Subyugando a la Madre de mi Estudiante – Capítulos 04 al 06

heranlu

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Subyugando a la Madre de mi Estudiante – Capítulo 04


–Joder, casi nos pilla –dijo Upe bastante azorada cuando regresó al dormitorio tras despedir a su hijo–. Menos mal que ha llegado con el tiempo justo y no le ha dado tiempo a husmear porque…

–¿Has notado cómo te miraba? –la corté haciendo que se pusiera roja como un tomate–. Me he asomado al pasillo y creo que hasta se ha empalmado.

–Ehhh…yoooo…

–Jajajaja, lo sabía, jajaja. Anda, ven aquí y cuéntame –le dije dando un par de palmadas en la cama mientras yo me recostaba sobre el cabecero–. Desnúdate y ve haciéndome una paja mientras me cuentas, ¿vale zorrita?

–Yo…yooo… ¿qué quieres que te cuente?... –me dijo agachando la cabeza mientras se quitaba el pequeño camisón que se había puesto para recibir a su hijo–.

–Lo sabes perfectamente, zorra –le dije mientras le daba un par de palmotazos en las tetas–. Empieza a hablar antes de que me canse y me vaya. Y te he dicho que me hagas una paja, ¡coño!

Me cogió el rabo y quiso empezar a pajearme, pero se lo impedí con otro par de palmadas en las tetas.

–¿Qué coño haces, puta? –le dije mientras me miraba con cara de asombro–. Primero tienes que ensalivármela bien, joder –continué mientras le ponía una mano en la nuca obligándola a que me la chupara–.

Se la metió en la boca y, con su lengua, jugó con ella hasta que alcanzó un buen tamaño. La lamió, chupó el glande y la ensalivó a conciencia, desde la punta hasta la base, llenándome de babas hasta los huevos.

–Así está bien, zorra. Venga, empieza a pajearme y cuéntame todo lo que sepas del crío –le dije incorporándola de nuevo–. Sin ñoñerías si no quieres que me vaya, ¿de acuerdo?

Agachó un poco la cabeza, me agarró la polla y empezó a pajearme lentamente mientras cogía fuerzas para empezar a hablar.

–Yoooo…la verdad es que sí he notado cómo me miraba mi hijo y…

–¿Cómo te miraba? –le pregunté presionándola más–.

–Me…me miraba con…

–Joder, esto no va conmigo –dije de sopetón, levantándome y haciendo el ademán de vestirme–. Si quieres que te dé rabo como antes tienes que cumplir con todo lo que te mande. Si no, pues te buscas a otro…o le pides a tu ex que te alivie de vez en cuando. Conmigo no cuentes…

–Sí, joder, sí. Se ha empalmado al verme –dijo casi a punto de llorar–. No…no te vayas…Te lo contaré todo.

–Última oportunidad, zorra –dije mientras volvía a recostarme sobre el cabecero de la cama y ella asentía y volvía a coger mi polla para seguir pajeándola–.

Suspiró, tomó aire y se recostó ella también. Carraspeó un par de veces y empezó a contarme.

–Llevo notando un tiempo que mi hijo se fija en mí como mujer. Al principio no le di importancia, pero fui descubriendo detalles que…

–Mantén el ritmo de la paja mientras hablas, zorra –la corté–. Así, muy bien, sigue –le dije cuando adquirió el ritmo que me apetecía–.

–Pues eso…detalles. Me mira las tetas o el culo cuando cree que no me doy cuenta. Entra al baño cuando me estoy duchando con cualquier excusa para ver si puede verme desnuda, o entra en mi dormitorio cuando intuye que me estoy vistiendo o desvistiendo para decirme cualquier estupidez…

–Jajaja, seguro que se pajea pensando en su madre, jajaja. ¿Lo has pillado alguna vez haciéndose una paja?

–Ehhh…yo…buenoooo…

–Joder, ¿sí o no, coño? –le grité–. Y sigue con la paja, hostia.

–Sí, coño, sí…Lo he pillado más de una vez pajeándose –dijo completamente ruborizada mientras hacía que su mano subiera y bajara a mayor ritmo por mi rabo–. La última vez fue el otro día. Fui a coger la ropa sucia del cesto que tengo en el baño para hacer la colada y me di cuenta de que el tanga que me había quitado la noche anterior no estaba. Sospeché de él y fui despacio, sin hacer ruido hasta su cuarto. Además, el muy imbécil no había cerrado la puerta…y lo vi pajeándose como un mono con mi tanga rodeando su polla.

–Joder con mi alumno, jajaja. Te voy a hacer una pregunta y quiero que me contestes con total sinceridad, mirándome a los ojos, ¿vale, zorra?

Asintió con una cara mezcla de asombro y miedo.

–¿Qué sentiste al ver que tu hijo se pajeaba con tu tanga? Quiero la verdad…

–Puff…yo…yo…me mojé como una perra –dijo con la cara completamente roja mientras aumentaba el ritmo de la paja que me estaba haciendo–.

Antes de que le hiciera la pregunta obvia, ella misma se encargó de contestar.

–Me…me escondí tras la puerta, asomé la cabeza para ver cómo lo hacía y me pajeé yo también. Metí la mano derecha entre las mallas, aparté la braguita que llevaba y me hice un dedo mientras mi hijo restregaba mi tanga usado por su polla a toda velocidad. Tuve que taparme la boca con la otra mano cuando me corrí para no llamar su atención y agarrarme a la puerta para no caerme porque hasta me temblaron las piernas…Si no llega a ser porque él también se corrió, prácticamente a la par que yo, creo que me hubiera descubierto.

