Eran las 11 de la noche de un caluroso día de Agosto de 2017. Rosa, una mujer de 28 años, morena, de ojos verdes, de largo cabello negro azabache, de amplias caderas y grandes tetas, estaba durmiendo en su habitación, desnuda y tapada sólo con una sábana de seda. Lolita, su hijastra, una jovencita morena, de ojos azules, cabello corto y castaño, pequeñas tetas, muy delgadita, y que vestía un picardías, se echó en la cama al lado de Rosa. Rosa, despertó, y le preguntó:
-¿Qué quieres, Lolita!
-Me da un poco de apuro...
-Si estás a mi lado es para preguntarme algo. ¿De qué se trata?
-¿Has besado a alguna mujer?
Rosa, mintió.
-No, pero supongo que será como besar a un hombre.
Lolita rozó con un dedo uno de los pezones de Rosa que se marcaban en la sábana.
Rosa le quitó el dedo.
-Estate quieta, Lolita.
Lolita le rozó con el mismo dedo el otro pezón, y mimosilla, le dijo:
-Dame un beso y me voy.
-Ya no tengo carmín en los labios.
-Ni yo. Será un beso natural.
-Vale, pero me besas tú a mí, y acaba pronto que tu padre está a caer.
Lolita, besó a su madrastra en la comisura de los labios. Después su lengua se metió entre los labios de Rosa, que la recibió con la suya. Siguieron besándose, lamiendo y chupándose las lenguas. Al rato, Rosa y Lolita tenían los chochitos empapados. Una mano de Rosa empezó a acariciar las tetas de Lolita. Lolita, destapó a su madrastra y posó su mano en el chochito mojado. Rosa se la quitó. Se volvió a tapar, y le dijo:
-¡Ya está bien, Lolita, que nos va a pillar tu padre!
Lolita la volvió a besar. Rosa, ahora, se resistía, pero se acabó dejando. Una mano de Lolita volvió a buscar el chochito de Rosa. Rosa abrió un poquito las piernas. Esta vez le metió dos dedos. Rosa puso su mano sobre la de Lolita. Intentaba que le quitara los dedos. Acabó acariciándo la mano y dirigiendo sus movimientos. Lolita dejó de besar a su madrastra y comenzó a chuparle y lamerle los pezones. Rosa acabó de quitarse la sabana de encima. Puso las manos detrás de la nuca, y olvidándose de su marido, le dijo a Lolita.
-Haz conmigo lo que quieras.
Lolita le lamío y chupó sus grandes areolas rosadas, sus pezones erectos. Bajó y metió su lengua en el ombligo. Besó el interior de sus muslos. Lamió los labios mayores y menores del empapado chochito. Lamió y chupó su clítoris, y cuando metió y sacó la punta de su lengua de la vagina. Rosa, le dijo:
-Tú ya has hecho esto antes.
Lolita, levantó la cabeza, la miró, sonrió, y le dijo:
-Calla y disfruta.
Lolita, mientra se hacía un dedo, siguió comiéndole el chochito a su madrastra. Cuando notó que Rosa estaba al borde del orgasmo. se puso en la posición del 69. Con su chochito en los labios de su madrastra, le dijo:
-Ten cuidado que al correrme eyaculo.
-Ya somos dos, Lolita.
Saborearon sus chochitos mojados hasta que Lolita le dijo a Rosa:
-Yo... ya... ya... ¡¡¡Yaaaaaaa!!!
Rosa, también se iba.
-¡¡¡lLame, lame, lame!!!
Al correrse eyacularon al mismo tiempo. Parecían dos locas sedientas, bebiendo y gimiendo. Con los ojos cerrados y sacudidas por un terremoto de placer, no vieron en la puerta de la habitación, empalmado, a Jacobo, el padre de Lolita y marido de Rosa.
Jacobo entró en la habitación, Rosa, al verlo, se tapó con la sábana. Jacobo, le dijo:
-Sabía que volverías a las andadas, pero nunca imaginé que sería con mi hija.
-Yo no la he seducido. Me sedujo ella a mí.
