Tamara y su Padre Ramón

heranlu

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Tamara, una joven rubia, delgadita, de ojos verdes y gruesos y sensuales labios, llegó a la sala de estar, descalza, llevaba puestas unas braguitas blancas con flores rojas en las que se veían, arriba, junto a la goma, el comienzo de una gran mata de pelo rubio. La parte superior la cubría con una camiseta blanca cortita en la que se marcaban los pezones de unas grandes y redondas tetas. Su culo era redondito, con pequeñas nalgas. Sus caderas anchas. Sus piernas, perfectas, eran largas, las piernas de una muchacha que a sus 18 años recién cumplidos medía 1, 79 de estatura. Tamara abrió el cajón de un mueble y después le preguntó a su padre:

-¿Has visto mi DVD de fitness, papi?

Ramón, un cuarentón, de ojos negros, moreno, de 1,80 de estatura y que no tenía un gramo de grasa, dejó de leer el marca y le respondió:

-Yo no hago gimnasia, hija. Se lo llevaría la puta de tu madre cuando se fue con el cabrón de Tomás.

Las palabras de Ramón, que aún no mirara para su hija, rezumaran resentimiento. Tamara, le dijo:

-Lo que te pasó a ti sucede en las mejores familias.

-Eso, dicen sí.

Tamara se puso enfrente de su padre.

-¿Crees que estoy gorda?

Ramón levantó la vista y miró a su hija de abajo arriba,.

-¡Coño, Tamara! No andes así por casa.

-Estamos solos, papí. ¿Besito de buenas noches?

Tamara se agachó para besar a su padre en los labios. (Ramón no pudo evitar ver la parte superior de sus hermosas tetas) Le dio un pico, y le dijo

-Hasta mañana, papi.

-Hasta mañana.

A las doce, Ramón se fue para su habitación. Ya estaba en cama cuando sintió gemir a su hija. Se estaba masturbando en la habitación de al lado. Los gemidos fueron subiendo de tono hasta que sintió, alto y claro: "¡Me corro!" El hombre, empalmado, no le dio el gusto al diablo de ver como se masturbaba.

Dia 2. Miércoles 4 de Octubre de 2017. 10.30 de la noche.

Ramón, estaba de nuevo leyendo el marca, Tamara, llegó a la sala de estar con un picardías que dejaba ver la hermosura de sus piernas. Puso un reguetón en ti iPhone y comenzó a bailar de una manera escandalosamente provocativa. Ramón, embobado, la miraba sin decir palabra. Tamara, moviendo las caderas le acercó las bragas a la nariz. Ramón percibió el olor del coñito de su hija... Puso el marca en su regazo para que no viera su erección. Tamara, al acabar de bailar, le preguntó a su padre:

-¿Crees que soy una chica sexy?

Sí, hija, sí, lo eres.

-Un besito de buenas noches, papí.

Ramón la besó en los labios. Tamara le metió la punta de la lengua en la boca, y le dijo:

-Hasta mañana, papi.

-Hasta mañana, hija.

Se repitió la historia de la noche anterior. Los gemidos y Tamara que exclamaba: "¡Me corro!"

Día 3. Jueves 5 de Octubre de 2017. 10.45 de la noche.

Ramón ya volvía a casa acojonado. Sabía que su hija lo quería seducir y la ostia era que le empezaba a guustar que lo hicuera.. ¿Qué sería lo que le tenía preparado esa noche? Fuera lo que fuera no iba a ganar la tentación, iba a ganar él.

Esta vez Tamara llegó al salón con un vestido de noche largo de color rojo, guantes largos, negros, medias rojas y zapatos negros con tacón de aguja. Puso en el iPhone la canción de Joe Cocker, "You can leave you hat on", y comenzó a hacerle a su padre un streeptease. Movió el cuerpo candenciosamente... Lentamente se quitó los guantes, primero uno y después el otro... Dejó caer el vestido a la alfombra de la sala, muy despacito. Ramón vio que su hija llevaba un sostén rojo y lencería roja... Moviendo sensualmente las caderas se quitó el sujetador. ¡Vaya par de tetas! Redondas, grandes y firmes, con pequeñas areolas rosadas y diminutos pezones... Tamara se sentó en el brazo de un sillón, y sin dejar de moverse, se quitó los zapatos. Después quitó las presillas que sujetaban las medias, se quitó una media y después la otra. Ramón vio que su hija tenía una pequeña mancha de flujo en las bragas rojas. Tamara se quitó las bragas. Ramón vio la selva rubia de su hija. Tamara se levanto, y otra vez bailó con el coñito cerca de la boca de su padre, que tenía un empalme del 14 tapado con el marca. Al acabar la canción. Tamara, le dijo a su padre.

-¿Besito de buenas noches?

Tamara esperaba que su padre la agarrara y que quisiera follarla hasta exprimir la última gota de fujo de su pequeño coñito, pero Ramón, la besó en los labios sin lengua. Desconcertada, le pregunntó?

-¿No te gustó mi streeptease, papi?

-Si hija, si, pero no sé porque provocas a tu padre habiendo miles de chicos que matarían por acostarse contigp.

Recogiendo su ropa interior, le respondió:

-Mañana te lo cuento. Hasta mañana.

-Hasta mañana, hija.

Esa noche no hubo beso, pero la historia se repitió, aunque esta vez Ramón oyó como su hija se corrría tres veces en cuestión de media hora.

Día 4. Viernes 6 de Octubre. 10 de la noche.