–Muy bien, zorrita, muy bien –le dije mientras le pasaba dos dedos por chocho, comprobando que estaba completamente mojada–. Al final vas a ser una buena perrita, jajaja. ¿Cómo terminó la cosa?

Gimió de placer cuando sintió los dedos en su raja, se afanó en la paja que me hacía y habló suspirando.

–Ufff, como te dije antes, creo que sintió algo tras la puerta, pero como se corrió justo en ese instante, no le prestó atención. Yo me recompuse como pude y volví a asomar la cabeza cuando escuché cómo gemía al correrse. El cabrón se limpió la polla con mi tanga, se dejó caer sobre la cama y estuvo un rato recuperando el aliento. Yo me fui a la cocina a beber un vaso de agua y lo vi pasar disimuladamente con el tanga escondido en su mano cerrada, para volver a dejarlo en el cesto de la ropa sucia.

–¿Ves como no ha sido tan difícil, zorra? –le dije mientras le metía dos dedos en el coño, que ya chorreaba de lo cachonda que estaba–. Además, no puedes disimularlo, te gusta que tu hijo se corra pensando en ti, ¿verdad, guarra? –le dije mientras me la follaba con los dedos que le había metido–.

–Ahhhh, sí, joder, ¡sí! Me gusta que mi hijo se pajee y se corra con mis bragas pensando en mí…Sí, joder, sí…No pares ahora, por dios… ¡SIGUEEEEEEE!!!!!

–Joder, qué buena zorra me he encontrado, jajaja. Luego seguiremos con el crío, puta. Ahora te voy a dar tu biberón, que aún no has desayunado.

Le saqué los dedos del coño y me puse de pie en la cama frente a ella, con la polla completamente tiesa a escasos milímetros de su boca. Sin decirle nada, la abrió a tope, me puso las manos en las nalgas y me empujó hacia ella, tragándosela de un solo golpe. Noté cómo le llegaba hasta la garganta, cómo ella la relajaba y, con un golpe de caderas, cómo la atravesaba incrustándosela por completo. Me agarré al cabecero de la cama y empecé a empotrarla con todas mis fuerzas, notando cómo su cara se ponía completamente roja, sus ojos soltaban lágrimas a borbotones y sus babas me resbalaban por los huevos, hasta la raja del culo, cayendo entre sus piernas formando una gran mancha en las sábanas. Cuando se quedó sin aire, puso sus manos en mis muslos para que me apartara y me salí de su boca con la polla completamente cubierta de babas que le caían sobre las tetas. Tosió varias veces y abrió la boca como un pez fuera del agua buscando el oxígeno que le faltaba. Hice que metiera la cabeza entre mis piernas y, tras darle varios pollazos en la cara le ordené que me comiera los huevos y el culo.

–Venga, perra, sigue comiendo. Las pelotas y el ojete… ¡YA!

Suspiró, sacó la lengua y empezó a lamerme los cojones alternativamente. Realmente parecía una perrita obedeciendo sin rechistar a su amo. Cuando se cansó de lamer, subió un poco la cabeza y se metió un huevo en la boca, chupándolo como si fuera un caramelo. Luego lo hizo con el otro y, al final, abriendo la boca al máximo, se los metió los dos a la vez, sorbiéndolos y dándoles toquecitos con la lengua alternativamente.

–¡El culo! –le grité, cuando llevaba varios minutos con los huevos en la boca–.

Se los sacó chorreando babas, me abrió con delicadeza las nalgas y metió la lengua en mi raja trasera, recorriéndola entera y chupándome el ojete. Estuvo un rato lamiendo y chupando culo, provocando que se me pusiera la polla a punto de reventar.

–Ya está bien de chupar, zorra. Me está entrando hambre y quiero desayunar…pero antes te voy a inundar el coño de leche calentita, jajaja. Venga, súbete y ponte a cabalgar, puta –le dije mientras me recostaba sobre el cabecero, con la polla tiesa mirando al techo–.

Se abrió de piernas y se dejó caer de golpe sobre mi rabo, clavándoselo hasta los cojones sin paradas intermedias. Noté la humedad y la calentura de su raja mientras la iba taladrando. Estaba tan cachonda que cuando su culo topó con mis pelotas se corrió de un modo tan salvaje que empezó a convulsionar y a soltar flujo en tal cantidad que parecía que se había meado.

–SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ……¡¡¡¡YYYYYAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!

–Joder, pues sí que te tenía desatendida el gilipollas de tu ex, jajaja. Sólo con clavártela te has meado de gusto, jajajaja –le dije mientras se dejaba caer sobre mi pecho, temblando por la corrida que había tenido–. Venga, ¡a botar! que tengo ganas de correrme –le dije dándole un buen tortazo en el culo–.

Suspiró, resopló y, apoyando las dos manos en mi pecho empezó a cabalgarme a buen ritmo, subiendo hasta casi salirse de mi polla y dejándose caer sin miramientos hasta que su culo topaba con mis huevos.

–Muy bien zorra, parece que vas aprendiendo –le dije mientras me incorporaba para trabajarle las tetas–.

Me metí una en la boca y chupé con fuerza su pezón, haciendo que adquiriera una dureza increíble mientras ella jadeaba y gemía de gusto.

–Sí, sí, joder…sííííí…¡qué gusto, hostiaaaaaa!!!! Dame fuerte…más, más….Fóllame, dios, ¡¡¡FÓLLAMEEEEE!!!!!!

–¿Te gusta cómo te follo, zorra? ¿Te doy bien tu ración de polla? –le grité mientras le torteaba las tetas, poniéndoselas rojas como tomates–.