-A mí no me engañas. La seduciste dejándote seducir.
Lolita, tenía mucho que decir.
-Digamos que las dos estábamoa deseando hacerlo, papá.
Jacobo, la veía venir
-Pero...
-Ni pero, ni pera. Estabas deseando que pasara. El bulto de tu pantalón te delata.
Rosa, que se sentía culpable, intentó aliarse con su marido.
-No le hables así a tu padre, Lolita. ¡Y tápate!
-Le gusto más así. ¿Verdad, papá?
Jacobo, bajó la cabeza. Rosa, que no era tonta, le preguntó:
-¡¿Te has follado a tu hija, Jacobo?!
Le respondió Lolita.
-Lo follé yo a él un día que estaba de bajonazo.
-¡¿Qué me dices?!
-Dos años llevaba llorando la muerte de mi madre.
-¿Y qué?.
-Que tiene 40 años. Es un morenazo que está de muy bien ver...
-Eso ya lo se, por eso me casé con él.
-Ya. Lo que no sabes es que el día que me lo follé. Estaba en la bodega echando una cuerda a la viga para ahorcarse.
-Me voy a vestir. Voy a salir de esta casa y no voy a mirar atrás.
Jacobo, imploró.
-No te vayas, Rosa, por favor, no te vayas, cariño.
-Tú ya tienes tu cariño. Tu hija es tu cariño.
Lolita, la destapó. y le dijo:
-Y el tuyo. ¿Hacemos un trío?
-¡Estás loca!
Lolita le susurró al oído:
-Mi padre dándote por el culo y yo comiéndotela. ¿Qué me dices?
-Encima sádica.
Ahora ya hablaba normal.
-Te bebería otra corrida.
-Me llegó con una.
Le volvió a susurrar al oído:
-Me da a mí por el culo y tú me la comes.
-Estás enferma.
Lolita, volvía a hablar en alto.
-Tú tienes la cura.
Rosa, ya no sabía que decir.
-¡¿No dices nada, Jacobo?!
-Yo digo lo que tu quieras, cariño.
-O sea, que... ¡Aaaaaaah! Esta es una casa de locos, y el loco jefe sigue empalmado viendo a la hija desnuda.
Lolita, le dijo a su padre:
-Ven, papá, ven que te la chupo. Si se quiere ir que se vaya.
Jacobo, le preguntó a su esposa:
-¿Que hago?
-¡A ti sólo te la chupo yo!
Lolita, viendo que se empezaban a reconciliar, les dijo:
-Os dejo solos.
Rosa, destapándose, le preguntó a Lolita:
-¿Y quién me la va a comer cuando tu padre me encule?
Lolita le dijo a su padre:
-¡Desnúdate, papá y métete entre las dos! ¡¡Fiesta!!
Jacobo se desnudó. Sus 20 centímetros estaban en erección. Se metió en la cama. Lolita y Rosa, mientras se hacían un dedo, le hicieron una felación a duo.
Poco después, Lolita, a punto de correrse, le preguntó a Rosa:
-¿Te importa si cabalgo un par de minutos a mi padre?
-No, pero no me lo hagas correr, no me lo hagas correr que me tiene que encular.
Lolita, no tardó ni un minuto en correrse. Fue coger la polla de su padre, meterla hasta el fondo, mover media docena de veces el culo alrededor, y comenzar a salir un torrente de flujo de su chochito. Las contracciones de su vagina en la polla de Jacobo hicieron que tuviera que sacarla para no correrse dentro de su hija, que entre sacudidas, gemidos y temblores se moría de placer
Rosa, al ver como se corría Lolita, sin tocarse, casi se corre. Poco después, de espaldas a Jacobo, que estaba tumbado boca arriba, Rosa, fue metiendo la polla de su marido en el culo. Al tenerla toda dentro, Lolita, le comenzó a comer el chochito.
Dos o tres minutos más tarde. le decía Rosa a Lolita:
-Me voy a correr en tu boca, cielo.
-Córrete.
