tengo orgasmos sin tocarme

jpd

Virgen
Registrado
Jul 10, 2018
Mensajes
2
Likes Recibidos
0
Puntos
0
Soy una mujer madura, pero siempre he sido uy pero muy caliente. Desde pequeña mi abuelo me manoseaba y despertó mis instintos sexuales. Me masturbaba desde muy pequeña en el colegio, de manera obsesiva, también en la casa, podía pasar toda una mañana masturbándome. Soy adicta a la pornografía y durante mi adolescencia tuve orgías con mis amigos cuando nos emborrachábamos.

Actualmente tengo pareja y llevo una vida sexualmente normal, pero no dejo de ver películas porno cuando él no está y masturbándome como loca varías veces al día. Hay algunos días que estoy tan caliente que puedo acabar sólo pensando en algo. Me ha pasado en el autobús, en la biblioteca, en cualquier lugar público. Y tengo unos orgasmos incluso más increíbles que cuando me toco directamente. Hay días que veo porno pero no acabo, para tener el mejor sexo con mi esposo, el no entiende porque yo estoy tan húmeda, tanto, que mis bragas están muy muy mojadas. Ahora les contaré una historia de cuando me masturbé en la biblioteca, solo leyendo una historia muy caliente. Espero que la disfruten y se hagan muchas pajas ricas leyéndome, como yo me las hice, mientras la escribía.


Estudio mucho y cuando estoy ansiosa es cuando más caliente estoy.
Suelo ir a una biblioteca y obviamente no se pueden ver videos pornos allí porque tienen un wifi en la que te siguen.
Por lo que, dado a que me conozco y sé que soy extremadamente caliente, bajé unos relatos, uno en particular que me calienta mucho, que se llama memorias de una pulga.
Descubrí este libro cuando tenía como 15 años, mientras estuve de vacaciones con mi padre (son separados con mi madre) y mientras el trabajaba, yo me puse a ver sus cosas y encontré este libro en su mesita de noche, y lo comencé a leer.

Era un libro con un alto contenido erótico, demasiado caliente, me lo leí y no pude evitar comenzar a masturbarme como loca cuando solo llevaba una página.
El primer día que lo descubrí, fue como una adicción, volvía cada vez a la pieza de mi padre, sacaba el libro, me ponía cómoda en su cama, me abría de piernas y comenzaba el jueguito con mis dedos y mi clítoris, muy suave muy suave, hasta conseguir un orgasmo caudaloso de líquidos.

Estuve así todo el día, me masturbé cuatro veces, tanto me excitó que no pude evitar meterme los dedos en mi ano, cosa que no suelo hacer al masturbarme.

Durante toda mi estancia en casa de mi padre, me masturbé cada día leyendo el famoso libro, fueron unas vacaciones espectaculares, y me quedaron las historias para siempre en mi cabeza, recuerdo un día que estaba al borde de la locura, que necesitaba meterme algo, y me inventé un consolador con el desodorante de mi papá, estaba tan caliente, que me lo metía a pelo, pero luego lo dejaba bien lavadito para que el no se diera cuenta.

Esperaba ansiosa a que mi padre se fuera a su trabajo, y como sabía que no volvía en todo el día, mis sesiones masturbatorias eran de película, me desnudaba toda completa y me metía el desodorante imaginándome el pene más duro penetrándome.
Un día incluso tuve que secar el cobertor porque lo dejé todo mojado.
Luego, unos 20 años después, al volver a estudiar y tener que ir cada día a la biblioteca, me pasó que habían días que moría de la calentura, tanto, que tenía que bajar al baño, bajarme las bragas y comenzar a masturbarme, para poder continuar trabajando.

Entonces, un día tuve la brillante idea de bajar el libro que tanto placer me trajo desde niña.
Y lo puse en un documento Word,, así, nadie se daría cuenta de que estaba inmersa en la más caliente de las historias.
Era cosa de ponerme a leer unas líneas, y ya podía sentir mi clítoris palpitar, mis bragas se mojaban rápidamente y venía el momento más esperado, un orgasmo de los más silenciosos y placenteros que se pueden tener, con un escalofríos por todo el cuerpo, una sensación de desfallecimiento, así no más, sin ningún movimiento, solo sintiendo mi clítoris palpitar.
Y lo mejor, uno seguido de otro.

Así pude terminar mis estudios satisfactoriamente, con las mejores calificaciones y también con las más húmedas visiones, entre medio de todos, sin que nadie se diera cuenta.
incluso tuve que comenzar a usar protector higiénico para que no pareciera que me hubiese meado, y no es porque tengo orgasmos a chorros sino porque tenía dos orgasmos diarios por lo menos.

Ahora que mi marido no está, me he puesto a leer relatos eróticos, moviendo el hilo de mis bragas para que roce con mi clítoris, mientras escribo.
Estoy aqui esperando ansiosa a mi marido, pero si no llega luego no sé si me podré contener, porque ya he tenido un orgasmo con el solo hecho de recordar las historias que este libro trae.
 
Arriba Pie