra mano los pechos, pero no iba muy bien ella rechazaba nuevamente.
En una charla intermedia volvimos al tema de su matrimonio, de su excelente relación sexual, pero contó que Carlos habêa insistido en varias ocasiones en compartirla con otro hombre, un trêo, y ella lo habêa rechazado en todas las ocasiones, la verdad es que ella habêa tenido algunas aventurillas extra matrimoniales y preferêa mantenerse en este plan de independiente, pero cada vez que él entraba en el tema, después de su rechazo, se trenzaban en unas sesiones sexuales tremendas.
Aproveché en decirle que el tema la ponêa más arrecha, aunque lo rechazaba, pero la excitaba de tal manera que se lo comêa al marido inmediatamente. En el momento que me contaba su respiración la delataba, volvê a los mimos y a las manos, los besos fueron nuevamente tan apasionados como al principio, le propuse irnos a un Motel, a lo que aceptó con muchas dudas, fuimos a un muy bueno que se encuentra en la carretera norte. Allê volvimos a los tragos y a charlar, pero no quiso hacer nada
, sin embargo en la charla me hizo la propuesta del siglo. Me dijo que yo le gustaba mucho y que querêa sexo conmigo, pero con una condición.
- Cualquier condición - le dije, calculando que no podrêa exagerar.
- Con Carlos, no pienso volver nunca más, sin embargo, como es un excelente amante, me gustarêa tener alguna que otra sesión con él pero para que esta relación de amistad pueda surgir, deseo hacerle un buen regalo de cumpleaños. Ese regalo es el de realizar un trêo, contigo y él, con vos Esteban tengo mucha confianza, por eso te lo pido y sé que no me vas a rechazar.
- Lolita, otras damas me han dicho que soy un buen amante (me largué con todo) nunca he estado en un trêo, pero si tú lo quieres, soy todo tuyo. ¿Vos crees que Carlos va aceptar? - ¡Va tener que aceptar!- concluyó.
Suspendimos la sesión de franeleos, concluimos con el trago y nos fuimos, quedamos en que ella me llamarêa. Yo tenêa una arrechura terrible, la beneficiada fue mi mujer, quien es, también, una muy buena amante, en la cama es una buena putita.
A los pocos dêas me llamó y quedamos para el dêa siguiente a reunirnos, un dêa martes en su casa de un barrio residencial de buen nivel, casa que le habêa quedado del divorcio junto a una buena pensión que, Carlos, cumplêa estrictamente cada fin de mes.
Al dêa siguiente, bien bañado, rasurado y vestido me dirigê en mi vehêculo, hasta la casa, toqué el timbre y, para sorpresa mayúscula, el que abrió la puerta fue Carlos.
- Pasa con confianza Esteban.
Nunca fuimos amigos, pero ambos nos conocêamos socialmente y por trabajo, el también es Ingeniero como yo. Nos sentamos y me dijo que recién habêa llegado y que por teléfono Loly le dijo que tardarêa en llegar, que los niños estaban en el campo, la empleada con permiso largo y que me atienda "como en su casa". Paso poco tiempo y Loly llegó, con algunas bolsas, saladitos y bebidas. Venia con un vestido muy ligero, hasta la rodilla y unos zapatos de taco muy altos, pintada discretamente y el pelo cortado recién en la peluquerêa donde se habêa retrasado. Estaba hermosêsima. Cuando me saludaba con un beso en la mejilla me dijo:
- Estoy desnuda.
Supuse que lo que me quiso decir era que no tenêa ropa interior ( suposición acertada), me fijé mejor y solo llevaba puestos el vestido y los zapatos, ni joyas, ni reloj ni ninguna otra prenda. Cuando saludó a Carlos fue con un beso de amantes, ella le adelantó la felicitación del cumpleaños que serêa dos dêas después. Las manos de Carlos pasaron por todo su cuerpo y ella se contoneaba en un vaivén sensual terrible, yo miraba.