Rosa, al empezar a correrse, levantó la pelvis y eyaculó con tanta fuerza que puso perdida la cara de Lolita. Sus gemidos y sus sacudidas hicieron que Jacobo se corriera dentro de su culo.
Lolita le dijo a Rosa:
-¡Yo.. ya... ya...
-¡Lame, lame, lame!
Al correrse eyacularon al mismo tiempo. Precían dos locas sedientes, gimiendo y bebiendo. Con los ojos cerrados y sacudidas por un terremoto de placer, no vieron en la puerta de la habitación, empalmado como un burro, a Jacobo, el padre de Lolita y esposo de Rosa.
Jacobo entró en la habitación, Rosa, al verlo se tapó con la sábana, Jacobo le dijo:
-Sabía que volverías a las andadas, pero nunca pensé que fuera con mi hija.
-Yo no la he seducido, me sedujo ella a mí.
Lolita, sentada en la cama, tenía mucho que decir.
-Digamos que las dos estábamos deseando hacerlo, papá.
Jacobo la veía venir.
-Pero...
-Ni pero ni pera. Estabas deeando vernos juntas. El bulto en tu pantalón te delata.
Rosa, que se sentía culpable, se alineó con su marido.
-No le hables así a tu padre, Lolita. ¡Y tápate!
Lolita, sonrió con picardía, y le dijo a su padre:
-Te gusto más así. ¿Verdad, papá?
Rosa la pilló por el aire.
-¡¿Te has follado a tu hija, Jacobo?!
Le respondió Lolita.
-Lo follé yo a él un día que estaba de bajón.
-¡¿Qué me dices?!
-Llevaba dos años llorando la muerte de mi madre.
-¿Y qué?
-Que tiene un bue polvo para cualquier mujer.
-Cuéntame algo que no sepa.
-Pues te contaré que el día que me lo follé estaba echando una cuerda a una viga de la bodega, y como que no me apetecía heredar.
-Me voy a vestir y me voy a ir de este manicomio.
Jacobo se arrodilló al lado de la cama y le imploró.
-No te vayas, por favor, no te vayas, cariño.
Sentada en la cama, Rosa, le dijo:
-Tu cariño es tu hija.
Lolita destapó a Rosa, y le dijo:
-Y el tuyo. ¿Hacemos un trío?
Rosa se volvió a tapar.
-¡Estás loca! ¿Tú quieres hacer un trío, Jacobo?
-Si os apetece...
-¡Dónde me he metido!
Lolita le susurró al oido.
-Mi padre dándote por el culo y yo comiéndotela.
-¡Encima eres una guarra!
-¿Nunca te la metió en el ojete?
-¡No!
-¿Verdad quer te gustaría encularla, papa?
-Si ella quiere...
-¡Otro guarro más!
-Tendrías un orgasmo brutal
-Y una mierda. Nunca mejor dicho.
Lolita se tapó con la sábana. Mojó dos dedos en el flujo de Rosa y comenzó a acariciar su clítoris. Rosa, como si nada le estuviese haciendo, le dijo:
-No me vas a convencer.
Lolita le siguió susurrando al oido.
-Me da a mí por culo y tú me la comes, -le lamió la oreja- o me masturbas.
-Sueña.
-Nos ponemos a cuatro y que nos folle a las dos.
-Estás enferma.
-Se la chupamos y nos tragamos su leche.
Presionó el dedo contra el capuchón del clítoris y lo movió más rápido.
-Muiiiiiiiy enferma.
-Tú tienes la cura.
Rosa, con el morbo que le daba que Lolita la masturbara delante de Julian sin que él se diese cuenta, a punto de correrse, le dijo a su marido:
-¿No dices nada, Julián?
-Yo digo lo que tu quieras, cielo.
-O sea que ¡Oooooooooh! -Rosa se comenzó a correr- Esta, esta, esta, esta, esta es una casa de, de, de locos. ¡Ooooooooooooh!
Julián le preguntó a Rosa.
-¿Estás bien, cariño?
Lolita, conteniendo la risa, le dijo a su padre:
-Ven, papá.
Julián le preguntó a Rosa.