–SÍ, JODER…¡¡¡SÍÍÍ!!! SOY TUYA, ¡¡¡SOY TU PUTAAAAAA!!!! –me gritó completamente desatada mientras me pegaba unos culazos increíbles clavándose mi rabo hasta las pelotas–.

Puse las manos sobre su culo y empecé a ayudarla en la cabalgada porque empezaba a notar que bajaba el ritmo después de un buen rato subiendo y bajando por mi estaca. Con un par de golpes de cadera, clavándosela a lo bestia, puso los ojos en blanco, abrió la boca como si le faltara el aire, se desempaló con un movimiento felino y se corrió como hacía tiempo que no veía a una tía correrse, con un squirt brutal.

–AH…AH…¡¡¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!

Tras soltar un alarido de gusto que retumbó en toda la casa, de su coño brotaron seis o siete chorros de líquido brillante y espeso que fueron a impactar contra la pared sobre la que descansaba el cabecero de la cama. Estuvo un par de minutos temblando, enrollada sobre sí misma, resoplando y abriendo la boca buscando aire. Cuando recuperó el aliento me miró con una sonrisa de oreja a oreja y, babeando, con un hilo de voz me dijo:

–Ya creía que no volvería a sentir esto…gracias. Desde este momento soy tuya…soy tu puta, tu esclava…lo que tú quieras que sea…

–Luego hablaremos de eso. Ahora quiero correrme, que ya estoy a punto. Abre la boca y trágatelo todo.

Se acercó a mi rabo, lo cogió con las manos, lo descapulló y se lo metió en la boca chupando a toda pastilla. A los pocos segundos la cogí por la nuca con las dos manos y la estrujé contra mi polla, clavándosela hasta el fondo mientras descargaba en su boca.

–SÍ, ASÍ, ¡¡¡¡¡ASÍ!!!!! TRAGA, ZORRA, TRAGA, ¡¡¡TRAGAAAAA!!!!

Descargué todo el jugo de mis pelotas en la boca de Upe y ella se lo tragó sin rechistar, relamiéndose los labios cuando me mostró que toda mi leche había ido a parar a su estómago.

–Muy bien, zorrita, muy bien…buena chica –le dije mientras le acariciaba la mejilla–. Voy a ducharme. Cuando salga quiero café solo con un par de tostadas. Tenemos que seguir hablando del crío.

CONTINUARÁ.

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Subyugando a la Madre de mi Estudiante – Capítulo 05


Antes de meterme en la ducha llamé a mi pareja, contándole una trola para justificarme por las llamadas que tenía en el móvil, sin contestar, de ella. Era viernes y había hecho planes para pasar el fin de semana con unas amigas, así que tenía tres días para seguir emputeciendo a la madre de mi alumno. Justo antes de entrar en el baño, oí que llamaban repetidamente al timbre. Upe me hizo un gesto para que me escondiera en el cuarto de su hijo y me dispuse a ver qué sucedía. Abrió y entró hecho una fiera quien supuse, acertadamente, que era su ex. Sin darle tiempo a reaccionar, el tipo le lanzó unos papeles a la cara y empezó a insultarla a grito pelado.

–¿Me quieres decir cómo coño se explica esto, so pedazo de puta? Dime, ¡zorra!

–Yoooo, no sé…qué… ¿qué es esto?

–Esto, hija de puta, es una analítica que me he hecho. Llevo un par de meses con una infección de orina recurrente y me han hecho unos análisis exhaustivos para ver de dónde podría venir. Y, mira qué casualidad…al ir a recogerlos esta mañana, nuestro médico me dice que debe haber algún error, porque aquí aparece que yo soy estéril y él sabe perfectamente que tenemos un crío…Así que dime… ¡QUÉ COÑO ES ESTO!!!!

–Yooo…yooo…yooo…

–Tu, ¿QÚE…? ¡¡¡RESPONDE HOSTIAS!!!!!!



Estuve tentado de salir para que la cosa no pasara a mayores, pero pensé en cómo se iba a tomar el tipo aquél mi presencia allí, en pelotas y a esas horas, y decidí seguir escuchando para ver qué pasaba.

–Yooo…la verdad…no sé qué decir –contestó Upe con un hilo de voz–. Yaaa…ya sabes que me quedé embarazada después de conocerte y…

–No me toques más las pelotas, joder. Solo te pido que me digas la verdad…Si no es por mí…hazlo por tu hijo –dijo con la voz entrecortada–.

Hubo un silencio de unos pocos segundos que se me hicieron eternos. Upe tragó saliva y se sinceró completamente con su ex.

–La noche que te conocí, previamente había estado de juerga con dos tíos. Se corrieron dentro de mí sin usar ningún tipo de protección. Siempre he sospechado que el niño es de alguno de ellos. Más sincera no puedo ser.

El tipo la miró con cara de odio, le levantó la mano, pero se contuvo mordiéndose el labio inferior y, dándose la vuelta, pegó un portazo impresionante cuando salió de la casa.

–¿No ibas a ducharte? –me dijo mientras se metía en la cocina–. Es tan calzonazos que ha tardado dieciséis años en saber que el niño no es suyo. Te serviré el desayuno en el salón, ¿de acuerdo?

Entré en la ducha con una sensación difícil de definir. Por un lado, me compadecía del pichafloja de su ex…y por otro, veía unas enormes posibilidades de emputecer, aún más, a alguien que ya, de por sí, había dado muestras sobradas de su puterío. El agua tibia me sentó muy bien. Me despejé por completo y me dispuse a desayunar indagando en la vida de Upe buscando mi propio beneficio. Salí del baño completamente desnudo, con una pequeña toalla envolviendo mi cintura. La madre de mi alumno me esperaba en el salón, de pie, con la cabeza agachada y completamente desnuda, junto a la mesa, dispuesta a servirme el desayuno. Me senté y le ordené.

