Te Enseñaré mi Pequeña Puta

heranlu

Veterano
Registrado
Ago 31, 2007
Mensajes
5,327
Likes Recibidos
2,367
Puntos
113
 
 
 
Lo primero que escucho, cuando llego a mi casa a las dos de la mañana, con unos tragos de más haciendo efectos en mis sentidos, son los gritos de mis padres, peleándose entre ellos como siempre.

Ellos se casaron porque mi madre quedó embarazada del donador de esperma más idiota de la universidad y aquí estoy yo, una chica de 18 años que estrena su mayoría de edad en discotecas con mis amigas más leales.

El punto es que ellos dos no se toleran. Pelean más de lo que se llevan bien y bueno, los gritos a las dos de la mañana son prueba suficiente de ellos.

Lo bueno es que vivimos en una propiedad bastante alejada del pueblo más cercano, así que no tengo que preocuparme de que los vecinos vengan a montar quejas. Tal vez una de las vacas de mi padre, o una de las hortalizas de mi madre.

Lo único bueno de esa pelea que me aumenta el dolor de cabeza por lo ebriedad, es que puedo pasar desapercibida, o eso es lo que creía, hasta que justamente cuando conecto con la escalera para subir a mi habitación, escucho una puerta cerrarse y los gritos de mi madre acercarse.

- ¡Eres un hijo de puta! No entiendo cómo te pude soportar tantos años.- mi madre comienza a bajar las escaleras limpiándose las lágrimas y yo me quedo quieta. Si no me muevo, no me ve. Y como que funciona, porque ni siquiera me determina.- No sé cómo pude aguantar tanto tiempo. ¡Eres lo peor que me pudo pasar! ¡Me largo! - no sé si yo soy la que huele a alcohol, pero un olor a ron se queda en la sala cuando mi madre sale tirando la puerta.

Corro hacia la puerta pensando en el peligro que corre si se monta en el auto y maneja borracha, pero no me da tiempo ni de bajar las escaleras del pórtico cuando veo las luces rojas perderse en la distancia.

Pido por ella y entro de nuevo a la casa.

No sé qué hacer con mi vida, pero comienzo a subir las escaleras.

-Que vida de mierda.- me muerdo el labio cuando escucho a mi padre acercarse a las escaleras.- ¿Cómo pude caer en esto... Bebé.- sonrió tensa cuando nuestros ojos se consiguen justo a la mitad de la escalera.

-Hola, pa. Bendición.- ni siquiera comento lo de mi mamá.

Me mira con molestia y se cruza de brazos.

- ¿Estas son horas de llegar? - me repara de arriba abajo y me siento desnuda por lo decepcionado que me ve.

Soy una chica de estatura promedio. No soy delgada, ni tampoco gorda. Siento que lo que me aumenta peso son mis grandes senos que apenas están cubiertos por el vestido que llevo puesto, el cual tiene una gran abertura que muestran bastante carne de mis pechos, que se alzan orgullosos. Mi abdomen es relativamente plano, y las piernas son gordas. Mi trasero apenas está cubierto por la tela, ya que el amigo que me trajo estaba muy suelto con esas manos y no paraba de subirme el vestido.

No quería quedarme en medio de la calle, asi que deje que sus dedos jugaran con mis braguitas hasta que llegamos a mi casa y salí de ese auto como alma que lleva el diablo.

No quería entregarle la virginidad al novio de amiga que conocía desde hace años.

- ¡Contesta, Abigail! ¡¿Estas son horas de llegar?! - me sonrojo del miedo cuando baja las escaleras a Grandes zancadas, mostrándome su altura imponente cuando se detiene a un escalón.- ¡Responde! ¡¿Estas son horas de llegar?!- me hago más pequeña con sus gritos.

-Al menos llegue.- susurro y hago una mueca cuando me toma del brazo con algo de fuerza.

- Vives en mi casa, y mi casa la respetas. Que tengas 18 años no te da derecho de llegar a la hora que a ti te de la gana. Te di un límite y, ¿qué debes hacer con eso?- me muerdo el labio y lo miro sobre mis párpados, tratando de verme buena.