-¿Voy?
-Desnúdate y métete entre las dos.
Rosa y Lolita se besaron. Julián no preguntó el por qué de aquel giro de la situación. Se desnudó y se metió entre su hija y su esposa.
Poco después, Lolita y Rosa pasaban sus lenguas por los huevos de Jacobo, los lamían, los chupaban. Lamían, chupaban y mamaban sus 22 centínetros. Lo masturbaban a una y a dos manos. Se besaban y se hacían un dedo. Caliente como una zorra en celo, Lolita le preguntó a Rosa:
-¿Te importa si cabalgo un ratito a mi padre?
-No, pero que no se corra que después de ti voy yo.
Lolita subió encima de su padre. No tardaría mucho en correrse. Cogió su polla en la mano la llevó a la entrada de la vagina y la metió de un golpe. Movió el culo alrededor una docena de veces, con la polla metida hasta el fondo. Se comenzó a correr. Su chochito bañó de flujo la polla de su padre. Las contracciones del chochito sobre su polla hicieron que Jacobo tuviera que quitarla de la húmeda cartuchera para no correrse dentro de su hija, que entre gemidos y temblores se moría de placer.
Rosa, viendo como se corría Lolita, y sin tocarse, casí se corre ella.
Poco después, Rosa, dándole la espalda a Jacobo, que estaba boca arriba en la cama, fue metiendo la polla en su ano. Al tenerla toda dentro, Lolita. que mientras Rosa la metía la besara y le acariciara las tetas, antes de comenzar a trabajarle el chochito, le preguntó:
-¿Te gusta que te enculen?
-Es una sensación nueva y muy excitante.
-El sexo cuanto más guarro, mejor.
-Va a ser que sí.
Aún no llevaba cinco minutos con la enculada y la comida de coño, cuando le dijo Rosa a Lolita:
-¡Me voy a correr en tu boca!
-Córrete. Estoy deseando volver a tragar tu corrida.
Rosa comenzó a correrse. Lolita tenía su boca preparada, y recibió en ella, un squirtt, dos, tres, cuatro, cinco. Dejó que el flujo llenara su boca y después se lo tragó todo junto. Rosa se sacudía como azotada por un temporal. El placer que sintió fue sublime. Jacobo viendo como gozaba su esposa, le llenó el culo de leche.
-¿Qué quieres, Lolita!
-Me da un poco de apuro...
-Si estás a mi lado es para preguntarme algo. ¿De qué se trata?
-¿Has besado a alguna mujer?
Rosa, mintió.
-No, pero supongo que será como besar a un hombre.
Lolita rozó con un dedo uno de los pezones de Rosa que se marcaban en la sábana.
Rosa le quitó el dedo.
-Estate quieta, Lolita.
Lolita le rozó con el mismo dedo el otro pezón, y mimosilla, le dijo:
-Dame un beso y me voy.
-Ya no tengo carmín en los labios.
-Ni yo. Será un beso natural.
-Vale, pero me besas tú a mí, y acaba pronto que tu padre está a caer.
Lolita, besó a su madrastra en la comisura de los labios. Después su lengua se metió entre los labios de Rosa, que la recibió con la suya. Siguieron besándose, lamiendo y chupándose las lenguas. Al rato, Rosa y Lolita tenían los chochitos empapados. Una mano de Rosa empezó a acariciar las tetas de Lolita. Lolita, destapó a su madrastra y posó su mano en el chochito mojado. Rosa se la quitó. Se volvió a tapar, y le dijo:
-¡Ya está bien, Lolita, que nos va a pillar tu padre!
Lolita la volvió a besar. Rosa, ahora, se resistía, pero se acabó dejando. Una mano de Lolita volvió a buscar el chochito de Rosa. Rosa abrió un poquito las piernas. Esta vez le metió dos dedos. Rosa puso su mano sobre la de Lolita. Intentaba que le quitara los dedos. Acabó acariciándo la mano y dirigiendo sus movimientos. Lolita dejó de besar a su madrastra y comenzó a chuparle y lamerle los pezones. Rosa acabó de quitarse la sabana de encima. Puso las manos detrás de la nuca, y olvidándose de su marido, le dijo a Lolita.