–Café solo, sin azúcar. Siéntate a mi lado y sírvete lo que quieras.

Tras servirme el café, ella se preparó un café con leche, se sentó frente a mí y esperó a que le diera permiso para poder tomárselo.

–Explícame lo que ha pasado –le dije mientras daba un sorbo a mi café y le indicaba que podía tomarse el suyo-.

–Aparte de lo que has oído…creo que poco más hay que explicar. Ya te dije que antes de conocerlo me liaba con tíos que me usaban a su antojo. Vaciaban sus pelotas en mi boca, culo o coño sin usar protección y, sinceramente, no sé cómo no me quedé preñada antes. Apareció él y, por el contraste en su trato, me enamoré. Siempre sospeché que el crío no era suyo porque comparando las corridas de los otros con las suyas…Viví una especie de sueño romántico hasta que mi cuerpo empezó a necesitar la polla que él ni de lejos era capaz de darme. Me acomodé a la vida que llevaba, me centré en mi hijo y me aliviaba haciéndome dedos o con consoladores hasta que…

–Hasta que el niño dejó de ser niño y tu cuerpo se cansó de tus dedos y del plástico –dije dando otro sorbo de la taza–. ¿Nunca le pusiste los cuernos?

–No…aunque estuve tentada más de una vez. Lo más cerca que estuve, una vez que llamé a un gigoló, un fin de semana que me quedé sola. Pero no me atreví a abrirle la puerta cuando llamó y…

–¿Desde cuándo sabes que el crío se pajea pensando en ti? –la corté–.

–Hace más de un año –dijo tras tomarse el café con leche–. Fue bastante fácil de descubrir. A veces me faltaba un tanga o un sujetador de la cómoda y, de pronto, aparecía en la cesta de la ropa sucia con restos de semen. O entraba en el baño mientras me estaba duchando para preguntarme cualquier estupidez…

–¿Te gusta que lo haga? ¿Te excita saber que tu hijo se pajea imaginando que se folla a su madre? –le pregunté secamente mirándola fijamente a los ojos–.

–Yooo…joder…yooo…

– Ya sabes las reglas. Responde si no quieres que me vaya.

–Yoooooo…sí…me excita saberlo…Cuando me di cuenta de que me miraba como mujer vinieron a mi cabeza muchos recuerdos. Me acordé de todos los polvos que eché antes de conocer a mi ex…de todo lo que había disfrutado hasta entonces y…

–Y él era el fruto de todo aquello…Una especie de segunda oportunidad para revivir tantas emociones, ¿verdad?

–Sí, joder, sí…Pensarás que soy una depravada…pero es exactamente lo que pienso.

–No soy el más indicado para dar lecciones de moralidad a nadie. Me conformo con satisfacer mis necesidades más animales…y cuando me encuentro con alguien como tú exprimo al máximo todas las posibilidades.

–¿A qué te refieres? –preguntó con una voz mezcla de intriga y deseo–.

–Jajaja, no puedes negarlo…eres un verdadero putón. Me refiero a esto –dije levantándome de la silla, haciendo que ella se levantara también y comprobando que estaba completamente mojada al pasar dos dedos por su raja-.

La cogí por la nuca y llevé los dos dedos mojados con su flujo a sus labios. La obligué a abrir la boca y que me los chupase.

–Saborea el sabor de tu coño chorreando porque imaginas que tu hijo te folla… ¿te gusta cómo sabe? Vamos, ¡CONTESTA!

Por respuesta soltó un gemido y se afanó en chuparme los dedos como si se estuviera comiendo mi rabo, saboreándolos con lujuria.

–Joder, vaya descubrimiento, jajaja. Venga, vamos para el dormitorio que ya necesitas otra buena ración de polla.

Por el pasillo, tras darle varias tortas en el culo, caí en la cuenta de que Upe no se había duchado después de toda la juerga pasada. Hice un alto en el camino y nos metimos en la bañera. Como si fuera una cría a la que había que lavar, me llené las manos de gel y empecé a restregar su cuerpo, haciendo hincapié en sus tetas, sobre todo en sus pezones, estirándolos a tope para provocar que se excitara aún más. Suspiró y se agarró a mi polla, aún a media asta, mientras cerraba los ojos y se mordía el labio inferior. Dejé correr agua templada y, agachando la cabeza, me metí una de sus tetas en la boca, sorbiendo con fuerza el pezón y haciendo que se retorciera de placer. Empezó a gemir con más fuerza y a pajearme a buen ritmo cuando notó que mi rabo adquiría su máximo esplendor.

–No veas lo necesitada de polla que vas, jajaja. No me la sueltas por nada del mundo –le dije mientras le metía dos dedos de golpe en su encharcado coño–.

Hice con su pelo mojado una especie de coleta y la sujeté por ella con la mano izquierda mientras entraba y salía de su coño a toda pastilla con los dedos corazón y anular de la mano derecha. A los pocos segundos empezaron a temblarle las piernas, abrió los ojos como platos y soltó un grito increíble, apenas amortiguado por el chapoteo del agua al caer en la bañera, justo cuando noté los espasmos de su chocho sobre mis dedos.

–AAAHHH, AAAHH…¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!!!!!

Al sacarle los dedos, su coño escupió varios chorros de líquido blanquecino y espeso y tuve que sujetarla para que no se cayera, mientras ella apretaba mi rabo con toda la fuerza que podía con ambas manos. Tras darle un tortazo en las tetas para que me soltara el rabo, la levanté en volandas con sus piernas rodeándome la cintura, la apoyé contra la pared y se la clavé de un solo golpe hasta que mis cojones toparon con los labios de su raja. Se agarró a la parte posterior de mi cuello y, completamente fuera de sí, me gritó que me la follase a lo bestia.