-Hacer caso.- me mira como si fuera el ser más cruel de la faz de la tierra, solo por llegar unas horas tarde.- En mi defensa, el auto de dañó cuando venía.- miento y aprieta con más fuerza.

-Llama, haz algo, pero no me puedes tener aquí preocupado. Y hoy pudo ser el auto, pero no me vengas a decir que todos los putos viernes el auto se daña cada que te vas a venir de la supuesta fiesta que se montan tus amiguitas.- la ebriedad ni siquiera permite que cree que excusas buenas.- Dime, ¿Es justo que me tengas aquí preocupado a las dos de la mañana? - niego con la cabeza.- Tu madre se fue por tu culpa, ¿Crees que es justo que se vaya a esta hora porque no puede soportar el comportamiento de su hija? - frunzo el ceño.

-Eso fue por tu culpa, por no mantener la polla dentro de tus pantalones.- me sobresalto cuando sus manos me aprietan la mandíbula.

-Estas fuera de control.- niega lentamente con la cabeza sin dejar de verme a los ojos, mostrándome la ira reflejada en ellos.- No me haces caso. Sales cuando te la gana. Entras a la casa como ladrona. Te vistes como una zorra y para completar, me faltas el respeto.- me ve de arriba abajo sin dejar de negar.

-Papi, no volverá a pasar.- aprieta más mi mandíbula y mis ojos se llenan de agua.

-Me dijiste lo mismo la semana pasada y mirate hoy.- me señala con su otra mano.- Haciendo lo mismo y esta vez no te lo voy a dejar pasar. Aprendes por las buenas o aprendes por las malas.- me muerdo el labio cuando su mano aprieta mi brazo y me obliga a subir las escaleras junto a él.

-Papi, por favor. No lo volveré hacer, de verdad. No lo haré de nuevo.- junto mis manos pidiéndole, pero él me ignora y me mete dentro de su habitación, desordenada.

Hay ropa tirada en el suelo y un marco de fotos roto sobre la alfombra.

Lloro en silencio, porque sé que se va a molestar más si escucha mis sollozos.

-Esto lo provocas tu. Si te portas bien, esto no pasaría.- me toma con fuerza, se sienta y me lanza boca abajo sobre sus piernas, como lo hacía cuando estaba más pequeña y rompía una adorno de la sala.- Tienes que aprender.- me da una nalgada con fuerza y me muerdo el labio por el ardor, viendo suelo.- A ser una niña buena.

-Papi... - me lanza otra nalgada y el dolor me saca otro sollozo.- Por favor, papi.- otra nalgada.

- Tienes que ser responsable.- otra nalgada.- Tienes que ser una niña buena.- otra nalgada.- Tienes que estudiar.- otra más.- Vestirte decente.- nalgada.

El ardor tiene mis lágrimas cayendo contra el suelo. Me muerdo el labio para no jadear cada que su palma choca contra mi trasero, porque la tela del vestido no cubre nada.

-Yo no te quiero lastimar, bebé.- me alza el vestido y siento el frío de sus dedos cuando acaricia mis nalgas.- A mí también duele.- da otra nalgada a mí ahora trasero desnudo y me lanza ligeramente hacia el frente.- Pero tienes que aprender.- me acaricia y yo asiento.

-Lo siento, papá.- la ebriedad que tenía desapareció después de esos golpes.- No lo volveré hacer.

Me acaricia, y yo respiro profundo cuando siento sus dedos recorrer el largo de mis pliegues cubiertos por mis pantaletas.

-Todo lo que hago es por ti bien. Tu madre no lo ve.- me da una nalgada débil y me acaricia.- Pero quiero que tú lo veas.- asiento y lo escucho respirar profundo cuando algo comienza a presionarse contra un lado de mi cintura.

Todavía estoy tan concentrada en el ardor de mis nalgas que no puedo pensar en más nada.

-Solo quiero que seas una niña buena.- siento sus manos tomar mis brazos y siento cuando comienza a bajarla.