-Haz conmigo lo que quieras.
Lolita le lamío y chupó sus grandes areolas rosadas, sus pezones erectos. Bajó y metió su lengua en el ombligo. Besó el interior de sus muslos. Lamió los labios mayores y menores del empapado chochito. Lamió y chupó su clítoris, y cuando metió y sacó la punta de su lengua de la vagina. Rosa, le dijo:
-Tú ya has hecho esto antes.
Lolita, levantó la cabeza, la miró, sonrió, y le dijo:
-Calla y disfruta.
Lolita, mientra se hacía un dedo, siguió comiéndole el chochito a su madrastra. Cuando notó que Rosa estaba al borde del orgasmo. se puso en la posición del 69. Con su chochito en los labios de su madrastra, le dijo:
-Ten cuidado que al correrme eyaculo.
-Ya somos dos, Lolita.
Saborearon sus chochitos mojados hasta que Lolita le dijo a Rosa:
-Yo... ya... ya... ¡¡¡Yaaaaaaa!!!
Rosa, también se iba.
-¡¡¡lLame, lame, lame!!!
Al correrse eyacularon al mismo tiempo. Parecían dos locas sedientas, bebiendo y gimiendo. Con los ojos cerrados y sacudidas por un terremoto de placer, no vieron en la puerta de la habitación, empalmado, a Jacobo, el padre de Lolita y marido de Rosa.
Jacobo entró en la habitación, Rosa, al verlo, se tapó con la sábana. Jacobo, le dijo:
-Sabía que volverías a las andadas, pero nunca imaginé que sería con mi hija.
-Yo no la he seducido. Me sedujo ella a mí.
-A mí no me engañas. La seduciste dejándote seducir.
Lolita, tenía mucho que decir.
-Digamos que las dos estábamoa deseando hacerlo, papá.
Jacobo, la veía venir
-Pero...
-Ni pero, ni pera. Estabas deseando que pasara. El bulto de tu pantalón te delata.
Rosa, que se sentía culpable, intentó aliarse con su marido.
-No le hables así a tu padre, Lolita. ¡Y tápate!
-Le gusto más así. ¿Verdad, papá?
Jacobo, bajó la cabeza. Rosa, que no era tonta, le preguntó:
-¡¿Te has follado a tu hija, Jacobo?!
Le respondió Lolita.
-Lo follé yo a él un día que estaba de bajonazo.
-¡¿Qué me dices?!
-Dos años llevaba llorando la muerte de mi madre.
-¿Y qué?.
-Que tiene 40 años. Es un morenazo que está de muy bien ver...
-Eso ya lo se, por eso me casé con él.
-Ya. Lo que no sabes es que el día que me lo follé. Estaba en la bodega echando una cuerda a la viga para ahorcarse.
-Me voy a vestir. Voy a salir de esta casa y no voy a mirar atrás.
Jacobo, imploró.
-No te vayas, Rosa, por favor, no te vayas, cariño.
-Tú ya tienes tu cariño. Tu hija es tu cariño.
Lolita, la destapó. y le dijo:
-Y el tuyo. ¿Hacemos un trío?
-¡Estás loca!
Lolita le susurró al oído:
-Mi padre dándote por el culo y yo comiéndotela. ¿Qué me dices?
-Encima sádica.
Ahora ya hablaba normal.
-Te bebería otra corrida.
-Me llegó con una.
Le volvió a susurrar al oído:
-Me da a mí por el culo y tú me la comes.
-Estás enferma.
Lolita, volvía a hablar en alto.
-Tú tienes la cura.
Rosa, ya no sabía que decir.
-¡¿No dices nada, Jacobo?!
-Yo digo lo que tu quieras, cariño.
-O sea, que... ¡Aaaaaaah! Esta es una casa de locos, y el loco jefe sigue empalmado viendo a la hija desnuda.
Lolita, le dijo a su padre:
-Ven, papá, ven que te la chupo. Si se quiere ir que se vaya.