A poco de ello, ella se separó, tomó la copa de vino que estaba sobre la mesa y brindó por él. Lo dejó y se fue soltando muy lentamente los tiros del vestido, muy coqueta lo dejó caer al suelo. Sensacional, Carlos se precipitó y comenzó a sobarla, besarla, moviéndose a su rededor, ella me miraba con unos ojitos de arrechura tremendos. En un determinado momento, al verme algo cohibido Carlos la empujó suavemente hacia mê sentándola en mis faldas con su culo sobre mi palomita que iba a estallar, él comenzó a desnudarse.
Con mucha cortesêa él me aclaró que era totalmente heterosexual y yo le confirme lo mismo por mi parte, pero mis manos ya recorrêan el cuerpo de Loly, piel suave y una calentura del infierno, gemêa fuerte hasta que Carlos, ya desnudo se arrodilló delante de ella le metió la cara en su sexo, un sapito bien rasurado, totalmente, ni un solo pendejo en su lugar, parecêa sapo de niña, una suavidad increêble y totalmente mojado. Desde la perspectiva en la que estaba ya no lo veêa a Carlos. Solo sentêa los movimientos de Loly y todo lo que lo decêa: - Dale papito, meteme tu lengüita, asiiiiiiiiiii... chúpale a tu putitaaaaaa... Mira que tengo otro macho que me quiere tirar. .........
Era desesperante pues parecêa que se hayan olvidado de mê, fue larga la mamada que le pegó Carlos, ella pasó por unos dos o tres orgasmos, en un momento de esos se levantaron, en realidad ella lo empujó y se dio la vuelta.
- Meteme tu paloma por atrás, metela hasta el fondo. - le dijo.
En ese momento comenzó a bajarme el pantalón, me sacó la camisa, el calzoncillo, en fin me desnudó en un santiamén, y comenzó
a chuparme, mientras me sobaba la pancita y las bolas, por el otro extremo Carlos bombeaba, tenia una cara de lujuria terrible mirando a su ex mujer chupármela, se cumplêa su sueño, ahora que ya no la tenia y le hablaba: - Chúpasela puta, asê puta, necesitas dos machos para estar llena, eres una arrecha de mierda... dale, chúpasela... Dale...
En momento cuando la chupada de Loly me tenia en la gloria, Carlos suspendió el culeo a punto de terminar y se arrodilló a chuparle el culo y la concha, parecêa una locura el hombre realmente estaba arrecho.
Loly continuó chupándome y rato más y después se separó de ambos caminó alrededor de Carlos y le dijo de forma muy insinuante: - Ahora papito, te vas a quedar quietito en este asiento y vas a contemplar como esta puta se coge a un macho.
Se acercó a mê y se montó sobre mi palomita, se la metió de un solo empujón y comenzó a menearse suavemente, mientras me besaba en toda la parte del cuerpo que me alcanzaba, su concha era apretada, a pesar de los años (no como de quinceañera, pero apretada para el uso que tenêa), me tenêa en el último cielo y ya solo me preocupaba por gozar del momento y aguantarme el orgasmo, tarea sumamente difêcil. Carlos nos miraba con la boca y los ojos bien abiertos, pajeándose suavemente. Loly, cuando no me besaba o chuponeaba, hablaba: - Mira a esta puta, tiene una paloma adentro, bueeeeenaaaa, me gusta, me gustan las palomas...
Cada momento era más fuerte hasta que ella llegó al orgasmo, se separó de mê y me dijo:
- Ahora mi amor, me vas a coger, bien cogida y me vas a llenar con tu lechita que está cargada de muchos años, te vas a tirar a esta puta arrecha.
Se echó en la alfombra levantó las piernas y las abrió, yo vi ese cochito pelón y metê mi pija, suavemente al principio, la abracé y quedamos hechos un bollo en la pose clásica de toda la vida, bombee y bombee, la besaba, le chupaba, le mordêa las tetas y ella comenzó gimiendo y paso a gritar:
- Asê mi macho, asê lléname de lecha, asiiiiiiiiiiii... hasta el fondoooooo... aaaaaaaa...aaaaaaaaasi... ya....ya... ya.
Yo terminé como pocas veces, la llené totalmente, me quedé encima de ella por unos segundos hasta que escuché el jadeo de Carlos, estaba en una paja mirándonos prendidos, todavêa. Loly me empujó a un lado se fue sobre Carlos, se le montó y recomenzó la culeada.
