Estuve cotorreando con una chavita de primer semestre en la prepa. Me
apliqué bien esa semana, nunca le había hablado. Ni existía para mí,
había pasado desapercibida a mis ojos.
Usando todos los dotes del seductor, con gestos sutiles, una sonrisa de
oreja a oreja, palabras hermosas.
-Habrá una fiesta, te invito- le dije.
-¿Cuándo es?
-El fin. ¿Vas?
-Sí,¿pasas por mí?
Por supuesto que pasé por ella y bien temprano. Aunque tuve que esperar
pero cuando ella salió: ¡Woow! Me quedé embobado, con su uniforme se
veía super linda pero con ese vestido y todo ese maquillaje, superaba
los limites de lo que yo consideraba belleza.
Bebimos algunas cervezas, después subimos a una habitación de la casa.
Nos besamos apasionadamente, yo comencé a tocar sus chichitas, bajé
la mano y acaricié sus piernas, suavecitas, perfectamente depiladas.
Metí mi mano a su vestido y con mis dedos rozaba suavemente su conchita.
Nuestras bocas no se separaban, la respiración aumentaba y las salivas
se mezclaban. Con mis dedos bajé lentamente su calzón, pero al momento
ella me detuvo.
-Espera- me dijo, con su voz agitada.
-¿Que pasa?
Aún muy agitada me decía: Es que soy virgen, tengo miedo. Hoy no quiero.
Aunque estaba todo prendido, obviamente tuve que aceptar su decisión.
Nos seguimos besando y yo continué calentándola. Me acerqué a su oído
y le pregunté: ¿Me das una chupadita?
-Nunca lo he hecho- me respondió.
-Yo te enseño.
Me bajé el pantalón y me saqué el pene erecto. Ella me miraba muy tierna.
Lo acerqué a su boquita, lo puse en sus labios para que se ensalivara.
Poco a poco lo fui metiendo en su boquita. Ella lo tomaba con sus manos
inexpertas y trataba de sentirlo, de palparlo y dominarle.
Lo introducía y lo sacaba cada vez a mayor velocidad. Me excitaba sentir
lo calientito de su boca y de su saliva. Lo sentía, lo sentía, mis líquidos
venían ya en camino.
Sin decirle nada me vacié en su boquita, ella al sentir se hizo hacía atrás
al momento que se atragantaba. Se había tragado ya todos mis espermas,
esa fue su primera experiencia falo-bucal.
apliqué bien esa semana, nunca le había hablado. Ni existía para mí,
había pasado desapercibida a mis ojos.
Usando todos los dotes del seductor, con gestos sutiles, una sonrisa de
oreja a oreja, palabras hermosas.
-Habrá una fiesta, te invito- le dije.
-¿Cuándo es?
-El fin. ¿Vas?
-Sí,¿pasas por mí?
Por supuesto que pasé por ella y bien temprano. Aunque tuve que esperar
pero cuando ella salió: ¡Woow! Me quedé embobado, con su uniforme se
veía super linda pero con ese vestido y todo ese maquillaje, superaba
los limites de lo que yo consideraba belleza.
Bebimos algunas cervezas, después subimos a una habitación de la casa.
Nos besamos apasionadamente, yo comencé a tocar sus chichitas, bajé
la mano y acaricié sus piernas, suavecitas, perfectamente depiladas.
Metí mi mano a su vestido y con mis dedos rozaba suavemente su conchita.
Nuestras bocas no se separaban, la respiración aumentaba y las salivas
se mezclaban. Con mis dedos bajé lentamente su calzón, pero al momento
ella me detuvo.
-Espera- me dijo, con su voz agitada.
-¿Que pasa?
Aún muy agitada me decía: Es que soy virgen, tengo miedo. Hoy no quiero.
Aunque estaba todo prendido, obviamente tuve que aceptar su decisión.
Nos seguimos besando y yo continué calentándola. Me acerqué a su oído
y le pregunté: ¿Me das una chupadita?
-Nunca lo he hecho- me respondió.
-Yo te enseño.
Me bajé el pantalón y me saqué el pene erecto. Ella me miraba muy tierna.
Lo acerqué a su boquita, lo puse en sus labios para que se ensalivara.
Poco a poco lo fui metiendo en su boquita. Ella lo tomaba con sus manos
inexpertas y trataba de sentirlo, de palparlo y dominarle.
Lo introducía y lo sacaba cada vez a mayor velocidad. Me excitaba sentir
lo calientito de su boca y de su saliva. Lo sentía, lo sentía, mis líquidos
venían ya en camino.
Sin decirle nada me vacié en su boquita, ella al sentir se hizo hacía atrás
al momento que se atragantaba. Se había tragado ya todos mis espermas,
esa fue su primera experiencia falo-bucal.