Jacobo, le preguntó a su esposa:
-¿Que hago?
-¡A ti sólo te la chupo yo!
Lolita, viendo que se empezaban a reconciliar, les dijo:
-Os dejo solos.
Rosa, destapándose, le preguntó a Lolita:
-¿Y quién me la va a comer cuando tu padre me encule?
Lolita le dijo a su padre:
-¡Desnúdate, papá y métete entre las dos! ¡¡Fiesta!!
Jacobo se desnudó. Sus 20 centímetros estaban en erección. Se metió en la cama. Lolita y Rosa, mientras se hacían un dedo, le hicieron una felación a duo.
Poco después, Lolita, a punto de correrse, le preguntó a Rosa:
-¿Te importa si cabalgo un par de minutos a mi padre?
-No, pero no me lo hagas correr, no me lo hagas correr que me tiene que encular.
Lolita, no tardó ni un minuto en correrse. Fue coger la polla de su padre, meterla hasta el fondo, mover media docena de veces el culo alrededor, y comenzar a salir un torrente de flujo de su chochito. Las contracciones de su vagina en la polla de Jacobo hicieron que tuviera que sacarla para no correrse dentro de su hija, que entre sacudidas, gemidos y temblores se moría de placer
Rosa, al ver como se corría Lolita, sin tocarse, casi se corre. Poco después, de espaldas a Jacobo, que estaba tumbado boca arriba, Rosa, fue metiendo la polla de su marido en el culo. Al tenerla toda dentro, Lolita, le comenzó a comer el chochito.
Dos o tres minutos más tarde. le decía Rosa a Lolita:
-Me voy a correr en tu boca, cielo.
-Córrete.
Rosa, al empezar a correrse, levantó la pelvis y eyaculó con tanta fuerza que puso perdida la cara de Lolita. Sus gemidos y sus sacudidas hicieron que Jacobo se corriera dentro de su culo.
Lolita le dijo a Rosa:
-¡Yo.. ya... ya...
-¡Lame, lame, lame!
Al correrse eyacularon al mismo tiempo. Precían dos locas sedientes, gimiendo y bebiendo. Con los ojos cerrados y sacudidas por un terremoto de placer, no vieron en la puerta de la habitación, empalmado como un burro, a Jacobo, el padre de Lolita y esposo de Rosa.
Jacobo entró en la habitación, Rosa, al verlo se tapó con la sábana, Jacobo le dijo:
-Sabía que volverías a las andadas, pero nunca pensé que fuera con mi hija.
-Yo no la he seducido, me sedujo ella a mí.
Lolita, sentada en la cama, tenía mucho que decir.
-Digamos que las dos estábamos deseando hacerlo, papá.
Jacobo la veía venir.
-Pero...
-Ni pero ni pera. Estabas deeando vernos juntas. El bulto en tu pantalón te delata.
Rosa, que se sentía culpable, se alineó con su marido.
-No le hables así a tu padre, Lolita. ¡Y tápate!
Lolita, sonrió con picardía, y le dijo a su padre:
-Te gusto más así. ¿Verdad, papá?
Rosa la pilló por el aire.
-¡¿Te has follado a tu hija, Jacobo?!
Le respondió Lolita.
-Lo follé yo a él un día que estaba de bajón.
-¡¿Qué me dices?!
-Llevaba dos años llorando la muerte de mi madre.
-¿Y qué?
-Que tiene un bue polvo para cualquier mujer.
-Cuéntame algo que no sepa.
-Pues te contaré que el día que me lo follé estaba echando una cuerda a una viga de la bodega, y como que no me apetecía heredar.
-Me voy a vestir y me voy a ir de este manicomio.
Jacobo se arrodilló al lado de la cama y le imploró.
-No te vayas, por favor, no te vayas, cariño.
Sentada en la cama, Rosa, le dijo:
-Tu cariño es tu hija.
Lolita destapó a Rosa, y le dijo:
-Y el tuyo. ¿Hacemos un trío?
Rosa se volvió a tapar.