–ASÍ, JODER… ¡ASÍ!!! MÁS, MÁS… ¡DAME FUERTE, JODERRRRRRR!!!!!

Aumenté el ritmo de las embestidas y estuve un buen rato empotrándola a lo bestia mientras ella se dejaba hacer, jadeando y gritando como una loca.

–ASÍ, ASÍ… ¡QUÉ RICOOO!!! MÁS…MÁS…NO TE PARES…SOY TUYA… ¡TU PUTAAA!!!

–¿Así te gusta zorra? ¿Así te follaban antes de conocer a tu ex? –le dije clavándosela a lo bruto todo lo rápido que podía, mientras ella abría la boca y jadeaba sin parar–.

Cuando empezaron a fallarme las piernas me salí de ella y la coloqué con los brazos apoyados en la bañera y las piernas abiertas, con el culo en pompa completamente ofrecido. Le di una sonora palmada en la nalga derecha, dejándole los dedos señalados y me coloqué detrás de ella.

–Ábrete el culo, zorra. Te lo voy a llenar de leche calentita –le dije mientras alternaba cachetadas en ambas nalgas, poniéndoselas rojas como un tomate–.

Quitó las manos de la bañera, se quedó medio en cuclillas y se abrió los cachetes del culo, mostrándome su agujerito marrón, cerrado, pero palpitando de la excitación. Le escupí en el ojete, hice que volviera a apoyarse en el borde de la bañera y se la clavé hasta el fondo con un par de golpes de cadera.

–Uff, ¡qué culo, joderrrr!!! Calentito y estrecho…¡qué gustoooooo!!! –le dije mientras mi tranca la atravesaba por detrás–.

–Es todo tuyo…Reviéntamelo…Llénamelo de leche…–me dijo metiendo la cabeza entre los brazos, dispuesta a recibir polla a lo bestia–.

–Tus deseos son órdenes, jajaja –le dije dándole agarrándome a sus caderas y empezando a embestirla a lo bruto–.

Estuve un par de minutos empotrándola a lo bestia y luego me entretuve en ver cómo su culo, completamente abierto, trataba de cerrarse cuando se la sacaba por completo. Antes de quedar completamente cerrado, volvía a meterle la polla hasta que mis cojones topaban con sus nalgas, provocándole un “oooohhhh” de placer que inundaba todo el cuarto de baño. Cuando me cansé de jugar, volví a agarrarme a sus caderas y empecé a soltarle pollazos de un modo bestial, haciendo que Upe perdiera el apoyo de los brazos sobre el borde de la bañera, dejándola con la cabeza y el tronco dentro de la misma y las piernas fuera, doblada completamente y con el culo aún más expuesto y ofrecido.

–¿Está bien así de fuerte, zorra? ¿Así es como quieres que te follen, putaaa? –le dije mientras la ayudaba a recuperar la posición y le daba tortazos alternativamente en las dos nalgas?

–SÍ, SÍ, ¡¡¡SÍ!!!! ASÍ, ASÍ, FUERTE, FUERTE… ¡FUERTEEEEE!!!! –gritó como una loca completamente fuera de sí, mientras se agarraba fuertemente para no volver a caer–.

–¿Así es cómo te gustaría que te follara tu hijo, zorra?

Se quedó un instante parada, sorprendida por la pregunta, pero un tortazo imponente en su nalga derecha, junto al grito que le di, hizo que reaccionara de inmediato.

–PLASSS…RESPONDE, ¡ZORRAAAA!!!

–SÍÍÍÍÍÍÍ…SÍ, HOSTIAS, ¡¡¡SÍÍÍÍÍÍ!!!! ASÍ QUIERO QUE MI HIJO ME FOLLEEEEEE

Tras oírla, con un par de embestidas más me agarré todo lo fuerte que pude a sus caderas y me corrí de un modo animal en el culo de Upe.

–¡¡¡AAAAAAAHHHHHHHH!!!!! TOMA LECHE, TE VA A REBOSAR ¡¡¡PUTAAAAA!!!

Al sentir que las descargas le inundaban el recto, metió como pudo la mano derecha entre las piernas y, frotándose el clítoris a lo bestia, se corrió de nuevo entre gritos y espasmos.

–SÍ, SÍ…¡¡¡YYYAAAAA!!!! ¡¡¡ME CORROOOOOOOOO!!!!!

Caímos al suelo, con ella aún ensartada, jadeando y derrengados por el esfuerzo. Cuando me salí de su culo, un hilo espeso de semen resbaló por sus muslos hasta formar un pequeño charco en el suelo. Me puse de pie y ella, de rodillas, me cogió sumisamente la polla, abrió la boca, sacó la lengua y me la dejó reluciente para el próximo asalto.

–Recoge todo este estropicio que tu hijo está a punto de llegar.

CONTINUARÁ
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Subyugando a la Madre de mi Estudiante – Capítulo 06


–No. Aún le falta bastante. No son ni las once y no sale hasta las dos y media del instituto –me dijo aún de rodillas, después de limpiarme la polla de la última corrida–.

–¿Estás segura de eso? –dijo sonriendo tras oír cómo se abría y se cerraba la puerta de la casa–.

Upe se levantó de un salto y, con gestos, empezó a indicarme que me escondiera, pero la corté dando un grito.

–Estamos en el baño…

Me miró con una cara mezcla de odio y sorpresa y se quedó completamente paralizada delante de mí. Cuando su hijo asomó la cabeza por la puerta, con la mano izquierda se cubrió las tetas y con la derecha el coño, mientras con la boca abierta intentaba balbucear una excusa.