-Papi...- lo llamo algo asustada cuando las bragas llegan al suelo.- Papi, ¿Que estás haciendo?

-Enseñarte.- me una nalgada fuerte que me saca un alarido de dolor y después la palma de su mano me acaricia.- Solo te quiero enseñar.

Asiento confiando en él. Es mi papá. Él solo quiere lo mejor para mí.

Me muerdo el labio con las siguientes nalgadas que reciben una caricia después, hasta que siento sus dedos sumergirse entre mis pliegues, haciendo que me sobresalte.

-Papá.- lo llamo con mi tono lleno de miedo.

-Te estoy enseñando. Deja que te enseñe.- sus dedos no paran de pasarse por mis pliegues y un jadeo involuntario se me escapa cuando siento uno de sus dedos conectar con mi botón.- Papi solo quiere enseñarte.- suspiro cuando comienza a mover su dedo en círculos sobre mi botón.- ¿Que quiere tu papá?

-Enseñarme.- respondo y me muerdo el labio cuando siento sus dedos llevar mis jugos por toda la longitud de mis labios vaginales hasta llegar a mi ano.

- ¿Que quiere tu papá? - me da una nalgada y en vez de quejarme de dolor, suspiro de placer cuando me acaricia con una mano.

Siento dos de ellas hacer contacto y me abre las dos caras, haciéndome saltar cuando escupe dentro de ellas y mueve ambos jugos, soltando suspiros de placer que me hacen cerrar los ojos.

¿Que estoy haciendo?

¿Que está haciendo?

No lo sé, solo dejo que me toque, porque mi papá me está enseñando.

Me toca y su dedo empieza hacer círculos de nuevo, solo que aumenta la velocidad y presiona más, metiendo mi cuerpo en un frenesí que me hace vibrar sobre él por la masturbación que me está haciendo.

Gimo y eso lo excita, porque me penetra con fuerza con sus dedos y salto sobre él, gritando cuando comienza a penetrarme.

- Papi, papi, papi.- me mueve sobre sus rodillas sin dejar de penetrarme con sus dedos y me suelta una que otra nalgada que solo hace que todo dentro de mí se convierta en un puto festejo de año nuevo, porque todo explota cuando me escupe entre los pliegues y juega con mis clítoris sin dejar de penetrarme.

-Aaaaaaaaaahhhhhh.- grito de placer cuando el orgasmo me llena y ni siquiera me da tiempo de saborearlo cuando me jalan el cabello con tanta fuerza que me levantan y de la nada me vuelven a lanzar al suelo, haciendo que me arrodille.

El orgasmo que me deja un poco en el limbo al sentir todo dentro de mí vibrar, que solo me doy cuenta de lo que está pasando cuando tengo una verga, no tan larga, pero si bastante gruesa en frente de mí.

Alzo la mirada para ver a mi padre y la bajo de nuevo para ver su mano moverse sobre ella, masturbándose un poco sin dejar de verme.

- Papi.- no me deja terminar cuando me agarra el cabello y me alza un poco.

-¿Que estoy haciendo? - me pregunta en un gruñido y yo me encuentro con sus ojos verdes, los cuales heredé.

Dios, ¿Cómo llegué a ese punto?

Y lo peor...

¿Cómo es posible que me guste?

¿Hay algo mal conmigo? Que en vez de estar repudiando esto, me excita ver a mi padre, el hombre que me enseñó a montar bicicleta, que era mi compinche para robarle las galletas a mi madre cuando las hacía, que me sentaba sobre sus piernas para contarme cuentos sin sentido que me hacían reír antes de darme sueño; tocarse la verga que ayudó a mi creación.

De ella salí, y esa misma es la que tocó con mi mano, con nervios, porque nunca había tocado una aunque lo deseaba siempre que me masturbaba viendo porno.

-Responde.- me acerca más a su entrepierna.- ¿Que estoy haciendo? - lo veo y trago saliva cuando siento que comienzo a babear.