-¡Estás loca! ¿Tú quieres hacer un trío, Jacobo?
-Si os apetece...
-¡Dónde me he metido!
Lolita le susurró al oido.
-Mi padre dándote por el culo y yo comiéndotela.
-¡Encima eres una guarra!
-¿Nunca te la metió en el ojete?
-¡No!
-¿Verdad quer te gustaría encularla, papa?
-Si ella quiere...
-¡Otro guarro más!
-Tendrías un orgasmo brutal
-Y una mierda. Nunca mejor dicho.
Lolita se tapó con la sábana. Mojó dos dedos en el flujo de Rosa y comenzó a acariciar su clítoris. Rosa, como si nada le estuviese haciendo, le dijo:
-No me vas a convencer.
Lolita le siguió susurrando al oido.
-Me da a mí por culo y tú me la comes, -le lamió la oreja- o me masturbas.
-Sueña.
-Nos ponemos a cuatro y que nos folle a las dos.
-Estás enferma.
-Se la chupamos y nos tragamos su leche.
Presionó el dedo contra el capuchón del clítoris y lo movió más rápido.
-Muiiiiiiiy enferma.
-Tú tienes la cura.
Rosa, con el morbo que le daba que Lolita la masturbara delante de Julian sin que él se diese cuenta, a punto de correrse, le dijo a su marido:
-¿No dices nada, Julián?
-Yo digo lo que tu quieras, cielo.
-O sea que ¡Oooooooooh! -Rosa se comenzó a correr- Esta, esta, esta, esta, esta es una casa de, de, de locos. ¡Ooooooooooooh!
Julián le preguntó a Rosa.
-¿Estás bien, cariño?
Lolita, conteniendo la risa, le dijo a su padre:
-Ven, papá.
Julián le preguntó a Rosa.
-¿Voy?
-Desnúdate y métete entre las dos.
Rosa y Lolita se besaron. Julián no preguntó el por qué de aquel giro de la situación. Se desnudó y se metió entre su hija y su esposa.
Poco después, Lolita y Rosa pasaban sus lenguas por los huevos de Jacobo, los lamían, los chupaban. Lamían, chupaban y mamaban sus 22 centínetros. Lo masturbaban a una y a dos manos. Se besaban y se hacían un dedo. Caliente como una zorra en celo, Lolita le preguntó a Rosa:
-¿Te importa si cabalgo un ratito a mi padre?
-No, pero que no se corra que después de ti voy yo.
Lolita subió encima de su padre. No tardaría mucho en correrse. Cogió su polla en la mano la llevó a la entrada de la vagina y la metió de un golpe. Movió el culo alrededor una docena de veces, con la polla metida hasta el fondo. Se comenzó a correr. Su chochito bañó de flujo la polla de su padre. Las contracciones del chochito sobre su polla hicieron que Jacobo tuviera que quitarla de la húmeda cartuchera para no correrse dentro de su hija, que entre gemidos y temblores se moría de placer.
Rosa, viendo como se corría Lolita, y sin tocarse, casí se corre ella.
Poco después, Rosa, dándole la espalda a Jacobo, que estaba boca arriba en la cama, fue metiendo la polla en su ano. Al tenerla toda dentro, Lolita. que mientras Rosa la metía la besara y le acariciara las tetas, antes de comenzar a trabajarle el chochito, le preguntó:
-¿Te gusta que te enculen?
-Es una sensación nueva y muy excitante.
-El sexo cuanto más guarro, mejor.
-Va a ser que sí.
Aún no llevaba cinco minutos con la enculada y la comida de coño, cuando le dijo Rosa a Lolita:
-¡Me voy a correr en tu boca!
-Córrete. Estoy deseando volver a tragar tu corrida.
Rosa comenzó a correrse. Lolita tenía su boca preparada, y recibió en ella, un squirtt, dos, tres, cuatro, cinco. Dejó que el flujo llenara su boca y después se lo tragó todo junto. Rosa se sacudía como azotada por un temporal. El placer que sintió fue sublime. Jacobo viendo como gozaba su esposa, le llenó el culo de leche.