–Eeehhh…esto no es…yoooo…. –fue lo único que acertó a decir, agachando la cabeza y poniéndose roja como un tomate maduro–.

El crío y yo nos cruzamos la mirada, la miramos fijamente y terminamos soltando una carcajada que hizo que la mamá nos mirara con los ojos como platos y a punto de estallar.

–Pues tenías razón. Es una verdadera zorra, jajaja –le dije a mi alumno con total naturalidad–. Lo que le falta es que le dan caña de la buena, como la que le llevo dando desde ayer por la tarde, ¿verdad, Upe?

–Joder, estaba completamente convencido –dijo el chico sobándose la polla por encima del pantalón ante la atónita mirada de la madre–.

–Yo…yo… ¿QUÉ COÑO ES TODO ESTO, JODER? –gritó Upe con los ojos inyectados de ira, mirándonos alternativamente–. DECIDME ALGO ¡¡¡HOSTIAS!!! –dijo fuera de sí–.

Le di un par de tortazos en las tetas para que dejara de gritar ante el asombro del chico, que me miró algo sorprendido por lo que había hecho.

–PLASSS… PLASSS… Si alguna vez la zorra no sabe comportarse tienes que dejarle claro quién manda –dije a mi alumno pausadamente–. Y tú, perra, ya sabes que sólo puedes gritar cuando te estás corriendo, ¿te ha quedado claro, puta? –dije a la madre cogiéndola del brazo para sacarla del baño–.

Se puso el pequeño camisón con el que había recibido a su hijo por la mañana y nos reunimos en el salón. Antes de que dijera nada le expliqué lo que había sucedido.

–A las pocas semanas de darle clase, tu hijo y yo trazamos un plan para sacar el putón que llevas dentro. Me sorprendió cuando me lo propuso, y le pregunté que en qué se basaba para pensar eso de ti. Entonces me confesó que te había visto meterte más de una vez un consolador y que se había pajeado como un mono recordando cómo te corrías con el trozo de plástico. Que sospechaba que te faltaba que te dieran caña… Empecé a fijarme en ti y me di cuenta de que tu hijo podía tener razón. Sólo nos faltaba el momento preciso para llevarlo a cabo y, cuando ayer por la tarde, el padre…

–Ya sé que no es mi padre –dijo cortándome y mirando con cara de odio a la madre–. Me ha llamado esta mañana y me lo ha contado todo. La prueba definitiva de toda esta historia.

–Yoooo…no sé qué decir… lo…lo sientooo –dijo Upe antes de empezar a llorar–.

–Ahórrate las lágrimas, puta –le espetó el hijo mientras ella lo miraba esperando clemencia–. Desde que dejé de ser un niño sospeché que en el fondo eras un putón. Más de una vez os vi follar y, luego, la cara de decepción que se te quedaba cuando él se corría y tú ni siquiera habías empezado a calentarte. Y cómo, en cuanto él se dormía, te metías un consolador hasta correrte con una cara de vicio enorme…

–Yoooo…perdo…

–¡CÁLLATE, ZORRA! –le gritó el hijo dando un palmotazo tremendo en la mesa–. Cuando yo hablo tú te callas, ¿entendido?

–Sssí… –acertó a decir la madre, agachando la cabeza y mirándolo sorprendida por su reacción–.

–Desde que descubrí lo que hacías me propuse ser el macho de la familia, darte lo que él no te daba porque intuía lo que al final terminó pasando. Lo dejaste buscando toda la ración de rabo que te has perdido durante estos años. Y podrías haberla tenido en tu propia casa si hubieras querido –dijo sacándose un pollón descomunal que la madre miró atónita con los ojos como platos y la boca abierta–.

–Ho… hostiasss –acertó a balbucear la madre sin quitarle ojo al rabo de su hijo–.

–Jajaja, venga no te hagas ahora la sorprendida –le soltó el chico, agarrándose la tranca y menándosela para que la madre, hipnotizada, la viera bien–. Más de una vez te he visto pajearte mientras mirabas cómo yo me corría en tu tanga o en tus braguitas.

–Eeehhh… estoooo… yoooo….

–Bueno, creo que mi labor aquí ha terminado –dije levantándome de la silla con la polla a media asta por la situación–. Os dejo para que solucionéis vuestros asuntos pendientes y…

–Espera, profe. Creo que debemos agradecerte todo lo que has hecho por esta familia, ¿verdad mamá? No podemos dejar que se vaya así, ¿no crees? –le dijo a la madre mientras señalaba con la mirada mi polla, cada vez más tiesa–.

–Eeeehhhh… –fue lo único que acertó a decir la madre mirando alternativamente la polla de su hijo y la mía–. Yoooo… no sé qué quieres que haga hijo, yooo…

–Bueno… papá me ha contado que te encanta que dos tíos te den caña a la vez… que yo puedo ser consecuencia de uno de esos polvos salvajes –le dijo mientras le arrancaba el camisón y la dejaba en pelotas entre los dos–. Ahora soy yo el macho de esta casa y tendrás que obedecerme ¿lo has entendido, zorra? –dijo palmeándole con ganas el culo a la madre, completamente paralizada y con la boca abierta por el asombro–. Creo que nuestro amigo puede ser la tercera parte del trío –dijo moviéndole la cara para que se fijara en mi polla, ya completamente tiesa y dura como un palo–. Venga, vamos al dormitorio que estaremos más cómodos.

La madre intentó meterse en el cuarto del chico, pero éste, con otra sonora palmada en el culo, le indicó el cuarto de matrimonio.