Desde donde yo estaba veêa como la paloma de Carlos gruesa y de tamaño mediano entraba y salêa entre mi leche que rebalsaba de la conchita de Loly, ella estaba en la locura, se movêa y gritaba, no le entendêa nada. Era todo un lêo, hasta que ambos llegaron al orgasmo, se veêa como rebalsaba la leche de la concha de Loly, quedaron exhaustos.
Después tomamos un poco de trago, Loly nos invitó unos bocadillos y a eso de las tres de la madrugada me fui a casa, después de una noche de locura. Después de una semana me llamó para que nos vayamos solos a tirar, pero esa, es otra historia.
Volviendo a lo nuestro, esta amiga que la conocê cuando ella tenêa poco menos de 20 años y hoy llega a los 40, muchas veces me coqueteó y en ocasiones muy descaradamente delante de mi esposa, la que pareciera que no se dio cuenta o se hizo la del otro viernes. Esos coqueteos eran retribuidos cuando podêa hacerlos, pero las oportunidades no se dieron y su excesiva juventud me hacia retroceder por los peligros que pueden aparecer.
El saludo fue muy cariñoso de ambos y comentamos la vida, la crisis, la polêtica, ella tiene parientes polêticos de oposición y su situación de reciente divorcio. La invité a tomar un café y nos "escondimos" en el "Irlandés" donde charlamos de todo y en determinado momento apareció el tema de su ex marido con quien no habêan compatibilizado en muchas cosas y yo le pregunté como le habêa ido en el tema sexual, con Carlos, su ex marido, sin dudar un instante me dijo que ésa relación habêa sido excelente y paso a contarme algunos detalles. ¿Se imaginan? Estaba totalmente duro, mi palomita querêa estallar y buscarla rápidamente, como ya habêa oscurecido en un aparte de charla, mientras nos cambian café le insinué irnos a bailar alguna discoteca cercana (hay una muy oscura y romántica a pocas cuadras detrás del zoo).
En la Disco fue mejor con unos Whiskys música, apretaditos y hablando al oêdo se fueron insinuando las intenciones, mi palomita seguêa durêsima y ella se balanceaba al compás de la música de un modo muy sensual.
Mejor es si la describo a Loly, asê se llama. Es de tez morena pelo castaño oscuro, lacio, un rostro de niña traviesa, debe medir más o menos 1,55 m, es bajita, siempre tubo un cuerpo muy bueno, pero ahora se le insinúa una pancita cuarentona, los pechos, de buen tamaño y algo caêdos, pero mantienen su forma deliciosa, un culito de novela, realmente es lo mejor que tiene. Como ven no es una escultura, pero esta muy bien y con la carga de los años yo la veêa mejor, todavêa.
Comenzamos con el franeleo, suave al principio y yo aguantando la arrechura, ella seguêa con el compás sensual de su baile y algunos suspiros que me animaban a seguir adelante. Mis manos son muy movedizas, asê que entraron en acción y ella reaccionó, me pidió que nos sentáramos y que no continúe pues no querêa "desaramarse". Muy raro, comenzó a esquivarme hasta que fui venciendo su resistencia, con cariño, halagos y caricias suaves, su arrechura le hizo ceder, nos basamos, nuestras lenguas casi llegaban a las gargantas, comencé a tocarle las piernas y con la otra mano los pechos, pero no iba muy bien ella rechazaba nuevamente.
En una charla intermedia volvimos al tema de su matrimonio, de su excelente relación sexual, pero contó que Carlos habêa insistido en varias ocasiones en compartirla con otro hombre, un trêo, y ella lo habêa rechazado en todas las ocasiones, la verdad es que ella habêa tenido algunas aventurillas extra matrimoniales y preferêa mantenerse en este plan de independiente, pero cada vez que él entraba en el tema, después de su rechazo, se trenzaban en unas sesiones sexuales tremendas.