-Me estás enseñando.- asiente una vez y aleja la mano que sostenía su verga, mostrándome la monstruosidad que tomo con mi mano y acaricio como si fuera una reliquia.

-Aprieta un poco.- lo miro y hago lo que me dice, apretando su base antes de subir suavemente.- Mojala con tu lengua.- me mojo los labios antes de acercarlos y curiosa saco mi lengua, pegando la punta de ella a la punta de su cabeza, dejando que mis papilas gustativas se llenen del sabor salado cuando entro en contacto con el líquido que sale por su cabeza.

Me quedo viendo su longitud por un rato hasta que alzó la mirada para verlo y paso mi lengua desde la base a la punto antes de metarla en mi boca sin dejar de verlo. El cierra los ojos un segundo antes de se enfoque en mí, que trato de llegar más profundo, pero termino atragantadome y lo suelto tosiendo.

-Lento. Primero lento.- asiento y no paro de subir y bajar mi mano por su longitud ahora mojada por mi saliva. Toco la punto con mi lengua y con mi otra mano todo sus bolas llenas.- ¿Sabes quiénes están ahí? - habla y me agarra del cabello con fuerza, obligándome gustosamente a tragarmelo de nuevo, lo cual hago, pero no llego tan lejos. La mitad lo subo con ansias, subiendo y bajando rápido, escuchando sus jadeos de placer mientras que en la otra mitad, mi mano se conecta con mis labios cuando subo y bajo hasta su base.- Tus hermanos. Hoy te los vas a tragar toditos.- gimo con fuerza sin dejar de chupar con ansias.

Siento que por mis piernas bajan los fluidos de mi exitación, y los jugos de mi orgasmo, que me tienen vibrando por dentro aquí donde estoy, viendo a mi padre a los ojos mientras le chupo la verga grande que casi me llega a la garganta cuando me toma de la cabeza con ambas manos y hace que me lo trague profundo.

Las arcadas me llenan y sus ojos se vuelven rojos de placer cuando me separo y toso, limpiandome sus fluidos de mis labios y suspirando con fuerza cuando me lanza de nuevo contra él, dónde sigo mamando hasta que ya no me atraganto tanto.

-Respira antes de metertelo en la boca.- me dice mientras sus caderas comienzan un vaivén.- Abre bien esa boca, abre bien esa boca para papá.- lo hago y me toma de las mano, dejándolas a cada lado de mi cuerpo antes de que su mano se acaricie la verga dura y llena de venas.- Juega con la lengua, moja bien, no uses muchos los dientes a menos que sean para acariciar, usa tu mano como has estado haciendo.- asiento y no cierro la boca hasta que él acerca su pene y lo mete.

Cómo una niña buena me quedo esperando lo que va hacer y él me hace sacar la lengua, comenzando a meter y sacar suavemente. Respiro cuando sale y aguanto cuando entra hasta que de la nada me toma de la cabeza y me penetra la boca por completo, comenzando a follarla mientras trago de no ahogarme con semejante trozo de carne tocando prácticamente mi garganta.

Las lágrimas me llenan los ojos pero no me quejo, sintiendo mis fluidos bajando por las piernas, hasta que me aprieta contra él con tanta fuerza que siento que mi respiración me falla y envío sus manos hacia sus piernas para poder separarme de él, que después de unos segundos me suelta y termino de caer al suelo, tosiendo y tratando de tomar el aire que estaba perdiendo.

No me da tiempo de descansar cuando ya me tiene de pie, lanzandome en la cama y arrancándome el vestido que baja por mis piernas y lo lanza, cubriendo el marco de la foto rota sobre la alfombra.

El me toma de las piernas y me las separa aunque el miedo hace que aplique fuerza por un momento. Obviamente no soy capaz y el las mantiene abiertas, viendo mi coño depilado con deseo.

Nunca me ha gustado sentirme vellos cuando me toco, así que uso crema depilatoria en todo mi cuerpo y eso le gusta a mi papá, porque niega con la cabeza viéndome como si le estuviera ofreciendo el más delicioso manjar.