Ramón, al llegar a casa, encontró a su hija sentada en un sillón de la sala. Vestía con unos vaqueros, una blusa blanca y calzaba unas zapatillas azules.

Se sentó en un sillón frente a ella, puso el marca encima de una mesita, y le dijo:

-Ayer dijiste que me ibas a contar algo.

-Sí, te voy a aclarar lo de las provocaciones. Verás, me mata que llames puta a mi madre. Sólo es una mujer que al dejar de querete se enamoró de otro. Te quise demostrar que los perros son los hombres, pero estaba equivocada. No todos los hombrres sois perros. Tú ni siquera te masturbaste al oír como lo hacía yo, lo sé porque las sábanas de tu cama están limpias. Lo siento papí, no debí ponerte a prueba.

-Hiciste bien hija, si no no tendríamos está convesación Tienes razón. la culpa no fue de tu mader. La culpa la tiene mi anatomía. Mi aparatp sexual solo mide 14 centímetros....

Tamara, sonriendo, lo interrumpió.

-Papí, no te martirices por eso. El tamaño no importa. A las mujeres nos llega con un dedo... Pero, dime una cosa. ¿En ningún momento deseaste hacerme el amor? Dime la verdad. Yo te la dije a ti.

-Te deseé desde el momento en que vi los pelos que salían de tus bragutia. Cuando llegaste a mi lado...

-¿No lo dices para no herir mi autoestima?

-No hija. La verdad es que yo también soy un perro. Al verte los pelitos deseé lamértela hasta...

-¿Hasta que me coriera en tu boca?

-Mejor será no seguir hablando de eso, hija?

-Como digas, papi. Hasta mañana.

-Hasta mañana, hija.

Al rato, volvió Tamara con las braguitas blancas con flores rojas que dejaban ver los pelos y la camiseta que marcaba los pezones... Se plantó delante de su padre. Le puso en la boca los pelos que sobresalían de su braga, y le dijo:

-Sigue tus instintos de perro.

Ramón le bajó las bragas a su hija. Metió su lengua entre los labios que estaban escandalosammente mojados. Lamió hasta el clítoris... Le dio la vuelta y le comió el culo. Tamara se retorció. Le volvió a dar la vuelta y le metió la lengua en la vagina. Tamara comenzó a temblar y de su pequeño coñito salió un torrente de aguadilla que Ramón tragó como lo que era, una delicia... Fue todo tan rápido, que Ramón le preguntó:

-¿Era la primera vez que te la comían?

-Sí, papí, soy virgen en casi todo. Solo tengo alguna teoría .

Tamara le abríó la bragueta a su padre, le quitó la polla empalmada y exclamó.

-¡Qué gorda!

Se la chupó. Chupaba de maravilla... Llevaba perfectamente la teoría a la práctica... Paró de chupar y le preguntó a su padre:

-¿Vamos para mi cama? Mi primera vez me gustraría que fuera en ella.

-Vamos.

En la cama. Tamara se quitó la camiserta, subió encima de su padre y le dio las tetas a chupar. Ramón no dejó un ríncón de ellas que no besara, lamiera, chupara o mamara. Tamara, ardiendo, le puso el coñito en la boca a su padre, que sacó la lengua, la joven restregó su coñito contra ella. Un chorro de flujo avisó a Ramón que llegaba la riada de una gran corrida. La polla de Ramón latía descontrolada y echaba aguadilla al tragar aquel delicioso néctar.

Al acabar Tamara de retorcerse y convulsionarse entre dulces gemidos se echó boca arriba., y le dijo a su padre:

-Estoy enamorada de ti, papi. Empecé a enamorame el primer día que te hiciste el duro.

-Yo también lo estoy de ti, hija. Va contra natura, pero, los caminos del amor no se escogen.

Se besaron largamente, aprendiendo la hija a utilizar la lengua y disfrutando el padre del placer de ser su maestro....

-Llegó la hora de la verdad, papi.Quiero que me hagas tuya.

-¿Estás segura de quieras que sea hoy?

-Si. Hazme el amor muy despacito.

-Mejor sube tú, hija. Tengo miedo a hacerte daño.

Tamara subió encima de su padre. Le cogió la polla y la llevó a la entrada de su pequeño coñito. Apretando los dientes metío la descapullada cabeza. Le lloraban los ojos. Poco a poco, volviendo a apretar los dientes y besando a su padre, la fue metiendo empujando con su culo. Entraron los 14 centímetros. Tamara se quedó quieta. De repente empezó a temblar, y besando con pasión a su padre, se volvió a correr... El flujo de su corrida haría de lubricante. La pollla, extremadamente apretada, ya le causaba un tremendo, placer en las paredes vaginales al viajar por su coñito. Poco después, Tamara le dijo a su padre:

-¡¡Me voy a correr otra vez papí!!

-Córrete, cielo, córrete.

El cielo se fue al Cielo. Voló y voló y fueron sus alas los gemidos de placer. Cuando volvió a la tierra, Ramón, quito la polla y se corrio en la entrada del ojete de su hija. Aunque la corrida fue grande, era una nenudencia comparada con la cantidad de flujo que había salido del coñito de su hiia cuando le quitó la polla.

Desnudos, exaustos, abrazados y rodeados de humedad, se besaron, se besaron y se besaron hasta que, repuestos, volvieron a matarse de placer.

Easa noche fueron muchas las veces que Tamara llegó al orgasmo. Su primera vez fue de película.
 
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