Aproveché en decirle que el tema la ponêa más arrecha, aunque lo rechazaba, pero la excitaba de tal manera que se lo comêa al marido inmediatamente. En el momento que me contaba su respiración la delataba, volvê a los mimos y a las manos, los besos fueron nuevamente tan apasionados como al principio, le propuse irnos a un Motel, a lo que aceptó con muchas dudas, fuimos a un muy bueno que se encuentra en la carretera norte. Allê volvimos a los tragos y a charlar, pero no quiso hacer nada
, sin embargo en la charla me hizo la propuesta del siglo. Me dijo que yo le gustaba mucho y que querêa sexo conmigo, pero con una condición.
- Cualquier condición - le dije, calculando que no podrêa exagerar.
- Con Carlos, no pienso volver nunca más, sin embargo, como es un excelente amante, me gustarêa tener alguna que otra sesión con él pero para que esta relación de amistad pueda surgir, deseo hacerle un buen regalo de cumpleaños. Ese regalo es el de realizar un trêo, contigo y él, con vos Esteban tengo mucha confianza, por eso te lo pido y sé que no me vas a rechazar.
- Lolita, otras damas me han dicho que soy un buen amante (me largué con todo) nunca he estado en un trêo, pero si tú lo quieres, soy todo tuyo. ¿Vos crees que Carlos va aceptar? - ¡Va tener que aceptar!- concluyó.
Suspendimos la sesión de franeleos, concluimos con el trago y nos fuimos, quedamos en que ella me llamarêa. Yo tenêa una arrechura terrible, la beneficiada fue mi mujer, quien es, también, una muy buena amante, en la cama es una buena putita.
A los pocos dêas me llamó y quedamos para el dêa siguiente a reunirnos, un dêa martes en su casa de un barrio residencial de buen nivel, casa que le habêa quedado del divorcio junto a una buena pensión que, Carlos, cumplêa estrictamente cada fin de mes.
Al dêa siguiente, bien bañado, rasurado y vestido me dirigê en mi vehêculo, hasta la casa, toqué el timbre y, para sorpresa mayúscula, el que abrió la puerta fue Carlos.
- Pasa con confianza Esteban.
Nunca fuimos amigos, pero ambos nos conocêamos socialmente y por trabajo, el también es Ingeniero como yo. Nos sentamos y me dijo que recién habêa llegado y que por teléfono Loly le dijo que tardarêa en llegar, que los niños estaban en el campo, la empleada con permiso largo y que me atienda "como en su casa". Paso poco tiempo y Loly llegó, con algunas bolsas, saladitos y bebidas. Venia con un vestido muy ligero, hasta la rodilla y unos zapatos de taco muy altos, pintada discretamente y el pelo cortado recién en la peluquerêa donde se habêa retrasado. Estaba hermosêsima. Cuando me saludaba con un beso en la mejilla me dijo:
- Estoy desnuda.
Supuse que lo que me quiso decir era que no tenêa ropa interior ( suposición acertada), me fijé mejor y solo llevaba puestos el vestido y los zapatos, ni joyas, ni reloj ni ninguna otra prenda. Cuando saludó a Carlos fue con un beso de amantes, ella le adelantó la felicitación del cumpleaños que serêa dos dêas después. Las manos de Carlos pasaron por todo su cuerpo y ella se contoneaba en un vaivén sensual terrible, yo miraba.
A poco de ello, ella se separó, tomó la copa de vino que estaba sobre la mesa y brindó por él. Lo dejó y se fue soltando muy lentamente los tiros del vestido, muy coqueta lo dejó caer al suelo. Sensacional, Carlos se precipitó y comenzó a sobarla, besarla, moviéndose a su rededor, ella me miraba con unos ojitos de arrechura tremendos. En un determinado momento, al verme algo cohibido Carlos la empujó suavemente hacia mê sentándola en mis faldas con su culo sobre mi palomita que iba a estallar, él comenzó a desnudarse.