Una parte de mi que no conocía hace que lleve mi mano hasta los pliegues y los abra con mis dedos, tocando mi botón y provocando que mi padre me vea entera, deteniéndose en mis grandes tetas que le ofrezco con cada respiración agitada que doy.

- ¿Estás aprendiendo la lección? - pregunta con la voz ronca y me quita la mano para comenzar a tocarme él, provocando que un gemido salga de mis labios cuando llega mis fluidos por toda mi longitud.

-Si, papi. Estoy aprendiendo mucho.- me muerdo el labio y lo veo lanzarse hacia mi vagina deseosa. El placer que me provocan sus labios y lengua hacen que arquee mi espalda y suelto un grito tan fuerte que tomo las sábanas en mis manos hechas puño mientras muevo mis caderas hacia arriba, deseando que su lengua llegue más dentro, de sus labios jueguen más con mi botón y que sus dedos me acaricien más.

Mis jadeos fuertes llenan la habitación como si fuera música mientras mi cuerpo vibra al compás de las penetración que ejerce su lengua dentro de mí estrecho coño que quiere que algo más grande, más largo, entre por ahí y me rompa, porque eso es lo que quiero ahora, quiero que mi padre, el hombre que me cargo de pequeña, me tome en sus brazos y me desvirgue, que me enseñe lo practico que el porno no me ha enseñado con sus teorías.

Me muevo contra su boca y grito mi orgasmo que deja mi cuerpo temblando. Sin embargo, mis ojos nunca pierden de vista los verdes de mi padres que me miran con tanto deseo que yo solo espero con ansias la siguiente lección.

Respirando agitada lo veo tocarse su deliciosa verga mientras acerca sus caderas a mi trasero, el cual levanta un poco cuando enrolla una pierna alrededor de su cintura y la mantiene ahí con su brazo derecho mientras que con su mano derecha, llega su polla hacia mis pliegues, los cuales se abren para él cuando pasa la cabeza de arriba abajo, sacándome suspiros y gemidos.

- ¿Estás aprendiendo? - no para de tocarme los pliegues por dentro con la cabeza de su polla y mis suspiros se vuelven gemidos desesperados cuando tocan mi botón.- ¿Quieres que tu papi te siga enseñando? - asiento desesperada.

-Si, papi. Por favor. Quiero que me enseñes todo. Me voy a portar mal siempre.- una risa se le escapa y su cabeza me penetra un poco el coño, pero vuelve a salir.

-Quiero que te portes bien. Quiero que seas una niña buena. ¿Lo serás? - asiento desesperada y me muerdo el labio con fuerza cuando mis ojos se encuentran por la rica casi unión.

-Sere una niña buena, seré lo que tú quieras. Solo enséñame papi, méteme tu verga profunda.- lanza su cabeza hacia atrás como si escucharme hablar sucio le excitara.

- ¿Serás mi zorra? - asiento.- ¿Si? ¿Serás la zorra, la pequeña puta de Papi?

-Aaahhh, si, papi. Seré tu pequeña zorra.- gimo cuando siento la cabeza de su polla jugar con el hueco de mi ano.

- Ummm, serás la pequeña puta de tu papi. Mi bebé seré mi zorrita de ahora en adelante.- asiento desesperada y grito como perra en celo cuando su gruesa verga entra dentro de mí.

El dolor me paraliza y clavo los uñas en el brazo de mi padre cuando siento que me destroza por dentro aunque se desliza con relativa facilidad por lo mojada que estoy.

Mis gritos de dolor son lo que se escuchan en la habitación, ahora los bufidos de placer que suelta mi padre son los que evitan que me queje, porque esto es lo que quería, esto era lo que deseada.

-Ay, papi. Me duele.- lo veo asentir y de la nada, con una sola embestida choca su caderas contra mi trasero, sacándome el último grito de dolor.

-Ese era tu último castigo por ser una niña mala.- se queda quieto dentro de mí y lanza su mano hacia mi seno, acariciando mi pezón, pellizando y haciendo que me muerda el labio, y saboree un poco de las lágrimas cuando alzó un poco la mirada para ver por completo nuestra unión.