–Ahora soy el hombre de la casa, ¿recuerdas? –dijo tirando de ella y arrastrándola hasta la cama que antes compartía con su ex–.

La sentó apoyada en el cabecero de la cama, entre él y yo, y le obligó a abrir las piernas. Pasó los dedos por la raja de su madre y comprobó que estaba completamente mojada.

–Mira profe –me dijo mostrándome los dedos empapados y brillantes–. Te dije que era una zorra, jajaja.

–Joder, ya lo había comprobado…pero no podía imaginar hasta qué punto –le dije a mi alumno mientras la contemplaba con las piernas abiertas y el coño brillante de la excitación–. Te ponen que te den caña de la buena, ¿verdad, zorra? –le dije mientras le torteaba los pezones, duros como piedras–.

–No te preocupes, mami, que hoy vas a recordar muchos momentos de los que disfrutaste, jajaja. Te vamos a empalar como la cerda que eres…y por fin disfrutarás de esto –le dijo acercándole la mano para que le cogiera la polla completamente tiesa–.

–Nnnooo…nooo…yoooo –dijo la madre sin poder abarcar con una sola mano el pollón de su hijo–.

Por toda respuesta, el chico le dio un empujón y la tiró de espaldas sobre la cama, con la cabeza fuera de ella. Se levantó, se cogió el pollón por la base y, tras darle un par de pollazos en la cara, la obligó a abrir la boca y se la metió hasta que sus enormes cojones toparon con la barbilla de su madre.

–¿Te gusta comer polla, puta? ¿Te gusta comerte la polla de tu hijo? Traga, ¡zorra!!! –le gritó dándole tales pollazos que temí que le desencajara la mandíbula, mientras Upe, con los ojos como platos, intentaba zafarse de la follada de boca que le estaba propinando su hijo–.

Ayudando a mi alumno, me senté sobre sus piernas y le sujeté los brazos para que percutiera sin miramientos sobre la garganta de su madre que, poco a poco, se iba poniendo roja como un tomate. Tras percutir un par de minutos a lo bestia y viéndola a punto del desmayo, se la sacó de la boca, chorreando babas, y volvió a darle varios pollazos en la cara mientras ella boqueaba y jadeaba recogiendo todo el aire que era posible para volver a llenar sus pulmones. Aproveché para meterle dos dedos de golpe en el coño y empecé a follármela con ellos, a la vez que le palmeaba con fuerza el clítoris completamente hinchado. A los pocos segundos, la madre de mi alumno se corrió dando un grito increíble, mientras se enrollaba sobre sí misma como un ovillo temblando de gusto.

–¡¡¡AAAHHHHHHHHH!!! ¡¡¡ME CORROOOOOOOOOOO!!!

El hijo soltó un “joder, mira que eres puta”, la desplazó hacia un lado y se colocó en el centro de la cama, con la polla apuntando al techo, completamente tiesa y babeante.

–Llegó el momento, zorra. Vas a probar el pollón de tu hijo –le dije al oído mientras la ayudaba a colocarse a horcajadas sobre él–.

Hizo un leve intento de resistirse, pero un par de tortazos de mi alumno en las tetas, venció cualquier atisbo de resistencia por su parte.

–PLASSS… PLASSS… Déjate de tonterías y empálate tú solita, que lo estás deseando, zorra.

Agachó la cabeza, tragó saliva y cogió el pollón de su hijo. Calibró con ambas manos lo que iba a meterse por el coño y lo miró con cara de súplica, buscando un perdón que sabía que no iba a llegar. Un tortazo impresionante, señalándole los dedos en la nalga izquierda, fue el pistoletazo de salida para que empezara a clavarse la estaca que gastaba mi alumno. La colocó a la entrada de su raja y se dejó caer lentamente, abriendo los ojos como platos y boqueando al notar el pollón de su hijo ensanchándole el chocho como nunca antes nadie lo había hecho.

–No…no creo que…que puedaaa…metérmelaaa…enteraaaa –dijo entre suspiros y jadeos– cuando se clavó algo más de la mitad–. Es la más gorda y más grande que…

–Jajaja, no me vengas ahora con remilgos –le dije cogiéndola por las axilas, haciendo que subiera y bajar por la tranca de su hijo cada vez a mayor ritmo–.

–Venga, que seguro que te entra sin problemas, jajaja –le dijo el hijo estrujándole a conciencia las tetas y haciendo que su mami se retorciera de placer y de dolor al mismo tiempo–.

–Ah, ah, ¡AH!..Uff…ufff…¡¡¡AAAHHH!!!

Me hizo un gesto que entendí rápidamente y le ayudé a que se la clavara hasta el fondo a su madre. La sujeté por los hombros para evitar que se moviera, mientras él, con un golpe de caderas, se la encajaba hasta el útero. Cuando la madre se sintió llena completamente de polla soltó un alarido brutal y se quedó inmóvil unos segundos que me parecieron interminables, mientras ponía los ojos en blanco y abría la boca al máximo que le permitían sus mandíbulas.

–¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!!!!! ¡¡¡¡¡AAAAAAAAHHHHHHHHH!!!!! ¡¡¡HIJO DE PUTAAAAAA!!!!!!! ¡¡¡ME HAS PARTIDO EL COÑOOOOOOOO!!!!!!

–Completamente de acuerdo con lo de hijo de puta, jajaja –le dijo el chico mientras obligaba a la madre a que subiera y bajara por su estaca–. Venga, a botar como una buena zorra, jajaja.

Le costó unos minutos, pero poco a poco fue cambiando la cara de dolor y resignación por otra de placer y, simultáneamente, los quejidos se fueron transformando en gemidos de puro gusto.