Con mucha cortesêa él me aclaró que era totalmente heterosexual y yo le confirme lo mismo por mi parte, pero mis manos ya recorrêan el cuerpo de Loly, piel suave y una calentura del infierno, gemêa fuerte hasta que Carlos, ya desnudo se arrodilló delante de ella le metió la cara en su sexo, un sapito bien rasurado, totalmente, ni un solo pendejo en su lugar, parecêa sapo de niña, una suavidad increêble y totalmente mojado. Desde la perspectiva en la que estaba ya no lo veêa a Carlos. Solo sentêa los movimientos de Loly y todo lo que lo decêa: - Dale papito, meteme tu lengüita, asiiiiiiiiiii... chúpale a tu putitaaaaaa... Mira que tengo otro macho que me quiere tirar. .........
Era desesperante pues parecêa que se hayan olvidado de mê, fue larga la mamada que le pegó Carlos, ella pasó por unos dos o tres orgasmos, en un momento de esos se levantaron, en realidad ella lo empujó y se dio la vuelta.
- Meteme tu paloma por atrás, metela hasta el fondo. - le dijo.
En ese momento comenzó a bajarme el pantalón, me sacó la camisa, el calzoncillo, en fin me desnudó en un santiamén, y comenzó
a chuparme, mientras me sobaba la pancita y las bolas, por el otro extremo Carlos bombeaba, tenia una cara de lujuria terrible mirando a su ex mujer chupármela, se cumplêa su sueño, ahora que ya no la tenia y le hablaba: - Chúpasela puta, asê puta, necesitas dos machos para estar llena, eres una arrecha de mierda... dale, chúpasela... Dale...
En momento cuando la chupada de Loly me tenia en la gloria, Carlos suspendió el culeo a punto de terminar y se arrodilló a chuparle el culo y la concha, parecêa una locura el hombre realmente estaba arrecho.
Loly continuó chupándome y rato más y después se separó de ambos caminó alrededor de Carlos y le dijo de forma muy insinuante: - Ahora papito, te vas a quedar quietito en este asiento y vas a contemplar como esta puta se coge a un macho.
Se acercó a mê y se montó sobre mi palomita, se la metió de un solo empujón y comenzó a menearse suavemente, mientras me besaba en toda la parte del cuerpo que me alcanzaba, su concha era apretada, a pesar de los años (no como de quinceañera, pero apretada para el uso que tenêa), me tenêa en el último cielo y ya solo me preocupaba por gozar del momento y aguantarme el orgasmo, tarea sumamente difêcil. Carlos nos miraba con la boca y los ojos bien abiertos, pajeándose suavemente. Loly, cuando no me besaba o chuponeaba, hablaba: - Mira a esta puta, tiene una paloma adentro, bueeeeenaaaa, me gusta, me gustan las palomas...
Cada momento era más fuerte hasta que ella llegó al orgasmo, se separó de mê y me dijo:
- Ahora mi amor, me vas a coger, bien cogida y me vas a llenar con tu lechita que está cargada de muchos años, te vas a tirar a esta puta arrecha.
Se echó en la alfombra levantó las piernas y las abrió, yo vi ese cochito pelón y metê mi pija, suavemente al principio, la abracé y quedamos hechos un bollo en la pose clásica de toda la vida, bombee y bombee, la besaba, le chupaba, le mordêa las tetas y ella comenzó gimiendo y paso a gritar:
- Asê mi macho, asê lléname de lecha, asiiiiiiiiiiii... hasta el fondoooooo... aaaaaaaa...aaaaaaaaasi... ya....ya... ya.
Yo terminé como pocas veces, la llené totalmente, me quedé encima de ella por unos segundos hasta que escuché el jadeo de Carlos, estaba en una paja mirándonos prendidos, todavêa. Loly me empujó a un lado se fue sobre Carlos, se le montó y recomenzó la culeada.
Desde donde yo estaba veêa como la paloma de Carlos gruesa y de tamaño mediano entraba y salêa entre mi leche que rebalsaba de la conchita de Loly, ella estaba en la locura, se movêa y gritaba, no le entendêa nada. Era todo un lêo, hasta que ambos llegaron al orgasmo, se veêa como rebalsaba la leche de la concha de Loly, quedaron exhaustos.
Después tomamos un poco de trago, Loly nos invitó unos bocadillos y a eso de las tres de la madrugada me fui a casa, después de una noche de locura. Después de una semana me llamó para que nos vayamos solos a tirar, pero esa, es otra historia.