Me duele, pero su dedo comienza a jugar con mi botón, haciendo que sea más llevadero.

-Ahora eres la puta de tu papá y te voy a follar cuando me de la perra gana, porque eres mía.- mueve su dedo con más fuerza, con más rapidez contra mi clítoris que grita de placer y me hace vibrar mientras el dolor se va.- Esto es mío desde que naciste. Eres mi hija y me perteneces. Yo te cree.

Asiento y me muerdo el labio, viendo cómo su mano se mueve con rapidez mientras su dedo toca mi botón y hace que mis piernas se contraigan y mi cuerpo se tense por lo rico que todo se está sintiendo.

-Yo te cree y te voy a enseñar todo, hasta como ser una niña mala.- sus caderas se mueven hacia atrás lentamente, sacando su miembro y mentirndolo suavemente, provocando que suspiré cuando ya no siento dolor, sino chispas de placer.- Es mi deber como padre.

-Si, papi. Enseñame todo. Todo, papi. Seré una niña buena, sere tu puta buena, papi. Ay, papi.- suspiro cuando aumenta la velocidad de sus embestidas.- Ay, papi. Aaaaahhhh, papi, si. Ay, papi.- se comeinza a mover y mi piernas abiertas chocan contra él cuando cuando ansiosa busco el contacto que él me da cuando aumenta la velocidad y me folla, como él quiere, como yo quiero, como ambos deseamos.

Los bufidos de placer de mi papá me hacen vibrar cuando sus embestidas se vuelven tan potentes que en la habitación no solo se escuchan mis gritos de placer que exigen más, más, más, sino que también se escucha la cama golpear fuertemente la pared y esta vez agradezco que los vecinos estén lejos, porque joder, mi padre me está follando como un bestia y yo lo estoy recibiendo como la perra que no sabía que era.

Él me voltea, mandándome a volar y haciendo que grite de sorpresa cuando quedo en cuatro, pero no como él quiere, porque rudo me pega la cabeza a la cama y me lo mete tan duro que lanzo un grito de placer y dolor cuando me comienza a penetrar con fuerza, haciendo que mis grandes senos se muevan aunque ya estén contra la cama también.

Lo recibo y dejo que haga conmigo lo que él quiera hasta que después de no sé cuántos minutos, aumenta tanto la velocidad que ambos nos venimos, yo con gritos de placer y el cómo con bufidos de toro. Su leche me queda dentro, y la siento deslizarse mientras él no la deja salir porque no para de follarme, solo que ahora mas lento y esta vez acariciando las nalgas que estoy segura que tengo rojas por las palmadas fuertes que me dió.

-Estas tetas te las voy a follar también.- me levanta y pega mi espalda contra su pecho, tocando mis senos deseosos mientras yo suspiro, sintiendo los retazos del orgasmo hacer estragos dentro de mí. Apoyo mi cabeza contra su hombro hasta que se sale, y se acuesta a mi lado.

Siento las sábanas mojadas y mordiendome el labio, ignoro las punzadas de dolor, me levanto y le digo que se levante un poco para quitar las sábanas. Coloco la cobija y me acuesta sobre ella, viendo nerviosa a mi papá mirar el techo con su verga ahora flácida.

-Papi.- voltea a mirarme y yo me sonrojo.- Me gustó mucho esta lección.- una sonrisa se desliza por sus labios y vuelve a mirar al techo.

-No te preocupes bebé.- me atrae hacia él y como una niña buena me acuesto, y coloco y cabeza sobre su hombro.- Te enseñaré a portarte como se debe.- me alza el rostro y me besa. Estoy besando a mi papá y si que me gusta, porque meto la lengua dentro de su boca y comenzamos una lucha por unos cuantos segundos hasta que nuestros cuerpos exigen la respiración que tomamos.

- ¿Me enseñarás a ser tu pequeña puta? - hablo un poco mimada y mi padre juega con mis senos.

-Te enseñaré a ser mi pequeña puta.
 
Arriba Pie