–Uf… uf… ufff… Sí, sí, sííííí….

Hijo y madre acompasaron los ritmos y, mientras él le pegaba unos pollazos increíbles, ella se dejaba caer sobre los huevos del chico sin miramientos, clavándose hasta el útero el pollón de su niño.

–HOSTIAS, QUÉ RICO…DIOS ¡QUÉ GUSTOOOOO!!!!! JODER…¡¡¡QUÉ RABOOOOOOOOO!!!! FÓLLAME, MI NIÑO…¡¡¡FÓLLAMEEEEEEEEEE!!!!!!!

–AHORA SOY TU MACHO, Y TÚ ERES MI PUTA… ¿LO ENTIENDES, ZORRAAAA????

–SÍ, SÍ, ¡¡¡SSSÍÍÍ!!!!! SOY TU ZORRA… ¡TU PUTAAAAAAAA!!!!!!!

Con un par de emboladas más, la madre empezó a convulsionar a tope, se desempaló con un movimiento felino y se sentó en la barriga de su hijo, con las piernas abiertas, mostrándole el coño completamente abierto y dilatado. Se frotó un par de veces el clítoris y soltó por el chocho un chorro inmenso de un líquido espeso y caliente que impactó contra la pared que sujetaba el cabecero.

–MEEE… MEEE… ¡¡¡ME CORROOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!

Quedó desmadejada, como una marioneta, temblando sobre el pecho de su hijo mientras se recuperaba de la inmensa corrida que había tenido. Cuando recuperó algo de aliento se incorporó y besó al chico con una mezcla de lujuria y dulzura.

–Joder…qué rico, mi niño…qué rico. Gracias…gracias….

–Aún te queda bastante rabo que recibir, zorra –dijo su hijo con una sonrisa de oreja a oreja, sabiendo que la había convertido en su puta–. De momento, vuelve a clavártela que nuestro amigo va a recibir el fin de fiesta que se merece –concluyó guiñándome un ojo al verme de pie con la polla tiesa en la mano–.

Sumisamente, la madre se volvió a tragar por el coño el pollón del niño y, entendiendo lo que pretendía su hijo, se dejó caer sobre su pecho, lamiéndolo y dándole pequeños mordiscos en los pezones.

–Ábrete el culo para nuestro amigo, zorra –le ordenó secamente–.

Upe echó sus manos para atrás y se abrió las nalgas, ofreciéndome su ojete, cerrado, pero perfectamente lubricado de la corrida anterior. Apunté en su agujerito trasero y, con un leve empujón mi polla venció la escasa resistencia que me ofreció su esfínter y alojé el glande en su recto sin problemas. Se la dejé dentro unos segundos para ver cómo reaccionaba y, al oír un claro gemido de placer, tiré hacia atrás hasta que, justo antes de sacársela por completo di un golpe de caderas y se la encajé hasta que mis cojones toparon con la raja de su culo. Se giró con la boca abierta y los ojos a punto de salírsele de las órbitas, volvió a mirar a su hijo y soltó un alarido animal que debió oírse en varias calles.

–¡¡¡AAAAAAHHHHHHHH!!!! ¡¡¡ESTOY RELLENAAAAAAA!!!!! ¡¡¡ME HABÉIS RELLENADO DE POLLAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!

El chico y yo estallamos en una carcajada simultánea mientras ella, babeando, se retorcía de gusto sobre el pecho de su hijo pidiendo más rabo.

–¡¡¡MÁS POLLA!!! ¡¡¡QUIERO MÁS POLLAAAAAAAAAA!!!!! MÁS, MÁS, ¡¡¡MÁÁÁÁÁSSSSSSSSSSS!!!!!!!!!

Acompasamos las dos folladas y fuimos aumentando progresivamente el ritmo de las emboladas dándole toda la caña que podíamos. En pocos minutos, Upe estaba recibiendo tal cantidad de pollazos que temí que fuéramos a partirla en dos, pero la muy zorra, lo que hacía era pedir más, completamente desatada y fuera de sus cabales.

–Así, joder, ¡así! Así se folla a una puta como yo…Más, metédmela más….

No pude aguantar mucho más el ritmo de la follada y, tras darle varias palmadas con todas mis fuerzas en las nalgas, me agarré fuertemente a sus caderas, me tensé por completo y le llené el recto con el zumo que quedaba en mis pelotas.

–YA, ZORRA… ¡¡¡YAAAAAAA!!!!! TOME LECHE, ¡¡¡PUTAAAAAA!!!!!

Al sentir las descargas aumentó el ritmo de la cabalgada y el chico tampoco pudo aguantar más. Le puso las manos en los hombros, la empujó hacia abajo y se la clavó lo más profundo que pudo mientras soltaba varios trallazos de leche caliente y espesa en el coño de su madre.

–¡¡¡AAAAAHHHH!!!! TOMA ¡¡¡PUTAAAA!!!! ¡¡¡TOMA LECHE DE TU HIJOOOOOOOOOOOOO!!!!!!

Como colofón, al sentir el coño inundado de leche caliente, Upe tuvo la corrida más brutal de toda la sesión. Se apoyó sobre el pecho del chico, empezó a temblar a lo bestia, puso los ojos en blanco y soltó un grito descomunal antes de vaciarse sobre la tranca de su hijo como si se hubiera meado a chorros.

–¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!

Quedó desmayada, respirando agitadamente sobre su hijo, temblando como una hoja y babeando.

Antes de irme dejé deberes a mi alumno.

–Tiene que tragarse tu corrida y le tienes que reventar el culo. Espero que para la próxima clase lo tengas todo hecho.


-CONTINUARÁ
 
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